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  • Ana María Molina: ‘Soy una persona con la filosofía de liderar con el ejemplo’

    Pedro Maldonado

    Editor
    redaccion@revistalideres.ec (I)

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    Para Ana María Molina la familia es lo primero. Pero, eso no quita que sea una profesional que ha destacado en empresas multinacionales y en firmas ecuatorianas.

    Ella considera que cada vez existen mayores oportunidades para las profesionales, así como para las emprendedoras. Su nuevo reto está en Por Todos, un fondo ciudadano que recoge y administra recursos solidarios para contribuir con soluciones efectivas y oportunas para la mitigación de la pandemia del covid-19 en Ecuador. Allí Molina se mueve sin descanso, de manera virtual dentro y fuera del país, para obtener recursos y ayudar al país.

    Las mujeres y las empresas

    “Entre las mujeres empresarias hoy existe mucho optimismo. Mirando en retrospectiva, en los últimos 20 años al menos hemos avanzado mucho: nos hemos posicionado, hemos visibilizado nuestra gestión, cada vez hay más mujeres que dan un paso al frente y deciden ser el piloto de sus vidas. Allí están profesionales, con buena formación y que han priorizado sus carreras generando un balance con sus familias. Entonces encuentro mujeres dispuestas a tener un rol protagónico.

    Hace 20 años las mujeres no siempre daban un siguiente paso luego de estudiar y formar una familia. Mi hija, por ejemplo, es una joven arquitecta de 24 años, que tiene el futuro por delante”.

    El ejemplo y los jóvenes

    “Soy de la filosofía de liderar con el ejemplo. No puedo pedir a alguien que haga algo si yo no soy capaz de hacerlo. He tenido una dualidad, siendo madre y profesional. Mi mejor carta de presentación es lo que he construido con mi esposo y en mis distintos cargos. Puedo decir que he construido un legado con el ejemplo en el hogar y en el trabajo.

    Los jóvenes de hoy se preparan mucho y nos van a tomar la posta el día de mañana. Además importa mucho que tengan un buen corazón y si tienen privilegios deben sacar ventaja en el buen sentido de la palabra”.

    Derecho y equidad

    “He tenido la oportunidad de trabajar en empresas nacionales y multinacionales donde ha habido mucho respeto al espacio de las mujeres. Pero también admito que mi realidad no es la misma que enfrentan otras en el día a día.

    Tenemos la fortuna de que cada vez las personas conocen más sobre sus derechos y obligaciones; hay un marco legal que de cierta manera protege a personas vulnerables y situaciones de acoso.

    Soy una convencida de que una empresa que quiere demostrar que es socialmente responsable tiene que empezar haciendo una labor de concientización casa adentro, sobre todo en una labor tan complicada como es el acoso.

    Además deben dar oportunidades equitativas porque están preparadas y dispuestas a asumir riesgos. Dar oportunidades implica equidad, no solo un rol. Esas empresas son las que trascienden en el tiempo. Es un proceso pero veo que hay más conciencia entre empresarios y trabajadores. Con reglas claras nadie se pierde.

    En mi trayectoria enfrenté casos de acoso, como directora de Recursos Humanos, y las acciones tomadas fueron drásticas. Por eso me gusta cuando los códigos de ética son letra viva. Se investigó y se tomaron acciones y se hizo justicia. Eso mejoró el clima laboral”.

    La familia

    “La familia es lo más importante. Todo lo que hago es por el bienestar de los míos. Cuando me casé, con mi esposo pusimos claro que el trabajo era importante, pero la familia más. En mi hogar somos 10 hermanos y yo siempre quise tener hijos.

    Nunca quise una vida exitosa en lo profesional, pero solitaria en lo personal. Por eso cuando se me presentaron oportunidades para trabajar en el exterior, decidí quedarme con la familia y tener estabilidad. A esto se suman ángeles’ que me acompañaron en este proceso”.

