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  • René Ramírez: ‘Hoy se necesita más técnicos que PhD’

    Pedro Maldonado

    (I)
    Editor del Semanario LÍDERES

    El Secretario Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, René Ramírez, habla sobre los niveles de innovación del país. También se refiere a la formación de talento humano y asegura que el desarrollo de tecnología local creará nuevos empleos.

    ¿Por qué Ecuador cae en los indicadores de innovación que presentó el Foro Económico Mundial?

    Nunca como en estos años la innovación ha crecido tanto en el país. Los dos indicadores más importantes sobre innovación son las patentes y las investigaciones publicadas en revistas indexadas, que es generación de conocimiento. Ecuador en estos últimos cuatro años es el país que mas ha crecido en publicaciones en revistas indexadas, en América Latina. Y en patentes en estos últimos tres años hemos crecido diez veces más rápido que antes de este gobierno (NDLR: entre 2014 y 2015 las solicitudes de patentes creció de 460 a 557). El Índice Global de Competitividad tiene un problema estructural porque toma datos del 2011. Usa información de Unesco que, a su vez, se basa en una encuesta que se actualiza cada dos años. El índice no toma una fotografía de los últimos años.

    ¿Y por qué no hay esa fotografía?

    Porque la metodología señala que tiene que ser cada cierto tiempo, no cada año. La nueva información con respecto a inversión en ciencia, tecnología e innovación saldrá a finales de este año.

    En el Ministerio de Industrias dijeron que van a tener en cuenta el índice. ¿Cómo lo van a usar en la Senescyt?

    Ya hemos construido un ecosistema de innovación que no había. Prueba de ello es Ingeniatec o el Banco de Ideas. Desde el Estado no había inversión en capital semilla, no había incubadoras o articulación con el sector privado y la universidad, no había políticas que incentiven el desarrollo tecnológico con componente local. Tampoco había política masiva de becas y ahora estamos llegando a 18 000 becas para especialización. El reto es cómo construir una política de gobierno y que esta sea una política de Estado. Allí se requiere un pacto social que involucra a la universidad y al sector empresarial.

    Eso es lo que siempre se ha pedido…

    La universidad estaba de espaldas al sector privado y el Estado estaba ajeno a la articulación de todo esto. La articulación, como la de Ingeniatec y sus primeros 12 proyectos, muestra un ahorro de 210 millones de dólares en salida de divisas por importaciones. Esta articulación implica generar empleo, desarrollo tecnológico, talento humano especializado, etc.

    Usted dice que se han tomado acciones para articular procesos, pero la innovación surge del sector privado.

    Todo surge del sector privado y el Estado debe dar los incentivos correctos. En el Banco de Ideas, por ejemplo, ya tenemos iniciativas por salir al mercado. Aquí hablamos de dos escalas: una en la que hay nueva tecnología y otra que es sustituir importaciones para desarrollar tecnología en el país. El Estado no es el innovador, es el que da el ‘big push’, pero hay que tener claro que, como dice el libro ‘El Estado emprendedor, sin Estado no puede haber innovación el sector privado.

    ¿Usted cree que no?

    Es que no ha pasado en ninguna parte del mundo. En Corea del Sur, Israel o Silicon Valley no hubiese sido posible tener esos espacios de innovación privada sin el aporte de recursos del Estado. Apple es un ejemplo, lo que hace Apple es agarrar las investigaciones financiadas por el Estado y usar esos componentes para armar un iPhone.

    Pero Apple surgió de las ideas de dos emprendedores en los años 70…

    Pero no hubiesen podido hacer nada si no había una investigación anterior. Tenemos que romper el mito que puede haber innovación privada sin articularse con la academia y el Estado.

    ¿El triángulo empresa-Estado-empresa funciona?

    Hay un resultado con los empresarios premiados en Ingeniatec. Una empresa al estar certificada tiene más oportunidades. No solo se sustituyen importaciones, sino que se generan divisas e inversión extranjera. Esta articulación no es de un día al otro, dura décadas.

    ¿Vale la pena insistir en sustituir importaciones o es mejor enfocarse en áreas específicas con potencial?

    Lo que más complica a la economía ecuatoriana es ser importador de tecnología, porque genera dependencia y genera salida de divisas. En ese marco, el gran error en los años 70 fue que la sustitución de importaciones no fue selectiva y que no hubo indicadores de desempeño. A la industria ecuatoriana se debe dar facilidades para avanzar no solo en ensamblar, sino que se desarrollen partes de los componentes en el país.

