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  • Roberto Aspiazu, un ávido lector que hurga en la historia

    Gabriel Flores

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    Esta historia comienza y termina en el interior de un ascensor. Es miércoles en la tarde. Roberto Aspiazu, director ejecutivo del Comité Empresarial Ecuatoriano, sostiene en su mano izquierda un maletín negro. En su interior está un libro de pasta amarilla que terminó de leer hace unas horas.

    “Hoy acabé de leer ‘El Evangelio según Jesucristo’”. Mientras lo dice saca las llaves de su casa, un espacio poblado de libros, y se dirige directo a su biblioteca. Con la novela de Saramago, este empresario suma 23 libros leídos en lo que va del año.

    Sí. Aspiazu es un lector compulsivo, una rara avis, un empresario que lee, en sus peores momentos, 100 páginas diarias. Lo hace al despertarse, en su ‘lunch’ de media mañana, después del almuerzo y antes de dormir. Cuando cuenta que su récord de lectura son 82 libros, en un año, frunce el ceño.

    Antes de hablar de su pasión literaria, los textos de historia, saca de su biblioteca dos libros de autores que ganaron el Nobel de Literatura. El uno está autografiado por Mario Vargas Llosa y el otro por J.M. Coetzee. Aspiazu muestra sus joyas literarias con orgullo, como esos niños posmodernos que hinchan el pecho enseñando su muñeco original de Darth Vader o de Spider-Man.

    Georgina Estrada, la madre de Aspiazu, es la responsable de que a este empresario, que también ejerció como periodista, la lectura se le haya convertido en un hábito. “Desde que era pequeño mi madre, una mujer universitaria, me inculcó el amor por la lectura”.

    Ese amor encontró en la historia del país su veta más fructífera. De corrido recita los nombres de autores clásicos de los cuales ha leído la mayoría de su obra: el Padre Juan de Velasco, Pedro Fermín Cevallos, Pedro Moncayo, Jacinto Jijón y Caamaño…

    Una de sus colecciones más interesantes es la biografía indiana en la que hay libros de autores como Bartolomé de las Casas, Guillermo Prescott, Francisco López de Gómara, del Padre Joseph de Acosta y Garcilaso de la Vega.

    A su pasión por los libros de historia se suman las novelas históricas y las biografías. Una de sus preferidas es ‘Memorias de Adriano’, de Marguerite Yourcenar.

    Los libros de estos autores, que en su mayoría corresponden a su primera edición, están llenos de notas y párrafos subrayados con lápiz. “Tengo el hábito de subrayar -dice- porque siempre pienso en la información que puede servirme para mis escritos”.

    Para este empresario, leer y escribir son dos actividades que siempre terminan conectándose. En el escritorio de su biblioteca está el machote de su primer libro, que se publicará en los próximos meses con el apoyo del Municipio de Guayaquil, y que habla, como no podía ser de otra manera, sobre la historia del Ecuador.

    De regreso al ascensor, Aspiazu suelta un adagio en latín que dice: el que escribe lee dos veces. Antes de que se cierre la puerta cuenta que entre sus pendientes está escribir una novela sobre Atahualpa porque lo considera un personaje indispensable para entender la identidad ecuatoriana. Ese será, a la cuenta, su cuarto libro.

    Roberto Aspiazu en la biblioteca de su casa ubicada en el norte de Quito. Foto: Armando Prado / LÍDERES
    Roberto Aspiazu en la biblioteca de su casa ubicada en el norte de Quito. Foto: Armando Prado / LÍDERES
  • Un lector voraz con predilección por los cuentos

    Alexander García 

    A los ocho años el abuelo al que le debe el nombre, le regaló una colección de novelas de aventuras del escritor italiano Emilio Salgari, con Sandokan y sus historias de Piratas. A los 10 recibió la colección completa de Julio Verne, con libros como ‘Miguel Strogoff’ o ‘Viaje a la luna’. De manera que a los 12 años, en su primera comunión, Nicolás Romero Sangster se estaba confesando de haber leído ‘La boca del infierno’, de Alejandro Dumas.

    Fue la época en la que comenzó a ‘devorar’ todo tipo de literatura. Ocupaba el dinero que recibía de forma semanal para comprar los títulos de la Editorial Sopena de Argentina, las novelas de capa y espada del escritor francés Michel Zévaco por ejemplo.

    El gerente de la Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil encontró desde muy niño un refugio en la lectura, que entrañó para él una forma de viaje. “Me interesé por conocer el mundo a través de la lectura y los libros me abrieron la puerta a un universo de cultura”, indica el ejecutivo guayaquileño.

