Etiqueta: perchas

  • En la percha hay variedad y productos ‘premium’ del atún

    Mónica Mendoza

    Relacionadas

    La percha es variada. Lomitos en agua, en aceite girasol, de soya y de oliva. La oferta se completa con otras variedades gourmet. En latas hay presentaciones desde 80 hasta 950 gramos, en ‘pouch’ y en envases de vidrio.

    La industria atunera ecuatoriana tiene una capacidad de producción de 500 000 toneladas al año. El mayor porcentaje se destina a las exportaciones y se calcula que entre un 10% y 20% se queda para el consumo nacional.

    El mercado local lo lideran Negocios Industriales Real S.A. (Nirsa), con su marca Atún Real, seguida de Vancamp’s de la Industria Inepaca y Conservas Isabel.

    Pero hay otros competidores en el mercado con productos premium, gourmet y ‘food service’, como Yeli de Marbelize S.A., que tiene su planta en el Parque del atún, en Manta. Produce ‘Yeli el atún gourmet’, una marca con valor agregado. Además, es pionera en ofrecer el producto en empaques novedosos como frascos de vidrio y ‘pouch’ de aluminio.

    Rafael Trujillo, director ejecutivo de la Cámara Nacional de Pesquería, señala que cada año aparecen más productos. “Pero que existan más marcas no significa que haya crecido el consumo, sino que hay más competencia”.

    En Ecuador se calcula que el consumo anual de atún está entre 7 y 8 kilos per cápita.
    Según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el consumo de pescado crecerá 33% en América Latina y el Caribe para el 2030. La región es una potencia acuicultora, pero tiene bajos consumos, solo 9,8 kilos por persona al año.

    Las conservas de atún a escala global han aumentado. En el 2017 la demanda internacional fue de USD 7 246 millones y en volumen 1,5 millones de toneladas, según un estudio de Group Cassinelli.

    Andrés Aguirre, gerente de Ventas Internacionales de Nirsa, menciona que la marca en Ecuador es una prioridad, junto al mercado externo. El 65% de la producción se destina a las exportaciones, principalmente va a la Unión Europea. En el 2018 su producción alcanzó las 60 986 toneladas. Tiene una capacidad instalada para procesar 72 000 toneladas de atún y también sardinas, caballa y macarela en la planta de Posorja (Guayaquil), donde trabajan más de 5 000 personas.

    Nirsa, que el año pasado cumplió 60 años, tiene un amplio portafolio de productos con la marca Real, pero destaca en conservas en atún. En presentaciones especiales tiene atún en salsa sabor a mayonesa, tipos mexicana, rusa y California; encebollado y paté gourmet y picante.

    Melissa Aguirre, gerente de Congelados de Nirsa, señala que el consumidor busca practicidad, calidad y productos saludables. Destaca el uso del ‘abre fácil’ en las latas de atún y el ‘pouch’.

    Hay un producto que se considera ‘premium’ y que resalta en los últimos tiempos en las perchas por el buen sabor. Es la Ventresca, que se obtiene del despiece del atún, y es la parte conocida como la panza del pescado. La presentación es en pequeñas láminas en aceite de oliva. En la marca Real se encuentra en latas redondas, mientras Conservas Isabel y Yeli ofertan en latas rectangulares.

    En tanto, en las capturas de la flota la variedad barrilete es la mayor porcentaje, con 66%. Seguido de aleta amarilla, con 20% y patudo, con 13,5%. En el 2018 las capturas totales sumaron 271 331 t, que equivalen solo al 50% de la materia prima que requiere la industria y el resto se importa.

    Atún Real lidera el mercado local, donde también destacan Vancamp's, Isabel y Yeli. El consumo anual per cápita en Ecuador es entre 7 y 8 kilos. La Ventresca destaca. Foto: Cortesía NIRSA / LÍDERES
    Atún Real lidera el mercado local, donde también destacan Vancamp’s, Isabel y Yeli. El consumo anual per cápita en Ecuador es entre 7 y 8 kilos. La Ventresca destaca. Foto: Cortesía NIRSA / LÍDERES
  • Lucía, el robot que revisa las perchas en Almacenes Tía

    Redacción Guayaquil

    Relacionadas

    Lucía es blanca y tiene ojos azules. Es totalmente autómata, recorre los pasillos y revisa los artículos que están en las perchas. Es un robot de inteligencia artificial programado para la revisión de las estanterías en el local 200 de Almacenes Tía.

