Las vitaminas y cremas para ganado que preparaba la familia Brown durante la década de los años 70 fueron la semilla que permitió el crecimiento de la empresa James Brown Pharma.
Se trata de una industria que produce fármacos veterinarios y humanos, para su venta a escala local y para exportación. Nació de la mano del estadounidense James Brown Sweeney, quien en 1947 llegó a Ecuador y montó un negocio vinculado a la ganadería.
En esa época detectó que había deficiencias en cuanto a fármacos veterinarios por lo que en 1971 se convirtió en importador y nació la compañía. Con el paso del tiempo se dio cuenta de que también podía producir diferentes fórmulas de manera local.
“Empezamos con uno que otro en la casa de La Floresta. Ayudábamos – los hijos- a mezclar vitaminas o a hacer un ungüento para las ubres de las vacas. Mi padre vendía los productos en las haciendas ganaderas”, explica Felipe Brown, gerente general.
La compañía cuenta con una línea de producción de fármacos veterinarios y biológicos. Entre los primeros se hallan reconstituyentes, vitaminas, antiinflamatorios, etc., mientras que en el otro grupo están las vacunas.
James Brown Pharma tiene hoy un portafolio de 65 productos veterinarios en 120 presentaciones.
Según Felipe Brown, uno de los factores que ha permitido el desarrollo de la empresa ha sido su equipo de profesionales, que incluye químicos, veterinarios, microbiólogos, entre otros.
Las instalaciones garantizan la inocuidad de los productos; además, hay permanente investigación.
Una de las principales innovaciones para este año es James Brown Genetics, un laboratorio en el que se podrá realizar el proceso de fecundación y trasplante de embriones de bovinos.
Asimismo, este año la compañía, que antes importaba alimento para perro, comenzará con la producción y venta de un producto propio. La firma ya cuenta con una línea para mascotas que contiene ítems como champú, jabón medicado, crema dental, etc.
Hace 12 años la empresa también diversificó su oferta y arrancó con el proyecto de fármacos para humanos. La novedad fue que quería darle valor agregado a sus medicamentos: cápsulas de gelatina blanda, jeringas prellenadas, entre otros.
El Ministerio de Industrias, de hecho, ha destacado la importancia de este tipo de innovaciones dentro del sector farmacéutico. Mientras que desde el sector privado Miguel Palacios, director ejecutivo de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos del Ecuador (Alfe), indica que la generación de valor agregado “beneficia económicamente a la empresas y al consumidor. Por lo general estas formas,que son de fabricación nueva en el país, no tienen muchos competidores. El paciente va a poder adquirir un producto novedoso. Estos nichos de mercado son positivos”.
En la línea humana, James Brown Pharma cuenta con 15 productos propios. A parte, maquila 20 entre los que se encuentran sueros orales, soluciones en polvo, cremas y más.
Este último proceso arrancó en el 2012. James Brown Pharma produce para compañías latinoamericanas: seis de la línea para humanos y tres en la de veterinaria.
La compañía cuenta con dos plantas de producción y considera que tiene alto potencial para crecer. Sus productos, sean bajo su marca o maquilados, se venden en negocios como cadenas de farmacias, almacenes de productos para mascotas, veterinarios, agrícolas, entre otros.
En la línea veterinaria también se coloca la oferta en el exterior. Según el Banco Central del Ecuador (BCE), en el periodo enero-abril las exportaciones de químicos y fármacos alcanzaron USD 50,2 millones, es decir, 1,2% más con relación al mismo periodo del año pasado. Sin embargo, tanto el Gobierno como la industria farmacéutica han reconocido que el país importa sobre los USD 2 000 millones de estos ítems y que hay un desequilibrio en la balanza comercial de este sector.
James Brown Pharma envía desde 1993 productos veterinarios a la región y, actualmente, coloca su oferta en media docena de países entre los que están Bolivia, Perú, Venezuela, Panamá, Guatemala, etc.
Como parte de los retos de la empresa también ha estado la estructuración de su sistema de calidad en todas las áreas. Cuenta con la certificación de Buenas Prácticas de Manufactura y se busca una nueva de laboratorio.
