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  • Los estudiantes de diseño crearon insumos médicos

    Redacción Cuenca  (I)
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    Los profesores y estudiantes de la carrera de Diseño de Productos de la Universidad del Azuay han diseñado y elaborado objetos para ofrecer respuestas a las nuevas necesidades sanitarias que surgieron en Cuenca, por la pandemia de covid-19.

    El DisLAB, que es el laboratorio de diseño que funciona en el campus de la casa de estudios, se convirtió en un espacio de desarrollo y trabajo colaborativo entre catedráticos y alumnos, para producir nuevos insumos que contribuyan al personal médico y a la comunidad.

    Durante el confinamiento decretado por el Gobierno, la creatividad, la destreza técnica y la conciencia social fueron puestos en marcha a través de la impresión 3D. Además, se generaron procesos manuales y semiindustriales por parte de los docentes y estudiantes. De esa forma se elaboraron objetos que aportan con eficiencia y solidaridad en el manejo de la crisis, señaló el rector de este centro de estudios superiores, Francisco Salgado.

    Hasta el momento se han diseñado, producido y donado 10 cubos de acrílico para procesos de intubación y extubación, que fueron donados a los hospitales Regional Vicente Corral Moscoso, José Carrasco Arteaga del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), Santa Inés y del Río y al Hogar del Ecuador.

    Adicionalmente, se construyeron 10 cabinas herméticas para la toma de muestras, que han sido donadas al Ministerio de Salud, Hospital Santa Inés, Centro de Salud de El Valle, así como los municipios de Gualaceo, Sígsig y Santa Isabel, en Azuay.

    El Ministerio de Salud hizo un taller para desarrollar ideas de cómo deberían ser estas cabinas. Enviaron los requerimientos a la Facultad y los docentes del TexLab (laboratorio textil) y DisLab (laboratorio y talleres de diseño) comenzaron con el diseño. Luego se armaron las estructuras. Con el personal de la entidad se solventaron los temas ergonómicos, de usabilidad y otras condiciones especiales, sobre todo, porque la cabina debe ir anclada en una camioneta para que sea móvil, y así tomar las pruebas en la casa.

    “Cuando trabajábamos con el Ministerio en la producción de máscaras faciales y cabinas de intubación y extubación, surgió la problemática que tienen los profesionales de la salud de tener que cambiarse el traje constantemente, en una situación en que los recursos son limitados”, explicó el profesor José Luis Fajardo.

    Otros insumos -que fueron producidos y entregados- son más de 1 000 máscaras tipo visor facial y 500 mascarillas de uso comunitario, de acuerdo con información de la Universidad del Azuay.

    En la actualidad, se diseñan en los laboratorios artefactos para la bioseguridad del campus, como son lavamanos, dispensadores de alcohol y gel, con innovadores sistemas que incluyen sensores y paneles solares. Hay implementos que se han instalado en el campus de este centro de estudios universitarios, ubicado en la zona sur de la capital azuaya.

    “Este trabajo es una evidencia de la visión de compromiso con el contexto social, económico, productivo y medioambiental que tiene la carrera de Diseño de Productos”, dijo Salgado.

    Las instalaciones 
    DisLAB. Es un laboratorio moderno con capacidad para 200 alumnos. En junio del año pasado se llevó a cabo la renovación de los talleres.

    La división. DisLAB se complementa con dos zonas adicionales: MediaLAB, que es un minilaboratorio en donde los estudiantes trabajan en planificación de multimedia, proyecciones y mapping, y el 3Dlab, otro de los laboratorios donde se encuentra una máquina de impresión 3D. La idea es que se realice innovación tecnológica y digital.

    Los catedráticos y estudiantes de la carrera de Diseño de Productos trabajaron en laboratorio DisLAB. Foto: Cortesía de la Universidad del Azuay
    Los catedráticos y estudiantes de la carrera de Diseño de Productos trabajaron en laboratorio DisLAB. Foto: Cortesía de la Universidad del Azuay
  • Una iniciativa dirigida a médicos e investigadores

    Redacción Quito

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    La investigación continúa en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE). La Universidad y su Centro de Investigación Biomédica (CIB) liderarán la segunda fase del proyecto Cenit 2016-2017, organizado por la farmacéutica Pfizer.

    Los investigadores de la Universidad quiteña recibieron, a finales de febrero, un ‘grant’, es decir un fondo no reembolsable para apoyar al desarrollo de la investigación científica en el país, según un comunicado de la institución.

    “Fuimos escogidos entre varias universidades para que entrenemos y lideremos a un grupo de médicos para que desarrollen una propuesta de investigación clínica”, explica Marco Fornasini, miembro del Centro de Investigación Biomédica de la Universidad Tecnológica Equinoccial.

