El Gobierno de Ecuador no descartó hoy que haya habido «pagos o actos de corrupción» de la empresa Odebrecht que involucren a funcionarios, pero aseguró que su actuación en relación con esa empresa fue correcta y recordó que fue expulsada del país en 2008, aunque luego volvió a ser contratista del Estado.
El Ejecutivo, además, exigió que sean revelados los nombres de quienes pudieron estar involucrados en supuestos actos corruptos «para determinar si hubo funcionarios públicos involucrados en una presunta red de corrupción» o personas que, en nombre del Gobierno, «podrían haber cometido irregularidades».
Esa fue la reacción gubernamental después de que ayer se conociera información procedente del Departamento de Justicia de EE.UU., según la cual la constructora brasileña Odebrecht pagó aproximadamente USD 788 millones en sobornos en 12 países de Latinoamérica y África, incluidos Brasil y Ecuador.
El informe del Departamento de Justicia indica que en Ecuador, entre 2007 y 2016, la constructora hizo pagos corruptos por valor de más de USD 35,5 millones a «funcionarios del Gobierno», lo que le generó unos beneficios de más de 116 millones. . El secretario jurídico de la Presidencia de Ecuador, Alexis Mera, aseguró hoy en una conferencia de prensa que el Ejecutivo ecuatoriano no va a proteger ni a encubrir a ningún responsable en eventuales actos corruptos, sino a favorecer las investigaciones. «No nos importa que caiga quien caiga», aseveró.
En un comunicado, la Secretaría Nacional de Comunicación (Secom) recordó que en septiembre de 2008, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, expulsó a Odebrecht del país «tras detectarse deficiencias técnicas en la central hidroeléctrica de San Francisco, proyecto contratado en el año 2000, en el Gobierno de Gustavo Noboa».
Mera precisó al respecto que cuando el Ejecutivo de Correa accedió al poder se hallaron «serias irregularidades» en relación con ese proyecto, «que incluso podrían ser indicios de corrupción», pero no se encontraron «depósitos ni cheques» y no hubo «pruebas para iniciar un proceso penal».
Explicó que Odebrecht pedía «algunas decenas de millones de dólares» para arreglar una conducción de agua relacionada con la hidroeléctrica, a lo cual se negó el Gobierno. El secretario jurídico subrayó que las relaciones con la empresa «fueron pésimas» en una primera etapa, como apunta la expulsión de la firma de territorio ecuatoriano, por lo que calificó de «absolutamente incomprensible» que se hayan efectuado afirmaciones sobre corrupción por parte de algún funcionario.
El comunicado de la Secom recuerda que la expulsión de la compañía en 2008 se produjo «pese a las presiones de la Cancillería brasileña que, en esa fecha, decidió inclusive retirar a su embajador en Ecuador».
Odebrecht volvió a ser contratista del Estado ecuatoriano en julio de 2010, después de que el Gobierno «le exigiera el resarcimiento y compensaciones económicas por los perjuicios ocasionados» en el caso de la central hidroeléctrica San Francisco, indica la nota.
Después de 2010, el Gobierno ejecutó con Odebrecht los proyectos «Daule-Vinces»; «Manduriacu»; «Preparación de terrenos de la refinería del Pacífico»; «Acueducto La Esperanza» y «Poliducto Pascales-Cuenca», obras en fase de cierre y «auditadas por la Contraloría» General del Estado «en sus aspectos técnicos y de ejecución», agrega la información.
En la actualidad, la firma brasileña no tiene obras pendientes con el Estado, señala. También indica que la empresa ha tenido contratos con gobiernos locales y menciona la infraestructura vial Ruta Viva, así como el contrato que tiene el Consorcio Acciona-Odebrecht con el Municipio de Quito, por importe de 1.538 millones de dólares, para la construcción de la fase 2 del Metro de Quito.
Alexis Mera, secretario Jurídico de la Presidencia en rueda de prensa habla sobre la denuncia de sobornos por parte de la empresa Odebrecht a funiconarios del Gobienro. Foto Diego Pallero / El Comercio
La justicia brasileña condenó este martes 8 de marzo del 2016, al poderoso empresario brasileño Marcelo Odebrecht a 19 años y cuatro meses de cárcel por corrupción, lavado de dinero y asociación criminal en el último capítulo del multimillonario fraude a Petrobras.
