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  • 1 200 ‘start ups’ llegaron a la CES buscando recursos

    Las Vegas, EFE  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Los grandes fabricantes acostumbran a ser el centro de atención en la feria CES de electrónica de consumo de Las Vegas, pero más de 1 200 ‘start ups’ de ámbitos de lo más variado aprovecharon la oportunidad de oro que el evento supone para darse a conocer y lograr financiación.

    Pasados los primeros días del congreso, en el que titanes del sector como Samsung, LG, Sony o Panasonic coparon titulares con sus últimos modelos de televisores, ordenadores portátiles y novedades en inteligencia artificial, a medida que avanza la semana llegó el turno de las pequeñas empresas emergentes.

    Para estas compañías, la feria, la más grande del sector, representó una oportunidad única para darse a conocer en todo el planeta (más de 6 500 periodistas cubrieron el evento) y cerrar contratos de financiación o adquisición con otras firmas ya consolidadas.

    Es el caso, por ejemplo, de Black Light, una empresa con sede en Guadalajara (Jalisco, México) que desarrolló una plataforma de software y hardware para asegurar al consumidor final y durante todo el proceso de comercialización la autenticidad de productos de marca como zapatos, ropa o botellas de tequila.

    “Hemos creado un chip muy plano, como una pegatina, que se coloca en el producto justo antes de salir de la fábrica y, mediante tecnología blockchain o de cadena de bloques, puede seguirse su recorrido hasta garantizar al consumidor final que es un producto original”, explicó el cofundador y consejero delegado de la compañía, Jorge Jarquín.

    Jarquín indicó que los principales clientes con los que cuenta actualmente Black Light en México son fabricantes de zapatos o elaboradores de tequila (dos productos que se falsifican a menudo en el mercado), aunque también trabajan con un productor de tuberías para la industria petrolera.

    “Basta con que el comprador utilice su teléfono móvil para escanear el producto en la tienda y comprobar si se trata de un artículo original”.

    Una de las ‘start ups’ más curiosas que pudieron verse en CES es H.P.B. Optoelectronics, una pequeña firma de Taiwán que fabrica licuadoras que se activan y operan mediante la captación de movimiento, sin necesidad de que el usuario las toque o pulse un botón en ningún momento.

    “Supongamos que estás cocinando y tienes las manos sucias. Basta con mover los dedos enfrente de la licuadora, simulando el movimiento que harías con cualquier otro aparato, y los sensores captarán el movimiento e interpretarán la orden sin necesidad de tocar nada”, explicó el portavoz de la empresa, Ray Shih.

    Los sensores a los que se refiere se hallan en un círculo negro en la parte frontal del aparato, e interpretan órdenes como mover la mano arriba para encenderse; abajo para apagarse; mover el dedo en el sentido de las agujas del reloj para aumentar la velocidad de licuación y moverlo en sentido contrario para reducirla.

    Una gran parte de la sección para ‘start ups’ de CES estuvo dedicada a las baterías y la carga de todos los productos electrónicos, un ámbito en el que desarrolla su actividad Humavox, una compañía israelí que vende un chip para convertir casi cualquier objeto cotidiano en un cargador.

    Basta con “esconder” el chip entre los tejidos de una mochila, de un sofá o de una caja cualquiera para hacer de ese objeto un cargador con autonomía de varios días en el que reponer la batería del teléfono móvil, el ordenador portátil o unos auriculares inalámbricos.

    “La idea es que, a largo plazo, no necesites un cargador físico porque la butaca, la mochila, la mesa… casi todo lo que tienes en casa actúe como cargador”, explicó a EFE el portavoz de Humavox, Omri Lachman

    Una pareja observa un video inmersivo que fue parte de la feria CES, en Las Vegas. Foto: AFP
    Una pareja observa un video inmersivo que fue parte de la feria CES, en Las Vegas. Foto: AFP
  • Unilimpio: con su línea de limpieza llegaron a Perú

    Redacción Quito

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    El éxito de la empresa Unilimpio no se limita al mercado ecuatoriano. Ahora, el negocio ha incursionado en Perú y quiere llegar a otros países de la región.

