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  • La economía circular es su filosofía

    redaccion@revistalideres.ec (I)

    Producir, consumir, dese­char. Este sistema lineal ha provocado una importante contaminación ambiental, siendo el plástico uno de los mayores generadores de polución, especialmente cuando termina en las aguas de ríos, mares y océanos.

    La economía circular promueve el máximo aprovechamiento de los recursos, minimizando la producción de nuevos elementos y priorizando la reutilización y el reciclaje de desechos.

    La ‘start up’ ecuatoriano-británica Ichthion, fundada por Inty Grønneberg y Robert Rouse, creyente de la economía circular, ha desarrollado tecnologías que buscan disminuir la polución plástica en los ecosistemas acuáticos, con el objetivo final de que estos materiales sean reciclados.

    Ichthion Limited tuvo su origen en abril del 2017, en el Imperial College London, donde Grønneberg realizaba su doctorado en Ecosistemas de Innovación y Emprendimiento Tecnológico y Rouse, una maestría en Ingeniería de Diseños. El proyecto de posgrado tuvo tal receptividad que decidieron constituir la ‘start up’ en agosto de ese año, lo que les permitiría tener la propiedad intelectual de las tecnologías y acelerar el desarrollo.

    La primera tecnología que desarrollaron fue Cobalt, una turbina capaz de extraer plásticos usando la corriente de aguas fluviales o marítimas, reteniendo los desechos por medio de filtros. Luego desarrolló una tecnología mejorada: Azure, especialmente diseñada para ríos, buscando disminuir la llegada de los plásticos al mar.

    Esta turbina tiene una capacidad de recolección de 80 toneladas de plástico por día, mediante un mecanismo que redirecciona los materiales hacia un lado del río para ser extraídos. El objetivo es que finalmente sean reciclados, subraya Grønneberg, ecuatoriano de 36 años, que reside desde hace seis en Reino Unido.

    La tercera tecnología que ha desarrollado la firma se denomina Ultramarino, diseñado para ser incorporado a grandes barcos.

    Ichthion ha contado con el apoyo de tres aceleradas, que le han brindado conocimientos y fondos. Adicionalmente, en febrero del 2019, ganó el concurso ‘Hacia un mundo sin polución plástica’ de Innovate UK, que le permitió obtener una inversión semilla de USD 1,1 millones.
    En 2018, Grønneberg, CEO de Ichthion, fue seleccionado como inventor del año de América Latina por la publicación MIT Technology Review, del Instituto de Tecnología de Massachusetts. Este hecho favoreció el acercamiento con el Gobierno de Ecuador, con el que la empresa firmó una carta de entendimiento para instalar la tecnología en el país y fomentar la economía circular.

    Hace un par de semanas uno de los proyectos de la ‘start up’ resultó ganador, junto a otras ocho iniciativas, en el concurso mundial de Benioff Ocean Initiative y Fundación Coca-Cola, para trabajar de forma simultánea en frenar los flujos de polución plástica en los ríos, evitando la contaminación de los océanos.

    Gracias a ello, la compañía firmó un contrato por USD 1 millón con la Universidad de California en Santa Bárbara, para implementar la tecnología Azure en el río Portoviejo, de Manabí. El proyecto, que tendrá una duración de tres años, se encuentra en etapa de diseño y estudios de factibilidad.

    Los criterios para seleccionar a los ganadores, señala Valeria Tamayo, científica del proyecto Coalición de Corrientes Limpias de la universidad, fueron: la efectividad del sistema, el plan de comunicación e involucramiento de la comunidad, factibilidad y conexión local.
    “Buscamos que este proyecto de Ichthion siembre semilla para que pueda mantenerse en el tiempo o replicarse en otros ríos de Ecuador”, dice Tamayo.

    La empresa se encuentra en negociaciones de otro proyecto con la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento, de Quito, para la limpieza del río Guayllabamba. Mateo Alarcón, gerente de Ambiente de la Epmaps, detalla que desde octubre pasado han trabajado con Ichthion en las mejoras de esta iniciativa público-privada, que además de descontaminar el río, busca la generación de políticas públicas de economía circular.

