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  • Dulce y mermelada de cacao seducen a los esmeraldeños

    Marcel Bonilla

    El dulce de cacao es uno de los artículos que se exponen en una isla que funciona al interior del centro comercial Multiplaza de la ciudad de Esmeraldas.

    Este producto lo elaboran los representantes de la marca esmeraldeña La Cantaleta, que produce semanalmente entre 700 y 1 200 unidades de 115 gramos del manjar, para cubrir la demanda local.

    En la iniciativa trabajan tres mujeres guiadas por Luz Elena Delgado, que producen hasta 18 quintales anuales de cacao en una única hectárea, que es utilizado para elaborar el dulce.
    Delgado es la dueña del emprendimiento que empezó hace dos años. Su primer producto fue la barra clásica de cacao, pero al ver que muchas personas ya hacían productos de este tipo decidió elaborar el dulce de cacao con soya, con leche deslactosada, así como la mermelada de cacao.

    Con esos tres productos, la marca La Cantaleta apunta a captar un mercado que no ha sido abastecido hasta el momento en Esmeraldas y en el país, bajo el uso de estrictas normas sanitarias.

    A través de la Agencia de Regulación y Control Sanitario (Arcsa) y el Ministerio de la Producción (Mipro), el emprendimiento obtuvo los permisos sanitarios.

    En el centro comercial trabajan todos los días con impulsadoras, para lograr el posicionamiento y fortalecimiento de la marca, que ha sido presentada en seis ferias de cacao en Esmeraldas.
    Los dulces se producen artesanalmente en una pequeña fábrica. En el sitio, la dueña tiene una bodega para materia prima, productos procesados y una planta de procesamiento, en la que invirtió USD 5 000 para su construcción.

    “Hemos hechos adecuaciones para cumplir con las normas. No ha sido fácil adaptar las condiciones de acuerdo con las pautas que la Agencia de Regulación y Control Sanitario (Arcsa) nos exige”, señala la emprendedora.

    La fábrica donde se elaboran los productos de La Cantaleta está en la comunidad de Majua, una zona rural de Esmeraldas. La planta se adecuó con baldosas, cielo raso, pinturas de aceite y cuenta con pailas, molinos, cocina y, pronto, tendrá una empacadora al vacío.

    Los productos de La Cantaleta representan un sueño hecho realidad. Delgado dice que empezó al igual que otras marcas en Esmeraldas, con el propósito de fomentar oportunidades de emprendimiento al trabajar con pequeñas granjas en las comunidades.

    En estas se han desarrollado varias alternativas de cultivos, que han permitido la conformación de dos emprendimiento más para la producción de aliño natural.

    La Cantaleta en sus inicios empezó con la venta de empanadas de plátano empacadas al vacío, luego siembra de stevia, flores tropicales y ahora con el dulce de cacao, su producto bandera.

    Rogelio Altamirano, es uno de los consumidores de los dulces de cacao con soya. Manifiesta que la leche de ese producto le da un sabor especial al cacao.

    “Por ahora buscamos nuevos mercados fuera de la provincia y el país, y estimamos que hasta el primer semestre del 2018 haremos la primera exportación del producto”, dice Delgado.
    Uno de los mercados donde se ha expuesto el producto es Panamá, a través de ferias de mujeres rurales. Hay interés por el dulce del caco en este país.

    El producto ha tenido mayor interés en los extranjeros, según una medición del Mipro en Esmeraldas, que ayuda al negocio.

    Yolanda Zamora y Luz Elena Delgado muestran los productos que elaboran en el emprendimiento. Los alimentos se comercializan en una isla dentro del centro comercial  Multiplaza. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Yolanda Zamora y Luz Elena Delgado muestran los productos que elaboran en el emprendimiento. Los alimentos se comercializan en una isla dentro del centro comercial Multiplaza. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Vino y mermelada van en el menú

    Cristina Marquez

    Contenido intercultural

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    El menú de productos elaborados por la Asociación Granjero Guaneño se diversificó. Vinos de sabores novedosos y mermeladas se sumaron al menú de la marca Vita Tuna, que se presentó en el mercado hace cuatro años.