    ¿Esta sustitución de importaciones no cierra opciones al consumidor?

    Es que tiene que competir. Si no existe competencia no habrá incentivos para mejorar un producto. La estrategia es la generación de empleo y no hay mejor manera de generar empleo que desarrollar tecnología, que hoy solo se importa.

    ¿Cuánto se destina para ciencia y tecnología?

    El próximo años serán unos 300 millones. Algo fundamental es la formación técnica y tecnológica, por eso yo digo que este momento más importante que tener Phd en términos de cantidad es tener más técnicos y tecnólogos para solucionar un tema fundamental como es la productividad. Los Phd son impacto en largo plazo, pero el cuello de botella es la productividad.

    ¿Esto no contradice con la política que promovía la formación de PhD?

    Para nada (…) en este momento no somos un país que genera conocimiento, eso toma años y décadas y los que lo generan son los que tienen nivel de maestrías y doctorados en investigación. A escala mundial se reconoce que la mejor inversión en productividad es el talento humano; en este caso lo que se necesita para mejorar la productividad es el técnico y tecnólogo que está directo en el proceso productivo.

    ¿Ingenierías?

    Técnicos y tecnólogos. Los ingenieros son de tercer nivel, los tecnólogos son un nivel previo y eso demandan las empresas.

    Hoja de vida

    Formación. Tiene una maestría en Desarrollo Económico por el Instituto de Estudios Sociales de Holanda y otra maestría en Gobierno y Políticas Públicas por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de México.

    Cargos. Se ha desempeñado como Secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, Presidente del Consejo de Educación Superior, Presidente de la Empresa Pública Yachay EP, Presidente del Directorio del Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual, Presidente del Directorio del Instituto Ecuatoriano de Crédito Educativo y Becas.

    Sus áreas de trabajo son en políticas públicas sociales, desigualdad, pobreza, economía de la felicidad, entre otras.

    René Ramírez. Foto: Archivo LÍDERES
    René Ramírez. Foto: Archivo LÍDERES
  • Memo de la semana: El escenario para los PHD

    En las últimas semanas, el Gobierno ecuatoriano, a través de las autoridades educativas, colocó el tema de la formación de nuevos PhD en la agenda pública y privada. El objetivo, según han declarado funcionarios de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Senescyt), y del Consejo de Educación Superior, es llegar a la excelencia académica.

    Actualmente, desde el Ejecutivo se habla de destinar más de USD 300 millones para que los profesionales ecuatorianos estudien, mediante becas de la Senescyt, su PhD o Doctorado en universidades extranjeras. La meta es que ellos regresen al país y con su conocimiento eleven la calidad de investigación en los centros de educación superior.

    Las intenciones son buenas. Así lo reconocen especialistas e investigadores vinculados con la Universidad ecuatoriana. Sin embargo, coinciden que no se puede mejorar la investigación por decreto y establecer plazos y números de PhD, a través de reglamentos y leyes. Académicos nacionales y extranjeros sostienen que el desarrollo de la investigación es un proceso para el que se requieren décadas.

    La formación de un PhD toma entre cuatro y seis años. Implica, además de un sacrificio personal, una inversión del Estado, de universidades y entidades privadas, que auspician el estudio de un Doctorado. También es un tema de infraestructura, para que desarrollen sus investigaciones en Ecuador. Y esas condiciones aún no existen en el país.

    Instituciones de prestigio mundial, como Harvard o Massachusetts Institute of Technology, por citar dos ejemplos, llegaron al nivel académico que tienen, con décadas de trabajo serio. Hay que aprender de los que más saben.

  • Entre 4 y 6 años es el tiempo de estudio

    Marco Córdova es arquitecto y urbanista estudiado en la Universidad Central. En el ejercicio de su carrera trabajó en temas de espacios públicos y por esa razón se fue involucrando en el estudio de políticas públicas.

    Esa conexión lo llevó a estudiar una maestría en Estudios Políticos en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Desde el 2011, Córdova estudia un PhD en Ciencias Sociales, con mención en Estudios Andinos, en la misma institución.

    Al ser consultado sobre el significado de estudiar un PhD, Córdova responde. “Es una motivación personal; significa profundizar en un campo científico. La motivación es fortalecer y profundizar la formación del área donde uno trabaja”.

