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  • Tsáchilas realizan rituales de fin de año

    María Victoria Espinosa

    (F)
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    Las ceremonias tsáchilas para la buena suerte son las más cotizadas en Santo Domingo de los Tsáchilas desde la primera semana de diciembre.

    A las comunas tsáchilas asisten alrededor de 3 000 pacientes para realizarse limpias, baños de purificación, rituales antiestrés, entre otros procedimientos.

    Los pacientes llegan desde Quito, Quevedo, Babahoyo, Ambato, Riobamba y Guayaquil.

    El chamán Abraham Calazacón señala que hace unos cinco años, los clientes se hacían los baños por curiosidad y como parte del turismo chamánico que se ofrece en cinco de las siete comunas.

    Pero a medida que han pasado los años, los clientes han regresado porque los rituales les han dado buenos resultados.

    Incluso hay pacientes que regresan a Santo Domingo para la fiesta Kasama, donde se realizan rituales parecidos. En esa ceremonia recargan de energía sus amuletos y se realizan baños para la suerte y la prosperidad.

    El jueves 12 de diciembre del 2019, el centro cultural Mushily recibió al primer grupo que se realizaría estos rituales.

    Los chamanes realizaron una ceremonia nocturna en la que se convocó a los espíritus de la naturaleza para que entregaran esperanza y protección a las 50 personas que participaron del ritual.

    Miriam Calazacón, guía del centro cultural Mushily, afirma que los rituales nocturnos son claves cuando las personas están muy estresadas. Eso debido a que antes de la ceremonia, primero se hace un recorrido por los senderos con antorchas.

    Ahí los pacientes deben caminar por la naturaleza, oler las plantas, abrazar cierto tipo de árboles.

    Luego se hace una demostración de los bailes típicos de la nacionalidad con tambores y marimbas. Además pueden conversar cerca de una fogata con piedras obtenidas de los bosques pertenecientes a los tsáchilas.

    Tras tomar una infusión, se inicia el ritual en el consultorio del chamán. Ahí se utilizan al menos 20 plantas medicinales.

    El chamán invoca a los dioses y una vez que obtiene el permiso para presidir la ceremonia, empiezan los baños de vapor, de florecimiento, las limpias y tomas de brebajes, según los síntomas e intenciones del paciente.

    En el Museo Etnográfico también se realizan estos rituales, aunque por lo general se hacen durante el día para aprovechar el sol, que es el responsable de energizar las piedras y amuletos. Incluso, ellos construyeron una cabaña con un agujero en el techo para realizar estos rituales.

    Manuel Calazacón es uno de los chamanes. Él afirma que el ritual funciona de acuerdo a la fe que el paciente le tenga al tratamiento, los cuidados que realice en casa y al tipo de plantas que utilice el chamán o poné (sabio).

    Para conseguir las mejores plantas, es fundamental que se corten según el ciclo lunar. “Según la enfermedad o el estado de ánimo del paciente se hacen cortes mirando el calendario lunar”.

    Para Calazacón, primero es fundamental que el paciente conozca el ritual. Por eso, la primera fase es una explicación de la medicina ancestral y los tratamientos. También se da una charla sobre la alimentación, el estrés y cómo lograr que la energía positiva no disminuya durante el año.

    El chamán José Aguavil, de la comuna El Poste, asegura que es importante que el paciente obtenga un amuleto después del ritual. Esta pulsera o collar va a repeler las energías negativas. “Luego del ritual, las energías se reconstituyen y si no se tiene el amuleto es más fácil que el paciente se contamine de malas energías”.

    Los rituales para fin de año se realizan desde la primera semana de diciembre y se extienden hasta principios de enero del 2020.

    En las redes sociales de los 10 centros culturales tsáchilas se encuentran publicaciones sobre los rituales, los costos y las recomendaciones que debe seguir el paciente. Una de ellas es utilizar ropa blanca o de colores claros.

    Sobre los rituales

    Los precios de los rituales están entre los USD 10 y 50. Incluyen baños, limpias, amuletos, un ritual y una infusión.

    Los pacientes deberán hacer peticiones para el nuevo año y repetirlas durante los baños para atraer la buena suerte.

    Hay dos amuletos. Uno es personal y por lo general es una pulsera o un collar con semillas obtenidas del bosque y bendecidas por el poné (sabio). Los amuletos para proteger negocios, inmuebles o vehículos son una especie de lanza, que usaban los cazadores.