    La tienda se inauguró este jueves 29 de noviembre del 2018 y constituye un hito para la empresa, que cumple 58 años de fundada. El local 200 se ubica en la Plaza Medicity de la urbanización Ciudad Celeste, en Samborondón.

    Víctor Merchán, representante de Data Science, empresa creadora de Lucía, explicó que “la idea de aplicar este invento es brindar un mejor servicio y una manera para lograrlo es utilizando la tecnología”.

    El robot está desarrollado con algoritmos de inteligencia artificial y algoritmos de reconocimiento de imágenes. Es totalmente autómata, Lucía recorre los pasillos del almacén y una vez terminada la tarea se retira a la estación para cargar sus baterías y reprogramarse.

    Lucía ayudará a revisar la ubicación de los artículos, realizará comparaciones de lo que ve a través de la cámara integrada en su sistema operativo y emitirá alertas cuando detecte errores. Su recorrido será fuera del horario de atención al público para un rendimiento óptimo.

    De acuerdo con las funciones principales del robot, se considera que es una herramienta útil especialmente para los operadores, sin embargo, también está orientada a mejorar la experiencia del cliente, señaló Sandro Sgaravatti, director de Operaciones de Tía.

    Durante el acto de inauguración también se presentó el ‘self chekout’ o caja de autopago que una innovación tecnológica para agilizar las compras, e impresoras inalámbricas para etiquetas de precios.

    El cajero autopago evitará recurrir a la caja y hacer filas. Ana María Aveiga, presidenta de etapa La Península de Ciudad Celeste, realizó la primera compra con este sistema con el fin de demostrar a los usuarios la facilidad del servicio.

    Los ejecutivos de Tía consideran a la sucursal de Samborondón se convierte en el primer ‘retail’ en Ecuador con inteligencia artificial. La cadena de supermercados tiene presencia en 94 ciudades de 22 provincias y genera más de 8 000 plazas de trabajo.

    El corte de la cinta contó con la presencia de Luis Reyes, gerente General, e Ignacio Sanabria, director Principal de Almacenes Tía.

    Almacenes Tía inaugura el almacén número 200, con nueva tecnología y un robot para escanear productos. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
    Almacenes Tía inaugura el almacén número 200, con nueva tecnología y un robot para escanear productos. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
  • Distribuidora Marlene, 8 000 productos en sus perchas

    Mayra Pacheco

    Relacionadas

    Un negocio con más de medio siglo de historia funciona en una de las empinadas calles del Centro Histórico de Quito. Se trata de la Distribuidora Marlene Espinosa, que está en la intersección de la Chile y Chimborazo, cerca del sector de la Ipiales.

    En este lugar, los clientes encuentran una variedad de productos de consumo. En los estantes se exhiben artículos para la higiene personal y del hogar, objetos decorativos, material de papelería y ciertos alimentos y bebidas.

    En promedio, el negocio cuenta con un ‘stock’ de 8 000 ítems, aproximadamente. Inicialmente la situación era distinta.

    Cuando Marlene Espinosa, gerenta general de la Distribuidora, se involucró en este negocio en 1959, ella y su madre, Sarita de Espinosa, debían reunir los productos para los pedidos de a poco.

    La primera buscaba confitería, manteles de mesa, paraguas, sábanas y otros objetos importados de alta calidad en un comisariato de acceso restringido. No contaban con un puesto fijo.

    Para ofrecer estos productos a los posibles clientes, durante la década de los 60, las dos mujeres recorrían los almacenes del Centro con las muestras. Luego, por sugerencia de una amiga de la madre, lograron instalar un quiosco en uno de los pasajes más comerciales de aquella época, la Sanguña, conocida también como Ipiales, en el Centro Histórico.

    Con el transcurso del tiempo arrendaron una propiedad para abrir su primer almacén, en el mismo sector. Los pedidos aumentaron y el negocio creció. Para 1970 vendieron el quiosco.
    Más adelante, en 1985, Espinosa compró una casa para adecuar en este sitio su almacén. El local de la Sanguña se cerró en 1989.

