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  • En España trabajaron; en Loja emprendieron

    Redacción Loja

    En la planta baja de una casa de tres pisos se instaló la fábrica de zapatos de tela de marca La Garra. Este emprendimiento está ubicado en la Ciudadela del Electricista, al sur de Loja.

    Esta idea la tuvieron Édgar Tacuri, Jorge Piedra y Lenin Rogel, los dos primeros son migrantes que retornaron a Ecuador. El objetivo es generar fuentes de empleo en la ciudad de Loja.

    Hasta el momento, la inversión alcanza los USD 130 000, de esta cifra el 30% es financiado por el Banco de Fomento y la Corporación Financiera Nacional.

    Ocho máquinas se importaron desde España con los capitales de los migrantes. Estas no contaminan el ambiente, porque funcionan a electricidad con medidores de 220 voltios.

    En el inmueble, también se instaló un espacio para exponer los modelos que se confeccionan. Variados colores matizan el espacio y las prendas, tanto para hombres como mujeres. Además, han aprovechado el desarrollo de la 185 Feria Internacional que se realiza en Loja, para exponer la mercadería. La meta es promocionarse y mejorar las ventas.

    Actualmente, el producto se vende en almacenes de Loja, Zamora y Macas.

    La instalación de la fábrica se la hizo hace un año y medio, y la producción arrancó hace cuatro meses. 100 pares de zapatos venden al mes en promedio, y en ‘stock’ mantienen otros 100.

    Édgar Tacuri lo califica como un zapato urbano, porque es cómodo para caminar por la ciudad. En el caso de los modelos para caballeros, en la planta del calzado dispone de una base ortopédica para darle mayor comodidad.

    Cada serie de zapatos tiene una particularidad. La firma elabora productos de acuerdo con la época o celebración. Por ejemplo, para el Mundial de Brasil, diseñó y confeccionó zapatos amarillos, azules y rojos. Y por las fiestas de Loja se pintaron flores y adornos en los de mujer.

    En el negocio, por el momento trabajan cinco personas, todas migrantes. Cada una tiene una experiencia distinta en países europeos, para confeccionar zapatos en telas especiales.

    Tacuri laboró durante una década en España, en una compañía de zapatos. Allí, aprendió las técnicas de la producción y estrategias de venta. Mientras que Consuelo Bravo, quien vivió en España durante 12 años, aprendió sobre el diseño de prendas de vestir y calzado. Ella recibió cursos impulsados por la Comunidad Europea, que se ofrece a los migrantes con el objetivo de que, al volver a sus países, sean productivos.

    Confeccionan también calzado de acuerdo con las necesidades empresariales. La idea es dar comodidad a los pies para que el empleado o trabajador pueda rendir en las actividades asignadas.

    El negocio en breve

    El apoyo. Estos emprendedores han recibido apoyo del Mipro y la Prefectura de Loja para buscar mercados en donde exponer el calzado fabricado en Loja.

    La materia prima. Un 80% es adquirida en Ecuador. Las telas traen desde Ambato; el caucho, de Guayaquil; el corcho, desde Brasil u otro país de la región.

    La promoción. Hoy buscan estrategias de promoción. Se apuntalan en las redes sociales y con agentes de venta.

  • Seis comunidades fronterizas emprenden con el palo santo

    Redacción Loja

    La compañía comunitaria Bolívar Tello Cano, que agrupa seis comunidades del cantón fronterizo Zapotillo (suroccidente de Loja), recibirá el próximo 22 de septiembre un premio de USD 5 000, otorgado por Iniciativa Ecuatorial del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo por la ejecución del proyecto Palo Santo.

    Además, participará en la elección de los premios de Reconocimiento Especial. Este será un galardón adicional de USD 15 000 y los ganadores se conocerán el día del evento, en Nueva York.

    El proyecto Palo Santo nació en el 2007, por una investigación en la Universidad Técnica Particular de Loja. Se desarrolló un proceso para obtener aceite esencial del fruto del árbol de palo santo, y no del tronco, reduciendo el impacto hacia el bosque por la tala de árboles.

