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  • Un proyector para la interacción

    Redacción Líderes

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    Uno de los equipos a los que Epson Ecuador apuesta en la actualidad es su denominado proyector inteligente. Lo hace como parte de una estrategia de crecimiento y consolidación en el mercado ecuatoriano.

    Juan Montalvo, especialista corporativo de Epson, recuerda que la marca es mucho más que impresoras. Y una de sus fortalezas constituye los videoproyectores. “Tenemos una cuota de mercado del 60% en el mundo y en Ecuador supera el 85%. Eso significa que de diez proyectores que se venden en el mercado nacional ocho son de nuestra marca”.

    El ejecutivo señala que estos equipos no son pantallas táctiles. En realidad son proyectores inteligentes. Lo que se necesita es una superficie rígida que sirva de pantalla. “Puede ser una pared simple y el proyector se encarga de hacer toda la ‘magia’; es decir, proyectar la parte interactiva que tiene. Eso ya nos da una ventaja competitiva a otra tecnología similar como son las pizarras interactivas”.

    Las pantallas son equipos grandes que se deben montar sobre una pared, adicionalmente se debe contar con un proyector. En cambio, a los proyectores inteligentes simplemente se los coloca y se tiene la imagen interactiva.

    Montalvo señala que es difícil imaginar cómo escribir y mover cosas en la imagen si esta se encuentra proyectada en una pared. Además que no se necesita que la superficie tenga algún tratamiento especial o accesorio.

    Señala que, a grandes rasgos, hay dos aristas bien marcadas para estos equipos: la educativa y la corporativa. En la primera están las instituciones que trabajan a todo nivel. Se pueden dar soluciones interactivas que ayudan a dar clases o enseñar a niños o cualquier tipo de alumnos.

    “Uno se puede imaginar que en la proyección hay un árbol de manzanas y la profesora le dice al niño que coja tres y que las ponga en una canasta y él lo pueda hacer con su mano o dedo, aprendiendo a contar con una solución interactiva”.

    En el ambiente universitario, por ejemplo, varios alumnos podrían conectarse al proyector a la vez y el profesor o moderador puede hacer que cuatro de estas personas presenten, al mismo tiempo en pantalla dividida, sus trabajos, mientras otros observan.

    De igual forma, en el ambiente corporativo, ejecutivos y empleados pueden interactuar. Como ejemplo, Montalvo se refiere a una persona que espera un vuelo en el aeropuerto y que puede acceder remotamente a una reunión. Con el proyector inteligente puede aportar con imágenes, textos, corregir… interactuar. Obviamente se toman en cuenta parámetros de seguridad y conectividad.

    Estos equipos generan ahorro de costos a las empresas ya que permiten una telepresencia interactiva de sus integrantes.

    Juan Montalvo, corporativo de Epson Ecuador, muestra las potencialidades del proyector inteligente. Foto: Julio Estrella /LÍDERES
    Juan Montalvo, corporativo de Epson Ecuador, muestra las potencialidades del proyector inteligente. Foto: Julio Estrella /LÍDERES
  • El sonido es vital para la interacción con el usuario

    Thalíe Ponce

    Cada vez que Raquel Laines coloca un dispositivo de almacenamiento en su computadora, se origina un sonido que le indica que ha sido reconocido por el equipo. “Antes, insertaba el dispositivo y tenía que verificar que esté instalado. Este sonido me ahorra trabajo”, dice Laines.

    Pero no solo en ese caso se escuchan estos sonidos. También es común que en computadoras y celulares, los programas como Skype, Messenger y otras aplicaciones y juegos, incluyan características auditivas que los identifican. Ya no cuentan únicamente lo táctil y lo visual.

    Andrés Granda es gerente general de Comet Bits, un estudio que crea juegos y aplicaciones. El experto indica que al desarrollar software multimedia, no se puede prescindir de los sonidos. “El audio brinda retroalimentación al usuario, ya que se graba en el sistema cognitivo. Además, crea una mayor interacción”.

    Añade que el desarrollo de los sistemas de audio, como tarjetas de sonido y altavoces, hace que el consumidor espere obtener una experiencia más completa. “Por esto es fundamental involucrar otros sentidos”, menciona Granda. “El audio torna el producto más atractivo”.

