Etiqueta: paja

  • El mimbre y la paja toquilla dan vida a artículos del hogar

    Redacción Quito

    Lámparas para el hogar de colores vistosos como turquesa, fucsia, tomate; muebles rectangulares o redondos; los tradicionales moisés o cunas para bebés. Todos estos artículos elaborados con mimbre, cabuya y paja toquilla se venden desde hace más de 15 años en unos 10 locales frente al mercado Santa Clara, en el norte de Quito.

    En la calle Ulloa, frente a esta plaza, cada mañana los artículos artesanales toman un lugar privilegiado en la entrada de cada local.

    “Existen varias técnicas para tejer el bejuco o mimbre”, explica Jaime Pilatuña, artesano de 59 años. Este quiteño oriundo de Carapungo, en el norte de la capital, desde 1 987 empezó a elaborar muebles, comedores y otros productos de mimbre.

    Para la elaboración de los artículos, realiza tejidos calados, doble, lleno, medio bejuco, lomo: “con la puntada llena se hace el asiento y con el calado, los espaldares” dice.

    El mimbre es una fibra vegetal que viene de un arbusto de la familia de los sauces; y para el tejido de diferentes artículos se utiliza el tallo y las ramas de la planta.

    Pilatuña explica que desde que abrió su local llamado Mimbre y su planta de producción, en Calderón en el norte de Quito, compra cada seis meses unos 500 quintales de la materia prima en Esmeraldas.

    En cuanto a ventas, pese a que la industria china ha ganado mercado, según el artesano, este señala que seguirá elaborando de 20 a 25 unidades de artículos para venderlos bajo pedido o en su local: “El mimbre es resistente y da un toque rústico al decorado de interiores en casas”.
    Verónica Padilla también trabaja con estas fibras naturales. En su almacén, Rústico Hogar, exhibe hace ocho años las lámparas de cabuya en tonos turquesa o fucsia; pero también trabaja con proveedores de Otavalo (Imbabura) desde que diversificó su portafolio con muebles de madera.

    Irma Figueroa, oriunda de Milagro, hace 30 años elabora artesanías de cabuya que la obtiene en Otavalo. Las lámparas redondas son el producto estrella y no solo las comercializa en Quito sino en otras provincias del país. Al mes, teje unas 20 lámparas con este material; el proceso para tratar estas hojas es el siguiente: le unta sábila para que la hoja se suavice; luego al deja secar al sol y empieza el tejido. Al finalizar, pinta con anilina para darle vida a los productos decorativos.

    La tradición por el uso de la paja toquilla también es frecuente en el sector del mercado Santa Clara. Sombreros decorativos, bandejas o roperos de bambú son la principal carta de presentación de Ramón Zambrano, dueño del local Zampi y oriundo de Manabí.

    Desde hace 47 años este artesano empezó a utilizar las fibras naturales o la paja toquilla para fabricar sombreros en miniatura. También, usa la ‘mácora’ similar a la paja toquilla, utilizada para confeccionar moisés, repisas, juegos de sala e incluso las canastas pequeñas que se usan como artículos decorativos para matrimonios. Sus ventas ascienden a los USD 700 por mes; y en diciembre se da un incremento de un 10%. Para este año, elaborará las lámparas de bambú pequeñas para ganar mercado.

    Ramón Zambrano, oriundo de Manabí tiene su local Zampi en el norte de Quito. Elabora artesanías como canastas y sombreros de paja toquilla. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Ramón Zambrano, oriundo de Manabí tiene su local Zampi en el norte de Quito. Elabora artesanías como canastas y sombreros de paja toquilla. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Bernal Hats, un negocio hecho de pura paja

    Ivanna Zauzich / Redacción Cuenca

    Unos 2 000 sombreros de paja toquilla reposan en un taller en el centro de Cuenca. Hay blancos, negros, rosados, de hombre y de mujer… Están listos para ser empacados y exportados hacia EE.UU., Alemania, Inglaterra y otros 15 países donde se comercializan.

    La firma detrás de este negocio se llama Bernal Hats, que funciona desde 1987 en la capital azuaya. El año pasado facturó cerca de USD 130 000.

    El gerente de esta iniciativa cuencana, Hugo Bernal, creció entre los sombreros de paja toquilla, porque su padre, abuelo y bisabuelo trabajaban en este segmento productivo. Ellos tejían el sombrero campana (sin terminar para darle la forma), que era comercializado a firmas estadounidenses, que le daban valor agregado con cintas y tejidos y lo vendían más caro.