    Otros se abrieron. En total, en toda la trayectoria de este negocio se estrenaron siete distribuidoras de la marca Marlene Espinosa.

    En estos locales comerciales se incluyeron más productos. Además, se aplicaron algunas estrategias para atraer a la clientela.

    Sin ser especialistas en marketing, Marlene Espinosa y su madre compraban, directamente, la mercadería a mayoristas, importadores y fabricantes. De esta manera, hasta la fecha se logra que los productos tengan precios competitivos. “El beneficio le trasladamos a los clientes”, refiere.

    Estas dos claves: variedad de artículos y precios bajos han hecho que las personas prefieran esta distribuidora al momento de hacer las compras para el hogar, incluso, para los negocios.
    Lorgio Enríquez, cliente desde hace 20 años, comenta que cada mes lleva mercadería al mayor para luego venderla en otras tiendas. En promedio, hace consumos que bordean los USD 2 000.

    Para Enríquez los productos son de calidad y, sobre todo, la atención es buena. Por esta razón, siempre vuelve con un listado de compras a esta Distribuidora

    Actualmente, funciona solo el local que está en las calles Chile y Chimborazo. Este tiene 32 años de historia y desde hace seis años el negocio está a cargo de uno de los hijos de Espinosa: Diego Revelo.

    Este ingeniero en Industrias Hoteleras es ahora el gerente comercial. Revelo se encarga de tomar y facturar los pedidos de los clientes que entran de manera permanente al local. Si bien se trata de un negocio exigente, él se quiere mantener en esta actividad, porque es producto del sacrificio de su madre y abuela Sarita.

    Además, Revelo se siente a gusto porque trata con personas que conoce de varios años, está a cargo de un almacén con una trayectoria importante y tiene colaboradores de confianza.
    Una de ellos es Nuris Cedeño, asistente contable del negocio. Ella tiene ya 20 años de experiencia y disfruta de esta labor. A la vez se siente agradecida porque su trabajo le ha permitido obtener un título universitario y le ayuda a llevar el sustento para sus dos hijos. “Este es mi segundo hogar”.

    La Distribuidora Marlene Espinosa trabaja de manera directa con los importadores y los proveedores de los productos.

    Los pedidos se hacen en volúmenes grandes. Las cajas con champús, jabones, pañales, detergentes y otros se almacenan en los diferentes espacios de la propiedad en la calle Chile.
    Entre los proveedores está Carlos Naranjo, gerente de Dismacompany. La relación de esta empresa con la Distribuidora Marlene Espinosa empezó hace más de 20 años. Entonces, Naranjo era un vendedor y luego se convirtió en un socio directo.

    A este almacén entrega toallas sanitarias, productos para bebés y otros artículos. Los pedidos se hacen frecuentemente y suman unos USD 30 000 al mes.

    Marlene Espinosa (izq.) empezó con esta actividad cuando tenía 12 años, para apoyar a su madre. Ahora, su hijo Diego Revelo (izq.) está al frente de este local. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    Marlene Espinosa (izq.) empezó con esta actividad cuando tenía 12 años, para apoyar a su madre. Ahora, su hijo Diego Revelo (izq.) está al frente de este local. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Sus lasañas y pizzas ahora van a las perchas

    Sebastián Angulo

    A una cadena de supermercados le pareció que los postres de Cassolette eran tan buenos que debían estar en sus perchas.

    Hace unos cinco años, Corporación Favorita pidió a Cassolette -una cadena de restaurantes quiteños que se especializa en comida hecha en casa para llevar- que sus ‘cheesecakes’ se vendan en Supermaxi.

    A Juan Cristóbal Lira, presidente y propietario del negocio, le pareció una buena idea y decidió aceptar la propuesta para llegar con su marca y productos a una nueva cadena de distribución.

    Una de las razones para que Corporación Favorita los haya buscado, a decir de Lira, fue el Manual de buenas prácticas comerciales para el sector de los supermercados, elaborado por la Superintendencia de Control de Poder de Mercado.

    Con este documento -vigente desde el 2014- se buscaba dar apertura e impulso a los proveedores del sector de la economía popular y solidaria, así como a las pequeñas y medianas empresas.

