Etiqueta: Medicion

  • Investiga sobre la medición y reducción del estrés

    Patricia González

    Construir y crear siempre fueron del interés de Pablo Paredes, un investigador de la Universidad de Stanford, en California (EE.UU.) de origen cuencano.

    De joven le encantaban las matemáticas y la computación. Estudió en la Unidad Educativa Técnico Salesiano, de Cuenca, del cual egresó como bachiller técnico en Electromagnética.
    El ingenio también lo aplicó en la música, una pasión que cultivó desde niño. Estudió en el Conservatorio Nacional por cerca de ocho años. Aprendió a tocar el piano, el bajo y la guitarra.

    Estuvo en grupos musicales durante la época escolar y en la universidad. Además, es compositor. Recientemente, compuso bandas sonoras para cortometrajes.

    Con 17 años, luego de graduarse del colegio, cursó un año adicional en la ciudad de Ocean Springs, en Misisipi, EE.UU., con el objetivo de aprender inglés.

    Es ingeniero electrónico, por la Universidad Politécnica Salesiana. A la par que cursaba sus estudios, cofundó una compañía especializada en componentes electrónicos e instalaciones de telecomunicaciones, que fue contratista de empresas estatales. “Con la dolarización se acabó el negocio, porque todo llegó a valer 10 veces más.
    La liquidamos”, cuenta.

    Una vez graduado de la universidad, impartió clases en su alma máter en procesamiento digital y métodos numéricos, en la carrera de Ingeniería Electrónica. Además, fundó y dirigió un laboratorio de investigación.

    Tras haber aplicado a la Beca Fulbright, volvió a EE.UU. a estudiar una maestría en Ingeniería Eléctrica y Computación, en Georgia Tech (Instituto de Tecnología de Georgia), en Atlanta; allí también estudió un MBA. Al culminar sus estudios, trabajó por año y medio para la firma Avaya, de telefonía IP, con matriz en Nueva Jersey, en su filial en Miami.

    Retornó a Ecuador y lo contrató Telefónica Movistar como Gerente de Productos, para el desarrollo de datos fijos. Esta fue una experiencia de casi tres años que le permitió aprender sobre este negocio en Latinoamérica.

    Luego, ingresó a la filial de Intel en São Paulo, Brasil, como Gerente de Desarrollo de Mercado para Sudamérica, con la responsabilidad del despliegue de banda ancha e Internet de alta velocidad en la región. “Manejé negociaciones bastante grandes. Me reunía con congresistas, ministros de Telecomunicaciones en Brasil y la región e inversionistas de capital”.

    Ram Ramaswami, su amigo y exjefe en Intel, lo considera una persona altamente profesional y comprometida con su trabajo. “La alta gerencia confiaba mucho en él. Estaba muy concentrado en entregar resultados”.

    A pesar del éxito laboral que estaba teniendo, Pablo siempre estuvo interesado por los temas psicológicos y la mejora de la salud mental con el uso de la tecnología. Una de sus motivaciones era la condición de un familiar cercano.

    Estando en Intel, aplicó a un doctorado en Ciencias de la Computación, en la Universidad de California-Berkeley, con el fin de enfocar sus investigaciones doctorales en salud mental.
    Renunció a la firma de telecomunicaciones luego de dos años de labor y, en agosto del 2010, comenzó a estudiar en Berkeley.

    Durante los cinco años y medio que duró el doctorado realizó investigaciones sobre mecanismos para la reducción del estrés. Uno de los proyectos consistía en un brazalete que ayudaba a las personas a respirar mejor, entre otras técnicas. En esa época hizo una pasantía en Microsoft Research, donde trabajó en una aplicación que permitía escoger la mejor intervención para bajar el estrés, a través de inteligencia artificial.

    Se graduó en diciembre del 2015 y comenzó un postdoctorado en la Facultad de Ciencias de la Computación de la Universidad de Stanford, en California, donde continuó sus investigaciones.

    Lo culminó en el 2018 y fundó como catedrático el Laboratorio de Tecnología Omnipresente para el Bienestar, de la facultad de Medicina de la universidad. Cuenta con un equipo multidisciplinario de ocho personas, con el que impulsa varias investigaciones sobre medición y técnicas para manejo del estrés.

