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  • La cosmética natural es su sello diferenciador

    Redacción Quito  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    El emprendimiento Mama Tungurahua tiene su origen en Baños de Agua Santa (Tungurahua), donde Rosa González, dueña del Hospedaje Higuerón, aprendió a elaborar jabones, en el 2014, con la orientación de una norteamericana.

    Paralelamente, su hermana Sofía González –quien se había quedado sin empleo en Quito– comenzó a preparar cremas para uso personal, que le ayudaron a mantener su piel hidratada durante su embarazo. “Era difícil encontrar productos naturales. Así que investigué y empecé a hacerlas yo”, comenta.

    Fue así como vieron en la elaboración artesanal de productos de cuidado personal una oportunidad de negocio.

    La producción la comenzaron con una inversión de USD 2 000, para la compra de insumos y adecuación de un taller en el hostal, en la ciudad de Baños.

    El primer producto que comercializaron, a inicios del 2014, fue jabón. De este, actualmente, tienen seis variedades con notificación sanitaria: aguacate y leche, rosas y chocolate, avena y miel, chocolate, cenizas del volcán de Tungurahua y enfieltrado. Además, producen bálsamos labiales en barra, de coco y caléndula.

    En un comienzo su principal punto de venta eran las ferias agroecológicas, como la del Parque La Carolina, en Quito. Actualmente, esta se encuentra suspendida por la pandemia de covid-19.

    La pequeña empresa ha desarrollado otros productos; se encuentra en proceso de gestionar la certificación técnica para la venta formal de los mismos. En jabones tiene presentaciones de caléndula, sábila, cerveza y café. Adicionalmente, elabora champús en barra y jabón para la higiene dental; cremas en barra a base de cacao y un bálsamo para la barba.

    “Todo se produce en el mismo taller, con permisos sanitarios”, explica Sofía, cofundadora. Las dueñas investigan muy bien sobre los beneficios de cada producto que utilizarán como materia prima; trabajan con más de 15 proveedores, en su mayoría locales.

    La fórmula se testea por entre uno y tres meses; luego se ajusta para su comercialización, etapa en la que también se realiza un testeo. “No siempre son demandados”, indica Sofía González.

    Todos los productos están en estado sólido, para evitar el embalaje en plástico. Los jabones se entregan en cajas de cartulina de caña y las cremas en cajas de madera. Los bálsamos son el único producto que entregan en plástico, pero están en proceso de cambiar a papel, con el objetivo de evitar la contaminación ambiental.

    Los productos de Mama Tungurahua se encuentran en alrededor de 21 tiendas del país, que comercializan artículos naturales y artesanales y que promueven la tendencia de “cero desperdicios”. Están localizadas en las provincias de Pichincha, Tungurahua, Imbabura, El Oro, Santa Elena y Loja. Actualmente, también se pueden encontrar en una feria artesanal, que se realiza cada sábado en el local El Cafecito, del sector La Mariscal, en Quito.

    All Green Shop, una tienda de productos orgánicos, biodegradables y naturales localizada en Ambato, ofrece los productos de Mama Tungurahua por alinearse con sus objetivos de cuidado del planeta. “Tienen conciencia ambiental desde el origen de los insumos hasta la presentación de los productos”, señala Andrea López, copropietaria de la tienda .

    Alexandra Carrera, de 34 años, es una clienta frecuente del emprendimiento de cosmética artesanal. Les ha comprado champús en barra y jabones para rostro y cuerpo. “Los productos naturales le hacen muy bien a mi cuerpo. Estoy tratando de no usar tantos químicos, los estoy dejando poco a poco. Su jabón de sábila me dejó muy bien el rostro”, comenta.

    Con la pandemia, Sofía y Rosa han fortalecido la venta directa por medio de canales digitales, con entrega a domicilio, en todo el país. La marca de productos de cuidado personal factura entre USD 1 200 y 1 500 mensuales.

    2 000 DÓLARES Fue la inversión inicial para comenzar con la producción de Mama Tungurahua

    Sofía y Rosa González, fundadoras del emprendimiento cosmético, que produce al mes cerca de 200 jabones, en su taller, en Baños de Agua Santa. Foto: cortesía Mama Tungurahua
    Sofía y Rosa González, fundadoras del emprendimiento cosmético, que produce al mes cerca de 200 jabones, en su taller, en Baños de Agua Santa. Foto: cortesía Mama Tungurahua
  • Jabones medicinales hechos en Ambato Natural 100%

    Modesto Moreta

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    Un jabón medicinal elaborado a base de insumos naturales que hidratan y ayudan al cuidado de la piel, que eliminan el acné, las alergias e irritaciones o para cada tipo de piel y según sus necesidades, ahora es posible comprarlo. Natural 100% los elabora en forma artesanal en su taller ubicado en Ambato.

