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  • La tradición del maní se preserva en Tosagua

    María Victoria Espinosa

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    El maní es uno de los ingredientes principales de al menos 10 platos tradicionales manabitas.
    Para que esta tradición gastronómica no se perdiera, Felipe Cedeño creó hace 17 años La Casa del Maní. En este lugar se procesan a diario 20 quintales, que se producen en 3 000 hectáreas de cultivos en Tosagua, Manabí.

    Pero hace casi 20 años, la producción era menor según recuerda Cedeño, el propietario del negocio La Casa del Maní.

    Él afirma que al inicio solo obtenía un quintal mensual de maní y vendía solamente una o dos libras de pasta de maní al día.

    Los comensales empezaban a comprar la pasta de maní que llegaba de otras provincias a Manabí y la sazón ancestral estaba perdiendo el sabor característico de sus platillos.

    Con un poco de temor, Cedeño abrió un pequeño negocio a las afueras de su vivienda, hace 17 años. Ahí seleccionaba, tostaba y molía el maní.

    Al principio hubo días en los que solo vendía una libra, pero a poco los dueños de los restaurantes y las amas de casa empezaron a probar el maní y se hicieron clientes. La fama de La Casa del Maní empezó a expandirse por Manabí y luego a escala nacional.

    En la actualidad, se venden 20 quintales diarios y se distribuyen a Guayas, Pichincha, El Oro, Tungurahua, Manabí, Santo Domingo, Galápagos, entre otros.

    Para abastecer esa demanda, Cedeño tuvo que renovar la maquinaria, en las que invirtió aproximadamente USD 20 000.

    Además debe comprar el maní de 200 agricultores de Tosagua, que tienen cerca de 3 000 hectáreas de cultivo. La única regla para comprar ese producto agrícola es que se cultive de forma ancestral. “Nuestros antepasados no utilizaban químicos y ese era el éxito de su sabor”.

    En Manabí se cultivan aproximadamente 9 000 hectáreas de maní; de esas, 3 000 son cosechadas en Tosagua y se venden en La Casa del Maní.

    Cada hectárea produce entre 50 y 60 quintales. Una de las ventajas que tiene el suelo manabita es que se pueden cultivar cuatro tipos de maní: el Iniap 380, Charapotó o criollo, Caramelo o 382 y el Rosita o 381.

    En la actualidad, el quintal de maní se vende en la fábrica a USD 65 sin procesar. El precio varía si el cliente lo lleva tostado y molido, se paga hasta USD 90. La cartera de clientes que compran al por mayor es de 50.

    Los pequeños productores también tienen un espacio para procesar el producto. Ellos pagan USD 10 y pueden utilizar las máquinas.

    E
    l productor José Zambrano señala que La Casa del Maní ha incentivado a los pequeños productores a que sigan cultivando. “Ya conocen este lugar en el Ecuador. Por eso los productores sabemos que es fijo que nuestra cosecha se venda en la fábrica”.

    Fanny Vergara, chef manabita y operadora turística, afirma que La Casa del Maní se ha convertido en un sitio turístico agrícola.

    Ella lleva grupos hasta esta la fábrica para que conozcan el proceso del maní desde la planta hasta cuando se sirve en el plato.

    Cada turista debe costear los gastos de trasporte, movilización, hospedaje, alimentación. La contribución es voluntaria.

    Además, está realizando una investigación sobre las raíces e historia de este producto. El estudio está direccionado a la diversidad gastronómica en platos de sal y de dulce, que tienen su origen en las culturas precolombinas.

    La mayor parte de esa investigación se ha hecho en La Casa del Maní y con los productores que abastecen este negocio.

    Los estudiantes universitarios también asisten constantemente a la fábrica para investigar sobre las propiedades del maní, las variedades y el proceso que se realiza en el lugar.
    Cedeño afirma que cuando inició este negocio familiar no imaginó el alcance que tendría. “Lo que más me emociona es que los chefs de los hoteles preparan platos con nuestro maní y los degustan extranjeros y es una muestra de que nuestra cultura se preserva”.