    El Concurso Ecuatoriano para Nuevos Investigadores (Cenit) es una iniciativa dirigida a médicos residentes y posgradistas involucrados individualmente o en grupos de investigación en el campo de la Medicina. “El objetivo es generar procesos de investigación como aporte a la comunidad científica”, afirma la página oficial de Pfizer.

    El papel de la UTE será tutorear a los 15 estudiantes preseleccionados para que durante los 10 meses que dura el programa realicen una “propuesta ejecutable de investigación y que puedan reportar de manera científica los resultados obtenidos”, explica Manuel Baldeón, director del CIB.

    El concurso tiene un proceso que cumplir. Así, dependiendo de las propuestas de los participantes, pertenecientes a Quito, Guayaquil y Cuenca, se asignarán médicos docentes e investigadores de toda la Facultad de Ciencias de la Salud ‘Eugenio Espejo’ de la UTE para proporcionar un acompañamiento apegado a las líneas de trabajo de cada participante y docente.

    “Es un honor haber sido otorgados este programa ya que demuestra el alto de nivel de nuestros investigadores y docentes en la UTE”, agrega Baldeón.

    Por su parte, los 15 estudiantes presentarán un reporte final de su investigación en noviembre y Pfizer escogerá al ganador.

    La farmacéutica mantiene su compromiso con la academia ecuatoriana. “Creemos en el Ecuador y estamos convencidos que además de contar con un sistema integral de calidad de medicamentos, es importante invertir en la educación continua y actualización permanente de los profesionales de la salud”, dice un comunicado en su página web.

    Pfizer añade que con su equipo de trabajo se esfuerza por elevar los niveles de investigación local, fomentar la producción de artículos científicos generados en el país que aporten a la toma de decisiones en la salud pública de los ecuatorianos.

    15 estudiantes serán preseleccionados para que realicen una investigación durante 10 meses. Foto: cortesía UTE
    15 estudiantes serán preseleccionados para que realicen una investigación durante 10 meses. Foto: cortesía UTE
  • Internet: La mayor sala de espera para los médicos y la nueva consulta para los pacientes

    Por Frederic Llordachs, CEO de Doctoralia

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    No creo descubrir nada nuevo cuando afirmo que hoy día las enciclopedias y las guías en papel han sido sustituidas como fuente de conocimiento para encontrar información sobre lugares, efemérides, citas, biografías, descripciones de productos o servicios. Del mismo modo, y aunque nos cueste asimilarlo, debemos aplicarnos esta realidad: Si no estamos en internet, no existimos.

    Está claro que Internet no ha sustituido (y por el momento no podrá sustituir) la consulta presencial con el médico. Sin embargo, los pacientes ya buscan cada vez más información al experimentar síntomas antes de acudir al médico. Y después de la visita vuelven a internet para tener más información a la hora de tomar decisiones, acabar de informarse sobre un tratamiento, o simplemente para compartir su opinión sobre el trato recibido o el médico que les atendió.

    En este sentido, las opiniones compartidas de otros viajeros sobre un hotel en Tripadvisor o sobre un libro en Amazon ya no nos sorprenden ni nos cuestionamos su validez. Así, buscar o compartir opiniones sobre tratamientos, profesionales de la salud o centros médicos es algo cada vez más común. Es este «rastro online» sin controlar el que puede resultar profesionalmente peligroso para los sanitarios descuidados, y engañoso para los usuarios.

    Hace unos años encontré en Google el caso de un psiquiatra (que aun hoy pongo de ejemplo en mis charlas) cuyo caso es un gran ejemplo del impacto que sobre nuestra identidad digital en Internet pueden tener acciones malintencionadas. Este médico, probablemente tras un desencuentro con un paciente, le provocó al mismo una airada reacción que convirtió al profesional sanitario en víctima de una tenaz campaña de desprestigio online basada en su avidez por el dinero.

    Hoy, años después, y si bien últimamente la prestigiosa institución en la que trabaja parece haberse puesto las pilas y en búsquedas en Google de su nombre ya no aparecen estas referencias negativas antes del octavo resultado (la antesala del olvido que es la segunda página de resultados), aún puede encontrarse entre los primeros resultados visuales fotomontajes con su cara en un billete, presentes desde años atrás.

    La moraleja de esta historia no es otra que debemos ser dueños (o al menos intentarlo) del contenido que aparece sobre nosotros como profesionales en Internet, sea cual sea nuestra profesión, pero aún más si somos profesionales de la Salud. Pero para eso debemos perderle el miedo a la red y sobre todo, pensar como lo haría un usuario (y si me lo permiten, meterle ganas y alguna que otra hora).