    El testimonio de Córdova confirma lo que sostienen académicos vinculados con el mundo del PhD. Un Doctorado es un esfuerzo personal muy grande.

    Los estudios de Doctorado duran por lo general entre cuatro y seis años. Fernando Balseca, catedrático de la Universidad Andina Simón Bolívar, señala que un programa de PhD en el país dura en promedio cinco años. Pero, explica, según el avance del proyecto de investigación existen mecanismos de extensión sin sanción, hasta por un año.

    Balseca indica que según la complejidad de la investigación que desarrolla el aspirante, los plazos se extienden. “Lo ideal es 5 ó 6 años para presentar la tesis, a parir de la matrícula. La tesis tiene que ser una investigación, una contribución al campo del saber de un área específica”.

    Otro punto que se toma en cuenta es el costo económico de este grado académico, que por lo general es elevado. Por eso, agrega Balseca, no es posible pensar en un programa de Doctorado sin una bolsa financiera, que permita entregar becas a los postulantes.

    En la Flacso, por ejemplo, un Doctorado tiene un costo de USD 100 000 aproximadamente. Pero los estudiantes pagan el 10%, gracias al programa de becas.

    Datos de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), señalan que en el plano internacional, el costo de un programa doctoral oscila entre USD 40 000 y 200 000, lo que incluye gastos de alojamiento, alimentación, movilización, entre otros rubros.

    Por todo lo anterior, señala Betty Espinosa, subdirectora académica de la Flacso, la formación de un PhD significa una inversión de tres partes: el Estado, las universidades y la sociedad.

    Esta inversión también genera un impacto en las universidades que incorporan a doctores en su nómina. Virginia Lasio, directora de Espae Graduate School of Management, comenta que es obvio que existe un impacto alto para los establecimientos de educación superior.

    No se trata solamente de sumar PhD a la nómina. Lasio sostiene que al no estar disponibles estos doctores en el país, hay que invertir en formarlos y aunque el Gobierno provea becas, hay un costo asociado para la universidad. Pero sobre todo, hay que contar con los recursos para desarrollo y mantenimiento de líneas de investigación, equipamiento de laboratorios, bibliotecas y toda la infraestructura de investigación. “Solo así los profesores con PhD no estarán subutilizados y puedan mantenerse vigentes y en contacto con pares internacionalmente”.

  • Entre la Academia y el sector privado

    Tradicionalmente se piensa que un PhD se dedica exclusivamente a la investigación y a la docencia universitaria. No obstante, también se encuentran PhD en el área empresarial.

    Según el subsecretario general de Educación Superior, Enrique Santos, se trata de académicos que investigan a la empresa como una organización humana; las conductas de los individuos en el seno de ellas, los procesos microfinancieros en su contexto, etc.

    Fernando Balseca, catedrático de la Universidad Andina Simón Bolívar, menciona que el destino principal de los doctorandos es la docencia universitaria. Allí replican y generan conocimientos. Agrega que otro destino es la consultoría nacional e internacional. “Antes de tener muchos PhD se necesita construir una infraestructura para desarrollar investigaciones. Lo productivo es generar espacios para investigación”.

    ¿Es un PhD un buen profesor? Para Betty Espinosa, subdirectora académica de la Flacso, un PhD no es necesariamente un buen docente. “Un doctor está formado para investigar y las habilidades de docencia es algo que se desarrolla o no. Un profesional puede ser un buen maestro sin necesidad de tener un doctorado”.

    Otro punto de vista lo da Gonzalo Mendieta, decano de Asuntos Académicos de la Universidad San Francisco de Quito. Según este catedrático, existen muy buenos profesionales que aprenden a investigar. “Y no hay que olvidar que alguien sin PhD también puede hacer investigación. Hay casos en el sector de la medicina, por ejemplo”.

    OCHO VOCES SOBRE EL TRABAJO DE UN PHD

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    ‘La sociedad sí valora a un PhD’

    María José Castillo. Doctorado en Economía Agrícola desde el 2008

    El país está caminando a obtener una infraestructura adecuada para la investigación. Un PhD siempre debe tratar de conseguir fondos externos para sus proyectos (ya que los fondos locales suelen ser insuficientes).
    La estrategia adecuada para hacer un PhD en el extranjero es conseguir una ‘assistantship’ en una universidad internacional. Aquello consiste en trabajos de ayudantía en clases o en investigaciones, colaborando con los docentes de aquellas instituciones. Así, el estudiante de doctorado recibe un pago mensual simbólico y los costos se reducen considerablemente.
    La sociedad sí valora a un PhD. Como aún somos pocos en el país, somos vistos con respeto. Sin embargo, no todas las instituciones o empresas pueden pagarle un salario acorde al título.

