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  • México plantea reforma para modernizarse

    REDACCIÓN AGENCIAS

    El presidente de México, Enrique Peña Nieto, provocó un sacudón histórico. En una cadena nacional anunció que tomó una «decisión trascendental para acelerar el desarrollo del país». Para ello, propone una reforma constitucional.

    Uno de los puntos críticos de esta reforma es modernizar la petrolera estatal Pemex, que ha atravesado una fuerte caída de su producción en los últimos años.

    Con la reforma se prevé una modificación del artículo 27 de la Constitución para que la compañía pueda celebrar «contratos de utilidad compartida» con empresas privadas.

    La iniciativa de reforma energética impulsará un crecimiento adicional del Producto Interno Bruto (PIB) de un punto porcentual y generará 500 000 empleos en el 2018, aseguró el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell.

    Mientras que en las proyecciones para el 2025, el PIB aumentará dos puntos porcentuales gracias a la iniciativa y los empleos generados alcanzarán los 2,5 millones, precisó el ministro.

    Sobre la fórmula de contratos de utilidad compartida escogida para aumentar la participación del capital privado en las áreas de exploración y extracción de crudo, explicó que se trata de la más apropiada dado que permite al Estado mantener la propiedad de los hidrocarburos.

    Señaló que los únicos países que manejan esta figura en exclusiva son Ecuador, Bolivia e Irán. Otras naciones como Irak y Malasia permiten esa fórmula, pero la combinan con contratos de producción compartida, mientras Chile y Angola lo hacen con las concesiones.

    La decisión del actual Gobierno contempló las experiencias positivas registradas en los países que ya utilizan los contratos de utilidad compartida, que han permitido aumentar la producción y la renta petrolera, afirmó.

    Sin embargo, también existen voces en contra de este proyecto. Por ejemplo, el presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero, aseguró que la iniciativa «no es suficientemente ambiciosa y ni audaz».

    «Tengo la impresión de que se están quedando en los mínimos para que ya no haga más agua el sector energético, pero no tanto para que se convierta en un verdadero motor» del crecimiento sostenido de la economía, señaló Madero.

    El líder se mostró en desacuerdo con que Petróleos Mexicanos (Pemex) siga siendo «una paraestatal monopólica», algo que ya no existe «en ninguno de los doscientos países del mundo».

    Además, explicó que en Brasil, Noruega y Colombia había «parestatales dominantes» como Petrobras, Statoil y Ecopetrol, respectivamente, pero «no monopolios ya».

    La reforma también contempla la apertura de la industria de la electricidad. Peña Nieto declaró que el proyecto permitirá que particulares produzcan energía eléctrica. El Mandatario indicó, que con una mayor flexibilidad para la Comisión Federal de Electricidad y la reducción de sus costos de operación, se permitirá que la factura de la luz de los mexicanos sea más barata (ahora es un 25% más cara que en EE UU).

    Gracias a ello, empresas como la colombiana Ecopetrol y las estadounidenses General Electric y Chevron tuvieron «contactos informales» con funcionarios mexicanos en las últimas semanas, en el marco de esta reforma.

    Estas firmas analizan la posibilidad de participar en el sector energético mexicano si el sector petrolero se abre a la inversión externa, señaló el diario mexicano 24 horas.

    General Electric, a través de su división Oil & Gas, indicó que cuenta con la tecnología necesaria para ir a esos lugares a los que Pemex «no puede hacerlo con facilidad, por falta de recursos y tecnología», señaló el matutino.

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  • La vaca sagrada ya no es tan sagrada

    Ciudad de méxico/ DPA /redaccion@revistelideres.ec

    Propuesta histórica

    Enrique Peña Nieto se atrevió a tocar a la «vaca sagrada» de México y presentó al Congreso una reforma constitucional para abrir el sector energético al capital privado, un tema vedado en 75 años de monopolio estatal.

    Durante décadas, en actos oficiales y marchas sindicales, la consigna en ese país norteamericano ha sido «el petróleo es de los mexicanos» y «no a la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex)», un gigante víctima de ineficiencia, falta de recursos y corrupción.

    Petróleo es sinónimo de soberanía en México, más que cualquier otro símbolo nacional. Cada 18 de marzo se celebra con una gran ceremonia el aniversario de la nacionalización petrolera de 1938, decretada por el popular ex presidente Lázaro Cárdenas. Ahora, en una iniciativa clave en ocho meses de gobierno con la que busca modernizar el sector y detonar el crecimiento económico, Peña Nieto ha propuesto al Congreso que, sin privatizar Pemex, se puedan celebrar «contratos de utilidad compartida» en materia petrolera con el capital privado, además de aumentar la participación privada en generación eléctrica, al margen de dogmas del pasado.

