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  • Un amante de las novelas góticas y de los históricos

    Gabriel Flores

    redaccion@revistalideres.ec

    Maus es una novela gráfica que relata el holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial, a través del testimonio de Vladek Spiegelman, un judío polaco que estuvo encerrado en un campo de concentración de Auschwitz. Este cómic es una de las lecturas a las que volvió Sebastián Chiriboga durante estos tres meses de confinamiento y que recomienda a empresarios y emprendedores.

    Junto a la obra gráfica de Art Spiegelman también se pueden encontrar libros de autores como Milan Kundera, Emilio Salgari, Ken Follett, Patricio Sturlese, Arthur Conan Doyle y Oscar Wilde, un escritor cuya obra ocupa un lugar especial en la biblioteca y en la vida literaria de Chiriboga, una persona que se autodefine como lector empedernido y defensor de la lectura como espacio de goce y conocimiento.

    “Desde hace seis años -cuenta- tengo una obsesión por la obra de los clásicos ingleses y en especial por la obra de Wilde. Creo que autores como él lograron retratar, a la perfección, las diferencias sociales de la sociedad de su época”.

    Su libro preferido de Wilde es ‘El retrato de Dorian Gray’. La novela cuenta la historia de Basil Hallward, un artista que queda impresionado por la belleza de Dorian Gray, un hombre que, con el paso el tiempo, convertirá el retrato que le hizo Hallward, en el único recuerdo de los mejores años de su vida. “La lectura de este libro me llevó a ‘De profundis’, epístola que el autor escribió en la cárcel, sentenciado de sodomía”.

    Otro de los escritores que ocupa un lugar importante es Sturlese, un autor argentino de quien ha leído libros como ‘La sexta vía’ y ‘El inquisidor’, una novela que recomienda, sobre todo, a las personas que son amantes de los thriller conspirativos.

    Esta novela es protagonizada por Angelo DeGrasso, un inquisidor que está en búsqueda del ‘Necronomicón’, un libro sagrado y prohibido, que puede hacer cimbrar los cimientos de la Iglesia Católica. “Es un best seller de muy buena calidad narrativa, en el que aparece uno de los motivos clásicos de la literatura universal: la lucha del bien contra el mal”.

    Par el Especialista de Emprendimiento e Innovación de la Cámara de Comercio de Quito la lectura de autores que conjuguen ficción e historia es imprescindible. Esa es una de las razones por la que siente fascinación por la obra de Follett, sobre todo, por ‘Los pilares de la Tierra’, ambientada en Inglaterra, en la Edad Media, durante un periodo de guerra civil conocido como la Anarquía Inglesa.

    Uno de los autores ecuatorianos que destaca en su biblioteca es Alfredo Noriega, a quien admira por su capacidad de crear atmósferas urbanas, a través de un lenguaje sencillo para el lector. Cuenta que el primer libro que leyó de este escritor, radicado desde hace tres décadas en Francia, fue ‘De que nada se sabe’, una novela que fue adaptada al cine por el director Víctor Arregui, con el nombre de ‘Cuando me toque a mí’.

    Libro de cabecera
    Sebastián  Chiriboga, Especialista en Emprendimiento e Innovación de la Cámara de Comercio de Quito, recomienda la lectura de ‘El inquisidor’ de Patricio Sturlese, porque cree que es la mejor forma de adentrarse en la literatura gótica, un género que conjuga la historia y la ficción.

    Al especialista de emprendimiento de la CCQ Sebastián Chiriboga  también le gusta la literatura inglesa. Foto: cortesía
    Al especialista de emprendimiento de la CCQ Sebastián Chiriboga también le gusta la literatura inglesa. Foto: cortesía
  • Las novelas y los libros técnicos son sus favoritos

    Giovanni Astudillo
    Editor (I)

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    En las noches cumple una suerte de ritual. El presidente de la Cámara de la Construcción de Cuenca, José Jaramillo, lee durante una hora antes de dormir.

    Desde su juventud le gustan los libros que le permiten despertar la imaginación, por eso le apasionan las novelas y los textos históricos. Esa una afición que surgió cuando estaba en el colegio Rafael Borja.

    Sus primeros libros estuvieron relacionados con la mitología griega como ‘La Ilíada‘ y ‘La Odisea‘, de Homero. “Tienen un tinte de aventura y heroísmo, que son atractivos para la lectura y me han permitido dejar volar la imaginación. Me parece que la juventud debería fomentar esta práctica”.

