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  • Músicos y deportistas lucen estas prendas

    Redacción Quito

    Redaccion@revistalideres.ec

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    Christian Villacís, de 43 años, es artista conceptual. Ha elaborado diseños e ilustraciones para juguetes, videojuegos y cortos de animación.

    Su sobrino, Gerald Romero, de 27 años, es ingeniero en administración de empresas y por dos años trabajó en una calificadora de riesgos. Además, por unos meses vivió en Argentina, donde conoció y tuvo vinculación con marcas de moda, un campo que le llamaba la atención.

    Al retorno de Romero al país, en junio del pasado año, ambos juntaron sus conocimientos, habilidades y gustos, para dar vida a un emprendimiento especializado en varias líneas de negocio, con especial énfasis en el diseño de prendas de vestir. La inversión para arrancar el negocio osciló entre USD 4 000 y 6 000.

    La empresa se llama Vandervox y por ahora agrupa a dos marcas de ropa: Stoker y Hox, con dos estilos bien diferenciados.

    En Stoker ofrecen camisetas, bividís y buzos con o sin capucha, chompas y ‘joggers’, estampados mediante serigrafía con diseños propios de la marca. La marca se lanzó en noviembre del 2017.

    Sus diseños se inspiran en mitología, ciencia ficción, futurismo. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    Sus diseños se inspiran en mitología, ciencia ficción, futurismo. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

    Al momento hay dos colecciones: Radical e Infinity. La primera inspirada en seres mitológicos y leyendas, y la segunda, en futurismo, ciberpunk y ciencia ficción.

    Un dragón, una cobra y una nativa americana son algunas de las creaciones que lucen las prendas de Radical. En Infinity se pueden encontrar una calavera con piezas mecánicas, una mantarraya robótica o un halcón peregrino, entre otros diseños únicos.

    Otras colecciones se vienen en camino. Minimals, que como bien lo dice su nombre, será de un estilo minimalista; Clon, de elementos repetidos alrededor de la prenda; y otra –que aún no tiene nombre– inspirada en culturas ancestrales y elementos característicos del país, con el objetivo de comercializarlas con un fin turístico. Esta última colección prevén comercializarla en los ‘duty free’ de los aeropuertos del país y llevarla a Galápagos.

    Hox, la otra marca de Vandervox, está enfocada en ropa deportiva. Entre sus productos cuentan con pantalonetas para entrenamiento de artes marciales.

    El diseño y confección de las piezas, más los trabajos de serigrafía, vinilo o sublimación para los estampados lo llevan a cabo de manera tercerizada. La primera producción fue de 400 prendas.

    Las prendas se venden a través de los portales web de las marcas, por contacto personal y en una tienda deportiva en el centro comercial El Recreo, al sur de Quito.

    En el tiempo que llevan han logrado vender alrededor de 120 prendas. Los precios de las camisetas van desde USD 19 hasta 29, dependiendo del diseño.

    Adicionalmente, la empresa ofrece servicios de ‘merchandising’ a marcas, bandas musicales o el cliente que lo requiere.

    Uno de sus clientes en este campo es Christian Zapata, quien los conoció por redes sociales y se dio cuenta que eran muy versátiles. Zapata requería uniformes para una marca ‘fitness’ de combate. En febrero compró cerca de cuatro docenas de los productos que requería. Quedó contento con el precio y la calidad.

    Otro cliente es Santiago Grijalba, líder de la banda de rock Van Steel. Él también buscaba un proveedor para las camisetas y otros productos promocionales. Primero adquirió una camiseta con el diseño de un dragón para probar. Luego, les encargó una camiseta de prueba con el logo de la banda, hasta que le solicitaron 20 unidades y hoy ha comprado al menos en unas tres ocasiones. “Tienen excelente servicio y buenos precios”, añade. Gracias a una alianza, en futuros conciertos de esta banda, los integrantes portarán camisetas propias de Stoker.

