Etiqueta: Latacunga

  • Los insectos, la cereza del pastel de sus postres

    Redacción Cuenca  (I)

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    Brincos BJ es un emprendimiento dedicado a la elaboración de productos basados en la entomofagía, que funciona en Cotopaxi. Jonathan Lema y Betsabé Pacheco ofrecen postres y gelatinas cuyo ingrediente singular son los insectos deshidratados como grillos, catzos, entre otros.

    Emplean esos insectos porque poseen muchas proteínas beneficiosas para el ser humano, asegura Lema. El emprendimiento surgió hace un año y fue un trabajo de él para presentarlo en su carrera de Turismo, en la sede de Latacunga de la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE). Lema, en la actualidad, ya se graduó como Ingeniero en Turismo.

    Su novia Betsabé Pacheco le apoya por sus conocimientos en biología. Ella está por culminar esa carrera en la ciudad de Latacunga. Ambos decidieron emprender en la elaboración de postres basados en estos insectos porque ‘es una idea singular’.

    “El objetivo es combatir los problemas de nutrición que existen en Latacunga y una de las mejores maneras de hacerlo es a través de este tipo de postres, porque estos insectos tienen un alto nivel proteínico”, dice Lema.

    Él asegura que los grillos, por ejemplo, aportan con más proteínas que cualquier otro tipo de carne y solo son superados por el salmón y el atún. Este ingeniero en turismo se encarga de la preparación de los postres, mientras que Pacheco indica qué insectos se pueden consumir.
    La profesora de emprendimiento de Lema les puso en contacto con el Centro de Innovación y Emprendimiento Prendho de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL). Ellos participaron en una convocatoria y fueron escogidos para ser capacitados y desarrollar su proyecto.

    En Prendho aprendieron a conocer la mentalidad de los clientes y desarrollar su eslogan, formas de comercialización, costeo, evaluación de los productos…

    Antes de la pandemia ya realizaron las primeras ventas cuando participaban en ferias en Latacunga, Riobamba, Loja, entre otras ciudades del país. En total vendieron 900 postres de chocolate, pasteles y gelatinas con diferentes insectos. Desde el confinamiento no pueden participar en estos espacios de ventas, por lo que ahora laboran bajo pedido.

    Los pastelitos con varias capas de crema y el insecto cuestan desde USD 1,50. Lema explica que en los postres de chocolate se coloca el grillo entero y deshidratado y es bañado con mermelada.

    Según él, es un producto rentable porque la ganancia supera el 100% frente al costo. La inversión es poca ya que tienen un criadero de insectos y la máquina deshidratadora la presta un amigo, que tiene un emprendimiento de frutas deshidratadas.

    “Nuestro emprendimiento ofrece al consumidor una experiencia diferente y logramos la aceptación, aunque hay quienes tienen temor. A ellos se les explica el valor nutricional que tienen los insectos y se animan a probarlos”, señala Lema. Sus productos tienen más aceptación en Latacunga. 

    900 postres y gelatinas comercializaron en las ferias realizadas en ciudades de la Sierra.

    Jonathan Lema y Betsabé Pacheco iniciaron el emprendimiento el 2019. Se capacitaron en el Centro Prendho. Foto: cortesía Brincos BJ
    Jonathan Lema y Betsabé Pacheco iniciaron el emprendimiento el 2019. Se capacitaron en el Centro Prendho. Foto: cortesía Brincos BJ
  • Los ‘modelos’ de resina y fibra llevan la marca de Latacunga

    Redacción Sierra Centro 

    Cuerpos delgados y en diversas poses son las figuras que moldea Rodrigo Gómez en su taller ubicado en el ingreso sur de Latacunga, en Cotopaxi. Hace 15 años, fundó su emprendimiento familiar especializado en la fabricación de maniquíes.

    Estos ‘modelos’ exhiben las nuevas tendencias de la moda en los grandes almacenes y boutiques de ropa de Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, Latacunga, Galápagos, Riobamba y otras ciudades. Maniquíes Latacunga es la firma que los produce y los comercializa en todo el país.

