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  • Miguel Ángel Puente: ‘Con una quiebra pierden todos’

    Carolina Enriquez

    redaccion@revistalideres.ec (I)

    El jurista Miguel Ángel Puente habla sobre la posibilidad de lograr acuerdos entre empresas y acreedores para el pago de deudas, sin la necesidad de ir a la quiebra. También analiza el proyecto de Ley Humanitaria presentado a la Asamblea por el Ejecutivo.

    La emergencia sanitaria ha llevado a una grave situación financiera a muchas empresas en el país ¿Qué mecanismo legal existe para salvarlas de una quiebra, ante la imposibilidad de poder pagar sus obligaciones a diferentes acreedores?

    En Ecuador, desde 1997, existe la figura de Concurso Preventivo. Sirve para las empresas a las que les es imposible pagar sus acreencias en los términos fijados inicialmente. Se trata de una alternativa eficiente en momentos de crisis, para evitar una quiebra y la pérdida de puestos de trabajo.

    ¿Cómo se logra eso?

    La figura que le menciono busca que se llegue a un acuerdo entre el deudor y los acreedores. El convenio al que se llega se denomina concordato. Cuando una empresa quiebra pierden todos: los empleados van al desempleo, los acreedores no pueden cobrar el monto total, el Estado se queda sin un contribuyente, el accionista deja de contar con todo en lo que invirtió, etc.

    ¿Qué tipo de empresas pueden acceder a esta figura?

    Pueden hacerlo las que están sujetas a control de la Superintendencia de Compañías y que tienen activos superiores a USD 10 515 o un pasivo superior a USD 5 257. Son valores bajos, pero eso es porque la Ley data de la época cuando usábamos el sucre como moneda.

    A mediados de abril, el Ejecutivo remitió a la Asamblea el proyecto de Ley de Apoyo
    Humanitario para enfrentar los efectos económicos generados por covid-19, que incluye un mecanismo similar. ¿Por qué lo hace si ya existía una norma sobre el tema?

    El proyecto propone un Concurso Preventivo ‘excepcional’ por la crisis del covid-19. Este amplía el campo de acción. La idea es que se aplique no solo a las empresas sujetas a control por la Superintendencia de Compañías sino a las personas naturales que se dedican al ejercicio de actividades comerciales.

    ¿Qué otras diferencias existen entre la Ley actual y la nueva propuesta?

    La Ley de Concurso Preventivo de 1997 establece que la solicitud se debe hacer ante la Superintendencia y el proyecto nuevo propone que sería ante un juez. En este último caso, el deudor debe hacer una declaración juramentada indicando que el monto del pasivo no excede el 120% del activo. Otra diferencia es que el plazo que pueden dar los acreedores para la reestructuración es de tres años; la Ley vigente permite que sea hasta en siete años. Desde mi punto de visto creo que deben hacerse unos ajustes.

    ¿Cuáles?

    Lo ideal sería que la Asamblea permita una flexibilización de la Ley de Concurso Preventivo actual para que empresas y negocios accedan a sus beneficios. Una reestructuración en tres años, en la situación tan compleja en la que estamos, es insuficiente. Las empresas, para poder ser viables financieramente, van a necesitar reestructuraciones de largo plazo.

    Bajo el esquema de la actual Ley, ¿qué se puede negociar con los acreedores?

    El deudor, por ejemplo, puede indicarle al acreedor que no está vendiendo y por eso no puede pagar; entonces le propone que capitalice un porcentaje de la deuda. También le propone la posibilidad de nuevo créditos para seguir la operación; ampliación de plazos de pago; condonación de parte de intereses o de capital; período de gracia, etc.

    ¿Pueden aplicar a esta figura empresas que no están en problemas?

    Una empresa que no está en problemas no tiene la necesidad. Si lo está, sí. Sin embargo, no todas las compañías que enfrentan dificultades pueden aplicar, no son viables. Hay casos en los que la única salida es la liquidación.

    ¿En qué casos son viables?

    Cuando la liquidez e insolvencia es temporal. Además, debe poder mantenerse como negocio.

    ¿Qué pasa cuando la Superintendencia de Compañías admite el pedido de una empresa para Concurso Preventivo?

