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  • El piso industrial, la especialidad

    Mayra Pacheco

    Redactora (I)

    El espacio que se utiliza a diario para caminar o transportar productos es clave en los procesos que se realizan en las industrias. La empresa Rinol, que se especializa en diseñar y construir pisos, sabe que si un piso se encuentra en buen estado las actividades se cumplen de manera eficiente.

    Por eso esta compañía diseña, planifica y construye pisos en función de los procesos que se cumplen en cada empresa. Vincent Lahmani, gerente general de esta empresa, explica que para la elección de estas superficies se evalúa los productos con los que se trabaja en cada industria.

    No es lo mismo -explica- producir lácteos, cárnicos, aceites, textiles u óxidos, porque según la composición de estos productos se puede afectar en mayor o menor medida a los pisos.

    Pese a esta realidad, el tema de la construcción de los pisos era un tema secundario. “Lo importante era que la estructura se vea bonita”, recuerda Verónica Miranda, socia de Rinol.

    El tema es que los dueños de las industrias con el tiempo advierten que donde se trabaja realmente es el piso por lo que es necesario priorizar ese espacio. Al tener esta estructura en buen estado mejora la productividad.

    “El piso tiene que ser un aliado, no tiene que convertirse en un enemigo y afectar a la producción de las industrias”, expresa Lahmani.

    En Ecuador, la primera empresa que apostó por construir pisos empleando la tecnología de Rinol fue Ransa, una almacenadora de productos de uso diario. La obra se realizó en el Parque Industrial de Quito, en el sur.

    Para ejecutar este proyecto, el Grupo Rinol realizó en el 2012 una alianza con Miranda, firma de ingeniería civil especializada en pisos industriales. Así se conformó la empresa ecuatoriana que lleva la misma marca Rinol.

    Para constituir esta empresa se invirtieron USD 100 000.

    La conformación de esta sociedad implicó aprender nuevas técnicas y productos. Antes de esto, en el país la construcción de pisos se realizaba con maquinaria tradicional.

    Rinol, en cambio, emplea juntas prefabricadas, maquinaria que funciona con tecnología láser y una variedad de productos (resinas) para que los acabados se adapten a los procesos de cada industria. Incluso, en el catálogo que maneja esta firma se cuenta con un diseño con cobre en el interior. Esto ayuda a mitigar la radiación.

    Una vez que Rinol concluyó la primera obra, llegaron nuevos pedidos.

    Para cada piso, en función de cada industria, la firma diseña el tipo de superficie requerida, calcula los materiales, construye, instala los acabados, monitorea la obra y se extiende una garantía de hasta cinco años.

    El hormigón que se emplea para estas obras tiene características especiales. Según el caso se emplea incluso uno reforzado con fibras de acero.

    Marlon Herrera, jefe nacional de Producción de Hormigonera Equinoccial, menciona que entregan hormigón premezclado para Rinol desde hace unos tres meses. En promedio, en este período se han vendido cerca de 800 m³. “El producto que solicitan es especial, la fórmula de este depende de las especificaciones del diseño que ejecuta Rinol”.

    Este material se coloca y distribuye con ayuda de maquinaria importada que emplea tecnología láser. Para la aplicación de las resinas o de las cubiertas, que sirven como recubrimiento, se ocupa un equipo parecido.

    Los precios de los pisos industriales varían en función del proceso que se realiza en cada industria, cuánto tráfico tiene, el tipo de carga, si los productos tienen derrame, las características de los montacargas y otros.

    Considerando estos parámetros, Rinol ha construido los pisos para las almacenadoras de Grupo Tía, Corporación El Rosado, para empacadoras como Omarsa, exportadoras de camarón como Songa y otras. Pero también tiene experiencia en pisos para parqueaderos, en procesadoras de carne y otros.

    La cobertura es a escala nacional. En promedio, por esta actividad esta firma facturó en el año anterior USD 10 millones.

    Rinol cuenta con el respaldo de Grupo Rinol, que es una empresa alemana que tiene casi 70 años de trayectoria y está presente en 27 países. Esta firma internacional investiga, fabrica materiales y construye pisos. Estas técnicas cumplen normas internacionales e incluso tienen algunas fórmulas patentadas. Eso permite que esta empresa ecuatoriana vaya a la vanguardia en este ámbito.

