Etiqueta: ocupacional

  • Más inversión en salud ocupacional

    Redacción Guayaquil

    El cuidado de la salud es esencial para Veris. Se trata de una empresa que renovó su imagen a inicios de este mes, pero que lleva 15 años en el mercado ecuatoriano. Antes se denominaba Punto Médico Familiar, pero desde el 1 de abril cambió su logo y su nombre.

    Veris presta asistencia médica y farmacéutica al público en general, pero en los últimos cinco años la firma se ha centrado en un nuevo nicho. Se trata de la prestación de servicios y asesoría médica a las empresas. Las organizaciones -según el artículo 7 del reglamento del Código de Trabajo, que se refiere al Funcionamiento de los Servicios Médicos de las Empresas- deben tener instalaciones de servicio médico.

    A partir del 2008, esta firma se concentró en la prestación de atención médica empresarial, y en ese año, recuerda Jorge Andrés Wills, gerente General, cuatro empresas se interesaron en los servicios de Veris. Actualmente, la empresa tiene 100 dispensarios médicos en compañías dedicadas a la actividad petrolera, minera, de servicios, comercial, de telecomunicaciones, entre otras.

    Las necesidades de las compañías se evalúan de acuerdo con la actividad y los riesgos. Los profesionales que laboran en esos dispensarios también tienen la responsabilidad de realizar campañas de salud para prevenir enfermedades, evitar riesgos en el trabajo, desparasitación y actividades para minimizar el estrés.

    Los chequeos ocupacionales para los trabajadores de las empresas también son exigidos por el Código del Trabajo. Entre los más comunes están los del colesterol, sangre y oftalmología. Estos servicios comúnmente son solicitados por las empresas que tienen en su nómina, menos de 100 colaboradores, aunque existen otras que adquieren coberturas de salud.

    Veris presta servicios en 24 especialidades además de imágenes de diagnóstico y terapia física. En el 2012 realizó 380 000 consultas médicas en sus 10 centros de atención en las ciudades de Quito, Guayaquil y Cuenca. Varios de estos centros están ubicados en los centros comerciales de mayor concurrencia.

    Para Wills, esta es una nueva tendencia en el país. La inversión de esta compañía es de USD 5 millones para este año, pero también prevé invertir 15 millones en la construcción de una clínica, en la ciudadela Kennedy (norte de Guayaquil).

    Las citas médicas se las realiza mediante un call center. Edith de Sánchez usa los servicios de esta empresa hace una década. «Me hago atender aquí, porque es económico y la atención es inmediata. Encuentro desde el examen que tengo que hacerme hasta la pastilla que debo tomar», indicó.

    Mirna Loor llegó la semana pasada a una de las agencias de Veris en Guayaquil (Mall del Sol) en busca de un tratamiento para la gastritis. «Es la segunda vez que voy a usar el servicio». Afirma que le atrae el servicio inmediato y el prospecto de no tener que hacer largas filas.

    Alrededor de 250 médicos atienden en los centros de asistencia médica. En el 2012 se realizó en esos sitios unos 800 000 exámenes de laboratorio y 150 000 imágenes diagnóstica.

    Para el 2013, la firma se planteó como objetivo la creación de dispensarios médicos en más de 500 empresas, y en dos años espera abrir centros de atención en tres ciudades más.

    Para Jorge Andrés Wills, el objetivo de Veris es convertirse en un referente de la salud general y empresarial.

  • Tareas pendientes en seguridad ocupacional

    Mónica Orozco.

    Las empresas de servicios del país apenas llegan a un cumplimiento de un 4,2%, en promedio, sobre 100 de los estándares para garantizar la salud y seguridad ocupacional.

    El Ministerio de Relaciones Laborales y el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) arrancaron, en junio pasado, auditorías in situ para evaluar el cumplimiento de estos estándares en las empresas del país.

    Para que la industria se prepare para este proceso, ambas entidades pusieron a disposición desde enero pasado el Sistema de Gestión de la Prevención (SGP). Esta plataforma permitió a las empresas, en línea y de manera voluntaria, autoevaluar sus procesos de seguridad industrial.

    Según los estándares del IESS, una empresa debe reportar un índice de eficacia en seguridad ocupacional de, al menos, el 80%. Pero el ministro de Relaciones Laborales, Carlos Marx Carrasco, dijo semanas atrás que las empresas apenas llegan al 20%.