    Luego se presentó un proyecto piloto que ejecutó una iniciativa empresarial y de conservación. Para lograr el objetivo se unieron la Fundación Naturaleza y Cultura Internacional (NCI), un organismo que durante 15 años trabaja por la conservación del Bosque Seco del sur del Ecuador, y la empresa brasileña Natura, que a la vez es el primer cliente.

    Bruno Paladines, coordinador de Bioconocimiento de NCI, indica que esta ONG impulsó el proyecto y para su ejecución, explica, la base es la conservación, investigación y comercialización. «La conservación se transforma en la materia prima».

    La Agencia de Desarrollo Económico del Sur en el 2011 definió un modelo de negocios de tres componentes para que la comunidad se beneficie de las ganancias por la venta del aceite. Estos son: Área productiva y comercial, que se enfoca en la cosecha y comercialización; Caja de ahorro y crédito, que permite a los socios tener recursos para invertirlos en emprendimientos productivos individuales; y el Fondo de investigación y conservación, que es un instrumento que permite captar fondos de las ventas para impulsar más investigaciones y contar con productos agregados, sumándose la conservación del bosque.

    Violeta Condoy, socia de la Compañía Comunitaria Bolívar Tello Cano, los representará en EE.UU. para recibir el premio. De acuerdo con Condoy, ya cuentan con el espacio para edificar el laboratorio de procesamiento en la zona, parte del premio se invertirá en esa idea. Actualmente, el producto se cosecha y se lo transporta hasta Loja para que sea procesado en los laboratorios de la Universidad Técnica Particular de Loja.

    La producción Cifras.

    • En 2013 se extrajeron 255 l de aceite. Por cada 30 kg de fruto de palo santo se reciben USD 27.
    • Comunidades. Más de 150 personas beneficiarias de Malvas, Tutumos, Bejucal, Paletillas de Malvas, La Manga y Chaquiro (Zapotillo).

  • Loja tiene sus marcas en el mercado vinícola

    Lilia Arias (I) Redacción Loja / Líderes

    Los licores y vinos de frutas son parte de un emprendimiento familiar que surgió hace 50 años, en la provincia de Zamora Chinchipe. Sin embargo, por el crecimiento de la familia, esta tradición se extendió hacia la ciudad de Loja en donde se comercializan estos productos bajo la marca Vinos y Licores de Sur.

    Esta empresa lojana, que nació hace dos años, cuenta con dos inversionistas, los hermanos Giovanni y Aldo Reyes. Ellos decidieron seguir con la elaboración de la receta que les enseñó su abuelo. La planta procesadora se ubica en la parroquia de Vilcabamba, mientras que el almacén de ventas está en Loja.

    Aldo Reyes dice que fue complicado abrirse espacio en el mercado, sobre todo al ubicar el producto en bodegas y tiendas. Una de las trabas es la obtención del registro sanitario, que lo tramitan hace dos años. Siete muestras entregaron a la Dirección Nacional de Control Sanitario para su respectivo análisis para obtener el documento. Hasta el 6 de octubre, tan solo cuentan con tres de estos registros, para los licores de café, cacao y maracuyá. Aún están en trámite el de mora, membrillo, uva, grosellas y papaya.

    Para instalar la fábrica, sus socios invirtieron USD 70 000 en el equipamiento tecnológico: refrigerantes, tanques de almacenamiento para la maduración de la fruta, macerador de los frutos… Una cantidad similar, en la adquisición de insumos. El capital es propio fruto de 13 años de trabajo en el extranjero.

    Para Reyes, tener esta base económica ha permitido quedarse en el mercado. «Porque si hubiésemos pedido créditos para adecuar la fábrica, este proyecto ya estaría en el fracaso».