El empresario de 47 años está en prisión desde hace casi nueve meses y presidió hasta diciembre pasado la constructora que lleva su apellido, además de ser uno de los más encumbrados hombres de negocios involucrados en el escándalo que desvió más de USD 2 000 millones de la petrolera.
El juez Sergio Moro que tramita la causa aseguró en su fallo -al que accedió la AFP – que las pruebas llevan a la conclusión de que “hubo ventaja indebida, o sea, sobornos, pagados por el grupo empresarial (Odebrecht) a los agentes de Petrobras» porque «no fue identificada ninguna causa lícita para esas transferencias”.
Según el magistrado, los pagos ilegales hechos por la compañía a funcionarios de Petrobras sumaron 108,8 millones de reales (unos USD 28,7 millones) más otros USD 35 millones.
Marcelo Odebrecht fue condenado por haber cometido 11 veces el delito de corrupción activa y 50 veces el de lavado de dinero.
Junto con él, también recibieron condenas adicionales exdirectivos de la petrolera estatal ya detenidos por el “ Petrolao ” .
Élite La sentencia es el último desenlace de una megacausa que salpica a la élite empresarial y política de Brasil, que tiene derivaciones en varios países y cuyas consecuencias aún son inciertas.
Odebrecht es uno de los mayores conglomerados empresariales de ingeniería de América Latina, con presencia en 23 países y que antes de que eclosionara el escándalo facturaba cerca de USD 40 000 millones anuales.
Contactada por la AFP , la firma no hizo comentarios acerca de la condena.
La trama revelada por la denominada ‘Operación Lava Jato’ (lavadero de autos) echó luz sobre un esquema en el que grandes constructoras sobornaban a directivos de Petrobras apadrinados por partidos políticos para poder manipular las licitaciones y cobrar sobreprecios por las obras.
Según la investigación, cuyo pilar son las llamadas “delaciones premiadas” que permiten a los acusados firmar acuerdos de colaboración con las autoridades a cambio de una reducción de sus sentencias, los sobreprecios eran luego distribuidos entre los involucrados y distintas fuerzas políticas, predominantemente el gobernante Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) y sus aliados.
La procuraduría de la República define el caso como un sistema de desvío de dinero que “beneficiaba a empresas que se enriquecían a costa del Estado, directivos de Petrobras que vendían favores, lavadores profesionales de dinero que pagaban sobornos y políticos y partidos que sustentaban a los directivos de Petrobras y a cambio recibían la mayor parte de los sobornos, que los enriquecían y financiaban sus campañas”.
Lula en la mira
Además de Odebrecht, la causa llevó a la detención de directivos de otras grandes constructoras como Camargo Correa o Andrade Gutierrez, el exjefe de gabinete del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) Jose Dirceu, el extesorero del PT Joao Vaccari, y hay decenas de legisladores con cargos vigentes en la mira de la justicia.
La semana pasada, la policía llevó a declarar forzadamente a Lula en el marco del megafraude, en una operación que recalentó el clima político en Brasil.
Con Brasil hundido en una recesión y una popularidad de apenas 11%, la presidenta Dilma Rousseff enfrenta dos procesos que podrían poner fin anticipadamente a su mandato, previsto hasta el 1 de enero de 2018, y que son impulsados por una oposición en guerra abierta contra su gobierno.
La procuraduría pidió a todos los acusados en las varias causas que agrupa la Operación Lava Jato un resarcimiento total de 14.500 millones de reales (unos USD 3 825 millones).
Marcelo Odebrecht fue condenado a 19 años de prisión por el caso de corrupción en Petrobras. Foto: AFP
Más de 60 estudiantes argentinos y 25 tutores participaron en la cuarta edición del Premio Odebrecht al Desarrollo Sustentable, organizado en Argentina por ese grupo multinacional brasileño para fomentar soluciones innovadoras que faciliten el progreso.
Con ese reconocimiento se pretende motivar a estudiantes universitarios de todo el país a que desarrollen propuestas que, con el sello de la innovación y basadas en los principios del desarrollo sustentable, promuevan soluciones de ingeniería que puedan contribuir al progreso empresarial y académico, según los organizadores.
Los proyectos presentados este año, un total de 31, están relacionados con la energía, el agua y los residuos, entre otros temas, y han sido elaborados por estudiantes procedentes de una veintena de universidades de todo el país.
De los proyectos presentados, el jurado ha seleccionado diez, de distintas universidades argentinas, que participarán en un libro que publicará la empresa brasileña de ingeniería y construcción, mientras que los tres ganadores finales recibirán un premio en metálico.