    Los frutos y hojas de la tuna, una planta frutal andina, son la materia prima de todos los productos que elabora esa asociación, integrada por 62 socios de 14 comunidades y dos parroquias de Guano, en Chimborazo.

    Los nuevos productos ya cuentan con una notificación sanitaria. Este año la meta de los comuneros es ingresar a las perchas de los supermercados en cuanto se cumplan todos los requisitos legales.

    Los vinos se elaboran con capulí, uvilla, moras y tunas, y cuestan USD 6. Por su sabor frutal, y su aroma delicado son ideales para acompañar platos de alta cocina, para combinarse con quesos madurados o embutidos.

    “Hemos hecho pruebas de mercado, y estamos contentos por la buena aceptación que tuvimos con estos vinos. Especialmente el que se hace con capulí, se nos terminó apenas lo sacamos a la feria”, cuenta Gerardo Vizuete, presidente de la Asociación.

    Las fórmulas fueron diseñadas por especialistas de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo y han sido probadas durante tres años. En ese tiempo la producción se hacía de forma artesanal y solo se llevaban al mercado entre cinco y siete botellas cada semana.

    Ahora cuentan con todos los equipos necesarios para la maduración y fermentación de las bebidas, por lo que la producción se incrementará en los próximos meses. La idea es producir al menos 20 botellas de 750 mililitros de cada sabor, aunque esto dependerá también de la temporada.

    “Nos ajustamos a la época. En esta temporada no se da la tuna, por eso hemos tenido que frenar un poco la producción, lo mismo nos ocurrió con el capulí, solo podemos tenerlo entre enero y marzo”, cuenta Vizuete.

    Otro nuevo producto es la mermelada de tuna. Cada frasco de 220 miligramos cuesta USD 2,50.

    La fórmula se endulza con los azúcares naturales de las tunas, por lo que es adecuada para personas con diabetes. El sabor es agradable y puede acompañar todo tipo de aperitivos. Además, no existen similares en el mercado.

    Al igual que los equipos para la fermentación del vino, el Gobierno Provincial también donó a la Asociación despulpadoras, ollas de cocción, envasadoras, entre otros equipos para la planta de producción.

    Antes de esa donación, la Asociación preparaba artesanalmente 50 frascos de mermelada cada semana. Ahora, en cuanto empiece la cosecha de tuna este año, tendrán capacidad para elaborar 500 frascos.

    El producto estrella de la marca sigue siendo Tónico Vita Tuna, un energizante natural elaborado a base del gel que se extrae de las hojas de la planta. El tónico tiene propiedades naturales que desintoxican el organismo, además es un poderoso desinflamante natural.

    Producción

    Cuando la Asociación se inició en el 2013, preparaban 50 litros semanales del Tónico Vita Tuna sin embargo, hoy tiene una gran demanda, por lo que la producción se incrementó a 100 litros semanales.

    Las fórmulas de los productos fueron diseñadas por especialistas de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo y han sido probadas durante cerca de tres años. Esto ha servido para mejorar las fórmulas.

    David Pasmay, Gerado Vizuete y Pastora Estrada son parte de la Asociación Granjero Guaneño, que funciona en Chimborazo. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    David Pasmay, Gerado Vizuete y Pastora Estrada son parte de la Asociación Granjero Guaneño, que funciona en Chimborazo. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • La mermelada también da fama a Salinas

    José Luis Rosales

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    Las mermeladas de hobo, tuna, yuca, naranjilla y arasá son uno de los ganchos de la tienda de la Asociación Agroindustrial Santa Catalina, de la parroquia Salinas, en Ibarra, Imbabura.

    Estos dulces se pueden elegir de una lista de 13 sabores. No faltan las mermeladas tradicionales como las de mora, piña, frutilla, mango, kiwi, tomate de árbol, guayaba y babaco.
    Sin embargo, las de hobo y tuna, que florecen en el caluroso valle del Chota, son las emblemáticas en esta tienda artesanal.

    Desde hace tres años los productos se elaboran en este emprendimiento. La iniciativa es impulsada por seis personas.