    “Es uno de los investigadores más creativos y apasionados que conozco. Tiene una fuerte motivación para ayudar a resolver algunos de los problemas más importantes que enfrenta la humanidad”, señala su colega en Stanford, James Landay.

    Paredes está casado con la venezolana Claudia Sardi, con quien tiene unos mellizos de 5 años: Diego y Manuela. No descarta la ­posibilidad de volver a Ecuador; en el país mantiene conexión laboral a través de colaboraciones con la academia.

    CV

    Ingeniero electrónico, por la Universidad Politécnica Salesiana.
    PhD en Ciencias de la Computación, en la Universidad de Berkeley, en California.

    Postdoctorado en Ciencias de la Computación en la Universidad de Stanford, en la que fundó y dirige el Laboratorio de Tecnología Omnipresente para el Bienestar de la facultad de Medicina.

    Pablo Paredes junto a sus mellizos, Diego y Manuela, de 5 años de edad (arriba, izq.); en una foto familiar durante un paseo (arriba, der.) y como expositor en la charla TEDx, en Boston. Fotos: Cortesía Pablo Paredes
    Pablo Paredes junto a sus mellizos, Diego y Manuela, de 5 años de edad (arriba, izq.); en una foto familiar durante un paseo (arriba, der.) y como expositor en la charla TEDx, en Boston. Fotos: Cortesía Pablo Paredes
  • La evaluación es posible con reportes

    Patricia González

    (I)  
    redaccion@revistalideres.ec

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    La responsabilidad social y sostenibilidad de una empresa requieren de una medición adecuada que permita evaluar en el tiempo los avances de las estrategias de sostenibilidad que se están aplicando y, a partir de allí, establecer planes de mejoras.

    “Lo que no se mide no se puede evaluar”, subraya Mónica Torresano, profesora de sostenibilidad y liderazgo, responsable del IDE Business School. Esta medición debe quedar plasmada en los reportes de sostenibilidad, que periódicamente deben presentar las empresas.

    En su nota técnica ‘Responsabilidad Social y Sostenibilidad: Mecanismos de Medición’, publicada este año, el IDE define la memoria de sostenibilidad como un informe sobre los impactos económicos, medioambientales y sociales causados por las actividades cotidianas de una organización.

    Es el medio para comunicar de manera transparente y abierta la gestión de la compañía, añade Torresano, también presidenta de la consultora SostenIR Fábrica de la Sostenibilidad.

    ¿A quién va dirigido el reporte? A los diferentes grupos de interés de la empresa, tanto internos como externos. Entre las diferentes audiencias con interés en conocer estos resultados están: accionistas o dueños de la empresa, inversionistas, entidades de auditoría (social, financiera, laboral o ambiental), Estado, clientes y consumidores.

    Cada uno de estos grupos tiene diferentes objetivos en la medición, detalla la nota técnica de la escuela de negocios. Por ejemplo, los accionistas o dueños requieren disponer de información que les permita establecer un plan de implementación de corto, mediano y largo plazos, que sea coherente con los objetivos planteados por la empresa. E identificar factores de éxito, limitantes y riesgos en la implementación de la responsabilidad social y sostenibilidad.

    Los inversionistas buscan identificar el valor que se crea a partir de su inversión y evaluar la posibilidad de colocar parte de su cartera de inversión socialmente responsable en esta firma.

    Las entidades de auditoría, en cambio, se plantean verificar el cumplimiento de la estrategia establecida por la empresa y medir su impacto en la comunidad, la sociedad civil y el ambiente.

    El Estado busca comprobar el cumplimiento de las normas básicas de responsabilidad social y promover acciones conjuntas. Mientras que clientes y consumidores, quieren conocer cuál es el compromiso con la sostenibilidad y los beneficios tangibles e intangibles de la marca.

    Los informes tienen como base estándares internacionales

    Redacción Quito (I)

    Para elaborar la memoria o informe de sostenibilidad, una de las metodologías de mayor reconocimiento y validez internacional es el Global Reporting Initiative (GRI).

