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  • Robótica para la diversión y la salud

    Marcel Bonilla

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    Germán y Paúl Mera son dos hermanos gemelos esmeraldeños que han destacado en robótica, con sus participaciones en concursos nacionales en los que han recibido premios por los triunfos alcanzados.

    Ambos trabajan en los proyectos para sustentar sus tesis como ingenieros en Mecatrónica, estudios que terminaron hace dos meses en la Escuela Superior del Ejército (Espe) en Latacunga.

    La idea de crear cosas empezó desde que eran niños . En la escuela tenían iniciativas para reparar equipos electrónicos, pero no fue hasta que comenzaron a estudiar en la universidad cuando pusieron en práctica sus ideas junto a un grupo de compañeros de aulas.

    Los estudiantes, durante los cinco años de carrera, representaron a su centro de estudios en ferias de innovación tecnológica, robótica y drones. Allí demostraron el potencial de usar estas iniciativas en la vida en general.

    Cuando cursaban el tercer año de Mecatrónica, estos innovadores crearon un software para detectar trampas de valor (una empresa que aparenta cotizar por debajo de su valor pero que, por alguna razón, no está infravalorada, sino sobrevalorada) como parte de un proyecto para Petroecuador. Su propuesta ganó a otras que se presentaron.

    “Esta fue una muestra de que podíamos hacer cosas mayores con más dedicación, pues en ese proyecto trabajamos hasta en las noches”, señala Paúl Mera.

    También han puesto todos sus esfuerzos en la construcción de robots de batalla, con pesos que van desde 1 hasta 120 libras. Estos poseen armas de hasta 9 000 revoluciones por minuto, que permite destruir a su oponente.

    Desde que empezaron a competir con sus robots, durante la época universitaria, han acumulado 170 medallas, 10 trofeos y 30 placas de reconocimiento por el trabajo.

    Germán Mera, quien tiene 25 años, asegura que el trabajo lo han realizado con otros estudiantes de la Espe, que se sumaron a la iniciativa para crear aparatos robóticos que también aporten a la salud y personas con discapacidad.

    Entre los miembros del equipo están Álvaro Velasco, María Erazo, Diego Camacho y Paúl Mera. Crearon el robot de batalla de 120 libras, con el que obtuvieron el primer lugar en más de una competición a escala nacional.

    Ahora los dos estudiantes Mera trabajan como parte del proyecto de tesis, en una prótesis transfemural con fluidos magnetobiológicos. Con este mecanismo se trata de crear una especie de amortiguación para la pierna de personas que han perdido parte de sus extremidades inferiores.

    La otra propuesta es la construcción del control de una mano biónica por medio de redes encefalográficas. Funciona con un casco con el que se mide las ondas cerebrales y permite manipular las manos con el pensamiento.

    Este invento servirá para las personas que tienen parálisis y permanecen en sillas de ruedas.
    El padre de los gemelos Mera señala que sus hijos desde niños mostraron su inclinación por armar y desamar equipos electrónicos. En la casa se encargaban de la reparación de las compacteras, DVD, entre otros. “Me siento orgulloso de las propuestas innovadoras que tienen mis hijos”.

    Recuerda que cuando mostraron su inclinación por temas electrónicos, decidieron estudiar ingeniería mecánica. Sin embargo, cuando se enteraron de que había la carrera de Mecatrónica en Esmeraldas lo aprovecharon.

    Ambos estudiantes señalan que con lo aprendido podrán desarrollar diferentes iniciativas entre las que está la automatización de procesos industriales. La idea es hacer mejor los productos, trabajando las 24 horas del día.

    El exdecano de la Facultad de Ingenierías y Tecnologías de la Universidad de Esmeraldas, Luis Vargas Torres, Guillermo Mosquera, cree que este es un gran paso. “Estudiantes esmeraldeños han logrado sobresalir en otras universidades del país”, indicó.

    Los gemelos buscan impulsar el conocimiento de la Mecatrónica, como una de las carreras universitarias que darán impulso a la innovación. La idea es que los jóvenes puedan estudiar en otras universidades esmeraldeñas como la Católica y Luis Vargas Torres.

    Aunque, en ambos centros de estudios superiores, las unidades de emprendimiento cuentan con propuestas como el diseño de programas sistematizados, así como el diseño de robots.

    Una imagen de los jóvenes innovadores, entre ellos Paúl Mera (quinto desde la izq.) y Germán Mera (octavo desde la izq.), junto a sus robots. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Una imagen de los jóvenes innovadores, entre ellos Paúl Mera (quinto desde la izq.) y Germán Mera (octavo desde la izq.), junto a sus robots. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • La mecatrónica se aplica a la agroindustria

    Redacción Quito

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Al momento de realizar su proyecto de tesis, Diego Mejía, estudiante egresado de la carrera de Mecatrónica de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería e Industrias de la Universidad Tecnológica Equinoccial, decidió realizar un proyecto que pueda apoyar la investigación en el país. Conjuntamente con la carrera de Ingeniería en Alimentos, diseñó y produjo la cámara de ambiente controlado de ozono para uso académico.