    Christian Villacís yGerald Romero son los fundadores de la microempresa. Sus diseños se inspiran en mitología, ciencia ficción, futurismo. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    Christian Villacís yGerald Romero son los fundadores de la microempresa. Sus diseños se inspiran en mitología, ciencia ficción, futurismo. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • La innovación y el diseño se lucen en sus zapatos

    Redacción Quito

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    En el alto costo de las zapatillas deportivas en el país, debido a impuestos y cargas arancelarias, Javier Porta vio una oportunidad para emprender.

    Este español, que lleva dos años radicado en el país, decidió en el 2016 apostar por la industria del calzado ‘sport’, debido a que su negocio original de importación de maquinaria textil no atravesaba un buen momento económico.

    “Este proyecto viene un poco por la crisis. En época de crisis hay que reinventarse”, dice Porta.

    Este ingeniero textil vendía tejedoras en la región andina y gracias a su anterior negocio pudo apalancar su nuevo proyecto.

    Para conseguirlo, hace un año, investigó materiales, modelos y nuevas tendencias en el mercado. Para ello viajó a Europa y Asia. Así, el emprendedor se inclinó por el zapato tejido que actualmente lo fabrican multinacionales como Nike, Adidas o Zara.

    Para iniciar, invirtió cerca de USD 80 000 que los destinó a la compra de materiales, maquinaria, mano de obra y marketing.

    Durante el proceso inicial de creación de su empresa, cuenta el español, le colaboró en logística la familia quiteña Romero Granja. Así, a inicios del año pasado, nació Looop, marca de zapatillas deportivas tejidas.

    Actualmente, Looop importa materiales como suelas de EVA (etileno vinilo acetato, muy ligero de peso y además duradero), que emplean marcas internacionales, hilo de Pakistán y otros insumos. Con todos estos materiales, el calzado se arma en el país, en plantas de Quito y Ambato.

    Porta sostiene que en la industria de calzado nacional encontró calidad y la mano de obra con experiencia. No obstante, considera que al productor local todavía le falta innovar y que para ello hace falta “pequeños impulsos” para crear nuevos productos.

    El costo de un par de Looop está entre USD 60 y 70. Los canales de venta son a través de tiendas o de su sitio web: www.looop.rocks

    Porta define a los zapatos como una mezcla entre casual y ‘sport’. “Están preparadas para un ‘running’, no uno profesional de 20 kilómetros, pero sí para correr en La Carolina (…) puedes utilizarlos para caminar, para ir al trabajo, etc.”, dice el gerente.

    Al mes, Looop fabrica entre 600 y 700 pares de zapatos, lo que representa en ventas que van desde los USD 15 000 hasta 20 000.

    Otra de las estrategias para dar a conocer la marca es comercializar el calzado en un ‘truck’ al que lo ha denominado el Loooptruck, que tiene el mismo diseño que un camión que vende comida.

    “Hace nueve meses comenzaron a ponerse de moda los ‘foodtrucks’ en Quito y me dije: ¿Por qué no se venden otros productos así?”, comenta Porta.

    Ahora, el Loooptruck circula por Quito y busca, además de vender su producto, expandir la naciente marca.

    Pilar Pullas, diseñadora de modas, compró un par de zapatos la semana pasada. Ella comenta que conoció la marca gracias a un ‘flyer’. Ella dice que le gustaron por los colores y la comodidad del calzado. “Se adaptan bastante bien al pie”, añadió.

    Andrea Villacís, gerenta de Servicios de Netlife, encontró a Looop en diciembre del año pasado en una feria. Ella cuenta que le llamó la atención el estilo, los diseños, los colores y el tejido.

    “Me parece que es algo que tiene muchos estándares de calidad, eso se ve en los detalles del calzado”, sostiene Villacís.

