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  • El talento para las finanzas la llevó por América Latina

    REDACCIÓN QUITO (I)  
    redaccion@revistalideres.ec

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    Privarse de una de las tres comidas diarias y aun así seguir estudiando hasta terminar su posgrado fue la experiencia que le permitió a la economista Alexandra Obando a tener la templanza y la capacidad para lidiar situaciones complicadas y de alto estrés.

    Cada esfuerzo, sin embargo, tiene su recompensa. Al dejar Argentina, donde estudió su MBA en el IAE Business School, le permitió un crecimiento profesional exponencial; ha desempeñado altos cargos en multinacionales en América Latina y el Caribe.

    Durante sus primeros años de formación, en el colegio La Presentación, en su natal Quito, ya sentía inclinación por los números. Eso, sumado a que tenía padres economistas, contribuyó a que se decidiera por estudiar dicha carrera.

    Ingresó a la Universidad Católica, con la convicción de que a lo financiero debía acompañarlo con lo social. Lo que más le gustaba de su facultad era que había afán por un cambio en el país y por crear conciencia; eran alumnos intelectuales, con deseos de estudiar sus posgrados en las mejores universidades del mundo.

    Víctor Zabala, amigo y compañero de estudios, resalta la pasión de Alexandra por las finanzas y la política. Destaca de ella su capacidad de análisis de la coyuntura nacional e internacional y su don de conversación, muchas veces con un vino. La califica de valiente para tomar decisiones para su crecimiento y ante las vicisitudes de la vida, que enfrentaría a futuro.

    En el 2004, un año antes de graduarse, ingresó a trabajar en Deloitte & Touche como consultor junior para Auditoría, Precios de Transferencia e Impuestos. Tuvo tanto éxito que al año le ascendieron a consultor senior y manejó una cartera de unas 30 firmas, nacionales y multinacionales; tres años laboró hasta que se presentó algo inesperado.

    La llamada de un exjefe le permitió conocer que Toyota del Ecuador, en el 2007, iba a tener una administración japonesa y buscaba una persona para el cargo de jefe de Presupuestos y Tesorería. Era un reto porque que debía tropicalizar, desde cero, los procesos y cambiar la cultura al pasar de una empresa familiar una multinacional.

    Pese al éxito que obtuvo en este trabajo, decidió no quedarse porque quería cumplir el sueño de estudiar un posgrado en el extranjero. Ganó una beca y viajó a Argentina.
    Su MBA, con especialidad en finanzas comerciales, lo realizó entre 2009 y 2010.

    En lo personal, los últimos meses fueron muy duros. La maestría no cubría sus gastos de manutención en Buenos Aires; algunas situaciones llevaron a que su economía se afecte, sumado al hecho de que no podía trabajar porque estudiaba a tiempo completo.
    “No podía tomar un taxi, ni comer las tres comidas diarias. Fue una experiencia muy difícil pero me ayudó a forjar mi carácter”. Aprendió a adaptarse a las circunstancias, lo que fue clave para los siguientes años de su vida.

    Se graduó con buenas notas y se le abrieron las puertas laboralmente. Una de las multinacionales que le buscó fue Syngenta, cuando aún estaba en Argentina. La firma hizo un proceso de selección en el Cono Sur para formar talentos y ella resultó elegida por Argentina. Sin embargo, una familiar enfermó y tuvo que desistir.

    Volvió a Ecuador y a los dos meses obtuvo el puesto de Contralor Financiero en Owens Illinois, una firma estadounidense dedicada al negocio del vidrio. A los seis meses se sumó al equipo de Auditoría Regional para Brasil.

    Sin embargo, Syngenta, firma suiza dedicada a los agroquímicos, no se había olvidado de ella. Le ofreció el cargo de gerente de finanzas para la región Andina y más adelante ascendió a gerente senior financiera para Latinoamérica Norte. Por el cargo fue a vivir en Panamá. Allí pudo hacer una de las cosas que más le han gustado: orientarse a la estrategia de negocios y generación de valor.