    Esta industria ofrece productos químicos e insumos para la limpieza, principalmente enfocados en el sector empresarial.

    A esto se suman capacitaciones a los clientes sobre el manejo eficiente de los mismos, técnicas de higiene, cuidado ambiental, etc.

    “Nuestra oferta para los clientes es garantizarles que con nuestros productos van a ahorrar y optimizar sus procesos de limpieza”, afirma Emilio Filbig Carchi, gerente general de Unilimpio.
    Con esta propuesta integral, la empresa se lanzó al mercado internacional. Su primer país en la mira fue Perú, en donde, desde hace cinco años, participan en ferias y ruedas de negocios para encontrar a potenciales clientes.

    En octubre, fueron parte de Gastromaq 2017, una feria de proveedores para el sector gastronómico y hotelero, en Lima. El evento fue determinante para sellar acuerdos y empezar la comercialización en el país vecino.

    Los artículos de Unilimpio ya se encuentran, desde este mes, en Perú para ser distribuidos en aproximadamente 350 empresas principalmente del sector alimenticio, que son las interesadas. Filbig añade que hoy en día los ejecutivos de la firma ecuatoriana continúan con reuniones con potenciales clientes.

    Mensualmente la producción de la empresa, por líneas de producto, es 200 toneladas (t) de productos químicos, 30 000 kilos de papel y 5 000 dispensadores.

    Con la incursión en el mercado internacional, esperan un incremento anual del 10%.
    Entre los directivos existe confianza en que la oferta de Unilimpio se consolide en Perú. En ese país, la oferta de productos de limpieza viene, principalmente desde EE.UU. “En ese sentido tenemos una ventaja competitiva en cuanto a precios”, dice el gerente de la empresa ecuatoriana.

    Otro de los factores diferenciadores es su trayectoria. Unilimpio surgió hace 30 años: comenzó como un emprendimiento de dos esposos Emilio Filbig y Julieta Carchi, quienes fabricaban papel higiénico y lo distribuían directamente a restaurantes.

    En la década de los 90 agregaron otros productos a la oferta, especialmente químicos de limpieza.

    Diez años después empezó la importación de dispensadores e insumos absorbentes como papel.

    Con las restricciones a las importaciones, la empresa tuvo que dedicarse a la producción. Hoy en día es una de las pocas en América Latina que fabrica dispensadores para productos líquidos y toallas. asegura Filbig.

    Además, trabajan con aproximadamente 50 proveedores, lo que les permite contar con una gran variedad de productos.

    Desde hace unos tres años, la fábrica se puso como objetivo crecer e innovar para lo cual ha realizado una inversión aproximada de USD 500 000, en cuanto a insumos, infraestructura y, principalmente, en sistemas de innovación, para fabricar productos amigables con el ambiente.
    El año pasado la empresa facturó USD 12 millones, cifra que esperan crezca con su expansión internacional.

    Con este impulso, desea seguir conquistando otros países. Para 2018 la meta es entrar en el mercado de Colombia, otro de los países vecinos con potencial.

    También el próximo año iniciará el programa ‘Universidad Unilimpio’, que consiste en un sistema de capacitación para trabajadores de empresas y fábricas.

    Se impartirán clases en línea sobre temas de higiene enfocados en cada rama: salud, alimentos, etc. Asimismo, se brindará asesoría para iniciar pequeños negocios relacionados con la limpieza.

    Las clases serán impartidas por profesionales y expertos de la fábrica y, posteriormente, se invitará a otros expositores.

    Esto complementa los programas de responsabilidad social, que esta industria lleva a cabo, a través de proyectos de vinculación de la actividad comercial con el uso y manejo responsable de recursos naturales.

    Uno de los grandes objetivos de la empresa es, hasta 2020, convertirse en la primera opción de compra de los clientes industriales a nivel nacional.

