Etiqueta: perros

  • Un nuevo modelo en el alojamiento de mascotas

    Patricia González

    La preocupación compartida de María Susana Benítez y su amiga Verónica Falconi sobre con quién dejar a sus perritas Kiara y Luna cuando salían de viaje las llevó a idear el concepto de su actual emprendimiento: Kiárame.

    Se trata de un servicio para alojamiento de mascotas (perros o gatos) en casas de familias, que funciona como una comunidad colaborativa. Para el diseño del emprendimiento se basaron en la metodología aprendida por María Susana en un bootcamp (capacitación intensiva) de emprendimiento, que realizó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Estados Unidos.

    Desde el portal web, los interesados en el hospedaje pueden encontrar los perfiles de al menos 500 anfitriones, con descripciones sobre la familia y la casa, las características de las mascotas que pueden hospedar, servicios adicionales, entre otros detalles. María Susana recalca que es fundamental que el anfitrión sea amante de las mascotas y tenga experiencia cuidándolas.

    Los clientes o personas interesadas en un hospedaje también deben llenar un pequeño registro, que en este caso si es de carácter privado, pero al que tendrá acceso el anfitrión una vez sea solicitado el servicio de alojamiento.

    El registro de anfitriones y clientes en la página es gratuito. El costo de hospedaje por noche lo coloca el anfitrión, pero varía entre USD 7 y 40. La comisión para Kiárame está entre un 20% y un 30%, dependiendo del modo de pago, que puede ser por PayPal o transferencia bancaria.

    Entre los servicios adicionales, algunas veces incluidos en el costo, hay peluquería, baño, adiestramiento, administración de medicamentos, entre otros.

    El proyecto arrancó en julio del pasado año como piloto. A la fecha la comunidad está integrada por 2100 personas, de las cuales 500 ofrecen el servicio de anfitriones, en casas localizadas en 14 ciudades del país. El portal incluso permite hacer búsquedas de hospedaje en las principales ciudades.

    En diciembre registraron hasta 120 mascotas hospedadas y al momento ya alcanzan al menos 60 por semana. Las administradoras del portal ofrecen soporte a los clientes en la búsqueda de anfitriones cuando lo requieren. En esta etapa también les ha brindado apoyo María Trinidad Benítez: “Uno de los retos más grandes es el miedo de algunas personas a usar la tecnología”.

    Maggie López, de 32 años, fue una de los primeras anfitrionas de Kiárame. Es ingeniera en administración hotelera y aficionada a los perros, tiene una perra y cinco gatos propios. “Ha sido una experiencia maravillosa porque me permite compartir con animales y tener un ingreso extra”.

    Le gustó tanto que lo asumió como su segundo trabajo. Ha recibido cerca de 32 mascotas. En Navidad desarrolló un campamento de mascotas, en la parroquia de Guayllabamba, donde podían estar lejos del ruido de Quito. Recibió cerca de 10 perros.

    Paulina Erazo ha utilizado el servicio para hospedar a su perra mestiza, de seis años, en dos ocasiones. La primera vez fue en Navidad, porque viajó a Colombia por cuatro días junto a su familia. La segunda, en el feriado de Carnaval con el mismo anfitrión, tras la buena experiencia de la primera vez. “Buscaba un cuidado personalizado porque mi perrita en enferma del estómago”.

    María Susana Benítez, cofundadora de Kiárame, junto a su perra Kiara, quien fue inspiración para el negocio. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    María Susana Benítez, cofundadora de Kiárame, junto a su perra Kiara, quien fue inspiración para el negocio. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Un club para perros con todas las comodidades

    Patricia González

    Redactora (I)

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    Nino fue su primer perro. Era un pastor alemán con border collie, negro con blanco. “Era mi pana, mi amigo”, recuerda Mauricio Dávila, muchos años después. A Nino lo conoció cuando él tenía seis años.

    Luego vinieron otros perros, muchos. Su amistad con los canes fue acrecentándose con los años, fomentada por un padre veterinario: su “mentor”.

    Tras haberse dedicado por unos años a otro oficio, en el 2000 comenzó a producir alimentos para perros, junto a su padre. Él se encargaba del mercado en Quito y su padre, en Guayaquil.

    Luego, en 2002, decidió emprender solo con un hotel para perros con servicio de peluquería y un pequeño ‘pet shop’ (tienda con artículos para perros), en el sector de Monteserrín, en Quito. Se denominaba Pet hotel by Mauricio Dávila. Fue un proyecto exitoso en el que llegaron a tener hasta 100 perros en épocas de feriados.

    A la par, producto de la necesidad que vio entre sus clientes, fue aprendiendo adiestramiento canino, en cursos y de manera empírica. Los conocimientos básicos los aprendió en una pequeña escuela en Cali, Colombia, a la que viajó todas las semanas, en carro, por tres meses. Poco tiempo después , fundó el primer centro de adiestramiento de perros, en Calderón, Quito. Posteriormente se trasladó al Valle de Los Chillos.

