Etiqueta: naturales

  • Cosmética proambiente, con insumos naturales

    Redacción Quito, (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Lograr que en el país la cosmética natural se desarrollara de manera profesional fue el objetivo que impulsó a Adriana Orellana a fundar la firma Ali Botanics.

    La idea nació en el 2015, cuando ella estudiaba su maestría de Marketing Digital en Escocia. En ese momento, el Reino Unido vivía un ‘boom’ de los cosméticos producidos con insumos naturales, lo que despertó su interés y le impulsó a formarse en el tema.

    “Comencé a hacer unos cursos y vi la importancia de evitar químicos y conservantes en los productos. Además, el planeta necesita de nuestra parte para mantenerse”, dice. Retornó a Ecuador y empezó a fabricar para su uso.

    Pero como siempre le atrajo el tema del cuidado personal, decidió abrir un negocio en esa área. Quería que su oferta tuviera valor agregado y altísima calidad, que fuera un proceso industrial y que hubiera la suficiente inversión en marketing para impulsar la marca.

    En julio del 2019, con una inversión inicial de USD 30 000, Ali Botanics comenzó a operar. La firma cuenta desde abril del 2020 con Diego Vaca, quien se incorporó como socio.

    Los principales productos de Ali Botanics son bálsamos corporales y faciales, sales, aceite para el cuerpo, antifaces de seda, almohadas terapéuticas con semillas de lino, entre otros.

    Los insumos, envases, etiquetas y más para el proceso industrial son naturales o a base de elementos que pueden reciclarse; el eje principal es que sean amigables con el ambiente. Así, la empresa utiliza frascos de vidrio, cajas de caña reciclada, productos naturales 100% orgánicos y otros.

    Ali Botanics se inició con tres proveedores y ahora tiene seis. Uno de ellos es José Murray, quien les entrega empaques desde que arrancó la firma. “Hacemos todo lo que son cajas, fundas de papel, adhesivos y papel seda. Destaco que es un negocio nacional y que prioriza el cuidado ambiental”, indica el gerente comercial de la compañía Marca de Etiquetas.

    Los insumos que provee esta empresa se elaboran con cartulina ecológica, a base de residuos de caña de azúcar. Aproximadamente entrega 1 000 cajas al mes.
    Ali Botanics también cuenta con materia prima de propia elaboración, como su lavanda orgánica. En media hectárea, ubicada en el sector de Calacalí, la familia de Adriana siembra esta planta que se utiliza para la fabricación de productos de la firma.

    Estos, precisamente, llegan a escala nacional. La oferta de la marca se vende a través de tres canales: comercio electrónico, ‘showroom’ y puntos de venta (tiendas de productos orgánicos). Cuenta con 15 de estos.

    Corina Guarderas es una de las clientas de Ali Botanics. Ella descubrió la marca a través de Instragram, a inicios de este año. Ha comprado los bálsamos y el aceite y está dispuesta a adquirir los nuevos productos de la empresa.

    Destaca la calidad de los artículos y el servicio al cliente. “Admiro también su mensaje de amor propio, su capacidad de innovación y la pasión con la cual ha cultivado la marca”, dice. También considera clave lo ambiental.

    Precisamente, Adriana explica que sus productos no contienen conservantes. La fabricación se realiza en un “estudio de producción” ubicado en Calacalí, mientras que el ‘showroom’ se encuentra en La Floresta (Quito).

    Este negocio tiene planes para comercializar sus productos en el extranjero, particularmente en países de América Latina. Sus naciones objetivo son Colombia, Perú , Bolivia y Panamá; los socios esperan comenzar a realizar sus exportaciones a mediano plazo.

    Para el año que viene, la firma espera abrir un nuevo local. Además, tiene previsto lanzar ocho nuevos productos hasta febrero.

    Adriana señala que la empresa se caracteriza por siempre estar al tanto de la forma para llegar al consumidor. Busca el contacto directo con sus clientes y humanizar la marca; Instagram ha sido una forma para lograrlo.

    De hecho, el comercio electrónico es su principal canal de venta. Incluso, tras la pandemia, este se potenció con fuerza.

    A través de estos canales, la empresa también comercializa productos de diseño propio, pero que se fabrican en Asia. Se trata de cepillos de bambú, que sirven para la rutina de limpieza del rostro.

    ‘He aprendido a valorar lo hecho en Ecuador’ / Valeria Vaca, asistente comercial

    Empecé a trabajar en la empresa en mayo y lo que destaco de la misma es el buen trato interno y el hecho de que en la producción se busca ser lo más amigable con el medio ambiente posible. Los productos de la firma son 100% naturales. Los envases en los que se empacan los productos son de vidrio. Se trata de ser lo más natural. Soy ingeniera en biotecnología; siempre me ha gustado el tema del cuidado del ambiente. En la planta hay dos trabajadores y en el ‘show room’ y oficina dos más. Entre todos aprendemos mucho. Nos ayudamos y colaboramos y he aprendido sobre la cosmética natural. La verdad es que siempre me ha gustado cuidarme, siempre he tratado de buscar productos que sean libres de químicos, parabenos y más que absorbe nuestra piel y causan problemas a largo plazo. He aprendido a cuidarme de la manera más natural posible. He tomado conciencia de tratar de apoyar al mercado local. En Ecuador tenemos grandes empresas, que cuentan con productos de alta calidad y he aprendido a valorar lo nuestro.

    Una de las trabajadoras de la empresa se encarga de colocar los productos en las cajas ecológica. Los insumos de esta compañía son naturales. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Una de las trabajadoras de la empresa se encarga de colocar los productos en las cajas ecológica. Los insumos de esta compañía son naturales. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Los productos naturales, su mayor diferenciación

    Patricia González. (I)  redaccion@revistalideres.ec

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    En el noroccidente de Pichincha, a dos horas y media de la capital, se localiza Puerto Quito. En ese cantón ecoturístico y agropecuario, Marcelo Cruz y Elsa Zárate adquirieron una finca hace 10 años con la idea de entregarla a sus hijas: Mónica y Evelyn, para que trabajaran la tierra.