    Entre sus más recientes lecturas está ‘Historia íntima de la humanidad’ del historiador Theodore Zeldin. Aunque sus intereses son diversos, siente predilección por los juegos de tensión, la densidad y la epifanía que depara el cuento corto. Y entre los cuentistas que más disfruta están Antón Chejov y Guy de Maupassant. En una tradición más cercana menciona a Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.

    Romero Sangster, ingeniero eléctrico que se ha pasado la vida en la administración de empresas, atesora cientos de libros de diversos géneros y temas, en tres espacios de su casa.

    En la sala cuenta con una habitación con tres paredes llenas de títulos tras estanterías de cristal. En el pasillo a su cuarto, y en la habitación, estantes con colecciones añejas de tapas oscuras, como Historia Universal de la Literatura, de la editorial Oveja Negra y del Club Bruguera, una colección de bolsillo de literatura universal contemporánea publicada desde inicios de los años 80.

    En la habitación de la música, donde guarda cientos de CD y videos de más de 600 óperas, también cuenta con un estante con obras de grandes compositores y grandes temas de la ópera y la música clásica, biografías de Verdi, Rossini o Mozart, algunas en inglés. También libros sobre filosofía . “Junto a energía eléctrica estudié un diplomado en filosofía y teología, una mezcla un poco rara”, sonríe. Su pasión por la ópera lo ha llevado a aprender también italiano, cuenta con una columna sobre el tema y dicta de forma regular talleres sobre apreciación de ópera y grandes compositores.

    Cuenta que de niño se aprendió de memoria zarzuelas y quiso ser barítono. También recita poemas -llegó a escribir versos alejandrinos- y disfruta de autores como Rubén Darío, Neruda, Bécquer, Medardo Ángel Silva y la generación decapitada de Ecuador. Recita de memoria el poema ‘A Guayaquil, barca novia de un río y un mar’, del poeta granadino Manuel Carrasco: “El Ecuador tiene una…/ una barca tropical/ por la que se mueren, mueren/ de amor, un río y un mar…”.

    Romero es un amante de la ópera, adepto a las biografías de músicos. Foto: Jofre Flores/ LÍDERES
    Romero es un amante de la ópera, adepto a las biografías de músicos. Foto: Jofre Flores/ LÍDERES
  • Un libro adapta su historia a cada lector

    Agencia EFE

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    Se dice que el lector que se identifica con la historia que lee llega siempre hasta el final; ahora se ha creado en Francia una aplicación que se adapta a los gustos, la vida y la personalidad de cada lector e incluso al ambiente en el que lee.

    Así, la historia no será la misma si es un hombre o una mujer, si tiene o no pareja, si lee en la playa o en la sala de su casa con una tormenta afuera, o en un medio de transporte público. El invento es de Vía Fábula, una compañía francesa emergente y desarrolladora de una ‘app’ de libros digitales.

    “Nosotros no hacemos libros interactivos, sino adaptativos”, dice Bruno Marchesson, el fundador del proyecto.

    La diferencia, según explica, es que las historias interactivas permiten que el lector escoja lo que quiere leer, y “en cambio, nuestras historias son adaptativas porque es el libro el que escoge la historia que le va a mostrar al lector y que se va a adaptar mejor a sus gustos e intereses”, comenta.

    Para ello, el lector debe descargar gratuitamente la aplicación, que ya cuenta con más de 1 100 usuarios desde que se lanzó a comienzos de este año. Luego, tiene que enlazarla con su perfil de Facebook o llenar un sencillo cuestionario y permitir que la ‘app’ acceda a su ubicación geográfica.

    Hecho esto, puede empezar a leer la novela policiaca ‘Crónica del abismo’, que presenta su primer capítulo adaptado a la hora y la ciudad del lector, aunque ahora solo está en versión francesa.

    Sin embargo, para notar las adaptaciones que propone se requiere pagar, como cualquier libro digital o de papel, para continuar con la historia.

    El costo es de USD 4,99, de los cuales el 30% es para la plataforma de descarga, otro 30% para Vía Fábula y el 40% restante se destina al autor. “Es una verdadera ventaja para los escritores, pues habitualmente las editoriales les pagan solo un 10 % de las ventas”, dice el empresario.

    El escritor de terror Marc Jallier fue el elegido para llevar a cabo la prueba piloto del proyecto, a pesar de que ‘Crónica del abismo’ ya se publicó hace más de diez años.
    Marchesson cuenta que el escritor decidió participar en Vía Fábula por el reto que implicaba escribir seis historias diferentes, que partieran de una misma base, con nueve finales alternativos y 150 variaciones en el desarrollo de la historia.

    Todo funciona con un algoritmo que se encarga de introducir las variaciones de la historia.

    Via Fabula ‘Crónica del abismo’ es el primer libro con finales alternativos.
    Via Fabula ‘Crónica del abismo’ es el primer libro con finales alternativos.