    ‘Este título abre muchas puertas’

    Pablo Arosemena. Obtuvo su doctorado en Economía en el 2011

    La investigación por la cual obtuve mi doctorado en Economía fue sobre la ilusión fiscal del ‘petropopulismo’. El objetivo fue proponer una forma de manejar la economía del país, sin necesidad de la explotación petrolera.
    Tras cinco años de estudio obtuve mi título el año anterior. El PhD es un activo permanente. Abre las puertas a muchos campos, principalmente académicos y empresariales. En este último, debido a que uno se convierte en consultor de gran valía.
    También es destacable el prestigio y las oportunidades que abre un doctorado en la política y en las ONG.
    El entrenamiento en cada campo investigativo permite aportar al crecimiento y desarrollo de la sociedad. El reto está en estudiar cómo un PhD puede transmitir sus conocimientos.

    ‘Hace falta fondos para proyectos’

    Sara Wong. PhD en Economía, de la University of California (UCLA)

    Con respecto a mi especialización (economía), en el país hace falta fondos para desarrollar proyectos de investigación, bibliotecas y bibliotecarias especializadas. Además, acceso a bases bibliográficas y de datos, con investigaciones de última data; creación de redes de investigadores; fondos para viajes de investigación y conferencias, y para financiar publicaciones; más colegas con PhD en temas afines, etc.
    Por otro lado, se pone en el tapete de discusión el que no basta tener un PhD para que se genere investigación. Tener un PhD es una condición necesaria más no suficiente. Si tomamos como parámetro de valoración el salario que se propone en el borrador del nuevo reglamento de escalafón para profesores universitarios, no veo que se valore el título del PhD.

    No hay estructuras para investigar

    Alberto Celi. Catedrático e investigador de la EPN

    Estudie Física en la Escuela Politécnica Nacional (EPN) y realicé mi PhD en Física, en la Universidad Autónoma de Madrid, entre 1996 y el 2001. Fui becado por la Fundacyt y con el auspicio de la EPN.
    Uno de los problemas que no están resueltos, a pesar de las buenas intenciones de las autoridades, es que faltan estructuras para absorber a los PhD que estudian en el extranjero y regresan al país. Así, los nuevos doctores no pueden seguir con su investigación y quedan dispersos.
    Los fondos son escasos para una investigación seria, que deje huellas. Un investigador y su equipo necesitan materiales y sueldos. Una investigación para un proyecto requiere unos USD 100 000. Y en una investigación completa se habla de millones de dólares.

    ‘Las condiciones de estudio son escasas’

    Rafael Polo. Catedrático de la U. Central y de la Flacso

    Estudié Sociología en la Universidad Central y una maestría en Letras en la Universidad Andina Simón Bolívar.
    Hace seis años hice un doctorado en Ciencias Sociales en la Flacso. Hoy me dedico todo el tiempo a la docencia.
    Me he negado a hacer asesoría política. No he trabajado en consultoría, porque no está ligado a la producción de conocimiento, sino a sostener razones para la construcción de un proyecto político o institucional.
    Por el PhD se me han abierto redes de contacto con otros colegas, en el exterior, especialmente.
    En el país no hay infraestructura para investigación; en Filosofía, por ejemplo, las condiciones son escasas, rudimentarias. Tampoco existen garantías en la investigación científica en el campo de las ciencias sociales.

    ‘Uso equipos de última generación’

    Juan Carlos Idrobo. Investigador en el Laboratorio de Oak Ridge

    Obtuve un PhD en Física, en la Universidad de California en Davis (EE.UU.). Actualmente, trabajo como investigador de planta en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge (Tennessee, EE.UU.).
    Mi principal área de investigación en este momento es el estudio de defectos en materiales bidimensionales, a nivel atómico. Para realizar mis investigaciones utilizo microscopios electrónicos de última generación que me permiten ver, literalmente, los átomos que forman el material; así como también, supercomputadoras que me permiten calcular las propiedades de los materiales en presencia de distintos defectos.
    Sin un PhD, una persona dedicada a la investigación en ciencias difícilmente puede encontrar un trabajo bien remunerado, hablo de EE.UU.

