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  • La desigualdad y el boleto de metro

    Columna de Luis Alberto Moreno, presidente del BID

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    Si hay un servicio público que simbolice la frustración popular manifestada en las masivas protestas en América Latina, se trata del transporte urbano.

    En nuestra región, donde ocho de cada 10 personas viven en ciudades, el transporte siempre ha sido una fuente de conflictos. Los buses, trenes y metros van atiborrados. Los horarios no se cumplen. Y, para muchos usuarios, las tarifas son demasiado caras.

    Sin embargo, esos mismos medios de locomoción dan acceso a lugares de empleo, comercio, educación, salud y recreo.

    En nuestra región, dos de los movimientos de protesta más emblemáticos de la última década – en Brasil en el 2013 y en Chile el año pasado – fueron detonados por aumentos en las tarifas de buses y el metro, respectivamente. En otros países hemos visto grandes estallidos sociales por alzas en el precio de la gasolina.

    ¿Cómo analizamos estos fenómenos desde el Banco Interamericano de Desarrollo, que en las últimas tres décadas ayudó a financiar decenas de sistemas de transporte urbano en la región?

    Por un lado, nos enorgullece haber apoyado soluciones pioneras como los buses de tránsito rápido, una innovación nacida en la ciudad brasileña de Curitiba que luego se propagó por el mundo. Hoy también estamos impulsando grandes proyectos con enorme potencial como el metro de Bogotá.

    Por otro lado, las recientes protestas nos obligan a considerar cómo podrían evolucionar los sistemas de transporte para atacar más directamente a la desigualdad, sin descuidar su sostenibilidad financiera.

    En casi todos los países del mundo los sistemas de transporte público generan grandes déficits operativos. En países industrializados los gobiernos siempre han subsidiado estos servicios, en parte porque son vistos como un bien público que hace que sus ciudades sean más productivas, limpias y vivibles.

    En Washington, donde el BID tiene su sede central, el metro no cubre ni mitad de sus costos mediante el cobro de boletos y abonos. La diferencia se financia mayormente con subsidios de los estados y municipios de la región.

    En América Latina, en cambio, muchos gobiernos no tienen capacidad financiera para subsidiar el transporte público. Algunos subsidian la gasolina, una opción que paradójicamente beneficia más a las personas pudientes que tienen un automóvil.

    Muchos de los sistemas de transporte que ayudamos a financiar intentan recuperar sus gastos de inversión y operación mediante la tarifa. En algunas ciudades latinoamericanas, estas tarifas pueden superar el 10% de los ingresos de los hogares de menores ingresos, comparado con un promedio de 7,5% entre el quintil más pobre en ciudades europeas.

    En este contexto, no debe sorprendernos que las personas se indignen ante aumentos de tarifas o directamente se rehúsen a pagarlas. Hemos visto cómo algunos sistemas han caído en crisis porque la evasión genera déficits que se traducen en falta de mantenimiento y demoras, restándole confiabilidad al servicio público e impulsando el uso de vehículos privados.

    Para evaluar esta trampa, tendríamos que dejar de pensar en los subsidios al transporte como una pérdida de recursos, y considerarlos más bien como inversiones estratégicas que generar grandes réditos económicos, sociales y ambientales.

    Además, debemos aprovechar las nuevas tecnologías para asegurar que los subsidios vayan a los segmentos más necesitados de la población en vez de “fugarse” a los bolsillos de los más pudientes, como suele suceder en la actualidad.

    Asimismo, tenemos que entender mejor cómo y cuándo la gente decide viajar en un medio de transporte, para luego diseñar sistemas que reflejen las verdaderas prioridades de la gente, sus derechos como usuarios y su disposición a pagar por un servicio digno. A su vez, esto podría ser un primer paso hacia reconfigurar nuestras ciudades para que la vivienda, la seguridad, los espacios verdes y el transporte estén disponibles y sean asequibles para todos.

    El transporte público cumple y seguirá cumpliendo un papel clave en el desarrollo de nuestra región. Es imperativo convertir este servicio en un catalizador de oportunidades para los millones de personas que aún aspiran a una vida mejor.

    Según Luis Alberto Moreno, el transporte es un sector importante en la región. Foto: captura de pantalla cuenta Twitter @MiguelG47697163
    Según Luis Alberto Moreno, el transporte es un sector importante en la región. Foto: captura de pantalla cuenta Twitter @MiguelG47697163
  • La variedad y el tamaño son el valor extra

    Cristina Marquez

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    Una de las frases escritas en las paredes negras del local de Los Pinchos de Metro, dice “Un gran pincho conlleva una gran responsabilidad”, mientras que otros comentarios en el muro elogian la originalidad del lugar y el buen servicio.