    Javier Porta es el propietario de la naciente compañía que fabrica sus zapatos en Quito y Ambato. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
    Javier Porta es el propietario de la naciente compañía que fabrica sus zapatos en Quito y Ambato. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
  • Estos diseños se lucen con un toque urbano

    Redacción Quito

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    El año de su nacimiento dio inicio a la marca 1984. Este negocio diseña y oferta camisetas, buzos, bufandas multiusos o ‘buffs’, parches, gorras, bolsos y más accesorios para todas las edades y gustos con diseños innovadores.

    Este emprendimiento nació en febrero del 2015 de la mano de cuatro emprendedores: Christian Ramos (gerencia); Felipe Valencia (producción); Andrés Freile (diseño y ventas); y Javier Macanchi (socio).

    Ellos son amigos que se unieron con el objetivo de crear una marca con diseños propios, nuevos y que llamen la atención.

    Según Ramos, los diseños son elaborados de forma artesanal y única. “Hacemos la serigrafía, el estampado entre los tres socios”.

    Los diseños que realizan dependen del gusto de las personas. Pero también hay temáticas coyunturales o logos que saben que gustará al mercado. Por ejemplo hay camisetas con el logo del Capitán Escudo, un héroe tricolor de una revista infantil.

    Al principio, los diseños fueron de animales o de humor negro. “Los diseños tienen una historia y se plasman en una prenda que es cómoda”, explica Ramos.

    Poco a poco estos creativos unieron la comodidad y la originalidad en prendas de vestir. A ellos se suman tres personas más que se encargan de la contabilidad, la parte legal y otras tareas.

    Su primera colección fue de camisetas. Los emprendedores dicen que esa prenda “dice mucho de cada persona”.

    La inversión con la que comenzaron los emprendedores fue de USD 15 000. Este dinero fue utilizado para materiales para la serigrafía, maquinaria, etc.

    El negocio crece y en el último trimestre del año pasado la facturación fue por USD 20 000.
    1984 se ha diversificado, ya que no solo realizan ventas por redes sociales sino que colocan sus productos en tiendas de Quito e Ibarra. Se puede mencionar a The Gift, Fan Air, Caja Ronca y otros.

    Lo fuerte de las ventas se canaliza mediante su perfil de Facebook. Allí publican los modelos de camisetas, buzos, ‘buffs’ y otros productos. Allí se incluyen los precios y detalles para que las personas sepan más del producto.

    Las camisetas tienen un costo que oscila entre los USD 14,99 y 19.

    Gabriela Hadathy es una de las mentalizadoras de la tienda La Caja Ronca, un local de diseño independiente de Ibarra.

    Entre los productos de mayor demanda están los de 1984. Sus ilustraciones originales y únicas, más la calidad de las prendas son el gancho, señala Hadathy.

    Esta tienda, que nació desde el colectivo La Caja Ronca, apoya a las marcas nacionales. Su vocera relata que se contactaron con estos emprendedores por medio de las redes sociales. Tuvieron una entrevista con ellos y decidieron activar una especie de alianza estratégica. “La marca quiteña tiene una gran acogida en el norte del país, en especial, en Ibarra”.

    En 2017, la Caja Ronca espera abastecerse con una línea más amplia de productos como las bufandas multiusos, parches, bolsos y otros, comenta la joven.

    Los creadores de 1984 tienen varias metas para este 2017. “Queremos que se convierta en una marca nacional que tenga un reconocimiento internacional”, señala Ramos, quien detalla que ya realizaron envíos a Estados Unidos y Francia.

    Además dice que una marca de relojes norteamericana les incluyó en su cartera de diseñadores latinoamericanos.

    William Fuertes es un joven que le gusta las camisetas estampadas con diseños originales y únicos y más si son elaborados por jóvenes ecuatorianos. “Me gusta apoyar este tipo de emprendimientos porque ayuda a quienes deciden levantar su negocio”.

    Christian Ramos, Felipe Valencia y Andrés Freile  son parte del equipo de la microempresa de diseño 1984. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Christian Ramos, Felipe Valencia y Andrés Freile son parte del equipo de la microempresa de diseño 1984. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • País del sol sus prendas se lucen en playas internacionales

    Sebastián Angulo Redacción Quito / LÍDERES

    Carmen Larrea se declara «muy serrana», pero su amor por las playas ecuatorianas es tan grande, que cada vez que puede acude a destinos como Playas, Salinas, Manta o Esmeraldas.

