Etiqueta: pasta

  • Ellos conservan la tradicional pasta fresca italiana

    Priscilla Alvarado. (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Andrés Torres es cocinero profesional y conoce bien el sabor de la pasta fresca italiana, un producto difícil de encontrar en Ecuador. Esto lo impulsó, junto con su hermano Juan Felipe, a fundar Tagliere, un negocio que tiene como base la fabricación de pasta al ‘mattarello’ (rodillo).

    Aunque el emprendimiento comenzó a inicios de diciembre del 2019, la preparación de Andrés se dio unos tres años atrás, cuando viajó a Bolonia, al norte de Italia, para especializarse en la elaboración de las variedades del producto. Allí conoció los procesos productivos y las técnicas de la verdadera cocina de ese país. Entre ellos, la técnica al ‘mattarello’.

    Por ejemplo, para trabajar la masa con este artículo, que es un gran rodillo de madera, debe haber una superficie plana, preferiblemente del mismo material, para que absorba la humedad de la masa y se pueda ir estirando poco a poco.

    Desde su estancia en ese país, tuvo la idea de producir su propia pasta. “Existían muchas opciones en el mercado, pero ninguna tenía el sabor de lo que había probado en Italia”, recuerda.

    En un pequeño taller, alquilado por los hermanos Torres en Samborondón, se inició Tagliere. La inversión fue cerca de USD 3 000 y ese monto incluyó los gastos de adecuación del sitio, materia prima e implementos para realizar las formas y cortes de la masa.

    En los dos primeros meses de funcionamiento, aunque el giro de su negocio era la creación de pastas, se incluyeron la venta de tablas con piqueos a domicilio.

    Según cuentan los emprendedores, el despunte del negocio se dio a partir del inicio de la emergencia sanitaria, en marzo. La demanda de pastas secas y rellenas se dinamizó por el confinamiento.

    La gama de Tagliere comprende más de 12 formatos entre cortos, largos y rellenos; entre ellas hay tipos como el garganelli y farfalle; y productos de horno como lasaña de carne y de hongos. Además, seis tipos de salsas que incluyen las clásicas pomodoro y pesto.

    Entre marzo y noviembre han producido 978,1 libras de las diferentes variedades.
    Juan Felipe, comunicador de profesión y mano derecha de su hermano, afirma que durante el confinamiento se apalancaron en las redes sociales para fomentar el consumo y atraer clientes. En la cuenta de Instagram del negocio, se colgaron videos sobre cómo hacer pasta en casa.

    Para colocar los productos, trabajan con dos puntos de venta digitales, sumado al servicio a domicilio que mantienen. Además, dotan de pasta a restaurantes.

    Gabriela Cepeda, chef propietaria de La Central, contó que trabaja con el pequeño negocio desde junio. “La calidad de la pasta es excepcional, la aceptación de los clientes por los formatos que producen es cada vez mayor”.

    Desde inicios de diciembre, Tagliere se trasladó a un nuevo espacio. Ese lugar cuenta con una pequeña bodega, donde se puede comprar embutidos, vinos y quesos. Rocco Maiorella, de Delizie Italiane, trabaja con los hermanos Torres desde sus inicios. “Son una dupla extraordinaria, el sabor y la calidad de sus productos se asemejan a la cocina italiana”.

    En el nuevo lugar se habilitó de jueves a sábado un espacio en el que grupos de hasta ocho personas pueden disfrutar de menús ‘pop up’ mensuales (menús itinerantes y temporales).

    El valor añadido del negocio y del concepto que tratan de implementar es que la gente se sienta en un rincón italiano. “Nos queremos mostrar como una vitrina transparente, en el que los comensales vivan una experiencia íntima y se dialogue sobre cocina, como en varias partes del mundo”.

    2 500 dólares es la facturación promedio mensual del emprendimiento

    Andrés Torres y Juan Felipe Torres muestran la oferta gastronómica que desarrollan en el local de Tagliere. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
    Andrés Torres y Juan Felipe Torres muestran la oferta gastronómica que desarrollan en el local de Tagliere. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
  • Siete décadas de pasta italiana

    Redacción Quito

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    Siete décadas en las mesas del país han estado los productos de Sucesores SA. Se trata de una empresa de alimentos cuyo producto estrella han sido las pastas. Esta compañía nació en 1948 de la mano de Jacobo Paredes, en Ambato. La historia de este negocio arrancó años antes, sin embargo, cuando este empresario envió a su hijo, Jorge Paredes, a estudiar sobre la fabricación de fideos en Italia.