    “Hoy he aprendido todos los métodos”, dice el especialista en perros, quien ha adiestrado a cerca de 4 000 canes. Su estrategia es que sea “fácil y natural”.

    En 2015, Mauricio y su esposa, que es publicista, comenzaron a desarrollar un proyecto de un club para perros, con un concepto más amplio que el emprendimiento de años atrás.

    Pet Club cuenta con una piscina mediana, de 67 cm de profundidad, y otras cuatro medianas para perros.
    Pet Club cuenta con una piscina mediana, de 67 cm de profundidad, y otras cuatro medianas para perros. Foto: Julio Estrella / Líderes

    En septiembre del 2018 arrancaron oficialmente con Pet Club by Mauricio Dávila, en Tumbaco, al oriente de Quito, con una inversión de USD 200 000.

    Este espacio, de media hectárea, ofrece todas las comodidades que un canino, según su crianza, podría requerir, y servicios únicos para el esparcimiento.

    El jueves pasado, en una visita realizada a Pet Club, un grupo de perros de distintos tamaños entraban y salían a toda velocidad de una piscina, persiguiendo a otro can que llevaba una pelota en el hocico. La piscina, de 67 centímetros de profundidad, cuenta con chorros de agua y un tobogán para mayor diversión. A su alrededor hay otras cuatro piscinas para los perros más pequeños.

    También hay un espacio con juegos de obstáculos, en donde Mauricio y su equipo ponen en prácticas técnicas de adiestramiento y deportes con perros, como el ‘frisbee dog’.

    En el área de hospedaje, hay habitaciones con camas, chimenea y televisión para aquellos perros que reciben un trato casi humanizado por parte de sus dueños y que prácticamente no salen del ambiente de casa. También cuenta con peluquería y ‘pet shop’.

    Pet Club ofrece a los clientes un servicio de adiestramiento intensivo para perros, con una duración de cinco semanas, por un costo de USD 590.

    Daniela Castillo contrató el servicio para su cocker. “Era muy alocado, malcriado y tosco, se abalanzaba sobre la gente”, dice sobre los motivos por los que decidió inscribirlo. Ahora, comenta Castillo, se comporta mejor y está más tranquilo. A ella también le enseñaron sobre técnicas de adiestramiento.

    El negocio ofrece distintas opciones de membresías mensuales, para que el animal pueda disfrutar de estos espacios dos, tres y hasta cinco veces por semana. Los retiran directamente en sus casas. El costo de las membresías está entre USD 99 y 189 al mes. El perro de Daniela asiste dos veces por semana: “Le encanta, se va feliz”.

    Uno de los proveedores con los que trabaja la empresa es Desinpro, una firma de sanetización o desinfección de áreas, para matar virus, bacterias, hongos y pulgas, mediante el uso de electroestática y líquidos biodegradables, explica Wilson Tafur, gerente de esta firma.

    El club para perros está en conversaciones para franquiciar la marca en el país y el exterior. Luego, prevé enfocarse en el desarrollo de terapias de sanación para niños y jóvenes con necesidades especiales, un tema en el que Dávila es especialista.

    Un helicóptero busca supervivientes tras el desastre causado por la rotura de una represa que contenía residuos minerales de la compañía Vale, la mayor productora mundial de hierro, este viernes en el barrio Casa Blanca, en Brumadinho, municipio de Minas
    Mauricio Dávila, especialista en perros, ofrece adiestramiento canino desde hace 15 años. En Pet Club, este servicio lo brinda en cinco semanas. Foto: Julio Estrella / Líderes
  • La ropa y las camas para perros son la especialidad

    Giovany Astudillo

    Editor (I) redaccion@revistalideres.ec

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    Ropa, camas, collares, champú, juguetes y otros accesorios para el cuidado de perros forman parte de la oferta de la empresa cuencana Betoven Pet Shop. La diversificación es una de sus principales estrategias que le permitió crecer en el mercado.

    En 1995, Luis Saldaña abrió en la capital azuaya el local Betoven Pet Shop donde vendía artículos para mascotas y en la parte posterior tenía un par de máquinas para confeccionar collares, ropa y camas para perros.

    Este negocio dio un giro a partir del 2009 cuando se constituyó en una empresa por decisión de su hija María José Saldaña, quien asumió la gerencia. Otra apuesta fue registrar la marca Betoven Pet Shop para diferenciarse de la competencia externa y siempre mejorar la calidad tanto en insumos como en telas.

    Desde entonces, las ventas crecieron. Durante una década se elaboraban 1 000 unidades mensuales, que se fabricaban bajo pedido. En la actualidad, la producción supera las 5 000 al mes, entre camas, ropa y otros artículos que se comercializan en todo el país.

    María José y su esposo Santiago Merchán aplicaron nuevas estrategias para consolidarse en los mercados local y nacional. Entre otras, la ampliación de los puntos de venta, contratación de más vendedores directos y el ingreso a grandes cadenas comerciales como Comisariatos Santa María, Coral Hipermercados y Megatienda del Sur.