Lucas Utrera, gerente de sostenibilidad de Odebrecht, dijo a Efe que el concurso persigue «que los jóvenes puedan bajar a la realidad las ideas de su carrera, pensadas bajo un foco de sostenibilidad y desarrollo».
Los ganadores se anunciarán el próximo 18 de noviembre en la embajada de Brasil en Buenos Aires durante un acto que, añadió Utrera, contribuirá a «inspirar a los jóvenes a que continúen transformando sus comunidades».
El Premio Odebrecht al Desarrollo Sustentable cumple su cuarta edición en Argentina y se realiza en otros los países de la región en los que está presente la empresa como Brasil, Venezuela y Colombia.
Imagen tomada de la página http://premio.odebrecht.com.ar/
Odebrecht, el gigante brasileño del sector de la ingeniería que tiene operaciones en cuatro continentes, tuvo sus orígenes en 1944. Ese año, el joven empresario Norberto Odebrecht, de ascendencia alemana, creó la firma en la ciudad de Salvador.
71 años después, la iniciativa empresarial de un joven visionario es considerada una de las empresas más grandes de América, región en la que participa en el desarrollo de grandes obras de infraestructura en EE.UU., México, Guatemala, Cuba, República Dominicana, Panamá, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay, Argentina y, su país de origen, Brasil.
A esa lista se suman cuatro países europeos: Alemania, Portugal, España y Austria. En África, opera en Ghana, Angola y Mozambique. Y en Asia, la compañía está en los Emiratos Árabes Unidos.
Las cifras de la corporación son difíciles de dimensionar. En el 2012 tuvo ingresos por USD 41 317 millones, ganancias por 774 millones y activos por 59 459 millones, según datos que constan en su sitio web. Para el 2013, los ingresos llegaron a USD 41 377 millones, las ganancias fueron de 210 millones y los activos sumaron 60 758 millones.
Para mostrar una comparación de las cifras millonarias que maneja: la organización del Mundial de Fútbol del año pasado costó cerca de USD 12 000 millones. Es decir, la firma tiene en activos cinco veces lo que costó el Mundial Brasil 2014.
Hoy, la compañía está envuelta en un escándalo. El pasado 19 de junio, la Policía brasileña detuvo a Marcelo Odebrecht, presidente de la empresa y nieto del fundador. La firma está involucrada en la investigación de una red de sobornos protagonizados por la estatal Petrobras. Los delitos que se investigan son formación de cartel, fraude en licitaciones, corrupción, desvío de fondos públicos y lavado de dinero.
El año anterior, Odebrecht facturó más de USD 40 000 millones y reunió a 181 000 empleados distribuidos en 21 naciones.
La controversia que atraviesa la multinacional generó efectos en los países en los que participa en grandes construcciones. Según datos de BBC Mundo, el conjunto de contratos en cartera de la empresa en la región llega a USD 18 000 millones.
La misma agencia de noticias señala que además de construir centrales hidroeléctricas en la región, Odebrecht realizó -sola o mediante consorcios- carreteras, autopistas y puentes en Colombia, Argentina, Ecuador, Guatemala, Perú, República Dominicana o Venezuela.
En Colombia, la firma participa en contratos como la Ruta del Sol Sector 2, avaluada en 3,5 billones de pesos (cerca de USD 1 750 millones) y en la que tiene una participación del 62%. Además, tiene una cuota del 86% en el proyecto de recuperación de la navegabilidad por el río Magdalena, que tiene un valor de 2,5 billones de pesos (USD 1 250 millones), según diario El Tiempo.
El Gobierno colombiano está evaluando los escenarios que se podrían derivar de las investigaciones. El vicepresidente, Germán Vargas Lleras, explicó días atrás que el estatuto anticorrupción prevé que cualquier condena internacional en materia de sobornos inhabilitará a una firma por 20 años para contratar con el Estado.
En Argentina está desde 1987. Una de sus primeras obras fue la Central Hidroeléctrica Pichi Picún Leufú, sobre el río Limay, que separa a las provincias de Neuquén y de Río Negro. La empresa hizo otras obras importantes como la Autopista Acceso Oeste, en 1996, y la ampliación de los gasoductos San Martín y Neuba II, en el 2005.
