La Organización Internacional del trabajo (OIT) desarrollará un programa especial de acompañamiento para los países de América Latina, incluyendo Ecuador, impactados por la migraciónvenezolana.
Así lo indicó este 2 de octubre del 2018 el director de la entidad, Guy Ryder, previo a la inauguración de la XIX reunión regional americana de este organismo mundial.
Aunque el eje central del encuentro es el futuro del trabajo, el tema de la migración venezolana se tratará tanto en la plenaria como en las citas de gobiernos, empleadores y trabajadores.
La Reunión Regional se desarrollará desde este 2 de octubre hasta el 5 de octubre del 2018. Se espera la participación de 400 representantes, de 35 países, en el Centro de Convenciones de Atlapa de Ciudad de Panamá.
Mario Molina, delegado de Ecuador por parte de los trabajadores, indicó el pasado domingo 30 de septiembre que plantearán a la OIT que se genere alguna resolución que permita paliar el impacto, principalmente en materia salarial, de la llegada de trabajadores venezolanos.
El sindicalista aseguró que el ingreso de estas personas en el mercado laboral podría estar presionando a la baja los sueldos en ciertos sectores.
Ante estas preocupaciones Ryder indicó que todavía no se sabe si habrá alguna resolución, pero que “la OIT misma, independientemente de la reunión, está preparando un programa de acompañamiento para los países que están recibiendo trabajadores migrantes venezolanos para evitar, precisamente, problemas como los que se menciona”.
La idea es impedir que se mine las condiciones laborales tanto para estas personas como para los trabajadores de los países receptores.
Con relación a temas generales de América Latina, Ryder señaló que el empleo ha sido afectado por la desaceleración de la región. La tasa de desempleo en 2017 alcanzó 8,1%, mientras que cuatro años antes 6,1%.
A inicios de este año fue de 8,8% y la tendencia ha ido al alza. “La situación es preocupante. Además, enfrentamos el desafío de la informalidad, que es una condición compleja y heterogénea. Necesitamos políticas decisivas”.
Con relación al futuro del trabajo, el directivo explicó que, actualmente, el mundo del trabajo enfrenta cambios rápidos y profundos por la innovación tecnológica, los cambios demográficos, las modificaciones climáticas, la globalización, etc. OIT, en este marco, debe analizar cómo trabajar en estas condiciones; lo propio gobiernos, empleadores y trabajadores.
Para América Latina, además, un reto es reducir la desigualdad y la falta de acceso a la seguridad social. Más de la mitad de los trabajadores de la región no cotizan en ninguna entidad y tampoco están protegidos por los derechos laborales.
Guy Ryder revio a la inauguración de la XIX reunión regional americana de la Organización Internacional del trabajo (OIT). Foto: @OIT_AmerCentral
Hay algunos rubros agropecuarios que están en vanguardia, a la par que otros países del mundo. Pero, en esos mismos sectores hay casos de agricultores y ganaderos que están atrasados. Un ejemplo claro es la producción de cerdos. Existen establecimientos con una industria avanzada, pero también hay productores que realizan un trabajo de traspatio, con pocas condiciones sanitarias.
¿Es la misma situación en todos los sectores productivos?
No se puede generalizar. Por ejemplo, hay productores florícolas con procesos desarrollados, tecnología ultramoderna; también pequeños que tienen condiciones rudimentarias para la crianza y cosecha de la flor.
Ante este panorama, ¿qué le falta al agro nacional para lograr un mayor crecimiento? Es necesaria mayor inversión, apoyo financiero y no financiero. En el primer caso fondos para los agricultores y en el segundo asistencia técnica, servicios, más programas de asociatividad. Esto último es clave porque si el Estado no puede llegar a un agricultor individual, es posible hacerlo a un grupo. Los asociados pueden recibir la asistencia técnica que se requiere y también el apoyo en servicios de cultivo y cosecha.
Otro de los factores que impacta en la actualidad, a escala regional, es la migración del campo a la ciudad. ¿Qué hacer para que la gente se queda en el agro? Eso es un problema en Latinoamérica y el Caribe. A mediano plazo se espera que el 80% de la población estará viviendo en zonas urbanas, que necesitan alimentos y que deben suplirse desde el campo. En medio de todo, la gente que produce es anciana, ya que la mayoría de jóvenes son los que migran. Son necesarias políticas públicas que incentiven a la gente a quedarse.
¿Cómo cuáles?
A través de servicios sanitarios, infraestructura educativa, caminos, mejores sistemas de comercialización, Internet, comunicaciones, tecnología, entre otros. Además, la gente también migra parar buscar mejores condiciones económicas. Sienten que el campo no genera los ingresos que esperan.
El campo genera grandes oportunidades. Lo que se debe hacer es mejorar las cadenas de productividad; desde la compra de un insumo hasta la venta final del producto. Los agricultores en la región compran insumos caros y venden sus productos a intermediarios a un costo bajo, mientras que estos últimos, con gran parte de la ganancia, comercializan con altos precios al consumidor final.