    Desarrolló varios proyectos. Las cosas iban bien hasta que la empresa, por cuestiones financieras, se vendió a una firma china. Esta optó por recortar gastos y su posición fue una de las que se cerraron; se le ofreció otro cargo en centro de expertice en Uruguay.

    Sin embargo, no aceptó y prefirió aceptar la propuesta de Johnson & Johnson, empresa que la había estado buscando por un buen tiempo. Asumió la posición de Gerente de Finanzas Empresariales y Planificación para Centroamérica y el Caribe.

    Sus trabajos en las dos últimas firmas le permitieron vivir ocho años en Panamá, donde se codeó con directivos de multinacionales. Luego fue a Costa Rica, donde asumió un puesto en la tabacalera Philip Morris International, como Head Finance Centro América Sur. Su capacidad de cambio y de reconocer oportunidades profesionales a escala regional lo destaca su amiga María Piedad Badillo. “Alexandra supo abrirse campo con mucha seguridad en sí misma”. Su amigo Héctor Calderón dice que ella es un representante del feminismo en la región.

    CV
    Tiene 38  años y vive 10 años en el extranjero. Es soltera.

    Practica  meditación. Le ayuda a nivelarse porque maneja altas cargas de estrés. Puede eliminar información negativa y sana.

    Se dedica  al gimnasio: pesas y ejercicios formativos.

    Le gustan  los libros biográficos y sobre historia.

    El personaje  histórico que más destaca es Manuela Sáenz.

    Tiene  una relación muy cercana con sus sobrinas. Quiso participar en política, pero se desanimó.

    Alexandra Obando disfruta de la familia cada vez que viene al Ecuador. Fotos: cortesía
    Alexandra Obando disfruta de la familia cada vez que viene al Ecuador. Fotos: cortesía
  • La pasión por vender le llevó al comercio en línea

    Carolina Enriquez

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    Ella comenzó vendiendo pulseras y tortas, cuando era niña. Ahora lidera en Ecuador la sucursal de una empresa de comercio electrónico regional. Para alcanzar este sitial, la quiteña Ximena Cevallos aplicó un dicho: la constancia vence lo que la dicha no alcanza.

    Esta ejecutiva se describe como una vendedora nata. Cuenta que inventaba emprendimientos para obtener ingresos. Sus ojos se humedecen cuando recuerda que creció solo con su mamá y que ante las necesidades económicas estudió contabilidad en el Colegio 24 de Mayo para trabajar y obtener ingresos lo más pronto.

    Cuando estaba en quinto curso consiguió una práctica preprofesional en la Rectificadora Botar. Al sitio acudió todas las tardes hasta que se graduó; no solo obtuvo experiencia sino que comenzó a ganar y a administrar su dinero.

    Era una vida sacrificada, pero emocionante, relata. Entre salir del colegio e ingresar a la empresa tomaba clases de inglés en la Escuela Politécnica del Ejército; allí aprendió ese idioma.

    Al graduarse del colegio, en 1991, consiguió un trabajo de cajera en el extinto Filanbanco. Un año después ingresó al American Junior College para estudiar una tecnología en Administración de Empresas. “Quería manejar una empresa y ser gerente. Lo que más me gustaba era mercadeo, saber cómo vender, posicionar productos, cambiar ideas, etc.”.

    Era agotador, pero ella creía firmemente que toda mujer debe tener una carrera profesional. Las noches estudiaba y las mañanas atendía en agencias del banco dentro de empresas como Coca Cola y Laboratorios Life.

    En esta última empresa su vida se transformó. La firma abrió en 1993 una vacante para visitadora médica y ella, sin conocimientos de medicina, aplicó para mejorar sus ingresos y crecer.

    Para lograr este puesto tuvo que seguir un curso y dar un examen que incluía conocimientos de anatomía. Fue duro porque la empresa contrataba profesionales ya con conocimientos médicos.

    Estudió mucho y gracias a ese esfuerzo la contrataron. En Laboratorios Life trabajó seis años; era tan hábil para vender que, ciertas veces, superaba hasta tres veces el cupo mensual asignado.

    Fue una de las primeras visitadoras mujeres en el país. El desarrollo profesional que alcanzó no fue suficiente pues quería ocupar un cargo de liderazgo. Al final, más hombres llegaron a esas posiciones y ella renunció para crecer.