Una imagen del área de control de calidad de las medicinas. El ofrecer productos de alta calidad y efectivos para los pacientes es clave. Foto: Vicente Costales/ LÍDERES y Cortesía
El vicepresidente de Venezuela, Tareck el Aissami, informó que su país firmó un nuevo contrato de alianza con India. Este permitirá, entre otras cosas, que la nación asiática le suministre medicinas a la nación petrolera, según anunció la agencia estatal de noticias AVN.
“Estamos firmando un nuevo contrato de alianza en el campo energético con la India. Allá están los equipos de Pdvsa (Petróleos de Venezuela)”, indicó El Aissami citado por la agencia, quien además destacó que la industria de medicamentos india se ha desarrollado “como ningún otro país”.
“Y todas las medicinas y componentes que requiera Venezuela van a ser suministrado por la India. Aquí no nos van a hacer arrodillar por ningún bloqueo ni nos van a asfixiar”, indicó.
El funcionario venezolano destacó que India está apoyando a Venezuela “ante el cerco económico impuesto por el Gobierno de Estados Unidos”. En ese sentido, informó que arribarán al país caribeño algunos directivos de la estatal rusa Rosneft para cerrar alianzas energéticas y adelantó que van a comercializar petróleo en monedas distintas al dólar.
India, por medio de la empresa ONGC Videsh, es socia minoritaria junto a Pdvsa en la empresa mixta Petrolera Indovenezolana, constituida en el 2008, y que opera en la División Junín de la Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Chávez, recordó AVN.
El ministro de Petróleo venezolano, Eulogio Del Pino, se reunió la semana pasada con su par de Irán, Biyán Namdar Zangané. Lo hizo para evaluar la situación del mercado petrolero en el mundo y los ajustes de la producción. Esta cita se realizó de cara a la cumbre de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que será mañana en Viena.
El presidente Nicolás Maduro realizó una gira por países asiáticos, alguno de ellos producos de petróleo, la semana pasada. Foto: EFE
Los tiempos que se demoran en realizar los trámites y obtener elregistro o notificación sanitaria aún no conforman a las personas que deciden emprender un negocio. Autoridades y gremios explican que los productores deben tomar en cuenta la normativa vigente para evitar demoras en este proceso.
La notificación y el registro son indispensables para que el producto se venda en tiendas, almacenes y cadenas comerciales. La diferencia entre los dos es que la notificación deben tramitarla las personas que produzcan alimentos procesados, cosméticos, productos higiénicos, plaguicidas, homeopáticos y otros. Mientras que el registro sanitario es un requisito de comercialización de las personas que elaboran medicamentos.
Hasta 20 de diciembre del 2015, la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), que está a cargo de este proceso, emitía registros sanitarios para productos alimenticios procesados. Luego de esa fecha, se entrega únicamente la notificación, que se amparó en la nueva normativa técnica sanitaria unificada para alimentos procesados. Además, este año se hizo una reforma con el objetivo de simplificar los pasos para la obtención de este certificado, que se lo hace vía Internet desde el 2015.
Christian Wahli, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab), destaca que el trámite ahora es automático y en línea. “Antes se esperaban unos seis meses para obtener la notificación y había que hacer bastantes papeles. Hoy el tiempo es menor, porque los productores ingresan a la página, revisan su producto y más”.
El titular de Anfab señala que el sistema actual es positivo, ya que garantiza la inocuidad de los alimentos y que lleguen de forma segura a las perchas de los locales comerciales. Sin embargo, señala que es necesario que los productores conozcan la normativa para evitar inconvenientes y demoras. “Es necesario que todos los productores conozcan qué pasos seguir”.
En la Anfab, por ejemplo, se brinda asesoría para que los trámites sean más rápidos. Wahli aclara que pueden acercarse a la entidad para recibir indicaciones de cómo es el proceso. Actualmente se requieren 10 días laborables en promedio para aprobar la notificación sanitaria, según la Arcsa.
Silvia Terán, quien tiene una empresa de elaboración de tortillas de maíz, nachos y otros, ha esperado más. La emprendedora tardó cuatro meses aproximadamente en obtener la notificación para uno de sus productos, porque tuvo que hacer pruebas en laboratorios y corregir las observaciones que la entidad envía. Ahora, esta empresaria tramita unas ampliaciones para su producto y espera que con la simplificación de los procesos se obtenga más rápido.