    Se trata de una guía que contiene estándares e indicadores cualitativos y cuantitativos sobre cómo medir y reportar los aspectos económicos, sociales, ambientales y de gobernanza de una organización. El primer GRI fue publicado en el año 2000 y el más reciente, conocido como GRI Estándar, es del 2016.

    Un principio básico dentro de la metodología GRI es la materialidad, es decir, aquellos aspectos que los grupos de interés identifican como relevantes para el desarrollo de su gestión y toma de decisiones. Se comienza con una selección de temas, que luego se transforman en una lista de indicadores que deben pasar por un proceso de comprobación de relevancia, exhaustividad y contexto de sostenibilidad.

    Estos indicadores serán el foco de atención de la empresa para gestionar, medir y reportar en el futuro, explica el IDE Business School en su nota técnica de sostenibilidad.

    Algunos aspectos que deben tomar en cuenta las compañías para su análisis son: estrategia y operaciones; valores, transparencia y gobierno; derechos humanos; público interno; proveedores; consumidores y clientes; comunidad; gobierno y sociedad y medioambiente.

    Grupo Difare es una de las empresas que elabora su reporte anual, con base en los estándares del GRI. Además, su estrategia de sostenibilidad está alineada con la Norma ISO 26000 de Responsabilidad Social y, desde el 2013, la firma suscribió los 10 principios del Pacto Global de las Naciones Unidas, detalla Sylvia Banda, gerenta de Comunicación y Responsabilidad Corporativa de la empresa.

    “Un informe de sostenibilidad representa una carta de presentación de la empresa. Para la elaboración del informe se levanta un estudio de materialidad, que permite conocer las expectativas en lo económico, ambiental y social de nuestros grupos de interés”, explica Banda.

    El reporte anual de Diners Club también se fundamenta en los lineamientos del Pacto Global y del GRI. En su caso, se suman los indicadores para el sector financiero establecidos por la Superintendencia de Bancos del Ecuador.

    Los aspectos prioritarios en su informe 2018 se centraron en responsabilidad sobre productos, aporte a la sociedad, la comunidad, prácticas laborales y ambiente.

    La Universidad de las Américas aplica, en cambio, una metodología propia. Luz Dary Ulloa, jefa de Vinculación con la Comunidad, explica que la evaluación se divide en cuatro ejes: la organización, que incluye lo administrativo y la responsabilidad ambiental en el campus; la docencia, orientada hacia la formación de seres humanos integrales; la gestión social del conocimiento y la participación social o vinculación con la comunidad.

    Para Ulloa, en el sector universitario aún no está clara la diferencia entre vinculación con la comunidad y responsabilidad social universitaria, lo que dificulta la generación de reportes en el área.

    El 38% de las empresas elabora memorias de sostenibilidad

    Redacción Quito (I)

    La elaboración de informes anuales de comunicación de gestión en desarrollo sostenible sigue siendo una práctica minoritaria en el sector empresarial del Ecuador.

    De 105 empresas, evaluadas en el estudio ‘Tendencias de Sostenibilidad 2019’, de Deloitte, solo 38% realiza reportes de sostenibilidad. La cifra reveló un retroceso en relación con la edición previa del estudio, en la que el 55% de los encuestados indicó que presentaba informes. El sistema del Global Reporting Initiative (GRI) continúa siendo el más utilizado por las empresas.

    Sin embargo, sí han existido avances en temas de auditorías. En la actual edición del estudio, un 24% señaló que cuenta con verificación externa de sus informes; el pasado año las firmas que contaban con auditorías se reducían al 15%.

    El valor agregado que brinda el reporte anual a la empresa y a su estrategia es reconocido por el 59% de las firmas encuestadas por Deloitte. “Un reporte bien logrado, con indicadores robustos, enfocados en acciones estratégicas (…) es siempre una buena herramienta de gestión, que va más allá de la comunicación”, señala el estudio de la consultora.

    Sylvia Banda, gerenta de Comunicación y Responsabilidad Corporativa de Grupo Difare, destaca algunos beneficios de contar con informes de sostenibilidad, como el afianzar la confianza de los clientes, acceder a más capital, despertar el interés de otras empresas en crear alianzas, generar un mayor sentido de pertenencia de parte de los colaboradores y contribuir positivamente a la reputación corporativa.