    En cada una de las fórmulas se usan insumos naturales producidos en sus propios huertos y jardines. La avena, la leche, manzanilla, miel de abeja, la esencia de los frutos y de los pétalos de flores son la base de estos productos que no contienen químicos ni preservantes. Su centro de operaciones funciona en la ciudadela La Castellana, en Ficoa, en el suroeste de la capital de Tungurahua.

    El emprendimiento familiar lo inició Mirian Valencia una experta cosmetóloga y propietaria de Piel Spa, quien hace un año, decidió emprender en el negocio. Los problemas alérgicos de su hijo motivaron a investigar para encontrar un jabón que no afecte su piel; tras varios meses de estudio lo consiguió usando productos naturales.

    Pronto comenzó a usarlo toda la familia y luego ofreció a sus amigas y familiares quienes le solicitaban jabones para diversos problemas de la piel y en especial por la irritación causada por la ceniza del volcán Tungurahua. Eso la motivó a continuar indagando.

    En la actualidad Natural 100% elabora sus productos para personas que sufren alergias, acné o problemas de irritación o resequedad en la piel. También, elabora jabones personalizados, para hoteles, spa o decoración. Ofrece recuerdos para bautizos, cumpleaños, matrimonios, etc.
    La fragancia de las flores y esencias inundan el ambiente en su laboratorio y en el local principal de ventas. En las estanterías de color blanco se exhiben todos los productos que ofrece la micro-empresa. Hay jabones para niños con figuras como osos, payasos, monos, hipopótamos, carros, perros y más. “Eso hace divertido y placentero el baño de los niños porque a más de proteger su piel juegan”, dice Valencia.

    La joven madre es graduada en cosmetología, en Colombia, e hizo un posgrado en problemas de piel, en Argentina. Tiene experiencia de 16 años en el tema, puesto que trabaja en su spa con personas que sufren con acné, manchas en la piel y alergias.

    “En el mercado hay productos que no contienen lo necesario para tratar cierto tipos de piel y hay otros que son más comerciales que contienen demasiados químicos. La piel más delicada es la de los niños, especialmente con manchas y el acné”, explica Valencia.

    En la actualidad tiene en producción 15 líneas en jabonería medicinal para tratar problemas del acné, manchas, piel reseca. Asimismo, las líneas relajantes, desestresantes, lavanda y maracuyá. En pieles sensibles ofrece jabones elaborados con esencia de rosas, orquídeas y otras variedades de flores y frutos cultivadas en sus jardines. Se suma la línea decorativa, infantil, hotelera y spa.

    Este emprendimiento ambateño se inició en el 2016 con una inversión de USD 3 000. Los recursos se gastaron en la instalación del negocio, la producción natural de las plantas (sin uso de químicos) y el equipamiento del laboratorio. La página donde pueden consultar es www.jabonesnatural100.com

    Sus productos se promocionan en ferias de Quito, Cuenca y Ambato, en su propio local. También, en ocho hoteles y spa de Quito y Ambato. Al inició las ventas no pasaban de los USD 200 mensuales, en la actualidad vende cerca de

    2 000 al mes. Su intención es llegar a supermercados, farmacias y centros naturistas. Su esposo Daniel Espinoza le ayuda en el diseño e imagen del producto.

    Uno de sus clientes es Primavera Hotel en el valle de Cumbayá. Esta firma trabaja hace algunos meses con Jabonería Natural 100%. Maritza Loaiza, gerenta, cuenta que en una feria los contactó porque la fragancia y la calidad le atrajeron. Y eso es del agrado de sus clientes.

    Daniel Espinoza y Mirian Valencia enseñan los productos que se elaboran en Natural 100%, en Ambato. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Daniel Espinoza y Mirian Valencia enseñan los productos que se elaboran en Natural 100%, en Ambato. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • 2 000 ítems salen de esta planta

    Washington Paspuel

    redaccion@revistalideres.ec (I)

    Transformarse de una pequeña empresa distribuidora de los productos de una marca internacional de cuidado personal, a una firma que ahora posee buena parte del mercado local de productos de limpieza institucional, no resultó nada fácil.