    ‘El posdoctorado en una opción’

    Xavier Ordeñana. Obtendrá su PhD de Economía y Finanzas

    A escala mundial, los graduados de un doctorado se involucran a un mercado muy competitivo por la ausencia de plazas de trabajo. El concepto de ‘investigador’ no ha sido comprendido en su totalidad, de allí que el tema -que ahora está en boga-, ocasione espacios de discusión en la opinión pública.
    Estoy en la parte final de mis estudios del doctorado en Economía y Finanzas. Estoy presentando mi tesis de la investigación que ha tardado cinco años. Los dos primeros años se dedicaron a cursos para establecer las herramientas teóricas del trabajo.
    Una de las opciones, si al terminar el PhD no me logro ubicar en una plaza dentro de la academia, es optar por un posdoctorado. Aquel rango de estudios es -principalmente- participar de un equipo de investigación.

    ‘Un PhD se forma con ‘ancianos»

    William Loyola. Gestiona su PhD en Administración de Empresas

    Mi inquietud por estudiar un doctorado se inició hace siete años. Junto a ocho aspirantes de Latinoamérica iniciamos el curso para obtener ese grado académico, en el que me encuentro esperando la fecha para sustentar mi trabajo. La investigación que he realizado se basa en el conocimiento de las organizaciones, el cómo se explota el conocimiento en las entidades.
    Los profesores de un PhD son ‘ancianos’, que han dedicado varias décadas a los estudios. Mi director de investigaciones tiene 83 años de edad y son eminencias en la academia.
    Una de las restricciones para quienes desarrollamos investigaciones relacionadas con los campo sociológicos, nos encontramos con las limitantes de ausencia y el libre acceso a la información de los diferentes datos e indicadores.

  • Los fondos económicos son decisivos

    En todo proceso de estudios para un PhD existe una serie de acciones que determinan la admisión de un postulante. Así lo explica Betty Espinosa, subdirectora Académica de la Flacso quien añade que en la selección se valoran la trayectoria, la capacidad de estudios, los criterios de equidad, valores fundamentales en el investigador.

    El auspicio es una característica de quienes buscan cursar un doctorado. Por lo general son las universidades u organismo estatales los que se encargan de los costos de estos estudios. Así los explica Gonzalo Mendieta, decano de Asuntos Académicos de la Universidad San Francisco de Quito. Son estas instituciones las que, por lo general, auspician y acogen de regreso a los PhD.

    Hay otros programas, añade Mendieta, como las becas Fullbright que también requieren el auspicio de una universidad.

    En los casos en que un investigador graduado del doctorado se radique en otras ciudades es complicado repatriarlo. En el caso de la San Francisco, de cada tres personas que se intentan ‘repatriar’ solo se trae de regreso a uno. “Hay algunos que están casi por venir, pero se les presentan opciones y muchos se quedan”.

    No obstante, aclara Mendieta, el mercado para los doctores es complicado a escala global. Existen recortes en los países del primer mundo y es difícil encontrar opciones, dice Mendieta.

    Fernando Balseca, catedrático de la Universidad Andina Simón Bolívar, indica que en el país es un requisito legal para estudiar un PhD es tener estudios de maestría. Sobre los auspicios comenta que es clave que las universidades u organismos que los auspician los liberen de sus actividades docentes para que hagan su investigación a tiempo completo y que luego puedan retornar.

    Para la candidata a PhD, Sonia Zurita, uno de los requisitos fundamentales antes de iniciar sus estudios de Doctorado en Economía (Universidad Carlos III de Madrid), es tener presente el desgaste en el aspecto personal y familiar.

    Ella culminó su maestría en Finanzas en el 2000 en la Universidad de Chile. 10 años más tarde su doble maternidad influyó en el hecho de optar por los estudios presenciales del doctorado y que le podrían permitir realizarlos en un lapso menor a los cinco años proyectados.

    La PhD en Economía, Sara Wong, considera que el dinero no necesariamente es una limitante para obtener este grado académico. Hay becas en diversas fuentes, por ejemplo, en la misma universidad en donde uno estudia, en organismos internacionales o en instituciones del país en donde está la universidad.

    Wong añade que para una beca se requiere excelencia académica y el interés de los donantes. Ella puntualiza que su primer año fue financiado con beca conseguida por la Fundación Francisco Marroquín, luego fueron becas Olín y de UCLA las que financiaron el resto. La beca de la universidad implicaba que tenía que dar clases y hacer investigación.