    En la fábrica siguen parámetros de inocuidad para garantizar la calidad del producto y velar por la seguridad del personal. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    En la fábrica siguen parámetros de inocuidad para garantizar la calidad del producto y velar por la seguridad del personal. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • ¡Que se cuiden los perros y los gatos porque llegaron las ranas-mascota de Wikiri

    Santiago Ayala Sarmiento / Redacción Quito

    La ranita está dormida. Parece un ‘gummy bear’, por su consistencia, tamaño y color. Pero es aún más encantadora, porque está viva, es más translúcida y ¡es ecuatoriana! Sus padres adoptivos, en la empresa Wikiri, la llaman “rana de cristal”, porque a simple vista se puede ver cómo funcionan todos sus órganos internos. Mirar el palpitar de su corazón, enamora…

    Ella no está todavía en el menú de la oferta exportable de la compañía, que desde hace un año envía cientos de ranas de cinco especies distintas hacia mercados como Alemania, Holanda, Canadá, Reino Unido, Japón y EE.UU. El objetivo principal, por ahora, de las ocho personas que trabajan en el centro de operaciones de la firma, es evitar que se extinga.

    Para lograr que esta y otras 150 especies nativas no desaparezcan para siempre, se creó la firma Wikiri, a finales del 2010, nombre elegido en honor al canto de una rana del oriente del país. Según su gerenta general, María Dolores Guarderas, es el brazo financiero del Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios de la Fundación Otonga.

    “Es una empresa de científicos. Y nació, porque conseguir recursos económicos para hacer ciencia y hacer investigación en el Ecuador, es muy difícil. Por ello, creamos una forma innovadora para conseguir recursos. Así, captamos el dinero requerido para financiar la investigación científica, la conservación de las especies y la educación de niños y jóvenes”, explica.

    La tarea no empezó tan alentadoramente. Los científicos que lideran el proceso, Luis Coloma y Juan Manuel Guayasamín, y que son accionista de Wikiri, tuvieron discrepancias con la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, por la comercialización de 700 anfibios.

    Pero tras el tropezón, los esfuerzos se encaminaron a conseguir todos los permisos necesarios de las autoridades ambientales, tanto nacionales como internacionales. De esta manera, hace un año, finalmente el Ministerio del Ambiente otorgó todos los avales para la comercialización de las ranas. Y con su venia se enviaron los primeros lotes de anfibios: 500 hacia Alemania y 200 a Canadá.

    El envío es cuidado al máximo. Cada rana va en un contenedor plástico especial, envuelto con papel absorbente para conservar la humedad. 60 de estos contenedores se colocan en un ‘cooler’ de espumaflex. Y luego se lo sella en una caja de cartón, con los sellos y permisos respectivos. En el avión, se los coloca en el área especial destinada para las mascotas.

    Desde la primera venta hasta hoy se han vendido entre 200 y 500 ranas al mes.

    ¿Cómo se garantiza que las ranas no sirvan para otros fines, como experimentación química, por ejemplo? Traffic, organización que monitorea a escala mundial el comercio de vida silvestre y que tiene oficina en el país, se encarga de ello.

    La venta dentro del país tiene una estrategia diferente: se venden los terrarios (hábitat de las ranas, similares a los acuarios de los peces) y se regala la rana. Hay para todos los gustos. El Municipio, por ejemplo, adquirió uno de 3 metros de largo, por 2 metros de ancho y 1 metro de profundidad, que costó USD 20 000.

    Pero el proyecto de Wikiri no se queda allí. Próximamente abrirá un espacio dentro de sus instalaciones ubicadas en San Rafael, en el valle de Los Chillos, al sureste de Quito, adonde las personas podrán ir a vivir la experiencia de ver las ranas y de compartir su entorno. “Hay todo un trabajo de investigación y cuidados de altísima calidad y queremos que la gente tenga conciencia de la biodiversidad que existe en nuestro país y se sienta orgullosa de tenerlo y de conservarlo”, dice Guarderas.

    Pero, por lo pronto, la lista de potenciales compradores está creciendo. Y, si el viento sigue soplando a favor, quizás algún día la ranita ‘gummy’ también pueda ser parte de los hogares en el mundo.