    Pero la decoración singular no es la única característica destacada del emprendimiento fundado por un quiteño radicado en Riobamba, amante de la cocina y los asados. Allí su producto estrella, un pincho que mide un metro de largo, es la razón del nombre del negocio.

    El pincho se sirve sobre una tabla de madera e incluye una variedad de embutidos, choclos, distintos tipos de carne y ensaladas. Además, viene acompañado con tres tipos de salsas cuya receta solo la conoce Ricardo Rivera, su propietario.

    El tamaño del pincho está inspirado en la cantidad de comida que una persona promedio requiere para sentirse satisfecho. Hay tres variedades de pinchos en el menú que cuestan entre USD 9,50 y 11.

    El pincho mixto de carnes con embutidos y camarones es el más solicitado por los clientes. Ellos dicen que el sabor ahumado de las carnes y los mariscos combina a la perfección con las salsas que acompañan la comida.

    Con ese criterio concuerda Elizabeth Bernal, una cliente fiel. “Hemos visto crecer el negocio y algo que nos gusta es que la comida siempre es deliciosa y nunca se redujo la cantidad. Por eso, cuando tenemos mucha hambre vamos a Los Pinchos de Metro”.

    De hecho, el satisfacer al cliente con la cantidad justa de comida fue la idea que impulsó el emprendimiento. En el 2015, Ricardo Rivera paseaba con su familia y buscaba un refrigerio para compartir con sus hijos pequeños.

    “Sentimos que con un pincho no nos íbamos a llenar y en esa época no teníamos dinero para comprar más. Con los niños empezamos a bromear y alguien sugirió la idea de que ojalá hubiera pinchos gigantes”, recuerda Rivera.

    Esa idea estuvo rondando por su mente durante varios días, hasta que se animó a experimentar en su cocina. Cuando le comentó a su esposa y a su familia su proyecto de elaborar un pincho que midiera un metro, todos se rieron.

    Pero luego madre e hijos aportaron con ideas y empezaron un estudio de mercado en Quito. Toda la familia Rivera ayudó en la tarea, ellos preguntaban en las calles sobre las preferencias de la gente, sus gustos y la tendencia en comidas rápidas.

    En un inicio el emprendimiento se inició como un pequeño estand en el centro de Quito. Los comensales degustaron el producto y el negocio empezó a crecer. Un día uno de los clientes más asiduos sugirió cuidar la idea, convertirla en marca y publicitarla en las redes sociales.

    Rivera, que había invertido los USD 5 000 de sus ahorros en la compra de materias primas, enseres y equipos de cocina, aceptó la sugerencia y convirtió su idea en una marca patentada.

    Poco tiempo después, debido a asuntos familiares, los Rivera se trasladaron a Riobamba. Allí el negocio se instaló dos meses después de que la familia llegara. Fue necesario convertir un local comercial en un restaurante, por lo que la familia invirtió alrededor de USD 12 000 más.

    El local se instaló a finales del 2016 en las calles Villarroel y Pedro de Alvarado. En un inicio el público no se animaba a cambiar su idea tradicional de las brochetas, pero finalmente llegaron atraídos para curiosidad hacia los productos.

    “Cuando escuché que vendían pinchos de un metro pensé que se trataba de alguna estafa. Así que quise comprobarlo y desde entonces no he podido dejar de ir, son increíblemente buenos”, cuenta Ángel Sánchez, un cliente.

    Álex Campoverde, Fausto Rivera, Ricardo Rivera y Johnny Guerrero son parte del equipo de trabajo. Foto: Ángel Barona para LÍDERES
    Álex Campoverde, Fausto Rivera, Ricardo Rivera y Johnny Guerrero son parte del equipo de trabajo. Foto: Ángel Barona para LÍDERES
  • China estrenará su primera línea de metro sin conductores en 2017

    Agencia EFE

    China estrenará el año que viene (2017) su primera línea de metro totalmente automatizada, sin necesidad de conductores e incluso empleados de mantenimiento de los vagones, en su apuesta por impulsar la innovación en la industria, informa hoy (29 de agosto del 2016) el Diario del Pueblo.

    Este tipo de transporte se pondrá en servicio en Pekín con la apertura de la nueva línea de metro Yanfang, que unirá el suburbio de Yanshan, zona industrial en el suroeste, con la línea de Fangshan, desde donde los pasajeros podrán llegar al centro de la capital mediante otras conexiones.