    Con las visitas al mar y arena, las prendas playeras son habituales en el guardarropa de Larrea, una quiteña profesional del marketing y las relaciones internacionales graduada de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

    Hace tres años identificó en el mercado nacional que la oferta local de este tipo de ropa era muy limitada en el país. Con su creatividad comenzó a manufacturar ternos de baño en su casa, a su gusto y medida. Pero su hobby fue más allá y se convertiría en su negocio.

    En San Rafael (suroriente de Quito), adecuó una propiedad de unos 120 m2 para convertirla en un área de producción. Para ello, Larrea junto con su madre Carmen Vásconez invirtieron unos USD 15 000, para instalaciones eléctricas y otros pormenores. Además, adquirieron cinco máquinas de coser; cada una costaba entre USD 500 y 700.

    A ello se sumó una investigación que duró siete meses. Ese proceso consistió en comprar prendas de otros países, mirar diferentes marcas, cortes, tendencias y estudiar la industria textil del país.

    Con todo lo aprendido confeccionaron una primera colección y así nació País del Sol. El concepto busca recoger los rasgos tradicionales de la cultura ecuatoriana, a través del uso de materiales alternativos, como piedras, cabuya y otros, que se suman a diseños vanguardistas. Para completar su propuesta sustentable, la mano de obra la conforman solo mujeres: madres de familia que elaboran las prendas de manera artesanal.

    A finales del 2010, la firma abrió una tienda en el Quicentro Shopping (norte de Quito). Con base en la calidad de sus productos, el centro comercial le invitó a participar en un desfile de modas; ese fue el punto de partida, para que la marca sea conocida en el mercado nacional.

    La participación en otros desfiles contribuyó a que estos productos tengan reconocimiento en el mercado. Para el 2012, abrieron tiendas en Casa Blanca (Esmeraldas) y en Guayaquil.

    El posicionamiento de las prendas permitió que la marca fuera invitada al evento Absolute Mode (2012), organizado por Absolute Vodka, como voceros principales. Una de las anécdotas que ayudó a la internacionalización de la marca fue que la cantante estadounidense Miley Cyrus usara una de sus prendas.

    Gracias al Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Pro Ecuador), llegaron en marzo del 2012 al Miami Fashion Week. En el evento, su producto recibió certificaciones de calidad.

    El año pasado abrió otro local en el Paseo San Francisco, en Cumbayá (nororiente de Quito) y hace dos meses llegó a Galápagos, por medio de un convenio de la Fundación Charles Darwin.

    En Canadá también se encuentran sus productos. País del Sol se distribuye en la boutique Ethika, en Montreal. Esta tienda de prendas y accesorios pertenece a la ONG Femme International, que impulsa emprendimientos sustentables.

    Cristina Maag, productora de moda, asegura que los biquinis son de alta calidad. Ella los adquirió y los llevó a Dubái. «Mis amigas de ese país quedaron maravilladas; querían abrir un local de esta marca en el país». Mientras que a María Martínez, dibujante publicitaria, le gustan los biquinis porque son artesanales.

    La insignia

    Gladys Sanguano, Jefa de Producción

    ‘Les muestro que todo es posible’

    Trabajo desde hace dos años en la empresa, como jefa de producción; llegué por medio de un aviso en la prensa. Mi trabajo consiste en ejecutar los bocetos que realiza Carmen. También elaboro los moldes, entre otras actividades; a mi cargo están dos personas más y nos encontramos trabajando en una nueva línea.

    Creo que mi forma de ser ha contribuido a la empresa. Trato de poner ánimo en todos los procesos e intento mostrarles que todo es posible. Una de las cosas que me gusta de mi trabajo es la libertad para sugerir nuevos modelos y demostrar mi creatividad. Antes que ser jefa, me gusta compartir lo que sé, siempre les digo: “sí puedes”.