En Venezuela participó en obras del aeropuerto internacional de Maiquetía, la línea 2 del metro de Los Teques, un teleférico de Caracas, complejos habitacionales y agroindustriales. Más al norte, en México, la gigante brasileña participa en la construcción de un complejo petroquímico para producir polietileno en el estado de Veracruz. En Cuba realiza la ampliación del Puerto Mariel.
Ahora, con el escándalo que investiga la justicia, los contratos de la firma en la región están en una etapa de indagación.
Odebrecht, auge y caída de un ‘príncipe’ muy poderoso
El Tiempo de Colombia, GDA
En pocos casos como el de Marcelo Odebrecht, de 46 años, pesa tanto el apellido y lo que él representa para la economía de Brasil. Hijo de Emilio Odebrecht y nieto de Norberto Odebrecht, Marcelo es el tercero dentro de una dinastía que inició un imperio en 1944. Casi cinco años después, el hijo del fundador tomó las riendas y en el 2008 asumió el trono su nieto.
Como en las grandes familias nobles, el ‘príncipe’ de Odebrecht fue esculpido desde niño para ejercer el cargo que ostenta, pero el 19 de junio fue capturado por cargos relacionados con indicios de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.
Se educó en Bahía, su tierra natal, pero también pasó por los mejores centros educativos y universidades en Suiza y, sobre todo, en Estados Unidos.
Pasó por obras de ingeniería, luego por el sector del petróleo –en la época en que la familia puso en marcha Braskem, una de las petroquímicas más poderosas de Latinoamérica– y finalmente, aterrizó con alfombra roja en el despacho que culminaba la sucesión planeada de la saga. De él hablan como un directivo calculador de riesgos: apuesta alto, pero se guarda una última carta en el juego.
Así, fue modelando el perfil actual del holding de empresas, un gigante diversificado en varios polos, pero con la mira puesta en las concesiones públicas de mayor tamaño.
Entre el 2008 y el 2013, época de mayor expansión en una economía aún caliente, Odebrecht fue ganando prestigio en los círculos empresariales y también en el Palacio de Planalto. El presidente, en ese entonces, Luiz Inácio Lula da Silva, que estuvo en el poder entre el año 2003 y el 2010, tenía ya una buena relación con la familia Odebrecht, pero la entonces ministra de la Casa Civil, Dilma Rousseff no le dispensaba a Marcelo un trato tan cercano y amigable.
La hoy presidenta de Brasil fue cambiando su parecer hasta presentarlo como el mayor empresario de Brasil, hace algunos meses. En esos años fue aumentando exponencialmente el crecimiento de su empresa, especialmente en el área de la construcción, donde asumió un buen pedazo de las obras del Mundial 2014, los Juegos Olímpicos del 2016 y la revitalización del inmenso puerto de Río de Janeiro.
Pero además, se hizo cada vez más grande fuera de las fronteras brasileñas. Y fue por ahí que empezaron las cosquillas de la prensa en los últimos meses. La revista Época y el diario O Globo han venido publicando una serie de informaciones en las que se detalla la relación del expresidente brasileño Lula da Silva con el conglomerado Odebrecht.
Hoy, en medio del escándalo, dicen que lo que realmente vale para todos es la amistad de Marcelo Odebrecht, no solo con Lula da Silva, sino con todos los grandes actores del arco político brasileño. Visto así, si Marcelo Odebrecht habla a la justicia de todo lo que sabe, entonces se podría estar hablando de un terremoto de magnitudes inimaginables. Quizás esa sea la última carta del ‘príncipe’.
En Ecuador
12 contratos serán auditados
La empresa brasileña Odebrecht es un importante actor dentro de la contratación pública del Ecuador y lo ha sido en las últimas décadas.
Pese a haber sido expulsada en octubre del 2008 por problemas en el desempeño de la hidroeléctrica San Francisco, en dos años llegó a un acuerdo con el Estado para reparar la central y entregar USD 20 millones de lucro cesante, además de reponer varios equipos.
Luego de ello, en el 2011, volvió a ser contratista del sector público con la reparación de la central hidroeléctrica Pisayambo. Desde el 2012, la empresa ha sido adjudicada con cinco obras por USD 749 millones, de acuerdo con el Sistema Nacional de Contratación Pública, lo que representa un 9% respecto a toda la contratación del Estado en el 2014.