    Inty Grønneberg (tercero desde la derecha) junto con algunos de los integrantes del equipo de Ichthion. Foto: cortesía
    Inty Grønneberg (tercero desde la derecha) junto con algunos de los integrantes del equipo de Ichthion. Foto: cortesía
  • Inty Gronneberg: ‘Hay que apostar al capital humano’

    Pedro Maldonado

    (I)
    Editor del Semanario LÍDERES

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    Inty Gronneberg, emprendedor e innovador ecuatoriano, reconocido en el 2018 como uno de los Inventores del Año por la revista MIT Technology Review, habla sobre los retos de los ecosistemas de innovación y sobre el trabajo del Estado y la empresa privada.

    ¿Qué opina sobre las 73 objeciones que hizo el Ejecutivo a la Ley de Emprendimiento?

    Hay una falta total de conocimiento sobre que es un ecosistema de innovación. En ese “desbalance” sobre entendimiento de un ecosistema de innovación y emprendimiento el sector publico tiene una mayor ignorancia sobre el tema. Haciendo un análisis desde un punto de vista técnico, mi parecer es que las observaciones sobre el proyecto de Ley no fueron basadas en argumentos técnicos sobre ecosistemas de innovación, sino más bien “empujadas” en base a opiniones y criterios desde otras áreas. Las objeciones no van en busca de mejorar la ley, sino más bien en sentido de opinar.

    ¿Más allá de la Ley, cómo mira al ecosistema emprendedor ecuatoriano?

    La Ley es un paso inicial para lograr un ecosistema sólido. La innovación ha evolucionado de ser individual, luego pasó a ser cerrada con el dominio de empresas y hoy se la conoce como innovación distribuida. Ahora, los costos de producción de un prototipo han bajado, igual los costos logísticos. Todo esto es parte de un plan de generar oportunidades para entregar productos y servicios. Un antecedente está en EE.UU., donde hace 60 años ya vieron la necesidad de diversificar el modelo de crecimiento a través del sector público y con el liderazgo de grandes empresas. Por eso EE.UU ya tiene una cultura de inversión de riesgo de 40 o 50 años.

    ¿Ecuador está tratando de igualarse a EE.UU. y otros países más avanzados en temas de innovación?

    Todos los países tienen una estrategia para intentar igualarse. Por eso surge la idea de los ecosistemas de innovación, en donde el Estado trata de regular para permitir un ambiente propicio para reducir la tasa de fallo de emprendimientos y para generar su crecimiento. Emprender es complejo, existe mucho riesgo, incertidumbre comercial, dudas de que la propuesta de valor sea sostenible. A esto se suma la parte tecnológica. Para resolver esto tienen que intervenir los actores.

    ¿Estado, empresa privada y academia?

    Sí, cada uno cumple un rol. El Estado genera las condiciones para facilitar el financiamiento, que deber ser no reembolsable en etapas tempranas. Hay una escala de grado de desarrollo tecnológico y en las etapas tempranas es cuando se puede experimentar, pero sin recursos no se puede, a menos que solo puedan hacerlo ciertos grupos que tienen recursos.

    Inty Gronneberg, emprendedor e innovador ecuatoriano. Foto: Armando Prado / LÍDERES
    Foto: Armando Prado / LÍDERES

    Si eso pasa, la brecha se mantendrá entre los que tienen recursos y los que no.

    Y el emprendimiento se vuelve algo elitista. Por eso el Estado debe regular y generar condiciones de financiamiento y para la inversión semilla, que a veces nace a través de exención tributaria.

    La Ley de Emprendimiento ya habla de inversión semilla, pero no de exención tribu­taria…

    Se pone el término, pero no se lo encadena. Y quienes estamos interesados debemos ver cómo encadenar las exenciones tributarias. En Reino Unido ya hay grupos de inversionistas ángeles establecidos que invierten, asumen el riesgo y generan valor a cambio de ciertos beneficios tributarios. A esto hay que medir, tener indicadores, corregir y mejorar.

    ¿Es la exención tributaria lo más importante que se puede esperar?