    Para Luz Dary Ulloa, jefa de Vinculación con la Comunidad de la Universidad de las Américas (UDLA), el contar con reportes de sostenibilidad les permite asegurar el cumplimiento de las acciones que lleva a cabo la universidad; además de orientar acciones de mejoras.

    “Para demostrar de manera profunda la efectividad de las estrategias, estas deben ser medidas, con el fin de tomar decisiones y rendir cuentas al interior de la empresas sobre los avances y resultados, para posteriormente traducirlos en impactos al negocio”, subraya Camila Hernández, gerenta de Sostenibilidad de Deloitte.

    El estudio de la consultora cita algunos lineamientos que se pueden tomar en cuenta a la hora de crear un documento de rendición de cuentas: entender el entorno; realizar controles internos de recolección de data y evaluar la opción de un auditor externo; identificar las audiencias y cómo generar un contenido atractivo para ellos; definir los temas prioritarios y alinearlos con las estrategias empresariales; establecer objetivos y métodos basados en la ciencia y diferentes escenarios; realizar un balance sobre los desafíos, las debilidades en la gestión y los obstáculos.

    Los canales de comunicación son claves para una efectiva difusión de la estrategia de responsabilidad social y sostenibilidad de la empresa. El IDE Business School enfatiza que el reporte debe ser puesto a consideración de los grupos de interés por diferentes medios, como publicaciones impresas, páginas web institucionales, grupos focales, etc.

    La Universidad de la Américas tiene un equipo de vinculación con la comunidad. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    La Universidad de la Américas tiene un equipo de vinculación con la comunidad. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Un índice global mide el valor agregado de las exportaciones

    Evelyn Tapia

    Y Pedro Maldonado

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    Todo producto que un país exporta tiene un valor agregado, un grado de intensidad de investigación y conocimiento. Así, por ejemplo, un detergente elaborado en Estados Unidos, o un alimento procesado hecho en Suiza, por citar dos ejemplos, pueden tener detrás de sí una serie de procesos que los convierten en productos con un alto valor agregado o con una intensidad de conocimiento superior a la de productos de otros países.

    Esta calidad de la oferta exportable se mide en el Índice de Complejidad Económica (ICE) y en el Índice de Complejidad de Producto (ICP). Estas herramientas, que se basan en una fórmula matemática, dieron paso al ‘Atlas de la complejidad económica’, desarrollado por la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés).

    El ICE se calcula por medio de dos variables: diversidad (que mide la variedad de productos que un país produce) y ubicuidad (que cuantifica el grado de especialización que requiere la producción de cada producto). Este indicador es considerado un método de predecir el crecimiento económico futuro, así como para explicar variaciones internacionales en temas de ingresos generados por exportaciones.

    El ranking del ICE del 2017, que se elabora con información del 2011 al 2016, es liderado por Suiza, Japón y Singapur. En América Latina destacan Panamá (24), México (25), Brasil (44), Colombia (45) y Costa Rica (47). Ecuador aparece en el puesto 82, en el listado que agrupa a un total de 124 países.

    El ICE indica que en el 2016 Ecuador exportó 76 productos con ventaja comparativa. Esta medición intenta determinar si la participación en las exportaciones mundiales es mayor a lo que se esperaría de acuerdo al tamaño de su economía de exportación y del tamaño del mercado global de los productos comparados.

    Colombia, por su parte, tuvo 126 productos con ventaja comparativa, mientras que Suiza, el líder del ICE, registró 188 productos con las mismas características. Los números muestran las distancias entre Ecuador y esos dos países.

    Para Nelson Baldeón, vocero del MIT en Ecuador, en una economía global altamente competitiva y basada en la tecnología, hay que evaluar el valor agregado de las exportaciones. “En el país, en general, seguimos haciendo los mismos productos y para “innovar” hacemos una presentación diferente. Eso no es suficiente”.

    Para explicar la brecha de innovación que Ecuador tiene con los países líderes, Baldeón menciona un ejemplo: en Suiza se desarrollan estómagos artificiales que permiten probar nuevos alimentos que se venden a escala global. “Con eso se ofertan productos alimenticios de alto valor agregado, para un ‘target’ específico”.

    El vocero del MIT asegura que la clave es la investigación y desarrollo. “Estos dos factores permiten tener productos de exportación muy competitivos”.