    Con estudios de pregrado y posgrado en ingeniería en alimentos y gestión ambiental, las dos hermanas fusionaron sus conocimientos e intereses, con el fin de desarrollar productos alimenticios saludables, con atención en el cuidado del medioambiente.

    La mayor de las hermanas, Evelyn, es intolerante a alimentos como la lactosa y el gluten. Además, evita el consumo de productos con conservantes, saborizantes o ciertos aditivos. Elaborar productos naturales era otro de los objetivos que perseguían.

    Cuando compraron la finca de 20 hectáreas, que tuvo un costo de USD 80 000, allí se cultivaba cacao y algunas frutas exóticas, como el salak (conocida como “fruta serpiente” por su cáscara), y el jackfruit, la fruta más grande del mundo; ambas, de origen asiático.

    “Hicimos análisis de suelos para ver qué tenía. Empezamos a sembrar cacao, macadamia y 40 frutos: maracuyá, ciruelo chino, naranja china, piñas y otras. Por cuatro años estuvimos únicamente trabajando la tierra”, explica Mónica Cruz, directora de Operaciones. En el momento, en el terreno se siembran cerca de 80 variedades de frutos, el 60% introducidos por la familia Cruz.

    Buscando generar valor agregado a las materias primas que se estaban cosechando en la finca, en el 2014 formaron la empresa Agrocity y construyeron una planta en la hacienda que, actualmente, está certificada en Buenas Prácticas de Manufactura (BPM).

    El primer producto que desarrollaron fue la miel de caña. Lo vendían a granel en ferias, hosterías y restaurantes. En el 2017 crearon la marca Yaussa, con la que han logrado entrar a distintos puntos de venta y bajo la que comercializan cerca de 14 productos. “No utilizamos conservantes ni saborizantes”, recalca la cofundadora.

    En la línea de conservas tienen mieles, mermeladas con frutos exóticos y panela granulada. También, elaboran un mix de vegetales con mango, de sabor agridulce.

    Además, comercializan chocolate. Las barras, con pureza de 60% y 70% de cacao, son maquiladas por un proveedor. Los nibs de cacao con panela son fabricados en la planta de Agrocity.

    Flor Empaque es su proveedor de fundas de papel kraft biodegradable, para el empaquetado de los nibs. Al mes vende alrededor de 500 fundas, dependiendo de la demanda del producto. Aunque, con la pandemia los pedidos del insumo disminuyeron, comenta Esmeralda Morillo, asistente de ventas de la firma proveedora.

    Los nibs de cacao con panela son uno de los productos representativos de la marca. Son elaborados con productos de la finca familiar, en Pichincha. Fotos: cortesía Agrocity
    Los nibs de cacao con panela son uno de los productos representativos de la marca. Son elaborados con productos de la finca familiar, en Pichincha. Fotos: cortesía Agrocity

    En bebidas, producen infusiones de frutas con hierbas, como frutilla con albahaca o pepino con limón y menta. Además, tienen una cerveza con chocolate, que les maquila desde hace un año Kimo’s Sánchez, fabricante de cervezas artesanales.

    Con esta firma han generado una alianza comercial. El cacao que produce Agrocity es materia prima en la elaboración de una de sus versiones de cerveza: la Cacao Mivs Staout, que se vende en zonas turísticas de Quito, en Mindo (Pihincha) y en Baños (Tungurahua), indica Kimo Sánchez, propietario de la empresa. “Esta cerveza va dirigida al turista extranjero. Es nuestro producto estrella”, comenta.

    Agrocity tiene una producción promedio anual de 32 900 unidades de productos. Sus mermeladas y mix de vegetales se encuentran en la cadena El Español, a escala nacional. En las farmacias de la cadena Fybeca, en Quito, están sus infusiones.

    Además, se pueden hallar sus diferentes líneas en 18 cafeterías o tiendas orgánicas en las ciudades de Quito, Guayaquil, Santo Domingo, Cuenca y Huaquillas.

    Javier Cruz, propietario de una empresa automotriz, ha adquirido los productos de Yaussa para consumo personal y para entregar a sus clientes, especialmente en Navidad. “Son 100% naturales”, destaca el cliente. Con la pandemia, el emprendimiento ha dado mayor fuerza a las ventas en línea, con entrega a domicilio.

    Desde hace dos años, la finca comenzó a incursionar en el agroturismo con visitas guiadas por las áreas de cultivo y la zona cacaotera. Por la emergencia, los recorridos se paralizaron, pero fueron retomados hace un mes, con protocolos de bioseguridad. El costo es de USD 8 por adulto y USD 5 por niños.

    La finca está en proceso de certificarse como orgánica con Agrocalidad. En el mediano plazo prevén exportar, pero primero renovarán la imagen de sus empaques. Han enviado muestras de productos a Nueva York y Japón.

    ‘Trabajar en el campo es mi gran pasión’

    Gabriel Ganchozo / administrador de la finca

    Tengo 35 años y provengo de la Costa, pero radico desde hace varios años en Pichincha. La mayor parte de mi vida me he dedicado al campo; es mi pasión, es lo más maravilloso. Anteriormente, me dedicaba también al cultivo de cacao en una propiedad familiar, en Quinindé, Esmeraldas. Luego nos radicamos en Los Bancos (Pichincha) y conocimos a los propietarios de la finca de Yaussa. Hace más de nueve años trabajo en el lugar. Me encargo de la administración en el área de los cultivos. Yo superviso el trabajo en el campo, que haya un buen manejo de los cultivos y los frutales. Trabajamos de lunes a viernes, de 07:30 a 16:00. Los sábados hago monitoreo. A las personas que nos dedicamos al cultivo nos apasiona ver cómo crece una planta, que es un ser vivo y es lo que nos permite respirar aire puro. Somos 100% orgánicos. Si utilizamos fertilizantes, pero sin químicos.