    Los juicios que se hubieran iniciado contra la compañía se suspenden y no se pueden iniciar nuevos. Se crea una especie de escudo protector contra el deudor mientras este negocia con los acreedores.

    Para llegar a un acuerdo ¿qué condiciones se deben cumplir?

    Que el 75% de los acreedores apruebe el concordato. Si se aprueba es obligatorio para todos, incluso los que votaron en contra. Si no se llega a un acuerdo todo vuelve al estado anterior a la negociación.

    ¿Cuánto tiempo demora entre el inicio de la negociación y la firma de un acuerdo?

    El procedimiento toma entre cuatro y cinco meses. En ese tiempo la empresa tiene que cumplir con obligaciones de Ley como las laborales, tributarias y de seguridad social. Los trabajadores no son acreedores dentro del concurso preventivo. Antes de pagar los pasivos se debe siempre cancelar al personal.

    ¿Con qué tipo de acreedores se puede negociar?

    Financieros, proveedores, etc. Además, cualquier sector puede acceder a esta figura.

    ¿Qué pasa si se llega a un acuerdo y el deudor incumple con los pagos?

    Pasan dos cosas. Una es que se pueda renegociar una ampliación al Concurso Preventivo y la otra es que se proceda a declarar terminado todo y se ejecutan las acciones de cobro como estaban originalmente.

    ¿Hay un monto límite en el valor de las deudas que se pueden negociar?

    No.

    ¿Qué tan usada es la figura?

    En Ecuador no se ha usado mucho. Serán unos 120 casos. La mayor cantidad corresponde a la época del feriado bancario.

    De aprobarse el Concurso Preventivo Excepcional dentro del proyecto de Ley Humanitaria. ¿El proceso funcionaría de la misma manera o sería más rápido?

    Entiendo que sería más expedito. El tema se lo realiza en una sola audiencia. Si los acreedores, que representen el 50% más uno, aprueban el plan de reestructuración, el juez lo va a aprobar. En casos que no haya esos votos, pero el juez considera que el plan es viable, puede disponer por sentencia que se aplique sobre todos los acreedores.

    Miguel Ángel Puente es abogado de los Tribunales de Justicia y Licenciado en Ciencias Jurídicas de la PUCE
    Miguel Ángel Puente es abogado de los Tribunales de Justicia y Licenciado en Ciencias Jurídicas de la PUCE. Foto: Archivo Particular
  • Miguel Puente: ‘Hoy, los sindicatos deben aportar a la productividad’

    Pedro Maldonado O. Redacción Quito / LÍDERES

    En las décadas de 1970, 1980 y 1990 hablar de sindicatos era referirse a organizaciones que tenían enorme influencia en las entidades públicas, así como en organizaciones privadas. Sus actuaciones y posiciones políticas resultaban, en muchos casos, determinantes para los gobiernos de turno, así como para el sector empresarial. Hoy la situación es otra. Miguel Ángel Puente, abogado especialista en temas laborales, analiza el nuevo papel de estas organizaciones.

    ¿Desde su experiencia, cuál es la vigencia que tiene el sindicalismo en el Ecuador?
    Primero hay que anotar que el derecho al sindicalismo está establecido en la propia Constitución y en el Código de Trabajo. Ambos cuerpos legales garantizan y consagran el derecho a la libre asociación de los trabajadores. Tuvimos épocas en las que hubo un auge del sindicalismo, en especial entre las décadas de 1950 hasta la de 1980. En la actualidad se ha dado un control estatal que de alguna forma ha desalentado el desarrollo progresivo del sindicalismo, sobre todo en el sector público. Esto ocurre luego de la expedición del Mandato Constituyente número 8 (1 de mayo del 2008), que elimina la intermediación laboral; también se establecieron criterios y parámetros para la contratación colectiva en el sector público; se renegociaron las cláusulas de los contratos colectivos…Antes había beneficios exagerados que se convertían en abusos.

    ¿Y por qué cree usted que se tomaron estas medidas de parte del Gobierno?
    Pienso que la motivación fue porque los beneficios representaban erogaciones económicas para el Estado. Entonces el Gobierno quiso poner freno y control a los beneficios sindicales, como los fondos de jubilación con aporte de entidades estatales. Se puso alto a los excesos. La parte jurídica de esa negociación podría tener reparos. No fue tanto una negociación, sino prácticamente una imposición.