¿Existen casos de éxito en la región en los quese hayan aplicado programas para que la gente permanezca en el campo y no migre a las urbes? Los hay en el propio Ecuador. El Salinerito es ampliamente conocido. Existe un sistema de asociatividad, a través del cual los agricultores proveen al negocio de materia prima para la producción de diferentes artículos como chocolates, quesos, embutidos, entre otros. Además, manejan su sistema de comercialización y distribución de ganancias.
¿Ustedes han reconocido este tipo de esfuerzos?
Sí, de hecho se busca que se replique el caso en otros países de la región. A través de un programa hemos traído técnicos con el fin de que conozcan la experiencia. Mientras el agricultor esté aislado no podrá salir adelante.
El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), del que usted es representante, cumple 50 años en Ecuador. En ese marco, ¿Cuál es el proyecto emblemático del ente que, a su vez, ha servido para apoyar a agricultores del país a permanecer en el campo? Aquí estamos impulsando el proyecto de producción de aceite puro de piñón para Galápagos. Estamos ejecutando por demanda del Ministerio de Electricidad. Está financiado por la misma entidad y por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) / Fomin.
¿En qué consiste?
A lo largo de una amplia cadena de cercas vivas en Manabí se produce una semilla que existe en el país que es el piñón. 3 600 familias de escasos recursos se benefician de la recolección, por la cual les pagamos. Luego, el producto se procesa en una planta de extracción en la estación experimental del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), de Portoviejo; se extrae un aceite que enviamos a la isla Floreana y se genera energía eléctrica por termogeneración.
¿Desde hace cuánto opera? Desde el 2012 y el financiamiento ha sido de USD 4 millones, que se han desembolsado por etapas. Abastecemos el 75% de la energía de la isla. Más adelante se hará en Isabela. Se espera producir con cinco generadores, el próximo año. Está en etapa de pruebas.
¿Qué retos tiene el país y la región a futuro, tomando en cuenta lo analizado?
Hay que producir más en el mismo espacio que tenemos, no es posible agrandar la frontera agrícola; implementar técnicas para recuperación de suelo; desarrollar un uso eficiente del agua, utilizando semillas y plantas que requieran menos consumo, además, de una buena práctica de riego. Solo 20% de los cultivos en Latinoamérica tiene riego. Finalmente, se debe proteger la diversidad animal y vegetal en medio del cambio climático.
¿Cuál es el principal problema ambiental en el agro a escala nacional?
La liberación de gas de efecto invernadero por la agricultura y la ganadería. En el mundo es la tercera causa, solo antecedida por el transporte y la industria.
¿Tiene Ecuador algún proyecto para enfrentar esto?
Se está implementando un proyecto de ganadería. Se está tratando que el sector libere menos gas de efecto invernadero, en el que tiene mucho peso. Se están desarrollando buenas prácticas para ello y otras, además. Para evitar el impacto que tiene el animal tanto en los suelos como en el agua.
El representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en Ecuador, analiza la situación del sector agrícola local. Cree que la asociatividad no solo impulsará a los agricultores y ganaderos, sino que evitará la migración a la ciudad. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
Renata Calderaro es propietaria y socia del estudio jurídico Calderaro Tyrray Law Group, asentado en el estado de Florida. Asegura que no debe haber preocupación en los empresarios de la región tras las llegada de Donald Trump a la Presidencia de EE.UU.
Luego de la elección de Donald Trump como presidente de EE.UU., quien ha tenido un discurso fuerte contra la inmigración, particularmente la latinoamericana, ¿cuál es la sensación que existe en ese país con relación al clima de negocios?
Frente a cualquier sentimiento de que los EE.UU. vaya a cerrar sus puertas, construir esa pared, etc., hay que decir que nada de eso va a suceder. Esas realmente eran tácticas para poder llegar a la Presidencia. La realidad es otra.
¿Cuál es la realidad? El sector privado (de EE.UU.) necesita de la inmigración.
En ese caso, ¿qué mensaje busca dar el sector privado a los inversores, particularmente de América Latina? Dar un mensaje de tranquilidad. Se están viendo muchos negocios entre Latinoamérica y EE.UU. (…) Nada de eso va a cambiar. Vemos que hay preocupaciones de algunas personas con relación a cómo va a cambiar el ambiente y sentimos que va a ser igual, en todas las ciudades de la nación.
¿Esperaban ese panorama? No esperábamos eso con el discurso que tenía Trump al principio. Pero vemos que con el día a día las empresas y las bolsas han mostrado un lado positivo.
¿Qué señales se han dado, tras la elección de Trump, para que se haya generado este panorama positivo? Apenas ganó las elecciones, esa misma semana, su discurso fue muy moderado. Se ha ido moderando aún más día tras día, tanto así que uno de sus asesores señaló hace dos semanas que el tema migratorio ya no sería una prioridad para la administración. Otro factor que hay que ver es que él ha sido un empresario exitoso. Él mismo ha usado las regulaciones de inmigración de negocios para llevar profesionales a EE.UU. ¿Como cuáles? Una es la visa H1V, que es para profesionales. Trump ha usado el programa EB5 para llevar capitales extranjeros a EE.UU. y construir sus proyectos de bienes raíces. Ha vendido esos mismos proyectos a extranjeros. Si uno analiza eso, esa es la realidad.