    Gustavo Calle, catedrático de Informática de la Universidad Espíritu Santo (UEES), define estos sonidos como tonos de alerta de usuario. Coincide con la importancia de su implementación en los software. “Son una herramienta clave, ya que permiten interactuar con el usuario, complementando las alertas visuales usadas en la interfaz del programa”, dice.

    Calle afirma que gracias a la implementación de los tonos se pueden generar cuatro importantes resultados: menor tiempo de entrenamiento del usuario; menor costo en los procesos de entrenamiento; desarrollo de una interfaz amigable y familiarización del sistema con el usuario; e identificación de eventos, como un hábito o costumbre.

    Sobre el proceso de producción, Granda explica que primero se debe elegir qué sonido se va a utilizar. Luego, viene la producción como tal, que es realizada por un compositor o un ingeniero de sonido. Este desarrollo puede tardar entre una y dos semanas.

    La elección del sonido o melodía está ligada con el tema de comunicación y marketing; se busca crear una identidad sonora que refuerce el concepto del producto. Christian Rosero, consultor en marketing, explica que cuando se elaboran las estrategias se busca diferenciación.

    En el caso de los software, primero se considera el tema visual. Sin embargo, el tema auditivo es tan importante como el primero. “En lo tecnológico se busca que el sonido se asocie inmediatamente con el software o el producto”, dice. Cita un ejemplo: el ‘ringtone’ o melodía de la marca Nokia.

    Rosero menciona que lo auditivo es parte de un gran conjunto. “Se utilizan los sentidos para posicionar los productos; (además) se realizan estudios de mercado y se crea un concepto de marca. Estos sonidos no son arbitrarios, son producto de un proceso y deben tener coherencia con las estrategias del software”, indica.

    Esta idea la apoya Granda. Él señala que se han realizado estudios que comprueban que el usuario desarrolla vínculos cognitivos con los sonidos. “Así se logra una recordación de marca y una rápida asociación con el programa o aplicación”.

    Esta explicación de los expertos es reiterada por los usuarios. Tal es el caso de Gustavo Icaza, estudiante universitario. Él menciona que el sonido del chat de Facebook es particular. “Me indica cuando tengo un nuevo mensaje de alguno de mis contactos. Al escucharlo, sé inmediatamente que se trata del chat de esa red social y no de otro programa”, comenta.

    Christian Ubilla es sociólogo y menciona también haber experimentado esa asociación entre un software y un sonido. Pone como ejemplo el audio de Skype.

    Una vez definidas las estrategias comunicacionales, el ingeniero de sonido o desarrollador, elabora la melodía. Este profesional debe tener conocimientos de estructuración e informática musical. Esto significa que debe entender sobre hardware y programas de edición y creación.

    La producción de las melodías o sonidos puede realizarse a través de medios electrónicos como el computador, teclados o sintetizadores. También se puede hacer mediante programas informáticos especializados en producción de audio.

  • Eso de pisarle los talones al empleado

    Redacción Quito

    Mantener la confianza ciega entre empleador y empleado debería ser la norma en toda organización. Sin embargo, cuando los grupos humanos son cada vez más grandes, la confianza puede estar sometida a varias pruebas, cuyos resultados bien pueden derivar en el refrán que dice: «pagan justos por pecadores».

    Como cada persona es un universo distinto, los mandos directivos en las compañías se enfrentan permanentemente al dilema de hasta dónde mantener un control de las actividades -por su puesto que laborales- de sus colaboradores. Para el especialista en recursos humanos Sebastián Cadena, la clave es mantener una constante interacción con los diferentes departamentos y personas. «Saber hasta dónde controlar es, definitivamente, un arte. Cada decisión puede herir susceptibilidades. Por eso, el liderazgo es vital para que situaciones de incomodidad no se desaten. Y eso solo se logra haciendo que los empleados se pongan la camiseta de la compañía».

    Sandra Arévalo, consultora de Talento Humano, añade que el mensaje que se envíe desde la dirección de la empresa hará la diferencia. «Si los colaboradores ven una dirección de mano dura, dictatorial, que no los escucha, cualquier cambio dentro de la organización va a ser percibido muy mal. En cambio, si quienes lideran se preocupan de sus subalternos, habrá más posibilidad de que el mensaje se acepte más rápidamente. Hay que entender también que siempre habrá reticencias a los controles, es parte de la naturaleza humana. Y ahí está la habilidad de los líderes al enrumbar el barco».