    La calidad, el terminado y la puntualidad en la entrega de los muñecos son la carta de presentación de este negocio que viene creciendo y que el año pasado facturó alrededor de USD 60 000.

    La casa de Gómez de dos plantas y de grandes ventanales es el sitio de exposición de su producto que lo fabrica con el apoyo de su familia y cinco colaboradores. Ellos se encargan de producir estas figuras usando con resinas, fibra de vidrio y otros materiales. Luego de un proceso químico dan el terminado de la figura.

    Gómez tiene más de 100 modelos de diseños de maniquíes que los fabrica de acuerdo al gusto y el pedido del cliente. Hace un año diseñó un modelo que no es la típica imagen de una chica delgada; este emprendedor elaboró un maniquí con más curvas, con la idea de reflejar a la mujer manabita. “Ese fue el pedido del cliente, desde entonces más propietarios de boutiques de lo solicitan”,explica este emprendedor.

    El costo de su producto es 50% menor a los importadores y con características similares o superiores. Comprar en EE.UU. o Colombia cuesta entre USD 400 y 500, mientras que los que Gómez fabrica cuestan USD 200.

    Rodrigo se inició en esta actividad en 1995. Su hermano Nelson trabajaba en una fábrica similar. Con sus conocimientos instaló su propio taller donde colaboraba Rodrigo. Luego de unos años decidió montar su propio taller y viajar promocionando sus maniquíes. “Logré tener clientes en todo el país, pero por la crisis de 1999 con el feriado bancario quebré. Por eso emigré a España donde trabajé juntando brócoli”.

    En ese país Gómez buscaba un trabajo similar al que realizaba en Ecuador. Logró emplearse en una fábrica de esas características. Allí aprendió a sacar los moldes de los muñecos y perfeccionó los acabados y el pintado, que son similares a los importados.

    Con esos conocimientos retornó a Latacunga y reabrió nuevamente el taller con una inversión de USD 8 000. Los recursos económicos los usó en la compra de herramientas, materiales y adecuar un espacio de su casa para la exhibición de los maniquíes.

    Andrés Vilema es su cliente hace 20 años. Él cuenta que el producto tiene acabados finos. “No pide favor a los importados, el precio y la calidad son claves. Eso permitió que nuestra mercadería que vendemos en la cadena de almacenes Energy, en Ambato, tenga más demanda en el mercado”.

    Anteriormente adquiría maniquíes importados desde Perú, pero por la calidad decidió cambiarlos por los que produce la firma latacungueña. Además, la atención al cliente que puede escoger el diseño es importante. “Es una empresa que está a la vanguardia de los nuevos modelos que salen a escala internacional”, dice Vilema.

    El emprendimiento de Rodrigo Gómez arrancó con tres moldes, pero una vez que abrió el mercado en otras ciudades del país fue aumentándolos. Dice que la inversión en el negocio es constante debido por la adquisición de los nuevos diseños de maniquíes.

    Uno de los colaboradores es Segundo Chicaiza. Él comenta que el producto que fabrican manualmente es garantizado y de calidad. Eso permite mantener satisfecho a los clientes y que la empresa crezca.

    Rodrigo Gómez  montó un taller de maniquíes en su casa. Cuenta con la ayuda de su familia y  colaboradores. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Rodrigo Gómez montó un taller de maniquíes en su casa. Cuenta con la ayuda de su familia y colaboradores. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Las lámparas para casas coloniales están en Latacunga

    Modesto Moreta (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Las ideas de los clientes se hacen realidad en la Casa de las mil lámparas. Esta empresa latacungueña se especializa en la producción de lámparas artesanales hechas a mano para la decoración de casas coloniales, de hacienda, tipo rústico o para todo tipo de hogar.
    Este emprendimiento tiene una cartera de 200 modelos y diseños para generar un ambiente atractivo y acogedor.

    La microempresa inició como un pequeño taller hace 50 años a cargo de su propietario Jorge Jiménez. Hace 20 años, su hijo Patricio asumió la dirección del negocio tras aprender, desde pequeño, el oficio de su progenitor. En este taller el hierro forjado toma forma en elegantes y vistosas lámparas tipo farol, de yunta y más.