    Felipe Cedeño es el propietario del negocio La Casa del Maní, que está ubicado en Tosagua (Manabí). Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    Felipe Cedeño es el propietario del negocio La Casa del Maní, que está ubicado en Tosagua (Manabí). Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • Este brazalete ortopédico fue premiado

    José Luis Rosales

    (I)   redaccion@revistalideres.ec

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    El brazalete Mani, que ayuda a las personas que no tienen manos a realizar actividades como alimentarse y escribir, ganó fama tras 10 prototipos anteriores.

    El dispositivo, u ortesis magnética, es el resultado del esfuerzo de tres emprendedores ecuatorianos que buscan ayudar a personas con discapacidad física.

    Se trata de los hermanos Sebastián y Esteban Arroyo, de Ibarra, y Leonardo Castro, de Quito. El dispositivo, que ganó el tercer lugar en el concurso Una idea para cambiar la historia, organizado por The History Channel, se inspiró en un niño del Carchi.

    Mani fue uno de los 10 proyectos seleccionados de entre 7 900 propuestas de varios países de Latinoamérica que se presentaron. La idea ecuatoriana obtuvo 34 600 votos de apoyo, lo que le permitió estar entre los cuatro finalistas.

    Los expertos que integraron el jurado resolvieron que el primer puesto sea para Aselus (México), una iniciativa que promueve soluciones de energía solar con tecnología sustentable. Mientras que, el segundo lugar fue Alinti (Perú), un dispositivo híbrido de arcilla generador de fuente de energía.

    Hace 18 meses, Sebastián Arroyo conoció a Jostin Obando, de 12 años, quien no tiene antebrazos y aprendió a escribir sujetando el esferográfico con la boca.

    Este chico, oriundo de la parroquia La Libertad, Carchi, tiene la particularidad de que sus brazos son cortos, por lo que debe utilizar prótesis, explica Arroyo, ingeniero mecánico de profesión.

    Sin embargo, por el crecimiento físico del menor el último dispositivo convencional que adquirieron sus padres ya no le queda. “No puede acceder a una prótesis nueva cada año, como recomiendan los especialistas”, señala.

    Por eso, los creativos buscaron dar una solución fácil de implementar, que no sea invasiva y sea barata. De esta forma surgió Mani, que es una abreviatura de manilla.

    Este dispositivo, que se sujeta en la extremidad superior con un sistema similar a la correa de un reloj, es funcional.

    Fue elaborado con tela y tiene dos pequeñas piezas circulares impresas en 3D. La primera tiene imanes de neodimio que tienen mayor potencia para sostener utensilios, como cucharas. En el otro, en cambio, hay una pinza para sujetar un esferográfico.

    La primera vez que a Jostin le colocaron el brazalete Mani tomó una cuchara y empezó a comer solo, recuerda Arroyo. Antes, le alimentaba únicamente su madre Nancy Mayanquer.

    Seis meses previos a emprender el proyecto, los hermanos Arroyo conjuntamente con Gabriel Vaca y Jairo Chiles abrieron la Fundación Hero Ecuador.

    El objetivo principal es ayudar al acceso de prótesis baratas. Los voluntarios indican que el costo de una convencional, de ganchos, bordea los USD 2 000.

    Por eso, empezaron a construir estos dispositivos ortopédicos en impresión 3D, que tiene menor precio. Hay piezas mecánicas para diferentes discapacidades. Unas realizan el movimiento de la muñeca y otras la articulación del brazo.

    Esteban Arroyo explica que las partes están elaboradas con material termoformable. Es decir las piezas se imprimen de forma plana y luego le da la forma anatómica del brazo Para ello se funde una especie de alambre de PLA, que son hechos en base del almidón del maíz, por lo que no es tóxico y no genera alergia a la piel.

    Hero Ecuador utilizó diseños de prótesis de uso libre de Enable the Future, organización de EE.UU.

    Pero la fundación ecuatoriana también tiene diseños propios. El más reciente es el prototipo Mani, que fue probado en cinco personas de Carchi, Imbabura, Pichincha y Manabí.