  • Christian Rojas dejó la medicina y hoy enseña en EE.UU.

    Jeeyla Benítez / Redacción Quito / LÍDERES

    Desde su etapa escolar y colegial, Christian Rojas se preparó para ser médico. Él describe a esta profesión como una de las más nobles. Por ello materias como ciencias naturales y biología marcaron la infancia y la adolescencia de este quiteño.

    No obstante, cuando se graduó del Colegio San Gabriel, en Quito, se dio cuenta de que psicológicamente no era compatible con la medicina. “Es un ser humano muy sensible”, cuenta su madre, Elena Acosta.

    Rojas descartó la medicina y se inclinó por los números. Este hincha del Deportivo Quito se graduó de economista en la Pontificia Universidad Católica de Quito. Hoy, es profesor e investigador a tiempo completo del Departamento de Economía de los Recursos, en la Universidad de Massachusetts, en EE.UU. A ese cargo llegó con la ayuda de su dominio del inglés, que aprendió durante dos intercambios estudiantiles en su etapa en la secundaria y la universidad.

    Además, una beca que obtuvo en la Universidad Estatal de Virginia para estudiar un doctorado en Economía, luego de aplicar en 50 instituciones, le abrió las puertas. En el Virginia Tech conoció a una docente que le recomendó estudiar un posdoctorado en Dallas, Texas. Él aceptó la propuesta. Durante ese año su tarea fue investigar, y logró hacer un estudio sobre la competencia de mercado y precios enfocado en la industria cervecera norteamericana.

    Una vez concluido el posdoctorado recibió ofertas de trabajo de diferentes centros de estudios. Sin embargo, escogió a la Universidad Estatal de Massachusetts. Lleva allí seis años.

    Desde el 2001, año en que se graduó de la Universidad Católica de Quito, está radicado en EE.UU. En ese tiempo mantiene contacto con su país natal, y ha realizado 13 consultorías para el sector público y privado. “Mantengo el vínculo porque siento que hago algo por el lugar donde nací, y espero seguir ayudando a la gente que conozco”.

    La investigación es el norte en las actividades de Rojas. Su hoja de vida muestra 22 investigaciones, auspiciadas y científicas. Hoy desarrolla estudios en el área de telecomunicaciones y mercados. Esa tenacidad por la investigación le hizo merecedor, en el 2010, a la denominación ‘Investigador del Año’ en la Universidad de Massachusetts.

    Antes de viajar a EE.UU. cumplió un requisito personal: se casó con su compañera de aula, Alexandra Andino.

    Su pasión por la investigación la tuvo desde niño. “Hacía preguntas que eran difíciles de responder, yo debía pensar muy bien lo que iba a decir”, cuenta su madre. Además, en la escuela leía mucho, y en clases era muy inquieto.

    La vida de Rojas dio un giro cuando este tenía 14 años. Su padre murió y cambio su rumbo en la vida. “Sabía que tenía que ser mucho más responsable”.

    Uno de sus compañeros de colegio, Diego Monteros, recuerda que este hecho fue un momento muy complicado para su amigo. Este ingeniero agrónomo resalta que a pesar de esa tragedia, Rojas siempre fue un ejemplo. “Con todas las dificultades que tuvo, Christian no cambió, y es de los amigos que las mamás quieren que uno tenga siempre”.

    Esta amistad continúa. Aunque fueron compañeros solo hasta tercer curso, no perdieron el rastro, y se juntaron al final de la carrera universitaria para iniciar con un negocio agrícola: una plantación de babacos y tomates de árbol. El objetivo principal fue la exportación.

    En esa época la oferta de estos frutos superó la demanda, y el producto se quedó en la plantación. Lograron comercializar en la cadena Supermaxi, pero aún así la producción fue mayor que los pedidos que recibieron.

    Entonces, decidieron ofertar el babaco y el tomate de árbol en el Mercado Iñaquito. El pago no era el justo, pero no tenían opción porque la fruta se echaba a perder. “Fue una buena experiencia. Christian demostró seriedad en el manejo del dinero y del negocio”, dice Monteros. A los dos años, la iniciativa quebró porque el mercado estuvo saturado de la fruta. Los socios vendieron el invernadero que construyeron en las afueras de la ciudad, recuperaron el capital invertido y abandonaron la idea.