    Para colocar los materiales en el proceso de construcción de los pisos industriales esta firma emplea maquinarias que tienen tecnología láser.
    Para colocar los materiales en el proceso de construcción de los pisos industriales esta firma emplea maquinarias que tienen tecnología láser. Foto: Cortesía Rinol
  • Ella viste a los pisos con hojas y pétalos de colores

    Redacción Quito

    Alfombras, cojines y pufs hechos con pétalos y hojas de tela, muebles, así como carteras y accesorios elaborados con plumas, cuerina, felpa… son parte de los artículos que produce y oferta Poma Rosa, un negocio que crea diseños exclusivos, funcionales y decorativos.

    La iniciativa surgió hace dos años con trabajos realizados a mano comenta Marcela Amoroso, diseñadora y propietaria de esta microempresa. Ella recuerda que las primeras creaciones fueron prueba y error, porque comenzó desde cero con la técnica para confeccionar alfombras con tela. En esa etapa contó con el respaldo de sus papás y de su esposo.

    Luego de obtener los primeros pedidos, Amoroso invirtió USD 400 en una máquina de coser y en telas.

    Hoy, Poma Rosa maneja dos líneas: una de decoración y muebles y otra de accesorios. De esta última saca cuatro colecciones al año y participa en eventos de moda como el Designer Book y en exposiciones en Nueva York, EE.UU., a través de un contacto que reside en ese país.

    En su taller ubicado en Tumbaco (oriente de Quito) trabajan siete personas en la confección de artículos que se venden en la capital, Guayaquil, Cuenca, Manta, Machala y otras ciudades.

    A pesar de no contar con un almacén, Amoroso comenta que distribuye los artículos de Poma Rosa a locales de decoración y moda, en esas urbes.

    También está presente en ferias como la del Mercadito de Samborondón, el Gran Bazar, desfiles de modas, Facebook y especialmente a través del boca a boca. Jennifer de Larrea conoció el trabajo de Poma Rosa por un familiar. Ella adquirió dos alfombras, cojines y una cartera, productos a los que describe como originales. “No es un producto que lo veas en cualquier parte, son versátiles en los colores”.

    Según Ana María Pasquel, las alfombras son novedosas. Esta clienta conoció de Poma Rosa en diciembre en una feria en Tumbaco; vio la oferta y pidió una alfombra café oscura con hojas de maple. Este artículo lo recibió en una semana.

    Para fabricar sus diseños, Amoroso utiliza materiales como seda, lana, cuero, organza, poliéster… En Almacenes José Puebla (Quito), la emprendedora compra entre USD 200 y USD 500 de tela carola al mes. Amoroso se provee de material en este local desde enero del 2011, según Isabel Zúñiga, administradora. Entre los colores que adquiere están fucsia, naranja, café, azul, rojo y negro.

    Las alfombras aún son su producto estrella. Su precio está entre los USD 160 y 280 el metro cuadrado, dependiendo de los materiales. Su última inversión fue en agosto pasado: con USD 3 000 adquirió nueva maquinaria para su taller.

  • Los pisos de BigBamboo se toman tiempo para ser rentables

    Jeeyla Benítez / Redacción Quito

    Un olor dulce predomina en el ambiente. El ruido de las máquinas no distrae a la mente que intenta identificar el aroma. ¡Listo! Panela molida es la respuesta.

    No es una dulcería, ni una cafetería. Se trata del galpón de BigBamboo, empresa que transforma el bambú, una planta similar a la caña guadua, en pisos terminados para casas u oficinas.

    “Ese olor sale del azúcar que tiene el bambú, y durante el proceso se lo siente y permanece en los pisos”, explica Jorge Eguiguren, gerente de BigBamboo.

    Esta compañía nació en el 2003, en los bosques tropicales del noroccidente de Pichincha, pero no fue hasta finales del año pasado que la compañía empezó a ver sus frutos. Esto ocurrió porque desde ese año hasta el 2012 se sembró el bambú; luego vino el procesamiento de la planta; y desde el último trimestre del 2012, arrancó la comercialización.

    Se requieren siete años para que el bambú pueda ser procesado. Con una inversión inicial de USD 200 000, Eguiguren junto a cinco socios más construyó lo que hoy es su orgullo.

