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  • Los platos montuvios son su especialidad

    María Victoria Espinosa

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    El plátano es el ingrediente estrella del negocio Prieta Manaba, ubicado en El Carmen (Manabí).

    Este restaurante se especializó en desayunos montuvios manabitas como el bolón, tigrillo, arroz perico, tongas, entre otros.

    Kelly Zambrano, de 25 años, es la propietaria. Ella recuerda que el negocio nació por casualidad en Guayaquil mientras estudiaba comercio y realizaba pasantías en una empresa.
    Con el plátano verde, la sal prieta y el queso, que sus padres le enviaban desde El Carmen, ella preparaba bolones y los compartía con sus compañeros de trabajo.

    Ellos le dieron la idea de que los vendiera. “Me decían que estaban muy ricos y que si pagarían por un bolón mío”. Por eso empezó a hacerlos bajo pedido y a promocionarlos en las redes sociales.

    Luego, los compañeros de la universidad también hicieron pedidos. La manabita recuerda que había días en los que debía entregar hasta 40 bolones. Incluso, las empresas empezaron a contratarla para hacer los refrigerios para las reuniones. De ahí nació la idea de hacer mini bolones y de entregar a domicilio desayunos.

    Luego de un año, se le presentó la oportunidad de ofrecer desayunos en un restaurante. “En la mañana yo vendía desayunos y en la tarde una amiga hacia almuerzos”.

    Cuando el negocio había despegado en Guayaquil y ya tenía pedidos de hasta 150 bolones, una tragedia familiar la hizo regresar a El Carmen en febrero del 2017. Su hermano David falleció y ella debía apoyar a sus padres Francia Delvalle y Kléber Zambrano.

    Al principio ayudaba a su madre en el restaurante Rey David, que tiene una trayectoria de más de 20 años. Pero las ganas de emprender regresaron y decidió volver a preparar los bolones. Así que creó la marca Prieta Manaba y empezó a hacer entregas a domicilio en El Carmen.

    Luego implementó el servicio de desayunos sorpresas a domicilio, que incluyen los platos típicos manabitas, pero con decoraciones como globos, flores, peluches, entre otros.

    Además durante las mañanas abrió una cafetería en el local familiar Rey David.
    A diario prepara alrededor de 50 desayunos. Ella afirma que sus platos han tenido acogida por los valores agregados, que ha adicionado. Por ejemplo, los mini bolones están acompañados de una salsa de queso, con un toque de especias aromáticas y de ajo. También ofrece el bolón triplemix, que en su interior tienen queso, chicharrón y maní.

    Zambrano señala que el amor por el plátano nació cuando ella era niña y veía a su padre Kléber Zambrano trabajar en los cultivos y luego empacar el fruto en una bodega en su vivienda.

    Ella escogió la carrera de Comercio Exterior para poder darle un valor agregado a ese fruto. “Sueño con algún día poder exportar bolones de plátano”.

    Zambrano señala que el plátano y la gastronomía manabita siempre han sido parte de su vida. Su abuela y su madre preparaban esas recetas desde que ella era pequeña y le fueron enseñando algunos secretos culinarios.

    En la actualidad, está estudiando gastronomía para poder crear nuevos platos y ampliar el menú de Prieta Manaba. Aunque confiesa que la mayor enseñanza la recibe a diario de su madre Francia.

    Ella le supervisa los bolones para que todos tengan la masa suave y el tamaño indicado. “Hacer bolones tiene su técnica. Mi mamá es mi motivación para hacer las cosas con dedicación y amor”.

    Junto a ella, aprendió a elaborar las tongas manabitas, que es un plato típico que hacían las mujeres montuvias para que sus esposos se llevaran el almuerzo al campo. Para que no se dañara lo envolvían en una hoja de plátano.

    Este platillo manabita -compuesto de arroz, gallina, maní y plátano maduro- ha permitido que Zambrano participe en ferias de exposiciones y en eventos deportivos como Manabí en bici.