    La solidaridad

    “El fondo Por Todos, formado por Roque Sevilla ante la crisis del covid-19, se enfoca en llevar ayuda para los más vulnerables en una situación para la que no estuvimos preparados.
    La recaudación de fondos es una carrera contra el tiempo. Es un trabajo en el que puedo devolver al país lo que he recibido. Allí están empresarios muy respetables y con muchas ganas de ayudar. Es una tarea desafiante, pero se están abriendo puertas y ventanas.

    Estamos gestionando recursos en Ecuador, EE.UU., Canadá Inglaterra, con gente que conoce y quiere el Ecuador. La capacidad de las mujeres de hacer muchas cosas al mismo tiempo ayuda”.

    Ana María Molina es ejecutiva con trayectoria en multinacionales y firmas ecuatorianas ahora tiene un reto con enfoque solidario.
    Ana María Molina es ejecutiva con trayectoria en multinacionales y firmas ecuatorianas ahora tiene un reto con enfoque solidario. Foto: Cortesía
  • Nathalie Molina apoya a la mujer que hace empresa en EE.UU.

    Carolina Enriquez

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    El otoño de 2016 fue especial para Nathalie Molina Niño, una empresaria de raíces ecuatorianas, que nació en Los Ángeles (EE.UU.). Su trayectoria como ejecutiva tecnológica, ingeniera y activista pro derechos de la mujer se plasmó en un gran proyecto, que se lanzó en la Casa Blanca, en Washington.

    Ese octubre lanzó Brava Investments, una compañía que invierte en empresas lideradas por hombres o mujeres cuyo objetivo sea impulsar bienes, servicios o iniciativas para el desarrollo femenino.

    Su modelo, como lo describe Nathalie, se sustenta en el aplicado por Warren Buffet. Este consistía en colocar capital en empresas con potencial para que el dinero crezca, se obtengan rendimientos y se mantenga la inversión.

    La idea de la empresaria surgió cuando se dio cuenta de que las mujeres, especialmente latinas y afroamericanas, necesitaban de financiamiento para impulsar sus diferentes emprendimientos.

    Para llegar a este punto, esta mujer recorrió un largo camino que inició con la emigración de sus padres a los EE.UU. Él, ecuatoriano, y ella, colombiana, trabajaron duro para que Nathalie se educara. El resultado fue exitoso.

    A los 16 años, mucho antes que otros jóvenes de su edad, postuló para ingresar en la universidad y la aceptaron. Su primer paso fue por Notre Damme, en Indiana, donde se graduó de ingeniera ambiental; luego arrancó una maestría en cartografía en Boulder, en Colorado, que no terminó. La vida le tenía preparado otro destino.

    Todos los años esta empresaria viajaba en la temporada de Navidad y fin de año a Cuenca, la ciudad de sus amores y en la que vive su familia paterna. En diciembre de 1996, sin embargo, fue a Bogotá y tuvo un accidente en moto que cambió toda su vida para siempre.

    Regresó a EE.UU. donde tuvo que vender su moto y comprar un jeep. Como el dinero que recibió no le alcanzó para pagar por su auto le propuso al dueño del pequeño patio de vehículos desarrollarle una página web completa.

    El resultado fue tan bueno que él la recomendó a un amigo y, a su vez, otras empresas conocieron del trabajo. Al terminar 1997 su primera empresa, Web Meridians, tenía 20 empleados y desarrollaba web para firmas en EE.UU. como Weather Channel.

    Fue el primer paso en su estrategia empresarial que se centra en el concepto de “globalización de la tecnología”. Tras ello desarrolló otras empresas que dieron diferentes servicios tecnológicos a compañías como Microsoft, Mattel, Disney, Nintendo, etc.

    Jovanaka Ciares, productora, conferencista, autora de libros sobre bienestar en EE.UU. y mejor amiga de Nathalie, asegura que todo esto lo ha logrado gracias a que es una “súper connector”, es decir, una mujer capaz de lograr alianzas entre personas y empresas.