    China comenzó a investigar sobre este nuevo modelo de transporte en 2010 y el desarrollo y diseño es cien por cien local, detalla la información del rotativo.

    De momento, se encuentra en fase de pruebas y se espera que pueda ponerse en marcha a finales de 2017, si bien aún no se ha concretado una fecha exacta.

    De tener éxito, las autoridades planean renovar cuatro líneas de metro y el servicio que une el centro de Pekín con el aeropuerto con estos nuevos vagones automáticos y llegar a los 300 kilómetros de transporte automatizado en la capital hacia 2020.

    La puesta en marcha de este transporte se enmarca en la estrategia ‘Made in China 2025’ del Gobierno central, que busca remodelar la base industrial del país para orientarla hacia áreas más intensivas en tecnología y menos en mano de obra. 

    El tren se encuentra en fase de pruebas y se espera que pueda ponerse en marcha a finales de 2017. Foto referencial
    El tren se encuentra en fase de pruebas y se espera que pueda ponerse en marcha a finales de 2017. Foto referencial
  • En la capital se realiza el foro de Atracción de Inversiones Quito Invest

    Mayra Pacheco 

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    Las alternativas para invertir en Quito son expuestas este 25 de mayo en el foro de Atracción de Inversiones Quito Invest. En las instalaciones del Swiss Hotel, en el norte, se reúnen autoridades del Municipio y representantes de empresarios nacionales e internacionales para conocer los proyectos e incentivos a los que puede acceder el sector privado.

    El portafolio de inversiones que plantea el Cabildo busca atraer cerca de USD 3 000 millones. Entre estos constan proyectos de sostenibilidad, movilidad, turismo, vivienda y otras iniciativas. Los interesados podrán apostar por estas opciones mediante la conformación de alianzas público privadas.

    Las oportunidades económicas que se podrán crear con la construcción del Metro de Quito, la reorganización del transporte público, la creación de nuevas centralidades, los proyectos de edificaciones en altura en el Bicentenario y las oportunidades para potenciar el Centro Histórico fueron parte de las exposiciones.

    «Los empresarios que se decidan a aportar con la reactivación económica contarán con incentivos», sostuvo Álvaro Maldonado, secretario de Desarrollo Productivo.

    En el caso del Metro, por ejemplo, se explicó que una vez que este medio de transporte esté en operación se contará con 400 000 usuarios por día. Esto permitirá generar nuevos tipos de negocios al interior y exterior de las estaciones.

    Por la afluencia de usuarios se generarán opciones para invertir en la prestación de servicios de telecomunicaciones, minimarkets, publicidad, cajeros automáticos, arrendamiento de oficinas; también se requerirá construir parqueaderos de borde, entre otros explicó Mauricio Anderson, gerente de la Empresa Metro.

    En el sector de la construcción se planteó poner en marcha un plan de ordenamiento territorial y crear nuevas centralidades. Según las características de cada zona hay la posibilidad de desarrollar proyectos en Tababela, en El Bicentenario, La Floresta, Mariscal Sucre, Centro Histórico… En promedio el Municipio de Quito impulsa 30 proyectos arquitectónicos especiales.

    En este ámbito, Jacobo Herdoíza, secretario de Territorio, Hábitat y Vivienda, mencionó que se están haciendo reformas para que los trámites sean más ágiles. Citó por ejemplo que la revisión de planos se realiza en 17 días, que se analiza la acreditación de nuevas entidades colaboradoras para que aporten en esta tarea. Además se trabaja en implementación de tecnología para reconocer los predios, la revisión de la normativa de seguridad contra incendios…

    Para Marco Sánchez, asistente de este evento y director de la Cámara de la Industria de la Construcción (Camicon), este foro permitirá conocer de primera mano la predisposición del Municipio para impulsar proyectos junto a la empresa privada y, a la vez, buscar salidas a los cuellos de botella. «Con la reducción de la tramitología se podrá ahorrar tiempo».

    Los inversionistas extranjeros tienen también interés por participar en los proyectos de Quito. Raúl Samper, asistente y presidente del Centro Español de Quito, mencionó que hay oportunidades interesantes en el sector del transporte, ambiente, el proyecto Bicentenario.
    Pero agregó que a la vez se debe generar un marco jurídico a nivel local y nacional para dar seguridad a la empresa privada.