    Tras ello, en el 2000, viajó a EE.UU. porque quería perfeccionar su inglés. Fue un desafío; estaba casada pero viajó sola y se llevó a su hija de dos años.

    Contrató una niñera que le ayudara y entre las 10:00 y las 16:00 aprendía lo más que podía en Utah Valley State University. Una de las cosas que más disfrutó fue obtener una A en una prueba en la que ni los japoneses, que eran los estudiantes más dedicados, lo lograron; sonríe al recordar.

    A finales de ese año volvió a Ecuador y se dedicó a terminar su carrera como administradora de empresas en la Universidad del Pacífico. En 2006, sin embargo, la vida le preparó un nuevo reto.

    Ximena Cevallos en una feria de flores de exportación. Foto: Cortesía
    Ximena Cevallos en una feria de flores de exportación. Foto: Cortesía

    Su esposo se dedicó a la exportación y ella quiso ayudarlo. Para ello estudió un diplomado en comercio exterior dictado entre la Federación Ecuatoriana de Exportadores y la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE).

    Los conocimientos que adquirió fueron la llave para que postulara por la vacante para gerenciar en Ecuador la empresa de comercio electrónico colombiana Ultrabox. Su esposo, Luis Serrano, supo del cargo que se ofertaba y no dudó en convencerla para que intentara conseguir dicho puesto.

    Lo hizo y ahora, 12 años más tarde, recuerda cómo con tremendas dificultades, por la desconfianza de ese entonces a las compras en línea con tarjeta de crédito, levantó la empresa en el país.

    Ernesto Leyva, gerente general y accionista de Ultrabox, destaca la responsabilidad, consagración e interés que Ximena tiene por la empresa. “Eso tiene un valor enorme. Se ha interesado en el plan estratégico de alianzas con compañías que permitan un efecto multiplicador de clientes”.

    En la firma, la ejecutiva también ha colaborado en la expansión en América Latina. Actualmente, esta ofrece servicios en Colombia, Costa Rica, Perú y Ecuador.

    Además, ha apoyado a las empresas de courier y correos rápidos en las gestiones frente a las restricciones a la importación que estableció el Gobierno desde el 2013. Lupe Ortega, presidenta de la Asociación de Correos Privados (Acopri), resalta su participación. “Es una ejecutiva, soluciona problemas. En ocasiones, como ella maneja los temas de bodegas en el exterior, hemos visto su sentido de colaboración”.

    Una firma que tiene enfoque global

    Redacción Quito (I)

    En 1999 se conformó en Colombia Ultrabox con el fin de facilitar el desarrollo del comercio electrónico en Latinoamérica y ofrecer servicios en el área de la logística.

    La firma brinda un acompañamiento a los compradores virtuales y ofrece alternativas de importación de bienes de consumo y capital, así como materias primas. En sus inicios la compañía funcionó ofreciendo el servicio de casilleros para el envío de productos desde EE.UU., pero ahora es una firma de comercio electrónico.

    “La empresa hizo enlaces con Amazon, E Bay, entre otras en nuestra propia página. Los clientes ya no tienen que ingresar a otras plataformas, comprar y poner su casilla. Nuestro portal ofrece la herramienta de comercio electrónico directamente”, comenta la CEO en Ecuador, Ximena Cevallos.

    Actualmente, la compañía tiene bodegas en Miami, Madrid y Guangzhou. Cuenta con sucursales en cuatro países de América Latina; a Ecuador llegó en 2006.

    Durante los primeros años de la firma en el país, cuenta la gerente, desde la matriz se logró una alianza con Diners y Banco de Guayaquil para difundir el servicio entre algunos de sus clientes. El aval de las entidades financieras permitió darles la seguridad para que hicieran transacciones vía Internet con sus tarjetas de crédito.

    Entre las propuestas de valor de Ultrabox está acceder a miles de productos y servicios en cualquier lugar del mundo, eliminación de intermediarios, transacciones seguras en cualquier lugar el planeta sin la necesidad de usar efectivo, entre otras.