¿En la parte económica qué señales existen? Vemos el repunte de la Bolsa. Justo después de las elecciones subió y sigue subiendo. Eso muestra que el sector privado se siente cómodo. Saben que Donald Trump es un empresario y que va a limitar las regulaciones que puedan impedir un crecimiento de las compañías.
¿Qué va a pasar con las empresas, sean o no de latinos, que tengan alta mano de obra de inmigrantes? ¿Cómo están trabajando ahora? Todo está normal. En el Estado de Florida, por ejemplo, consideran que sus negocios van a crecer en el 2017 y, más bien, están comenzando a reclutar.
¿Se prevé algún ajuste en términos migratorios? Si hay un enfoque en inmigración con la nueva administración va a ser sobre las personas que tengan irregularidades en sus documentos para permanecer en EE.UU. y aquellos que tengan antecedentes penales (…) no vemos una gran cantidad de personas que vayan a salir.
¿Habrá reformas legales en temas migratorios? Pensamos que todo se va a mantener igual. Ya tenemos leyes migratorias, lo que podría pasar es reforzarse el control. Las leyes ya existen, pero lo que sí pensamos es que se van a aplicar más de lo que se estaba haciendo anteriormente. Si vemos que van a exigir más que las compañías tengan toda su documentación en orden para asegurarse que las personas que estén trabajando ahí tengan el status legal para laborar allí.
¿Qué pasa si una empresa contrata indocumentados? Puede tener multas bastante fuertes u otras consecuencias. Las compañías se van a comenzar a cuidar un poco más.
En cuanto a la parte comercial, ¿qué va a pasar con relación a las exportaciones de América Latina a EE.UU., tomando en cuenta que el discurso de Trump gira en torno a mayor producción interna? En primer lugar, ningún cambio drástico va a suceder en el corto plazo (…) Decisiones importantes tienen que pasar por las dos cámaras del Congreso. En comercio exterior, lo que vemos, es que habrá uno o dos años antes de que se den cambios, si es que los hay. En EE.UU. no hay nada retroactivo o cualquier tema que pueda impactar al comercio toma un tiempo porque hay varios actores que deben tomar decisiones. El Gobierno va a querer que personas que van a invertir en EE.UU. vayan porque eso ayuda a la economía del país. Incluso, si implica que vayan a llevar productos.
¿Qué pasa, exclusivamente, con relación al impulso de su producción interna? Creo que el enfoque va a ser en cuanto a las relaciones con China y los productos que (las empresas de EE.UU.) están fabricando allí. Creo que se incentivará que se produzca en el país.
¿También se busca más inversión en EE.UU.? Sí. Nosotros (el estudio jurídico) realizamos foros para personas que quieran llevar productos o servicios a EE.UU., expandir negocios o abrir nuevos campos allí. Hemos dado foros con el aval de la Embajada americana en Ecuador.
En Ecuador se hizo un evento de este tipo el mes pasado. La idea es ver cómo se aporta al empresario ecuatoriano que quiera hacer crecer su negocios entrando a nuevos mercados como el de los EE.UU. Entre los ecuatorianos, ¿qué interés hay para invertir en los EE.UU.? El mercado es tan grande que permite inversiones en diferentes negocios. Hemos visto gente que busca llevar productos agrícolas y otros como sombreros de paja; compañías de tecnología que pueden proveer servicios a clientes para EE.UU., desde aquí con una inversión menor, etc.
¿Cómo ve su estudio jurídico el clima de negocios que existen en Ecuador? Las empresas están preocupadas, desde las Pymes hasta las que facturan millones de dólares, con relación a la situación económica actual. Están viendo qué pasa en los próximos dos meses para ver qué pasará con sus negocios. Salvo dos empresarios, de todos con los que nos hemos reunido, nos han dicho que su facturación ha bajado un 30%, en promedio este año. También ha caído el empleo.
¿Con relación a esto último qué le han indicado los empresarios ecuatorianos? La semana pasada me reuní con una empresaria que tiene 35 años. El año pasado tenía unos 25 empleados, este año despidió nueve y prevé despedir a dos más. Está analizando qué inversiones puede hacer para que la empresa crezca. Tal vez esas inversiones puedan hacerse para llevar cosas fuera del territorio ecuatoriano.
Pese a esto, ¿continuarán con más foros de negocios? Sí, porque hemos visto la necesidad de mayor información no solamente en la parte de inversión sino de cómo realizar otros temas. Entre ellos están los de la parte inmobiliaria, de financiamiento, tributarios, etc. Por ejemplo, en este último caso, aunque no hay un convenio de doble tributación, respetan esta ideología. ¿Cómo miran la apertura que ha tenido el país en los últimos meses para reforzar las relaciones comerciales con los EE.UU.? Lo que un país hace impacta al otro. El poder vender los productos de aquí en los EE.UU. como la quinua, camarones, etc., es importante. Además, se destaca para Ecuador el envío de remesas.