Entre estos contratos están dos fases de la Ruta Viva que conecta a Quito con el aeropuerto de Tababela; el movimiento de tierras para la implantación de la Refinería del Pacífico; el poliducto Cuenca-Pascuales; y el acueducto represa La Esperanza de la Refinería del Pacífico.
La adjudicación de varias obras a la empresa ha sido cuestionada en los últimos años. Un primer cuestionamiento llegó en agosto del 2012 cuando Odebrecht fue adjudicada con el contrato para la preparación de los terrenos de la Refinería del Pacífico. Constructoras locales publicaron en varios diarios nacionales una carta abierta al presidente Correa; en aquella ocasión, para que intervenga en ese contrato por presuntas irregularidades.
El contralor, Carlos Pólit, anunció en semanas pasadas que auditará 12 contratos adjudicados a Odebrecht a raíz del escándalo desatado en Brasil.
La compañía participa en grandes obras de infraestructura en la región. En la foto se observa una planta de generación de energía eléctrica que Odebrecht tiene en Brasil. Foto tomada del sitio web de Odebrecht
La gigante brasileña de la construcción Odebrecht considera que es un buen momento para invertir en América Latina, pese a la desaceleración económica en la región, y mira con interés a Perú, Colombia, México, Panamá y Cuba.
Jorge Barata, director ejecutivo de Odebrecht Latinvest – brazo de inversiones en infraestructura del conglomerado empresarial en el resto de América Latina- dijo que el mal momento para el precio de las materias primas no deber ser un obstáculo ni desanimar a quienes tienen inversiones de largo aliento.
«No porque el precio del petróleo, del gas o del mineral está bajo, vamos a dejar de participar en una inversión que tiene una visión de 20 años. Tenemos que ver el (plazo) histórico y, usando medias históricas, tomar la decisión de inversión», dijo Barata, quien tiene su base de operaciones en Lima.
«Nuestra percepción es que justamente en estos momentos (de desaceleración) es cuando el país más necesita de inversión (…) Cuando se invierte en una situación de necesidad, que ayuda al país a salir de un momento bajo, se le da importancia al proyecto. Dicen, hay que impulsarlo porque seguro le da 1 punto más al PIB. Eres escuchado, ayudado, todos los organismos se interesan», comentó.
Perú, Colombia, México, Panamá y Cuba
«Es un buen momento (para invertir), no me cabe duda, y en Perú principalmente. Hay un sólido modelo de concesiones que va madurando», explicó, Barata.
En Perú tienen 14 proyectos, entre concesiones y obras. «Después de Perú es Colombia, que está logrando conseguir el control de la seguridad. Eso genera tranquilidad para que las empresas comiencen a invertir. Antiguamente era peligroso andar en carretera y preferían viajar en avión, y ahora hay 25 licitaciones de carreteras allá», explicó.
En la lista también está México, y Panamá «con crecimiento grande en los próximos años». En Cuba, Odebrecht estuvo a cargo de la construcción del puerto de Mariel, y ahora trabaja en la remodelación del aeropuerto de Cuba y en la modernización de haciendas azucareras.
«Brasil vio que Cuba tiene un potencial. Ahora, con esta anunciada apertura de Estados Unidos, eso va a dar una velocidad impresionante», explicó, y agregó que están mirando con atención proyectos relacionados con la minería, aunque no entregó detalles. «Es un país que ha estado por muchos años parado. Con esta apertura se puede generar mucho crecimiento», sostuvo.
Emisiones de deuda
Odebrecht, que en Perú lleva adelante la construcción del gasoducto sur peruano, prepara una emisión de deuda para financiar la última etapa de la obra, por unos USD 4 100 millones de dólares, que debería concretarse para junio de 2015, a siete años plazo, y en donde 14 de 15 bancos extranjeros ya tienen comprometida su participación.
«Estamos optimistas que esto va a ocurrir en las condiciones que pretendemos y servirá para cerrar el gasoducto». Luego de que la obra esté en operaciones, se hará una nueva emisión de largo plazo, a 25 años, para captar también USD 4 100 millones, pagar la deuda previa y operar con tranquilidad, explicó el ejecutivo.
Barata reiteró que de este gasoducto, que recorrerá 1 134 kilómetros desde el yacimiento de Camisea en la selva peruana hasta la provincia costeña de Ilo, esperan concluir el primer y segundo tramo en diciembre de 2016 y operar comercialmente en marzo del 2017. El último tramo, en tanto, se culminará en diciembre de 2017 y estará en operaciones en marzo de 2018
Trabajadores de Odebrecht en la Hidroeléctrica Pisayambo, en Ecuador. Foto: Glenda Giacometti/ El Comercio
Cinco universidades ecuatorianas están a la espera de los resultados del «Premio Odebrecht para el Desarrollo Sostenible – Ecuador 2013«, que se realiza por primera vez en el país.
