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  • Una seguidora entusiasta de la novela histórica

    Alexander García (I)   redaccion@revistalideres.ec

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    El ejercicio de la lectura junto con sus tres hijos la ha llevado a redescubrir un universo de títulos de literatura infantil y juvenil, por los que confiesa su aprecio. Caterina Costa, la presidenta de la Cámara de Industrias de Guayaquil, termina leyendo a menudo los libros que les envían a sus hijos en el colegio. Gaby García Costa tiene 22 años, Luis Eduardo, 17. Al hijo menor, Juan Sebastián, de 8 años, aún le lee por las noches.

    Así descubrió obras como ‘Mitee y el cantar de las ballenas’, de la escritora ecuatoriana Edna Iturralde; la historia “bellísima” de ‘Mi planta de naranja lima’, del novelista brasileño José Mauro de Vasconcelos, que transcurre en una favela; o la vena juvenil de Carlos Ruiz Zafón, con libros como ‘El palacio de la medianoche’.

    En el caso de Ruiz Zafón se convirtió luego en una seguidora de sus novelas para adultos, una combinación de aventura y misterio, del superventas español.

    Los libros con un halo de misterio, las historias detectivescas y hasta con tintes escabrosos marcaron los gustos en sus primeras lecturas. Costa echó mano de los libros que había en su casa, los que heredó como hija menor de una familia de cuatro hermanos. Pero sintió predilección por las historias policiales de Agatha Christie o los cuentos de terror de Edgar Allan Poe.

    Ahora, más allá de los títulos que han terminado en su casa debido a sus hijos –los que lee con devoción demasiado a menudo-, sus intereses se centran en la novela histórica, de autores como el estadounidense Noah Gordón, el británico Ken Follett y el español Ildefonso Falcones.

    Costa comparte lecturas y recomendaciones con su esposo, Luis Eduardo García Plaza. Cuenta que le cautivan obras que tengan la capacidad de tocar fibras hondas de la experiencia humana, mejor si “estremecen el alma”. Se emocionó hasta las lágrimas con las páginas de ‘La gesta del marrano’, novela histórica del argentino Marcos Aguinis, la historia de un médico judío perseguido por la Inquisición en el Virreinato del Perú, en el siglo XVII.

    La también presidenta de la Federación Nacional de Industrias dice que le debe mucho del gozo por la lectura a maestras de primaria y secundaria, entre ellas escritoras como Maritza Cino. En la universidad, tuvo como profesora a la crítica Cecilia Ansaldo.

    “La lectura ha sido para mí una forma de distensión e identificación con otras realidades. La literatura siempre fue el arte que más me gustó. En una época escribí también, en tercer curso me gané un premio de cuento en el Colegio Alemán”, dice Costa, quien desde 1994 dirige la empresa familiar Poligrup, grupo industrial de productos plásticos de Guayaquil.

    En la época universitaria y luego en sus primeros años de trabajo, aún soltera, recuerda que se gastaba buena parte del sueldo en libros. Era la época de oro del ‘boom’ de  . “Soy medio curuchupa, pero me recuerdo leyendo a carcajadas libros como ‘Pantaleón y las visitadoras’, de Mario Vargas Llosa; o devorando a ‘Doña Flor y sus dos maridos’, de Jorge Amado”.

    Caterina Costa, presidenta de la de Cámaras de Industrias de Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Caterina Costa, presidenta de la de Cámaras de Industrias de Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Una apasionada del misterio y de la novela negra

    Alexander García  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Si alguien quiere leer algo verdaderamente “truculento y angustiante”, Virginia Lasio recomienda un libro como ‘Vestido de novia’ del escritor francés Pierre Lemaitre, ganador del prestigioso premio Goncourt 2013 y premio de Novela Negra Europea.

    La novela policíaca cuenta la historia de Sophie Duguet, quien comienza a perder objetos, olvida situaciones, es detenida en un supermercado por pequeños robos que no recuerda haber cometido, hasta que los cadáveres comienzan a acumularse a su alrededor.

    “Terminas con una psicosis con ese libro”, cuenta con una sonrisa Lasio, directora desde 2002 de la Escuela de Posgrado en Administración de Empresas (Espae), de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol). “Y te preguntas ‘¿por qué estás leyendo esto?’ Pero no puedes dejar de leer”.

    Es la clase de lectura que apasiona a la ingeniera mecánica, con una maestría y un doctorado en administración de empresas. El misterio y el ‘thriller’ de suspenso están entre los géneros predilectos de quien además es profesora de comportamiento organizacional, y desde hace seis años una voraz lectora de novela negra o policíaca.

    Empezó leyendo la serie sobre el inspector Kurt Wallander, del escritor sueco Henning Mankell. Siguió con una serie de novelas sobre detectives que llegaban desde los países nórdicos, como la trilogía de Stieg Larsson, hasta autores franceses como el propio Lemaitre y Fred Vargas, creadora del comisario Adamsberg, un policía sin verdadero método de investigación. También, destaca a la española Rosa Ribas.

    “En la novela negra encuentro una forma de desconexión, de inmersión en un mundo totalmente diferente a lo que uno vive todos los días”, explica Lasio, que pondera el género como una fuente de placer, entretenimiento y descanso. “Y es una concentración que no requiere de grandes esfuerzos, a pesar de que estás siempre buscando cuál es el desenlace y quién es realmente el criminal”.

    Los detectives literarios han saltado al cine y a la televisión (el inspector Wallander tiene su propia serie en el canal Film&arts, por ejemplo), y Lasio gusta de comparar los libros que ella imaginó con la nueva materialidad que les otorga el audiovisual.

    El misterio atraviesa otros intereses de la académica, que se declara seguidora del francés Patrick Modiano, premio Goncourt y premio Nobel de Literatura, en el que según dice el suspenso subyace de las búsquedas “internas y angustiantes” que emprenden sus personajes, en pos de su pasado. En el argentino Adolfo Bioy Casares, otro de los autores que la apasionan, lo misterioso se manifiesta en lo fantástico, dice.

    La oficina de la decana luce llena de libros que ya no entran en una estantería atiborrada, otros títulos están sobre su escritorio y en una mesa entre carpetas. En su casa tiene otro tanto. También, títulos sobre administración y educación. Pero ha renunciado a engrandecer su colección, y una vez que las termina suele dejar muchas de las novelas en su trabajo para que alguien más las lea.

    Virginia Lasio es una adepta a la novela policiaca desde hace seis años. Foto: Enrique Pesantes / Líderes
    Virginia Lasio es una adepta a la novela policiaca desde hace seis años. Foto: Enrique Pesantes / Líderes