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  • La cosmovisión andina inspira sus joyas

    Cristina Marquez

    Los colores vivos como el fucsia, el verde y el amarillo, que tienen diversos significados para la cosmovisión andina y aparecen en los bordados de las blusas que visten las mujeres indígenas de Chimborazo, son los protagonistas de la nueva colección de Azur.

    La marca riobambeña ofrece una variedad de joyas como collares, pulseras, aretes… para mujeres jóvenes, adultas y niñas. Cada pieza es única; cuando se trata de un pedido se hace de forma personalizada y se inspira en la cosmovisión andina y en los elementos de la naturaleza.

    Pero lo que la hace diferente a otras son los diseños disponibles en el mercado, es que están hechos con materiales inusuales y se trata de una propuesta ecológica. Martha Lema es la propietaria y diseñadora. Ella utiliza piedras de río, pedazos de vidrio forjado, papel, retazos textiles, semillas y otros materiales reciclados.

    “En mi taller nada se desperdicia. Cada cosa que me encuentro tiene potencial para convertirse en una obra de arte”, cuenta sonriente Lema, de 40 años.

    Ella empezó a fabricar joyería desde su infancia. Elaboraba collares y pulseras que manufacturaba para combinar con sus prendas favoritas, y era muy diestra para las tareas manuales.

    Su pasatiempo favorito se convirtió en un negocio cuando en el año 2013 nació su nieta Karol. Su hija Valeria Mejía quería accesorios diferentes a los comunes para su primer retrato, así que juntas diseñaron pulseras tejidas, adornos para la cabeza y trajes de fantasía para la pequeña.
    Las piezas elaboradas en una tarde tuvieron un resultado inesperado. La joyería y accesorios eran tan vistosos, que pronto llamaron la atención de amigas y familiares de la familia, por lo que se convirtieron en sus primeras clientas.

    Así surgió la línea Bows and Flowers, especializada en joyería y accesorios para niñas. Las primeras ventas se hicieron por publicidad directa a conocidos y familiares, y luego se promocionaron en redes sociales.

    Los pedidos de la línea infantil motivaron a la emprendedora a publicitar también su línea de bisutería para mujeres jóvenes y adultas. El primer mes Lema elaboró collares y pulseras de papel y de semillas y, a pesar de que su técnica aún era muy rústica, logró vender seis juegos bisutería.

    Convertir pedazos de papel reciclado en piezas de joyería de alta calidad, no es una tarea fácil. Martha tarda entre dos y tres semanas en la elaboración de los collares más complejos. Su técnica consiste en crear una mezcla de contextura espesa para luego elaborar piezas geométricas, con las que arma su joyería.

    Para manufacturar sus primeros diseños esta emprendedora recogió todo tipo de materiales que pudieran lucir vistosos, como semillas de eucalipto y pino, piedras de río, pedazos de madera, vidrio, aluminio, entre otros objetos reciclados, por lo que su inversión inicial fue mínima.

    “Desarrollar la técnica para elaborar la joyería me costó varios meses de ensayos, experimentos y autocapacitaciones. Pero finalmente obtuve el resultado que buscaba, cuando lo logré supe que estaba lista para el siguiente paso”, cuenta Lema.

    Sus creaciones estaban inspiradas en la belleza de los objetos simples de la naturaleza a los que regularmente la gente no les prestaba atención, hasta que una nueva inspiración que la hizo considerar la realidad de las mujeres indígenas, surgió.

    Micaela Lema fue electa reina de Riobamba y se convirtió en la primera mujer indígena en ser electa para esa dignidad. Ella le habló sobre cómo las jóvenes empezaron a reemplazar sus trajes tradicionales por otros de la cultura occidental, y su proyecto para incentivarlos a amar su ropa originaria.

    La diseñadora se entusiasmó con el proyecto y así surgió su nueva línea andina. Los collares y pulseras que diseña guardan relación con los tonos de los bordados de las blusas puruhaes.
    Las piezas de esta diseñadora se volvieron populares entre las reinas de belleza y ahora incluso se envían pedidos a Reinas de la Amazonía.

    La meta de la marca ahora es la exportación. Los contactos para difundir las joyas en Estados Unidos e Italia ya se hicieron, y se espera que en el 2018 se inicien los envíos de sus diseños.

    Martha Lema es la propietaria y diseñadora de Joyas Artesanales Azur. Su taller está en Riobamba. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
    Martha Lema es la propietaria y diseñadora de Joyas Artesanales Azur. Su taller está en Riobamba. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
  • La nostalgia por la época retro inspira a este negocio

    Redacción Quito

    Su pasión por fabricar objetos decorativos y el deseo de manejar su propia empresa dieron a Belén Durán el impulso para dejar su carrera como productora de televisión y crear Retromagneto. Se trata de una microempresa en donde se fabrican imanes para el refrigerador, muebles, cuadros, relojes… con motivos retro y vintage.

    Durán comenzó a fabricar artesanías en el 2001 como un pasatiempo, con el que podía ganar un dinero extra. Elaboraba a mano portarretratos, cajas para inciensos y espejos con un estilo tradicional, que luego los comercializaba a sus familiares y a amigos.

    Durante 10 años mantuvo esta actividad paralela a su trabajo; sin embargo, a inicios del 2011 decidió dejar la televisión e iniciar un negocio propio. “Quería ser mi propio jefe”, cuenta.

    Para noviembre de ese año, decidió combinar su talento con las manualidades y su fascinación por el estilo retro. Así, con un presupuesto inicial de USD 40, inició Retromagneto. “Comencé elaborando imanes para las refrigeradoras con fotos de Andy Warhol, de bandas de rock, de películas…”, cuenta Durán.

    Sus productos tuvieron buena acogida entre los amantes de la tendencia retro. Alejandra Borja, una de sus clientas, asegura que en el país hay poca oferta de artículos decorados con esta tendencia. “Hallar decoración retro es difícil y lo poco que hay es caro. Por eso los artículos de Retromagneto tienen muy buena acogida”, dice.

    Para dar a conocer su producto, esta emprendedora apostó a las ferias artesanales. Primero fue en La Cuadra, en diciembre del 2011, allí consiguió vender USD 60. Ese dinero lo invirtió en nuevos productos y en el 2012 comenzó a fabricar a relojes, cuadros, cajas de madera para CD, inciensos, portavasos… todos con estilo retro.

    Así, en la siguiente feria, en La Pulga, que se organizó en agosto del 2012 en el Centro Cultural Aguijón, Durán facturó USD 250, ese mismo mes fue a Guápulo y vendió USD 500. Al mes siguiente, en la feria Alaja, del Centro Cultural Metropolitano, fue USD 400, y en noviembre del mismo año, en la Alianza Francesa, facturó USD 700.

    En Retromagneto se fabrica un promedio de 200 imanes al mes y ningún diseño se repite más de tres veces. Los muebles se hacen bajo pedido y pueden constar desde USD 12, hasta 40, mientras que los relojes, 16. Esto le genera un ingreso mensual promedio de hasta USD 700, según la temporada.

    Eduardo Rivera es cliente y dice que a la mayoría de sus amistades les gusta Pink Floyd y los Beatles “Por eso siempre compro los detalles de Retromagneto”.

    Detalles del negocio

    • Puntos de venta. Los artículos se pueden encontrar en las ferias artesanales y en su portal de Facebook.
    • Trabajo manual.  Los productos son elaborados a mano por Belén Durán. Cada diseño se repite hasta tres veces.