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  • La panela obtiene un ‘plus’ en manos de esta familia

    Mayra Pacheco

    redaccion@revistalideres.ec

    Los beneficios que tiene la panela como endulzante impulsó a Fabián Mena, representante de Pakto Vida Natural, a desarrollar nuevos productos. Las primeras recetas para dar paso a este emprendimiento surgieron en un sitio improvisado en la cocina de su casa, ubicada en la comunidad de Buenos Aires, en Pacto, en el noroccidente de Quito.

    El propósito inicial de este ingeniero químico en alimentos era elaborar un producto para preparar bebidas refrescantes con sabor a frutas y panela. Con un presupuesto inicial de USD 300 y luego de varios intentos logró su objetivo. Esta preparación se empezó a vender en el 2015.

    Con este “polvo” que viene dentro de una funda plástica hermética se preparan bebidas de panela con sabor a naranjilla, maracuyá, lima-limón, tamarindo y otros. Este producto tuvo tanta acogida, en las ferias, que Elena Ramírez, madre de Mena, sugirió embotellar esta preparación para que se la consuma de manera inmediata.

    Para seguir creciendo en el mercado y desarrollar más productos, Pakto Vida Natural gestionó un crédito para invertir alrededor de USD 50 000 en una planta de producción de alimentos.

    Hoy tiene una destiladora, insumos para preparar estos productos y equipos. Aparte de la panela en polvo saborizada y las bebidas embotelladas, produce un polvo para preparar infusiones de panela con jengibre, caramelos con fines curativos, etanol y licores herbales. Todo se hace con caña de azúcar que entrega principalmente la Asociación de Productores Agrícolas Nuevos Horizontes de Buenos Aires de Pacto.

    Los caramelos de panela y jengibre se producen de manera artesanal. Estos son recomendados en caso de resfriados. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Los caramelos de panela y jengibre se producen de manera artesanal. Estos son recomendados en caso de resfriados. Foto: Diego Pallero / LÍDERES


    En este proyecto Mena cuenta con el apoyo de toda la familia. Son 12 hermanos y su padre Manuel. Cada uno tiene una actividad asignada en esta empresa. Ramírez falleció hace dos años.

    Pese a esta situación los Mena Ramírez continúan con este proyecto, que tiene 21 empleados fijos, pero que en total involucra a más de 80 familias de Pacto.

    Madres solteras, adultos mayores se involucran en los procesos de preparación de los caramelos o bebidas. Los productores de derivados de caña de azúcar aportan también con su parte. Pero no ha sido un trabajo fácil.

    Mena reconoce que si bien en esta parroquia rural de Quito, se cuenta con suficiente caña de azúcar para producir panela, algunas personas han optado por desarrollar otras actividades como la minería, porque los intermediarios no pagan un precio justo.

    En promedio, los intermediarios pagan a los productores de panela en promedio USD 28 por cada quintal, en cambio Pakto Vida Natural entrega USD 50 por el mismo producto.

    Así se quiere revalorizar el trabajo que se realiza en esta parroquia y promover el consumo de la panela que tiene un valor nutricional. “Este endulzante tiene minerales como hierro, calcio, sodio, magnesio. Estos son buenos para la salud. Además, los productos que elaboramos son orgánicos”.

    Por las características de estos alimentos, los productos que elabora este emprendedor son demandados por restaurantes, hoteles, tiendas naturistas y ferias.

    Bolívar Bustillos, propietario de un comisariato en el sector de Las Cuadras, comenta que adquiere estos productos desde hace tres años, porque tienen una alta demanda. “Los clientes prefieren estas bebidas en lugar de las gaseosas o energizantes”.

    Betty Idrovo, propietaria de una tienda naturista en Solanda, menciona también que la panela con jengibre y los caramelos son solicitados para tratar resfriados o enfermedades respiratorias. Ella incluso distribuye estos productos a otros negocios.

    Por unidades, el costo de cada sobre de panela en polvo saborizada es de USD 2, el paquete de caramelos a 1,50, y las bebidas a 1. Pero cuando se hace pedidos por mayor hay precios especiales.

