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  • Aulas con emprendimientos sociales

    Mónica Mendoza 
    Macroeditora (I)

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    La Universidad Técnica Estatal de Quevedo (UTEQ) tiene 25 proyectos de emprendimiento destacados este año. El principal puntal es la vinculación con la comunidad y la gestión empresarial.

    El máster Édgar Pastrano, director de Vinculación, señala que los proyectos llegan a grupos vulnerables de la población de Quevedo y las zonas de influencia de Ventanas, Mocache, Quinzaloma y otros cantones fluminenses.

    Con estos proyectos se ha logrado un acercamiento fundamental con la comunidad y ha permitido convenios con gobiernos locales y provinciales y con organizaciones y empresas, explica.

    Uno de esos proyectos es el Rescate del recurso zoogenético, de gallinas criollas. Esto se hace a través de la incubación artificial para mejorar el rendimiento productivo de las aves.

    Uno de los ejes es trabajar en el rescate de los saberes ancestrales en las zonas rurales en Quevedo y Mochache. Piedad Yépez, coordinadora del proyecto de Vinculación, señala que se han firmado convenios con 38 organizaciones campesinas y grupos de economía solidaria de la provincia.

    Ronny Gaibor, estudiante de Ingeniería Zootecnia (22 años), cuenta que el proyecto consiste en recuperar la producción ancestral de los campesinos, que muchas veces se ha perdido por la migración a las urbes o la modernidad. Los estudiantes capacitan a las comunidades con las técnicas para que mantengan la producción de huevos y gallinas criollas.

    Por ejemplo, para incubar 100 huevos se necesita 10 gallinas durante 21 días. Esa labor se puede hacer en incubadoras artificiales durante el mismo tiempo y se puede alcanzar producciones más altas. Una vez que las gallinas ponen los huevos, éstos son colocados en los aparatos. Además, se evita la pérdida de huevos porque las gallinas abandonan los nidos.

    El proyecto de Luis Racines, Chocolates Sweets Of Love, comenzó en junio del 2016, a raíz del terremoto en Manabí. Elisa Sánchez lleva adelante Chocochiqui, que es un proyecto de emprendimiento de Ingeniería en Alimentos. Fotos: Mario Faustos / LÍDERES
    El proyecto de Luis Racines, Chocolates Sweets Of Love, comenzó en junio del 2016, a raíz del terremoto en Manabí. Elisa Sánchez lleva adelante Chocochiqui, que es un proyecto de emprendimiento de Ingeniería en Alimentos. Fotos: Mario Faustos / LÍDERES

    El proyecto incluye capacitarlos en la fabricación de incubadoras artesanales con el uso de materiales de la zona. Se les enseñan las técnicas para que guarden el calor para incubar los huevos y evitar la humedad que los daña.

    Según Yépez, en cada semestre se vinculan 25 estudiantes en el proyecto con la comunidad.

    En tanto, Chocochiqui es un proyecto de emprendimiento de Ingeniería en Alimentos. Elisa Sánchez (39), es estudiante la carrera, comenzó la práctica desde las aulas de la universidad. Pero ya tenía el interés en este producto desde hace cinco años cuando estuvo en un curso en Quito.

    En días festivos elabora más de 200 chocolates de diferentes modelos para San Valentín, Navidad y Día de la Madre. El 19 de julio participó en una feria organizada por el Ministerio de Inclusión Económica y Social en Quevedo.

    En esa misma línea de productos derivados del cacao está Luis Racines (33 años), estudiante de la Unidad de Estudios a Distancia. Su proyecto Chocolates Sweets Of Love comenzó en junio del 2016, a raíz del terremoto en Manabí. Cuenta que se iba a retirar de la carrera, pero comenzó a producir como un agradecimiento a sus compañeros que lo apoyaron para que continuara con sus estudios. Antes lo había hecho como diversión y fue en la universidad donde descubrió su talento para este tipo de producción.

    Al inicio ofertaba en pocas cantidades y arrancó con un capital de USD 20. Producía 15 kilos y ahora 150 kilos hasta que se convirtió en un emprendimiento de chocolatería artesanal.

    “Las autoridades han dado seguimiento al proyecto para demostrar que el emprendimiento es viable desde el preuniversitario, ya que hay estudiantes que han sacado sus propuestas a partir del quinto o sexto semestre”, dice. Los planes a mediano plazo es lograr que la marca se exporte.

    Joshua Rosales  tiene 22 años y es un estudiante egresado de la carrera de Ingeniería Telemática.
    Joshua Rosales tiene 22 años y es un estudiante egresado de la carrera de Ingeniería Telemática.

    Racines ha participado en una rueda de negocios en la hacienda La Clementina (Los Ríos) en el 2016 y representó a la UTEQ en el Salón del Chocolate en Quito, en junio pasado. Ahí ganó el tercer lugar en la categoría Taza de Chocolate. “Fue mi primera vez para probar suerte y significó un orgullo para la universidad”.

    Racines está empeñado en reestructurar la empresa y hacer el lanzamiento de la marca en agosto en las ferias de emprendimiento de la universidad. Hasta ahora hay siete presentaciones y en la exposición duplicará los productos.