    Él regresó con la maquinaria para desarrollar esta actividad y se creó Pastificio Ambato Compañía Anónima (Paca). Su mercado, inicialmente, estaba en las bodegas mayoristas de la Sierra en ciudades como Ambato, Riobamba, Latacunga, Quito e Ibarra.

    Debido al tiempo transcurrido, es difícil cuantificar la inversión inicial. Pero Fernando Sánchez Campos, actual gerente General, explica que la firma creció de manera importante.

    En 1970 se abrió una nueva fábrica en Quito llamada Sucesores de Jacobo Paredes, a cargo de Rodrigo Sánchez. Tanto esta como la de Ambato producían fideos Paca.

    Desde 1958, Pastificio contó con su propio molino, en Ambato, para la producción de harina de trigo. En la década de los ochenta Sucesores de Jacobo Paredes, en Quito, abrió otro molino en la capital y más tarde un tercero, de mayor tamaño.

    Dos de estos sirven para fabricar harina de panificación y otro para sémola de trigo duro para pasta. Hasta la década de los noventa su producción se destinaba para atender únicamente a las plantas, luego se comenzó a comercializar la harina. El trigo se trae desde Canadá y se lo guarda en silos en Guayaquil.

    Sánchez Campos explica que la innovación, las inversiones permanentes y la calidad han permitido el crecimiento de la empresa. En 2016, Sucesores se convirtió en una sola firma tras absorber a Pastificio y a una compañía de distribución con la que trabajaba
    Actualmente, tiene cuatro marcas propias de pasta: Paca, Toscana, Bolonia y Universal. Además, maquila tres para Corporación Favorita.

    En harina tiene las marcas Paca y Cordillera. Asimismo, posee otras líneas de alimentos como duraznos enlatados, café, aguas aromáticas, avena, granos en lata, etc.

    El gerente explica que en estos momentos llegan a 40 000 puntos de venta en el país.

    Entre estos se encuentra Hipercomisariatos BL. Este negocio, que está en el mercado Mayorista de Quito, compra a Sucesores hace 38 años. “Es confiable tanto en la calidad como en los precios. Destacamos la variedad de productos que ofrecen en el mercado. Adquirimos todas sus variedades de pasta (fideos, tallarines, macarrones, pluma, cabello de ángel), café, duraznos, harina, avena, etc”, se indica desde este negocio.

    Otros de los clientes de Sucesores son las grandes cadenas de supermercados. Corporación Favorita explica que trabajan con ellos por décadas. “Los consideramos socios comerciales, más que proveedores, dada la larga trayectoria de trabajo conjunto y colaborativo, al punto que les hemos confiado la elaboración de algunas líneas de marcas propias. Por otro lado, sus productos y marcas son de amplia demanda en el mercado, siendo líderes incluso en algunos segmentos”, señala la cadena.

    Sucesores, además, comercializa sus productos en el exterior. Sus exportaciones comenzaron en 1995. “Fue específicamente al mercado de los ecuatorianos que vivían en Nueva York (EE.UU.) Demandan productos del país por nostalgia. Comenzamos a mandar fideos Paca, muy tradicional en la Sierra. Luego pasó lo mismo en España. Hace 10 años enviamos a Costa Rica, que es otro tipo de mercado”, dice Sánchez Campos.

    A este último país se exporta pasta bajo la marca Bolonia. A los Estados Unidos también se manda directamente a un distribuidor, con el nombre de La Cholita.

    Actualmente, Sucesores tiene un plan para crecer en Centroamérica. Espera que Panamá sea el siguiente punto ya que ya se firmó un acuerdo de exportación para la comercialización de productos en la cadena Rey.

    Entre sus metas, pese a la pandemia, está seguir aplicando su plan de inversiones para lo que queda del año.