    Este ingeniero civil visualiza las escenas como si se tratara de una película que se proyecta en una sala de cine. También, le gustan las novelas clásicas de autores ecuatorianos. Una de sus predilectas es ‘Cumandá’, de Juan León Mera porque también le permitió desarrollar su imaginación y visualizaba los escenarios en los que se desarrolló la trama. “Incluso, pensaba como sería la indígena Cumandá, un personaje que tendría mucha personalidad”.

    La misma experiencia tuvo con ‘El Coronel no tiene quién le escriba’, de Gabriel García Márquez. “Soy de las últimas generaciones donde se fomentaba el gusto por la lectura educativa. En la actualidad, la tecnología e Internet dan mucha facilidad. No está mal, pero se pierden estas aficiones”.

    La lectura también fue importante para su formación académica. Cuando estuvo en la Universidad de Cuenca le gustaba las matemáticas y la geometría analítica. “Era uno de mis mejores entretenimientos desarrollar los problemas que estaban en los libros”, señala Jaramillo.

    ‘La Geometría’, de Jorge Wentworth y David Eugenio Smith, fue el ingreso para el conocimiento de este campo y de la trigonometría. Desde entonces se planteó retos como resolver todos los problemas del libro de resistencia de materiales ‘Siete Rusos’.

    Cuando estuvo en tercer año de Ingeniería Civil su puso la meta junto con un grupo de compañeros de elaborar una suerte de manual con el desarrollo de estos ejercicios. El documento está en la Universidad de Cuenca y es usado, en la actualidad, como fuente de consulta por los alumnos.

    Ahora, la lectura técnica le permite actualizar sus conocimientos para mejorar los procesos constructivos. Entre otras publicaciones, él destaca el manual de Pmbok, que fue desarrollado por el Project Management Institute (PMI). Este texto está vinculado con las buenas prácticas relacionadas con la gestión, la administración y la dirección de proyectos mediante la implementación de técnicas y herramientas.

    O
    tro documento relevante en su profesión, señala Jaramillo, es el Manual ACI, que es básico para conocer las normas para la elaboración del concreto. Cuando se trata de la lectura técnica, el presidente de la Cámara de la Construcción de Cuenca prefiere los libros digitales porque son más fáciles de acceder y están más actualizados. Además, por conciencia ambiental.

    José Jaramillo lidera la Cámara de la Construcción desde el 2017.
    José Jaramillo lidera la Cámara de la Construcción desde el 2017. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
  • Las novelas históricas son sus predilectas

    Redacción Cuenca

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    Su afición por los libros fue espontánea y surgió en la infancia. Para Carlos Cordero, exrector de la Universidad del Azuay, la lectura le permitió formarse académicamente y divertirse.

    “Nací en una época en la que las actividades de recreación pasaban por lecturas de novelas de aventura y cuentos. Luego pasé a los textos clásicos”, recuerda Cordero. En la actualidad, le gustan dos tipos de publicaciones.

    Las primeras son las relacionadas con la economía porque le sirven para preparar sus clases o realizar sus investigaciones. Las otras son las novelas, fundamentalmente, las históricas. “Poesía muy poco, no soy un aficionado”.

    La lectura de novelas, dice el exgerente de la sucursal Cuenca del Banco Central del Ecuador, siempre está presente en su vida. Le gustan los textos de Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.

    Ahora, recomienda las novelas históricas como las escritas por Ken Follet vinculadas con la Edad Media o sus textos relacionados con el siglo 20. También, destaca a los españoles Idelfonso Falcones y Arturo Pérez-Reverte.

    En la actualidad, lee una obra de este último autor que se titula ‘Falcó’, que también es histórica porque está ambientada en las décadas de los 30 y 40, en España.

    Cordero, quien tiene una experiencia académica de casi 40 años, prefiere las publicaciones en papel, pero no tiene inconveniente en las digitales. “En ocasiones, por la facilidad y disponibilidad, descargo de Internet”. Eso hizo con ‘Falcó’, que lee en digital.

    Por lo general, lee una novela a la vez y muy esporádicamente dos. En cambio, los textos vinculados a la economía los revisa continuamente, y dependiendo de las necesidades profesionales o para preparar las clases.

    Es muy interesado por las publicaciones de macroeconomía, política económica, matemáticas, estadística, cálculo, estudios actuariales y ensayos vinculados con su profesión. También, le interesa revisar las publicaciones sobre política, ética, sociedad y actualidad.

