Etiqueta: pasantias

  • La universidad es un canal de apoyo en las pasantías

    Redacción Quito

    Relacionadas

    Para los jóvenes combinar sus pasantías con el estudio universitario es un reto porque tienen que equilibrar su tiempo. En este camino reciben apoyo de sus empleadores y sus universidades.

    Pese a todas las barreras, hacer pasantías es clave para contar con experiencia profesional. Por eso, los expertos recomiendan iniciar las prácticas aun cuando no fueran obligatorias, lo que también enseñará a los estudiantes a ajustar el tiempo de sus actividades.

    María Belén Jácome, directora de vinculación con la sociedad de las Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), explica que los alumnos realizan sus prácticas pre profesionales a partir del sexto semestre y que como una ayuda para que cumplan sus pasantías la institución organiza sus horarios de clase de 15:00 a 21:30.

    Las prácticas, señala Jácome, deben durar mínimo cuatro horas diarias. “Entonces sí les apoyamos para que no se les crucen los horarios”, dice la vocera de la UTE.

    Unas de las estudiantes que se ha beneficiado es Íngrid Gómez, estudiante de octavo semestre de administración hotelera y gestión ambiental de la UTE. Ella realiza sus prácticas desde febrero en el Hotel Marriott como asistente de recursos humanos.

    La universidad también les facilita a los estudiantes el acceso a las pasantías gracias a los convenios institucionales con los que cuenta. La Facultad de Ciencias de la Ingeniería e Industrias de la UTE tiene, por ejemplo, 60 convenios en empresas públicas y privadas.

    En instituciones de educación superior como la Universidad de las Américas (UDLA) el diseño curricular ha permitido que en los niveles destinados para que los estudiantes hagan pasantías, desde el quinto o séptimo semestre de acuerdo a la carrera (excepto gastronomía, en la que inician en segundo), se dé una menor carga de materias. La idea es que cumplan las cuatro horas de práctica.

    Soledad Londoño, directora de bienestar estudiantil de la UDLA, indica que los estudiantes tienen que ser bastante organizados para cumplir con las horas de clase, de pasantías y de trabajo autónomo para hacer tareas y estudiar.

    La institución tiene mecanismos para facilitar el acceso a pasantías para sus alumnos. Uno de ellos es la bolsa de trabajo, en la que se registran al mes unas 60 ofertas de prácticas; asimismo cuenta con 215 convenios.

    Daniela Monge, ingeniera en administración de empresas hoteleras y turísticas de la UDLA, explica que decidió iniciar sus pasantías en segundo semestre en agencias, el Gobierno de Pichincha, entre otras. Ella asegura que fue complicado organizarse debido a los horarios en los primeros semestres, pero luego, con menos materias, tuvo mayores facilidades e, incluso, realizó sus prácticas durante las vacaciones.

    Por su parte, en la Universidad San Francisco, Gloria Gangotena de Montúfar, directora del Área de Contacto Empresarial, explica que cada estudiante tiene diferentes agendas para realizar sus prácticas. “Ellos acceden a sus pasantías de acuerdo con las empresas y la flexibilidad de ambos”.

    La USFQ facilita la lista de empresas con convenios para que los jóvenes puedan buscar. Pueden hacer sus prácticas en verano para no impactar en sus notas.

    Jéssica Paucar, estudiante de la Universidad Técnica Equinoccial,  realiza sus pasantías en el Hotel JW Marriott. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Jéssica Paucar, estudiante de la Universidad Técnica Equinoccial, realiza sus pasantías en el Hotel JW Marriott. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Las pasantías, el tránsito a la realidad

    Arturo Castillo

    El tránsito de la vida estudiantil a la realidad del ejercicio profesional es capaz de generar conflictos internos, sentimientos de ruptura, de fraccionamiento. Algunos individuos lo experimentan como un limbo insoportable, como un salto al vacío.

    Estos sentimientos cobran un carácter dramático si se toma en cuenta que el término de una carrera coincide, generalmente, con el proceso evolutivo del carácter y la personalidad, con los cambios anímicos y psicofísicos propios de la adolescencia tardía.

    Por supuesto, la sociedad se desentiende de estas obviedades, con el argumento de que ‘todos hemos pasado por lo mismo’, dando a entender que el mundo no se detendrá porque alguien no logra adaptarse a esos cambios.

    En todo caso, hacerse a sí mismo, volverse autónomo, renunciar a la protección paterna, son estadios ligados al desarrollo humano, que tienen conexión, obviamente, con la inserción del individuo en el mundo del trabajo, de la productividad. En otras palabras, la persona tiene que afirmarse socialmente, como sujeto social, dando muestras de autosuficiencia, evidenciando su capacidad para generar recursos.

    Las pasantías, en ese sentido, ayudan a tender un puente, facilitan el proceso de cambio, la iniciación laboral; permiten poner en juego los saberes, llevándolos al campo práctico.