    En el 2019 empezarán a producirlo de manera continua. En enero próximo recibirán USD 20 000 del premio económico del concurso internacional.

    Ese dinero se invertirá en la adquisición de una impresora 3D de alta gama, una máquina de corte láser y otra de costura overlock. Para el nuevo diseño se usará tela de neopreno. La idea es que se puedan colocarse con facilidad.

    A mediados del próximo año, Mani estará en el encuentro Una idea en acción, con el prototipo final de su invención.

    El diseño

    El prototipo número 11 con el que participaron en el concurso internacional es una versión mejorada.

    Se cuidaron  detalles como la diferencia que hay entre los muñones de una persona que ha sido amputada una extremidad con la de que una nace con discapacidad física.

    El material con el que se fabrican las prótesis es biodegradable, por lo que esperan hacer varias mejoras.

    En la oficina ZAC 3D, en cambio, ofrece un servicio de impresión 3D a estudiantes de carreras técnicas.

    Esteban y Sebastián Arroyo inspiraron su creación en un niño de la provincia del Carchi, de brazos atrofiados. Foto: Álvaro Pineda para LÍDERES
    Esteban y Sebastián Arroyo inspiraron su creación en un niño de la provincia del Carchi, de brazos atrofiados. Foto: Álvaro Pineda para LÍDERES
  • El sabor y cultura de ‘Manabís’ en su cebiche con maní

    Redacción Quito

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    Cedeños es una cebichería en la cual se aprecia por todo lado la cultura popular manabita.
    Desde la entrada el cliente se encuentra con una colorida estética donde las paredes rinden tributo a los curiosos nombres de Manabí.

    Son tres murales divididos en nombres de personas, de poblaciones y frases típicas. Entre estas se encuentra Camarón Hembra, Portoviejo Rock City, Me voy ligerito y vuelvo, aguaytame el carro…

    Todo esto se entrelaza con un ambiente moderno, acompañado de ritmos de fondo como rock, reggae, funk, acid jazz, etc.

    El objetivo de este negocio es homenajear a la tierra natal de sus dueñas y creadoras: Alejandra García y Cecilia Chávez.

    Ellas son amigas desde que estudiaban en un colegio en Manabí. Vinieron a Quito para estudiar Publicidad y desde los años de universidad tuvieron la idea de emprender un negocio juntas.

    Hace dos años se decidieron por la gastronomía.

    Cedeños nació a principios de 2016. Durante los dos años de funcionamiento ofrece cebiches con la receta tradicional manabita: maní y aguacate.

    Todos los productos se traen de Manabí, incluso el maní. Las propietarias explican que necesitan un producto de sabor puro, sin ningún tipo de alteración.

    La creatividad es un factor clave en este restaurante donde, incluso, el menú está construido a base de nombres tradicionales.

    Las recetas fueron creadas por Alejandra García, ‘La Toquilla’. Este es un restaurante que vende exclusivamente cebiches.

    La oferta incluye ocho variedades con nombres como cebiche Cedeño, Loor, Zambrano, etc.
    El cebiche se lo puede degustar con una variedad de entradas o empanadas que en este local se las conoce como nalgona de Chone, Portoviejo o Calceta.

    Además, el menú incluye también una diversidad de dulces manabitas, postres tradicionales, micheladas, cocteles y la tradicional caña manabita.

    Cecilia Chávez, plasmó visualmente a la cultura popular con murales y adornos construidos a partir del cotidiano de Manabí.

    La idea de esta emprendedora fue desde un comienzo romper con el concepto tradicional de una marisquería. De esta forma Cedeños encontró su identidad estética y gastronómica.
    Después de un año de la inauguración de Cedeños la demanda creció tanto que se instalaron mesas en el exterior.

    Actualmente, este negocio tiene de seis a siete empleados dependiendo del día y el horario. El personal es en su mayoría de Manabí.

    Para el 2018, Los Cedeños, que se encuentra cerca de la avenida Río Coca, en el norte de Quito, tiene proyectado ampliarse al local que se encuentra al lado. Con esto quieren duplicar la capacidad de atención y sus ganancias.

