Etiqueta: mesa

  • Diversión y cultura,en los juegos de mesa

    Redacción Quito

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    Jugar y valorar el país es la meta de dos emprendedores, que le apostaron a elaborar juegos didácticos para chicos y grandes. El nombre de este negocio es Tinku juegos y nació hace un poco más de un año.

    Sus mentalizadores son José Vásquez y Silvia Espinosa, quienes persiguieron sus sueños y los convirtieron en su negocio de juegos didácticos.

    Al principio no fue fácil, porque debían hacer un juego divertido y que cumpla con un precepto importante: el aprendizaje de la cultura ecuatoriana.

    Su primera creación fue el denominado Parecu, que es la mezcla de dos palabras: pares y Ecuador. Este juego está conformado por cartas con información sobre las 24 provincias, con sus animales…

    Si usted se anima a jugar conocerá más del país y su cultura y potenciará sus destrezas mentales, agilidad visual y concentración.

    Una de las novedades de este juego, explica Vásquez, es que incluye una ‘app’ con realidad aumentada, que puede ser descargada desde cualquier ‘smartphone’ para que un hermoso cóndor andino le dé la bienvenida al juego.

    Los costos de este juego oscilan entre USD 9 y 24.

    Un segundo juego que está dentro de su cartera es Colorinti, con el que tiene la posibilidad de jugar con estrellas, soles y demás.

    Finalmente, un tercer juego que tiene Tinku es Kikirimiau, que es un juego de animales típicos de la Sierra, Costa, Amazonía y Galápagos. Según Vásquez, el juego contiene, por ejemplo, información del emblema de las Islas Encantadas, la tortuga George.

    Según Vásquez, la importancia de este juego radica en que se busca recoger los saberes de los ancestros, por esta razón, el nombre del emprendimiento lleva un nombre quichua: Tinku, que significa reunión de personas o encuentro de juegos.

    “Propusimos un juego que aleje a los niños del abuso a la tecnología, porque no les hace bien estar pegados a la ‘tablet’ o celular”.

    Esta gama de juegos significó para esta familia una inversión de USD 100 000, que incluyó la compra de material para elaborarlos. Y las ventas alcanzan los USD
    5 000 al mes.

    Actualmente, estos juegos se comercializan en diferentes tiendas de la capital como son Zancos, Asiri, Giro Didáctico, Tutú y en grandes cadenas comerciales.

    Susy Granado es vendedora en la tienda Zancos, que oferta este tipo de juegos hace dos años. Cuenta que conocieron el producto por medio de una feria y les entusiasmó porque es un juego elaborado por manos ecuatorianas.

    La acogida del juego es positiva porque es una mezcla de diversión y aprendizaje. “Son juegos bastante reales y tiene una presentación impecable”.

    Granado además resalta la riqueza del juego, ya que promueve la cultura del país. Se suma que tienen unos precios cómodos para todo tipo de persona y de toda nacionalidad. “El juego es apetecido por extranjeros que se llevan como un recuerdo del país”.

    Para Gabriel Mayorga, joven de 23 años, el juego es un ejemplo de lo que es el Ecuador. En su caso, adquirió el juego para su sobrina de seis años. “Me encantó la idea de hacer un juego en el que se resalte la belleza del Ecuador”.

    Además, Mayorga resalta los beneficios de tener un juego en el que se divierta y pueda aprender más sobre el país. El joven espera que haya más juegos de este tipo para apoyar la industria dentro del país y sobre todo a quienes producen.

    José Vásquez y Silvia Espinosa levantaron un emprendimiento que resalta la cultura ecuatoriana. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
    José Vásquez y Silvia Espinosa levantaron un emprendimiento que resalta la cultura ecuatoriana. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
  • El juego de mesa de la economía B

    Boris Ullauri IMPAQTO (I)
    Para LÍDERES

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    ‘El juego para una nueva economía es el eslogan de ‘Granjeros’, el primer juego de mesa que funciona bajo la filosofía de las Empresas B, que consideran en sus decisiones los intereses de la comunidad, los consumidores, los trabajadores, los inversionistas y el ambiente.

    Este juego, cuenta Diego Uribe, gerente del Centro Creativo para la Innovación Idemax y uno de sus creadores, redefine el sentido del éxito, la relación de interdependencia entre agentes y la capacidad de perseguir el bien privado en armonía con el bien público.