    Datos

    Familia. Está casada y tiene una hija de 21 años y un hijo de 17. Gusta realizar con ellos actividades al aire libre.

    Intereses. Le gusta hacer ejercicios y bailar. Una de sus pasiones es la repostería. Hace tortas para los compromisos de su familia. Incluso, llegó a tener un negocio.

    Madre. Considera que ha sido un pilar fundamental en su vida. Siempre la ha apoyado.

    Ximena Cevallos junto a su esposo e hijos. Foto: Cortesía
    Ximena Cevallos junto a su esposo e hijos. Foto: Cortesía
  • El auténtico sabor italiano lo llevó a su pizzería

    Redacción Sierra Centro (I)  redaccion@revistalideres.ec

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    Los secretos y los sabores de la auténtica pizza italiana los conserva Pizzería Mama Mía. Este emprendimiento familiar, que abrió sus puertas en marzo del 2017 en las avenidas Los Shyris y La Niña, en el sur de Ambato, es un negocio especializado en alborotar el paladar de sus clientes más exigentes con pizzas, espagueti, macarrones, lasañas, entre otros.

    El secreto de Mama Mía no se limita a la elaboración y cocción de la masa; también incluye ingredientes de calidad y mucha técnica en los diversos procesos de preparación. Todo esto eleva el gusto en el paladar de sus comensales, a lo que se suma la cordialidad y la buena atención para sus clientes.

    El prestigio de este negocio se logró gracias a las recetas originales que Genaro Lara, gerente de Mama Mía, aprendió en Italia cuando pasó de ayudante de cocina a chef principal de la pizzería restaurante Gran Café Roma, enclavada en el corazón turístico de la capital italiana, donde trabajó durante nueve años.

    “Se me dio esa oportunidad y desde el primer día hice las cosas con dedicación para que cada plato salga impecable para el cliente. Eso también lo practicó en Ecuador”, explica Lara.

    Él sabe elaborar masa y seleccionar los ingredientes (embutidos, tomate, queso y más). También conoce la técnica del correcto amasado de la harina para que la masa de la pizza esté suave y consistente a la hora de llevarla al horno.

    El emprendedor comenta que en Italia también aprendió a elaborar helados, postres y una infinidad de platos de esa cocina.

    Mensualmente puede comercializar más de 300 pizzas. A esto se suman los espaguetis, lasañas y macarrones, que son la especialidad de la casa. “Es un negocio que está creciendo”, detalla Lara.

    La inversión inicial de este negocio fue USD 10 000, provenientes de los ahorros del emprendedor. Con los recursos, él equipó y ambientó el lugar con fotografías que recuerdan a importantes sitios turísticos de Roma. Al mes factura USD 1 700 y cuenta con tres colaboradores.

    Recuerda que retornó a Ambato desde Europa en el 2015. Parte de sus ahorros los tenía en pólizas.

    Durante esa época cerraron algunas cooperativas y los familiares de Lara le recomendaron que con los conocimientos de cocina italiana que tenía podía abrir su propia pizzería.

    El primer paso fue recorrer locales similares que había en Ambato para degustar cada uno de los platos. Ninguno se igualaba a los que estaba acostumbrado a saborear y preparar en el restaurante italiano donde laboró.

    El emprendedor no lo pensó dos veces y comenzó a buscar un lugar donde ubicar su emprendimiento. Pensó que su negocio sería diferente a los que hay en la ciudad y no se equivocó.

    Una vez que encontró el espacio comenzó a decorarlo. En el día de la inauguración llegaron decenas de comensales que en la actualidad son fijos. “Les ofrezco a mis clientes calidad, frescura y el sabor incomparable de Italia”.

    El verdadero sabor de la pizza italiana -dicen los expertos- es un buen horno, una excelente preparación de la masa y un cocinero experto. Genero Lara trata de poner eso en práctica siempre.

    De igual manera, los helados son tradicionales de esta zona del planeta. Son ampliamente conocidos como ‘gelatos’.

    Mas datos

    Emprendedor.  Genaro Lara planifica una nueva inversión de USD 10 000. La idea es adecuar un espacio para ofrecer una pizza estudiantil a bajo costo y con la misma calidad y sabor. También quiere implementar la heladería y otras especialidades.