    Actualmente, esta empresa vende sus productos a escala nacional. Para este año la meta es exportar estos productos al mercado europeo, donde lo orgánico tiene una alta aceptación entre los consumidores.

    Pakto Vida Natural factura alrededor de USD 120 000 al año. Para pedidos las personas se pueden comunicar al 098 281 597 o ingresar a la página web www.paktovidanatural.com. 

    Jissela Aguas, producción de alimentos y control de calidad: ‘Esta empresa nos ayuda a salir adelante’

    Para los habitantes de esta parroquia rural, Pakto Vida Natural representa una oportunidad para salir adelante y aprender cosas nuevas. Soy madre soltera, tengo 26 años y me resultaba complicado obtener una plaza de trabajo, porque a veces no era compatible con mi realidad.

    Pero desde hace tres años esta empresa me ha permitido trabajar durante la jornada que mis hijos están en clases. Y cuando ellos salen podemos estar juntos para cuidarles y ayudarles con las tareas. Además, este trabajo me ha permitido desarrollar nuevas destrezas.

    Preparamos productos diferentes con la panela: bebidas embotelladas, caramelos, licores y solo empleamos productos naturales. Son alimentos únicos, que tienen una alta acogida y eso permite que más gente se involucre en este proyecto. Por esto recibimos un ingreso que es mejor con relación a lo que podría obtener como jornalera, cortando la caña. La otra alternativa sería salir al pueblo a buscar trabajo, pero hay pocas opciones y además no podría cuidar bien de mi familia.

    Manuel Mena (centro) junto a sus hijos es parte de este emprendimiento. Cada uno cumple con una actividad específica en esta empresa familiar. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Manuel Mena (centro) junto a sus hijos es parte de este emprendimiento. Cada uno cumple con una actividad específica en esta empresa familiar. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Las manos de Juan Sebastián Pérez convierten lo local en alta cocina

    Sebastián Angulo

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    Frente a la cámara fotográfica, Juan Sebastián Pérez se muestra algo incómodo. Una de las razones es que ve a la gastronomía no solamente como un plato de comida bien servido, con un chef que se lleva todos los créditos.

    En la alta cocina, para este chef de 30 años, también son importantes los actores de toda la cadena de producción: agricultores, pescadores, intermediarios… Detrás de cada uno de ellos hay una historia que hace posible que el plato sea algo más que solo alimentos.

    Esa visión le ha convertido a Pérez en uno de los chefs que busca impulsar a la gastronomía ecuatoriana a través de preparaciones vanguardistas, pero sin dejar de lado a cada uno de sus actores.

    El año pasado fundó Quitu Identidad Culinaria, en el sector de Las Casas (norte de Quito). Este lugar busca generar experiencias a través de sus platillos. Por ejemplo, se resaltan postres como la ‘caca de perro’ en helado, los cebiches en jugos cítricos frutales o el cochinillo y maíz de Selva Alegre que mezcla mote sucio, chulpi, morocho y cebolla caramelizada.

    Pero para llegar a este punto, Pérez recorrió un largo tramo por varias vertientes gastronómicas que aportaron a su formación.

    Su viaje por la cocina inició en la adolescencia. ‘Juanse’ -como le dicen sus amigos- se crió en una familia vinculada a la industria del turismo. Su abuelo, Eduardo Proaño, fue el fundador de Metropolitan Touring.

    Esa inclinación familiar por el servicio le llevó a vincularse a los 15 años a la cocina del Hotel Marriott. Su apego a la tabla de picar y al cuchillo inició cortando legumbres y verduras o sacando escamas de pescados.

    Cuando llegaban de las fiestas, a la 01:00 o 02:00, Pérez cocinaba platos “deliciosos” con lo que encontraba en la refrigeradora, cuenta su amigo, José Saúl Guarderas, quien ahora es arquitecto.