    Los talleres de Betoven Pet Shop producen 5 000 unidades al mes, entre camas, ropa y otros artículos para mascotas. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Los talleres de Betoven Pet Shop producen 5 000 unidades al mes, entre camas, ropa y otros artículos para mascotas. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES


    Además, aprovecharon que en los últimos cinco años existe una mayor preocupación de los dueños para cuidar a sus perros, destaca Merchán. Como parte de su diversificación optaron por abrir peluquerías en la capital azuaya desde el 2014. Tienen el nombre de Perrupequerías y también son puntos de venta directa de sus artículos. Cuentan con tres locales, que atienden a más de 100 perros cada uno, en promedio. Para este año tienen previsto ofrecer franquicias en todo el país.

    Saldaña señala que la intención fue conocer más de cerca cuáles eran las necesidades y los gustos de los dueños de los perros y esa información trasladarla a su empresa para elaborar productos que cumplan con los requerimientos.

    Además, esas peluquerías aportaban con liquidez para financiar la producción de los productos, que se vendían a crédito, agrega Merchán. Betoven Pet Shop cuenta con 12 modelos de camas para perros desde los más pequeños como los chihuahuas hasta los más grandes como san bernardo.

    Son la especialidad de la fábrica y los modelos se renuevan cada tres meses. Lo mismo ocurre con la colección de 12 prendas de vestir. El precio por unidad oscila entre USD 6 y 12. Para gatos solo confeccionan collares y camas.

    Saldaña señala que los diseños están inspirados en las tendencias de moda de las personas. Tienen una diversidad de estilos porque los propietarios de las mascotas son niños, adultos y personas de la tercera edad, que tienen diferentes preferencias.

    Otra línea es el champú, que fue una iniciativa que empezó con Luis Saldaña, pero fue retomada hace dos años luego que consiguieron el registro sanitario para la comercialización. Es un producto antipulgas, acondicionador y champú a la vez. Se venden 1 000 unidades cada mes.

    Para consolidar su empresa, el año pasado invirtieron en el mejoramiento tecnológico en la producción y comercialización y en infraestructura. Los esposos invirtieron más de USD 20 000 en la renovación de maquinaria para la confección, otra para estampados, entre otros rubros.

    La facturación mensual del año pasado osciló entre USD 35 000 y 40 000 y en las épocas de mayor demanda sube a USD 55 000. Para el 2019 se prevé el crecimiento del 5% considerando la actual situación económica. Los meses de mayor movimiento son octubre y noviembre porque sus clientes hacen pedidos para la Navidad.

    Otras temporadas importantes son las vacaciones escolares porque los dueños, por lo general, pasan más tiempo con sus mascotas y se preocupan más por ellos, señala Merchán.

    Leonardo Beltrán, del local Mascotas y Algo Más de Guayaquil, destaca la calidad de los productos que fabrica esta empresa cuencana, por lo que tienen demanda entre sus clientes.

    Helen Quiñónez: ‘En este trabajo le tomé cariño a las mascotas’
    Administradora de la empresa

    Hace cuatro años ingresé a la empresa y todo era más pequeño. En la actualidad, las ventas son mayores y, por ende, hay más trabajo, lo que es bueno para todos quienes laboramos aquí. Me encargo de la administración y doy el soporte a la gerenta, María José Saldaña. Estoy a cargo de todo el personal que labora en la fábrica y colaboro en la coordinación del área de ventas. También estoy pendiente de las cobranzas, pago de comisiones a los vendedores y sueldos a los trabajadores, facturación electrónica y apoyo en la coordinación de la logística para que todos los pedidos sean entregados a tiempo. Es un trabajo muy motivante. Cuando ingresé no me gustaban los animales y aquí cambié mi forma de pensar. Ahora tengo cuatro mascotas en mi casa y me gusta ayudar en obras sociales en beneficios de los animales. Esta empresa también colabora con organizaciones que impulsan el cuidado y el rescate de los animales. En el terremoto del 2016 entregamos zapatos para las mascotas que ayudaban en el rescate.

    Santiago Merchán y María José Saldaña son los administradores de este negocio cuencano que calcula crecer un 5% durante este año. Foto:  Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Santiago Merchán y María José Saldaña son los administradores de este negocio cuencano que calcula crecer un 5% durante este año. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Los perros en India tienen su primer hotel de lujo

    Agencia AFP

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    En el Critterati, el primer hotel de lujo para perros del sur de Asia, los canes son tratados a cuerpo de rey: camas esponjosas, spa, veterinario las 24 horas y cervezas que no tienen alcohol.

    En la ciudad de Gurgaon, unos 30 kilómetros al suroeste de Nueva Delhi, san bernardos, labradores y lhassa apsos disfrutan de las atenciones con las que los 30 millones de perros errantes de India ni siquiera pueden soñar.

    Aquí, a los dueños de animales se les llama “padres”. El cliente de cuatro patas tiene acceso a una cafetería, una piscina, una peluquería y un salón de masajes ayurvédicos. Este hotel para perros, donde las suites pueden costar hasta USD 70 por noche, es de gama alta y su comodidad es muy superior a la de otros refugios caninos.