    ¿Pesó solo el aspecto económico?
    El primer factor fue económico. Y lo que se consiguió, aunque no sé si fue la intención del Gobierno, fue debilitar al sindicalismo público en el país. Además, no es desconocido que existen organizaciones laborales del sector público que tienen cierta afinidad con el Gobierno. Lo cierto es que organizaciones tradicionales como Ceosl o FUT, con ideología marxista, hoy están debilitadas.

    ¿Y qué pasa con los sindicatos en el sector privado?
    En el sector privado, de una u otra manera, a partir del año 2000 el sindicalismo comenzó a perder fuerza. En la actualidad no veo un auge de creación de sindicatos. Han surgido algunos, pero hoy por hoy no veo un auge. Esto pasa desde el 2000 y con mayor fuerza con este Gobierno.

    ¿Entonces el sindicalismo no está vigente?
    Está vigente, pero debilitado. El derecho a asociación persiste, pero como otros derechos no es muy utilizado. El sindicalismo está en una etapa de ‘hibernación’, por llamarlo de alguna forma. Ya no crece como antes.

    ¿Bajo esta realidad, cuáles son en la actualidad los mecanismos de diálogo entre empleados y empleadores?
    Otra de las razones por las que ha disminuido el ímpetu sindical en el sector privado es que hoy las empresas, de alguna forma, están obligadas por tema de estrategia, de competitividad, de normas internacionales… a tomar medidas compensatorias a favor de sus trabajadores. Por ejemplo, los programas de responsabilidad social (concepto que no existía en los años 70 u 80) generan beneficios para los trabajadores. Ahora se da mayor importancia al recurso humano. Eso disminuye la conflictividad. Hay muchas empresas que antes que tener una confrontación prefieren ofrecer beneficios, esto genera una relación más fluida.

    ¿Es un tema estratégico?
    Así es. Los conceptos de buen ambiente laboral no se escuchaban y surgen desde el 2000. Eso permite que la conflictividad diminuya. Además, el Gobierno ha impulsado un mayor control de las obligaciones laborales en los sectores privado y público. Hay mucha supervisión y eso permite que los trabajadores sientan que reciben derechos que antes quizá no percibían. Además la remuneración básica ha crecido. Todo esto contribuye a mermar la conflictividad.

    ¿Y en el sector público?
    Pasa algo similar. Hoy el empleado público es mejor pagado que el privado. Eso también disminuye la posibilidad de conflicto. Además, la normativa influye y el empleado público sabe que no va a conseguir beneficios de otras épocas. Mientras la situación económica camine bien no habrá conflicto.

    ¿Y si la situación económica cambia, los sindicatos retomarán protagonismo?
    Pienso que sí. Eso ha ocurrido en otros países de la región. En Colombia el sindicato antioqueño tuvo una época de ímpetu, se manejó bien y se convirtió casi en un emporio económico. En Argentina, en el 2001, quienes impulsaron la protesta social fueron los piqueteros asociados en sindicatos. En EE.UU. existen sindicatos, es parte de la convivencia laboral. El sindicalismo no va a morir en Ecuador, pensar que ha muerto es equivocado.

    Entonces, ¿hoy en día cuál es el papel de los sindicatos?
    Siempre tienen que velar por los derechos de los trabajadores. Y uno de los retos de hoy, teniendo en cuenta que la relación obrero-patronal no es tan tensa, es pasar de exigir derechos a ser pro positivo; el reto es exigir que sus empleadores alcancen buenos niveles de productividad y el punto está en comprometerse y cumplir estándares de calidad para que la empresa mejore, que venda más. ¿Quiénes se benefician de eso? Los propios trabajadores.

    ¿Y la clase sindicalista está consciente de este reto que tiene?
    Los dirigentes deben entender que los tiempos han cambiado. El Estado y las empresas han cambiado. Igual lo tienen que hacer los sindicatos.

    ABOGADO EXPERTO EN LO LABORAL

    Estudios. Graduado en la Universidad Católica de Quito. Tiene un MBA en la Universidad SEK.

    En la actualidad. Gerente general del estudio jurídico Puente & Asociados.

    En las aulas. Dio clase de derecho laboral. Es asesor empresarial.