Hoja de vida Formación. Abogada de inmigración. Se graduó con honores en la Universidad de Miami, con una licenciatura triple en Economía, Relaciones Internacionales y Literatura. En el 2001, obtuvo su licenciatura en Derecho en la misma universidad. Su oficina. Es la fundadora y directora ejecutiva de la firma jurídica Calderaro Tyrrell Law Group, con oficinas principales en Fort Lauderdale. El estudio tiene presencia en Argentina, Ecuador, México y Venezuela. Actualmente, es miembro del directorio del Foro Nacional de Inmigración de Washington DC (National Immigration Forum, en inglés). Ha asesorado a empresarios e inversionistas de diversas partes del mundo para maximizar sus oportunidades de negocios.
Renata Calderaro Propietaria y socia del estudio jurídico Calderaro Tyrray Law Group, asentado en el estado de Florida. Asegura que no debe haber preocupación en los empresarios de la región tras las llegada de Donald Trump a la Presidencia de EE.UU. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
La OIT instó la semana pasada a los países a reformular sus políticas migratorias para erradicar el paradigma actual, que centrado en la seguridad nacional olvida los beneficios de la migración y los retos laborales que esta enfrenta, como la discriminación o la informalidad.
“Gran parte de los flujos migratorios tienen como motivación principal el tema laboral, la búsqueda de empleo. Por ello, el paradigma no puede ser la seguridad en frontera o nacional”, dijo en una entrevista el director regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe, José Manuel Salazar.
En la presentación en la Ciudad de México del informe “La migración laboral en América Latina y el Caribe”, Salazar recordó que los Gobiernos han de dar “un manejo apropiado” a los grupos de personas que se mueven “buscando una oportunidad de trabajo”. Según este estudio, en el mundo hay actualmente 232 millones de migrantes y el 65 % de ellos -150 millones- son personas que se desplazan para trabajar.
El informe toma como base el análisis de once corredores migrantes. Nueve intrarregionales y dos extrarregionales, hacia Estados Unidos y España. El documento revela que en Latinoamérica el flujo no se ha detenido, y de hecho la cifra de trabajadores migrantes dentro de la región aumentó de los 3,2 a los 4,3 millones de personas entre 2010 y 2015, y de 25 a 37 millones en América del Norte (EE.UU. y Canadá), para un total de 41,3 millones.
En Estados Unidos se contabilizaron 21 millones de migrantes latinoamericanos, y en España hay casi 1,3 millones de extranjeros provenientes de América del Sur, informó la OIT con base en cifras oficiales de cada país. Si el sector laboral “está bien regulado, la OIT tiene una creencia muy fuerte de la que (la migración) puede ser muy beneficiosa”, apuntó Salazar, pues señaló que esta ayuda a incrementar el producto interno bruto (PIB)del país receptor y las remesas del país de origen.
El titular regional de la OIT -agencia perteneciente a la ONU que cuenta con la participación de 187 Estados miembros- recordó que la Agenda 2030 de las Naciones Unidas establece un serie de objetivos relacionadas con flujo migratorios para lograr un “crecimiento inclusivo, sostenido y sostenible”.
El estudio también identifica que existe una alta proporción de trabajadores migrantes en la economía informal, y que a menudo enfrentan explotación, discriminación y bajo acceso a la protección social.
Foto: Sáshenka Gutiérrez / EFE
El director regional de la Organización Internacional del Trabajo para América Latina y el Caribe, José Manuel Salazar,habló del tema.
Los movimientos migratorios ocurren desde siempre; de hecho, han configurado el mundo. Son, además, una reminiscencia de nuestra condición de nómadas.
La idea de un lugar mejor, pródigo y prometedor, arquetípicamente representado en el mito de la tierra prometida, como lo vivió el pueblo judío con su éxodo, por ejemplo, reposa en el inconsciente colectivo humano.
La construcción de mitos a partir del escenario esencial del Edén, ha sido característica de la generalidad de las civilizaciones. En América, la búsqueda de El Dorado y del País de la Canela causó cambios históricos definitivos. Contemporáneamente, el mito del ‘Sueño americano’ ha llevado a millones de personas a dejar sus países de origen para ir tras la promesa de la abundancia.
En rigor, cualquier horizonte que augure días mejores tiene el potencial de convertirse en una tierra prometida.
Las migraciones masivas, que ocurren cíclicamente, obedecen a oscilaciones de la economía, a brotes de violencia o, simplemente, al espíritu aventurero del ser humano, que intuye otras realidades, que quiere otear otros horizontes.
El fenómeno de la migración humanitaria que tiene lugar en Europa, con el protagonismo de Alemania, que ha abierto sus fronteras a cientos de miles de sirios, que huyen de la peste de la guerra, plantea el eterno dilema de la coexistencia humana.
Un aspecto crucial para los refugiados es la asimilación del nuevo idioma, como una fórmula de inclusión, no solo laboral y económica, sino fundamentalmente cultural.