    Restaurante. Mama Mía tiene promociones semanales para atraer a sus clientes. Los martes y jueves se oferta el denominado ‘combo loco’, que consiste en una pizza de la casa extragigante y una porción de alitas BBQ por un precio de USD 20.

    Genaro Lara, gerente de Pizzería Mama Mía, ofrece combos especiales para los clientes los martes y jueves. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Genaro Lara, gerente de Pizzería Mama Mía, ofrece combos especiales para los clientes los martes y jueves. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Fugu: el software libre los llevó hasta México, Paraguay y Francia

    Sebastián Angulo / Redacción Quito

    Adrián Cadena asegura que rara vez usa traje formal para su trabajo. Recuerda que lo hizo en dos ocasiones y fueron para reuniones en el Ministerio de Industrias y Productividad. La mayoría del tiempo su ‘look’ es deportivo, porque le gusta movilizarse en bicicleta.

    No ha cursado una carrera universitaria; sin embargo, es programador y creador de la empresa Fugu Software, dedicada a la implementación y realización de software libre y soluciones informáticas.

    En 1998 se graduó del Colegio Pensionado Universitario (Quito) y luego trabajó como mesero en el cibercafé Papaya Net. Este empleo le obligó a aprender inglés, para mejorar su atención al cliente.

    Cadena comenta que es autodidacta; todos sus conocimientos en programación los obtuvo por medio de la lectura de libros sobre este tema. En principio, se interesó por el diseño gráfico, cuando trabajó en una empresa de su tío, en 1999.

    Posteriormente aprendió a diseñar páginas web, lo que le llevó a adentrarse en el mundo de la programación y a especializarse en el tema del software libre.

    En el 2001 ingresó a la firma Kruger Corporation. Permaneció cerca de dos años, tiempo en el que adquirió experiencia en este campo y le sirvió para iniciar su emprendimiento. Ernesto Kruger, presidente de esta compañía, comenta que Cadena “es un gran emprendedor y que tiene gran capacidad de análisis”. En la época de trabajo lo recuerda como “alguien inquieto y tenaz”.

    La idea de Fugu nació en el 2003, aunque se constituyó como compañía limitada en el 2006. Cadena dio vida al negocio junto a su amigo Santiago Cornejo, que luego de tres años decidió retirarse.

    La inversión inicial fue de aproximadamente USD 30 000. Este monto les sirvió para alquilar un local, comprar suministros de oficina y cuatro computadoras.

    Su primer contrato fue para implementar una página web de un evento que la ONU realizaba en el país. Su costo fue de aproximadamente USD 10 000.

    En el 2007 la firma consiguió su primer contrato internacional con la empresa mexicana Good Neighbor, que les contactó por medio de su página web. El trabajo consistía en la elaboración de un software para pantallas táctiles. Su aplicación serviría para automatizar servicios en edificios. El costo fue de USD 55 000. Viajaron tres programadores de Fugu a ese país, para la instalación y capacitación.

    Actualmente la empresa maneja cinco líneas de software: el ERP (Enterprise Resource Playing), software para facturar y manejar la producción en empresas; Pentaho, un programa para inteligencia de negocios que genera gráficos y estadísticas; Alfresco, sistema de gestión de contenido empresarial; CRM para empresas que trabajan en el área farmacéutica; y el desarrollo de portales electrónicos.

    Hoy, Fugu Software cuenta con ocho programadores. Todos trabajan fuera de la oficina, o si lo amerita, en las instalaciones de las empresas que los contratan.

    En el 2009, Fugu trabajó para el Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro), en la implementación de ERP. Este programa fue modificado para su aplicación en pymes a escala nacional.

    Silvia Villacís, consultora del Mipro, comenta que el proceso de instalación duró tres meses. Se trató de una adaptación de software. El costo total, incluidas las capacitaciones, fue de USD 320 000.

    A finales del 2011 e inicios de este año instalaron el sistema Pentaho en el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Marcelo Latorre, de la Dirección de Tecnología de la Información y Comunicación de esta entidad, explica que el servicio que brindó Fugu fue de mucha utilidad, debido a que en temas de software libre todavía existe escasez de soporte técnico en el país.