    Su crecimiento a largo plazo también incluye la expansión a través de franquicias. Las emprendedoras comentan que todo dependerá del movimiento comercial en el siguiente año y se mantenga la calidad del negocio.

    Para Alejandra García y Cecilia Chávez, lo fundamental es la calidad del producto y la atención en un ambiente donde sus clientes puedan vivir una experiencia que sea 100% manabita.

    Alejandra García y Cecilia Chávez son las dueñas y creadoras de este nuevo concepto de cebichería en el país. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Alejandra García y Cecilia Chávez son las dueñas y creadoras de este nuevo concepto de cebichería en el país. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Cacao, café y maní, la esencia de las cremas Delilú

    Redacción Quito

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    Las perchas de supermercados y autoservicios del país tienen, desde agosto del 2016, un nuevo participante. Se trata de la crema Delilú, elaborada por la firma La Fabril, que tiene su base de operaciones en la vía Manta-Montecristi, en Manabí.

    El factor principal que motivó el desarrollo de esta marca y sus tres presentaciones fue el costo de la competencia, según explica Susana Calero, gerenta de Mercadeo de la División Alimentos. “Vimos que en el país existía una sola marca internacional que lideraba el mercado de cremas untables con un producto importado a un costo muy elevado, siendo esto un limitante para el consumidor”.

    Esto, añade la ejecutiva, abrió la oportunidad para desarrollar la categoría en el país con una oferta que logre romper esta limitación de precio, sin sacrificar la calidad.

    La firma manabita aprovechó la buena fama del cacao, maní y café ecuatorianos. Estos ‘commodities’ ecuatorianos gozan hoy en día del reconocimiento internacional por su aroma y sabor, añade Calero. “Decidimos utilizar esta materia prima para la elaboración de las cremas untables Delilú para garantizar la calidad y el sabor”.

    El conocimiento del mercado también ayudó en el proceso. La gerenta de Mercadeo de la División Alimentos detalla que la marca se enfoca en un público objetivo joven porque en su mayoría están atraídos por los sabores dulces y están deseosos de probar cosas nuevas.

    El desarrollo del producto tomó 10 meses aproximadamente. Este tiempo incluyó la creación de fórmulas, desarrollo de empaque, branding y diseño de etiqueta. El empaque, por ejemplo, es de plástico y con tapa rosca, lo que facilita su portabilidad, según Calero.

    En cada paso del proceso se realizaron evaluaciones con el público objetivo para validar las propuestas y realizar las correcciones necesarias.

    En cuanto a la inversión, la ejecutiva señala que La Fabril cuenta con una planta de chocolate en donde actualmente se produce Delilú, por lo que no fue necesario inversión en maquinarias. “Al contar con una planta de chocolates además de un equipo de investigación y desarrollo con la capacidad para diseñar productos con altos estándares de calidad se decidió incursionar en esta nueva categoría de chocolates untables”.

    Calero comenta que en el país existe el capital humano capaz de desarrollar productos que puedan competir ampliamente con marcas extranjeras. Por eso, asegura que esta nueva marca ecuatoriana Delilú llega para ofrecer a un consumidor exigente una variedad de productos de delicioso sabor, con la mejor calidad y a un precio asequible “que nos permita darnos un gusto sin tener que pagar tanto por ello”.

    Lourdes Carpio es una consumidora de estas cremas. Ella compra una vez al mes la presentación de chocolate para sus nietos. “El precio es racional y el sabor no le pide ningún favor a las marcas extranjeras”.

    Otra clienta satisfecha es Valentina Febres Cordero. Esta mamá de tres niños pequeños no sabía que Delilú era producto ecuatoriano. “Cuando la probé me pareció espectacular, es una delicia”.

    Foto: cortesía La Fabril Las cremas de la marca Delilú se producen en la planta de La Fabril, ubicada en Manabí.
    Foto: cortesía La Fabril
    Las cremas de la marca Delilú se producen en la planta de La Fabril, ubicada en Manabí.
  • El cebiche hecho con maní tiene una marca de familia

    Stives Reyes 

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    El casado, casa quiere. El dicho caló muy hondo en Luis Gutiérrez, quien hace 22 años, cuando se casó con su esposa, Lolita Lino, decidió seguir con la tradición culinaria de su familia y abrir una cebichería en su natal Jipijapa.

