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  • Esta receta combina lo innovador y tradicional

    Redacción Cuenca

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    Don Pernil combina las recetas tradicionales con la innovación tanto en la presentación y diseños como en la oferta de nuevas variedades de sánduches y salsas. Este emprendimiento de los esposos Víctor Hugo Neira y Karina Freire funciona desde octubre del año pasado, en Cuenca.

    La idea surgió a inicios del 2017 y el objetivo fue contar con un negocio que pueda crecer y emplear un producto tradicional de la capital azuaya como el sánduche de pernil, señala Neira. “Pero quisimos hacer cambios a lo que estaba acostumbrado el consumidor”.

    Por ello, trabajaron en diseñar un local acogedor con estilo familiar, que resalte los materiales, las tonalidades y las texturas que se identifiquen con Cuenca y sus tradiciones como la madera o el ladrillo visto. Los emprendedores elaboraron diseños propios para servilletas, portaservilletas, mesas, sillas, bancas, platos para servir los sánduches…

    Además pretenden comercializar franquicias de Don Pernil para expandirse en Cuenca y otras ciudades. Según Neira, el concepto es que este estilo se pueda replicar y proveedor desde el mobiliario hasta las materias primas como carnes, salsas y panes. “Estamos proyectando los costos para iniciar la venta… Se abrirán puntos directos en centros comerciales”.

    En la oferta gastronómica también innovaron con los sánduches y salsas. En este último caso no solo el ají es la única opción como en los locales tradicionales de la capital azuaya sino también agregaron las salsas de ajo, albahaca y BBQ con piña.

    “El cliente coloca los aderezos que más prefieran. No a todos les gusta el ají o, por lo menos, no el que es muy picante”, dice Neira.

    En el caso de los sánduches ofertan el tradicional, que es preparado con pan blanco y rodajas de pernil y otras opciones como uno que tiene filete de pernil, lechuga, cebolla y otro tipo de pan.

    Hace tres meses también incorporaron el denominado Cubano Don Pernil, que es preparado en una palanqueta y con salsa de ajo de una receta familiar, mostaza, filete de pernil, carne, jabón, queso laminado y pepinillos. Es calentado en una sanduchera y, finalmente, se agrega orégano.

    También están las variedades de sánduches de lomo fino de res y salteado con champiñones y otros ingredientes, el de pavo y el de pechuga de pollo marinada en naranja. “Quisimos alejarnos de los embutidos y usar todos los tipos de carnes”. Los precios oscilan entre USD 1,75 y 3,25.

    Según Neira, como el inicio de todo negocio es complicado, pero paulatinamente aumentó la cantidad de clientes y lo que más destaca es que varios se convirtieron en habituales y traen a su familia y amigos y aportan en la promoción del establecimiento.

    En la actualidad, este emprendimiento recibe unas 400 personas, en promedio, cada semana. El local tiene capacidad para recibir a 28 clientes a la vez tanto en el interior como en un espacio exterior. El negocio factura USD 3 000 al mes, en promedio.

    Otra alternativa de difusión es Facebook donde se muestra la marca, la diversidad de sánduches y salsas y las promociones.

    Neira y Freire tienen nuevos planes como la incorporación de nuevos tipos de sánduches, que se lanzarán en los próximos meses.

    La intención es reforzar la innovación. En esa línea sacaron un jugo de coco embotellado, que es una bebida que acompaña al sánduche de pernil. También, ofrece una bebida de jamaica como otra alternativa para el cliente.

    Karina Freire y Víctor Neira tienen el local en la avenida Remigio Crespo. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Karina Freire y Víctor Neira tienen el local en la avenida Remigio Crespo. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Enseña a ser innovador en los negocios

    Patricia González

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    Dicen que las personas también son la música que escuchan. Desde su infancia las referencias musicales de Ernesto Noboa fueron bandas que rompieron con el status quo como Pink Floyd, The Beatles y Led Zeppelin.

    Ernesto no tuvo una carrera musical, solo aprendió a tocar batería, pero sí llevó a la práctica otra enseñanza de estos íconos musicales: perseguir la innovación en los diferentes ámbitos de su vida.

    Es el mayor de tres hermanos, de una familia guayaquileña, en la que la que se inculcó la libertad de pensamiento, pero siempre bajo principios cristianos, que hoy a sus 52 años siguen acompañándole. Debajo de una camiseta negra, estampada con un logo de su actual proyecto Rokk3r IDE, lleva consigo un crucifijo de madera.

    El mundo empresarial nunca le fue ajeno. Su bisabuelo materno fue el fundador de Jabonería Nacional y Fábrica de Aceites La Favorita, firma de la que su padre fue gerente por 28 años. Mientras que su abuelo paterno fue gerente de Lotería Nacional. A pesar de ello, el ser empresario nunca fue una imposición de sus padres.

    Al salir del colegio, por el contrario, no había mucha certeza sobre el futuro. Le encantaban la física y la matemática, pero se decidió por medicina. Mes y medio en la Universidad Católica de Guayaquil le bastó para saber que no fue una buena decisión.

    Su próximo intento fue Administración de Empresas, en la Universidad de Dayton (Ohio, Estados Unidos), pero tras haber cursado año y medio se retiró y pidió cambio a Ingeniería Mecánica en la misma institución, donde finalmente se graduó en 1989. La actualización profesional ha sido una constante en su vida.

    Tras graduarse, retornó al país y asumió el cargo de ingeniero industrial en la Fábrica de Aceites La Favorita, donde logró su primera innovación: la medición de la capacidad de los tanques con tecnología foránea.

    Los dos grandes mentores de su vida, su padre y su tío y presidente de la compañía, Javier Vallerino, le dieron la libertad para hacer y equivocarse, cuenta Ernesto.