    Esta compañía cuenta en su nómina con personal en administración, planta, centros de distribución, ventas y mercadeo. La firma posee siete “centros de costos” ubicados en Quito, Santo Domingo, Manta, Guayaquil, Cuenca y Ambato.

    La planta de producción de la empresa se encuentra en el sur de Quito. Las actividades se realizan en medio de la epidemia del covid-19.
    La planta de producción de la empresa se encuentra en el sur de Quito. Las actividades se realizan en medio de la epidemia del covid-19. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
  • Revista Líderes: Mira aquí la edición del 18 de mayo del 2020

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    Revista Líderes presenta a sus lectores este lunes 18 de mayo del 2020 un informe sobre la actual situación de las aerolíoneas del mundo. El covid-19 generó déficits millonarios en la industria aérea a escala global. Las firmas del sector alistan planes para volver a volar. Además, la historia de una firma de alimentos que supo diversificar su línea de productos en 70 años. Mira nuestra edición impresa.

    Portada de la Revista Líderes del lunes 18 de mayo del 2020.
    Portada de la Revista Líderes del lunes 18 de mayo del 2020.
  • La pasta italiana se cocina en Sangolquí

    Redacción Quito

    André Schettini viste su mandil blanco y dice sentirse como si fuese un conductor de carreras automovilísticas. Luego se coloca una malla en el cabello, como lo hiciese un ciclista que se protege con un casco.

    Con el equipo de trabajo listo camina hacia el fondo de la planta de producción de la empresa Schettini Alimentari para iniciar su jornada y encender el “Ferrari”, que es como él llama a su máquina para elaborar raviolis. Así se desarrolla la jornada de Schettini en su emprendimiento ubicado en Sangolquí, al suroriente de Quito.

    Este negocio produce desde el 2007 comida típica italiana congelada y de fácil cocción. Entre su oferta destacan raviolis de carne y espinaca, pizzas, lasañas y gnocchis de papa. Para servirlos, explica, se los cocina entre cinco y siete minutos.

    Schettini explica que el gusto por la cocina italiana la obtuvo de su familia pero aclara que la idea se materializó con el apoyo de su esposa Gabriela León. La pareja preparaba raviolis y pizzas y los vendía entre amistades y vecinos; producían hasta 30 cajas de raviolis al día.

    Para el 2011, con una inversión de USD 90 000, Schettini y León decidieron industrializar su elaboración de comidas con el objetivo de consolidar una iniciativa que sea el sustento económico de su hogar. Actualmente el negocio factura unos USD 5 000 al mes.

    “Observé la cantidad de marcas de pastas que se ofertan en los supermercados. Entendí que los comensales locales gustan de estas comidas y que los raviolis podrían ser una opción para ellos”, explica Schettini. Añade que identificó que estos últimos no se consumen masivamente por la dificultad de su elaboración manual.

    María José Aguirre, jefa de Operaciones y Compras de Catering Rout Food, cuenta que adquiere productos de Schettini Alimentari desde hace seis meses. Ella explica que como parte del menú compran alrededor de 5 000 ravioles al mes para los 3 500 comensales a los que sirve diariamente esta firma quiteña de catering.

    Schettini es cauteloso al nombrar los ingredientes de sus raviolis: huevos, harina y sal para la masa; carne, espinaca y queso ricotta, para el relleno; prefiere no indicar sobre porcentajes ni detalles en los tiempos de preparación.

    La “Ferrari” es una máquina extrusora que le permite elaborar hasta 5 000 cajas de raviolis al mes. Cada caja contiene 48 unidades y dos sachets de salsa napolitana básica, que se comercializan bajo la marca de Pepe Bucatto y cuyos precios van desde USD 5.

    Actualmente cuenta con una cartera de 120 clientes, en su mayoría ubicados en el norte de Quito y los valles a quienes entrega pedidos a domicilio, que se realizan a través de su sitio web www.pepebucatto.com.

    La tarea de Schettini se apuntala con los proveedores. Jorge Espinosa, jefe de Ventas de Molinos e Industrias Quito, cuenta que le proveen harina de trigo desde octubre pasado. Él destaca la puntualidad en los pagos y la calidad del producto final de Schettini.