    Por ejemplo, en los últimos años, con el ‘boom’ tecnológico y la ‘onda’ ambientalista, muchas empresas cambiaron sus procesos para evitar pérdidas de tiempo en navegación por Internet o gasto desmedido en la impresión de papeles. En su debido momento, hace varios años, recuerda Fernando Palacios, ex jefe de Recursos Humanos de una compañía financiera, a los empleados les pareció absurdo dejar de imprimir.

    «Así que tuvimos que emprender una campaña interna para crear conciencia. Fue difícil, pero al hacerles ver los resultados, empezaron a alinearse. Eso lo han vivido muchas organizaciones y ahora más bien lo anormal es imprimir. Pero hay cosas más difíciles de democratizar, como el uso de uniformes, por ejemplo, o la instalación de cámaras de vigilancia. Y en ese punto es cuando hay que decidir: imponer o consultar«.

    De ahí que sea un arma de doble filo, pero Cadena señala que es como una estrategia de guerra: hay que procurar las menores bajas posibles. «¿Hasta dónde ser flexibles? Como en todos los procesos de una compañía, todo es negocio. Si limitar la navegación a redes sociales, por ejemplo, significa un aumento de las ganancias o algo por el estilo, entonces hay que adoptarlo. Pero si eso no se traduce en números, quizás no sería necesario imponer una norma así».

    En definitiva, según los especialistas, para equilibrar la balanza es clave analizar los resultados que tal o cual decisión tendrá en las cuentas de la empresa. Eso se mide en términos de productividad del trabajador. Una vez definido ese esquema, los líderes de la compañía deben estar conscientes de que no a todos podría gustarles las decisiones. De ahí que deberán dirigir el futuro pensando en el bien común y no en el individual.

    Tenga en cuenta

    La vida íntima. Este aspecto de los colaboradores no debe ser monitoreado. Sin embargo, si el empleado requiere asistencia, psicológica por ejemplo, se puede recomendar especialistas en el tema para su tratamiento.

    Los códigos de conducta. Estos documentos deben ser socializados frecuentemente. Las campañas internas son importantes.

  • Supervisión, ¿tortura planificada?

    Arturo Castillo Motivador y Prof. de técnicas psicorrelajantes

    EL ESPECIALISTA

    El trabajo supervisado tiene muy buenas posibilidades de arrojar resultados positivos, siempre y cuando no se trate de un mecanismo de control atosigante y persecutorio, siempre que quien supervisa no coarte la iniciativa de los trabajadores.

    La supervisión laboral, de manera general, debe ser aplicada con buen criterio, con énfasis en aquellos empleados que laboran a un ritmo que tiende a retrasar el cumplimiento de metas, quizás porque tienen experiencia y destrezas que están por debajo de las de otros trabajadores.

    La supervisión también aplica para el seguimiento del trabajo de los equipos de la organización. Las reuniones periódicas sirven porque son una supervisión grupal. No debe confundirse, sin embargo, supervisión con vigilancia, que puede convertirse en un martirio sistemático, en un mecanismo para mantener en continua tensión a los trabajadores, bajo el supuesto de que de esa manera rendirán mejor.

    Si la convicción es que ‘la gente es mal llevada’, la supervisión será definitivamente errónea, pues partirá desde un prejuicio, desde una generalización malsana. Habrá que preguntarse si lo que se supervisa es el trabajo como tal o a las personas, en virtud de su ‘anomalía’.

    He ahí la diferencia entre quienes tienen la función de supervisar. Mientras unos se desgastan en su propósito de vigilar, en el afán de trincar a los ‘incompetentes’, otros usarán la supervisión como un puente de diálogo y de confianza, como una herramienta de mejoramiento continuo.

    Obviamente, la supervisión está conectada con el ejercicio del liderazgo. Quien supervisa debe tener la capacidad para encauzar las habilidades de sus subalternos, debe reconocer las diversas aptitudes y actitudes de los miembros de sus equipos de trabajo. Debe aprender a fluctuar entre la firmeza y la tolerancia, entre el ejercicio de la autoridad y la empatía, sin caer en un comportamiento condescendiente.

    La supervisión discreta, inteligente, con acciones y ejemplo más que con reconvenciones y reproches amenazantes, eleva el ánimo y desarrolla un sentido de pertenencia en los trabajadores. En cambio, si ellos sienten cada reunión de supervisión como una toma de cuentas, su actitud se tornará defensiva, hostil. Por eso es preferible que la supervisión sea planificada, dentro de un cronograma.