Paradójicamente, pese a la evidencia del beneficio innegable del aprendizaje del lenguaje, en varios de los países de numerosa población migratoria existen grupos que no se integran al flujo de la cultura, que han construido muros de resistencia, siendo uno de ellos, justamente, la negativa a aprender el idioma, lo que les condena a la marginación.
Sin duda, los guetos físicos están precedidos por los guetos mentales. La indisposición hacia la lengua, bajo el argumento de conservar la propia identidad, encierra un temor latente a la integración.
En lo concreto, si la persona está deseosa de migrar, el aprendizaje del idioma es crucial. Y no simplemente en su aspecto oral, sino en toda su extensión, a fin de no conducirse como un analfabeto funcional.
Incluso, si lo mira, es estrictamente práctico, como hacer dinero, el lenguaje es la herramienta idónea, aunque existe siempre un bagaje cultural esperando ser explorado.
La cortedad de propósitos, el temor al ridículo, el débil sentimiento de identidad, hacen que muchos migrantes vivan existencias limitadas, marginales, indignas.
El nacimiento de colonias tiene un valor incuestionable, en tanto no sean esencialmente una expresión nostálgica, una forma de autoprotección, una manera de hacerse la vida llevadera prescindiendo del idioma.
Indudablemente, quien absorbe el nuevo idioma eleva su autoestima, sabe que a partir de ello podrá conquistar otras metas. Además, la capacidad para comunicarse, el habla del idioma, son parámetros que los anfitriones toman en cuenta, como signos de ‘inteligencia’, pero también de un genuino esfuerzo por sumarse a la cultura.
Estudios sobre movilidad humana y migración demuestran que la elección de destino hacia los países de economías prósperas, con elevados índices de calidad de vida, tiene que ver directamente con la facilidad del aprendizaje del idioma.
No obstante, el migrante temeroso se niega esa oportunidad, convirtiéndose en un desplazado.
La remesas que arriban al Ecuador cobran más relevancia en la actualidad debido a la desaceleración económica. Estos recursos subieron un 12,1% en el primer trimestre de este año con relación al mismo período del 2015, de acuerdo con los datos del Banco Central del Ecuador (BCE) y se acercan al monto del 2014.
En los tres primeros meses de este año llegaron USD 594,7 millones. De esa cantidad, el 57,7% arribó de Estados Unidos, el 24,7% desde España y el 6,5% provino de Italia, que son los principales países de residencia de los emigrantes ecuatorianos. Según los registros consulares del 2015, en esos tres países viven 1,7 millones de compatriotas y en todo el mundo son 2 020 000 ecuatorianos.
Si bien el crecimiento de las remesas se sustenta principalmente con el mayor envío de los emigrantes radicados en Estados Unidos (19,3% de aumento), quienes viven España e Italia también mandaron más dinero, en el primer trimestre del 2016, según el BCE. Los incrementos son del 2,5% en el caso de España y 14,9% de Italia. En los últimos siete años había una constante tendencia a la baja por la crisis económica en esos países europeos.
Para el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Cuenca, Rodrigo Mendieta, las remesas son cruciales en la actual coyuntura económica, porque representan un ingreso vital de divisas en un país que debe mantener la dolarización. El Ecuador se nutre de dólares a través de las remesas, inversión extranjera y exportaciones, principalmente.
Estas últimas bajaron un 25,5% en los tres primeros meses de este año con relación al mismo período del 2015. Y al comparar las remesas con la inversión extranjera, este primer rubro representó más del doble que el segundo, el año pasado. Es decir, los emigrantes mandaron USD 2 377,8 millones y por capitales extranjeros ingresaron 1 060 millones.
Mendieta, quien publicó el libro ‘Remesas y disparidades económicas territoriales. El caso ecuatoriano’, señala que las remesas se utilizan principalmente en la manutención de las familias porque hay quienes perdieron su trabajo. En un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo se estableció que quienes reciben menos de USD 250 en el Ecuador destinan el 74% a gastos diarios y cuando supera los USD 500 baja al 44%. El resto de remesas va al ahorro y lujos.
“Los migrantes no son ajenos a la realidad que vive el país y envían dinero para ayudar a sus familiares, para que cubran sus gastos”, dice Mendieta. Es el caso de la cuencana María Tránsito Guailacela, quien señala que su hija, quien vive hace 10 años en Estados Unidos, envía USD 200 cada 15 días. Ese dinero es para la manutención de sus tres hijos, que quedaron al cuidado de Guailacela. “Antes solo mandaba USD 100 o 150… Ahora tiene un trabajo estable”.
Boris B. vive desde 1994 en Nueva York, trabaja en construcción de lunes a sábados y no ha perdido su trabajo desde hace dos años. Desde finales del 2015 envía dinero todos los meses para ayudar a sus padres por la situación del Ecuador.
Mendieta señala que si bien se registra un incremento en la recepción de remesas, los montos no llegan a los niveles de antes de la crisis del 2008 y 2009. Él considera que el crecimiento se debe a que ese dinero es enviado por migrantes que viven más de 10 años en el exterior y tienen una vida establecida y porque ahora experimentan mejores condiciones por la recuperación estadounidense.