    “Ningún propietario de perro decente quiere dejar ” a su animal en una perrera tradicional, explica Deepak Chawla, el empresario que abrió este establecimiento hace cuatro meses.
    La suite más grande tiene una cama gigante con una cabecera cubierta de terciopelo, un televisor y una trampilla que da acceso a un balcón privado. En el Critterati, no se abandona al perro a su suerte. Los empleados del hotel miman a sus clientes “perrunos”.

    En la cafetería, además de alimentos tradicionales como pollo y arroz, los canes pueden elegir entre panecillos, tortitas y helado. El sabor a tocino es uno de los favoritos de los huéspedes.
    El Critterati refleja el creciente interés de la clase media india por las mascotas. De dos millones de perros domésticos en 2002, el país pasó a 15 millones en la actualidad. Una cifra que debería alcanzar los 26 millones en el 2021.

    Chawla trabajó tres años y medio para abrir su hotel, movido más por su amor por los perros . “Un animal es más leal que los humanos. Harían cualquier cosa por nosotros, así que se lo merecen”.

    El Critterati es el primero de este tipo en el sur de Asia. La noche tiene un costo de USD 70.
    El Critterati es el primero de este tipo en el sur de Asia. La noche tiene un costo de USD 70.
  • Estudiantes recuperan a los perros abandonados

    Fabián Maisanche

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    Los alumnos de la carrera de Veterinaria de la Universidad Técnica de Cotopaxi (UTC) deben viajar 30 minutos para llegar a la Fundación Latacunga Animalista, ubicada en la parroquia Joseguango Alto. En este espacio se hallan 74 perros de diferentes razas y tamaños, que fueron rescatados de las calles de la capital de Cotopaxi.

    Los 60 estudiantes del octavo ciclo académico de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Recursos Naturales son los encargados de realizar una ficha médica a los canes. También les pusieron un nombre, desparasitaron y rehabi­litaron. Otra de las actividades de vinculación de los jóvenes fue trabajar en la parte emocional de los animales y que aprendan a ser guiados con una cuerda.

    Según Adriana Páez, directora de Latacunga Animalista, los futuros veterinarios conocen la realidad de los centros de rescate y ponen en práctica lo aprendido en las aulas. La activista explica que al final del ciclo académico de las prácticas, las mascotas son adiestradas y pueden entrar en adopción. “Algunos chicos se llevaron a sus casas a los animalitos que cuidaban. Fue tal el cariño y la vinculación que hubo entre docentes, estudiantes y directivos del centro que se hizo una clausura del trabajo realizado. A pesar de haber finalizado su tarea, los jóve­nes aún vienen los domingos”.

    El convenio de cooperación interinstitucional entre la UTC y el centro es por dos años. El objetivo es brindar atención primaria y rehabilitación a los animales abandonados en Latacunga y en otros centros urbanos.

    Mercedes Toro, docente responsable de vinculación de la carrera de Veterinaria de la UTC, explica que el programa con los estudiantes es parte de la formación profesional. Entre las obligaciones constan la ayuda médica a los canes, el adiestramiento y el cuidado al centro.

    Toro indica que el balance de ayuda en los canes fue positivo en el primer año de ejecución. La idea -señala- es que se vaya mejorando y concienciando a los futuros médicos.

    “Estamos formando estudiantes integrales y con conciencia humana, a través de los conocimientos prácticos”, asegura Toro.

    Hasta el momento, la carrera de Veterinaria trabaja con este centro donde están involucrados autoridades, docentes y estudiantes. Angélica Soria, estudiante de octavo ciclo de Veterinaria de la UTC, cuenta que al inicio solo arribaron para brindar los conocimientos prácticos, como desparasitar a los perros y conocer las instalaciones.

    La estudiante cuenta que en el momento de realizar sus actividades, se encontraron con que los perros “fueron abandonados y no tenían un hogar”. Soria explica que la idea fue creciendo y ahora están siendo atendidos los canes permanentemente.

    “Son seres que necesitan cariño. Les hemos dado confianza y los hemos recuperado para que sean adoptados. Hacemos un llamado a los dueños de perritos, para que no los abandonen”, asegura Soria.

    Los estudiantes de la UTC se encargan de pasear a los perros por los caminos de la parroquia Joseguango Alto. Foto: Glenda Giacometti /  LÍDERES
    Los estudiantes de la UTC se encargan de pasear a los perros por los caminos de la parroquia Joseguango Alto. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Los perros también llevan sus accesorios

    Redacción Líderes

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    El amor por los animales, sobre todo por su mascota Hady, y la creatividad de la diseñadora Sylvia Cañizares dieron pie a Goldy, una marca dedicada a la fabricación de bandanas para perros.

    Cañizares cuenta que ella y su esposo utilizan habitualmente ‘buffs’ para el cuello y un día le probaron uno a Hady -su perrita mestiza de dos años y medio-; al ver que le quedaba bien surgió la idea de elaborar un accesorio específico para mascotas.