    Alrededor de 500 personas asisten al foro foro de Atracción de Inversiones Quito Invest, en las instalaciones del Swiss Hotel. Foto: Mayra Pacheco / LÍDERES
    Alrededor de 500 personas asisten al foro foro de Atracción de Inversiones Quito Invest, en las instalaciones del Swiss Hotel. Foto: Mayra Pacheco / LÍDERES
  • El metro de Pekín incorporará a pulseras las funciones de tarjetas de abonos

    Agencia EFE

    El metro de Pekín incorporará a pulseras sincronizadas con teléfonos móviles inteligentes las funciones de las tradicionales tarjetas de los abonos de viaje, con lo que permitirá el acceso a sus instalaciones con estos dispositivos.

    Según informó hoy, 5 de febrero, la agencia oficial Xinhua, esta iniciativa se pondrá en marcha después del Año Nuevo Chino (que este año se celebra el 19 de febrero) y se espera que próximamente se adopte en otras 400 ciudades del país asiático.

    Asimismo, se podrán recargar y consultar los fondos disponibles de las pulseras a través de los teléfonos móviles, evitando las filas ante los mostradores, en un mecanismo que supermercados y restaurantes chinos ya están pensando en utilizar. La pulsera costará  USD 27 .

    Con esta medida, las autoridades pequinesas pretenden introducir su sistema público de transportes en la era ‘inteligente’ al traspasar las funciones de un objeto analógico, la tarjeta, a uno de los dispositivos de la conocida como ‘tecnología ponible’ 

    Las pulseras para viajar tendrán un costo de USD 27. Foto: Wikicommons.
    Las pulseras para viajar tendrán un costo de USD 27. Foto: Wikicommons.
  • Al plan de financiamiento del METRO todavía le faltan respuestas

    Pedro Maldonado O.

    El Metro de Quito es un proyecto que se encuentra en la etapa de buscar recursos. El Gobierno Nacional, el Municipio de Quito, organismos multilaterales y entidades estatales están detrás del financiamiento de la obra, cuya primera etapa de construcción empieza en diciembre; se calcula que estará terminada en el 2016.

    Infografía

    La obra tiene un costo de USD 1 500 millones, según las cifras del Municipio capitalino. Hasta el momento, el Gobierno Nacional, el Cabildo quiteño y el Banco Europeo de Inversiones ya aseguraron su parte para el financiamiento. La entidad europea, por ejemplo, aprobó en julio un crédito por USD 250 millones.

    ¿Qué tan complicado es obtener financiamiento para una obra como la mencionada? Para Édgar Jácome, gerente de la Empresa Pública Metropolitana Metro de Quito, el trabajo para buscar recursos ha sido intenso y duro. “Hace un año y medio tocamos las puertas del Banco Europeo de Inversiones, presentamos el proyecto, generamos el interés y logramos el crédito”.

    Ahora, los responsables de la obra mantienen contacto con organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco de Desarrollo de América Latina, antes llamado CAF (ver página 13)

    Jaime Carrera, del Observatorio de la Política Fiscal, considera que en obras de envergadura como el Metro de Quito es importante que exista una licitación abierta a las mejores empresas del mundo, sin ningún prejuicio ideológico. De esa manera, asegura este analista, se obtiene una amplia gama de oferentes lo que permitirá escoger lo mejor con menores costos y con mayores tecnologías.

    La empresa que administre el proyecto, agrega Carrera, tiene que pensar en rentabilidad y eficiencia. “Se requieren aportes del Estado y del sector privado para que sus capitales velen por la eficiencia y por la sostenibilidad del proyecto”.

    Otra opción de financiamiento es mediante la emisión de acciones y emisión de deuda. En esto coinciden Carrera y Juan Fernando Carpio, catedrático de la Universidad San Francisco de Quito. Este último recomienda que para obtener recursos se hable con gobiernos ‘serios’ que tengan participaciones mixtas con empresas del ramo. “Luego, lo recomendable es llamar a las ‘top 5’ a concursar por la obra”.

    En cuanto a los financistas, los consultados señalan que siempre pesan los multilaterales y su capacidad de entregar créditos. Un ejemplo es lo que ocurre con el tren metropolitano de Bogotá, que tiene recursos del Banco Mundial.

    MIRE EL RESTO DEL INFORME AQUÍ:

    Deuda externa, BIESS, emisión de títulos… son las opciones

    Una asignación permanente debe ser un requisito

    Una opción para los países de la región

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  • Deuda externa, biess, emisión de títulos… son las opciones

    Pedro Maldonado / LÍDERES

    La construcción del Metro de Quito tiene un costo de USD 1 500 millones. Esa cantidad se financiará con recursos del Gobierno central, con presupuesto del Municipio, una titularización del Nuevo Aeropuerto de Quito (NAIQ), con una inversión del Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social y con préstamos de organismos multilaterales.