    Silvia Buzetta está detrás de ese logro, como fundadora y propietaria de la compañía Acruxza, especializada en la elaboración y comercialización de una gama de productos para el aseo personal, productos químicos y suministros para la limpieza.

    Un capital de unos 20 000 sucres le permitió a Buzetta, hace 22 años, iniciar la empresa, cuando todavía estudiaba Ciencias Químicas en la universidad.

    En mayo de 1992 abrió la compañía, con el dinero que ahorró por la venta de productos de limpieza ‘puerta a puerta’. “Una amiga me presentó al gerente de Colgate, que por entonces había adquirido la Industria Jabonera Ecuatoriana. El gerente de Colgate me llamó y me dijo que tenía unos productos de la empresa recién adquirida y me pidió que los comercializara. Y así fue como salí al mercado”.

    No fue fácil. En Guayaquil las ventas de esos productos no tuvieron la demanda esperada, y entonces Buzetta decidió comercializarlos en otros cantones, también ‘puerta a puerta’, viajando en su propio vehículo. Esa iniciativa le significó mejores ventas y le permitió ganar clientes.

    Cuando la joven empresa comenzó a ampliar su presencia se lanzó a la elaboración de jabones. Para ello, recurrió a estudios y el asesoramiento de un experto jabonero italiano. Mientras tanto, el negocio de la venta de productos químicos y suministros para la limpieza institucional crecía.

    La firma consiguió en el año 2000 un crédito bancario para la adquisición de una nueva maquinaria, para la fabricación tecnificada de jabones. “Me fui a Milán (Italia) a comprar una máquina, pero me enamoré de otra, de un modelo compacto muy eficiente, que solo nosotros en Acruxza la tenemos en Guayaquil”.

    Ese equipo, que ocupa un reducido espacio en la amplia planta de la firma, en el noroeste de Guayaquil, produce hasta 160 unidades de jabón por minuto.

    La planta elabora actualmente 40 toneladas al mes de productos para el aseo personal y la limpieza institucional. El 60% de la producción corresponde a la elaboración de una gama de jabones de marca blanca, que se fabrican para empresas hoteleras, de alimentos, o para instituciones públicas como hospitales del país.

    Una parte de los 2 000 ítems que elabora la compañía se comercializan con las marcas de otras empresas, que según Kelvin Cobeña, jefe de Planta, confían en la capacidad instalada de la firma y en sus estándares de calidad. “Eso nos ha convertido en la tercera empresa jabonera del país”, menciona.

    Ana Castro, administradora del Hotel Marcelius, en el norte de Guayaquil, adquiere desde hace tres años los jabones que elabora Acruxza. “Al huésped hay que ofrecerle calidad, incluso en pequeños detalles como los jabones”, menciona.

    A finales del 2015, Acruxza lanzará una nueva línea de productos de limpieza dirigidos al hogar. Los productos bautizados como Doctor Hogar se promocionarán con la característica de ser biodegradables. Se trata de una gama de desinfectantes y de ambientales en ocho diferentes fragancias, cuyos envases también se elaboran con materiales considerados biodegradables.

    La compañía no descarta exportar sus productos con marca propia, pero por el momento apuestan a generar mayor presencia en las perchas de las tiendas locales, para ello cuenta con una red nacional de comercialización.

    La planta de esta firma guayaquileña produce alrededor de 40 toneladas de productos al mes, entre jabones y otros productos para la limpieza en instituciones. Foto: Mario Faustos/ LÍDERES.
    La planta de esta firma guayaquileña produce alrededor de 40 toneladas de productos al mes, entre jabones y otros productos para la limpieza en instituciones. Foto: Mario Faustos/ LÍDERES.
  • Medicinas, energizantes, jabones… usan esta planta

    Redacción Guayaquil

    Cultivar sin necesidad de usar fungicidas ni pesticidas y sin requerir grandes cuidados, es una de las principales ventajas en la producción de sábila (Aloe vera).

    Esta planta se usa en la elaboración de detergentes, jabones y productos cosméticos; y como ingrediente en bebidas energizantes y medicinales. También se utiliza en la industria farmacéutica.