    Mónica y Evelyn Cruz, cofundadoras de Agrocity, empresa que elabora productos alimenticios sin conservantes, bajo la marca Yaussa. Foto: cortesía
    Mónica y Evelyn Cruz, cofundadoras de Agrocity, empresa que elabora productos alimenticios sin conservantes, bajo la marca Yaussa. Foto: cortesía
  • Cuidado personal con productos naturales

    María Victoria Espinosa (I) Redacción Santo Domingo

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    Amankeno es una marca de productos cosméticos naturales. Nació en el 2017, cuando Cristina Castro y su madre Margot Montero decidieron investigar sobre cómo elaborar productos para el cabello con ingredientes naturales, como plantas.

    Castro recuerda que una de sus motivaciones era evitar el uso de químicos en los productos que van directamente en la piel, como jabones, cremas y champú.

    Margot empezó a estudiar la herbolaria tradicional y a fundamentar sus investigaciones con evidencias científicas. Luego empezaron a elaborar las fórmulas y a probarlas en ellas. Cuando los productos habían logrado limpiar e hidratar su cabello, empezaron a probarlo con amigas y familiares.

    En noviembre del 2018, las emprendedoras formalizaron el negocio, al que llamaron Amankeno. Esa es una palabra en tsa’fiki, el lenguaje ancestral de los tsáchilas, que traducida al español significa abrazar. “Se llama así porque abrazamos lo natural, elaboramos productos 100% orgánicos, con plantas medicinales y de origen nacional, libres de crueldad
    animal, amigable con el medioambiente…”.

    La marca se inició con una línea de champú de cúrcuma, romero y cacao. Luego, ellas crearon jabones como el de carbón activado y glicerina vegetal.

    Las emprendedoras han recorrido las ferias locales y nacionales para exhibir los productos.
    Los artículos se comercializan a través de las redes sociales y en locales de productos orgánicos de Santo Domingo y Quito.

    Castro señala que a partir de la pandemia por el covid-19, las ventas han aumentado. En el 2019, se vendían hasta USD 180 mensuales. El 2020, subieron a USD 450.

    Cintia Ramón es una de las clientes de Amankeno, desde hace un par de años. Ella afirma que conoció el champú de romero en un taller de la Prefectura, donde Margot se capacitaba. “Al principio, el cabello se pone un poco duro porque está desintoxicándose de los productos tradicionales. Pero luego queda brillante y nutrido”.

    También ofrecen cremas hidratantes como la de caléndula, que sirve para cicatrizar la piel.
    Castro afirma que a finales del 2019 decidieron innovar con un desodorante natural, elaborado con piedra de alumbre y aceite esencial de limón. “Buscábamos una alternativa a los desodorantes convencionales que cubren los poros y por eso evitan la transpiración de la piel”.

    Este año, han lanzado una nueva línea sólida de productos cosméticos. Castro señala que desde hace años se ha apasionado por los productos que cuidan el ambiente. Así que decidió investigar y experimentar con ingredientes para crear la línea sólida de champú, acondicionador, repelente y crema corporal en barra.

    El objetivo de esos productos es reducir el consumo de plástico a la hora del baño.

    El negocio, en breve

    El equipo.  Este negocio familiar lo integran cinco personas, que se encargan de producir y empacar los cosméticos.

    El mercado. La clientela fija es de 70 personas. Los productos también se vende en las tiendas Mi Tiendita Saludable , Orgánica, Suyana y Kutimuna. Los precios varían de USD 3 a 14.

    La oferta. El nuevo producto de Amankeno es un champú en barra, que no causa afectaciones al medioambiente y tampoco utiliza envases plásticos.

    USD 2 200 fue la inversión inicial de Amankeno, en productos y el registro sanitario

    Cristina Castro y Margot Montero son las propietarias del negocio de cosméticos naturales Amankeno, que está ubicado en Santo Domingo. Foto: Cortesía Amankeno para LÍDERES
    Cristina Castro y Margot Montero son las propietarias del negocio de cosméticos naturales Amankeno, que está ubicado en Santo Domingo. Foto: Cortesía Amankeno para LÍDERES
  • Jugos naturales para un estilo de vida saludable

    Priscilla Alvarado

    Redacción Guayaquil. (I)

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    La oportunidad de explotar un mercado que aún no estaba maduro en la provincia de Los Ríos fue lo que motivó a Jenniffer Chora a emprender su negocio de bebidas vegetales hace unos cinco años.

    Oway Ecuador salió al mercado en diciembre del 2014 con una inversión inicial de USD 8 000 y bajo el concepto de una marca paraguas. Esto quiere decir, que sería una firma que aglutinaría diferentes subsegmentos o productos, con el fin de aprovechar un activo principal de la empresa: el nombre principal.

    El deseo por crear una línea alimenticia que mejorara la calidad de vida de las personas nació en las aulas de la carrera de Emprendedores de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.

    Oway comenzó con un catálogo que ofrecía paquetes de jugos orgánicos naturales a base de frutas y verduras prensados en frío. Estos productos se enfocaron en estimular la eliminación de toxinas y formar parte de la dieta de las personas con un aporte de vitaminas y nutrientes.

    La pequeña empresa apuntó a reforzar la tendencia ‘to go’ (para llevar). Esta forma de comercializar es la más utilizada por las cadenas o locales de comida rápida. Sin embargo, en el estudio de mercado que hizo Oway antes de salir se observó que el consumidor demanda alternativas saludables para poder tomar alimentos frescos y naturales, con la misma rapidez y facilidad que el resto.