    La calidad, el cumplimiento, la creatividad, el amor y las ganas son parte de la estrategia de este negocio. En la actualidad la empresa funciona en el ingreso a Latacunga, en Cotopaxi. Allí está el centro de exhibición y ventas. El emprendimiento factura mensualmente unos USD 3 000.

    Patricio Jiménez, gerente de La Casa de las mil lámparas, cuenta que a finales de 1999 efectuó una inversión de USD 30 000 en el montaje de una sala de exhibición; antes tenían en arriendo un pequeño almacén de exposición. Los recursos económicos lo invirtieron en el equipamiento de este nuevo local.

    Hasta octubre del 2015, la Casa de las mil lámparas contaba con 11 colaboradores, sin embargo, la falsa alarma por la supuesta erupción del volcán Cotopaxi y la crisis económica hizo que redujeran en un 50% la mano de obra y las ventas bajarán más del 60%. “No hemos logrado recuperarnos en las ventas y no existe el apoyo del Gobierno para reactivar la economía de Latacunga, como sí lo está haciendo en las zonas afectadas por el terremoto”, afirma Jiménez.

    Los principales clientes se reparten en todas las ciudades del país. “La mejor propaganda es el que da un cliente satisfecho. Eso ayuda a atraer a más personas que buscan nuestros productos y servicios. Lo importante es que acá les fabricamos todo lo que el cliente solicite”.

    Este emprendimiento también trabaja con municipios y juntas parroquiales para decorar parques, calles y avenidas con postes y lámparas decorativas. Además, adorna complejos recreativos, hosterías, casas de hacienda y las más modernas. “Diseñamos de acuerdo a lo que desea el cliente y luego los plasmamos en el lugar”, manifiesta el propietario.

    Su esposa Sonia Chicaiza asegura que convierten en realidad todos los diseños y modelos que el cliente entregue o desee. El trabajo es en hierro forjado, fundición en aluminio, madera y otros materiales. Chicaiza se graduó en docencia en inglés, pero no ejerció su profesión porque se dedicó a apoyar a su esposo en el diseño de nuevos modelos de lámparas decoradas con vitrales que ella mismo pinta.

    Uno de sus clientes es la comercializadora de material eléctrico e iluminación industrial Manirhel, en Quito. Marco Villafuerte, responsable de compras de la firma, explica que hace 10 años trabajan con la firma latacungueña.

    También, dice que le proveen de lámparas tipo farol, de yunta y otros modelos, así como de globos de vidrio para reponer en las lámparas de postes de ciudadelas o de casas. “Es un producto de buena calidad el que fabrica la Casa de las mil lámparas. Las ventas crecieron y constantemente adquirimos la mercadería para ofrecerles a nuestros clientes”.

    Insignia

    Hacemos lo que el cliente pide con calidad

    Carlos Zambrano, encargado de producción

    Trabajo en la empresa hace nueve años. Estoy encargado de la producción y el control de calidad de los productos. Me inicié como oficial en soldadura y luego aprendí a forjar el hierro. Desde hace tres años me encuentro al frente del taller.

    Me encargo del control de cada uno de los productos que aquí elaboramos. El propósito es que el cliente salga satisfecho con lo que ofrecemos. También, estoy al frente de los trabajos en la fragua para forjar el hierro. Aquí damos forma a los diseños y modelos de lámparas que el cliente nos entrega y que tenemos en el catálogo de la empresa.

    En nuestra labor la capacitación constante en la soldadura, la pintura y las normas de calidad es lo importante. Eso ayuda para que Casa de las mil lámparas sea reconocida a escala nacional. Nuestras obras están elaboradas en forma artesanal, es decir, hechas a mano. Eso gusta mucho a la gente.