    Una nueva experiencia profesional la tuvo junto a otro compañero de aula, Santiago Caviedes. Rojas ingresó a Andinatel (que hoy junto a Pacifictel conforman lo que es la Corporación Nacional de Telecomunicaciones) y se desempeñó en el área de interconexión.

    En Andinatel, Rojas tomó gusto por las telecomunicaciones. Hoy, una parte de su tiempo la dedica a hacer estudios de competencia y mercado que involucra a las operadoras de telefonía.

    Su carácter y personalidad, que ahora es admirada por sus mismos compañeros, se forjó mucho antes. Durante su estadía en EE.UU., en 1997, mientras estudiaba en la universidad de Idaho, también junto a Caviedes, trabajó en la cafetería de la institución. Cocinar, limpiar, atender mesas y lavar platos eran parte de sus actividades. Él recuerda que Rojas ahorraba todo lo que ganaba. “Eso le sirvió para viajar por Europa”.

    En el ámbito profesional, caviedes señala que su amigo es una persona muy seria y responsable. “Cuando se le pide que realice una investigación cumple con su trabajo, y aún más. Casi no se estresa, porque hace lo que le gusta”. Aún así, Caviedes reconoce que cuando algún colega suyo critica su trabajo, se molesta. “Ése es el típico celo profesional. Si la crítica viene de otra persona, él la acoge”.

    En EE.UU. la vida de Rojas gira en torno a su familia. Trata de pasar la mayor parte del tiempo junto a su hijo de 5 años, Agustín, y su esposa Alexandra. “Trato siempre de llegar muy temprano a la casa. Tengo la suerte de comer con mi hijo, lavarle los dientes, ponerle el pijama y contarle un cuento en las noches. Eso es algo sagrado para mí”.

    En el ámbito educativo, dos días de la semana dicta clases, y el resto del tiempo lo dedica a sus investigaciones. Él prefiere continuar con sus actividades investigativas después de que su hijo se duerme, así no lo priva de su presencia. “El nacimiento de mi hijo fue muy especial. No es el evento del nacimiento, sino todo lo que llega después. En el día a día, uno va aprendiendo a ser papá”, finaliza.

    SU HOJA DE RUTA ES LA ECONOMÍA

    En el 2003. Obtuvo su PhD en la Universidad de Virginia.

    En el 2011.  Fue panelista internacional, 2a. Conferencia ‘Beeronomics’, Freising, en Alemania.

  • La formación de más PHD genera retos al Ecuador

    Redacciones Quito y Guayaquil

    Un investigador a tiempo completo que genera nuevos conocimientos en universidades, organismos internacionales, entidades públicas o empresas privadas. Así se condensa, según las fuentes consultadas, la definición de un PhD, el grado académico más alto al que puede aspirar un profesional, a escala global.

    La de un PhD es una formación científica para personas que quieren investigar en cualquier disciplina, en cualquier área. La descripción la hace Betty Espinosa, subdirectora académica de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sede Ecuador. “Puede estar en la academia, pero también en el sector empresarial, en la empresa privada. Los PhD están donde se requiera investigación”, resume Espinosa.

    Estos profesionales son una minoría en el sector académico ecuatoriano. Hasta septiembre de este año, la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), registraba 431 títulos de Doctor o PhD de nacionalidad ecuatoriana. De esa cifra, 29 fueron obtenidos en universidades nacionales y 402 en universidades extranjeras.

    Hoy, la formación de PhD o doctores y su campo de acción en el país mantiene activo el debate en los sectores académicos y oficiales. El Proyecto de Reglamento del Escalafón para Docentes e Investigadores del Sistema de Educación Superior señala que uno de los requisitos del personal académico titular principal de las universidades y escuelas politécnicas es contar con un PhD. El mismo requisito se exige para ser investigador titular en centros de educación superior.

    Los profesores titulares deben obtener su PhD hasta el 2017. Los plazos y la propuesta del reglamento traen inquietudes a las autoridades y a los catedráticos de centros públicos y particulares.

    Datos de la Senescyt indican que en el 2010, el porcentaje de profesores con título de PhD en universidades públicas fue de 1%, mientras que en las universidades privadas fue de 2%. La mayoría de profesores, en ambos casos, registró un título de tercer nivel, seguido de títulos de maestrías y especialidades médicas.