    Por esta razón, partió con la idea de facilitar que cualquier persona tenga la posibilidad de consumir sus productos, “esté donde esté”.

    En la actualidad, la marca cuenta con una variedad de estos jugos; así como también leches vegetales saborizadas. Desde hace un año lanzó los panes de banano bajo el nombre de Bananoway y recientemente los Owaypots, que son postres para llevar.

    El negocio domiciliado en Babahoyo desarrolló, desde febrero, la línea Oway Food. Este segmento consiste en dar asesoría nutricional y dietas saludables a domicilio con planes de 10 a 20 días.

    Según Chora, el valor agregado del negocio radica en el talento humano que lo conforma. El equipo de trabajo está conformado por un ingeniero industrial que se encarga de velar por la calidad de los jugos y alimentos, y una nutricionista que valora las porciones y contenido de los productos. Además, la CEO y dueña es Health Coach, hace poco más de un año.

    Esto, destaca, es el punto dinamizador para que el negocio gane más clientes y se coloque en la ‘retina’ de los consumidores.

    María García es productora de piña, naranja y toronja en Babahoyo. La mujer cuenta que trabaja con Oway desde sus inicios. “La ventaja de trabajar con gente joven es que son personas comprometidas y muy cumplidas”.

    Oway creció significativamente dentro del mercado durante los últimos años. Actualmente, sus productos están en gimnasios y tiendas saludables en la provincia de Los Ríos y en Guayaquil. La distribución también tiene alcance en Cuenca, Machala y Quito.

    La microempresa trabaja con 12 personas que colaboran en la producción, distribución y administración del negocio.

    Farih Rodríguez conoció de la marca por recomendación de una amiga. Tiene cinco años consumiendo las bebidas de vegetales, sobre todo, los paquetes de desintoxicación. “La calidad es muy buena. Me gusta como se ha pensado en cada detalle. Es una salida de escape saludable con productos frescos, de buen sabor y a buen precio”.

    Los costos de las bebidas, productos y planes de alimentación de Oway van desde USD 3 hasta 90. Pamela Falconí, de la tienda Natura Land en Babahoyo, señala que el fortalecimiento de hábitos de consumo de estos productos en el cantón se ha afianzado con la presencia de esta marca. “Es una alternativa bien pensada, que no está dirigida a un solo grupo de edad sino a todas las personas”.

    El negocio, que factura unos USD 5 250 al mes, espera expandirse a escala nacional e internacionalizarse. Ya piensa en EE.UU.

    Jenniffer Chora se encarga de supervisar el equipo de trabajo de su emprendimiento Oway Ecuador. Sus jugos se distribuyen en cinco ciudades.
    Jenniffer Chora se encarga de supervisar el equipo de trabajo de su emprendimiento Oway Ecuador. Sus jugos se distribuyen en cinco ciudades. Foto: Cortesía
  • Ellos cuidan de la higiene con insumos naturales

    Redacción Quito

    Productos para el cuidado personal y del hogar que no dañan el medioambiente forman parte de la oferta de Intiaromë. Para la compañía, el uso de insumos naturales es un eje fundamental.

    Sebastián Troya, gerente de la firma, comenta que su bagaje en la industria del cuidado personal influyó en la creación de la empresa. “Trabajo en este sector hace más de nueve años. Yo manejaba una de las marcas más importante en el mercado ecuatoriano; la desarrollé y luego la vendí. Gané el conocimiento y la experiencia para continuar con este negocio”.

    El empresario sabe que la gente está cada vez más consciente del tema ambiental y el impacto de los productos que se utilizan a diario. Él mismo estuvo en la búsqueda de artículos de cuidado personal hechos con insumos naturales.

    Comenzó a investigar y logró desarrollar el primer producto de la marca, es decir un desodorante libre de aluminio. En países como EE.UU., estos productos existen y su oferta es amplia.

    Fue así como surgió la compañía, que puso en marcha junto a su esposa Claudia Tobar. Su suegro, el ingeniero químico José Tobar, es quien se encargó de la investigación y desarrollo.
    Un total de USD 100 000 iniciales se usaron para comprar maquinaria, material para embalaje, registro de marca, entre otros. La planta de producción se encuentra en el Complejo Industrial de Itulcachi, en el oriente de Quito, cerca de la Panamericana Norte.

    La idea de esta empresa no solo es fabricar productos de buena calidad, sino que tenga un enfoque hacia el cuidado del cuerpo, mente y medioambiente. La compañía surgió en junio del 2018 y comenzó a comercializar sus productos desde este año.

    La marca comercial es Lulë, que significa flor en idioma albanés. En su línea de desodorantes, la empresa ofrece dos con aroma, que son unisex; otro para público masculino y otro sin fragancia; se pueden usar desde los 8 años, pues tienen una fórmula suave. Esta oferta se comercializa en 94 puntos de venta del país, uno de ellos Collage Cosmetics.

    “Destacamos la forma de hacer sus productos. Su presentación, además, es muy vistosa. La fórmula no tiene componentes controversiales. Responde a nuestro requerimiento, es decir tener una cosmética más consciente. Hay buenos comentarios de los consumidores”, explica Alejandro Jaramillo, gerente de marca de la boutique de cuidado personal.

    El último mes, en sus puntos de venta de Quito y Guayaquil, ha vendido unas 100 unidades.
    Intiaromë cuenta con una línea de hogar: aromatizantes para casa bidifusores y para auto.

    La presentación de estos productos es particular, pues los primeros vienen en un frasco que contiene el producto en dos densidades y, junto a este, unas pajillas para insertar y permitir que se consuma el aroma; los segundos se comercializan en una circunferencia de vidrio y madera que debe estar colgada para que el olor se disemine en el vehículo.