    Patricio Jiménez, gerente del emprendimiento La Casa de las mil lámparas, fabrica lámparas que son utilizadas para decorar casas antiguas, haciendas, coloniales... Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Patricio Jiménez, gerente del emprendimiento La Casa de las mil lámparas, fabrica lámparas que son utilizadas para decorar casas antiguas, haciendas, coloniales… Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Desde Latacunga sus licores buscan mercado

    Bolívar Velasco
    (I) redaccion@revistalideres.ec

    La coyuntura económica del país fue una prueba de fuego para este negocio. Primero, por la inversión que hizo para montar una planta moderna de procesamiento de licores y bebidas denominada Licorec S.A.

    Y segundo por los riesgos que supone el retorno del capital en tiempos económicos difíciles.
    Pese al escenario, la familia Campos Aguirre, con las firmas de licores Campuesa e Impalcasa, dieron un salto hacia la elaboración de bebidas alcohólicas con una flamante planta que se levantó en un terreno de nueve hectáreas en Lasso, cantón Latacunga, en la provincia de Cotopaxi.

    En realidad el proyecto de las dos empresas fue una apuesta para mantener presencia en el mercado con marcas de licores internacionales, que ahora se elaboran en el país con materia prima extranjera.

    Así lo resume Freddy Campos, presidente y uno de los socios fundadores de esta firma ecuatoriana. También, explica que una de las razones de peso que los llevaron a invertir USD 8 millones para levantar la obra fueron los aranceles e impuestos que se aplicaron a los licores importados en años pasados. Esta medida de las autoridades les trajo contratiempos para sostener las marcas extranjeras en el mercado nacional.

    Campos agrega que por ese motivo optaron por importar la materia prima para elaborar, por ejemplo, el tequila El Charro.

    En la actualidad Licorec S.A. procesa este licor bajo licencia de los dueños de esa marca mexicana. “Es el mismo tequila pero elaborado en el Ecuador”, explica.

    El montaje de la planta de licores fue como una carrera contra el tiempo. La meta inicial era atenuar la carga de los Impuestos a Consumos Especiales (ICE) a los licores que empezaron a tomar fuerza en el 2012, como lo recuerda Diego Aguirre, gerente de Campuesa.

    En Lasso la planta se levantó durante un año y medio desde el 2012; un año después, en el 2014, empezaron a producir los licores.

    Además de tequila, se elaboran marcas como whisky, ron, vodka, aguardiente, cremas para cocteles, entre otros.

    Para Fabián Campos, otro de los socios, el mercado de licores no es tan fácil en este momento complicado de la economía.

    Él hace un repaso a las proyecciones que tenían. “Las perspectivas que hace tres años manejábamos era el retorno de la inversión en cinco o seis años. Pero como están las cosas creemos que nos tomará más tiempo”.

    La fábrica de Lasso trabaja en un 35% de su capacidad total, y según los directivos de Licorec, no es posible incrementar por ahora el ritmo por falta de capital.

    Campos lo explica de esta manera: “Los 10 primeros días de cada mes tengo que pagar el ICE, considerando que el crédito que damos a las diferentes cadenas de distribución es de hasta 120 días, es decir, nos quedamos sin liquidez hasta que retornen los pagos de esas ventas”.

    El origen de estas firmas, que tiene 35 años de creación, fue la distribución de licores.
    Sus fundadores fueron José Miguel Campos y Arturo Román (padres) quienes empezaron en Santo Domingo, Quito y posteriormente en Guayaquil.

    En la actualidad, se manejan como un equipo de trabajo con presencia a escala nacional y por intermedio de las compañías Campuesa, Impalcasa y Codicentro. Ellos comercian 18 marcas de bebidas que se exhiben en diferentes centros de consumo masivos del país.
    Las fuentes de trabajo que generan estos socios son para 120 familias que colaboran en la fabricación y distribución.

    Su estrategia para llegar al público son las promociones en eventos públicos y privados.

    Freddy Campos, presidente de Campuesa, exhibe una de las bebidas que procesan en la planta de licores. Foto: Juan Carlos Pérez  para LÍDERES
    Freddy Campos, presidente de Campuesa, exhibe una de las bebidas que procesan en la planta de licores. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • Los trofeos y medallas para campeones se hacen en Latacunga

    Modesto Moreta

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    Adentrarse en las instalaciones de la empresa Mundo del Trofeo es como sentirse un campeón. Decenas de diseños de trofeos, placas y medallas de oro, plata y bronce llenan las estanterías de este emprendimiento localizado en el ingreso a la Latacunga, en Cotopaxi.