La obtención de la notificación sanitaria tiene un valor, que depende del tamaño del negocio. Terán relata que destinó un aproximado de USD 1 000 para la ampliación de la notificación para seis productos. “Tenemos que invertir el monto y contratar una persona calificada (ingeniero en Alimentos) que certifique cada producto. Esto es necesario para entregar un producto de calidad”, dice la empresaria.
Con base en datos publicados por la Arcsa, en su página web, se observa que se emitieron 421 certificaciones sanitarias aproximadamente en el período enero-mayo del 2015. Mientras que en el mismo período de este año se emitieron 1 877, aproximadamente.
Además, se facilitaron los trámites a los productores de Manabí y Esmeraldas, tras el terremoto que afectó a estas localidades. En menos de tres meses, unos 70 productores de esas provincias obtuvieron la notificación.
Las ferias artesanales son una opción hasta obtener el permiso
Las ferias artesanales y orgánicas son opciones para que los emprendedores puedan ofertar sus productos. En estos espacios, al regirse de manera artesanal, la venta al público puede realizarse sin todavía tener la notificación sanitaria. Por esta razón, muchos emprendedores optan por esos espacios como un primer acercamiento para validar su marca y sus productos.
Un ejemplo es el de Jacqueline Quishpe, fundadora de La Huerta de Ina. Ella optó por estos espacios para poder comercializar varios de los productos que no han logrado certificar. Este emprendimiento comercializa mermeladas orgánicas.
Al momento cuenta con 60 sabores más una amplia cartera de productos que incluyen miel, pastas de sabores y sales.
“Somos pequeños productores y no tenemos para registrar todos los sabores por esta razón vamos a la feria todas las semanas para vender porque la gente ya confía en nosotros”, explica Quishpe.
Su iniciativa factura alrededor de USD 1 500 mensuales y dos de los sabores ya están en perchas de cadenas de autoservicio ya que lograron obtener las notificaciones sanitarias.
En Quito y sus alrededores se desarrollan ferias orgánicas y artesanales todas las semanas en la Floresta, el parque La Carolina, el barrio del Quito Tenis, el parque de Cumbayá, entre otros puntos.
El proceso de registro debe hacerse durante el desarrollo del producto
Los emprendedores deben enfrentar la decisión de formalizar sus procesos para crecer como empresas. Uno de los retos es conseguir la notificación sanitaria. Sin embargo, con el asesoramiento debido el proceso no debería tardar más de 15 días.
Aquellas iniciativas con productos de los sectores de medicamentos, cosméticos, alimentos, plaguicidas, productos naturales (uso medicinal), entre otros están obligados a tramitarlo.
Como explica Germán Robayo, consultor de Asesores Regulatorios, antes de iniciar el proceso es importante saber a qué norma corresponde el producto.
Su empresa se dedica tramitar las notificaciones sanitarias para productores. “Principalmente las personas se demoran porque no lograr definir el producto y no lo colocan dentro de una norma del Instituto Ecuatoriano de Normalización (INEN) específica”, agrega.
El problema de no revisar previamente los requerimientos es que al momento de ingresar y realizar las pruebas de laboratorio, estás salen rechazadas y el proceso se alarga y encarece.
Un caso común que encuentra Robayo es cuando en productos alimenticios, los emprendedores suelen utilizar aditivos o ingredientes que no está permitidos por la norma. Esto hace que al momento de enviar al laboratorio les rechacen automáticamente.
Por esta razón, Robayo explica que es imprescindible contar con un asesor especializado que conozca previamente el código y la normativa.
Para Natú, empresa de cosméticos naturales, el proceso tomó tres meses. Con el asesoramiento de un laboratorio de cosméticos, Carmen Borja, gerente de la empresa, logró agilitar el proceso. En promedio considera que cada certificación sanitaria le costó USD 1 200 más USD 500 por el asesoramiento.
“Me sorprendió que fuera un proceso tan ágil. Estaba preocupada por lo que me habían dicho y cinco años había intentado para otra marca y era muy complicado”, agrega Borja.
De su cartera de productos, dos de tres cuentan ya con notificación sanitaria. El último, un bloqueador solar, está en proceso y pruebas en el laboratorio.