    ‘Granjeros’ se inspira en una clase sobre emprendimiento sustentable que dictó Gonzalo Muñoz, fundador de TriCiclos y miembro del directorio de Sistema B. En ese curso, uno de los alumnos preguntó a Muñoz ¿qué expectativas de responsabilidad social podía tener en una generación que creció con el ‘Monopoly’, un juego que estimula la competitividad?

    Esta pregunta permaneció en la mente de Muñoz y cuando se la comentó a Juan Pablo Larenas, director ejecutivo de Sistema B, llegaron a la conclusión de que las personas conocían sobre las Empresas B cuando eran adultos. Así, propusieron a Diego Uribe que ideara un juego B que le hiciera frente al popular ‘Monopoly’.

    La inversión inicial para su creación fue de USD 60 000 y se financió con la ayuda de parientes y amigos. Ese capital, explica Uribe, permitió a Educación de Triple Impacto (E3P) –una empresa B que se creó con el fin de educar a los niños y jóvenes del mundo sobre los valores de este tipo de empresas– trabajar en el desarrollo de ‘Granjeros’.

    Luego, con el objetivo de conseguir los recursos para levantar el último prototipo, E3P lanzó en mayo del año pasado una campaña de ‘crowdfunding’ en la plataforma Kickstarter. La campaña tuvo una duración de 45 días y logró recaudar un monto de USD 36 561.

    María José Alessandri, gerenta general de E3P, cuenta que en abril del 2016j se produjeron las primeras 2 500 unidades ‘Granjeros’ en la fábrica Ludo Fact, en Alemania. Las unidades se distribuirán en las próximas semanas en España y Sudamérica bajo el catálogo de Devir, una de las principales editoriales de juegos de mesa.

  • La estrategia se afina en un juego de mesa

    Redacción Quito

    Un juego de mesa para tomar decisiones empresariales. Así se puede definir a Gold of the desert kings (El oro de los reyes del desierto); una propuesta generada por la firma canadiense Eagle’s Flight, especializada en programas de capacitación para empresas.

    En Ecuador, el juego se presentó hace dos semanas. Personal del área de Recursos Humanos de Industrias Ales y docentes de la Universidad de Los Hemisferios jugaron El oro de los reyes del desierto.

    El juego, en apariencia, es sencillo. Un tablero en el que está representado un desierto es el centro de operaciones de ejecutivos y empleados. En el tablero, además del desierto, el jugador encuentra dibujados un campamento base, oasis, aldeas, la tumba de los reyes y una montaña en la que se encuentran las minas de oro.

    Además de los equipos están los moderadores (Vivencial Consultores es la firma responsable en Ecuador). Ellos explican el funcionamiento y el objetivo: que cada equipo llegue a las minas, consiga todo el oro que sea posible y regrese al campamento base, sano y salvo.

    Lo complicado está al cumplir el trayecto hasta las minas. Los jugadores pueden enfrentar tormentas de arena, días despejados o jornadas de intenso calor; también pueden extraviarse o llegar a oasis para recargar energías. En esas situaciones aflora el trabajo en equipo; se genera la planificación estratégica; se reconocen las habilidades de los líderes y se valora a los experimentados. Para Luis Tróccoli, de Vivencial Consultores, “se trata de una dinámica de desarrollo organizacional que permite lograr objetivos, manejar riesgos, cumplir la planificación…”

    En el juego cumplido en Industrias Ales participaron tres equipos, pero solo uno alcanzó la meta. Los demás ‘murieron en el desierto’, como consecuencia de las decisiones que tomaron. Lo ocurrido refleja lo que puede pasar con las empresas y sus decisiones, explica Tróccoli.

    Eduardo Ortiz, uno de los participantes cuyo equipo no concluyó este juego empresarial, reflexionaba: “Nos faltó planificar bien desde el principio del juego”, repetía al terminar el ejercicio.

    Otro de los participantes que ‘perdió’, Sandro Soria, reconoció que su equipo consumió sus recursos antes de hora.

    Al terminar el juego llegan las conclusiones. Los participantes señalaron algunas, como la importancia de trabajar bajo presión, discernir la información que reciben, preparar a la gente para los cambios, enfocarse en los objetivos…

    Sandra Herriot, vicepresidenta global de negocios de Eagle’s Flight, considera que una de las lecciones más valiosas del juego es que las empresas se dan cuenta de que para salir adelante es necesario hacer las cosas de manera diferente. Y lo resume: “Un pequeño cambio trae cambios más grandes”.