    Su gerente, Mario Velasco, exhibe en un extenso show room los últimos modelos y tendencias en trofeos que los importa de varios países del mundo. Su éxito radica en comercializar trofeos, placas y medallas exclusivas y únicas. Cuenta con distribuidores a escala nacional. Eso le permitió estar presente con sus productos en todo el país.

    Su historia se inició en 1990. En ese año trabajaba en una empresa similar dedicada al ensamblaje de trofeos y placas recordatorias. Como empleado se encargaba del área de fotograbado. Pero no se conformaba en cumplir ese papel, sino que era más visionario y buscaba convertirse en un agente de ventas. Su ascenso se dio en 1997 cuando pidió al gerente que le diera una oportunidad para la comercialización de sus productos en otras ciudades.

    Su propuesta fue aceptada y pronto comenzó a recorrer desde el local más pequeño hasta el más grande en todo el país. Los ingresos para la fábrica a la que representaba aumentaron y también los suyos. Él recibía una comisión por las ventas. Con los ahorros y un crédito bancario compró a su jefe los almacenes de Ambato y de Riobamba. Pero no estaba conforme con el abastecimiento de la materia prima.

    “El mercado siempre exige cambios, nuevas alternativas, oportunidades en innovación y tecnología por estos factores Mundo del Trofeo comenzó a importar y comercializar a sus clientes equipos láser para marcado y grabado de última tecnología. Cada año innovaba los productos de premios y reconocimientos”, cuenta Mario.

    En el 2009, el emprendimiento fue afectado por un incendio en la bodega. Las pérdidas superaron el 80% de la materia prima, sin embargo, no se dio por vencido. Con una cartera por cobrar y créditos de entidades bancarias logró nuevamente levantar su negocio. En la actualidad cuenta con 25 colaboradores.

    Hace un año y medio se mudó a un lugar más amplió ubicado en la Panamericana Sur, sector El Niágara. Allí exhiben 700 modelos en trofeos deportivos, copas europeas, placas de cristal, medallas deportivas, condecoraciones, etc. En distintos tamaños y formas ya sea en plástico y metal.

    Aurelio Arias es distribuidor en la ciudad de Milagro. Cuenta que trabaja 20 años con Mundo del trofeo debido a que el producto que comercializa es de calidad y eso hizo que el negocio se incrementara en más del 100%.

    Su local Zayda Joyería y Relojería está localizado en las calles Juan Montalvo y 9 de Octubre, en el centro de la ciudad. Sus clientes vienen de Milagro, Naranjito, Yaguachi, Durán, El Triunfo, Mariscal Sucre, Roberto Astudillo y otros sectores.

    Mundo del Trofeo es representante de varias firmas internacionales, así ha logrado obtener un mercado de confianza por su credibilidad y su ejemplar reputación en el mercado nacional. “Hombre exitoso no es el que nunca ha fracasado, sino más bien es el que habiendo fracasado ha sobresalido”, finaliza Mario.

    Mario Velasco es el gerente general Mundo del Trofeo. Tiene en exhibición más de 700 modelos y diseños de trofeos, placas recordatorias y medallas de oro, plata y bronce. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Mario Velasco es el gerente general Mundo del Trofeo. Tiene en exhibición más de 700 modelos y diseños de trofeos, placas recordatorias y medallas de oro, plata y bronce. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • La banca comunal se afianza con el apoyo universitario

    Modesto Moreta (F)
    Contenido Intercultural

    La Universidad de las Fuerzas Armadas (Espe) extensión Latacunga, en convenio con la Unión de Cajas Solidarias y Bancos Comunales de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador (Ucabanpe), trabaja en el proyecto de fortalecimiento de las finanzas en los bancos comunales de ahorro y crédito y cajas solidarias.

    El plan -denominado Formación financiera y gestión empresarial para los actores de la economía popular y solidaria de Cotopaxi- está en marcha desde el 2013.