    Esta oportunidad de negocio motivó a Cassolette a abrir una planta de producción, ubicada en Tumbaco (oriente de Quito) para elaborar sus alimentos, tanto para los restaurantes como para la venta en los supermercados. Para montar la planta la empresa invirtió unos USD 50 000.
    Pese a que sus productos son elaborados en su planta, Lira sostiene que se mantienen los procesos artesanales de producción.

    Introducir en percha los productos ha requerido más de intuición que de un estudio de mercado. Los productos que han tenido buena aceptación en los restaurantes se han introducido a los supermercados.

    Luego de los ‘cheesecakes’ se introdujeron una torta milhojas (que actualmente ya no se comercializa) y torta de chocolate.

    Hace dos meses, Cassolette introdujo pizza y lasaña congelada. Además, producen una crema de chocolate que solo está a la venta en sus restaurantes.

    Esta nueva línea le representa a Cassolette entre unos USD 8 000 y 8 500 en ventas a la semana, que actualmente significa más del 25% del total de los ingresos de la firma de alimentos. En medio de la situación económica del país, sostiene Lira, esta área del negocio ha servido para incrementar facturación global.

    Belén Mejía, jefa de Productos Perecibles de Corporación Favorita, asegura que eligieron los productos de Cassolette para distribuir en sus supermercados debido a su calidad y buen sabor.

    Mejía destaca la puntualidad y entrega en los productos de la empresa además asegura que su calidad se ha mantenido en los cuatro años que son sus proveedores.

    Entre los nuevos proyectos de esta ala del negocio está introducir una pizza vegetariana y buscar nuevas cadenas de distribución, como ‘minimarkets’.

    Mayté Brito, ama de casa, ha comprado tortas y ‘cheesecakes’ de Cassolette en Supermaxi y asegura que la calidad y el sabor son similares a los que la cadena comercializa en sus restaurantes. “No varía en nada”.

    Cassolette se fundó a principios de la década pasada. Con una inversión inicial de unos USD 16 000, Lira y su hermana, María Pía, adquirieron equipos de cocina, materias primas y alquilaron un pequeño local en Cumbayá (oriente de Quito).

    Así nació Cassolette -que significa cazuela en francés- con la propuesta de comida casera para llevar. El concepto lo tomaron de negocios que tenían éxito en Chile; en esa época, cuando nació el negocio, ese era un nicho no explorado en el país.

    El primer punto de venta de la cadena tenía una dimensión aproximada de 35 m². Contaba con una cocina, el sitio para despachar los alimentos y dos mesas. En ese entonces, el único objetivo era entregar los pedidos para llevar y no atendían a comensales en el lugar.

    Desde el principio los hermanos Lira definieron su target como personas de estrato socioeconómico medio alto. Ello, debido a que luego de la crisis que atravesó el país, a finales de la década de 1990, este segmento presentaba mayor estabilidad y era ideal para consumir su portafolio de productos. El negocio tuvo aceptación. De a poco, ganaron popularidad.

    Actualmente, la cadena cuenta con cuatro locales: uno en Cumbayá (nororiente de Quito), en la avenida Brasil, en la Portugal y en la González Suárez.

    Juan Cristóbal Lira, presidente de Cassolette, muestra los productos de la cadena que se comercializan en supermercados del país. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Juan Cristóbal Lira, presidente de Cassolette, muestra los productos de la cadena que se comercializan en supermercados del país. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • La firma Góndolas & Perchas exhibe la mejor cara del producto en las tiendas

    Xavier Montero Redacción Guayaquil / LÍDERES

    El resultado exitoso del trabajo de una industria se desarrolla en una percha. En el momento de mostrar un producto, cada detalle cuenta. Así lo considera Milton Luzuriaga, presidente ejecutivo de Góndolas & Perchas, una firma guayaquileña que fabrica mobiliario para tiendas, bodegas y oficinas.

    Los trabajos metálicos de Góndolas & Perchas exhiben al público los artículos de grandes cadenas, como Artefacta, Mi Comisariato, Computrón, Fybeca, Kerámikos, Pica, Bosch, Almacenes Tía, Las Fragancias, Super Paco y una treintena de firmas adicionales a escala nacional.

    Luzuriaga, quien cuenta con más de cuatro décadas en el sector de la metalmecánica, recuerda que aprendió sobre esta industria en la peruana Fundiciones Callao, cuando era adolescente.