    Pese a las altas horas de la madrugada, recuerda Guarderas, el entonces adolescente ‘Juanse’ se esmeraba hasta una hora por preparar sus platillos.

    Otra de sus aficiones era el fútbol. Jugaba como volante de enganche en la Universidad Católica, pero la cocina pesó más y cuando cumplió 18 años viajó a México, para estudiar en Le Cordon Bleu Internacional.

    De regreso a Ecuador, en el 2007, se incorporó al Chez Jérôme, restaurante del norte de Quito. En ese lugar conoció la comida europea. Luego se incorporó a Chef Ejecutivo, Elsass Bistro & Vinos, un emprendimiento familiar.

    Pese a que trabajaba en lo que le apasionaba, la cocina que realizaba no le llenaba y siempre estaba en constante búsqueda. Por esta razón, implementó una pequeña cocina para experimentar sabores en su casa, en Puembo, comunidad del nororiente de Quito.

    Esa experimentación le permitió acercarse a los agricultores de Puembo y conocer todos sus procesos. De hecho, se convirtieron en sus proveedores cuando trabajó como chef en la Embajada de Canadá. En ese lugar le pidieron cocinar comida ecuatoriana, territorio desconocido para Pérez.

    Para descubrir la comida ecuatoriana realizó un viaje por todo el Ecuador. En su auto se paseó por la provincia de Esmeraldas. Por ejemplo, paraba en una cebichería para convivir con los propietarios y aprender a hacer cebiches, encocados, etc. También se detuvo en mercados de la Sierra para desentrañar platos como el hornado, llapingachos y más.

    Luego de varias semanas de completar su periplo elaboró una clasificación completa de los platos nacionales: líquidos, sólidos, calientes y fríos.

    Toda esa visión le sirvió para contribuir al proyecto Rescate de los Sabores tradicionales del Ecuador, elaborado por la Universidad de las Américas, en el 2011, por el chef Carlos Gallardo. Pérez también fue docente de esa casa de estudios.

    ‘Juanse’, dice Mauricio Acuña, director del festival gastronómico Latitud Cero, pertenece a la nueva generación de chefs nacionales que está buscando llevar la gastronomía local a otro sitial. “Lo que más valoro de Juan Sebastián es la tenacidad y la búsqueda de identidad”, comenta Acuña.

    Identidad Culinaria, además de su restaurante Quitu, cuenta con dos proyectos que están en desarrollo que también buscan resaltar la comida nacional. Además, Pérez también es consultor para la apertura de otros restaurantes de colegas de la ciudad.

    Luis Maldonado, consultor de turismo, sostiene que Pérez trabaja mucho desde “lo auténtico, lo orgánico, sacar directamente desde el huerto”. Además, el experto sostiene que el chef aporta mucho a la identidad local debido a que va a las raíces mismas de los platos, a las culturas indígenas y sus comunidades.

    El chef emprende con sus proyectos


    La búsqueda constante de su identidad gastronómica le ha llevado a emprender sus propios restaurantes, que busca el comercio justo en toda la cadena productiva.

    Por ejemplo, para abrir Quitu Identidad Culinaria, Pérez invirtió unos USD 40 000 que destinó para la compra de equipos de cocina y adecuación del local. El chef escogió abrir su local en el sector de Las Casas porque hace un año le permitía tener una mayor rentabilidad que en otros sitios de mayor costo en la ciudad.

    No obstante, ahora Quitu Identidad Culinaria abrirá sus puertas en otro sitio de la ciudad. En los próximos días se trasladará a una casa patrimonial del centro norte de la ciudad.

    Otro de los proyectos en los que busca incursionar es un sitio casual de comida. En el lugar buscará comercializar gastronomía con un estilo urbano en un ambiente distendido.

    Por ejemplo, la carne la compra a la Hacienda Caleta Same de Esmeraldas. David Pacheco, su propietario, cuenta que Pérez es muy preocupado por los insumos que utiliza para sus preparaciones para darle el sabor ideal a los platos. Además, dice Pacheco, Pérez entabla buena relación con sus proveedores y trata de conocer siempre los productos que va a utilizar.