    En el sector privado, esta empresa quiteña ha trabajado para compañías como Casabaca, OCP y el Portal Petrolero.

    Juan Carlos Guanoluisa, administrador de Operaciones e Infraestructura de Casabaca, señala que Fugu realizó un trabajo de digitalización de documentos. El proyecto se llevó a cabo a inicios de este año, y costó unos USD 20 000.

    En este año la empresa paraguaya Datasystems contrató sus servicios por USD 65 000, para la instalación de un programa de CRM y capacitación. Además, a inicios del 2012 cerraron un contrato para instalar software libre en la agencia de un banco europeo, en París. El costo del contrato asciende a cerca de USD 1 millón. El contrato durará dos años.

    Oferta corporativa

    Consultoría. La firma ofrece servicios para la implementación de comercio electrónico, análisis e implementación de Tecnologías de la Información (TIC); además, análisis de posicionamiento en Internet.
    Páginas web y multimedia. La compañía desarrolla sitios web corporativos. También, portales con aplicaciones como: gestión de contenidos: noticias, productos, etc.

    EL INSIGNIA

    ‘Tengo libertad en mi trabajo’

    Fabián Vásconez / programador

    Yo me vinculé a Fugu hace ocho años. Empezamos a desarrollar proyectos de software libre en algunos ámbitos; en ese entonces, eran temas relacionados con Internet.

    El año pasado, cuando trabajábamos en las oficinas, el ambiente laboral era bueno. Era como pasar un tiempo con amigos, nos divertíamos. Escuchábamos la música que nos gusta y hasta veíamos videos, había mucha camaradería

    Ahora nosotros trabajamos por cumplir objetivos específicos, y por esta razón no dependemos de un horario. Esto hace que pueda optimizar de mejor manera mi tiempo y que exista mayor libertad.

    A veces, el trabajo lo realizamos desde la casa, todo lo coordinamos por Internet y nos mantenemos comunicados con nuestros compañeros por este medio.

    Fugu me ha dado la oportunidad de viajar e intercambiar experiencias con otras personas que saben del software libre en el extranjero. He aprendido mucho durante todo este tiempo.

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  • El crudo llevó a Carlos Cabrera Sandstrom a la ex URSS, China, EE.UU…

    Leonardo Gómez / Redacción Quito

    Aún no desaparecía la Unión Soviética cuando Carlos Cabrera viajó a ese país como representante de la empresa estadounidense Universal Oil Products (UOP).

    En medio de las tensiones causadas por la Guerra Fría entre Estados Unidos y la desaparecida Unión Soviética, Cabrera trabajó en la implementación de tecnología energética para los satélites soviéticos.

    Tiene 61 años y dos tercios de su vida los ha dedicado a la ingeniería química. Tanto la primaria como la secundaria estudió en el Colegio Americano de Quito, una institución a la que recuerda con mucho cariño. En esa institución educativa su madre fue profesora. Margarita Sandstrom,  de nacionalidad norteamericana, enseñaba inglés, historia y principios de la democracia.

    De ella heredó el hábito de la lectura, no tanto por la literatura, aunque confiesa tener un gusto especial por el realismo mágico de Gabriel García Márquez y los libros del peruano Mario Vargas Llosa. Prefiere los textos que hablan sobre los efectos que puede tener la tecnología en los sistemas económicos y geopolíticos.

    De su padre heredó la disciplina y una amplia ascendencia militar. El general ambateño Carlos Cabrera Sevilla fue agregado militar del Ecuador en los EE.UU., hermano del general Luis Cabrera Sevilla, quien se desempeñó en el alto mando de la nación durante la Junta Militar de 1963; también fue hermano del general Raúl Cabrera Sevilla, un alto oficial del Ejército durante el triunvirato militar de 1979, integrado por Alfredo Pobeda, Guillermo Durán Arcentales y Luis Leoro Franco.