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    Bajo este contexto, el Gobierno pretende llegar a la excelencia académica, tal como lo ha señalado René Ramírez, titular de la Senescyt. Incluso se habla de una inversión de USD 320 millones para la formación de nuevos PhD en el extranjero mediante becas concedidas por la Senescyt.

    No obstante, la formación de PhD y su aprovechamiento en el país es un tema que requiere de procesos de por lo menos dos décadas, e infraestructuras que permitan la investigación seria y de largo plazo.

    Así lo señalan PhD consultados. Gonzalo Mendieta, decano de Asuntos Académicos de la Universidad San Francisco de Quito, señala que la intención estatal es buena en términos abstractos. Sin embargo, teme que los profesionales salgan al exterior a estudiar un doctorado, bajo presión de cumplir el reglamento y para no perder su cátedra. “Entonces, puede ocurrir que no terminen el PhD o que no estudien en los mejores espacios académicos”.

    Mendieta añade que las autoridades están cometiendo un error al establecer plazos y el número de PhD que, en teoría, se necesitan (Rámírez dice que menos de 2 000 profesores necesitan obtener un PhD). “No todas las universidades podrán cumplir las condiciones que establecen las autoridades. Y en lugar de mejorar, las condiciones en la academia pueden empeorar”.

    Virginia Lasio, directora de la Espae Graduate School of Management, también cree que es un acierto la intención de formar nuevos PhD. “Pero hay que reconocer que no se requiere de doctores para todas las actividades docentes en la universidad y que quienes son profesores universitarios, en la actualidad, no necesariamente tienen vocación para hacer un doctorado”.

    Para Lasio, la polémica en el tema ocurre no por el hecho en sí, sino por los mecanismos, plazos, etc., que aparentemente no son consecuentes con la realidad del Ecuador, y que están poniendo presiones innecesarias sobre las universidades y distorsionando, además, el concepto y el valor de los títulos de Doctor o PhD.

    Más artículos del Informe:

  • Los PhD dieron reconocimiento e impulso a la investigación

    José Enrique Nieto es el ganador de la séptima edición del Premio de Estudios Iberoamericanos La Rábida, de España, en la categoría ciencia y tecnología. Es PhD en la Universidad Técnica Estatal de Quevedo (UTEQ) y su investigación sobre el «Análisis de la diversidad genética de especies forestales de importancia en Ecuador: el Fernán Sánchez y el amarillo de Guayaquil», convenció a los cuatro integrantes del jurado.

    En noviembre del 2013, Nieto fue premiado en España. No es el único PhD de la UTEQ que se ha destacado a escala internacional. Jaime Morante es uno de los autores del artículo científico sobre bioquímica y biología molecular, que se publicó en la revista Journal of Proteome research de Washington, EE.UU.

    Los dos expertos son parte de los 12 PhD con los que la UTEQ se ha posicionado entre las universidades con mejor investigación en el país, según el director de Evaluación y Desarrollo, Raúl Díaz.

    Añade que esta materia es una de las prioridades de este año. Por eso en el momento se ejecutan 19 investigaciones enfocadas en la biología, agricultura, ganadería y telecomunicaciones. Los proyectos recibieron un dictamen favorable de la Coordinación General de Investigación y para su desarrollo se asignó un presupuesto de USD 451 587.

    Algunos tienen apoyo de entidades externas. Por ejemplo, la investigación sobre la identificación de proteínas para la defensa y resistencia de la planta del cacao. Jaime Morante, señala que este trabajo es financiado por la Universidad de Alicante de España. Los análisis se realizan desde hace dos meses, pues la intención es tener una especie de fertilizante para que el agricultor tenga otra alternativa natural a los tradicionales químicos para combatir las plagas.

    Con la balsa también se investiga. En la UTEQ se trata de identificar, a través de procesos genéticos, las plantas de mejor calidad, con el fin de clonarlas. En este estudio participa una empresa privada que busca reactivar la producción de balsa en la provincia de Los Ríos.

    Para Badie Cerezo, subdecana de la Facultad de Ciencias Empresariales, el apoyo de organismos externos permite que la UTEQ esté en los planes de proyectos emblemáticos. «No es solo por el prestigio sino por las referencias internacionales que hemos ganado».

    El nombre de la UTEQ ha estado en 27 revistas indexadas internacionales. En lo que va de este año los docentes han publicado 14 artículos. El escrito de Fernando Cabezas aparece en la revista de Entomología 39 de Colombia.