    El chamán Abraham Calazacón realiza rituales matutinos y nocturnos en el centro cultural Mushily. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    El chamán Abraham Calazacón realiza rituales matutinos y nocturnos en el centro cultural Mushily. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • Internet: La mayor sala de espera para los médicos y la nueva consulta para los pacientes

    Por Frederic Llordachs, CEO de Doctoralia

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    No creo descubrir nada nuevo cuando afirmo que hoy día las enciclopedias y las guías en papel han sido sustituidas como fuente de conocimiento para encontrar información sobre lugares, efemérides, citas, biografías, descripciones de productos o servicios. Del mismo modo, y aunque nos cueste asimilarlo, debemos aplicarnos esta realidad: Si no estamos en internet, no existimos.

    Está claro que Internet no ha sustituido (y por el momento no podrá sustituir) la consulta presencial con el médico. Sin embargo, los pacientes ya buscan cada vez más información al experimentar síntomas antes de acudir al médico. Y después de la visita vuelven a internet para tener más información a la hora de tomar decisiones, acabar de informarse sobre un tratamiento, o simplemente para compartir su opinión sobre el trato recibido o el médico que les atendió.

    En este sentido, las opiniones compartidas de otros viajeros sobre un hotel en Tripadvisor o sobre un libro en Amazon ya no nos sorprenden ni nos cuestionamos su validez. Así, buscar o compartir opiniones sobre tratamientos, profesionales de la salud o centros médicos es algo cada vez más común. Es este «rastro online» sin controlar el que puede resultar profesionalmente peligroso para los sanitarios descuidados, y engañoso para los usuarios.

    Hace unos años encontré en Google el caso de un psiquiatra (que aun hoy pongo de ejemplo en mis charlas) cuyo caso es un gran ejemplo del impacto que sobre nuestra identidad digital en Internet pueden tener acciones malintencionadas. Este médico, probablemente tras un desencuentro con un paciente, le provocó al mismo una airada reacción que convirtió al profesional sanitario en víctima de una tenaz campaña de desprestigio online basada en su avidez por el dinero.

    Hoy, años después, y si bien últimamente la prestigiosa institución en la que trabaja parece haberse puesto las pilas y en búsquedas en Google de su nombre ya no aparecen estas referencias negativas antes del octavo resultado (la antesala del olvido que es la segunda página de resultados), aún puede encontrarse entre los primeros resultados visuales fotomontajes con su cara en un billete, presentes desde años atrás.

    La moraleja de esta historia no es otra que debemos ser dueños (o al menos intentarlo) del contenido que aparece sobre nosotros como profesionales en Internet, sea cual sea nuestra profesión, pero aún más si somos profesionales de la Salud. Pero para eso debemos perderle el miedo a la red y sobre todo, pensar como lo haría un usuario (y si me lo permiten, meterle ganas y alguna que otra hora).

    Internet es una herramienta cada vez más poderosa, extremadamente veloz y que lo mismo puede acercarnos a pacientes y otros profesionales, reforzando nuestra credibilidad y reputación, como puede amplificar el impacto de una crítica (porque un día malo lo puede tener cualquiera) y alejar a potenciales clientes o darles una imagen poco profesional de nosotros.

    Lo más importante es estar presente, conocer esas experiencias (y quizá descubramos oportunidades de mejora en el servicio que brindamos: ya se sabe, en el idioma chino, la palabra “crisis” -weiji-, se compone de dos ideogramas: Wēi -peligro- y Jī -oportunidad-), y en todo caso cultivar la recomendación de todos los pacientes y la valoración por parte de los mismos, así como el respaldo de otros compañeros de profesión.

    Otro elemento jugará un papel esencial: la rigurosidad y credibilidad de la información hallada en Internet por los usuarios. ¿Quién no ha sentido un síntoma y ha ido a consultar inmediatamente al Dr. Google sobre su dolencia? ¿Y quién no se ha asustado de los resultados hallados en la búsqueda? ¿Tumor cerebral por dolor de cabeza? ¿Cáncer por una tos? O incluso peor: soluciones sin origen claro a problemas de salud.

    Una de las cosas que más nos preocupan del mundo online a los profesionales de la salud es el reconocimiento e identificación de fuentes de información contrastada por expertos. La inexperiencia del usuario en la búsqueda de cuestiones relacionadas con la salud genera muy a menudo alarmismo y propicia actuaciones incorrectas que pueden agravar la patología existente.

    Los sellos de validación de webs no son una solución a dia de hoy, puesto que no existe ninguno que valide el contenido en tiempo real. Por eso la participación online de expertos claramente identificados e identificables es clave para poder ofrecer respuestas y contenidos rigurosos y con el mejor aval: la garantía de un profesional con una identidad clara (además de una fecha que valide la vigencia de los contenidos). Y sobre todo, todo profesional de la salud debe contar con un arsenal de información online al que poder dirigir al paciente, porque es lo que el paciente necesita: que le sepamos orientar. Porque cuentan con nosotros.

    Internet no ha sustituido la consulta presencial con el médico. Foto: Archivo
    Internet no ha sustituido la consulta presencial con el médico. Foto: Archivo