    Esta emprendedora se dedica por temporadas a realizar diferentes trabajos textiles, por ejemplo trajes para los festejos del Carnaval de Guaranda, así como ropa deportiva en tallas grandes y accesorios como collares hechos a mano, por ello, las telas y la creatividad son parte de su día a día.

    Tener la bandana ideal tomó algún tiempo hasta encontrar el tipo de tela adecuado sea para clima templado o frío, además de que se buscó hacer diferentes tallas que se acoplen para cada raza, e incluso para perritos mestizos.

    Ahora se ofrecen tallas XS, S, M, L, XL, y junto a cada una se ubica una foto de la raza de perro a la que le puede quedar bien y el tamaño del cuello del animal.

    Su primera incursión en la venta de bandanas fue en una feria canina hace un año, en Quito, donde hicieron la prueba, logrando buenos resultados. “Vimos la aceptación de la gente y eso nos motivó”, comenta Cañizares.

    La inversión inicial fue de unos USD 60, tomando en cuenta que el producto no iba aún con etiquetado y que se lo vendió en un precio al por mayor. Para este evento se llevaron 100 bandanas y se vendieron 80. Además se dieron contactos que luego hicieron pedidos.

    Con la aceptación del producto llegó la necesidad de buscar la presentación ideal para tratar de ubicar las bandanas a la venta en locales comerciales.

    El nombre de Goldy se escogió en honor a la perrita que tiene un hermano de la emprendedora, mientras que sobre la base de un bosquejo de Cañizares y con el aporte de una diseñadora se fusionó la etiqueta y el empaque, haciendo la forma de la cabeza de un perro en cuyo cuello va ubicado el producto.

    Diego Torres, esposo de Cañizares
    , cuenta que una ventaja de ese empaque permite al cliente identificar en dónde va ubicado el accesorio. Con ello, las bandanas estuvieron listas para el mercado y llegaron a las perchas de la cadena Supermaxi que se ha vuelto su principal vía de ventas, además de los pedidos en Facebook.

    Para la primera entrega en la cadena que implicó 720 unidades, se hizo una inversión de aproximadamente USD 750 para conseguir etiquetas, códigos de barras y la materia prima.
    Desde septiembre de 2016 el producto está en la cadena Supermaxi y ya se han entregado unos seis pedidos, completando otras 720 unidades más. Este volumen se logra en 10 días de labores y se alcanzan ganancias de hasta el 40% de lo invertido.

    Para este año se espera que la producción y las ventas se mantengan, y se prevé avanzar con nuevos puntos de venta como veterinarias y almacenes especializados en mascotas.

    Paulina Mantilla es una clienta satisfecha que conoció la marca Goldy por Facebook y asegura que le pareció muy interesante, ya que no había visto antes ese producto en el mercado. Explica además que algo que le gusta es que haya variedad de tallas, ya que su perro es grande y por lo general los accesorios se fabrican para perros pequeños .“Mi perro Pongo lo usa en casa y está siempre cómodo y cuando salimos lo usa sobre el collar”, comenta Mantilla.

    Precisamente, Torres explica que el uso en exteriores es una característica de las bandanas ya que permite identificar a las mascotas cuando, por ejemplo, salen al parque, sin llegar a ser ropa para los perros, sino un accesorio.

    La diseñadora Sylvia Cañizares realiza varios trabajos en su taller, entre ellos las bandanas de la marca Goldy, para perros de todos los tamaños. Foto: Adriana Bucheli / LÍDERES
    La diseñadora Sylvia Cañizares realiza varios trabajos en su taller, entre ellos las bandanas de la marca Goldy, para perros de todos los tamaños. Foto: Adriana Bucheli / LÍDERES
  • Allkugrass, césped natural para perros que viven en departamentos

    Lucia Vasconez

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    Cuando Diego del Pozo miraba a su mascota que no tenía una espacio en el que jugar o hacer sus necesidades biológicas porque viven en un departamento sin espacio para estas actividades nació la idea de un emprendimiento. Él es uno de los dos socios fundadores de Allkugrass, una empresa que produce césped natural, totalmente biodegradable para las mascotas.

    Del Pozo junto con su amigo y compañero de universidad, Christian Naranjo, iniciaron la empresa Allkugrass en junio del 2016 con una inversión de USD 16 000, la que fue destinada principalmente para el invernadero, sistemas de riego y una plataforma web.

    Los dos jóvenes de 27 años culminaron sus estudios en la Universidad Internacional en las carreras de Mecatrónica y Negocios, por ello, para lograr su producto, han tenido que capacitarse en agricultura y asesorarse con un equipo de agrónomos para desarrollar su césped natural para las mascotas.

    “Este césped es óptimo para los perros, no necesita mantenimiento, es natural, retiene los líquidos y los olores”, señala Naranjo.

    En el mercado hay otros productos para estas necesidades de las mascotas: como césped sintético y paños de algodón. El césped de Allkugrass es natural, por esta razón amigable con el medio ambiente. Después de que el «perrito lo ha utilizado completamente, se lo deshecha”, agregó.