    EL INSIGNIA

    ‘Este trabajo es de pura pasión’

    Diego Almeida / biólogo herpetólogo

    Yo siempre he trabajado con anfibios y con instituciones que hacen conservación. Siempre me gustó la naturaleza. La afición hacia las ‘ranitas’ me nace en las aulas universitarias; y luego me vinculé a Wikiri, donde he visto el trabajo de altísima calidad que realizan los científicos.

    Hoy, estoy encargado directamente en el manejo de las ranas. Estoy a cargo del trabajo de conservación y de mirar que se hagan bien las cosas. El protocolo que seguimos acá es igual, tanto para la conservación como para la comercialización, tienen las mismas exigencias de calidad.

    Hay que estar siempre pendiente del mantenimiento de las ranas; es decir, su alimentación, la limpieza de los terrarios, ver la evolución de los renacuajos y las actividades de laboratorio para alimentar la base de datos digital. También diseño de terrarios, los ambientes, las estructuras internas. Llego a las 08:30 y puedo irme de largo, porque este trabajo es mi pasión.

  • Con sus chifles llegaron hasta Turquía

    REDACCIÓN QUITO Redaccion@revistalideres.ec

    No existe una palabra en turco para describir el plátano verde. Sin embargo, Mario Pío Aguirre y Mustafá Davutoglu se arriesgaron a introducir en Turquía los chifles Samai.

    Después de fracasar con un negocio de exportación florícola en el 2000, Mario Pío Aguirre contempló la idea de exportar chifles al país europeo e ingresar al mercado de los delicatessen. “El plátano verde es único y original en esas latitudes por eso preferimos exportar productos distintos para contar con un mercado único”. Ese es el negocio de Gameda Import, la firma lleva el producto a Turquía.

    El chifle es producido por Samai Snacks y enviado a ese país por Gameda Import. El producto ingresó al mercado turco en el 2009 y dos años después se posicionó. El reto más grande, según Pío Aguirre, fue lograr que el consumidor aprenda a diferenciar entre el verde y el banano. “Para ellos era extraño consumir un plátano con sal, pero una vez que lo probaron, tuvo éxito”.

    El chifle es un producto natural, libre de gluten y aditivos artificiales, lo que se adecua a la tendencia a escala mundial de consumir productos frescos sin conservantes. Este valor agregado llamó el interés de la cadena suiza de supermercados, Migros, que comercializa los chifles en Turquía y con la que la firma local han trabajado desde el inicio.

    La firma suiza cuenta con 169 locales en Turquía. En estos se comercializan los chifles como un producto de consumo ligero. En las perchas se pueden encontrar los snacks bajo la marca Samai en distintas presentaciones como plátano con ajo, ají, dulce y salado.

    Un estudio de mercado realizado en el 2011 por Gameda Import (que factura USD 50 000 al mes) indicó que en la cultura europea, existe un alto consumo de picaditas y tablitas de aperitivos por lo que los chifles son una alternativa.

    Vladimir Torres, gerente general de Samai, indica que el crecimiento económico en Turquía y las buenas relaciones comerciales de Aguirre fueron un factor para exportar al país de oriente.

    Samai, que hoy exporta a 33 países de Europa y América del Norte, buscaba expandirse a oriente medio, por lo que la propuesta de exportar a Turquía fue atractiva. “Nosotros nos encargamos del merchandising, la logística y otras operaciones, pero necesitábamos alguien que conociera el mercado y abriera las oportunidades y fue ahí cuando entró Mario Pío Aguirre”, comenta Torres.

    Pío Aguirre cuenta que en la actualidad exportan a Turquía 100 000 empaques de chifles Samai cada mes para satisfacer la demanda local. El cuenta que el período de exportación es de 30 días y desafortunadamente las medidas arancelarias proteccionistas suben el precio hasta un 60% e impiden que el negocio florezca. Es por eso que resalta que las buenas negociaciones comerciales deben enfocarse en beneficiar las exportaciones.