    Este tipo de relación con los proveedores Pérez la apuntaló en Perú, cuando trabajó durante 10 meses en la cocina del prestigioso Central Restaurante, en Lima, premiado como el mejor del continente.

    El proyecto Identidad Culinaria incluye otras propuestas como el desarrollo de una huerta para el cultivo de sus propios insumos. La idea es crear una terraza, como lo hacían los Quitu Cara, para cultivar productos.

    Este chef quiteño desarrolla proyectos gastronómicos basados en la filosofía de comercio justo. Foto: Julio Estrella / LÌDERES
    Este chef quiteño desarrolla proyectos gastronómicos basados en la filosofía de comercio justo. Foto: Julio Estrella / LÌDERES
  • Manos libres y bienestar son parte de su propuesta de valor

    Redacción Quito

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    Hacer actividades cotidianas del hogar, desde arreglar la casa hasta darse una ducha, pasando por descansar, es un reto cuando se tiene en casa a un bebé recién nacido.

    Belén Vallejo y su esposo Stefan Breitenmoser vivieron esta realidad cuando tuvieron a su hijo en Suiza, país de donde él procede.

    En ese país consiguieron una hamaca que gracias a un movimiento vertical ayuda a calmar al bebé cuando está inquieto, brindándole un espacio seguro para que el pequeño descanse y libertad de movimiento para los padres.

    Al regresar al Ecuador, la pareja notó que no había un producto similar en el mercado y decidieron implementarlo, ‘dando a luz’ a Tranquibebe, que ya lleva en el mercado un año y medio.

    La investigación para la elaboración del producto y la búsqueda de los insumos y materiales, así como encontrar a la persona adecuada para la confección de la hamaca les tomó entre seis y ocho meses. Su inversión inicial fue aproximadamente de USD 3 000.

    La hamaca, así como su bolso para llevar, está elaborada con tela semilona, fabricada 100% con algodón nacional, sin ningún tratamiento químico.

    Cuenta con un resorte y una cuerda de seguridad, una madera que sostiene la hamaca, un colchón relleno de plumón antialérgico y el gancho fijo para colgar. También se puede adquirir un gancho especial para colgar la hamaca en cualquier marco de puerta, pero se vende por separado, ya que es importado.

    Este artículo aumenta la portabilidad del producto, ya que para colgarlo solo se necesita que el borde de la puerta tenga un centímetro de ancho de cada lado.

    “El producto no es solo para el bebé. Nuestro valor agregado es dar manos libres a los papás”, explica Stefan, al señalar que incluso con este producto los padres pueden recuperar la “vida social”, que muchas veces se pierde con la llegada del bebé, ya que por la falta de un lugar para tener al bebé se pueden complicar las visitas a familiares y amigos.

    El producto se recomienda para bebés de 0 a 12 meses aproximadamente, dependiendo del peso, pues soporta hasta 10 kilos.

    Para Diego Cárdenas, padre de un bebé de 9 meses, el producto es de mucha ayuda. “A mi bebé le da tranquilidad. Le encanta hacer la siesta ahí”, dice al señalar que el Tranquibebe se ha vuelto indispensable cada vez que va de viaje, porque le da a su hijo la sensación de seguir en casa.

    El Tranquibebe tiene un precio USD 98, y el gancho especial cuesta USD 32 adicionales. Incluye la entrega a domicilio.

    Para complementar el negocio y haciéndose eco de los pedidos de sus consumidores, se crearon nuevos productos como baberos impermeables con y sin mangas, que tienen un precio de USD 7 y USD 4, respectivamente, y gorritos con protección extra de tela para el cuello del niño, valorados en USD 12. De estas piezas, se han vendido alrededor de 120 baberos de los dos tipos y unos 50 gorritos.

    Están preparando además un bolso de accesorios infantil para autos, con los que los niños puedan organizar sus cosas dentro de un vehículo y hamacas de descanso para niños de 2 a 6 años.