    Las mascotas se adaptan al césped de Allkugrass. Foto Facebook de Allkugrass
    Las mascotas se adaptan al césped de Allkugrass. Foto Facebook de Allkugrass

    El césped de Allkugrass viene en cajas de dos tamaños: de 40 cm x 60 cm, para razas pequeñas y medianas; y 60 cm por 80 cm para las grandes. Tiene un alto aproximado de 10 cm. Está diseñado para departamentos, casas, oficinas. El cambio de cada caja se lo debe realizar cada tres semanas o dependiendo de su uso.

    El proceso de siembra y crecimiento del césped, hasta que se logre el tamaño requerido para la venta, es de aproximadamente 28 días y requiere de cuidados específicos. Por ello han implementado un invernadero en la parroquia de Tumbaco, en el nororiente de Quito.

    Actualmente la producción de esta empresa es 270 cajas al mes, las mismas que se distribuyen en la capital, Manta, Guayaquil y Ambato.

    El nombre de la empresa surgió de la combinación de las palabras allku (perro en quichua) y grass (césped en inglés).

    La empresa vende sus productos a través de su plataforma web (http://allkugrass.com/), el costo de cada caja, USD 18 99, las pequeñas y USD 24,99, las grandes, ya incluye el servicio de transporte dentro de la ciudad de Quito.

    Además del césped, la empresa ofrece, a través de su página web, otros servicios, todos a domicilios: peluquería canina, paseos para perros y veterinaria.

    Diego del Pozo y Christian Naranjo, cofundadores de la empresa Allkugrass. Foto: Víctor Munoz / LÍDERES
    Diego del Pozo y Christian Naranjo, cofundadores de la empresa Allkugrass. Foto: Víctor Munoz / LÍDERES
  • Ellos exportan ‘snacks’ para perros desde Ecuador

    Sofía Ramirez

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    Juguetes elaborados con material reciclado para mascotas; y galletas nutritivas para premiarlas son las dos líneas de negocio que impulsa Alku. Esta microempresa ecuatoriana nació en el 2014 y durante estos dos años ha tenido una buena aceptación en el mercado; desde el 2015 sus productos se exportan hacia Panamá, Colombia y España.

    Juan Sebastián Espín es el CEO y cofundador de esta iniciativa. El quiteño de 27 años y graduado de la carrera de Marketing, en la Universidad de las Américas (UDLA), señala que la idea nació como un proyecto de tesis: “Conocimos de la ordenanza municipal 048 que establece normas para la tenencia de mascotas en Quito”.

    Entonces, dice el joven empresario, decidí entrar a este nicho de mercado pero con la elaboración de juguetes y comida para perros.

    Luego de haberse graduado de la universidad, Espín decidió continuar con este proyecto. El plan era producir juguetes para mascotas que no contengan material nocivo, como el plomo. Entonces en el 2014, nació Alku con la primera línea de negocio: Space.

    Para esto, el joven quiteño junto a su socia Deborah Torres, le dieron un valor agregado a su producto: los juguetes tenían que ser elaborados con plástico de botellas recicladas. Por lo que en ese año, además de iniciar con un plan de negocios y el esquema formal del emprendimiento, empezaron a buscar a los primeros proveedores y a la maquila. Esta última es una fábrica textil ubicada en el cantón Antonio Ante (Imbabura), aunque Espín explica que por tema de estrategia, prefiere no revelar el nombre de la firma que elabora los juguetes.

    La tela que reviste a estos accesorios que dan forma a pelotas, huesos, muñecos espaciales, es elaborada con un 40% de material reciclado y algodón. Y además, de tener un diseño ergonómico para no dañar la dentadura del animal, la etiqueta del producto es de papel de caña reciclada, explica Espín mientras en su mano enseña uno de estos muñecos color lila.

    Con la producción lista de esta línea de negocio, a mediados del año pasado empezaron a comercializar la marca Space en cadenas de supermercados del país, y en tiendas especializadas de mascotas. Por ejemplo, desde la semana pasada, Space ya tiene un espacio en las perchas de Mega Kiwi.

    Javier Bonilla, administrador de línea ‘junior’ en el área de Compras, menciona que los juguetes Space ya se posicionan en la cadena. La idea es apoyar a los emprendedores ecuatorianos, además de que la marca cumplía con las políticas en tema de innovación.
    Asimismo, la empresa Alku también le apostó al mercado de alimentos para mascotas y por eso también elabora las galletas bajo el mismo nombre.

    El valor agregado de estas galletas redondas es que contienen un 80% de fibra y proteína; utilizan maní con avena, coco o cebada y al ser bajo en grasa se lo puede considerar como un ‘snack’ saludable para las mascotas, dice Espín.

    Estas galletas que se maquilan en otra planta ubicada en Puem-bo, al sur oriente de Quito se venden en cajitas impresas. Isabel Bedoya, jefe de ventas de Inkprima, se dedica a imprimir las cajas de galletas Alku. Ella cuenta que trabajan con la empresa desde hace dos años aproximadamente, y sostiene que para el segundo trimestre del 2016, imprimieron unas 6 000 cajas para las galletas. El producto también se comercializa en tiendas de mascotas.