    Ahora, Cordero realiza una investigación sobre los cambios en el régimen monetario del Ecuador y las implicaciones en la política económica a raíz de la dolarización. Para ello, la lectura “es fundamental”, asegura.

    Cordero hace una precisión. Él explica que ha revisado textos de formación que no están vinculados con la preparación académica, pero que sí con ensayos sobre economía. Por ello, en la actualidad, lee el libro ‘Los alquimistas’, del autor Neil Irwin.

    Según él, es un texto interesante porque trata sobre la participación de los bancos centrales de la Unión Europea, Estados Unidos y Alemania en la última crisis financiera mundial del 2006-2008.

    Según Cordero, la lectura le permite desarrollar la mente y la imaginación “para adentrarse en otros mundos y realidades. Conocer otros problemas y situaciones sin necesidad de viajar o haber estado presente”. Pero, además, profundizar el conocimiento y estar actualizado para entender los nuevos procesos de la sociedad, agrega Cordero.

    El economista Carlos Cordero guarda sus libros en su casa y en la oficina. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    El economista Carlos Cordero guarda sus libros en su casa y en la oficina. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • El mayor gusto lo encuentra en las novelas

    Redacción Cuenca

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    La colección de libros de Julio Verne como ‘Viaje al centro de la tierra’ y la ‘Vuelta al mundo en 80 días’ fue el inicio de su gusto por la lectura. La tía de Juan Francisco Cordero, director de la carrera de Formación Dual en Ingeniería Empresarial de la Universidad de Cuenca, le regaló esas obras por su primera comunión.

    Desde entonces es un apasionado por los textos, pero sobre todo por los que tienen un toque de humor y contenido social. Cordero, de 46 años, siempre recomienda que sus estudiantes deben tener tres tipos de libros. Los primeros vinculados a la profesión ya sea en administración de empresas, ingeniería, marketing, entre otras especialidades. La intención, dice, es siempre estar actualizado.

    En el segundo grupo están las novelas para recrear la imaginación y relajarse, aconseja Cordero. En el tercero, en cambio, están los textos de autosuperación y motivación, “comenzando desde la Biblia”.

    De todos estos grupos, Cordero admite que encuentra más gusto por las novelas porque le permiten dejarse llevar por el autor a diferentes ciudades y/o escenarios. Eso le ocurre principalmente con las publicaciones del autor brasileño Jorge Amado con libros como ‘Gabriela, clavo y canela’ y ‘Doña Flor y sus dos maridos’.

    Incluso, este cuencano tiene como aspiración viajar a la ciudad brasileña de Salvador de Bahía para conocer dónde vivió Amado. Según Cordero, “muy pocas películas o casi ninguna es tan buena como un libro”.

    En la actualidad, lee ‘A flor de piel’ del autor Javier Moro, quien aprendió del escritor Dominique Lapierre a encontrar historias vinculadas con epopeyas mundiales. Según Cordero, esta última publicación cuenta cómo una misión llevó a Cuba, México y Sudamérica la cura para la viruela y cómo pudieron salvar muchas vidas.

    Otros textos que recuerda son ‘¿Quién mató a Palomino Molero?’ del peruano Mario Vargas Llosa, ‘The Kalahari typing school for men’ de Alexander McCall Smith, y ‘Más grandes que el amor’ de Dominique Lapierre. Cordero cuenta que las publicaciones que son muy serias y que tienen mucha fantasía no son de su gusto.

    Entre los escritores nacionales, destaca al cuencano Arturo Semería. “A veces no son tan conocidos, pero solo es cuestión de explorar un poco más en las bibliotecas”. De los famosos le gustan las publicaciones de Demetrio Aguilera Malta y José de la Cuadra.

    Cordero prefiere solo concretarse a leer un libro a la vez. Incluso, si el texto le atrapa puede terminar de leer durante una semana; sino se toma de dos a tres semanas. No le gustan los textos digitalizados sino los publicados en papel “porque así aprendí a leer. Tocar y oler las páginas son sensaciones únicas, que no se pueden reemplazar”.

    El director de Formación Dual en Ingeniería Empresarial de la Universidad de Cuenca consigue los textos por recomendaciones de familiares y amigos. Él aconseja que una buena alternativa es buscar en tiendas que venden textos usados. “Me gusta comprar libros originales, no las malas ediciones o fotocopias”.

    Juan Francisco Cordero conserva sus libros en la casa y en la oficina. Foto: Xavier Caivingua para LÍDERES
    Juan Francisco Cordero conserva sus libros en la casa y en la oficina. Foto: Xavier Caivingua para LÍDERES