    Joshua Rosales (22 años) es un estudiante egresado de la carrera de Ingeniería Telemática, que está orgulloso del proyecto que hizo con tres compañeros hace un año.

    Él desarrolló un emprendimiento de soluciones electrónicas y de telecomunicaciones. Es un prototipo de programación llamado FPGA que permite programar y controlar sensores. Y así se pueden fabricar sistemas automatizados para la vida cotidiana.

    Los estudiantes de la carrera también automatizaron el sistema para riego del jardín para la universidad. En este proyecto utilizaron sensores, pero un dispositivo más pequeño que se llama microcontrolador que actúa como el cerebro. En el jardín se ubicaron sensores de humedad y temperatura que envían la información al sistema para que se active el riego automáticamente, explica Rosales.

    El alumno Ronny Gaibor y Piedad Yépez, coordinadora del proyecto de Vinculación de Rescate del recurso zoogenético, de gallinas criollas. Foto: Fotos: Mario Faustos / LÍDERES
    El alumno Ronny Gaibor y Piedad Yépez, coordinadora del proyecto de Vinculación de Rescate del recurso zoogenético, de gallinas criollas. Foto: Fotos: Mario Faustos / LÍDERES
  • El agro de Los Ríos se tecnificó en sus aulas

    Bolívar Velasco. Redacción Santo Domingo / LÍDERES

    La Universidad Técnica Estatal de Quevedo (UTEQ) surgió de un proyecto pensado para tecnificar la riqueza agrícola y pecuaria de la provincia de Los Ríos.

    Este territorio de clima tropical posee grandes extensiones de banano, palma africana, arroz, maíz, cacao y café.

    De hecho, según el INEC, Los Ríos tiene la mayor superficie de labor agrícola del país después de Manabí, Guayas y Loja. Su extensión de sembradíos supera el 7,25%. Precisamente por esa abundancia que creció con los años, un grupo de visionarios profesionales consensuaron en la década del 70, que la provincia debía contar con un centro de estudios superiores. La aspiración tomó forma en 1976, cuando en Quevedo se creó una dependencia anexa a la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Luis Vargas Torres de Esmeraldas.

    Las primeras carreras fueron las de Ingeniería Forestal y Zootécnica. La idea era que a través de estas, los hijos de los finqueros se formaran para incursionar en las técnicas de la zootecnia y sembrío de nuevas plantas. Ese concepto aún se mantiene. El exdiputado socialcristiano por Los Ríos, Antonio Andrade, recuerda que con la incorporación de más alumnos, otros jóvenes se interesaron por estudiar y eso permitió que la demanda aumente. Bajo este escenario, en 1984 las autoridades de la provincia dieron el salto para iniciar gestiones que dieron lugar a la apertura de la UTEQ.

    Actualmente, la universidad cuenta con 34 carreras, seis facultades, 150 docentes y 10 000 estudiantes. El campus ocupa cinco hectáreas y también cuenta con dos fincas de 120 y 90 hectáreas en la vía a Mocache y Babahoyo.

    En estos terrenos se realizan las tareas prácticas que los alumnos aprenden en las aulas. El área investigativa es una de las mayores fortalezas de la UTEQ y el referente que permitió la acreditación a la categoría B ante el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Educación Superior (Ceaaces), como lo cuenta el coordinador de Investigación y Desarrollo, Enrique Nieto.

    La Coordinación de Investigación la integran 12 PhD y cinco Prometeos. Otros 32 docentes que se preparan en Cuba, España y México para obtener un doctorado, se sumarán a este equipo dentro de tres años. Según el rector, Roque Vivas, la preparación docente corresponde a un plan de mejoras de cara al nuevo proceso de acreditación. «Buscamos mejorar todos los indicadores, para subir a la categoría A».

    Para lograr eso, la UTEQ inyectó más recursos para la investigación. De los USD 22 millones del presupuesto que maneja el centro de estudios, para la investigación se asignan USD 1 200 000.

    Otro de los ejes en los que se trabaja es en el rediseño de la malla curricular. El objetivo es que las carreras vayan acorde con los parámetros exigidos por la Unesco. Por ejemplo, agrega Nieto, el perfil académico de la ingeniería ambiental que se maneja en Brasil, en el corto plazo será el mismo en la UTEQ.

    Además, los sílabos docentes, el ejercicio de las prácticas preprofesionales y de laboratorio se fortalecieron por sugerencia del Ceaaces.

    La UTEQ por dentro
    Facultades. Funcionan seis: Ciencias de la Ingeniería, Ciencias Empresariales, Ciencias Agrarias, Ciencias Ambientales, Ciencias Pecuarias y Derecho.

    Carreras anexas. La UTEQ cuenta con una escuela de conducción autorizada por la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), que actualmente cuenta con un cupo para 580 estudiantes.

    Cursos periódicos. A través del Centro de Capacitación de la Empresa Pública de Desarrollo de la UTEQ se brindan cursos de inglés y mandarín a estudiantes de colegios y de la propia Universidad. Las clases las imparten docentes especializados en Estados Unidos.