    Desde el año pasado, la empresa Alku inició con exportaciones a Colombia, España y Panamá. Esto les ha dado el impulso para tramitar la certificación de empresa tipo B, es decir que tiene un impacto social favorable.

    Asimismo, para este año, invertirán unos USD 50 000 para aumentar producción, publicidad, certificaciones. Y también participarán en ronda de negociaciones y ferias, con miras a crecer en ventas. A la fecha, se crearon ocho empleos directos.

    Juan Sebastián Espín y Deborah Torres son fundadores de Alku. Elaboran juguetes y galletas para mascotas. Fotos: Paul Rivas/ LÍDERES
    Juan Sebastián Espín y Deborah Torres son fundadores de Alku. Elaboran juguetes y galletas para mascotas. Fotos: Paul Rivas/ LÍDERES
  • Drones y perros entrenados para salvar la industria de los aguacates en EE.UU.

    Agencia EFE

    Drones y perros entrenados pueden ser la solución para detener un hongo invasivo que ataca las plantas de aguacate, una industria en el sur de Florida que mueve más de USD 50 millones al año y que posiciona a la región como el segundo abastecedor de esta fruta en Estados Unidos.

    El escarabajo ‘redbay ambrosia’ transmite el hongo ‘Raffaelea lauricola’ que provoca una enfermedad vascular con efectos devastadores en las plantaciones de aguacate ya que más del 90% de los árboles mueren durante las seis semanas siguientes tras ser infectados.

    El escarabajo, del tamaño de un grano de arroz, lleva el hongo y cuando el árbol lo detecta su mismo sistema vascular trata de defenderse creando una suerte de paredes para aislarlo, lo que finalmente provoca obstrucciones e impide el paso de los nutrientes y el agua a la fruta.

    «Este escarabajo y los hongos que transporta han diezmado árboles en la familia Lauraceae en los bosques de las Carolinas a Florida y también se ha encontrado en árboles en Misisipi. Dado que la mayoría de los laureles salvajes en Florida ahora están muertos, el escarabajo ha comenzado a atacar a los de aguacate», explicó a Efe DeEtta Kay Mills, profesora del departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Internacional de Florida (FIU).

    El aguacate es un importante cultivo comercial para el sur de Florida y la pérdida de sus plantaciones podría incurrir en costos de reposición de más de USD 400 millones, detalló Mills, quien recordó que esta industria emplea la mano de obra no calificada que gana el salario mínimo.

    «Estas familias que dependen del cultivo del aguacate se verán afectadas enormemente si se pierden estos puestos de trabajo en una zona que ha sido duramente golpeada por la recesión y el desplome del mercado de la vivienda», agregó Mills.

    Para dar una solución a este problema, investigadores de FIU, con el apoyo del Departamento de Agricultura de Florida, iniciaron un programa de detección temprana usando perros especialmente entrenados para reconocer el hongo en árboles en apariencia sanos, con la ayuda también de drones.

    «Los caninos han sido entrenados para detectar el olor de la ‘infección’ en la madera. Tras tomar muestras de raíces y la prueba de la presencia de ADN de hongos que verifica si los árboles fueron infectados», explicó la doctora.

    Los drones se utilizan para detectar los árboles que sí muestran signos visibles de infección usando instrumentos de digitalización de imágenes térmicas. «Los drones permiten cubrir más superficie, identificar los cambios térmicos de los árboles que están infectados lo que después permite desplegar a los caninos a los puntos específicos para confirmar la infección utilizando tecnologías de análisis de ADN», explicó la investigadora.

    Mills destacó que la detección temprana permite procedimientos rápidos para sanar los arboles y ayuda a frenar la propagación de la enfermedad. «Además de nuestros ecosistemas silvestres y bosques, la agricultura de Florida está siendo afectada por este hongo que tiene el potencial de propagarse a California, México y a otros países», finalizó la investigadora, cuyo equipo trabaja también trabaja en encontrar una cura o una manera de suprimir esta enfermedad y detener su movimiento a través de Estados Unidos.

    Según el censo agropecuario de 2012, el condado de Miami-Dade es el primer productor de aguacates de Florida y el segundo en el país. Además, 450 productores registrados dependen de árboles sanos.

    «La pérdida de 6 000 árboles de aguacate ya está teniendo un efecto en la zona agrícola del sur de Florida, tanto directamente con la (pérdida de árboles y de producción) como indirecta (la pérdida de puestos de trabajo)», agregó Mills.

    La investigadora adelantó que, según las predicciones, la temporada de 2015-2016 habrá una propagación de la enfermedad que puede llegar a ser incontrolable si no se toman medidas como la detección temprana, la eliminación de árboles y la utilización de fungicidas profilácticos. 