Humberto Cordero, subsecretario de la Comunidad Ecuatoriana Migrante, señala que estos recursos aportan al consumo interno, construcción de viviendas, salud, educación y “de cierta manera a emprendimientos, sobre todo, en la parte agrícola, turismo y artesanal”.
Del Ecuador se enviaron USD 67,98 millones
El Ecuador también es un emisor de remesas que salen principalmente a Colombia y Perú, a donde va el 73,7% del total. Según datos del Banco Central del Ecuador (BCE), en el primer trimestre del 2016 se enviaron USD 67,98 millones al extranjero. Esa cantidad representó USD 13,58 millones más que en el mismo período del 2015.
Colombia es destino principal y experimentó el mayor aumento en las remesas que salieron. Pasó de USD 26 millones a 39,8 millones al comparar estos períodos. En el último informe del BCE se establece que ese incremento se sustentaría en las constantes devaluaciones del peso colombiano con relación al dólar, “que en el primer trimestre del 2016 comparado con su similar del 2015, tuvo una devaluación del 29%”.
Según este informe, esta situación propició un mayor flujo migratorio desde Colombia buscando trabajo en el Ecuador. El decano de Ciencias Económicas de la Universidad de Cuenca, Rodrigo Mendieta, dice que otro factor que pudo incidir fue el envío de recursos del Ecuador para comprar bienes, principalmente, en la frontera colombiana por los precios son más bajos.
En el caso de las remesas enviadas a Perú, México y Chile, que son otros destinos principales, hay un descenso al comparar ambos períodos. Además, de Pichincha, Guayas y Azuay salió el 62,6% del total remitido al resto del mundo.
En un informe emitido por la Comunidad Andina se estableció que las remesas intracomunitarias (envíos entre Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia) totalizaron USD 80,4 millones en el cuatro trimestre del año pasado. Esa cantidad representó un crecimiento de 10,6% respecto al mismo período del 2014. También se destaca que las remesas que llegan a la Comunidad Andina desde el exterior subieron.
El dinero sirve para ahorrar y construir
Una ayuda a la familia, los ahorros para la vejez, la construcción de viviendas y el pago de deudas son algunas de las razones que tienen las personas para enviar remesas a sus parientes desde o hacia Ecuador.
Guayaquil, Cuenca y Quito son las principales ciudades que reciben estos recursos a escala nacional. En el primer trimestre del 2015, estas tres urbes receptaron USD 340,9 millones, que representa el 57,3% del total de remesas que llegaron en este período.
Marcia Guallichico es docente y madre de un niño. Hace 15 años, sus padres viajaron a España para conseguir mejores ingresos económicos. Primero viajó su madre, quien trabaja en una residencia para adultos mayores. Mientras que su padre se desempeña en trabajos de construcción ocasionalmente.
Sus padres le envían diferentes sumas, entre USD 150 y 500. Los primeros años mandaban más para que su hija guarde el dinero en un fondo individual. “Abrí dos cuentas para cada uno a mi nombre y ahí deposito el dinero”.
Las remesas también se destinaron para la construcción de viviendas para sus padres, sus hermanos y para ella en unos terrenos ubicados en el sector de San Juan de Cumbayá. “Con la plata hice algunas adecuaciones en mi casa. Levantamos el segundo piso de la vivienda de mis papás”, expresa Guallichico.
En la parte de atrás de su hogar está la casa de su hermano, quien reside en España. “Mis padres se llevaron a mi hermano para que trabaje allá; pero también enviaban dinero para que se construya su casa”.
Ahora también mandan dinero en ocasiones especiales. Por ejemplo, en su cumpleaños o en el de su nieto. “Nos envían como un regalo para que nos compremos alguna cosa personal”. La mujer de 40 años espera el retorno de sus padres para que disfruten de sus fondos, que continúan intactos. “Espero que en unos dos años más vuelvan al país para que disfruten de los réditos de su trabajo, ya que están a punto de jubilarse”.
Según información del Banco Central, los emigrantes de la Costa residen principalmente en España e Italia, al igual que los de la sierra norte. En cambio, del Austro viajan fundamentalmente a Estados Unidos.
Amanda Collaguazo es otra docente que recibe dinero del exterior. El padre de su hijo envía un monto de USD 400 al mes para la educación y manutención del joven de 12 años. La mujer asegura que es un ingreso positivo para que su hijo tenga días mejores y pueda acceder a una educación de calidad.
Señala que su esposo decidió no volver a Ecuador, por lo que se separaron. “Afortunadamente rsigue con su responsabilidad como padre con su hijo”, cuenta la mujer quien vive en Puembo. El dinero sirvió además para adecuar su vivienda y para ahorrar en una cuenta para su hijo y para otras necesidades de la casa, indica.
La ayuda a los familiares es la principal motivación de César Henao, quien es colombiano pero reside en Quito hace más de 20 años. Él levantó una empresa de diseño de modas junto a un socio ecuatoriano. “La situación en Colombia no es buena, por lo que decidí enviar dinero a mi madre. Cuando el negocio se levantó pude enviarle dinero para que se mantenga y tenga una mejor vida”.
