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  • Martín Acosta apuesta por la teoría de A. Giddens

    Gabriel Flores

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    Entre el 2000 y el 2001 la presencia del inglés Anthony Giddens se volvió cotidiana en la vida de Martín Acosta. El sociólogo que planteó la famosa teoría de la Tercera Vía era rector del London School of Economics and Political Science, el centro de estudios donde el gerente general de Kiwa estudiaba su maestría.

    Esos fueron los años en los que Acosta devoraba libros. Uno de sus preferidos era precisamente ‘La tercera vía’, de Giddens. Un libro en el que este teórico rescata cosas, que a su criterio, son positivas del capitalismo y del socialismo, para proponer una nueva alternativa social y económica.

    La propuesta de Giddens sedujo tanto a Acosta que a su regreso al país, en el 2002, escribió ‘Competencia y Sentido Social’, un libro en el que analiza cómo la teoría de la Tercera Vía se podía aplicar en América Latina. “Después de su publicación -dice- varios profesores de la Universidad San Francisco lo usaban en sus clases”.

    Las lecturas de Acosta siempre estuvieron encaminadas a un beneficio en su vida práctica. El pragmatismo en sus lecturas tuvo su origen en los años colegiales. Cuando cursaba primer curso leyó ‘El hombre que calculaba’, del escritor y profesor brasileño Julio César de Mello Souza.

    Lo que más le llamó la atención de aquella lectura fue descubrir cómo el uso de las matemáticas podían darle un enfoque diferente a la vida. “Hasta ahora tengo la costumbre de analizar los números antes de tomar una decisión”.

    Junto a esta lectura llegaron las de un clásico infantil y juvenil. ‘Grandes Obras Ilustradas’, de Julio Verne, fue el libro que despertó en Acosta su pasión por descubrir nuevos mundos. El libro es uno de los tesoros de su biblioteca. Aunque las páginas están amarillas y arrugadas por el paso del tiempo lo muestra con orgullo, “hace unos meses estuve en Arabia Saudita. No te imaginas lo que es estar a 55 grados. Ese gusto por las aventuras nacieron gracias a la lectura de este libro”, dice.

    Para este empresario, suscrito a la revista The Economist desde el 2001, otro de sus referentes literarios es ‘Elon Musk’, escrito por Ashlee Vance. Este libro cuenta la vida del estadounidense que es considerado como el nuevo Steve Jobs, un emprendedor que trabaja en la industria energética, automovilística y aeroespacial.

    “Me atrae la perseverancia y la humildad que tiene Musk. Me impactó el potencial que tiene como emprendedor. Seguro su legado va perdurar por mucho tiempo”.

    El pragmatismo de Acosta se confirma cuando cuenta, sin empacho, que la lectura de novelas le parece inservible porque nunca le han dejado algún aprendizaje.

    Entre sus últimos intereses literarios están libros de neurociencia, sobre todo, los que explican el funcionamiento del cerebro humano. Esta afición apareció hace unos meses en un aeropuerto internacional, estos espacios y los aviones son los lugares donde más lee en la actualidad.

    Una de las lecturas que Acosta ha mantenido a lo largo de toda su vida, más allá de los libros sobre economía o emprendimiento, son los relacionados al fútbol, sobre todo, a la historia de la FIFA.

    Martín Acosta tiene su biblioteca en una oficina ubicada en Cumbayá. Foto: Diego Pallero/LÍDERES
    Martín Acosta tiene su biblioteca en una oficina ubicada en Cumbayá. Foto: Diego Pallero/LÍDERES
  • Martín Hopenhayn: ‘La última década ha sido muy positiva para A. Latina’

    Víctor Manuel Vargas Silva / EL TIEMPO (GDA)

    Una década de crecimiento económico sostenido con un único año ‘en rojo’ (el 2009), la tasa de pobreza más baja en 30 años (29%), un crecimiento del 50% en la clase media entre el 2003 y el 2009, una tasa de desempleo promedio del 6,5%, un déficit fiscal de solo un 1,8%, una tasa de inflación de menos del 6%, unas reservas internacionales que ya suman USD 766 000 millones, casi el doble de las que se tenían en el 2007. No cabe duda de que América Latina vive un momento muy especial. Y para analizarlo, EL TIEMPO (Grupo de Diarios América) entrevistó a Martín Hopenhayn, director de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

    ¿Estamos ganando la lucha contra la pobreza en América Latina?

    La última década ha sido muy positiva. Pasamos de un 43,9%, en el 2002, a un 28,8% (estimado) en el 2012. Pero, atención: ese 43,9% hay que compararlo también con el 40,5% que teníamos en 1980, es decir, que del 80 al 2002 la pobreza aumentó, y sobre todo del 80 al 90, cuando llegó al 48,4%.

    ¿Podríamos volver a retroceder?