    Internet es una herramienta cada vez más poderosa, extremadamente veloz y que lo mismo puede acercarnos a pacientes y otros profesionales, reforzando nuestra credibilidad y reputación, como puede amplificar el impacto de una crítica (porque un día malo lo puede tener cualquiera) y alejar a potenciales clientes o darles una imagen poco profesional de nosotros.

    Lo más importante es estar presente, conocer esas experiencias (y quizá descubramos oportunidades de mejora en el servicio que brindamos: ya se sabe, en el idioma chino, la palabra “crisis” -weiji-, se compone de dos ideogramas: Wēi -peligro- y Jī -oportunidad-), y en todo caso cultivar la recomendación de todos los pacientes y la valoración por parte de los mismos, así como el respaldo de otros compañeros de profesión.

    Otro elemento jugará un papel esencial: la rigurosidad y credibilidad de la información hallada en Internet por los usuarios. ¿Quién no ha sentido un síntoma y ha ido a consultar inmediatamente al Dr. Google sobre su dolencia? ¿Y quién no se ha asustado de los resultados hallados en la búsqueda? ¿Tumor cerebral por dolor de cabeza? ¿Cáncer por una tos? O incluso peor: soluciones sin origen claro a problemas de salud.

    Una de las cosas que más nos preocupan del mundo online a los profesionales de la salud es el reconocimiento e identificación de fuentes de información contrastada por expertos. La inexperiencia del usuario en la búsqueda de cuestiones relacionadas con la salud genera muy a menudo alarmismo y propicia actuaciones incorrectas que pueden agravar la patología existente.

    Los sellos de validación de webs no son una solución a dia de hoy, puesto que no existe ninguno que valide el contenido en tiempo real. Por eso la participación online de expertos claramente identificados e identificables es clave para poder ofrecer respuestas y contenidos rigurosos y con el mejor aval: la garantía de un profesional con una identidad clara (además de una fecha que valide la vigencia de los contenidos). Y sobre todo, todo profesional de la salud debe contar con un arsenal de información online al que poder dirigir al paciente, porque es lo que el paciente necesita: que le sepamos orientar. Porque cuentan con nosotros.

    Internet no ha sustituido la consulta presencial con el médico. Foto: Archivo
    Internet no ha sustituido la consulta presencial con el médico. Foto: Archivo
  • Más inversión en salud ocupacional

    Redacción Guayaquil

    El cuidado de la salud es esencial para Veris. Se trata de una empresa que renovó su imagen a inicios de este mes, pero que lleva 15 años en el mercado ecuatoriano. Antes se denominaba Punto Médico Familiar, pero desde el 1 de abril cambió su logo y su nombre.

    Veris presta asistencia médica y farmacéutica al público en general, pero en los últimos cinco años la firma se ha centrado en un nuevo nicho. Se trata de la prestación de servicios y asesoría médica a las empresas. Las organizaciones -según el artículo 7 del reglamento del Código de Trabajo, que se refiere al Funcionamiento de los Servicios Médicos de las Empresas- deben tener instalaciones de servicio médico.

    A partir del 2008, esta firma se concentró en la prestación de atención médica empresarial, y en ese año, recuerda Jorge Andrés Wills, gerente General, cuatro empresas se interesaron en los servicios de Veris. Actualmente, la empresa tiene 100 dispensarios médicos en compañías dedicadas a la actividad petrolera, minera, de servicios, comercial, de telecomunicaciones, entre otras.

    Las necesidades de las compañías se evalúan de acuerdo con la actividad y los riesgos. Los profesionales que laboran en esos dispensarios también tienen la responsabilidad de realizar campañas de salud para prevenir enfermedades, evitar riesgos en el trabajo, desparasitación y actividades para minimizar el estrés.

    Los chequeos ocupacionales para los trabajadores de las empresas también son exigidos por el Código del Trabajo. Entre los más comunes están los del colesterol, sangre y oftalmología. Estos servicios comúnmente son solicitados por las empresas que tienen en su nómina, menos de 100 colaboradores, aunque existen otras que adquieren coberturas de salud.

    Veris presta servicios en 24 especialidades además de imágenes de diagnóstico y terapia física. En el 2012 realizó 380 000 consultas médicas en sus 10 centros de atención en las ciudades de Quito, Guayaquil y Cuenca. Varios de estos centros están ubicados en los centros comerciales de mayor concurrencia.

    Para Wills, esta es una nueva tendencia en el país. La inversión de esta compañía es de USD 5 millones para este año, pero también prevé invertir 15 millones en la construcción de una clínica, en la ciudadela Kennedy (norte de Guayaquil).