    En el anuncio, hecho ante ministros del gabinete e invitados especiales, esta vez no estuvieron presentes los miembros de la oposición. Señal de que cada uno tiene su propia postura y está listo para defenderla.

    A diferencia de otros acuerdos, negociados en el marco del Pacto por México y presentados en conjunto, los tres mayores partidos políticos presentan por separado sus propuestas. «No estamos de acuerdo con que se modifique ningún artículo de la Constitución», advirtió el líder de izquierda Jesús Zambrano.

    En cambio, Acción Nacional (PAN, conservador), el anterior partido gobernante, quiere abrir de par en par el sector al capital privado y ha presentado su propia propuesta. El Partido de la Revolución Democrática (PRD), de izquierda, hará pública la suya en los próximos días.

    El oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI, centro) necesita de otros partidos para sacar adelante la reforma. La discusión se llevará tanto en el Congreso como en el seno del Pacto por México, un mecanismo de concertación política en el que participan el PRI, el PAN y el PRD. La resistencia vendrá sobre todo desde la izquierda, que tiene en sus filas al veterano político Cuauhtémoc Cárdenas, hijo de Lázaro Cárdenas.

    Después de que el general Cárdenas expropió a 17 compañías extranjeras en el siglo pasado, en la Constitución mexicana quedó plasmada la propiedad estatal exclusiva sobre los hidrocarburos. En 1960 se dio un paso más al prohibir contratos de explotación a particulares.

  • Ecuador y México tienen su similitudes

    Redacción Quito y Agencias

    La actividad petrolera

    Encontrar similitudes entre la explotación petrolera en México y Ecuador no es muy complicado. Quizás por esa razón la visión del Gobierno mexicano de mirar hacia el modelo ecuatoriano no luzca tan descabellado.

    En ese país, la producción de petróleo y gas es exclusividad de Petróleos Mexicanos (Pemex). En Ecuador, Petroecuador asume esa actividad, aunque todavía hay campos marginales que son operados por compañías internacionales. Pero a cambio, las firmas deben entregar el 99% de las ganancias extraordinarias del precio del barril de petróleo.

    Antes de esta decisión adoptada por el Régimen, las petroleras recibían el 50% de las ganancias que excedan lo estipulado en los contratos de participación.

    Pemex es una de las mayores petroleras del mundo y la mayor empresa mexicana, con utilidades antes de impuestos de USD 88 000 millones. Según el ranking de la revista «Forbes», Pemex ocupa el octavo puesto entre las 25 mayores petroleras, detrás de Saudi Aramco, Gazprom, la Compañía Nacional de Petróleo de Irán, ExxonMobil, PetroChina, British Petroleum y Royal Dutch Shell.

    En Ecuador, la petrolera estatal también es la mayor empresa del país, fruto de que la producción de crudo promedio al día aumentó en un 7,9%, al pasar de 201 019 barriles en el 2011 a 216 861 barriles el año pasado. Hoy, ese valor está en 335 106 barriles diarios. Sus ingresos, gracias a los ventajosos precios del petróleo en los últimos dos años han crecido.

    Sin embargo, tanto Pemex como Petroecuador buscan nuevas fórmulas para enfrentar a los vaivenes del mercado.

    En el caso de la mexicana, está en problemas por su insuficiente capacidad de exploración y producción. La producción de crudo en ese país empezó a caer en el 2004. Si bien desde hace unos dos años se ha frenado la baja, la producción actual de 2,56 millones de barriles diarios es un 24% menor que hace ocho años. En el 2012, las exportaciones mexicanas de crudo fueron de 1,26 millones de barriles diarios, con EE.UU. como mayor comprador, pero México depende del exterior para satisfacer sus necesidades de gas y gasolinas.

    Un hecho similar al ecuatoriano. Las exportaciones de crudo, también mayoritariamente hacia EE.UU., si bien han aumentado en valor, al pasar de USD 1 1 799 millones, en el 2011, a USD 12 711 millones, el año pasado, en cuestión de volumen no se han incrementado como se ha proeyctado.

    Por ello, las autoridades ecuatorianas han buscado opciones para mejorar la oferta de crudo. No obstante, sufrió un resiente duro traspié al fracasar la Ronda Petrolera del Suroriente, donde se ofrecieron 13 campos y nadie oyó la ofertas. Ahora la apuesta es a explotar una reserva natural, el 1 por mil del parque Yasuní.