    En 1994, con 28 años, se mudó nuevamente a EE.UU., para cursar un MBA en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Bostón, EE.UU.). Esta vez la experiencia fue distinta, ya estaba casado con Mónica Baquerizo, con quien ahora tiene siete hijos.

    Dos años después retornó al negocio familiar como subdirector financiero y luego asumió la subdirección de mercadeo. Con la venta de la empresa a Unilever, en el 2000, decidió renunciar y ese mismo año se mudó a España con dos propósitos: cursar un PhD en Administración de Empresas del IESE Business School, en Barcelona y experimentar el modo de vida europeo.

    La vivencia le duró cinco años, pero no solo amplió sus conocimientos en negocios. En esa etapa de su vida inició su carrera de escritor. Fue su pasión por la música la que lo condujo a hacer poesía, que desde el 2008 se convirtió en un oficio de disciplina: escribe durante una hora todos los días, entre las 05:45 y las 06:45.

    “El arte en cualquier forma es el alma de un pueblo”, dice quien anhela dejar un legado al país como empresario y escritor. Desde 2012 ha publicado seis libros de poesía. Además escribió un libro sobre innovación: El Modelo 206.

    “Ernesto tiene una vena creativa interesante, que la aplica no solo en la literatura, sino también en los negocios”, dice su amigo del colegio Gustavo Heinert.

    Al retornar de España se dedicó a promover la innovación en el país. Dirige e imparte las cátedras de Estrategia Empresarial y Emprendimiento e Innovación en el IDE Business School. Además, es miembro fundador de la Corporación del Emprendimiento y la Innovación del Ecuador.

    En 2007 fundó junto a Ricardo Noboa la consultora de negocios Lösning Business Solutions, empresa que fue absorbida el pasado año por Rokk3r, una firma estadounidense de capital abierto, cocreadora de negocios tecnológicos. Entre sus responsabilidades está la expansión de Rokk3r en América Latina.

    “Es la persona más ética que he conocido en los negocios”, dice Lorenzo de Leo, general partner de Rokk3r sobre Ernesto. En alianza con el IDE Business School, en septiembre del pasado año, se conformó el centro de innovación Rokk3r IDE, que ofrece un curso a empresarios sobre innovación.

    Josémaría Vázquez, director adjunto del IDE en Ecuador, lo describe como una persona de gran carisma y muy preocupada por su familia. Para Ernesto, educar a sus siete hijos ha sido la mejor experiencia de su vida, pero admite que no ha sido fácil lograr el equilibrio empresa- familia. “Es una búsqueda constante”.

    Ernesto Noboa Socio de Rokk3r y académico del IDE Business School en Ecuador en estrategia empresarial y emprendimiento. Es poeta y padre de siete hijos. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Ernesto Noboa Socio de Rokk3r y académico del IDE Business School en Ecuador en estrategia empresarial y emprendimiento. Es poeta y padre de siete hijos. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • La historia de Tic Toc, un juguete innovador ecuatoriano

    Pedro Maldonado

    Tic Toc es un juguete particular: ayuda a que los niños que sufren dislexia puedan leer. Su origen estuvo en un proyecto de tesis y ahora es un prototipo que se encamina a convertirse en un producto terminado.

    Su responsable es Paulina Ortiz, estudiante de Diseño Gráfico de la Universidad San Francisco de Quito. Esta joven explica que la idea fue crear un producto o servicio que resuelva una problemática social y “mostrar que el diseño es una poderosa herramienta de comunicación”.

    Ortiz recuerda que al momento de empezar el proyecto conoció a personas que tenían dislexia. “Me comentaron cómo fue su experiencia en la escuela, su relación con el aprendizaje, con sus compañeros, profesores, padres y demás familiares”. Los problemas de estas personas con dislexia se concentraban en una escasez de herramientas de aprendizaje que respondieran a sus necesidades especiales.

    Tic Toc se basa en plastilina, colores, una tipografía especial y personajes animados. Según Ortiz, el uso de la plastilina es parte del Método Davis utilizado en la enseñanza a disléxicos y desarrollado en EE.UU. La cromática se eligió a partir de la sicología del color para fomentar el aprendizaje de niños entre 6 y 9 años; la tipografía se diseñó para facilitar la lectura a personas con dislexia. Y el uso de personajes animados fomenta la conducta interpersonal, el desarrollo social y el aprendizaje.

    Tic Toc
    Paulina Ortiz es la creadora de Tic Toc

    El proyecto ganó el concurso Juguete Innovador 2015, en la categoría Citi Microemprendedor del Año y juguete innovador del año. Este certamen fue organizado por Citi Bank, Junior Achievement, AEI, BID, Juguetón, Super Paco y el Ministerio de Industrias y Productividad.

    Luego de la premiación, en febrero pasado, Ortiz mejoró el diseño, se alió con un socio, busco cotizaciones de materiales, entre otros trámites. “Necesitaba a alguien que conozca de marketing, que sepa cómo conseguir los mejores materiales para la elaboración del juego, llegar a distintos acuerdos con proveedores y encaminar este potencial negocio”.

    ¿Qué aconseja Ortiz a otros emprendedores? Tener ideas novedosas y creativas, no tener miedo a aceptar los desafíos y retos que se presentan; esforzarse mucho, tener paciencia, aprovechar todas las oportunidades que se presentan, ser curiosos, atreverse “y si las cosas no salen, volver a intentar”.

    Hoy en día el juguete está en desarrollo y sus responsables esperan sacarlo al mercado en el menor tiempo posible.

    Tic Toc
    Tic Toc es un juguete que ayuda a que los niños que sufren dislexia puedan leer.