    Al local lo llamó la cabaña de Pepe 3, siguiendo con los nombres de los negocios de su familia. Cebichería Pepe 1 le pertenece a su padre, José Gutiérrez, quien enseñó a sus hijos a elaborar este plato de una forma original.

    Al tradicional curtido de pescado con limón le agregó una porción líquida de maní y aguacate tradicional. “Mi papá jamás pensó que esa idea, casi cuatro décadas después, se convertiría en un referente de mi tierra”, dice Luis.

    Tanta ha sido la popularidad del plato, que el Municipio de Jipijapa declaró cada 13 de octubre como el Día del Cebiche de Pescado con Maní. Sin embargo, para Luis su negocio ha ido creciendo poco a poco. Cuando se inició, el 16 de diciembre de 1994, lo hizo con una inversión de cien mil sucres.

    En su pequeña cabaña vendía al principio 25 platos al día; luego fue dando a conocer el producto primero a los habitantes del cantón, a quienes les gustó el platillo y fueron estos quienes atrajeron a más comensales de Manabí.

    A Lolita Lino lo que más llamó la atención fue el sabor y que en Manabía es utilizado como el mejor remedio para el chuchaqui.

    Luis dice que las ventas subieron y por este motivo amplió el local: pasó de ser una cabañita a la cebichería Pepe 3.

    En la actualidad, su local, ubicado en el centro de Jipijapa, tiene capacidad para más de 60 personas y al día vende entre 100 y 150 platos. También ha llevado su marca a otras provincias.

    Luis cuenta que la idea de abrir un local en Guayaquil nació de su sobrina Gabriela Lino, quien cuando estudiaba Ingeniería Comercial en la universidad, siempre presentaba como proyectos el cebiche que elaboraba su tío.

    “Ella llevaba el producto allá y a sus amigos que lo probaban les fue gustando tanto, así que le encargaban pedidos”, relata Luis.

    Entonces, su sobrina vio la oportunidad de emprender un negocio y en conversaciones con su novio, César Sensang, decidieron hace cuatro años, abrir un local en la ciudadela La Alborada, en el norte de Guayaquil.

    Los dos emprendedores iniciaron con un local para 14 personas donde vendían 16 platos al día. Pero para vender más, explica César, quien estudiá Administración, tuvieron que poner en práctica lo aprendido en la universidad.

    “Tuvimos que colocar nuestros conocimientos para hacer el negocio grande. Usamos herramientas como estudios de mercado, de marketing, análisis de costo, entre otros”, señala César.

    Todo este trabajo dio sus frutos. Al expandir su local, tuvieron un crecimiento en ventas y en la actualidad venden unos 150 platos al día. Un factor importante para este crecimiento es el haber sido uno de los ganadores de la Feria Gastronómica Internacional Raíces de Guayaquil, que se cumplió en el 2015.

    El año pasado, la cebichería Pepe 3 obtuvo la estrella culinaria de bronce, convirtiéndose en una de las tres mejores huecas del Puerto Principal. Sus propietarios aspiran a seguir creciendo.

    César tiene planeado abrir otros locales en Guayaquil, mientras que Luis tiene como meta expandir su marca y llegar a otras provincias. En los próximos días abrirá un nuevo local en Quito.

    Luis Gutiérrez y Lolita Lino (izquierda) son los dueños de la cebichería Pepe 3, en Guayaquil. Su sobrina Gabriela Lino, y su novio César Sensang abrieron un local en el Puerto Principal. Foto: Wladimir Torres / LÍDERES
    Luis Gutiérrez y Lolita Lino (izquierda) son los dueños de la cebichería Pepe 3, en Guayaquil. Su sobrina Gabriela Lino, y su novio César Sensang abrieron un local en el Puerto Principal. Foto: Wladimir Torres / LÍDERES