    Las citas médicas se las realiza mediante un call center. Edith de Sánchez usa los servicios de esta empresa hace una década. «Me hago atender aquí, porque es económico y la atención es inmediata. Encuentro desde el examen que tengo que hacerme hasta la pastilla que debo tomar», indicó.

    Mirna Loor llegó la semana pasada a una de las agencias de Veris en Guayaquil (Mall del Sol) en busca de un tratamiento para la gastritis. «Es la segunda vez que voy a usar el servicio». Afirma que le atrae el servicio inmediato y el prospecto de no tener que hacer largas filas.

    Alrededor de 250 médicos atienden en los centros de asistencia médica. En el 2012 se realizó en esos sitios unos 800 000 exámenes de laboratorio y 150 000 imágenes diagnóstica.

    Para el 2013, la firma se planteó como objetivo la creación de dispensarios médicos en más de 500 empresas, y en dos años espera abrir centros de atención en tres ciudades más.

    Para Jorge Andrés Wills, el objetivo de Veris es convertirse en un referente de la salud general y empresarial.

  • Vanttive acompaña al paciente en sus tratamientos médicos

    Sebastián Angulo Redacción Quito / LÍDERES

    Cuando de enfermedades terminales o crónicas se trata, un medicamento puede ser la diferencia entre la vida o la muerte. En otros casos, estos insumos significan mayor calidad de vida para pacientes que padecen de Alzheimer, artritis reumatoide, diabetes u otra patología.

    Pero la mayoría de estos fármacos no se consiguen fácilmente. Por ejemplo, insumos para la realización de quimioterapias; o el medicamento Lucentis, de la casa farmacéutica Novartis, para tratamientos de Edema Macular Diabético; o Velcade, de la casa Janssen, para el tratamiento de linfomas (cáncer que se origina en el tejido linfático), no se pueden adquirir en cualquier laboratorio.

    Por esta razón, en el 2003, Fausto Puente creó una farmacia especializada en la comercialización de medicinas que son difíciles de conseguir, para atender a pacientes que padecen cáncer, VIH-Sida, u otras enfermedades complejas.

    Este quiteño observó que este segmento de mercado estaba desatendido, y que personas que buscan este tipo de medicamentos no encontraban sitios especializados para adquirir sus recetas.

    Puente invirtió aproximadamente USD 10 000 para iniciar el negocio. Este monto se destinó a la compra de un local, ubicado en la Santa María y 9 de Octubre (centro-norte de Quito). El resto del capital se dividió para la adecuación del lugar, que implicó la implementación de un cuarto frío para el almacenamiento de los insumos y la compra de las medicinas.

    Paúl Baumgartner, gerente de Operaciones de Vanttive, explica que la refrigeración es esencial en su negocio. «Si se rompe la cadena de frío, o existen cambios bruscos de temperatura, se pueden dañar medicamentos costosos, que valen entre USD 1 100 y 1 500 cada unidad».

    Gracias a las recomendaciones de los médicos de las diferentes clínicas y hospitales de Quito y la creciente demanda de sus servicios, Vanttive comenzó a ser conocida por contar en su portafolio, con tabletas, ampolletas y soluciones casi imposibles de hallar en el país.

    Por esta razón, la firma abrió otro local en Guayaquil. Lady Cedeño, vendedora de esa sucursal, comenta que actualmente acuden un promedio de 15 clientes al día. El incremento de la demanda de los medicamentos por parte de personas de otras provincias hizo que Vanttive abriera otro local en Cuenca, en el 2006. Además, se implementó el servicio de call center para receptar los pedidos y entregarlos a domicilio durante las 24 horas del día.

    En el 2008, Vanttive fue adquirida por Quifatex, una firma internacional que opera en Perú, Bolivia, Venezuela, Colombia, Rep. Dominicana y Ecuador. Esta compañía cuenta con diversas áreas de negocios, como la farmacéutica, agroveterinaria, industrial y consumo.

    Gonzalo Haro, actual gerente General de Vanttive, comenta que cuando inició la compañía no existía un mercado de este tipo de farmacias especializadas, pero actualmente el usuario cuenta con más opciones. Según Haro, en Ecuador existen unas 10 empresas que se dedican a la venta de fármacos para enfermedades terminales y crónicas.

    Malena de Fischer es clienta de Vanttive desde hace dos años y comenta que el servicio de la farmacia es «muy eficiente». Destaca la puntualidad y las entregas a domicilio. Mientras que a Paulina Guerra, Vanttive le ha acompañado desde hace seis años en el tratamiento de su enfermedad. Resalta también la puntualidad y la entrega de fármacos a domicilio, cuando ella lo requiere.