    Bernal identificó una oportunidad de negocio e invirtió 6 millones de sucres (unos USD 10 000 al cambio en 1987), para adquirir tejidos e iniciar la producción. Este cuencano y su esposa, Elsa Aguirre eran los únicos empleados.

    Ellos compraban las piezas campana a los artesanos de Manabí y Cuenca. Agregaban su tejido y teñían; así crearon sus propios diseños. Bernal no solo heredó de su padre la pasión por los sombreros, sino los contactos de empresarios que llevaban estos productos al exterior.

    Se comunicó con ellos y envió sus productos a Australia y EE.UU., en 1987. Su facturación promedio anual era de 36 000 sucres (unos USD 180 al cambio de ese año). Conforme crecía el negocio, también los destinos a los que Bernal Hats exporta. Por mencionar algunos: Suiza, Japón, Brasil, Colombia…

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    A pesar de esa acogida en otros destinos, la crisis bancaria de 1999 en Ecuador fue un tropiezo para Bernal Hats. Sus proveedores -que son artesanos- emigraron hacia España y EE.UU., y era difícil encontrar manos que elaboraran los sombreros. No obstante, “los retos surgen para fortalecernos y encontramos nuevos talentos con los que aún trabajamos”.

    De eso da fe Julia López, quien vende los sombreros campana a esta firma. Destaca la seriedad y transparencia de este emprendedor. Los pedidos crecen o bajan de acuerdo con la temporada, “pero se preocupa, porque tengamos trabajo y pagar bien nuestra labor”.

    La relación es positiva con sus proveedores y con clientes. Chris Rodríguez compra cerca de 40 sombreros que comercializa durante el verano (entre junio y agosto) en Nueva York. Hace ocho años conoció el producto por un amigo y lo compró para su tienda de artesanías. “Esta marca tiene acogida por la calidad de su tejido y diseños diferentes”.

    Desde el 2009, Bernal apostó por impulsar su producto en el mercado nacional. Desde ese año ha invertido más de USD 15 000 para arrendar tres locales (centro, sur y noreste de Cuenca), en donde exhibe sus creaciones. Además, desde abril pasado se sumó a la iniciativa Rikuna, que agremia a 15 firmas cuencanas de cerámica, chocolate, joyería en plata, vitrofusión, cuero, aluminio…

    La presidenta de Rikuna, Silvia Di Rosa, explica que invitaron a Bernal Hats a integrarse por su trayectoria en el mercado y porque su producto, al igual que los otros socios, refleja la identidad cuencana. “La calidad de estos sombreros es excelente y la acogida ha sido igual”.

    Teresa García visitó Cuenca en agosto pasado y compró una cartera de paja toquilla y cuero de Bernal Hats. Destaca la calidad del tejido y diseño. “Se suele pensar que los bolsos extranjeros son mejores, pero la artesanía local no tiene que envidiar a otros países”.

    En la actualidad, Bernal Hats tiene tres empleados que le dan los detalles finales al producto. Los sombreros campana son comprados a más de 30 artesanos en Cuenca y Montecristi.

    Más sobre la firma

    • La calidad. Esta se mide por la cantidad de fibras en cada pulgada. Los sombreros de Bernal Hats tienen entre 13 y 53 fibras por pulgada
    • Los otros productos. Carteras, billeteras, monederos, portacheques, adornos, entre otros.

    LA INSIGNIA

    ‘La calidad en un espacio familiar

    Verónica Carchipulla / área de prensa

    Me desempeño en el área de prensa, es decir, donde se le da forma a los sombreros. Trabajo hace más de un año, y aunque es poco tiempo he aprendido cosas valiosas sobre este oficio. Los sombreros de paja toquilla son una herencia cultural de Cuenca y disfruto aprendiendo sobre su elaboración. Además, me da mucho orgullo que nuestro trabajo sea admirado en 18 países a escala mundial.

    La empresa es pequeña y familiar y eso nos hace sentir como en el hogar. El Gerente es amable y eso se refleja en el ambiente laboral que es libre de presiones.

    Bernal Hats es una firma en la que prepondera la calidad sobre la cantidad, por eso el trabajo es calmado para hacerlo bien. Eso da la oportunidad de aprender y hacer un buen trabajo.

    Un sombrero de paja toquilla de nuestra calidad es una obra de arte. Se necesita tiempo para tejer, teñir, revisar… para que el producto final sea perfecto y los clientes se sientan satisfechos con el producto. Generar ese bienestar en el consumidor es nuestra tarea.