    Los recursos y la hoja de ruta son cruciales

    La historia. El juego nació en Canadá hace unos 20 años. En la actualidad se lo practica en empresas y organizaciones de 46 países; se lo ha traducido a 26 idiomas.

    Los recursos. Los equipos que participan en Gold of the desert kings cuentan con ‘dinero’, con el que pueden comprar comida, agua, carpas y una brújula para guiarse en el desierto. Los recursos se consumen más o menos, según el clima en el desierto.

    El recorrido. Los equipos pueden ocupar hasta ’25 días’ en recorrer el desierto, llegar a la minas, obtener la mayor cantidad de oro posible y regresar al campamento base. El primero en cumplir el trazado gana.

    Una hoja de ruta. Para registrar el consumo de agua y de comida, así como el dinero del que dispone, cada equipo cuenta con una hoja de ruta. Su análisis, al final del juego, permite detectar errores para corregirlos.

  • Gonzalo Aguirre: Su objetivo es posicionar al té en la mesa del costarricense

    Talina Mosquera / Redacción Quito

    Para Gonzalo Aguirre (1961), “el empresario tiene que hacerse”, una lección que aprendió con la creación de la firma Tea Land y más de 20 años como consultor y técnico de mipymes, para organismos como el PNUD y la OEA.

    Este quiteño se formó en las aulas del Colegio Paulo Sexto y de la Universidad Central. En 1982 viajó a Canadá para estudiar inglés y especializarse sobre cooperación para el desarrollo, en la Universidad de Guelph.

    Su ingreso a las ONG se produjo en el Consejo Latinoamericano de Iglesias, en 1985. La oportunidad surgió, ese mismo año, en una cita de la Federación Mundial de Estudiantes en México, donde conoció a Felipe Adolf, secretario general del Consejo y quien se convertiría en su jefe.

    Adolf lo describe como “una persona con capacidad para coordinar equipos y actividades y, sobre todo, un excelente compañero de la gente, con buen humor”. A pesar que su trabajo tenía como base Ecuador, Aguirre se trasladó a varios países de la región como representante. “Deposité mucha confianza en él y por eso lo delegaba”, añade Adolf.

    En 1998 dejó su trabajo, para estudiar un posgrado en Estudios Latinoamericanos, en la Universidad Nacional de Costa Rica. Allí conoció a su esposa, la diplomática Elaine White. Ella era su profesora y tras finalizar el curso la relación se formalizó. La pareja se estableció en ese país, por la crisis bancaria que atravesaba en esa época el Ecuador.

    En 1999 se vinculó al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Él era un vínculo entre sectores educativos, sociales, académicos y empresariales de Costa Rica y Nicaragua.

    Dos años más tarde ingresó a la Organización de Estados Americanos (OEA) como consultor y técnico de la Dirección de Turismo y Microempresa. El proyecto fue crear un sistema para las mipymes turísticas de Centroamérica.

    Su asesoramiento benefició a la Federación Centroamericana de Pequeños Hoteles. Bellyni Sigüenza, ex presidenta de la organización, explica que él era el coordinador entre la empresa privada y los gobiernos. Su trabajo, desde el 2002 al 2007, aportó, entre otros, con la creación de un sitio web (www.pequeñoshoteles.com) y un programa para que los empresarios que no tenían Internet conocieran cómo manejarlo. “Hasta ahora acudimos a él para pedirle consejos”.

    Por su trabajo, Aguirre recorrió gran parte del mundo, en esos viajes y asesorías también conoció, por casualidad, el sabor del té gourmet. “En Hamburgo (Alemania) me perdí en un tren y salí a una estación donde había un local con cajas y dos mesas, justamente era un vendedor de té de hoja premium. Allí se me cruzó la idea de, en un futuro, tener algo así”.

    Esta idea se materializó en el 2004. Aguirre y su esposa -con quien comparte el gusto por el té- decidieron instalar un local en San José, al que llamaron Tea Land. Su principal temor era introducir el producto en un país cafetalero. Por eso, la preparación y creación del negocio fue estructurada, desde una visión académica: estudio de mercado, plan de negocios, prueba de producto… Para lograrlo, White tomó un año sabático en su gestión diplomática, mientras Aguirre mantenía las consultorías.