    La crisis de los 80 nos pegó muy fuerte.Tanto, que nos tardamos 25 años en volver a los niveles de pobreza de 1980, es decir, hasta el 2005. Lo bueno es que esto difícilmente volverá a ocurrir, porque las lecciones fueron aprendidas y en la crisis del 2008-2009, por ejemplo, en A. Latina operaron muy bien los mecanismos de contención para evitar aumentos del desempleo y otros golpes en los sectores más pobres. Y eso se mezcló con buenas políticas macroeconómicas, que nos dieron estabilidad. Claramente, hoy estamos más protegidos que antes.

    ¿Cuáles son los países que mejor lo están haciendo en la lucha contra la pobreza?

    Hay dos formas de verlo: ver la última década o ver solo el último año. Y a veces, el último año tiene que ver con países que venían mal, tienen un giro y eso se nota mucho. Por ejemplo, Colombia, que venía bastante estancada en materia de pobreza, rozando el 50%, y logra reducirla, entre el 2002 y el 2011, del 49 al 34%. Una caída bastante importante en tan corto tiempo. Ahora, hay que decir que un 34% de pobreza está por encima del promedio latinoamericano. Y luego están los países como Chile, que año a año muestran una reducción leve de la pobreza, pero constante. Y ya van en el 11%.

    ¿Cuáles son los países de la región que más le preocupan?

    Los que mayor porcentaje de pobres tienen. Y estos son Honduras y Nicaragua. El primero tenía, para el 2010, una pobreza del 67,4%; y el segundo, del 58%. Niveles tremendamente altos y que muestran que la región está lejos de ser homogénea, como muchos creen.

    A nivel de comparación con otras regiones del mundo, ¿qué tan bien o qué tan mal estamos?

    Estamos claramente mejor que las regiones más pobres del mundo. Mejor que África, que Asia central o que el sur de Asia. Y mejor que varios países de Oriente Medio. Pero, tener 167 millones de pobres sigue siendo muy alto. Es casi un tercio de la población.

    ¿Seguimos siendo la región más desigual del mundo?

    Medido por el Índice de Gini, todavía lo somos. América Latina es la única región donde este indicador está por encima del 0,50. Pero si bien la foto es mala, la película es buena.

    ¿Por qué razón?

    Porque en el 2002 el indicador de Gini estaba en torno al 0,55, como promedio, y hoy está en torno al 0,51. Pero además, en el 2002 solo había un país por debajo del 0,50, que era Uruguay, mientras que hoy hay seis.

    ¿Los campeones de la desigualdad siguen siendo Brasil y Colombia?

    Los países con peor Gini son: Brasil, República Dominicana, Paraguay y Colombia. Pero, Colombia ha mejorado mucho: en el 2010 su índice era de 0,58, y el 2011 ya estaba en 0,55. Es decir, que en un año bajó tres puntos. Y el otro caso positivo es Brasil, que pasó de 0,65, en el 2002, a 0,55 en la actualidad. En términos generales, en este tema hay una dinámica positiva en la región.

    ¿Hay algún modelo de reducción de la desigualdad que merezca ser destacado como ejemplar?

    Brasil, una sociedad de más de 190 millones de personas que en los últimos años logró vincular crecimiento económico con reducción de la pobreza y de la desigualdad.

    ¿Cómo lo lograron?

    Conjugando varios elementos: primero, aumentado los ingresos laborales de los sectores más pobres, con una buena política de salario mínimo. Segundo, con políticas de transferencias hacia los sectores más vulnerables, que han dado buenos resultados, como el programa Bolsa Familia, entre otros. Y tercero, manteniendo lo ‘macro’ en orden, y especialmente, controlando la inflación, porque recordemos que en los 80 lo que más castigó a los pobres fue la hiperinflación.

    En términos generales, ¿estamos dando un salto hacia adelante importante, o no hay que ser tan optimistas?

    Hay un riesgo de autocomplacencia importante y para la Cepal es importante hacer una petición de cautela, porque la inversión productiva no ha aumentado al ritmo que lo ha hecho el PIB per cápita. Es decir, no ha habido un cambio sustancial en la estructura productiva con mayor valor agregado a través de, por ejemplo, mayores niveles de conocimiento y capital humano. Algo ha habido, pero estamos muy a la zaga cuando nos comparamos, por ejemplo, con el sureste asiático. La inversión en Investigación y Desarrollo está muy por debajo del 1% del PIB. Solo un país tiene una visión estratégica en este tema, que es Brasil.

    DOS IDEAS CLAVES DEL ESPECIALISTA

    Asistencialismo. «Hemos hecho un seguimiento muy fuerte a los programas de transferencias y no hemos comprobado que sean un desincentivo a la hora de buscar trabajo».

    Equidad.«Si bien la pobreza está en el 29% en la región, para las mujeres es casi 5 puntos más».