    ¿Existe algún ejemplo en Ecuador? Baldeón considera que la empresa Terrafertil, con sus frutas deshidratadas constituye un caso exitoso.

    El sector camaronero realiza investigación y desarrollo con fuerza. Eso permite que el camarón ecuatoriano llegue hoy en día a 50 países. Inversión en laboratorios y en plantas empacadoras, así como en procesos cada vez más tecnificados son parte de esta industria que el año pasado vendió más de 900 millones de libras y USD 2 860,3 millones, lo que significó un crecimiento del 17% en relación con el 2016.

    Si bien el camarón es tratado como un bien primario, los exportadores destacan el alto valor agregado que existe en la producción. Allí están los laboratorios donde se crían las larvas, hay seguimiento científico y se da un mejoramiento genético.También se cuenta la tecnificación en las camaroneras. El resultado es un camarón más resistente y robusto, que gana mercado.

    Para Daniel Legarda, presidente de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), el sector camaronero es un buen ejemplo de la complejidad económica. “Tiene procesos, desarrollo e investigación muy grandes. Hay plantas de balanceados, laboratorios y mucho trabajo”.

    Al analizar los resultados de Ecuador en el ICE, Legarda anota que en el pasado se dieron intentos por modificar la estructura productiva “con un Estado central planificador y actor fundamental, que elegía sectores productivos”.

    Eso -añade- hizo perder tiempo porque se intentó dar saltos muy grandes y riesgosos para una economía como la ecuatoriana. Legarda cree que para lograr mayor valor agregado en las exportaciones se requiere un cambio de estrategia productiva en el país.

    El país suma ejemplos de desarrollo e innovación

    Las instalaciones  de la empresa ecuatoriana Terrafertil están en Tabacundo, al norte de Pichincha. Foto: Archivo / LÍDERES
    Las instalaciones de la empresa ecuatoriana Terrafertil están en Tabacundo, al norte de Pichincha. Foto: Archivo / LÍDERES

    Alcanzar mayores niveles de producción con valor agregado es un reto para Ecuador y para la mayoría de países de la región. En el ranking del Índice de Complejidad Económica (ICE) 2017, ningún país de los 13 de América Latina que incluye la lista, aparece en los primeros 10 puestos.

    Panamá y México recién se hacen un lugar en el puesto 24 y 25 respectivamente. Entre los países de la región, Ecuador, con el puesto 82, solo está por encima de Venezuela y Guatemala.

    Andrés Robalino, director ejecutivo de la Cámara de Industrias de Cuenca, explica que uno de los limitantes es la naturaleza del tejido empresarial del país. Según datos de la Superintendencia de Compañías, en Ecuador el 81% de las empresas son micro y pequeñas empresas.

    De ahí que, por sus presupuestos, dice Robalino, la mayoría de empresas no cuentan con recursos suficientes para invertir en investigación, innovación y capacitación, que son los requerimientos básicos para ofrecer un producto con valor agregado.

    “Las multinacionales, las empresas más grandes son las que tienen mayor capacidad para invertir en investigación y tener sus propios departamentos de innovación. Los gerentes de las empresas pequeñas generalmente son todólogos”, señala.

    Aún así, en Ecuador, en los últimos años, varias empresas han hecho esfuerzos importantes para destacar en esta área. En el ránking ICE anterior, que evalúa el periodo 2006-2010, Ecuador estaba en el puesto 90.

    Terrafertil es un caso excepcional. Fundada en el 2005, inició operaciones como una exportadora de fruta seca. Para el 2009 continuó con su crecimiento y presentó la marca Nature’s Heart.

    Su valor agregado está en su cadena productiva, que incluye la siembra, cosecha, secado, selección de los frutos deshidratados, el empacado y la distribución. El empacado es uno de los puntos más altos: éste permite que sus productos lleguen a los consumidores, dentro y fuera del país, listos para consumirse.

    Esto despertó el interés de la suiza Nestlé, que en febrero adquirió una participación mayoritaria en Terrafertil.