    En esta línea, Intiaromë cuenta con tres fragancias. “Son iniciales, queremos expandirlas a más. En el caso del aromatizante automotriz se puede controlar el olor de la fragancia y es posible usar el producto en clósets o casilleros”. Se venden en 73 puntos.

    Uno de estos últimos es Corporación Favorita. Esta explica que comenzó a vender la marca el 22 de marzo de este año; actualmente, se comercializan las dos líneas de productos. Destaca la idea de Intiaromë de aportar al cuidado del medioambiente y, al mismo tiempo, cuidar al ser humano.

    Troya explica que su oferta ha tenido una amplia acogida en el mercado debido al uso de ingredientes naturales entre los que están verbena, aceite de coco, té verde, ‘shea butter’, romero, esencias francesas, entre otros.

    Troya explica que entre sus proveedores se encuentran empresas ecuatorianas. Además, asegura que sus envases de desodorantes, cilíndricos y de polipropileno, sirven para reciclarse al 100%; un objetivo de la firma es poder dar al público la posibilidad de rellenar.

    Entre las metas que tiene la empresa a futuro está desarrollar más productos y exportar. También tiene un contrato para maquilar jabón líquido; eso sí, siempre bajo los estándares ambientales que maneja la compañía.

    Una empleada de la fábrica se encarga del proceso de etiquetado de los desodorantes de la firma. Estos productos tienen cuatro tipos de aromas. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES
    Una empleada de la fábrica se encarga del proceso de etiquetado de los desodorantes de la firma. Estos productos tienen cuatro tipos de aromas. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES
  • La factura de los desastres naturales es más costosa

    Redacción Líderes

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    Todavía queda por establecer el costo definitivo de los daños ocasionados por el huracán Irma a su paso por el Caribe y la Florida. Este evento, hasta el jueves, dejaba 44 y 33 muertos, respectivamente. Una cifra de Moody’s Analytics señala que los huracanes Irma y Harvey, en conjunto, pudieron causar daños económicos que fluctúan entre USD 150 000 y 200 000 millones.

    Estos costos serían comparables con los generados por el huracán Katrina, en Nueva Orleans, el 2005. Como cifra inicial, la firma calculó que Irma, que azotó Florida como huracán categoría 4, variaría de USD 64 000 a 92 000 millones. Mientras que los daños causados por el huracán Harvey, que asoló parte de Texas, serían de USD 108 000 millones, señala la firma especializada.

    Las pérdidas económicas estimadas por desastres naturales en el 2015 fue de USD 70 300 millones. Ecuador no está lejos de esa realidad, el terremoto que afectó la costa norte del país, el 2016, dejó 663 personas fallecidas, 12 desaparecidas, 4 859 personas atendidas en las primeras 72 horas de la emergencia y unos 80 000 mil afectados (desplazados). En términos económicos el costo alcanzó de USD 2 253 millones.

    Llaman la atención estos valores generados por estos eventos naturales y su impacto en la economía de los países, las regiones e, incluso, los continentes. Sin embargo, Irma y Harvey son solo las expresiones más actuales, totalmente negativas para las comunidades, de eventos como inundaciones, deslizamientos, tsunamis, tifones, huracanes, terremotos y erupciones.

    Economías de poblaciones, comunidades, países y hasta regiones quedan afectadas y con costosos y dolorosos procesos de reconstrucción y recuperación económica.

    Estos escenarios y situaciones se vuelven cada vez más recurrentes y letales. La vinculación de eventos como inundaciones, huracanes, tifones y movimientos de tierra son cada vez más relacionados con el cambio climático, situación que enciende la alerta de los expertos, de organismos mundiales, organismos de la sociedad civil y también de los gobiernos. A esto se añade el crecimiento de las zonas urbanas y, por ende, de la población mundial que aumentará la presión sobre la naturaleza, los entornos geográficos y los recursos naturales.

    El Banco Mundial señala en su estudio ‘Peligros naturales, desastres evitables’ (2010) que ha habido más personas afectadas en las dos últimas décadas que en las anteriores. Los desastres afectan a todas las regiones. Sin embargo, las inundaciones y las tormentas son los más comunes, mientras que las sequías lo son mucho menos (excepto en África).

    También, establece que las muertes están más concentradas: las sequías en África son las más mortales, las tormentas en el este y el sur de Asia se llevan muchas vidas. Las diferencias entre países sugieren que algunos previenen los desastres mejor que otros.

    El cambio climático complica las cosas aún más. Los modelos específicos para predecir la meteorología no permiten proyecciones seguras en el nivel local, pero la intensidad, frecuencia y distribución de los peligros naturales cambiará con el clima.

    El daño anual causado por ciclones tropicales, inducidos por el cambio climático, podría estar entre USD 28 000 millones y 68 000 millones, señala la entidad financiera. Estas estimaciones, sensibles a parámetros y supuestos sobre el futuro, se expresan en términos de “valor esperado” anual.

    Pero no se espera que los daños lleguen siguiendo un flujo continuo. Se espera que el cambio climático sesgue la distribución de los daños de los ciclones tropicales, y es probable que por acción del cambio climático sean más comunes los ciclones inusuales pero violentos. Este informe señala que, en EE.UU., tormentas devastadoras que podrían ocurrir cada 38 a 480 años dado el clima vigente, podrían darse cada 18 a 89 años con el cambio climático futuro.

    En una parte el informe señala que los científicos identificaron distintas catástrofes que un cambio climático podría desencadenar: incrementos drásticos del nivel del mar, alteración de las corrientes oceánicas, trastornos a gran escala del ecosistema y aceleración del cambio climático.