    Cabrera recuerda que viajaba con frecuencia a Estados Unidos entre los 3 y 4 años de edad, acompañando a su padre. De regreso al país, en el Colegio Americano, el menor de cinco hermanos, aprendió sus primeras letras y en el colegio tuvo un acercamiento con la química.

    Quería ser biólogo, recuerda Teresa Cabrera, su hermana mayor, pero no le gustó la biología y se inclinó por las ciencias exactas como las matemáticas. Fue en tercer curso de colegio cuando, por admiración a sus profesores, le puso mayor empeño a la química.

    “También era buen deportista, le gustaba mucho el básquet, el fútbol y el vóley. De los cinco hermanos, somos cuatro mujeres y Carlos, que es el menor, siempre fue un niño muy inquieto y travieso”, cuenta su hermana.

    Patricio Eastman y Rafael Arroyo son amigos de Carera desde el jardín de infantes y lo recuerdan como un buen amigo.

    “Siempre fue un líder -recuerda Arroyo-, él era el que nos organizaba en los juegos y en el estudio, también tocaba la guitarra eléctrica en una banda con Patricio Eastman, Jorge Maldonado, Nelson Ruiz y otros compañeros”.

    Eastman, por su parte, cuenta que tocaban en una discoteca que quedaba en la 6 de Diciembre y Colón (Quito). “Se llamaba Jai Alai”, recuerda Eastman.

    Gastón Guerra San Lucas fue docente en el colegio en donde estudió Cabrera. Él fue ingeniero químico y dictaba la cátedra de física; también fue quien le dio las luces para aplicar a una beca en Universidad de Kentucky, en los Estados Unidos.

    Allá Cabrera obtuvo su título con honores, en 1973 se graduó de Ingeniero Químico y entró a trabajar en la empresa Universal Oil Products (UOP), un proveedor internacional líder para la refinación de petróleo, petroquímica y gas en las industrias transformadoras.

    Comenzó en septiembre de 1973 en el cargo de ingeniero de investigaciones. Como representante de esa empresa viajó al Japón, China, India, Arabia Saudita, Libia… y se retiró a los 58 años de edad, en 2009 como Presidente.

    También obtuvo una Maestría en Administración de Empresas por la Universidad de Chicago.

    Una de las etapas que mejores recuerdos le trae fue cuando trabajó en la instalación de satélites de la desaparecida Unión Soviética. Todavía mantiene algunos contactos con el Gobierno de Azerbaiyán, como asesor de la Compañía Nacional de Hidrocarburos Socar (State Oil Company of Azerbaijan Republic).

    Poco más de un mes de salir de UOP, recibió la llamada del Gobierno de Chino. Se le encargó que monte una compañía dedicada a producir tecnologías para mejorar la eficiencia ambiental en la industria del carbón.

    Así, en 2009, fundó la el Instituto Nacional de Bajo Carbono y Energías Limpias (NICE), con sede en Pekín, China. Allí se desempeñó como Presidente Fundador y Director Ejecutivo.

    Actualmente es miembro del Consejo Ejecutivo de la Big West Oil, una empresa privada de los EE.UU. También es miembro del Consejo Consultivo Mundial de la Universidad de la Escuela de Chicago Booth de Negocios.

    Fue galardonado con el Premio 2007 Combustibles y Petroquímicos División de Liderato por el Instituto Americano de Ingenieros Químicos; con el Premio de Honeywell Corporation 2008 Liderazgo Directivo y nombrado como hombre de Élite Corporativa de la revista Hispanic Business en el 2009.

    A finales del 2011 fue nombrado Director Ejecutivo de la petrolera Ivanhoe. A pesar del reconocimiento, de las responsabilidades asumidas, de los viajes y lugares que ha conocido en sus misiones de trabajo, Cabrera confiesa que Quito es el lugar que más extraña, al igual que las ferias taurinas y los partidos del equipo de sus amores, El Nacional.

    Los premios que ganó por el crudo

    • 2007. Premio Combustibles y Petroquímicos División de Liderato por el Instituto Americano de Ingenieros Químicos.
    • 2008. Premio de Honeywell Corporation 2008 Liderazgo Directivo.
    • 2011. Es nombrado como nuevo Director Ejecutivo de la petrolera Ivanhoe.