    En un mercado en el que la moda está altamente industrializada y la tendencia “fast fashion” (moda desechable) Metier se enfoca en ofrecer un producto que preserve la tradición de los tejedores de paja toquilla, pero que esté a la altura de los requerimientos de los locales de moda más exclusivos de Italia y Estados Unidos.

    Uno de los sombreros de paja toquilla que ofrece esta marca toma 11 meses en elaborarse, por la complejidad del tejido.

    “Es el sombrero más fijo, tiene 56 nudos de paja por cada pulgada lineal y requiere un nivel de elaboración que no cualquier tejedor puede alcanzar”, cuenta Alessandro Benincasa, cofundador de esta marca lanzada en el 2009.

    Benincasa destaca que ofrecer un producto tradicional, como el sombrero de paja toquilla, con estilos vanguardistas implicó inversión en investigaciones de mercado en Barcelona, Italia y Londres.

    Otro caso es chocolates Pacari. Esta marca suma unos 200 premios internacionales a la calidad, además, seis tipos de certificaciones -entre orgánicas, biodinámicas y de comercio justo- que demandaron hasta tres años de trabajo,cuenta Santiago Peralta, propietario.

    Él añade que el valor agregado de su marca radica en productos orgánicos, libres de transgénicos, elaborados con una formulación que les permite ser consumidos por personas intolerantes al gluten y a la lactosa.

    “Desarrollamos productos en los que cuidamos cada paso de la cadena de producción. No solo compramos materia prima, sino que también la desarrollamos y la mejoramos”, señala.

    Cifra
    82 es el puesto que ocupa Ecuador en este ránking que evalúa a 124 países.

    El sector camaronero es un buen ejemplo de investigación y desarrollo. En la foto se observa la planta empacadora de Cofimar; la firma invirtió USD 10 millones en los últimos dos años. Foto: Archivo / LÍDERES
    El sector camaronero es un buen ejemplo de investigación y desarrollo. En la foto se observa la planta empacadora de Cofimar; la firma invirtió USD 10 millones en los últimos dos años. Foto: Archivo / LÍDERES
  • Ellos ponen a punto los instrumentos de medición

    Adriana Bucheli

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    Prácticamente no hay un sector de la sociedad que no necesite de la metrología para sus labores.Si vamos a comprar a una tienda, si vamos a producir, si vamos a exportar, si vamos al médico…

    Estas y muchas otras actividades como las relacionadas con alimentos, las empresas logísticas, la industria del petróleo, las farmacéuticas, la minería, el transporte, entre otras, necesitan contar con equipos que deben estar calibrados de manera adecuada.

    Ahí es donde entran los servicios de Innovatec Industrial Solutions. Esta empresa ecuatoriana se dedica a la metrología, que es la ciencia de las mediciones, con la que se puede garantizar que las propiedades o características de lo que se mida sean comparables en todo el mundo.

    Su gerente, Diego Almeida, explica que su emprendimiento nació cuando pudo constatar las diferencias en el desarrollo metrológico ecuatoriano frente a otros países. Él trabajó aproximadamente una década en una entidad pública, donde conoció a fondo la metrología y pudo viajar a varios países donde identificó que en el Ecuador se podía hacer algo más en esta área.

    “No hay industria que no mida”, dice el gerente de Innovatec al asegurar que la base industrial de un país es a través de la metrología y cuán buenas mediciones tenga.
    Por eso, en 2013, Almeida y su esposa instalaron un laboratorio de calibración de torque y presión para empezar a trabajar.

    Luego se sumaron las áreas de temperatura, humedad, variables eléctricas, longitud y masa, y ahora están próximos a acreditarse con la magnitud de volumen.

    Dentro de estas magnitudes, se debe calibrar equipos como termómetros, balanzas, multímetros, medidores, fuentes de voltaje, tensiómetros, manómetros, flexómetros, entre otros.

    Para iniciar el negocio fue necesaria una inversión inicial de entre USD 25 000 y 30 000.
    La empresa se mantiene con inversiones constantes que suman un 200% más que el monto inicial.

    Parte de la inversión fue destinada a obtener una acreditación bajo la norma ISO/IEC 17025:2005 ante el A2LA, que marca los requisitos técnicos y de gestión para laboratorios de calibración.