    En la preparación y comercialización de este producto interviene María del Pilar Jaramillo, esposa de Aldo Reyes. Según esta emprendedora, ingerir vinos o licor luego de los alimentos es una forma de nutrición. «Una copa de vino permite tener una digestión adecuada; además, mata las bacterias que se proliferan cuando existen residuos en la boca».

    Para promocionar el producto han buscado distintas formas. Entre las que se destaca la participación en ferias, hablar cara a cara de la calidad de estos vinos, invitar al ciudadano a probarlos y entregar anuncios en hojas volantes. La próxima feria que expondrán estos licores será en la feria de Jotapa en Manabí.

    Rolando Ramírez probó los vinos en la Feria de Loja, en septiembre, y su calificación fue de excelente. Adquirió cinco botellas, entre café y cacao, para obsequiarlas a sus familiares.

    Hace siete meses abrieron la tienda de vinos en Loja donde han tenido buena aceptación dice María del Pilar Jaramillo. Un promedio de venta mensual es de USD 900. Aldo Reyes aclara que esta venta es directa al consumidor final, porque luego de entregados los registros se podrá vender a granel para tiendas y micromercados. Cada botella de un litro está en USD 10 el licor y 9 el vino.

    900 dólares es el promedio mensual de ventas que tiene este emprendimiento de vinos en Loja

  • En el centro de Loja se destaca su marca textil

    Redacción Loja (I)

    Nuevos diseños y calidad es la clave para mantener la clientela en la microempresa D&D Intex de Loja. Este emprendimiento, que surgió hace 22 años, pero que ha producido de forma ininterrumpida por cinco años, fabrica y vende ropa de niños y adulto exclusivos.

    La lojana María Ester Ordóñez y su familia han logrado sacar a flote esta iniciativa. En el centro de la urbe lojana está ubicado el almacén y el taller.

    La pequeña fábrica cuenta con la maquinaria necesaria para realizar las costuras y acabados, para dar un toque de exclusividad a cada artículo. La inversión en equipos, adquiridos hace cinco años, fue de USD 10 000, con fondos propios.

    Alcívar Muñoz, esposo de la emprendedora, también participa de la fabricación y venta de ropa. Cuando los pedidos se incrementan, él y sus dos hijos cosen y Ordóñez realiza los acabados.

    El nombre de la empresa surgió por el apoyo incondicional de sus hijos Danny y Dayna, se complementa con la palabra incorporada de inventos textiles quedando D&D Intex. Su línea estrella es la ropa de niños. A Ordóñez, artesana calificada, le apasiona realizar diseños para los más pequeños, que van desde un vestido de fiesta hasta pijamas y gorros.

    Las telas con las que se confecciona son seleccionadas en las fábricas de Ambato, Cuenca y Guayaquil. Cada tres meses ella y su esposo viajan a adquirirlas, invierten un promedio de USD 5 000, dependiendo el volumen de pedido.

    Entre las anécdotas de esta emprendedora, que combina el diseño y la profesión de abogada, es que sus bocetos por lo general los realiza a primeras horas del día, entre las 05:00 y 06:00. «Son líneas curvas que poco a poco les doy forma y salen los diseños de niños».

    Estas ideas están plasmadas en los vestidos que vende y ocupan un lugar especial en las estanterías. Patricia Loján con frecuencia compra ropa en este almacén. Inicialmente ella creía que la ropa que expendía Ordóñez era americana; sin embargo, mientras compraba ella le comentó que las fabrica. Según Loján, las prendas son de buena calidad y superan la marca extranjera. Ella adquiere ropa particularmente para Navidad.

    Una de las dificultades para no fabricar masivamente, dice Ordóñez, es no contar con personal calificado, sobre todo para realizar los acabados. Uno de sus objetivos del 2015 es crear una academia en Loja, para capacitar en este oficio.

    Negocio

    La oferta. Son 10 diseños al mes que dibuja Ordóñez y la producción es de 20 unidades de cada uno, que lo vende en un promedio de USD 10.

    La temporada alta. Para diciembre la producción se duplica. Además la ropa de mujer tiene diseños creados con apliques.