    Pero no solo eso, también se trata de una ambientación, del desarrollo de la convivencia laboral, de la habilidad para comunicarse y ser parte de un equipo. Es un entrenamiento para la sana obediencia, la fidelidad, para cultivar la disciplina.

    En la práctica, daría la impresión de que las pasantías son concesiones que hacen las empresas a los jóvenes que necesitan experiencias. Generalmente, se les asignan tareas de poca trascendencia. No se apela a sus competencias, no se les confían responsabilidades importantes; se soslayan sus potenciales.

    Naturalmente, será un ejercicio para la humildad, para relativizar aquello de tareas importantes y tareas sin importancia. El novel trabajador deberá aprender que todo oficio es exigente y que no hay trabajo pequeño, que se pueda hacer sin pasión, de manera despreocupada.

    Ojalá las empresas asumieran el papel de mentoras de los nuevos profesionales, con guías éticos y profesionales, con espacios de expansión de la inteligencia y la creatividad, para la comprensión humanista del trabajo. Si se piensa en lo empresarial como un aspecto esencial del tejido social, la responsabilidad formativa de los trabajadores tiene un valor absoluto.

  • Todo está listo para incubar empresas

    Redacción Quito

    Desde el 2000, la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) entró en un proceso de adaptación a los nuevos tiempos y a inyectar en las venas de sus estudiantes el espíritu emprendedor. La meta no es solo formar los mejores profesionales del país, según señalan sus autoridades, sino que estos, además, sean creadores de nuevas ideas y generadores de cada vez un mayor número de empresas y empleos.

    Apuntando en esta dirección, las mallas curriculares se están adaptando de tal manera que por todas las facultades el tema del emprendimiento se constituya en un pilar importante. A ello se suma el objetivo de montar una incubadora de empresas, que permita que los estudiantes pongan en marcha, en la vida práctica, sus ideas de nuevos negocios.

    Para el director General de Estudiantes de la universidad, Juan Carlos Latorre, el proceso se encuentra bastante adelantado y se ha hecho una prioridad para las autoridades. «De nuestras aulas salen los mejores profesionales, que se colocan en puestos estratégicos y de liderazgo. Es reconocido su profesionalismo en todas las áreas. Incubar sus ideas será un beneficio para ellos, para la universidad y para el país en general».

    Si bien las carreras más afines con el emprendimiento, como son la de Administración y Ciencias Contables y la de Economía que lideran las propuestas al interior de la universidad, con programas diseñados específicamente para lograrlo o con casas abiertas y exposiciones, esto es algo que ya está multiplicándose a través de otras carreras.

    Así, por ejemplo, el emprendimiento es una dimensión necesaria en el Programa Multilingüe en Negocios y Relaciones Internacionales (LEAI). Este programa se desarrolla desde hace lustros en la Facultad de Comunicación, Lingüística y Literatura.

    Asimismo, dice Latorre, en el quehacer científico es conocido por la opinión pública interesada en este tema, el dinamismo de la Escuela de Ciencias Biológicas: líder en el país en bioprospección, en investigaciones orientadas a la conservación de la biodiversidad, en la propuesta de proyectos relativos a la biomasa.

    José Aráuz, director de bienestar Estudiantil, añade que la universidad tiene entre sus principios la preparación integral de sus estudiantes, lo que abarca su formación moral, intelectual y profesional. Todo al servicio de la sociedad.

    «La política que se sigue es la de lograr que los estudiantes participen en proyectos de investigación, que les permitan desenvolverse en actividades de responsabilidad. A través de muchos proyectos, los universitarios participan en programas y concursos en los cuales han alcanzado premios y menciones a escala nacional e internacional», dice.

    Otro aspecto importante en este escenario es la incorporación permanentemente de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) a los procesos pedagógicos. En los entornos virtuales de aprendizaje se realiza un diálogo didáctico mediado bi y multidireccional entre el profesor y el estudiante, mediante actividades como foros de discusión, conversaciones, envío y recepción de tareas, incorporación de archivos de audio y video, evaluaciones en línea…

    La bolsa de empleo

    Alumnos. Para la PUCE, el apoyo continuo a sus estudiantes es pieza clave para su desarrollo. Por ello, impulsa la bolsa de empleo y pasantías, a través de la cual mantiene una relación estrecha con las empresas e instituciones.

    Aplicantes. Una vez recibidas las ofertas se redirecciona a los coordinadores de bolsa de cada unidad académica. La edad promedio de los aplicantes está entre 20 y 22 años; es decir, estudiantes que surcan el quinto nivel en adelante.

    Resultados. Aproximadamente el 34% de las ofertas laborales que se reciben corresponde para la Facultad de Ciencias Administrativas. Mientras que un 26% se destina para las de Ingeniería.