    Las zonas sujetas a los peligros están en Asia Oriental y Meridional, Centroamérica y la parte oeste de Sudamérica. Muchas de ellas están, además, densamente pobladas y más desarrolladas que la media.

    La prevención sigue ausente en la cotidianidad

    Una de las alternativas que se maneja a escala mundial, para reducir las afectaciones a poblaciones y estructuras que causan los eventos naturales sigue siendo la prevención. En especial para y en las poblaciones pobres de comunidades y naciones. Hay una razón principal: los desastres naturales aumentan la pobreza mundial.

    Según una publicación del Banco Mundial “Indestructibles, construyendo la resiliencia de los más pobres frente a los desastres naturales” (2017), la pobreza es un factor de vulnerabilidad frente a los desastres y, asimismo, estos son un factor determinante de la pobreza. Aunque sigue siendo imposible cuantificar el efecto total de los desastres naturales en las cifras de pobreza, se pueden evaluar sus efectos a corto plazo en las pérdidas de ingresos.

    Tras encuestas realizadas a 1,4 millones de hogares que son representativos de unos 1 200 millones de hogares y 4 400 millones de personas de 89 países. El análisis concluye que si todos los desastres se pudiesen evitar el próximo año, habría 26 millones de personas menos en situación de pobreza extrema; es decir, aquellas que viven con menos de USD 1,90 al día.

    La publicación especializada señala que la vulnerabilidad a los riesgos y desastres naturales puede reducirse mediante esfuerzos de desarrollo y reducción de la pobreza que hagan posible que las personas se establezcan en lugares más seguros, que sus medios de vida y sus activos sean menos vulnerables, y que les provean de herramientas y apoyo para hacer frente a las diferentes catástrofes.

    El impacto de los desastres naturales, dice el informe, sobre el bienestar también depende de en qué medida las personas puedan resistir y adaptarse, lo que depende, entre otras cosas, del apoyo que reciban. La cobertura social de las personas pobres suele ser baja y tras verse afectadas por una catástrofe, reciben menos ayuda para la recuperación que las personas no pobres.

    Los desastres obligan a los hogares pobres a tomar decisiones que tienen efectos perjudiciales a largo plazo, como sacar a un hijo de la escuela o recortar los gastos en cuidados de salud.

    Diego Cisneros Heredia, investigador USFQ, señala que es un tema complejo el relacionado con la reducción de las afectaciones y daños a personas, edificaciones y otras estructuras. Cada evento natural es totalmente diferente al otro, incendios forestales no tienen punto comparación con marejadas, terremotos. Hay zonas que tendrán más riesgo ante un desastre que otra.

    Además se deben realizar evaluaciones profesionales reales, hay que tomar en cuenta, por ejemplo, la historia de la zona. Por ejemplo en Quito si se quiere hacer algo o construir algo se debe recordar los movimientos telúricos y erupciones de los cuales hay registros, evaluaciones históricas y contextuales de esa zona.

    En temas ambientales y en temas de salud nosotros hemos perdido el contexto de largo plazo, nos falta mucho de la historia. Ahora somos súper citadinos, inmediatistas, en las redes sociales circulan noticias fáciles, rápidas… En los años 80, el tema del VIH impactó a una sociedad, “ahora cuantas personas se acuerdan de lo que pasó con estas enfermedades. Otro ejemplo: ¿nos acordamos los quiteños de la época cuando esperábamos los cortes de luz, por los problemas ocasionados en la hidroeléctrica Paute; esto se daba por la falta de lluvias y la tala indiscriminada que hubo en los alrededores..?

    En las acciones individuales relacionadas con el cambio climático no reconocemos la acción propia y lo que hacemos siempre es culpar a otro. Solo un ejemplo se da cuando se lava en automóvil con manguera.

    Por su parte, Hugo Yepes, exdirector del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, señala que en el caso de los ecuatorianos todavía no aprendemos de los eventos ocurridos antes. Por ejemplo, del terremoto de Bahía en áreas como la forma de construir o los sitios donde se construyen. El experto dice que eso se refleja posteriormente en eventos ocurridos en provincias como Manabí.

    En el caso de México, dice, si bien hay una mejor cultura respeto al terremoto ocurrido en 1985, como por ejemplo la implantación de la alarma sísmica, no se puede decir que se aprendió. Esto porque, a pesar de que el número de víctimas y daños es menor, falta estudiar y entender mucho qué tipo de onda sísmicas y fuerza sísmicas afectaron. “Los terremotos no son iguales. Hay que tener en cuenta que el mecanismo de la fuente sísmica (el tipo de onda); las características del suelo (unos absorben y otros amplifican la onda) y, tercero, recién aquí viene el tema del tipo de edificación que existe, señala.

    Road Town, en Tórtoloa, islas Vírgenes Británicas, fue una de las zonas más afectadas por el huracán Irma, a su paso por la zona del Caribe. El Gobierno británico envió asistencia y ayuda. Foto: Paul Rouse / EFE
    Road Town, en Tórtoloa, islas Vírgenes Británicas, fue una de las zonas más afectadas por el huracán Irma, a su paso por la zona del Caribe. El Gobierno británico envió asistencia y ayuda. Foto: Paul Rouse / EFE
  • Ayuda tributaria para las personas naturales

    Redacción Líderes

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    Han pasado cerca de diez meses desde que la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) y el Servicio de Rentas Internas (SRI) inauguraron el Núcleo de Apoyo Contable y Fiscal (NAF). Este centro se concretó tras un convenio de cooperación interinstitucional entre las dos entidades, por cinco años.

    El objetivo es brindar asesoría gratuita al público general en materia contable y tributaria, especialmente a personas naturales no obligadas a llevar contabilidad y microempresarios de bajos ingresos. De esta forma, los contribuyentes pueden acceder a información y servicios para facilitar y agilitar sus declaraciones y trámites tributarios.