    Esa es parte de su carta de presentación para ofrecer la calibración de los equipos. Precisamente, ese fue el factor que llevó a Quifatex a contratar sus servicios, ya que uno de sus requisitos es que las empresas con las que trabajan deben tener certificaciones y rastreabilidad en las normas INEN, o aprobaciones internacionales.

    Marco Calvache, jefe de Mantenimiento de Quifatex, señala que la empresa, de acuerdo con su programa de calibración, requiere atención a los equipos en las magnitudes de temperatura, humedad y peso, que se utilizan para el almacenamiento de productos farmacéuticos y de consumo, para cámaras frías, transporte.

    Por ello se auditaron los documentos y equipos de Innovatec antes de definirla como su proveedora. “El servicio que hemos mantenido es muy bueno, ha cumplido con las exigencias que hemos puesto”, asegura Calvache al confirmar que llevan dos años trabajando con Innovatec.

    La empresa de mediciones hace al menos unas 3 000 calibraciones al año, llegando a percibir ingresos en el mismo período por alrededor de USD 15 000.

    Un servicio que Innovatec tiene es que hace las calibraciones y entrega los equipos en el lapso de tres días, con lo que se busca dar un buen tiempo de respuesta y servicio de posventa. También, da el servicios de mantenimiento y asesoría. Así sigue creciendo en el mercado nacional.

    Diego Almeida fundó Innovatec en 2013. Él comenta que la metrología se aplica prácticamente en todas las industrias, pues todo es susceptible de medición y requiere de calibración. Fotos: Alfredo Lagla / LÍDERES
    Diego Almeida fundó Innovatec en 2013. Él comenta que la metrología se aplica prácticamente en todas las industrias, pues todo es susceptible de medición y requiere de calibración. Fotos: Alfredo Lagla / LÍDERES
  • Medición del rendimiento ¿Sirve de algo?

    Arturo Castillo. Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes

    En lo fundamental, las prácticas laborales contemporáneas tienen mucho del pasado. Por ejemplo, el control, que a veces toma la forma de acoso, sigue siendo la piedra angular de incontables empresas, incapaces de inspirar a sus trabajadores. Es un modelo basado en la autoridad, en el temor latente a perder la seguridad del trabajo. Confiere poder a quien manda, vuelve sumiso y pasivo a quien recibe órdenes.

    En todo caso, el empleador está en pleno derecho de exigir a quien paga que rinda al máximo, que justifique su salario. Lo apropiado es evaluar periódicamente al personal, monitorear el avance de los proyectos y metas de la organización.

    Este balance también debe servir para revisar cómo están funcionando los encargados de las diferentes áreas, los líderes, responsables de la atmósfera laboral y de la productividad.

    En función de las metas alcanzadas, la organización debe pensar en la promoción de los trabajadores, no solo en términos de la asignación de tareas de mayor envergadura, sino también en la aplicación de las políticas de incentivos.

    Lo deseable es que la medición del rendimiento laboral no se base en consideraciones subjetivas, en emociones, que no se la use como herramienta coercitiva, como un mete miedos. El proceso debe remitirse a los logros individuales y de equipo, que deben documentarse con rigor. De otra parte, la cuantificación de logros revela las competencias de los trabajadores, sus fortalezas y debilidades. Los resultados obtenidos deben llevarse al plano de la gestión; no deben archivarse como meras estadísticas, caso contrario, el personal no asumirá con seriedad los procesos de calificación de su desempeño. Debe haber, efectivamente, un antes y un después de las evaluaciones.

    La medición periódica del rendimiento es de beneficio mutuo; el trabajador sabe dónde está, qué debe mejorar… La empresa aprende a individualizar el rendimiento; el trabajador deja de ser un número en la nómina; se convierte en alguien concreto, con virtudes y debilidades que hay que gestionar.

    Desde otra perspectiva, la convicción de que el trabajo es una tarea mensurable, un conjunto de destrezas susceptibles de evaluación, que se alquilan por un salario, que genera dependencia y sujeción, ha enajenado al ser humano de sus quehaceres. El rendimiento laboral convertido en test, en exigencia, en demostración de eficiencia y eficacia, es algo que la sociedad contemporánea ha refinado en extremo, al punto de haberle restado al trabajo su sentido, su posibilidad creativa, el gozo.