    Durante ese tiempo, la empresa se sostuvo con el capital y aporte de los socios y con un préstamo de la Corporación Financiera Nacional que alcanzó los USD 500 000, entregados para la etapa de transformación del bambú cosechado. “Estamos cosechando un esfuerzo de tenacidad. Hoy vemos los resultados y creemos que valió la pena”, dice Eguiguren al recordar que durante los primeros años, la firma subsistía únicamente con el aporte de los socios.

    En un terreno de 1 600 hectáreas, ubicado en el noroccidente de Pichincha y dividido en tres partes, se sembró la materia prima que se procesa en una planta ubicada en el sur de Quito. La firma actualmente da trabajo a 55 personas. En sus inicios eran 10.

    En el 2011, BigBamboo obtuvo apoyo del Gobierno Nacional al ganar el primer concurso Innova Ecuador. La iniciativa se adjudicó USD 300 000 –no reembolsables- que le sirvieron para financiar la infraestructura y la parte técnica del proyecto de la compañía.

    Hoy cuenta con más de 60 máquinas que le permiten procesar esta planta hasta convertirla en piso terminado. 15 días dura el proceso de refinado desde que ingresa el bambú a las máquinas hasta que se consolida en un piso.

    La firma facturó USD 100 000 a finales del 2012, pero Eguiguren aspira a facturar USD 3 millones este año. Esto es alcanzable, pues la firma mantiene contratos para colocar pisos de bambú en el Edificio Levec Tao. Allí se colocarán 6 200 m2 de piso.

    José Luis Bustamante, arquitecto de esta obra, indica que conoce los pisos de BigBamboo desde abril del 2012. A este profesional le parece una buena alternativa porque es ecológica. “Además, la empresa cultiva el bambú por su cuenta, y luego lo procesa. Eso es una ventaja, porque no conozco de otra empresa en Ecuador y en la región que elabore esta clase de pisos”. Él aclara que una opción es importar de China, pero los pisos de BigBamboo son ecuatorianos. “Por eso los vamos a utilizar en un edificio de corte ecológico”, finalizó.

    Otro de sus clientes es Oswaldo Aguirre (Loja). A él le encanta el producto. “Lo utilicé en mi casa, y quedó espectacular. Ahora estoy pensando en usar más de sus productos en mi hogar”.

    Julio Jurado, un abogado quiteño, concuerda con Aguirre, y señala que son pisos agradables. Incluso resaltó la rapidez de la colocación de este material. “Instalé estos pisos en un departamento de 66m2 y quedó mejor de lo que creí que quedaría”.

    Precisamente, Eguiguren destaca que al estar los pisos previamente lacados, la instalación no les toma más de un día. Tras la instalación, “el piso puede ser utilizado de inmediato”.

    Mas datos de la producción

    La materia prima.  El bambú se puede cultivar en zonas tropicales  de alta pluviosidad y con altitud no mayor a 600 metros sobre el nivel del mar.

    La cosecha.  Los bambús maduros  (10% por año) se recuperan de forma automática con el nacimiento de un número igual o mayor. La población promedio por hectárea es de 3 000 bambús, y viven 100 años.

  • Indumadera: los pisos sacan brillo al negocio

    Sebastián Angulo. Redacción Quito / LÍDERES

    A su edad, tres jóvenes mentalizaban planes no muy comunes. Una tarde de domingo, Xavier Wandemberg, su hermano Paúl y Rodrigo Riofrío planeaban cómo crear una empresa.

    Era 1983 y los tres quiteños de 18 años de edad, mentalizaban cómo iniciar una empresa que comercialice computadoras en el país; luego de varias reuniones todo estaba calculado.

    Xavier Wandemberg, que estudiaba derecho en la época, se encargaría de constituir legalmente la compañía; su hermano Paúl, quien cursaba economía, se haría cargo de los balances; mientras que Rodrigo Riofrío, que iniciaba su carrera de ingeniería en sistemas, estaría al frente de la parte técnica. Así lo hicieron.

    30 años después, los emprendedores ya no manejan una firma informática. Ahora están al frente de Indumadera, una empresa que se especializa en la producción y comercialización de pisos de diferentes materiales.