    6 000 árboles de aguacate ya han sido afectados en el sur de Florida. Foto referencial: Pixabay
    6 000 árboles de aguacate ya han sido afectados en el sur de Florida. Foto referencial: Pixabay
  • ¡Que se cuiden los perros y los gatos porque llegaron las ranas-mascota de Wikiri

    Santiago Ayala Sarmiento / Redacción Quito

    La ranita está dormida. Parece un ‘gummy bear’, por su consistencia, tamaño y color. Pero es aún más encantadora, porque está viva, es más translúcida y ¡es ecuatoriana! Sus padres adoptivos, en la empresa Wikiri, la llaman “rana de cristal”, porque a simple vista se puede ver cómo funcionan todos sus órganos internos. Mirar el palpitar de su corazón, enamora…

    Ella no está todavía en el menú de la oferta exportable de la compañía, que desde hace un año envía cientos de ranas de cinco especies distintas hacia mercados como Alemania, Holanda, Canadá, Reino Unido, Japón y EE.UU. El objetivo principal, por ahora, de las ocho personas que trabajan en el centro de operaciones de la firma, es evitar que se extinga.

    Para lograr que esta y otras 150 especies nativas no desaparezcan para siempre, se creó la firma Wikiri, a finales del 2010, nombre elegido en honor al canto de una rana del oriente del país. Según su gerenta general, María Dolores Guarderas, es el brazo financiero del Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios de la Fundación Otonga.

    “Es una empresa de científicos. Y nació, porque conseguir recursos económicos para hacer ciencia y hacer investigación en el Ecuador, es muy difícil. Por ello, creamos una forma innovadora para conseguir recursos. Así, captamos el dinero requerido para financiar la investigación científica, la conservación de las especies y la educación de niños y jóvenes”, explica.

    La tarea no empezó tan alentadoramente. Los científicos que lideran el proceso, Luis Coloma y Juan Manuel Guayasamín, y que son accionista de Wikiri, tuvieron discrepancias con la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, por la comercialización de 700 anfibios.

    Pero tras el tropezón, los esfuerzos se encaminaron a conseguir todos los permisos necesarios de las autoridades ambientales, tanto nacionales como internacionales. De esta manera, hace un año, finalmente el Ministerio del Ambiente otorgó todos los avales para la comercialización de las ranas. Y con su venia se enviaron los primeros lotes de anfibios: 500 hacia Alemania y 200 a Canadá.

    El envío es cuidado al máximo. Cada rana va en un contenedor plástico especial, envuelto con papel absorbente para conservar la humedad. 60 de estos contenedores se colocan en un ‘cooler’ de espumaflex. Y luego se lo sella en una caja de cartón, con los sellos y permisos respectivos. En el avión, se los coloca en el área especial destinada para las mascotas.

    Desde la primera venta hasta hoy se han vendido entre 200 y 500 ranas al mes.

    ¿Cómo se garantiza que las ranas no sirvan para otros fines, como experimentación química, por ejemplo? Traffic, organización que monitorea a escala mundial el comercio de vida silvestre y que tiene oficina en el país, se encarga de ello.

    La venta dentro del país tiene una estrategia diferente: se venden los terrarios (hábitat de las ranas, similares a los acuarios de los peces) y se regala la rana. Hay para todos los gustos. El Municipio, por ejemplo, adquirió uno de 3 metros de largo, por 2 metros de ancho y 1 metro de profundidad, que costó USD 20 000.

    Pero el proyecto de Wikiri no se queda allí. Próximamente abrirá un espacio dentro de sus instalaciones ubicadas en San Rafael, en el valle de Los Chillos, al sureste de Quito, adonde las personas podrán ir a vivir la experiencia de ver las ranas y de compartir su entorno. “Hay todo un trabajo de investigación y cuidados de altísima calidad y queremos que la gente tenga conciencia de la biodiversidad que existe en nuestro país y se sienta orgullosa de tenerlo y de conservarlo”, dice Guarderas.

    Pero, por lo pronto, la lista de potenciales compradores está creciendo. Y, si el viento sigue soplando a favor, quizás algún día la ranita ‘gummy’ también pueda ser parte de los hogares en el mundo.

    EL INSIGNIA

    ‘Este trabajo es de pura pasión’

    Diego Almeida / biólogo herpetólogo

    Yo siempre he trabajado con anfibios y con instituciones que hacen conservación. Siempre me gustó la naturaleza. La afición hacia las ‘ranitas’ me nace en las aulas universitarias; y luego me vinculé a Wikiri, donde he visto el trabajo de altísima calidad que realizan los científicos.

    Hoy, estoy encargado directamente en el manejo de las ranas. Estoy a cargo del trabajo de conservación y de mirar que se hagan bien las cosas. El protocolo que seguimos acá es igual, tanto para la conservación como para la comercialización, tienen las mismas exigencias de calidad.

    Hay que estar siempre pendiente del mantenimiento de las ranas; es decir, su alimentación, la limpieza de los terrarios, ver la evolución de los renacuajos y las actividades de laboratorio para alimentar la base de datos digital. También diseño de terrarios, los ambientes, las estructuras internas. Llego a las 08:30 y puedo irme de largo, porque este trabajo es mi pasión.