    A veces nos olvidamos que el país no vive en una burbuja. Hay casos de estudio en varios países y allí se ven ejemplos de ecosistemas han crecido. Una forma es el impuesto redimible. Es una falacia pensar que un emprendimiento va a generar resultados positivos desde el principio; para llegar al punto de equilibrio se requiere una inversión, que no es un préstamo. En Japón hay otro ejemplo: fondos de inversión públicos. La clave es compartir el riesgo, con un debate técnico. Estamos en un momento en el que todos los que sabemos que el emprendimiento genera empleo debemos estar expectantes y no podemos dejar que la Ley se caiga.

    ¿Qué pasa con la empresa y la academia?

    La empresa privada es la que, bajo las condiciones del Estado, comparte riesgo e invierte. Tiene que apostar a su propia supervivencia y debe reinvertir en emprendedores y acompañarlos, porque la inversión incluye recursos y compartir la ‘expertise’. La academia entra al tema tecnológico porque tiene recursos físicos para la generación tecnológica y así surgen las aceleradoras.

    En este punto siempre se debate la conexión entre la empresa y la academia. Hay casos exitosos, como la formación dual, pero parece que hace falta un mayor trabajo entre las dos partes.

    Ese trabajo es necesario. Eso refleja el nivel de colaboración entre sectores. Falta esa colaboración y eso es clave, porque como dijimos estamos en la innovación distribuida, con sinergias.

    La palabra emprendimiento está de moda y vemos muchos actores de la sociedad que se ‘suben’ a esa palabra, sin saber los retos que tienen los emprendedores. ¿Se ha malentendido ese concepto?

    La palabra atrae, pero no se le da la profundidad requerida.

    ¿Qué riesgo se tiene?

    Se invita a la gente a fallar. Si la gente emprende en un ecosistema en donde no hay financiamiento, no hay facilidades en los trámites, sin inversión en recursos como el capital humano, cómo van los innovadores a escalar sus ideas. Así se pierden ideas. Hay que tomar al tema con mayor profundidad.

    Hay fondos de inversión que afirman que las ‘start ups’ de Ecuador tienen alto potencial y que el país puede llegar a niveles como los de Chile. ¿Qué piensa al respecto?

    Sin duda. Con una política sostenida Ecuador puede lograr eso en 5 o 6 años. Las estadísticas dicen que Ecuador tiene la tasa de emprendimiento más alta de la región, pero hay dos aristas: una es que los ecuatorianos emprenden por necesidad y la otra es que en otros países no todos emprenden cuando están en problemas y bajan los brazos. El ecuatoriano genera ideas ante la adversidad. Hay otros países que soñarían con nuestra tasa de emprendimiento.

    ¿Es un tema cultural?

    Se mezcla la cultura, el sistema y su impacto en la gente. El ecuatoriano tiene algo intrínseco y ese es un valor que debe ser explotado. Ya no hay que pensar solo desde el lado privado o del lado público, hay que apostar al capital humano. ¿Qué pasaría si la clase media ecuatoriana tuviera oportunidades como en otros países?

    Usted dice que el ecosistema puede evolucionar con políticas claras e inclusivas. ¿Pero qué pasa cuando se cambian las autoridades y entran en juego los intereses?

    Allí se ve qué tanta profundidad hay en los esfuerzos y en el discurso. La tarea del ciudadano es educarse y crear sus oportunidades.

    Hoja de vida

    En Londres fundó Ichthion, una ‘start up’ que desarrolla tecnología capaz de combatir la polución por plásticos de los océanos a escala global. Inventó una turbina que recolecta basura plástica de ríos y océanos.

    Estudió Ingeniería Mecánica en la Universidad de las Fuerzas Armadas – Espe. Tiene una maestría en Ciencias Mecánicas de la Universidad de Greenwich. Cursa un PhD en Innovación Tecnológica en Emprendimientos, en el Imperial College London.

    Cree que el sector público juega un rol fundamental en generar espacios de aceleración, sobre todo enfocados a etapas de desarrollo tecnológico temprano.

    Inty Gronneberg, emprendedor e innovador ecuatoriano. Foto: Armando Prado / LÍDERES
    Inty Gronneberg, emprendedor e innovador ecuatoriano. Foto: Armando Prado / LÍDERES