    Desde una visión general se busca, dice, dar apoyo con el cumplimiento de sus deberes como contribuyentes que son personas naturales. Se hizo un estudio para establecer el sector; es así que se definió un radio de 10 kilómetros, en el que se establecieron las necesidades de esas personas.

    Efraín Flores, coordinador de vinculación con la sociedad de la Facultad de Ciencias Administrativas, señala que hay un balance satisfactorio. Es una primera experiencia de la Universidad y de a Facultad de Ciencias Administrativas. La idea, señala, es que se vaya mejorando día tras día.

    Hasta el momento se ha asesorado a unas 270 personas; otras, en cambio, se acercaron por información. A ellas se les orientó sobre qué deben hacer y a dónde deben acudir. La gente que va por ejemplo para llenar y validar formularios, consultar aspectos y trámites relacionados con el RUC, intereses y multas.

    Hay un antecedente que es, primero, la vinculación con la sociedad, para lo cual hay un proceso por parte de esta casa de estudios, dice. También está el estudio “Realidad socioeconómica y dinámicas productivas del Distrito Metropolitano de Quito”.

    “De esta manera podemos lograr formar estudiantes integrales que a través de conocimientos prácticos sustentados en práctica puedan generar una vinculación real con la sociedad; formando así profesionales con una responsabilidad social verdadera”, dijo Nelson Cerda, de la Facultad de Ciencias Administrativas, cuando se realizó la inauguración del centro el año pasado.

    Internamente, el NAF está conformado por un director de proyecto, un grupo de docentes de la carrera de Finanzas y Auditoría más estudiantes de esa carrera y luego otras carreras como Talento Humano, Empresas y Marketing. El SRI da un curso sobre asuntos tributarios a estudiantes y profesores. Ellos asisten durante una semana y deben aprobarlo.

    En el futuro a corto plazo se busca una consolidación del NAF. Para esto trabajan autoridades, docentes y estudiantes, en interrelación con el SRI. La idea es tener unos o dos profesores de planta que puedan estar atendiendo permanentemente.

    Destaca que tanto profesores como estudiantes ven en la realidad las materias que imparten o reciben, respectivamente, a través de la interacción con las personas que acuden al centro.
    Para la promoción del NAF se han elaborado trípticos, volante y a través de las redes sociales. Para los interesados, el centro atiende, de lunes a viernes de 09:00 a 16:00. La oficina está en la Bourgeois N34-48 y Rumipamba, diagonal al Edificio de Servicios Universitarios de la UTE.

    Cuando se inauguró el centro de la UTE sumaron cinco Núcleos de Apoyo Contable y Fiscal del SRI, en Pichincha. La iniciativa es parte de un proyecto apoyado por Eurosocial, programa de la Comisión Europea para la cooperación entre Europa y América Latina. Cuyo objetivo es contribuir a cambios en las políticas públicas.

    Roberto Bahamonde, Nelson Cerda y Pilar Espinoza cuando se inauguró el centro en noviembre del 2016. Cortesía UTE
    Roberto Bahamonde, Nelson Cerda y Pilar Espinoza cuando se inauguró el centro en noviembre del 2016. Cortesía UTE
  • Las esencias naturalesy orgánicas son su oferta

    Sofía Ramirez

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    Los aceites corporales de lavanda, manzanilla, romero y limón, más las esencias de albahaca elaboradas de manera artesanal y sin químicos constituyen la propuesta de la marca Isabru.

    Este emprendimiento, creado en el 2008, se enfoca en el cuidado de la salud a través de aceites extraídos de manera natural.

    Rafaela Rodríguez, directora comercial de la microempresa Isabrubotanik, detalla que este proyecto es familiar.

    En él están involucrados su hermano Román Rodríguez, su mamá Lucía Peñaherrera, su primo Inti Castro y otros cinco socios. No obstante, el gestor del emprendimiento fue Román Rodríguez, quien es gerente general del mismo. Rafaela detalla que en el 2004 ella y su ­hermano estudiaban -en Alemania- Química Analítica y Biología.

    Durante su estadía en el país europeo estos hermanos ambateños aprendieron las bondades de la extracción de los aceites esenciales. Al regresar al Ecuador, en el 2006, Román Rodríguez empezó a estudiar la posibilidad de generar un negocio con sus conocimientos sobre aceites esenciales.

    En el 2008, los hermanos Rodríguez invirtieron un capital de USD 24 000 para obtener los registros sanitarios, comprar máquinas como destiladores, envases y otros materiales para arrancar el negocio.

    En una propiedad que la familia tiene en Ambato, se levantó la planta de producción de 300 metros que incluye sembríos de 15 especies para extraer de ellas
    la materia prima.

    La marca Isabru ofrece hoy en día: aceites comestibles naturales con sabor a ajonjolí tostado; aceite corporal para aromaterapia con lavanda y caléndula; también tiene una línea de champú, otra de sales de baño, ambientadores y gel bacterial para las manos.

    Los beneficios de los productos son múltiples, señala la emprendedora. Tienen Omega 3, vitamina E y ayudan a la relajación del cuerpo y mente. Durante el proceso de producción, la clave es destilar los aceites para luego combinarlos, menciona Rafaela.

    Cada semana la planta de Isabru procesa entre 250 y 300 litros de aceites comestibles.
    En noviembre del 2011 el emprendimiento empezó a comercializar sus productos en algunas cadenas de supermercados y spas de la Quito, Ibarra, Guayaquil y otras ciudades. En total, la marca tiene de 50 a 100 clientes.

    María Belén Velástegui, propietaria de Uwi Cafetería y Tienda Orgánica -ubicada en Cumbayá– indica que desde enero de este año promociona en su percha los productos de Isabru.