    La producción

    La materia prima. Las telas se importan desde España, Italia y EE.UU.

    El portafolio. Desde este año, País del Sol ha incorporado nuevas prendas, como blusas, pantalones y más.

    Las proyecciones. A mediados de este año prevén exportar a España.

  • Bolsos que lucen tradición y diseño

    Redacción Quito

    Los bolsos que surgen de Suspiro Taller combinan el conocimiento de los tejedores de Cotopaxi con la formación que Verónica Buitrón recibió en Italia y en EE.UU. Esta joven diseñadora ecuatoriana desarrolla un modelo de trabajo que beneficia a los artesanos; al mismo tiempo coloca sus diseños en ferias de ciudades estadounidenses como Austin y Chicago, así como en Quito.

    La historia de esta alianza de moda y tradición empezó cuando Buitrón, con estudios en diseño de modas en Italia y en The School of the Art Institute of Chicago, se vinculó con Propueblo, una organización con sede en Guayaquil que promueve el comercio justo.

    «Como diseñadora estoy consciente de que existen realidades y procesos sociales que hay que conocer. Este oficio no es cuestión de diseñar en una computadora, elaborar un prototipo y producir en serie», comenta en su taller ubicado en La Floresta, en el norte de Quito.

    Por su trabajo en Propueblo, Buitrón conoció a tejedores de Cotopaxi, específicamente en las comunidades de Cuicuno y Tilipulo. Allí aprendió el manejo de los telares y notó que los artesanos tenían una oferta de telas limitada.

    Entonces esta emprendedora se involucró con ellos y conoció sus métodos de trabajo, su entorno, y sus dinámicas sociales. Al mismo tiempo presentó el proyecto de Suspiro Taller en Kickstarter.com, una plataforma digital con sede en EE.UU. que financia iniciativas de corte creativo. La idea de Buitrón de trabajar con los artesanos recibió USD 15 000 para capacitación y producción.

    María José Zambrano, diseñadora que colabora en Propueblo, señala que Buitrón está logrando lo que siempre quiso. «En sus diseños hay mucha investigación y se apoya en personas que conocen de telas. La calidad de sus productos es muy buena y el trabajo que desarrolla con los tejedores es importante».

    En Cotopaxi valoran el trabajo y las enseñanzas compartidas por esta diseñadora. Juan Barahona, representante de la Cooperativa de Tejedores Artesanales de Cuicuno, cuenta que alrededor de 15 personas están dedicadas a tejer con las técnicas que propone Buitrón. «Ella se interesó por nuestro trabajo, tiene propuestas interesantes y ahora tenemos muchas expectativas: queremos incorporar a más tejedores y así mejorar la calidad de vida de la comunidad».

    En la actualidad, los artesanos de Cuicuno tienen una oferta de 26 variedades de telas. El incremento es resultado del trabajo hecho con Buitrón, señala Barahona. En el proceso que se cumple con los artesanos, la creadora de Suspiro Taller tuvo la colaboración de la estadounidense Chelcie Laggis y de la peruana Daniela Calmet. La primera es especialista en tejidos y la segunda domina la producción de tintes naturales.

    Desde que arrancó el proyecto se han invertido unos USD 20 000, que incluyen lo recaudado en Kickstarter.com; además se han diseñado y confeccionado alrededor de 700 bolsos.

    Hoy, estos artículos elaborados a mano con conceptos de comercio justo tienen demanda en ferias de EE.UU. En ese país, explica Buitrón se valoran mucho las artesanías y los productos elaborados bajo asociatividad. «El estadounidense se encanta por el hilado y tejido a mano, por los tintes naturales. Es un producto de alto valor agregado».

    Los bolsos también se comercializan en la página web de Suspiro Taller y en ferias artesanales y de diseño, en Quito o sus alrededores. Una de las más recientes fue el Grand Bazaar, en Cumbayá.