    La cámara no será de uso comercial sino que será utilizada para la investigación en el tratamiento poscosecha de frutos ecuatorianos como la mora, naranjilla y uvilla. El objetivo es alargar la vida útil de dichos frutos con el fin de que sean un producto exportable de largo plazo. “La vida útil de una mora, solo con refrigeración, es de 15 días pero con tratamientos poscosecha pueden sumarse 10 días más”, afirma Carlota Moreno, sub-decana de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería e Industrias.

    Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el Ecuador el 40% de la producción agrícola sufre pérdida poscosecha. Por esta razón, la investigación con la cámara permitirá mejorar los procesos.

    Como lo explica su creador, el ozono es una molécula de tres átomos de oxígeno, formada al disociarse átomos de oxígeno encontrados en el aire. La máquina a través de una descarga de alto voltaje rompe los vínculos del oxígeno y genera esta molécula.

    “La evidencia demuestra que el ozono inhibe el crecimiento bacteriano pero debido a que es inestable en pocos minutos se convierte en oxígeno otra vez. Entonces, el gas no deja residuos tóxicos o afecta el consumo del producto”, explica Moreno.

    La aplicación, en los resultados preliminares, dura entre cinco y diez minutos.
    El proyecto tomó casi un año de investigación y alrededor de cuatro a seis meses en ensamblar la cámara. Como recuerda, Mejía, una de las mayores dificultades fue conseguir el sensor ya que tuvo que importarlo porque en Ecuador no existe este tipo de equipos. La inversión total del proyecto bordea los USD 5 000, monto que fue propuesto sea subvencionado por la Universidad.

    Además de la experimentación en el incremento de la vida útil de las frutas, los docentes y estudiantes pretenden encontrar los efectos del ozono en la composición nutricional de la planta. Estudios preliminares arrojan información sobre el aumento de antioxidante a través de este método.

    Con este proyecto no es la primera vez que la carrera de Mecatrónica e Ingeniería de Alimentos han trabajado de manera multidisciplinaria. “En Mecatrónica tenemos más de 400 estudiantes y cada uno busca aplicar su conocimiento en temas prácticos que apoyen la investigación en el país”, cuenta Daniel Bonilla, coordinador de la carrera.

    Datos

    Poscosecha. En la región un promedio de 25% a 50% de la producción de frutos se pierde durante la poscosecha.

    Aplicación. El ozono ha demostrado que al inhibir crecimiento bacteriano prolonga la vida útil de los productos alimenticios.

    Precaución. En cantidades pequeñas, el ozono no es tóxico. Una larga exposición reseca las membranas mucosas del sistema respiratorio.

    Daniel Bonilla, Carlota Moreno y Diego Mejía forman parte del equipo multidisciplinario de esta investigación. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Daniel Bonilla, Carlota Moreno y Diego Mejía forman parte del equipo multidisciplinario de esta investigación. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Ciencia para buscar soluciones

    La mecatrónica es una de las áreas por la que apuesta la UIDE, para el desarrollo de nuevos proyectos.

    Uno de los objetivos es elaborar artículos que sean útiles y aplicables para la realidad ecuatoriana.

    Ramiro Brito, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnologías aplicadas de este centro de estudios, cuenta que sus iniciativas buscan generar herramientas útiles para las personas.

    Su campo de acción se desenvuelve en tres líneas: energías, discapacidades e innovación y proceso y robótica.

    Por ejemplo, en el campo de las discapacidades han firmado un convenio con la Vicepresidencia de la República, para la aplicación de sus iniciativas.

    Entre una de sus propuestas más reconocidas está el bastón para no videntes, que fue desarrollado por tres estudiantes de la carrera de mecatrónica.

    Álvaro Vásconez, Galo Maldonado y Diego Echeverría, en el 2009, tardaron un mes en construir el primer modelo de bastón mecatrónico elaborado en el país, diseñado para facilitar la movilidad de las personas no videntes.

    Los jóvenes desarrollaron este artefacto para la materia complementaria Talleres integrales, que tomaron en quinto semestre. Brito les motivó a participar en un certamen internacional en EE.UU. En ese concurso su idea fue reconocida entre las seis mejores propuestas.

    En este semestre han trabajado en un sistema para reconocimiento de señas para personas con deficiencias en el habla y auditivas. Uno de los servicios con los que cuenta esta Facultad, que posee 120 estudiantes, son los cursos de mecatrónica para niños durante vacaciones.