Este concurso, organizado por la Constructora Norberto Odebrecht, está dirigido a estudiantes universitarios de cualquier semestre en las carreras de ingeniería, arquitectura y agronomía.
La convocatoria se abrió en febrero pasado y las universidades tuvieron un plazo de cinco meses para organizarse y desarollar sus proyectos.
El plazo terminó en septiembre pasado y, a pesar de ser su primera edición en Ecuador, se recibieron 53 proyectos, provenientes de 20 universidades del país.
El 31 de octubre fueron seleccionados finalistas los proyectos desarrollados por estudiantes de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, la Universidad Estatal Península de Santa Elena, la Escuela Superior Politécnica Nacional y la Escuela Superior Politécnica del Litoral.
Las propuestas presentan nuevas ideas para el aprovechamiento de hidrógeno como vector energético, viviendas sustentables, filtros para agua contaminada elaborados con base en la caña guadua, barras de nutritivas fabricadas con los excedentes y desechos de banano, arroz, cacao, maíz y soya; y el diseño de un sistema para el tratamiento de agua residual emitida por camaroneras.
«Este concurso se realiza en países de toda la región, pero debo destacar la participación de Ecuador por la cantidad y la calidad de las iniciativas universitarias», comenta Honorio Brito, responsable de Sostenibilidad y Calidad de Odebrecht.
Los resultados serán anunciados este jueves 21 de noviembre en la Capilla del Hombre, en el norte de Quito. De los cinco finalistas, tres recibirán un premio económico mientras que el cuarto y quinto lugar recibirán una mención de honor. Los ganadores serán dados a conocer a través de los medios.
En el país existen unas 20 000 piezas de lona que se destinan para vallas publicitarias que las empresas usan temporalmente. ¿Pero qué sucede cuando el mensaje publicitario pierde vigencia? ¿Adónde van esos metros de lona compuesta por PVC y termoplástico que ya no son parte de ese anuncio? En el Ecuador, una buena parte de este material, que tarda cientos de años en degradarse, termina en botaderos de basura y por lo general no se reutiliza.
Esa realidad sensibilizó a Ivanna Terán y Hellen Arichábala, de 20 años de edad, estudiantes de Ingeniería en Gestión Ambiental en la Universidad Espíritu Santo (UEES), en Guayaquil; por eso, las alumnas se animaron a participar en un concurso para desarrollar una solución a esta problemática.
Comenzaron a trabajar en el proyecto desde julio y el 20 de noviembre, en una ceremonia en la que participó la Premio Nobel de la Paz (1992), Rigoberta Menchú, las jóvenes ganaron el primer lugar del premio para el desarrollo sostenible Odebrecht, organizado por la Constructora Norberto Odebrecht, con su propuesta de gestión sostenible de los residuos plásticos producidos por la industria gráfica y publicitaria.
Su trabajo abarca reformas en las normativas de disposición de estos desechos, acopio apropiado y distribución, con el fin de que llegue a manos de artesanos para que usen este material como materia prima para elaborar accesorios.
Esta es la segunda edición del concurso que también se realiza en otros nueve países del mundo. Este año el certamen reunió 97 proyectos de más de 20 universidades de todo el país.
Las jóvenes fueron guiadas por el docente de la Escuela de Ciencias Ambientales, Juan Carlos Erazo, y esperan que su trabajo pueda ser ejecutado por Odebrecht. «La lona es un material que tarda mucho en biodegradarse, solo en cinco años comienza la degradación y el proceso tarda cientos de años», indica Hellen.
Como una de las fortalezas del plan, Ivanna menciona el enfoque legal. «Nos enfocamos en la inclusión de la entidad pública que maneja los desechos sólidos, a través de reajustes a las cláusulas de las ordenanzas municipales que rigen la disposición de estos desechos».
Es un proyecto con una metodología muy bien explicada. Fueron más allá de lo ecológico, se fijaron en el marco legal. Eso garantiza un escenario factible para llevarse a cabo, señala René Rodríguez, director de la Escuela de Ciencias Ambientales de la UEES.