    Una de sus características es la riqueza en minerales como calcio, magnesio y potasio. Así lo señala Laura Parismoreno, investigadora de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG).

    Según el estudio Agricultura Orgánica Ecuador elaborado por la Corpei, en el 2004, en ese año en el Ecuador existían 35 ha de sábila orgánica.

    Parismoreno explica que la sábila se siembra a través de ‘hijuelos’, es decir, los brotes que aparecen sujetos a la raíz. Se usan terrenos desérticos o semidesérticos y dependiendo del distanciamiento se pueden sembrar desde 2 500 hasta 30 000 plantas por hectárea (ha).

    Por otro lado, acorde a una investigación elaborada por el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) en el 2007, los sitios con mayor producción de Aloe vera en el país eran Valle de Portoviejo, Bahía de Caráquez, Jipijapa, Puerto Cayo (Manabí); Atacames (Esmeraldas); y Santa Elena. Se menciona también a Machala, Arenillas y Santa Rosa (El Oro). Sin embargo, no existen datos actualizados sobre este tema.

    La misma investigación señala que el costo de producción por ha en ese año era de USD 1 700. Los productores consultados estiman que actualmente se requiere de USD 2 000 de inversión.

    Onofre Moreira es uno de ellos. Él posee una hectárea donde produce sábila en El Empalme (Guayas) desde hace más de 10 años. Moreira indica que otra de las ventajas es que se puede cultivar tanto en la Costa como en la Sierra. Añade que la madurez total de la planta se logra a los tres años. No obstante, al año ya se puede cultivar para comercializar.

    Para cosecharla hay que desprender las hojas y no cortarlas, indica Parismoreno. Esto porque contiene una sustancia tóxica llamada aloína, que puede contaminar la pulpa (parte blanda del interior).

    Para Moreira, una de las dificultades es la cantidad de impuestos y requisitos existentes en el mercado. Afirma que sus ventas se realizan básicamente a vecinos que destinan la sábila al consumo personal.

    Esta opinión la comparte Janeth Haro, quien cultiva sábila en Puerto Quito (Pichincha). Ella opina que a los productores pequeños en Ecuador les perjudica la exigencia de requisitos y certificaciones de parte de las grandes firmas.

  • Jabones con eucalipto, lavanda, canela…

    Redacción Cuenca

    Mezclas de miel, cardamomo, jengibre, canela y chocolate se huelen en el taller Lupuna. No es una dulcería, sino una iniciativa que elabora jabones artesanales orgánicos.

    En el 2011, María José Trujillo y Silvia Chiva Sánchez identificaron una oportunidad de mercado porque los jabones que veían en los locales comerciales se caracterizaban por las esencias artificiales y los colorantes. Por esa razón, estas cuencanas invirtieron USD 200 en la compra de moldes y plantas medicinales como eucalipto, lavanda, altamisa, canela, hierbaluisa, entre otras, para extraer los aceites y esencias.

    Con glicerina e imaginación comenzaron a moldear jabones en forma de corazones, flores, figuras de buda, paletas y cualquier forma que pedían los clientes. Al inicio, la facturación era de USD 50 al mes; ahora subió a 200.

    Las ferias ecológicas y los mercados artesanales son sus vitrinas para exponer los productos. Otra estrategia fue mezclar esencias como limón y té, chocolate con menta, leche y canela. Estas combinaciones no se realizan al azar, dice Sánchez, sino que son funcionales.

    Por ejemplo, para exfoliar la piel se recomienda un jabón de café; para el rostro de avena, para los pies de piedra pómez… «Nuestros jabones son orgánicos, con esencias naturales, por lo que no producen excesiva espuma, sino que cumplen una función de limpieza, sin maltratar», señala Trujillo.

    Carolina Salinas compró los productos en octubre pasado y se siente satisfecha. Además, destaca las fragancias y formas decorativas como frutas, animales…

    Lo que más disfrutan de su trabajo es la exploración de nuevas hierbas, frutas y flores para crear productos como el jabón para perro con altamisa.

    María del Carmen Montezuma conoció este año, los productos de Lupuna. Lo que más compra son los jabones de coco y maracuyá por su fragancia y porque no maltratan su piel.

    La oferta

    El mercado. Silvia Sánchez y María José Trujillo, desde hace un año, atienden compromisos sociales. Elaboran jabones en forma de bebés para baby showers, rosas para matrimonios…

    La materia prima. El taller está lleno de tallos, flores y especias con las que estas emprendedoras elaboran sus creaciones.