    Hasta ahora han vendido unas 50 unidades de hamacas, varias de ellas en Suiza y Colombia, y más de un centenar de los otros productos logrando en año y medio ventas de cerca de USD 12 000.

    Su proyección basada en la tasa de natalidad del país es llegar a unos 2 000 niños en los próximos dos años y alcanzar ventas anuales de USD 300 000.

    Belén asegura que su anhelo es que el negocio crezca lo suficiente para que se pueda volver sostenible y lograr incluso empezar a hacer donaciones a fundaciones que trabajen con niños pequeños.

    Stefan Breitenmoser y Belén Vallejo trajeron la idea de  la hamaca para bebés desde Europa, de ahí llegaron cuando su hijo tenía 4 meses. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Stefan Breitenmoser y Belén Vallejo trajeron la idea de la hamaca para bebés desde Europa, de ahí llegaron cuando su hijo tenía 4 meses. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Manos indígenas elaboran accesorios exclusivos

    Redacción Guayaquil  (F) Contenido Intercultural

    El estilo ‘hippie’ y ‘chic’ que un bolso de la marca Las Lolas Handmade le otorga a quien lo lleva puesto esconde detrás de sus formas y colores, un laborioso trabajo que demanda la paciencia y creatividad de manos indígenas.

    Hace casi dos años, Doménica Delfini, guayaquileña titulada en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, conoció el trabajo de las mujeres de la comunidad indígena Wayuu, en Colombia y se sintió cautivada.

    La forma de trabajo y la importancia del tejido en la vida de estas mujeres la inspiraron. Así, decidió traer a Ecuador mochilas y bolsos elaborados por las mujeres wayú y comenzó a promocionar a través de Instagram un 13 de noviembre, aprovechando las vísperas navideñas. Así nació el emprendimiento Las Lolas Handmade.

    “Después de mucha investigación de lo que queríamos emprender, empezamos con pie derecho gracias a la proximidad de Navidad. Eso significó una gran acogida y ventas impresionantes. Comenzamos con poco dinero, pero con muchas ganas de entregar a cada una de las mujeres algo único que destaque su actitud ante la vida”, dice la emprendedora.
    A la oferta colombiana de bolsos, se sumó al poco tiempo el producto ecuatoriano. Carteras y sombreros de paja toquilla, macanas (chales), ponchos y turbantes son parte de la oferta que está disponible para los compradores.

    “La relación que entablamos con los artesanos es de colaboración mutua y justa. Trabajamos indirectamente con 15 familias de la Guajira colombiana, a través de su representante Cintia Juanes y con Laura Loja, y las mujeres de su comunidad de Gualaceo y Chordeleg”, menciona Delfini.

    Los bolsos de la comunidad Wayuu son elaborados por artesanas de unas 15 familias de la Guajira colombiana, mientras que los productos ecuatorianos nacen de las manos de unas 30 artesanas de Gualaceo y Chordeleg, que producen los bolsos de paja toquilla y los tejidos macana.

    Delfini lamenta que “el consumo artesanal en moda, aún no está bien valorizado”, pero reconoce que va por buen camino.

    Como se trata de productos únicos, pues los diseños no se repiten, la producción no es en serie. En el mes más bajo se venden entre 20 y 25 productos, y en los mejores hasta 50 y 60 artículos. “Podríamos estar hablando que nuestros ingresos oscilan entre USD 3 000 y 5 000”, señala Delfini y añade que la esencia de la marca es impulsar el trabajo artesanal sin fronteras. Aunque por ahora los productos se venden mediante Instagram y el sitio Laslolashandmade.com, las tiendas itinerantes o bazares también han sido puntos de exhibición y venta, como el Z Gallery en Cumbayá y La Libélula, en España.

    Los precios oscilan entre los 45 y 85 euros en el mercado europeo y entre USD 45 y 95 en Ecuador y América Latina.

