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  • Emprendedores muestran en Argentina ideas para mejorar la vida de los pobres

    Agencia EFE

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    Emprendedores de Estados Unidos y de varios países de América Latina se reúnen el miércoles 16 de noviembre del 2016 en Buenos Aires para compartir sus experiencias y aquello que los motivó para poner en marcha proyectos con los que han logrado mejorar la vida de personas con discapacidad, bebés y madres con bajos recursos.

    A lo largo del día, once «innovadores» de México, Brasil, Uruguay, Argentina, Colombia y Estados Unidos se subieron al escenario del auditorio de la Usina del Arte porteña en el marco del foro «Idear Soluciones», impulsado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
    Frente a las 200 personas allí presentes, contaron cómo aprovecharon la tecnología para crear nuevas aplicaciones y productos o mejorar los que ya existían para avanzar en materia de salud, higiene o alimentación.

    Uno de ellos fue el joven argentino de 21 años Gino Tubaro, quien fundó una empresa que mediante impresoras 3D, diseña y crea prótesis para animales, personas adultas y, sobre todo, niños que perdieron una mano y no pueden pagar los cerca de 1.500 dólares que cuesta la pieza ortopédica convencional.

    El objetivo «no es solo cambiarles el día a día» sino «transformar chicos con discapacidad en superhéroes» y demostrar que «con pocos instrumentos, podemos ayudar a la gente».
    Después de Tubaro, los profesores estadounidenses Dilys Walker y Thomas Burke mostraron los productos que idearon para prevenir la muerte materna durante el parto en localidades pobres y apartadas de las ciudades.

    Walker es directora ejecutiva de la organización sin ánimo de lucro PRONTO International y desde allí se dedica a entrenar mediante a equipos médicos que asisten en partos en centros de recursos limitados.

    Según denunció, de las 800 mujeres que mueren diariamente en el mundo por causas relacionadas con el embarazo y el parto, la mitad lo hace alrededor del momento de dar a luz, motivo por el cual decidió inventar unos pantalones quirúrgicos para formar a parteras y obstetras de forma más rápida y sencilla.

    Acompañado de una bolsa de sangre falsa y una muñeca de plástico, los llamados «porto-pants» son «un centro de simulación barato» que sirve para enseñar a médicos y enfermeras y que, como resultado, estos se mantengan «empoderados» y den lo mejor de sí.

    Mientras, Burke, habló de su «balón salvavidas», un preservativo que va unido por un tubo a una jeringa que lo llena de agua mientras permanece instalado en el útero de una mujer que enfrenta una hemorragia severa cuando intenta dar a luz.

    Si el sangrado no está muy avanzado y la mujer no ha entrado en «shock», las posibilidades que tiene de sobrevivir usando este producto son del 99 %.

    El producto, que ya probaron 183 mujeres -todas con éxito-, está valorado en unos 2,50 dólares frente a los 400 que cuesta un balón uterino normal, el cual no pueden permitirse quienes «realmente lo necesitan», contó.

    Por su parte, la brasileña Isabel Hoffman habló de TellSpec, la compañía que ella misma fundó y lidera y con la que busca ofrecer seguridad alimentaria a los consumidores en un mundo en el que, según criticó, se adultera la comida constantemente con ingredientes que son dañinos o incluso están prohibidos por organismos internacionales.

    Con TellSpec, decidió crear un pequeño escáner portátil que cabe en la palma de la mano y que tras posarlo sobre un alimento envía al teléfono móvil datos con los que, a través de la nube, se puede conocer si contiene elementos tóxicos, así como su origen, su autenticidad, su información nutricional, su frescura y su calidad.

    A su juicio, la única forma de parar estos «fraudes» alimentarios es mediante la presión de los consumidores, que deben exigir transparencia.

    El ministro de Hacienda y Finanzas de Argentina, Alfonso Prat-Gay, también participó este miércoles en el foro, donde aseguró que los proyectos emprendedores basados en las nuevas tecnologías son la «savia» de la economía «porque ponen en marcha muchas cosas» que «van a definir el futuro de mucha gente durante los próximos diez y veinte años».

    Por la tarde, en la misma Usina porteña, 14 «startups» (empresas emergentes) de la región, seleccionadas entre unas 100 de 17 países, presentarán sus ideas al público y a un jurado que les otorgará distintos premios.