    Al menos 1 500 personas vinculadas con esos grupos asociativos, en esta provincia, recibieron capacitación en conocimientos contables, gestión financiera, plan de negocios, liderazgo, etc.

    El proyecto es parte de un plan de vinculación con la comunidad, que desarrolla este centro de estudios superiores. El objetivo es fortalecer y contribuir al desarrollo social de las cajas solidarias y bancos comunales.

    El proceso de formación duró cuatro meses, esto permitió mejorar el manejo del dinero de las cuentas de los ahorristas, la entrega de créditos, la distribución de intereses y del capital y otras áreas de las finanzas en los 15 bancos ­comunales y cajas solidarias.

    “La aplicación de estos conocimientos está ayudando a este sector financiero popular, que carecía de estructuras contables y administrativas. Antes, no conocían si ganaban o perdían, todo se anotaba en cuadernos. Hoy es más técnico”, dice Julio César Tapia, director de la Carrera de Finanzas y Auditoría de la Espe.

    El programa de investigación se aplicó en las parroquias urbanas y rurales de los cantones de Cotopaxi, especialmente dedicados a la producción agrícola, pecuaria. Asimismo, ganadera y artesanal con modelos de producción basados en la economía familiar.

    Antes, estos grupos no podían acceder a los servicios crediticios de la banca privada. Por eso crearon los bancos comunales y cajas solidarias. Estas entidades prestan dinero para la compra de animales, equipamiento de talleres artesanales, producción lechera, turismo comunitario y más proyectos productivos.

    Tapia explica que además de la capacitación, se efectúa un seguimiento con la idea de evaluar el avance organizativo y del manejo de las finanzas. Si hay vacíos son corregidos en la marcha. La idea es continuar reforzando sus conocimientos. Los resultados son positivos, puesto que poco a poco están creciendo.

    Uno de los bancos comunales es Kullkita Mañachik, que funciona en el noreste del centro de Latacunga. Esta entidad financiera trabaja hace cinco años. Tiene más de 400 socios y su capital se incrementó a USD 100 000.

    Su gerente, Nelson Chiguano, indica que antes el manejo de las finanzas era empírico, puesto que quienes las administraban no tenían conocimientos contables. Sin embargo, eso cambió con el apoyo de los catedráticos y estudiantes de la Espe. Ellos contribuyeron en la consolidación y el crecimiento de los bancos comunales y cajas solidarias.

    Los participantes en la capacitación recibieron un certificado de formación, respaldado por la Universidad de las Fuerzas Armadas. Fueron 80 horas de adiestramiento contable dirigido a los presidentes, tesoreros, comités de vigilancia y demás socios de las entidades financieras.

    “Antes, no teníamos conocimiento de lo que era contabilidad, manejo de cartera, administración financiera, no sabíamos cómo hacer una declaración. En la actualidad, esos conocimientos son aplicados”, dice Chiguano.

    La Ucabanpe agrupa en todo el país a más de 80 bancos comunales y cajas solidarias. Cada una está integrada por entre 15 y 30 socios, que reciben créditos que van de los USD 20 a 500. Los recursos son invertidos en la siembra, compra de ganado, pequeñas lecherías, elaboración de artesanías y otras áreas productivas. “Los fondos son de los propios socios, no hay apoyo del Estado. Poco a poco estamos fomentando el desarrollo de las familias campesinas e indígenas”, afirma Chiguano.

    En Cotopaxi no es el único proyecto de vinculación que tiene la Espe con las comunidades, sino también con los sectores industrial y productivo. José Bucheli, jefe de Investigación de la Espe, describe que hay varios proyectos de investigación dirigidos a energía, ambiente, finanzas…

    Las cifras

    Las entidades financieras. 80 bancos comunales y cajas solidarias son dirigidas por
    la Unión de Cajas Solidarias y Bancos Comunales de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador.

    Los participantes de la capacitación. 175 estudiantes de la carrera de Finanzas de la Espe y 10 docentes participaron en el proyecto.