    Del total del monto que se requiere, hasta el momento está confirmado el aporte del Gobierno por USD 50 millones, una asignación del Municipio de Quito (este año destinó USD 42,3 millones para gastos) y un crédito del Banco Europeo de Inversiones por USD 250 millones. Es decir, el 22% del costo total (ver gráfico) está confirmado.

    Aún está pendiente la titularización o emisiones de papeles del NAIQ. Con este mecanismo el Metro de Quito espera recibir USD 80 millones; sin embargo, el dinero recién estará disponible a los tres meses de operación de la terminal aérea. Es decir, en mayo del 2013. En lo que tiene que ver con la inversión del Biess, aún se está definiendo el mecanismo.

    Los créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) todavía están en etapa de evaluación.

    En la Empresa Metro de Quito señalan que falta la aprobación de los directorios de ambos organismos. En el sitio web del BID se informa que el financiamiento para el Metro, “está en etapa de preparación”; y en la CAF, el proyecto se encuentra en evaluación. En diciembre se conocerá si existe o no el visto bueno para el proyecto. Para Édgar Jácome, gerente de la Empresa Pública Metropolitana Metro de Quito, los créditos del BID y la CAF “están bien encaminados”; sobre la titularización, señala que es un proceso que no tiene por qué complicarse.

    ¿Y qué pasa si una de las fuentes de financiamiento se retira? Jácome dice que no se había contemplado esa posibilidad, “porque son créditos absolutamente seguros”. ¿Y si surge un imprevisto? “Buscaremos fuentes alternativas”.

    Los responsables de la obra indican que el Metro será autosustentable con los pasajes que pagará la ciudadanía. El Metro de Quito calcula transportar 400 000 pasajeros por día, en su primer año. A una tarifa de 0,50 los ingresos diarios serán de USD 200 000, lo que implica unos USD 73 millones al año. Si la tarifa prevista se mantiene, el Metro de Quito se pagará en 20 años aproximadamente.

    Para Jaime Carrera, del Observatorio de la Política Fiscal, el proyecto debe ser autofinanciable para que no constituya una carga. Si no es autofinanciable, entra al presupuesto del Municipio o del Estado y los que pagan son contribuyentes.

    Mauricio Pozo recomienda tener un plan de contingencia ante una crisis económica o ante fenómenos naturales.

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  • Una asignación permanente debe ser un requisito

    Pedro Maldonado / LÍDERES

    Para la construcción del Metro de Quito, el Gobierno y el Municipio de Quito mantienen un compromiso económico. El primero ofreció USD 50 millones y el segundo, 203 millones.

    Esta última cantidad corresponde a un período de cuatro años, según información de la Empresa Pública Metropolitana Metro de Quito. Estos recursos, que irán para el Metro de Quito, constan en una asignación del Municipio capitalino.

    ¿Obras como el Metro de Quito requieren una asignación en el Presupuesto General del Estado o en el Presupuesto del Municipio? Para Juan Fernando Carpio, catedrático de la Universidad San Francisco de Quito, lo recomendable es que la asignación se encuentre dentro del presupuesto del Municipio. “Y si existieran fondos del Gobierno central deben ser un ‘headstart’; es decir, una donación por única vez”.

    Mauricio Pozo, ex ministro de Economía y Finanzas, mantiene una tesis similar. Él cree que si el proyecto va a tener un subsidio permanente debe contemplarse en las cuentas fiscales del Estado una asignación continua.

    Otro ex ministro de Economía, Fausto Ortiz, coincide y explica que, en este caso, el Municipio es el encargado de ubicar los recursos que recibe de organismos multilaterales dentro de su presupuesto anual. Por lo general, añade Ortiz, ese dinero puede estar asignado a una entidad o a un departamento específico de un Municipio, por ejemplo, y no necesariamente para una obra. “Lo importante es que los recursos estén registrados; son un activo más de una entidad”.

    Si el Estado se compromete tiene que presupuestar ese gasto, añade Jaime Carrera, del Observatorio de la Política Fiscal. “También debe presupuestar el pago de capital e intereses”.

    La Empresa Pública Metropolitana Metro de Quito se constituyó a mediados de este año y en el presupuesto del 2012 se contempla USD 42,3 millones para gastos y la misma cantidad para ingresos. Entre los principales gastos presupuestados están la consultoría, obras públicas de transporte, estudio y diseño de proyectos…