    Ella detalla que los aceites esenciales de lavanda y los comestibles son los de mayor rotación.
    Otra vitrina de los aceites esenciales es la tienda Prana Energía Vital, de Xavier Solórzano. Este establecimiento está ubicado en Cotacachi, Imbabura, y los productos de aromaterapia son los que más llaman la atención de sus clientes.

    Para fortalecer su canal de ventas, el emprendimiento de los hermanos Rodríguez abrió una tienda en julio de este año, en el sector de La Floresta, en el norte de Quito. En el lugar se comercializa ­todo su portafolio; además, los propietarios indican cómo se deben usar los aceites comestibles a sus clientes y también promocionan otras marcas ecuatorianas, detalla la mujer.

    Para el próximo año, la marca Isabru tiene el objetivo de invertir USD 50 000 para ampliar la planta de producción. Además, pese a que la coyuntura del país afectó a las ventas en este año, mantienen las 16 plazas de trabajo directo.

    Rafaela Rodríguez es la directora comercial de este emprendimiento de aceites esenciales.Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Rafaela Rodríguez es la directora comercial de este emprendimiento de aceites esenciales.Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Un hackatón para prepararse ante desastres naturales

    Redacción Líderes

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    Con el propósito de mejorar las respuestas a los desastres naturales, mediante el uso de tecnología y datos abiertos, el Municipio de Quito en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través del Laboratorio de Innovación Quito (LINQ), desarrollarán un hackatón el 2 y 3 de septiembre próximos en el teatro Capitol en Quito.

    Según un comunicado del BID, esta iniciativa busca promover la participación y generar debate entre diseñadores de políticas públicas, especialistas en análisis de datos, desarrolladores informáticos, comunicadores, diseñadores gráficos, así como entre representantes de pequeñas y medianas empresas especializadas en desarrollo de software.
    La meta es que estos actores busquen soluciones para los desafíos de las ciudades en temas de mitigación de riesgos y resiliencia.

    El hackatón incluye tres retos que buscan mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Se espera que generen soluciones innovadoras sobre ¿cómo prevenir y alertar sobre desastres naturales?, ¿cómo mapear incidencias y generar escenarios de vulnerabilidad?, y ¿cómo facilitar la reactivación económica de zonas afectadas?

    Los organizadores entregarán cuatro premios valorados en USD 20 000 que incluye un premio de USD 10 000 a la mejor idea con posibilidades de ser implementada; una consultoría técnica al mejor prototipo de ‘app’; una licencia “Enterprise”, así como un diploma del BID y del Municipio para reconocer a la mejor visualización y acceso a la plataforma Bluemix de IBM.

    Algunos de los socios colaboradores de esta iniciativa son Telefónica, Llacta Lab, Universidad Central del Ecuador, Carto, IBM, Amazon Web Services, Intelsys, Universidad de Cuenca, Cyrano, Café Vélez y Hoja Verde, Microsoft y el Grupo de Modelado de Sistemas Complejos.

    Se espera que en el hackatón se generen soluciones innovadoras sobre ¿cómo prevenir y alertar sobre desastres naturales?, ¿cómo mapear incidencias y generar escenarios de vulnerabilidad?, y ¿cómo facilitar la reactivación económica de zonas afectadas? Fot
    Se espera que en el hackatón se generen soluciones innovadoras sobre ¿cómo prevenir y alertar sobre desastres naturales?, ¿cómo mapear incidencias y generar escenarios de vulnerabilidad?, y ¿cómo facilitar la reactivación económica de zonas afectadas? Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Bolivia buscará hidrocarburos en 8 de sus 22 parques naturales

    Agencia EFE

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    El Gobierno boliviano confirmó hoy, 17 de junio del 2015, que desarrollará actividades de exploración para buscar reservas de hidrocarburos en ocho de los veintidós parques nacionales del país, informaron medios locales.

    «Son ocho parques, pero no es novedad que ha habido exploración petrolera en años anteriores», declaró a radio Erbol el viceministro boliviano de Medio Ambiente, Gonzalo Rodríguez.

    El Ejecutivo aprobó en mayo pasado un decreto que permite el «desarrollo de actividades hidrocarburíferas de exploración en las diferentes zonas y categorías de áreas protegidas«, y que ha sido rechazado por los indígenas del este, la Amazonía y el Chaco de Bolivia.

    Según el citado medio, en 2016 se iniciarán tareas de exploración en los parques protegidos de Iñau (Chuquisaca), Carrasco (Cochabamba), Amboró Espejos (Santa Cruz), Aguarage y Tariquia (Tarija), Pilón Lajas (Beni), Tipnis (entre Cochabamba y Beni) y en el Madidi (La Paz), lo que abarca prácticamente la totalidad del país.

    La Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob) ha anunciado su rechazo a estas actividades de exploración y ha advertido de que los habitantes de estas áreas protegidas opondrán resistencia.

    También la Defensoría del Pueblo ha avanzado que impugnará el decreto que permite la búsqueda de hidrocarburos en áreas naturales, al considerarlo inconstitucional.

    Según una certificación difundida en 2014, las reservas probadas de gas de Bolivia rondan los 10,45 billones de pies cúbicos.

    El país andino, que nacionalizó el sector de los hidrocarburos en 2006, se ha planteado una intensa política de exploración de nuevos yacimientos para ampliar esas reservas, que al actual ritmo de consumo alcanzarían hasta 2023, aunque según expertos del sector habrá déficit ya desde 2017.

    La venta de productos energéticos a los mercados de Brasil y Argentina es, en este momento, el pilar de la economía boliviana.

    Bolivia buscará reservas de hidrocarburos en sus áreas protegidas. Foto: Archivo/ LÍDERES
    Bolivia buscará reservas de hidrocarburos en sus áreas protegidas. Foto: Archivo/ LÍDERES