    La internacionalización de la marca es el resultado de la fuerte promoción en redes sociales que Delfini ha realizado estos dos años, además, en el sitio web se habilitó la opción de compra en línea. Una de sus clientas frecuentes en Chile es Diana Ferrín. Hace un año ella conoció de la marca y desde entonces ha hecho varias compras: “son muy diligentes y puntuales con los envíos”.

    Ferrín añade que sus amigas, que conocieron el producto por ella, también se convirtieron en clientas de la marca de esta guayaquileña. “Me parecieron preciosos. Yo soy supermeticulosa y cuando revisé el producto, me di cuenta que era hecho a mano con excelentes acabados. Los llevo a todas partes (tiene varios) y una vez en Tahití, un mexicano se me acercó y me preguntó si el bolso era de Las Lolas”, cuenta entre risas. Más que moda, Delfini quiere promover una marca con identidad y difundir las características del trabajo hecho a mano.

    Doménica Delfini muestras las diferentes creaciones que comercializa. Foto: Cortesía de Las Lolas Handmade
    Doménica Delfini muestras las diferentes creaciones que comercializa. Foto: Cortesía de Las Lolas Handmade
  • El apretón de manos, un ritual milenario

    Diario El Mercurio de Chile

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    Jeroglíficos egipcios de más de cinco mil años confirman que el apretón de manos fue utilizado para sellar alianzas entre hombres y dioses.

    En Mesopotamia, alrededor de mil años después se empleó como señal de sumisión ante el poderoso dios Marduk -protector de la ciudad de Babilonia-, pero fueron los asirios quienes, tras sus múltiples y exitosas conquistas, se encargaron de propagar el singular gesto a través del Medio Oriente.

    Por su parte, en Occidente, como señal de buena intención, los griegos y los romanos solían estrechar la mano apretando fuertemente la muñeca de la otra persona, asegurando así que ninguno de los dos desenfundaría su daga inesperadamente.

    Esta particular costumbre es imitada de una forma bastante similar hasta hoy, aunque obviamente no para resguardarse frente a un posible enemigo, sino más bien como una forma de saludo, despedida o para sellar un acuerdo.

    Memorable fue el apretón de manos entre el presidente Richard Nixon, de los Estados Unidos, y el líder chino Mao Zedong en 1972, que mitigó años de hostilidades entre Oriente y Occidente, o el del presidente Ronald Reagan y el mandatario de la Unión Soviética Mijaíl Gorbachov en diciembre de 1987, que selló la reducción de los arsenales nucleares de las superpotencias que acabó con la Guerra Fría.

    Un popular gesto de buena fe y respeto utilizado alrededor del mundo, que ha perdurado a través de los siglos.

    Manos saludo
    Fotografía tomada de http://www.mallorcadiario.com
  • El metal toma forma en las manos de estos artesanos

    Redacción Quito

    La decoración del hogar y de las oficinas con adornos de metal es la estrategia de Daniel Carvajal y Lady Ulloa, dos emprendedores que en agosto de 2011 fundaron Mirlo, arte en metal.

    Se trata de una microempresa especializada en la fabricación de accesorios decorativos en cualquier tipo de metal, y con detalles personalizados.

    Carvajal es ingeniero mecánico. En el 2008 se dio cuenta de que la mayoría de las máquinas cortadoras de metal que se encontraban en el mercado ecuatoriano eran importadas de Estados Unidos, por lo que vio una oportunidad de negocio y decidió construir su propia cortadora, con materiales nacionales.

    Un año de trabajo y una inversión de USD 12 000 le tomó diseñar su primer prototipo de cortadora. El diseño de esta maquinaria le permite cortar tanto metal como madera, adaptando el corte a un modelo previamente programado en una computadora, utilizando el software de diseño Autocad.

    «La idea era comercializar la maquinaria pero no podíamos competir con los precios del producto extranjero. Por eso, al año siguiente, decidimos utilizar la maquinaria que teníamos para ofrecer nuestros servicios de corte a la industria metalmecánica«, cuenta Carvajal.