El hombre envía entre USD 200 y 500. Lo hace cada tres meses mediante empresas que se encargan del envío de dinero o depósito.
En el centro histórico de Cuenca operan empresas que envían y reciben remesas. Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES
Perú ha dado un vuelco a su antigua situación de exportador de trabajadores y se ha convertido ahora en un receptor de miles de inmigrantes que llegan a trabajar cada año desde todo el mundo, según han revelado las últimas cifras oficiales.
Tanto la Superintendencia Nacional de Migraciones como el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) ofrecieron esta semana datos que confirman esa tendencia a la recepción de trabajadores, que se ha incrementado en 793 % entre 2004 y 2014. Según el informe oficial, en 2004 se aprobaron 1 464 visas de trabajo o de cambio de calidad migratoria a la de trabajador, mientras que en 2014 este mismo trámite fue aprobado para 13 065 extranjeros.
«Perú se ha convertido en un destino muy importante para ciudadanos de todas partes del mundo que buscan desarrollar sus conocimientos y talentos en un país serio y con futuro», destacó el Superintendente Nacional de Migraciones, Boris Potozén.
El funcionario afirmó que el trabajo de los extranjeros «no solo los ayuda a prosperar, sino que también contribuye con nuestro propio desarrollo». Al referirse a las cifras de este año, la Superintendencia de Migraciones resaltó que durante el primer semestre han realizado el trámite para trabajar en Perú 6 728 ciudadanos extranjeros. De estos, 5 621 solicitaron trabajar en calidad de residentes y otros 1 107 como trabajadores temporales. La mayoría de los trabajadores, 4 570 en total, provino de países sudamericanos, seguidos por 1.254 europeos, 478 norteamericanos, 267 asiáticos, 108 centroamericanos, 41 de Oceanía y 10 de África.
Colombia es el país de origen de la mayor parte de los trabajadores llegados durante este primer semestre a Perú, con 1.713 personas; seguido por España, con 757; Argentina, con 638; Chile, con 556; Ecuador, con 515; Brasil, con 412; Venezuela, con 349; y Estados Unidos, con 330.
Al informar sobre el número de trámites de calidad migratoria como trabajador durante el primer semestre (que pueden ser solicitados varias veces por la misma persona) Migraciones señaló que la mayoría fueron hechos por ingenieros (8 045) seguidos por empleados de diversos sectores (5 504) y administradores de empresas (1 748).
Les siguieron gerentes (966), técnicos (800), economistas (612), empresarios (557), pilotos (515) y contadores (449), entre otros profesionales. «Esta ola de migración debe estar acompañada de una mejora y agilización en los servicios y procedimientos de migraciones. Es por ello que declaramos la Superintendencia en proceso de modernización. Hoy podemos decir que los trámites para los extranjeros que vienen a trabajar al Perú son mucho más sencillos», señaló Potozén.
El lunes pasado el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) informó que solo durante mayo pasado ingresaron al país casi 5 000 extranjeros, la mayoría colombianos, chilenos, españoles y argentinos, en calidad de trabajadores.
Esta cifra significó un incremento en 12,1 % en relación al mismo mes del 2014, mientras que el 17,2 % de estos trabajadores procedieron de Colombia, 14,6 % de Chile, 11,7 % de España y 10,5 % de Argentina.
Los analistas señalan que el aumento de la migración laboral a Perú se debe, principalmente, a los altos niveles de crecimiento que ha tenido el país en la última década, que alcanzó un promedio anual de 6 %. Aunque la crisis financiera internacional ha reducido este crecimiento a un promedio de 4 %, Perú mantiene una gran demanda de mano de obra calificada para atender la gran brecha en desarrollo de infraestructura.
Los expertos remarcan, sin embargo, que los extranjeros aún deben de cumplir con un proceso «engorroso y limitativo» para conseguir la condición de trabajadores legales, aunque esa situación es más llevadera para argentinos y españoles, gracias a convenios bilaterales suscritos entre sus países con Perú.
Una parada de bus en Lima. Los trabajadores se transportan desde tempranas horas del día. Foto: AFP
El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, pidió el 11 de abril del 2015 al sector privado invertir en los países del Triángulo Norte Centroamericano, para generar calidad de vida y que la migración sea «una opción y no en una obligación«.
«Invitamos a invertir en nuestros países para mitigar la migración de nuestros conciudadanos», principalmente hacia Estados Unidos, dijo Pérez Molina durante su intervención en la primera sesión plenaria de la VII Cumbre de las Américas.
Resaltó que los Gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador -integrantes del Triángulo Norte Centroamericano- acordaron con el apoyo de Estados Unidos proponer la Alianza para la Prosperidad, un programa que «busca la creación de oportunidades económicas» para «convertir a la migración en una opción y no una obligación».