    El ministro de Economía de Argentina, Alfonso Prat Gay, y el gerente de Relaciones Externas del BID, Marcelo Cabrol (i), participan hoy, miércoles 16 de noviembre de 2016, en el foro Idear Soluciones en Buenos Aires (Argentina). Foto: EFE
    El ministro de Economía de Argentina, Alfonso Prat Gay, y el gerente de Relaciones Externas del BID, Marcelo Cabrol (i), participan hoy, miércoles 16 de noviembre de 2016, en el foro Idear Soluciones en Buenos Aires (Argentina). Foto: EFE
  • Pedro Cueva: Sus diseños se muestran en las pasarelas internacionales

    ivanna zauzich

    Este cuencano es un diseñador de modas de 26 años. En marzo obtuvo el reconocimiento Designer Choice Award en Miami (EE.UU.)

    A los 15 años, Pedro Cueva no se sentía satisfecho con la ropa que tenía en su armario. Por ese motivo, pidió a su madre la máquina de coser Singer que estaba abandonada en un cuarto de su casa. Así empezó a añadir mangas, cuellos y retazos a las camisas, pantalones y chaquetas para que quedaran a su gusto.

    También cosía botones de diferentes colores y tamaños en sus prendas. De ese experimento le surgió a este cuencano el gusto por la moda.

    En marzo pasado, participó en el Miami Fashion Week en EE.UU. y obtuvo el reconocimiento Designer Choice Award, otorgado por los diseñadores que participaron en ese evento. Entre ellos, Rosario Vargas, de Bolivia; Fernanda Melo, de México; la colombiana Liliana Montoya.

    El reconocimiento lo recibió por exhibir diseños innovadores y una propuesta diferente en ropa masculina. El fuerte de este cuencano es el diseño de ropa masculina, aunque también crea prendas femeninas. Este joven, de 26 años, comercializa sus diseños con la marca Peter Cave y, en enero pasado, abrió un estudio en el norte de la capital azuaya.

    En su escritorio reposan seis cómics de Wolverine, de Marvel. Asimismo, en una repisa cercana tiene las películas y muñecos de colección de Dragon Ball. “Esa afición, dice Cueva, no es rezago de la infancia, sino fuente de inspiración para crear diseños fuera de lo común”.

    El empresario italiano Francesco Cianchi apoya la tesis del diseñador azuayo. De hecho, cuando lo conoció en el Miami Fashion Week, identificó que las prendas Peter Cave son “frescas” y su propuesta es diferente a lo que conocía. Por esa razón, Cianchi le ofreció abrir un local en Miami para comercializar la ropa. Aún están en negociaciones, pero esa idea anima a ambos.

    La fama y los negocios no desvelan a este amante de la moda, que deja ver su incomodidad cuando habla sobre sí mismo. Esa sencillez la destaca Ruth Galindo, quien fuera su profesora en la carrera de Diseño Textil y de Modas en la Universidad del Azuay. También resalta la curiosidad de Cueva, quien en las aulas preguntaba “todo” hasta entender.

    Para Galindo, el éxito de su ex alumno no es casualidad, porque desde la academia demostró su capacidad y dedicación. Además, aunque no parezca importante -dice la profesora- “era de los pocos alumnos que jamás faltó a una clase”.

    La presidenta del Latin Fashion, Cecilia Niemes, destaca la actitud positiva de este amante de la música con fusiones electrónicas: “Lo que se propone lo logra”.

    Esa frase tiene sentido, cuando Cueva se graduó de la universidad empezó a diseñar ropa a domicilio. Visitaba a sus clientes, obtenía las tallas y las sugerencias, y una semana después regresaba con la prenda terminada. Sin embargo, no se sentía completo, porque quería un estudio para atender la demanda que crecía en el mercado de la capital azuaya.

    A inicios de este año invirtió unos USD 11 000 de sus ahorros para montar su local con la marca Peter Cave. En un espacio de 70 m² exhibe cerca de 120 prendas, en las cuales predominan los colores azul, rojo, negro, gris, café…

    Según Niemes, lo que más le gusta del los diseños del hijo menor de la familia Cueva Abad es la combinación de “colores vivos” y la mezcla de texturas en una misma prenda.

    La amabilidad y buen humor son las cualidades que destacan quienes conocen a Cueva. Por ejemplo, Gabriela Maldonado, propietaria del negocio Wedding & Event Planner y que ha trabajado con él, destaca su predisposición y buen trato a los demás.

    En marzo, días antes del desfile en Miami, participó en el Salinas Fashion Week (Ecuador) y su propuesta fue aplaudida, señala el asesor de moda, Ricardo Andrade. “Esos diseños podrían estar en Milán (Italia) o París (Francia)”.