  • Tikay es un emprendimiento que mezcla esencias con frutas

    Redacción Guayaquil

    Barras de jabones con diferentes esencias, exfoliantes y cremas corporales son parte de la oferta artesanal de Tikay. Este emprendimiento surgió hace cuatro años, cuando su propietaria, Stephanie Holst empezó con la elaboración de jabones artesanales.

    Estos, los vendía a sus amigos y familiares, hasta que luego de renunciar a su trabajo decidió enfocarse en su negocio y creó la marca de su microempresa. Lo hizo hace cuatro meses. Para montar su negocio invirtió unos USD 4 000 que ahorró durante cuatro años.

    Tikay significa florecer, en quichua. Y esa es la estrategia que aplica para la venta de sus productos, que hoy supera las 400 barras de jabones mensuales. Estas se comercializan en USD 5.

    «La idea de los productos es que permita florecer la piel, cuidarla con productos naturales y aprovechar los antioxidantes y beneficios de las frutas, esencias y grasas naturales», cuenta Holst.

    Los productos de Tikay tienen un componente ecológico y saludable. Por ejemplo, la crema corporal de almendras es ideal para la piel seca y deshidratada. Uno de sus principales insumos es la manteca de cacao, que tiene vitamina E y regenerador celular, que ayuda a retener la hidratación en tu piel.

    Para Cinthia Duque, quien adquirió jabones en una feria, el olor de estos es su principal atractivo. Además de las opciones y beneficios naturales que ofrece. «Normalmente, uso jabones que no tengan químicos y ayuden a mantener mi piel sana».

    La emprendedora estudia Marketing y Publicidad, lo que le ha ayudado a realizar estudios de mercado y analizar qué nuevos productos puede incorporar en su oferta. Para aprender a realizar las fórmulas de los diferentes jabones, Holst aprendió, mediante cursos en línea, fórmulas químicas.

    «Para hacer una fórmula hay que crear, medir, conocer las propiedades de las materias primas y yo no conocía acerca de eso», cuenta la emprendedora.

    Crear un nuevo jabón le toma unos cinco meses en pruebas, desarrollar la combinación perfecta, medir el pH del producto… y que sea de calidad. El artículo ‘estrella’ de Tikay son las barras de jabones, en sus presentaciones de aceite de oliva y manteca de cacao con eucalipto; además, manzanilla y miel, chocolate con vainilla, té verde, lavanda y hierbaluisa, canela y manzana, y chocolate y menta.

    La materia prima la adquiere en Guayaquil, aunque otros insumos -como esencias- las compra en Baños (Tungurahua). Otras grasas adquiere desde Estados Unidos. Ahora Holst trabaja en un nuevo producto: sales efervescentes.

    Materia prima

    Productos naturales.  Las esencias, aceites y productos como la menta, chocolate, café, manzana, canela… son los principales productos que usa.

    La fórmula.  Crear una esencia para jabón puede tardar hasta cinco meses.

  • El aroma de sus jabones quiere expandir por Ecuador

    Redacción Quito

    La imagen de su abuela mientras bañaba a sus nietos en una tina con leche y avena es un recuerdo que se quedó con ella durante años. A finales del 2013, Alexandra Loyola decidió no esperar más y convertir esta y otras recetas caseras en un emprendimiento.

    Con la ayuda de su madre, Mary Zambrano, esta microempresaria oriunda de Santo Domingo de los Tsáchilas, abrió Fioré, un taller de jabones y cosméticos artesanales en Quito.

    Apuntalar la iniciativa no ha sido fácil, cuenta Loyola. La emprendedora dedica todas las horas libres, por fuera del horario de la entidad pública en donde trabaja, a lo que ella llama su ‘hobby’.

    El centro de operaciones está en su vivienda, ubicada en el norte de Quito. Allí empezó con la elaboración de jabones.

    Su madre, quien ha sido un pilar en el emprendimiento, cursó un taller en España, para aprender a elaborar cosméticos artesanales.

    Gracias a ello, hoy su portafolio de productos es variado e incluye velas cosméticas (velas que no contienen parafina sino aceites naturales que, además, sirven para hacer masajes corporales), bálsamos para labios, sales de baño efervescente, exfoliantes y barras hidratantes.