    La pareja comenzó vendiendo partes de metal, acorde con los pedidos que les llegaban de empresas metalmecánicas. Al mismo tiempo, elaboraba portallaveros de metal decorados con siluetas de perros, que vendían en las tiendas de mascotas de Quito.

    En el 2010 participaron en el concurso Siembra Futuro de la Cervecería Nacional. Allí pulieron su plan de negocios y definieron su línea de producción. «2010 y 2011 fueron años de aprendizaje y perfeccionamiento», cuenta Ulloa, quien actualmente se encarga del diseño y del mercadeo.

    En agosto del 2011 presentaron al mercado una línea de productos decorativos de metal que van desde las microchimeneas, candelabros, lámparas, rejones para chimeneas… hasta esculturas decorativas con sellos institucionales.

    Sus productos son bien apreciados en la decoración. Diego Alarcón, por ejemplo, compró una lámpara de metal para su casa y un letrero para identificar al edificio Madrigal, en El Inca.

    Otro de sus clientes es Katy Carvajal. Ella compró un espejo, cuadros, adornos, un juego de candelabro y pidió unos llaveros con forma de perros pastor alemán. «Son muy bonitos todos los artículos», asegura.

    Otros datos

    Los precios. Un llavero personalizado puede costar desde USD 2,50. Las minichimeneas USD 45. Los precios varían de acuerdo al pedido.

    Los servicios. Ofrecen artículos decorativos terminados y servicio de corte metalmecánico.

  • Manos ecuatorianas elaboran jabón Rexona

    Redacción Guayaquil

    La fabricación de uno de los productos más conocidos del portafolio de la multinacional Unilever está, desde octubre pasado, a cargo de manos ecuatorianas. La firma decidió fabricar localmente el jabón Rexona Antibacterial, tras una inversión en infraestructura. El artículo se producía anteriormente en las instalaciones de la firma en Cali (Colombia).

    La elaboración del jabón comenzó con la versión Aquafresh. Luego continuó con las modalidades Aloe, Avena y Nutritive, en la presentación de 110 y de 330 gramos, en un ‘pack’ de tres unidades.

    Según la firma, además de producirlo localmente, el jabón ahora estará en las perchas con una formulación mejorada.

    Unilever tiene presencia en Ecuador desde 1996. Actualmente, tiene dos plantas de producción en la vía a Daule, en las afueras de Guayaquil. La multinacional señala que hasta la fecha, el 75% de su facturación en el país corresponde a la producción local.

    Rafael Vintimilla, gerente de Marketing de Cuidado Personal, mencionó en la presentación del producto (29 de octubre), que lograron superar las expectativas. «Mediante una acertada inversión y con el esfuerzo de la compañía, se ha logrado obtener un producto que ha superado las expectativas, y los estándares de calidad de la firma», indicó.

    La multinacional ha invertido alrededor de USD 60 millones en Ecuador, en el desarrollo de infraestructura, ampliación de plantas, líneas de producción y equipamiento de última tecnología.

    El volumen de producción del jabón Rexona Antibacterial que se producirá localmente será de unas 900 toneladas anuales.

    David Balladares, gerente de Asuntos Corporativos de la multinacional, indicó que el producto es el resultado de alianzas estratégicas, y resulta una contribución en el plan de sustitución de importaciones que impulsa el Gobierno. «Hoy nuestro portafolio de productos nacionales se incrementa eficazmente».

    La multinacional prevé seguir incrementando el portafolio de productos fabricados localmente. «Esto en el marco de la visión que busca duplicar el tamaño del negocio, con procesos que reduzcan el impacto ambiental, y aumenten el impacto social, a través de un plan de vida sostenible», según la empresa.

    En las perchas se sumarán progresivamente otras presentaciones.

    Datos

    Inversión. La multinacional ha invertido USD 60 millones desde 1996 en Ecuador.

    Producto. Se fabrica en la planta en las afueras de Guayaquil, en la presentación de 110 gramos.

    Mercado. La marca del jabón está presente en el país por más de 40 años.