Para los creadores de Stevia Kinú, el proceso no fue tan fácil. Stalin Gómez, gerente comercial de la empresa, recuerda que el proceso fue ingresado en septiembre del 2015 y hasta el momento no concretan la notificación sanitaria. Los análisis microbiológicos ya fueron aprobados y están a la espera de que Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) les apruebe.
Los emprendedores producen y comercializan mermeladas naturales endulzadas con estevia. De sus cinco sabores, debido a los costos, tuvieron que escoger dos para obtener el registro sanitario.
En promedio los costos que han incurrido bordean los USD 1 500 por presentación. Aparte de que las adecuaciones solicitadas para la planta de producción costaron aproximadamente USD 2 500, a pesar que el espacio es arrendado.
“Uno de los obstáculos más grandes ha sido la falta de asesoría al momento de presentar el producto”, explica Gómez. Los tres creadores son todos ingenieros comerciales entonces no poseían el conocimiento en ingeniería de alimentos para poder elaborar ni presentar los productos con los requerimientos necesarios.
Para esto tuvieron que contratar un consultor externo que les guió en el proceso. “Según lo que nos informaron tenemos que esperar 15 días más para que Arcsa nos apruebe finalmente”, agrega Gómez.
Los emprendedores consultados coincidieron que el proceso se puede complicar cuando no reciben una retroalimentación clara o cuando deben realizar varias correcciones a las solicitudes presentadas. Por esta razón se recomienda que previo al desarrollo del producto ya exista una asesoramiento para evitar problemas a futuro.
Foto: Vicente Costales / LÍDERES
Los cosméticos de Natú se producen en una planta ubicada en el norte de Quito .
Cultivar sin necesidad de usar fungicidas ni pesticidas y sin requerir grandes cuidados, es una de las principales ventajas en la producción de sábila (Aloe vera).
Esta planta se usa en la elaboración de detergentes, jabones y productos cosméticos; y como ingrediente en bebidas energizantes y medicinales. También se utiliza en la industria farmacéutica.
Una de sus características es la riqueza en minerales como calcio, magnesio y potasio. Así lo señala Laura Parismoreno, investigadora de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG).
Según el estudio Agricultura Orgánica Ecuador elaborado por la Corpei, en el 2004, en ese año en el Ecuador existían 35 ha de sábila orgánica.
Parismoreno explica que la sábila se siembra a través de ‘hijuelos’, es decir, los brotes que aparecen sujetos a la raíz. Se usan terrenos desérticos o semidesérticos y dependiendo del distanciamiento se pueden sembrar desde 2 500 hasta 30 000 plantas por hectárea (ha).
Por otro lado, acorde a una investigación elaborada por el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) en el 2007, los sitios con mayor producción de Aloe vera en el país eran Valle de Portoviejo, Bahía de Caráquez, Jipijapa, Puerto Cayo (Manabí); Atacames (Esmeraldas); y Santa Elena. Se menciona también a Machala, Arenillas y Santa Rosa (El Oro). Sin embargo, no existen datos actualizados sobre este tema.
La misma investigación señala que el costo de producción por ha en ese año era de USD 1 700. Los productores consultados estiman que actualmente se requiere de USD 2 000 de inversión.
Onofre Moreira es uno de ellos. Él posee una hectárea donde produce sábila en El Empalme (Guayas) desde hace más de 10 años. Moreira indica que otra de las ventajas es que se puede cultivar tanto en la Costa como en la Sierra. Añade que la madurez total de la planta se logra a los tres años. No obstante, al año ya se puede cultivar para comercializar.
Para cosecharla hay que desprender las hojas y no cortarlas, indica Parismoreno. Esto porque contiene una sustancia tóxica llamada aloína, que puede contaminar la pulpa (parte blanda del interior).
Para Moreira, una de las dificultades es la cantidad de impuestos y requisitos existentes en el mercado. Afirma que sus ventas se realizan básicamente a vecinos que destinan la sábila al consumo personal.
Esta opinión la comparte Janeth Haro, quien cultiva sábila en Puerto Quito (Pichincha). Ella opina que a los productores pequeños en Ecuador les perjudica la exigencia de requisitos y certificaciones de parte de las grandes firmas.