    ‘Cuevita’, como le dicen sus amigos más cercanos, está convencido de que el 2012 ha sido un año de logros. En agosto próximo, tiene previsto participar en el Ecuador Fashion Week, uno de los eventos más conocidos en este ámbito. Para ser uno de los nuevos referentes de la moda, pasa unas 12 horas en su estudio preparando la nueva colección. Espera tener la misma acogida que tuvo en Miami.

    En su propuesta

    La moda urbana. Su enfoque es crear prendas que puedan usarse durante todo el día y en la noche, para atender las citas cotidianas y eventos sociales.
    El precio. Los  abrigos y chaquetas bordean los USD 200.  Los ternos  muy elaborados  cuestan  600.

  • Ellos muestran cómo cocinar a lo asiático

    Redacción Quito

    Christian Celi y Andrea Clavijo querían revelar el mito de la preparación de la comida oriental.

    Con esa idea surgió Asian Fusion, un restaurante que ofrece gastronomía oriental y que cuenta con la cocina descubierta para que los comensales puedan observar su preparación.

    Cuando el visitante ingresa al restaurante, que está ubicado en el norte de Quito, puede apreciar cómo los chefs Attong Penchaenng (de origen tailandés) y Alejandro Rosado cortan la carne, pican los vegetales y decoran el plato que el cliente está a punto de servirse.

    Esta idea surgió en el 2010, cuando Celi y Clavijo estudiaban Marketing en la Universidad Alfredo Pérez Guerrero.

    Las ganas de emprender hicieron que barajaran posibilidades. El negocio de un restaurante cobró fuerza debido a que Celi trabajó en cadenas de restaurantes y tenía conocimiento del mercado.

    En junio del año pasado, el proyecto se concretó. Para ello invirtieron cerca de USD 45 000, que se destinarían a la compra de equipos de cocina, alquiler del local comercial y la decoración del lugar.

    Los socios estuvieron de acuerdo con que el menú de la comida sea asiática y fusión. Ahora, su carta cuenta con 60 platos. Celi define a la comida fusión como un nuevo enfoque gastronómico basado en la mezcla de lo mejor de las diferentes culturas culinarias.

    Al unir sabores mediterráneos y asiáticos con las técnicas gastronómicas orientales y los ingredientes de otras latitudes del planeta surge la cocina que se denomina fusión.

    El restaurante comenzó sus operaciones en octubre del año pasado. En principio, los amigos de los socios fueron quienes acudían con frecuencia a degustar de los platos gourmet.

    El boca a boca y las recomendaciones hicieron que poco a poco el número de visitantes se incrementara. Además, la campaña en redes sociales atrajo más clientes.

    Actualmente tienen una visita diaria de 15 a 20 personas; el número se incrementa durante los fines de semana. Su facturación mensual es de unos USD 15 000.

    Además, este año se incorporó a la empresa Diana Moreno, una nueva socia, que aporta nuevas ideas y con quien buscan expandir su restaurante.

    La empresa Datu Gourmet es su proveedora. Cada semana entrega los mariscos para la preparación de los platos.

    Entre los productos más requeridos están el kamikama (alimento procesado elaborado a partir de surimi o carne de pescado para preparar sushi). Salmón, anguila y pulpo son parte de la carta.

    Cuando llegan los productos, los chefs se encargan de hacer porciones de cada uno de los ingredientes para tenerlos listos para el momento de la preparación.

    Apenas el cliente realiza su pedido los chefs comienzan a cocinar los platos. Cada uno prepara por separado la parte caliente y la fría de la receta. Las dos partes se juntan y dan vida al plato fusión.

    Santiago Puebla se declara un fanático del sushi y le gusta experimentar nuevos sabores. Este ingeniero comercial comenta que desde hace un año acude a Asian Fusion y destaca los sabores de la comida. El valor agregado, señala, es ver cómo se preparan los platos, porque “le da confianza al visitante”.

    Puebla gasta alrededor de USD 30 cada vez que visita el restaurante. La decoración oriental, el vino y el buen ambiente hacen que vuelva con frecuencia.

    Andrés Soasti visita cada semana Asian Fusion. Él es asesor comercial de Fiat. Soasti declara que lo que más le gusta del restaurante es la cocina abierta, porque le gusta ver cómo preparan sus platos. “A mí me fascina la gastronomía, puedo ver cómo se preparan los platos, los chefs me cuentan de la preparación e incluso puedo sugerir ingredientes adicionales”.

    En esto coincide Marco Cuesta, quien acude a Asian Fusion desde hace seis meses y destaca la frescura de los ingredientes. Su plato favorito también es el sushi.