    El ciclista Jefferson Bravo afirma que las tongas y los desayunos de Prieta Manaba conservan el sabor tradicional manabita.

    Kelly Zambrano, de 25 años, es la propietaria del negocio Prieta Manaba, ubicado en el cantón El Carmen. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    Kelly Zambrano, de 25 años, es la propietaria del negocio Prieta Manaba, ubicado en el cantón El Carmen. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • Siete mujeres preparan dulces y platos andinos

    Redacción Quito

    Sazón, organización y empeño fueron las claves de siete mujeres para emprender su negocio. Su nombre es Mermeladas Caliche y tiene su base en Tumbaco, parroquia rural de Quito.

    La historia de este emprendimiento comienza en Caliche, un recinto de Imbabura y tierra natal de Narcisa Jácome, quien siempre lleva una sonrisa en su rostro.

    Su abuela preparaba unos dulces duros con frutas típicas de esas localidad imbabureña; ella aprendió a prepararlos pero con una variante: hizo mermeladas.

    Jácome es madre de familia y abuela. Ella buscaba un negocio que le permita estar cerca de sus seres queridos y ganar un dinero extra. Así nació Mermeladas Caliche, con el apoyo de una de sus amigas y vecina, Janeth Andaluz. Entre las dos levantaron este emprendimiento.

    Andaluz no lo dudó y emprendieron este camino juntas, que trajo consigo nuevas oportunidades para las siete emprendedoras.

    Los nuevos ingresos significaron un alivio para ellas y sus familias, relata Andaluz, quien es oriunda de Tumbaco.

    Las mermeladas se preparan con frutas y hortalizas orgánicas. Uno de sus sabores preferidos es el de ají, que lo cultivan en sus casas. Además utilizan uva, mora, frutilla, leche y más, es decir, son más de 13 sabores que tienen dentro de su negocio.

    El objetivo de estas mujeres es rescatar los sabores típicos y naturales de las localidades de la sierra ecuatoriana; por eso,el emprendimiento lleva el nombre de Caliche, como el lugar de nacimiento de Jácome de 60 años.

    Levantar un negocio no es fácil, por lo que cada uno invirtió USD 30 para lograrlo, es decir, en total se destinó USD 210 aproximadamente. El monto fue destinado a la compra de los ingredientes y de las botellas de vidrio, que es uno de los rubros más costosos.

    Las mermeladas se preparan en su casa y sacan una producción, cada 15 días, de 400 envases que se comercializan en los diferentes puntos de la ciudad y en ferias. En estos espacios obtienen cerca de USD 700 por mes. Las ganancias se reparten equitativamente.

    Verónica Noboa
    es madre de una niña a la que cuida desde que tenía siete meses. Ella no sabía nada de cocina pero aprendió las delicias que le enseñó Jácome, quien es su suegra.

    Ella es una de las más jóvenes de este grupo y colabora, además, en la elaboración de una página en Facebook para promocionar su producto y a las mujeres.

    El emprendimiento, que nació a mediados del año anterior, tiene otros productos típicos de esta zona rural como el cariucho, las habas con mellocos y demás delicias andinas, explican las mujeres, quienes viven cerca a la vía al Ilaló.

    Durante este tiempo de negocio, las emprendedoras han participado en una serie de actividades para promocionar su negocio.

    En Pifo, otra parroquia rural del Distrito Metropolitano de Quito, mostraron sus mermeladas en una feria de sabores. En Quito recibieron un reconocimiento por presentar una colada morada diferente con el pan que se prepara en Caliche. Esto les llenó de orgullo, al igual que sus clientes, quienes destacan el sabor y el esfuerzo de estas mujeres por rescatar lo típico y lo nuestro.

    Las mujeres de Caliche elaboran cerca de 400 envases de mermelada y los distribuyen en Quito. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
    Las mujeres de Caliche elaboran cerca de 400 envases de mermelada y los distribuyen en Quito. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES