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  • La zona rosa quiteña luce un sello propio

    Redacción Quito

    Ocho banderolas de tonos blancos, verdes, morados… decoran desde inicios de julio las esquinas de la plaza Foch, en el sector de La Mariscal, en el centro norte de Quito.

    Los emblemas, que muestran una figura similar a una letra M en su interior, fueron colocados en el sitio por la agencia municipal Quito Turismo. Esta entidad trabaja desde octubre del 2010 en la consolidación de La Mariscal, como zona turística o la ‘zona rosa de Quito’.

    Daniela Heinemann, coordinadora del Grupo Zona Mariscal, una asociación de empresarios turísticos del tradicional barrio, explica que el logotipo representa el esfuerzo de los moradores por restablecer la imagen positiva de este sector. “La Mariscal es más que diversión nocturna. Tenemos opciones culturales para el turista local o extranjero durante el día”.

    Por tal motivo, en marzo de este año, Quito Turismo realizó una convocatoria para forjar la identidad corporativa de La Mariscal. Con 39 concursantes, el diseño de Alma, la división de branding de la agencia La Facultad, fue el escogido. En la propuesta gráfica trabajaron tres creativos dirigidos por Natalia García, su directora comercial. En un periodo de 15 días se dio la conceptualización y 15 más demoró la elaboración del producto.

    El concepto, explica Juan Arévalo, de Alma, no fue plasmar una ‘M’ totalmente legible sino que pueda ser interpretada desde diferentes ópticas. “Algunas personas pueden verlo como un grafitti, cintas en movimiento, un corazón… buscamos un signo que sea universal”, indica Arévalo y añade que el color rojo del logotipo básico se debe a que ese tono ha sido considerado como representativo para la capital desde hace siglos.

    Para Nayeli Godoy, directora de Marketing y Comercialización de Quito Turismo, la zona de La Mariscal es un mercado potencial para varias industrias. Este sector de la capital es el segundo más concurrido por los cerca de 450 000 turistas anuales que ingresan a Quito, luego del Centro Histórico.

    El logotipo se utilizará en los diferentes programas culturales ideados para cada público, como El verano en La Mariscal, que presenta obras teatrales las tardes de los sábados. Se utilizará por el momento para el diseño de señalética, cuñas radiales, promoción local e internacional. Quito Turismo destina USD 250 000 al año para la promoción de esta zona.

  • La artesanía ‘chic’ se luce en más espacios

    Ivanna Zauzich

    La artesanía ‘chic’ es aquella que además del trabajo manual tiene un componente de diseño y utiliza técnicas especiales, como repujado en metales, fundición en vidrio, tejidos en fibras naturales…

    El producto final se traduce en espejos, vitrales, murales, biombos, jarrones, adornos, entre otros artículos, que son demandados para decorar espacios en hogares, oficinas y locales comerciales, explica Daniela Alvarado, gerenta del Centro Artesanal Nueva Era en Quito.

    La artesanía ha experimentado una evolución desde el 2005. Antes de ese año estaba desvalorizada en el país, aunque los artesanos hacen un trabajo manual de calidad, dice Alvarado. Sin embargo, las piezas eran comercializadas a bajo precio, porque el ritmo de vida de los artesanos era nómada, viajando entre ciudades y vendiendo sus creaciones para subsistir

    ¿Qué ocurrió? Surgió una nueva generación de artesanos y diseñadores, quienes identificaron una oportunidad de negocio con su trabajo. Se capacitaron, asistieron a ferias y cursos, en otros países.

    Asimismo, estos profesionales se asentaron en sus ciudades, invirtieron en la instalación de locales llamativos decorados con repisas atractivas para atraer a los clientes. Esa estrategia funcionó, porque decorar espacios con artesanía es una tendencia que suma adeptos.

    La capacitación de los artesanos, la fusión de materiales e innovación en el diseño transformó el concepto de artesanía común a ‘chic’, explica Alvarado.

    Cuenca es un ejemplo del posicionamiento del trabajo artesanal. En La Esquina de las Artes, hay ocho locales que ofertan lámparas, biombos, bandejas, portavasos… con técnicas artesanales.

    Uno de ellos es la galería Artes de la Tierra, en donde se encuentran productos de Eduardo Vega, María Augusta Crespo, Juan Guillermo Vega y Ernesto Jaramillo. Esos artistas trabajan en cerámica o madera, para crear cuadros, jarrones, maceteros, espejos, etc. El precio de estos productos bordea los USD 30, explica la colaboradora del local, Diana Vintimilla.

    Este sitio de 60 m², tiene 30 repisas en madera y vidrio, en donde se exhiben las creaciones de los artistas. Los compradores son hombres y mujeres, por igual, casados y de 30 a 60 años.

    Otro local es el de Ivonne Artes de Fuego que oferta lámparas, portavasos, entre otras creaciones en vitrofusión. En esta técnica se funde el vidrio a 800 grados centígrados y se tiñe de diferentes tonalidades, dice su propietaria, Ivonne Pérez.

    Los clientes que decoran con el estilo de artesanía ‘chic’ combinan las técnicas que oferta el mercado. Diana Salamea vive en un edificio ubicado en una zona exclusiva de Cuenca. Su departamento de 100 m² está en el cuarto piso.

    En sus ventanas hay vitrales y sus lámparas son de cerámica pintada a mano. También, tiene un centro de mesa elaborado en paja toquilla. En decoración ha gastado unos USD 1 000. “Me gusta este estilo, por la originalidad de la piezas y porque se impulsa al sector artesanal”.

    El aluminio también es un elemento clave en la artesanía ‘chic’. Este material se moldea y tiñe de colores. Sirve de marcos de espejos, móviles, cuadros…, explica Silvia Di Rosa, gerenta de Di Rosa.

    Estas piezas de aluminio se exhiben en el clúster Rikhuna, que está ubicado en el aeropuerto Mariscal La Mar y en el Mall del Río. Los precios de estos productos bordean los USD 15.

    La artesanía ‘chic’ gana espacio en los hogares ecuatorianos, porque la clase media del país se fortalece y busca productos de calidad y con diseño. La competencia del sector artesanal son los productos que importan desde China, por su precio, comenta el analista de mercados, Miguel Cáceres. No obstante, esta nueva clase media disfruta tener piezas exclusivas y con materiales y trabajo de calidad, por lo que la artesanía ‘chic’ se fortalece.

    En Quito y Cuenca se está formando una generación de artesanos que defienden su trabajo y lo exponen en ferias en diferentes puntos de la ciudad.

    También, viajan a ferias internacionales para comercializar sus piezas y de esta forma se revaloriza este arte, señala Alvarado. “La artesanía ‘chic’ está creciendo e impulsa una forma de decoración”.

    Sobre la tendencia

    • Los extranjeros. En Cuenca viven unos 4 000 jubilados provenientes de EE.UU. y Canadá. Ellos también demandan la artesanía chic para decorar sus hogares
    • Los precios. Según el material y complejidad de la pieza. Se encuentran desde USD 5 hasta 150