    Los actores en la región. 15 cajas solidarias y bancos comunales funciona en la provincia de Cotopaxi.

    banca comunal
    Nelson Chiguano, gerente de Kullkita Mañachik, y César Tapia, director de la carrera de Finanzas, revisan los avances del plan. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • La fortaleza es la formación integral

    Dalia Montalvo (i) Redacción Sierra Centro / LÍDERES

    UNIVERSIDAD TÉCNICA DE COTOPAXI (UTC)

    El campus matriz de la Universidad Técnica de Cotopaxi (UTC) se mira desde lejos. La parte administrativa y la nueva construcción de aulas, laboratorios y escenarios artísticos se ubica en el tradicional barrio San Felipe, en Latacunga. El establecimiento da cabida, actualmente, a 6 000 estudiantes.

    El centro de educación superior nació como una extensión de la Universidad Técnica del Norte. Fue en 1991 y funcionaba en el local de la Unión Nacional de Educadores (UNE), de Cotopaxi.

    En el primer año académico, recuerda Guido Yauli, vicerrector de la UTC, se inscribieron 398 alumnos. Tres años después, las instalaciones se trasladaron al colegio Luis Fernando Ruiz y luego al Instituto Agropecuario Simón Rodríguez. «El 24 de enero de 1995 se aprobó el Decreto de creación de la Universidad como tal. Desde ese año trabajan en un edificio a medio construir que estaba destinado a ser Centro de Rehabilitación Social. En la actualidad son cinco hectáreas las que forman el campus y aún están levantándose nuevas etapas. Aquí funcionan las carreras humanísticas y las carreras técnicas», añade Yauli.

    Además del campus principal, la UTC cuenta con el Centro Experimental y de Producción Salache (Ceypsa), ubicado a 10 minutos de Latacunga. El lugar que tiene 82 hectáreas acoge las carreras de Ciencias de la Vida. Asimismo, la institución tiene una sede en el cantón de La Maná, en donde está el campus académico y el centro experimental agrícola.

    La UTC cuenta con 514 docentes. 18 carreras integran la oferta académica están distribuidas en tres unidades. La de Ciencias Aplicadas, Ciencias Administrativas y Humanísticas, y la de Ciencias Agropecuarias y Recursos Naturales.

    Los alumnos del centro de educación superior pueden optar por una ingeniería en Informática y Sistemas, en Diseño Grafico, en Electricidad, Industrial, Electromecánica, Contabilidad, Comercial, Agronómica, Agroindustrial, Medioambiente y Ecoturismo; una licenciatura en comunicación social, cultura física, parvularia, inglés, educación básica y secretariado ejecutivo. También existe la carrera de Abogacía y de Medicina Veterinaria.

    Uno de los objetivos de la UTC es formar profesionales capaces de enfrentar con solvencia los problemas que aquejan a la sociedad. Trata de que sus estudiantes tengan una formación integral; que dominen la ciencia y la tecnología, pero que se caractericen por la parte humana.

    Según Wilfrido Román, administrador del Centro de Experimentación y Producción Salache, este espacio es el laboratorio natural para la formación de profesionales en las especializaciones de Ingeniería Agronómica, Medicina Veterinaria, Ingeniería en Medioambiente, Ingeniería en Ecoturismo e Ingeniería Agroindustrial.

    Existen proyectos que se desarrollan en la granja experimental. De acuerdo con Román, los estudiantes participan en todas las actividades prácticas del centro. En algunos casos se realizan turnos de trabajo pero su permanencia no es fija; es decir, no se maneja bajo la modalidad de internado.

    La UTC por dentro La relación institucional.  El Gobierno Provincial de Cotopaxi recibió planes para un trabajo en mancomunidad. Los proyectos se basan en los ejes de medioambiente, agricultura y recuperación de los recursos hídricos.

    En el deporte.  El equipo de fútbol de Cotopaxi, que juega en la serie B, lleva el nombre de la Universidad.

    La planta docente.  La UTC cuenta con el 67% de docentes a tiempo completo. La entidad ha asumido el compromiso en el mejoramiento continuo según los criterios, la titularidad, la paridad de género; los docentes apuntan a las maestrías, PhD… desarrollan proyectos de actualización, etc.