    Luego, al conformar una familia con Blanca Campoverde, emprendió en la industria Muebles Milton, que se dedicaba al mobiliario de hogar y oficina.

    Ocho años más tarde, en 1985, el segundo emprendimiento de la familia Luzuriaga – Campoverde fue Castel, una línea de productos ferreteros.

    «Forjar una marca requiere de una férrea voluntad de que todo, con constancia, saldrá bien», indica el principal de Góndolas & Perchas, empresa que alcanzó un promedio de ventas mensuales por los USD 150 000 en el 2012.

    El valor agregado de Góndolas & Perchas, según la administrativa de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), Sherine Vargas, es la personalización en la atención y el servicio posventa que ofrecen al cliente.

    La compañía ha entregado mobiliario para esta universidad porteña desde hace 12 años. El último contrato, indica Vargas, se realizó hace dos semanas. «El que sea la misma Blanca (Campoverde), quien se encarga del trato con los clientes demuestra lo comprometidos que están con su industria», añade.

    A inicios de la década de los noventa, los esposos Luzuriaga – Campoverde incursionaron en la fabricación de góndolas, perchas y racks: las estructuras que se usan para el almacenamiento en operadores logísticos y bodegas.

    Aquello, bajo el nombre comercial de Farvitel y que se renovaría en el 2009 bajo la marca de Góndolas & Perchas. «Apuntamos al posicionamiento en un mercado emergente», indica Luzuriaga.

    Esta compañía guayaquileña –que tiene proyectado procesar 70 toneladas de metales al mes durante este año, unas 20 toneladas más que el promedio mensual del 2012-, es proveedor de Almacenes Juan Eljuri desde hace una década.

    Adrián Neira, gerente comercial de Motos Yamaha, un departamento de la cadena de tiendas Juan Eljuri, indica que Góndolas & Perchas sustenta eficientemente sus requerimientos.

    Para los show rooms de motocicletas, la firma metalmecánica ha diseñado estanterías personalizadas. «Nunca hemos tenido inconvenientes con las garantías en los productos. El último pedido lo hicimos hace dos semanas, para equipar nuestro local de Santo Domingo de los Tsáchilas», indica Neira.

    En su planta de 2 000 metros cuadrados laboran 60 personas. Las planchas de acero, la materia prima de su industria, es cortada y troquelada mediante matrices específicas. La cámara de pintura en polvo, el tercer paso en la línea de producción, está ubicada en el segundo piso.

    Luego de formar cada estantería se la traslada hasta el punto de armado. Góndolas & Perchas elabora las vitrinas para un mall en General Villamil (Playas), de la Corporación El Rosado.

    Néstor Coronel, el gerente de Mantenimiento de aquella corporación, destaca el cumplimiento de las obras en plazos estipulados desde hace cuatro años.

    De metales a vitrinas

    La materia prima. El acero que utiliza Góndolas & Perchas se compra a los proveedores locales. La maquinaria para la matricería y troquelería, que moldea cada parte de la estantería, es europea.

    Los oficios. Según Luzuriaga, la especialización en los diferentes procesos de esta industria metalúrgica es necesaria. Se requieren matriceros, troqueladores, dobladores, etc. de alto nivel.

    Una empresa familiar. Sus hijos Milton, Gabriela y Paola son parte de la segunda generación de esta firma.

    EL INSIGNIA
    Ángel Pulla / Jefe de Planta en Góondolas & Perchas

    ‘Las vitrinas hacen que cada tienda sea única’
    Llevo dos años laborando en Góndolas & Perchas. Mi satisfacción más grande la encuentro al recorrer un mall junto a mi esposa y ver las vitrinas relucientes con nuestro esfuerzo.

    Me desempeño como Jefe de Planta y el ambiente laboral está marcado principalmente por el compromiso.

    Al conocer la historia de emprendimiento de la familia Luzuriaga – Campoverde, comprendí la importancia de mantener vigentes los grandes objetivos.

    Las capacitaciones que recibimos nos motivan a forjar carreras necesarias para el sector, como matriceros, dobladores…

    La reputación que ha ganado nuestra marca hace que seamos minuciosos en cada remache, suelda o pintura.

    El trabajo en metalmecánica es arduo, pero permite que la economía siga en crecimiento.