    Datos del IESS, hasta junio pasado, evidencian la situación de las empresas por sector. Los sectores de artes (2,5%), público (2,9%), administración pública (3,4%) y enseñanza (4,5%) tienen los índices más bajos de eficacia en seguridad y salud ocupacional. Todos estos segmentos corresponden al sector de servicios.

    Gabriel Cortez, jefe de seguridad y salud ocupacional de la Universidad de las Américas (UDLA), señala que el principal problema es que las empresas, especialmente el área jerárquica, no visualizan el riesgo frente a las actividades regulares de trabajo. «Solo se perciben estos riesgos cuando pasa un accidente o incidente», comenta.

    El experto indica que los riesgos en estos segmentos son latentes, pero no perceptibles como en industrias petroleras, mineras, etc., y genera un efecto llamado desnaturalización del riesgo.

    Por ello, para Cortez, en el segmento de servicios, los accidentes no son numerosos, pero sí las enfermedades laborales.

    La falta de cultura y educación en estos temas es otro problema, dice Francisco Ortega Muñoz, máster en Seguridad, Salud y Prevención de Riesgos del Trabajo. Explica que el tema tiene que ver con cuatro áreas: técnica, administrativa, talento humano y procesos operativos. «Es un tema integral y que, si se aplica, es un beneficio impresionante. Es un ahorro para la empresa y no un gasto».

    Cortez dice que los riesgos laborales más comunes en el segmento de servicio son: mecánicos (locaciones e infraestructuras), ergonómico (posturas) y psicosociales. Estos últimos son, por ejemplo, el síndrome del quemado (posponer el trabajo, sentir desánimo u hostilidad por fatiga laboral), acoso laboral (un trabajador que reclama falta de cumplimiento laboral a otro, aunque no sea así, para obligarlo a que deje su trabajo) y otras como ansiedad, depresión, etc.

    Las empresas tienen tres meses para mejorar el índice, luego de la auditoría presencial. De no hacerlo, el Ministerio de Relaciones Laborales anunció multas.

    El especialista

    Salud ocupacional: los datos no cuadran

    Arturo Castillo Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes

    Las estadísticas, de cualquier género, no debieran ser tomadas como la realidad misma, sino como aproximaciones a los hechos escrutados, que arrojan determinados resultados y tendencias, bajo particulares circunstancias. Intentar congelar la realidad, un universo determinado, como la educación, la salud pública, el comportamiento de la economía, los hábitos de consumo de la población, entre otros tantos aspectos, constituye un ejercicio intelectual que entraña riesgos.

    Se pretende hacer de las estadísticas un determinismo, hechos consumados, cuando, objetivamente, solo constituyen una fotografía del momento, mientras que la realidad como tal es elusiva. Los eventos alrededor de un tema son, generalmente, impredecibles, dada la cantidad de variables que escapan a la percepción de quienes observan los fenómenos.

    En tal sentido, no existen estadísticas libres de influencias subjetivas. Concretamente, las evaluaciones referentes a la salud ocupacional realizadas por el IESS debieran ser tomadas con algunas reservas. Ello no significa que los datos y conclusiones no sean rigurosos y confiables; simplemente, no agotan la realidad, no alcanzan a retratar en profundidad la idiosincrasia de los individuos, de las empresas objeto del estudio; se quedan cortos, hacen concesiones. De otra parte, más allá de las reveladoras cifras, es vital saber qué se hará con ellas. Qué recomendará, por ejemplo, a las empresas del Estado, inmersas en la filosofía del buen vivir, que muestran cifras preocupantes en el ámbito del bienestar ocupacional.

    Qué sugerirá a las empresas privadas que, con raras excepciones, reducen a sus trabajadores a máquinas que están prohibidas de enfermar, de dar signos de cansancio. Aunque para el mundo proclaman maravillas, en la práctica su interés se centra en el dinero, en la productividad, en la explotación del talento humano. En esos contextos, hablar de salud integral, de inversión para mejorar las condiciones de trabajo, suena a utopía, a pretensiones fuera de lugar.

    ¿Cómo gestionará el IESS esos indicadores? Los datos, finalmente, constituyen retos de mejoramiento.

    Desde una perspectiva macro, el nuestro es un país que necesita profundas reformulaciones respecto del quehacer humano, para hacer de la persona el centro de todo afán social.