    “Empezar un negocio como pareja es duro, porque consume la energía de los dos. Es un trabajo intenso que requiere usar el tiempo libre, pero cuando se estabiliza y empieza a crecer se pueden asignar roles”, comenta White. En lo familiar describe a su esposo como alguien que tiene mucha fuerza, cálido, tranquilo, que ama a sus dos mascotas y gusta de la música.

    En el 2008, Aguirre decidió abandonar la OEA, para dedicarse por completo al negocio. Actualmente posee cuatro locales en el área Metropolitana de San José y ofertan 100 variedades entre té premium, tizanas e infusiones, que provienen de China, Japón, India, etc. También se integró al negocio, su hijo Samuel.

    Aguirre confiesa que extraña a la familia, los amigos y la comida ecuatoriana. Por eso, procura visitar el país unas tres veces al año. Hugo Venegas es uno de sus amigos. Lo conoció hace 28 años, por su trabajo en ONG y las visiones de vida e intereses en común los unieron. “Él pasa de las ideas a la acción, siempre ha sido una persona emprendedora en todo lo que ha hecho”. Añade que tiene facilidad para relacionarse y valorar a las personas.

    La empresa

    El producto. Elabora té con hojas sueltas y envoltura en base a almidón de maíz (biodegradable), para venderlo en sus locales, hoteles, restaurantes y en la tienda virtual.
    La capacitación. Los esposos realizaron un curso en el Instituto de Especialidades del Té en Nueva York.

    GONZALO AGUIRRE

    Experiencia en el sector turístico y de empresas

    Proyectos. Con ECTW, Responsible Tourism, el Consejo de Iglesias, la ONU y OEA.
    Título. También obtuvo un título en Administración de Empresas.
    Su trabajo. Con micro y pequeña empresa turística, de hotelería.

  • Un juego de mesa para recorrer el Ecuador

    Redacción Guayaquil

    Los sociólogos bautizaron a los nacidos entre la década de los noventa y el 2000 como «la generación millennial», un grupo poblacional que se caracteriza sobre todo por estar familiarizado con la tecnología de tal manera, que esta se convierte prácticamente en una «extensión más de su cuerpo».

    La experiencia del guayaquileño Diego Falconí Parker como padre de dos jóvenes millennials, (Micaela de 14 y Daniel de 11), derivó en la idea de crear un pasatiempo para que sus hijos se desprendan un poco de la tecnología.

    Juntos comenzaron a investigar juegos de mesa y sus temáticas, y al final, Falconí se animó a crear un juego con esencia ecuatoriana y características propias, pero también rescatando lo mejor de los juegos que había investigado.

    Luego de ocho meses de trabajo, la idea se concretó en un negocio en el que invirtió USD 80 000. Se trata de Pasaporte Ecuador, un juego de mesa inspirado en la biodiversidad del país que ya está en las perchas de locales como Mi Juguetería, Juguetón, Fybeca y LibriMundi a escala nacional.

    «Un padre de familia joven no tiene una brecha digital con sus hijos tal vez, pero el abuelo, por ejemplo, sí la tiene y no puede interactuar con sus nietos como quisiera, entonces lo que buscamos más que nada es rescatar esa unión familiar», dice Falconí.

    La producción inicial de este juego fue de unas 5 000 unidades, aunque en este mes la primera colocación de producto en percha fue de 2 400 tableros.

    Falconí habla de su producto con orgullo y emoción, como un padre habla de un hijo. «Es un juego de mesa completamente ecuatoriano. El 99,6% del juego es hecho en el país, solo los dados son de China porque no los pudimos conseguir aquí».

    Por ejemplo, las fichas para las ocho personas que participen en este juego -que consiste en recorrer el país contestando 480 preguntas y cumpliendo con 50 retos-, están hechas de tagua elaboradas por artesanos de Manabí.

    «Queríamos un balance de responsabilidad social y esto beneficia mucho a los artesanos». Se produjeron alrededor de 40 000 fichas que representan el 20% del costo del producto, explica el emprendedor.

    El plan es recuperar la inversión en un año y el siguiente paso es producir nuevas versiones de Pasaporte.

    Detalles

    Aprender. El juego invita a recorrer el país en un tablero. Comprende 290 tarjetas, 480 preguntas , 50 retos y 80 sellos de pasaporte.

    El producto. Pasaporte Ecuador mide 60×60 centímetros y cuesta USD 29,99. Su tamaño fue pensado para entrar en una maleta de ‘laptop’.

    Cifras. 5 000 unidades del juego se produjeron