    El año pasado, esta compañía facturó USD 6,9 millones y su cartera de clientes cuenta con 25 constructoras y 200 distribuidores, a escala nacional.

    Su planta está ubicada en Carapungo (al norte de Quito) y al mes procesan unos 2 500 m2 de madera sólida, y fabrican cerca de 18 800 metros lineales de molduras (barrederas y perfiles).

    Pero para convertirse en protagonistas en el mercado de los pisos, los empresarios recorrieron un camino en el que tuvieron que dar la vuelta al timón por varias ocasiones e inclusive, empezar de la nada luego de quebrar.

    En principio, el negocio de computadoras se concretó en 1985 con una inversión de USD 8 000 (al cambio en la época), que lo obtuvieron de un crédito familiar. Decidieron nombrarlo CPU Systems y lo administraban mientras terminaban sus carreras universitarias.

    Para 1992, el empresario Tony Wright, de Corporación Favorita, miró el entusiasmo de los jóvenes con su compañía informática y les propuso estar al frente de Induresa, una firma que fabricaba muebles.

    El siguiente año compraron Induresa por unos USD 25 000, que financiaron con créditos bancarios y ahorros. Sin embargo, en 1994 quebró a causa de una crisis en su fuerza laboral.

    Ello motivó a los empresarios a buscar nuevas opciones, explorar otros nichos y empezar desde cero un nuevo proyecto.

    Con la experiencia adquirida decidieron probar en el mercado de los pisos de madera. En esa ocasión invirtieron USD 20 000 y así nació la firma De Madera.

    Asistieron a ferias de la construcción para promocionarse y en uno de esos encuentros firmaron un acuerdo por USD 15 000 para colocar pisos en urbanizaciones en Cumbayá (noreste de Quito). Gracias a ello ganaron otros contratos.

    En el 2000 introdujeron al mercado ecuatoriano a su producto estrella: el piso flotante, que aún lo importan desde China y Suiza. Este gozó de buena aceptación en el mercado, y por ello la firma experimentó un importante crecimiento.

    Para el 2005, Rodrigo Riofrío decidió separarse de la sociedad y abrir su negocio dedicado exclusivamente a la comercialización. Así, en ese año los hermanos Wandemberg acordaron mantenerse en la producción de pisos y moldaduras de madera y la venta de otros ítems importados. Así nació Indumadera, que actualmente se especializa en pisos flotantes, de madera sólida, mármol, bambú, entre otros.

    Dennis Larrea, propietario de la distribuidora de acabados para la construcción Disacom, comenta que comercializa los productos de Indumadera desde hace 8 años. Él asegura que al mes vende 600 m2 de piso y que en estos años no ha tenido «problemas con el producto».

    Diego Cueva gerencia la constructora Cueva y Cueva Ingenieros. Él señala que trabaja con Indumadera desde hace 10 años y afirma que posee «producto durable». En esto coincide Paulina Alzamora, gerenta de la comercializadora Stylos, que compra a Indumadera desde hace siete años.

    Los productos

    Los ítems. Indumadera fabrica pisos de madera sólida, perfiles y barrederas. Además, comercializa piso flotante, de bambú, de mármol y piedra. Los productos se importan desde China, Perú, Suiza, Austria y EE.UU.

    El cuidado ambiental. La firma utiliza madera legal de Esmeraldas, bajo permisos del Ministerio del Ambiente. Cuentan con una certificación ISO 9001.


    EL INSIGNIA
    Juan C. Baño, Jefe de local

    ‘La capacitación es la fortaleza’

    Yo ingresé a la compañía hace 6 años. Inicié en el área de mensajería y cobranzas. En ese cargo estuve aproximadamente un año y luego, Xavier Wandemberg, el gerente, me dio la oportunidad para que sea administrador del local que está ubicado en el sur de Quito. Mis jefes me pulieron y me ayudaron a crecer profesionalmente. El trato con ellos es cordial, se llevan como amigos con todos los empleados. En este tiempo me he puesto la camiseta de la empresa y he tratado de aportar para su crecimiento. El ambiente de trabajo es excelente, existe fraternidad entre los compañeros. Otro de los aspectos positivos es la constante capacitación que nos brinda la empresa, para poder desenvolvernos mejor.