    Sin embargo, su otra fortaleza es “su capacidad de impactar positivamente en el futuro de las mujeres y mejorar su calidad de vida”.

    Desde muy joven Nathalie defendió los derechos de las mujeres y su capacidad para decidir su vida, su salud reproductiva y más. Por ejemplo, supo que no quería casarse ni ser madre, que el uso de anticonceptivos es básico para que las mujeres mejoren sus condiciones, se eduquen, trabajen, emprendan sus negocios, etc.

    En el 2011 dejó una de sus empresas, en las que usualmente trabajaba un tiempo para luego venderlas, cerrarlas por partes o dejarlas totalmente operativas y salir, porque su salud se deterioró. Decidió tomar el segundo año sabático de su vida -el primero lo hizo en Cuenca- pero, como es una trabajadora a tiempo completo, regresó a la universidad.

    Cuando era joven quiso ser actriz pero su familia no le permitió. Así que ya adulta cumplió su sueño e ingresó a Columbia para estudiar teatro, como escritora.

    Todas sus obras se centraban en temas de mujer y poder, lo que le llevó a relacionarse con otras mujeres en la Universidad vinculadas a aquello. El trabajo conjunto les permitió la creación de un centro para mujeres emprendedoras.

    La cubana americana Nely Galán, ex presidenta de Telemundo y escritora del libro Self Made (Hecha a mí mismo) sobre mujeres empresarias, destaca el accionar de Nathalie para el empoderamiento y emprendedurismo de las mujeres. Mientras que la ecuatoriana Nina Vaca, CEO de Pinnacle Group, considera clave el trabajo que hace para impulsar a mujeres en el campo de la tecnología.

    Con esta última empresaria, además, reunió USD 100 000 para ayudar tras el terremoto en Ecuador, de abril del año pasado.

    Precisamente, fue con mujeres empresarias que participó en el lanzamiento de Brava Investments. “Sus esfuerzos ayudan a las mujeres talentosas. Nathalie sirve como ejemplo y modelo para las latinas”, dice Vaca.

    Invertir en firmas con potencial es clave

    A Brava Investmets la describen en EE.UU. como el Berkshire Hathaway para mujeres, es decir, una firma que compra acciones de otras con alto potencial de éxito.

    Sin embargo, la particularidad de la inversora es que se centra en negocios dedicados a potenciar a la mujer. Actualmente, ha colocado capital en dos compañías consideradas clave.
    La primera es una firma vinculada a la salud reproductiva femenina y la segunda sobre software para evitar que mujeres, latinas y afroamericanas, principalmente, salgan de las empresas. La idea es que rompan el denominado techo de cristal y ocupen más cargos de tipo ejecutivo.

    “Yo no me enfoco en si la dueña es o no mujer, sino que las potencie. La empresa debe tener un impacto grande a escala mundial, que se pueda medir de forma clara y estructurada. No es caridad, tienen que ser empresas que les vaya bien, tengan ingresos, tengan impacto, cosas que se pueda medir”, explica la empresaria.

    Ella quiere crecer con la empresa. La intención es llegar a manejar un billón de dólares y luego llevarla al mercado público Nasdaq, en Nueva York.

    “Si va al Nasdaq cualquier persona puede acceder a la compañía. No vendemos armas, no dañamos el ambiente. Es una empresa que democratiza el acceso a la inversión, ayuda a la mujer y tiene acceso quien sea”, explica.

    Fuera de Brava Investments, Nathalie Molina hace muy poco. Incluso, hay semanas que trabaja siete días. Para impulsar la empresa vive en Nueva York en un departamento, con su perro. Disfruta de la libertad que tiene.

    Durante el lanzamiento de Brava Investments. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Durante el lanzamiento de Brava Investments. Foto: Julio Estrella / LÍDERES