    Los dulces se ofrecen a los turistas que arriban en el tren de la Ruta de la Libertad, que enlazan a las localidades de Otavalo y Salinas.

    La bocina de la locomotora alerta a María del Carmen Pabón, una de las habitantes de este poblado afroecuatoriano. Ella y su hermana, Gisela, atienden la tienda de Asociación Santa Catalina.

    Previamente se revisa y se ordena los envases de las mermeladas. Todas tienen un pedazo de tela atada sobre la tapa. Ese es un detalle que les da su distintivo artesanal. También, ofrecen trufas, unos bocadillos que se elaboran con chocolate amargo. Además se oferta maní enconfitado y maíz tostado recubierto con panela.

    Pero quizá una golosina para los adultos son pequeños vasos con piña colada, que se ofrece para que los viajeros degusten.

    El lugar es uno de los pasos obligados de los viajeros del ferrocarril del norte. La oferta del periplo incluye la bienvenida de los turistas con grupos de danza en la estación ferroviaria.

    En Salinas, que posee un clima cálido seco, predominan las casas de una sola planta. Por sus estrechas calles los visitantes recorren otros atractivos que impulsa la organización comunitaria Bombódromo Palenque.

    En la tienda artesanal, María del Carmen Pabón relata a los viajeros que esta es una de las iniciativas para dinamizar esta localidad.

    La mujer rememora que la idea del emprendimiento surgió en el 2008, tras participar en un taller sobre la elaboración de productos agroindustriales.

    A la capacitación, que estuvo a cargo de la Prefectura de Imbabura, asistieron 43 vecinos.
    En el curso, que tuvo una duración de 48 horas, aprendieron los secretos para la cocción de mermeladas, arrope de mora, chocolate y piña colada.

    Sin embargo, Pabón recuerda que solo 15 personas mostraron interés de impulsar esta actividad. Luego quedaron 11 y ahora son 6.

    Al igual que otras iniciativas productivas de Salinas, el taller de la tienda empezó a funcionar en un local que fue cedido por la Junta Parroquial de Salinas.

    El equipamiento inicial era básico. Contaban con una batidora y una refrigeradora, que fue donada por una operadora turística, que trae viajeros a esta zona.

    Luego, la Asociación Agroindustrial recibió USD 10 000 del proyecto Fondo Ágil Ecuador, que se confiere a los emprendedores.

    La mitad de ese fondo sirvió para la compra de equipos industriales de cocina. El resto se invirtió en materia prima y en los trámites de los registros sanitarios de las mermeladas de mora y piña.

    Además, estos soñadores ganaron un concurso de emprendimiento que auspició el Ingenio Azucarero del Norte.

    La materia prima para la elaboración de las mermeladas, comenta Gisela Pabón, lo adquieren en comunidades vecinas. El hobo, por ejemplo, compran en Ambuquí, el plátano y las naranjillas, en La Carolina, en Ibarra. Mientras que, el babaco y el chilgualcán, en Urcuquí, y las tunas en la comuna de Mascarilla, en Mira, Carchi.

    Desde hace 15 días promocionan un nuevo dulce de maracuyá. Pabón explica que cuando introducen un sabor siempre hay un período de prueba para que la gente lo conozca.

    Ahora esperan que la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria entregue el registro sanitario a las mermeladas de kiwi, tomate árbol, naranjilla. Además, de las trufas de café y piña colada. El trámite lo iniciaron en noviembre del 2014.

    La tienda se mantiene con el arribo de los turistas. Por eso, en un fin de semana, en temporada alta, venden hasta USD 300 al día.

    María del Carmen y Gisela Pabón son las principales impulsoras de la Asociación Agroindustrial Santa Catalina, de la parroquia de Salinas, en Ibarra. Foto: Foto: Francisco Espinoza /  LÍDERES
    María del Carmen y Gisela Pabón son las principales impulsoras de la Asociación Agroindustrial Santa Catalina, de la parroquia de Salinas, en Ibarra. Foto: Foto: Francisco Espinoza / LÍDERES