    Compañeras y amigos de trabajo fueron sus primeros clientes.

    Fioré utiliza insumos naturales en sus productos como Karité, manteca que se obtiene de los frutos de un árbol y famosa por sus propiedades regenerativas. Este componente lo importan desde África y el resto de insumos, como aceites de almendra, coco, entre otros son locales.

    Los productos más demandados son los jabones de leche de cabra y los de avena y miel, «siempre rescatando la receta de la abuela», dice Alexandra con una sonrisa.

    La demanda creció rápidamente y esto la animó a abrir una tienda en la planta baja del Centro Comercial Paseo San Francisco, en abril pasado. Daniela Mora, quien es clienta desde que Fioré abrió sus puertas, compra unos USD 30 en jabones, cremas y otros productos.

    «Me gustan, porque son artesanales. Tienen una excelente calidad. Además, la presentación está muy bien cuidada».

    Fioré busca a futuro contar con tiendas en todo el país, pero con un enfoque social. «Cuando necesitemos personal preferiremos madres solteras, mayores de 35 años que ya no se las quiere contratar. El sueño estará completo, cuando involucremos a esas personas», dice Mary.

    Actualmente, Fioré cuenta con dos colaboradoras, ambas madres solteras.

    La producción
    La inversión. Solo en infraestructura para abrir la tienda invirtió unos USD 15 000. Los productos.  Fioré elabora jabones de germen de trigo, de quinua, de miel de penco, de mandarina, de chocolate, etc.4 000 dólares mensuales son las ventas (promedio).

  • Qantu rescata en sus jabones el aroma tradicional del país

    Redacción Quito

    En la tradición indígena, qantu es una flor que al secarse se convierte en un colibrí. Es el símbolo del resurgimiento de la vida.

    Esta leyenda inspiró a Karina Díaz a iniciar un emprendimiento. Se trata de los jabones artesanales Qantu. La iniciativa rescata las plantas tradicionales del país, como el romero, hierbaluisa, ciprés, maracuyá, manzanilla, entre otros.

    Para aprender el arte de la jabonería, Karina contactó en marzo del año pasado a artesanos españoles, que son los maestros por antonomasia de esta actividad. Luego de ensayar recetas y mejorar la fórmula que duró unos siete meses, decidió instalar una pequeña mesa en la feria de comercio justo que se realiza en el Centro Comercial La Esquina de Cumbayá. «Me contacté con mucha gente de afuera, lo cual me permitió mejorar el producto», comenta la microempresaria.

    Los artesanos que se congregan en este sitio se convirtieron pronto en sus proveedores. «Nos proveen de cacao orgánico, de aceites de ajonjolí, de manteca de coco y otros», recuerda Belén Herrera, socia de la iniciativa.

    Los productos también se vendían a amigos y familiares que pronto se convirtieron en sus fans número uno. El emprendimiento nació de una necesidad personal. «No encontraba un jabón que me guste, muchos me resecaban la piel y pensé en fabricar uno a mi gusto», recuerda Karina.

    La joven empresaria, quien se define como una emprendedora en potencia, dice que el crecimiento de ventas la impulsó en diciembre pasado al abrir una tienda en La Esquina.

    Con ello, requirió contratar personal, pero lo hizo con un enfoque social. Así fue como llegó María Soledad Llerena, su vendedora estrella. «Buscamos gente que en otros sitios ya no les quieran contratar por la edad, pero yo creo que son más productivas».

    Por ahora, el emprendimiento es una tarea adicional a una agencia de publicidad que Karina abrió hace algunos años.

    Pero ella espera que la iniciativa se desarrolle y la meta que se ha trazado es la exportación. Actualmente, está en proceso de constitución de la empresa.

    Lola Valencia es una de sus clientas desde que empezó a fabricar y vender en la feria de La Esquina. «El producto es fresco, los jabones son aromáticos y más que nada son naturales y orgánicos».

    La clienta compra para uso personal y regalo unos USD 15 mensuales. «En Navidad les regalé a mis amigas estos productos y causaron sensación».

    La producción

    Los insumos. El 80% de insumos de sus productos es local.

    Los productos. Jabones y cremas.

    Los objetivos del negocio. La iniciativa busca abrir más locales y, en el largo plazo, exportar.

    6 000 dólares fue la inversión inicial de este emprendimiento.