«Nuestros países han avanzado» en materia social, seguridad, economía, y la Alianza para la Prosperidad «viene a complementar dichos esfuerzos», aseveró. Pérez Molina reivindicó los esfuerzos de su Administración por liderar la propuesta de implementar nuevas formas de combate a las drogas, un negocio ilegal al que se adjudica la responsabilidad por la alta criminalidad que abate al Triángulo Norte.
Tras dos años de reuniones y discusiones de alto nivel en la región «se han producido avances significativos, quizá el más relevante el cambio de paradigma que comienza» a arraigarse en el hemisferio, y que pone como centro de la política antidrogas al ser humano, dijo. La región hablará «con una sola voz» y llevará «una posición coordinada a la sesión de la ONU de 2016″ que tratará el temas de las drogas.
El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, pidió al sector privado invertir en los países del Triángulo Norte Centroamericano. Foto: Mandel Ngan/ AFP.
El ecuatoriano demanda más queso. En los últimos ocho años el consumo per cápita de queso se duplicó. Este pasó de 0,75 kilos por persona al año en el 2006 a 1,57 kilos el año pasado.
Ello evidencia un sector dinámico y en crecimiento, dice Luis Paucar, jefe de Planta de Zulac. Para Norberto Purtschert, presidente de la empresa de lácteos Floralp, tres factores explican este crecimiento. El primero es la migración. El ecuatoriano que dejó el país y luego retornó ha adquirido la costumbre de consumir más de este derivado lácteo.
El segundo es, por un lado, el desarrollo gourmet del país y, por otro, la llegada de franquicias extranjeras que usan más este ingrediente. Y, tercero, el desarrollo mismo de la industria. “Tenemos la suerte de comer un muy buen queso en Ecuador, grandes queseros suizos introdujeron la producción de un queso diferente”, dice Purtschert.
Juan Carlos Romero, director de la planta de Nutrileche, dice que la formalización de la industria y el fortalecimiento de la clase media en el país son otros factores.
“El hecho de que las autoridades exijan productos con registro sanitario ha hecho tener más conciencia en el consumidor”.
La industria láctea procesa 5,8 millones de litros al día, según datos del Centro de la Industria Láctea (CIL). De esos, más de un tercio se destina a la elaboración de queso. Le sigue la leche en funda, de cartón y otros.
Las ventas de la industria quesera crecieron 3,4 veces entre el 2005 y el 2014, al pasar de USD 71,4 millones a 243,1 millones en ese período.
En el país existen 31 empresas dedicadas a la producción de lácteos, según el último censo económico del 2010.
En algunas empresas la producción de quesos es más importante que en otras. En Floralp, esta es su principal línea de negocio y abarca un 80% de su producción, la mayoría de queso tipo maduro y semimaduro.
Ocho de cada 10 ecuatorianos dicen que compran queso fresco. Le sigue en preferencia el mozarela, queso crema, maduro, semimaduro y el queso de cabra.
Paucar explica que el queso fresco está entre los hábitos de consumo del ecuatoriano gracias a su tradición y a su precio.
Pero el queso maduro, que en el país tiene como mínimo seis meses de maduración, gana adeptos.
Paucar dice que aunque la tradición de elaborar quesos maduros surgió hace 50 años, con maestros queseros como Oskar Purtschert, la producción no era rentable.
Paucar relata que fue recién a partir de los años noventa cuando comenzó a apreciarse y hoy es un nicho en crecimiento. El 80% de la producción de Zulac es queso semimaduro, 15% maduro y 5% queso fresco.
Zulac, que creció un 10% en el 2014, tiene productos de hasta dos años de maduración, muy buscados y apetecidos, en especial entre ciudadanos extranjeros.
La principal razón es la variedad de sabores. En el mercado hoy se encuentran quesos con pesto, con rosas, con orégano, laurel y otras especias.
La CIL, además, promueve la innovación y la calidad con un concurso de quesos, que se realiza cada dos años. La primera edición se realizó el año pasado y contó con la inscripción de 55 muestras de nueve empresas.
Para Purtschert, el 2015 plantea un escenario complejo también para el mercado lácteo, pero señala que la industria responderá con productos nuevos e innovadores.
La firma cree que este año crecerá 10%, la mitad de lo que venía creciendo los últimos años. A Paucar le preocupa que el nuevo etiquetado de alimentos juegue también en contra.
Desde el año pasado todos los alimentos y bebidas procesados deben tener un sistema tipo semáforo que alerte del contenido de sal, grasa y azúcar.
Las ventas de enero pasado de Zulac fueron 35% menores a las ventas de igual mes en el 2014. Aunque es difícil asegurar que se debe a la semaforización, cree que ha influido de alguna manera, en especial entre compradores extranjeros.
La baja producción obligó a la empresa a reducir su demanda de leche, lo que afecta a los agricultores de la zona que son sus principales proveedores. Según datos del Banco Central (BCE), el sector de producción de lácteos esperaba crecer 12,1% el año pasado.
Un 80% de la producción de la planta de Zulac, ubicada en la provincia de Imbabura, se destina a elaborar quesos semimaduros. También producen queso fresco y maduro. Foto: José Mafla/ LÍDERES.