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  • Poesía, política, economía y otros gustos literarios

    Giovanni Astudillo. Editor (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Es economista, próximamente abogado y tiene una pasión: la poesía. La lectura fue clave para desarrollar la capacidad que Gerardo Maldonado, gerente de Austrogas, tiene para escribir.

    Sus padres César Humberto Maldonado y Francisca Zeas y su hermano mayor César fueron su inspiración. Con ellos desarrolló el gusto por leer desde la infancia. Sus primeros libros fueron los de Julio Verne y para él fue una experiencia inolvidable cuando ganó un concurso de libro leído mientras cursaba el tercer grado en la escuela Hernán Cordero.

    Cuando estaba por finalizar sus estudios en el colegio Técnico Salesiano se interesó por el existencialismo con textos como ‘El Extranjero’ del francés Albert Camus, la novela ‘La Náusea’ de Jean-Paul Sartre, ‘Abaddón el exterminador’ del argentino Ernesto Sabato, entre otros. “Marcaron mi vida e hicieron que me interese por la poesía de Pablo Neruda”.

    Su hermano César también fue un referente para inclinarse por los poemas. De él recuerda el libro ‘Un imprevisto huésped’. “Me inspiró su forma de escribir”.

    Además, en su casa tenía una vasta colección de textos de poesía a las que accedió. Las primeras creaciones de Maldonado las realizó cuando tenía 13 años. “Tuve una muy buena relación con (escritor) Teodoro Vanegas… Me guiaba y conducía para mejorar”.

    Maldonado publicó en el 2005 el poemario ‘Diásporas’, que tuvo el apoyo del Municipio de Cuenca y la Unesco. Es una recopilación de un trabajo de varios años. Escribió sobre su travesía por algunos ámbitos de su vida. Además, tiene poemas inéditos, que espera en algún momento publicarlos.

    Otros autores de su predilección son Mario Benedetti y José Saramago. También, resalta el libro ‘Del amor por sobre todas las cosas: selección poética 1961-1974’ del ecuatoriano Diego Oquendo. “Es una verdadera joya”.

    Pero Maldonado también se interesa por otras publicaciones relacionadas con la política, economía, estadística, finanzas, contabilidad y, en la actualidad, el derecho penal.

    Si bien tiene que leer publicaciones en digital para actualizarse o estudiar, él prefiere el papel para subrayar lo importante. Para él, no existen libros malos, sino que no han sido conocidos y existen grandes escritores que están ocultos porque no son tan comerciales como otros. Las noches y los fines de semana son sus mejores momentos para leer.

    Maldonado tiene una importante colección de libros, que están en su biblioteca y en otras habitaciones de su vivienda, en Cuenca. Entre otros, destaca la colección ‘Plan del Ecuador’, de Benjamín Carrión. “Es interesante porque fue realizado por un personaje de primera categoría del país”.

    La poesía cuencana forma parte de su acervo. Por ejemplo, destaca las publicaciones del grupo ELAN, que tuvo su presencia desde a finales de la década de los 40. Sus integrantes fueron Jacinto Cordero, Arturo Cuesta, Hugo Salazar, Eugenio Moreno, Teodoro Vanegas y Efraín Jara Idrovo. De este último recuerda el libro ‘Alguien dispone de su muerte’.

    Mi libro de cabecera

    ‘Don Quijote de la Mancha’. Es el libro favorito de Gerardo Maldonado porque transmite muchas cosas como la lucha por la justicia, la lealtad, la búsqueda de la libertad y el liderazgo. Además, Miguel de Cervantes escribió con una visión futurista del mundo.

    Gerardo Maldonado conserva en su estudio parte de su colección. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Gerardo Maldonado conserva en su estudio parte de su colección. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Cuento, poesía y ensayo marcan sus lecturas

    Alexander García

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Las lecturas de Iván Sierra a menudo lo conminan al viaje. Toda la vida deseó conocer Rusia por el libro que su abuelo paterno le obsequió a los 10 años, ‘Miguel Strogoff’, la novela de aventuras del escritor francés Julio Verne sobre el correo del zar que se ve obligado a atravesar toda Siberia.

    Tuvieron que pasar más de 30 años para conocer al país de Dostoyevski y Tolstói, y el viaje lo condujo a la riqueza de la literatura rusa, a libros de relatos como las ‘Narraciones completas’ de Aleksandr Pushkin o la novela ‘El maestro y margarita’, de Mijaíl Bulgákov.

    El Gerente General de Negocios y Estrategias, una firma de investigación de mercados, de opinión pública y de tendencias que fundó en 1997, cuenta al ensayo económico como su principal tema de lectura.

    “Los temas económicos, sociales, de distribución de la riqueza, de los juegos de poder político anclado a lo económico son temas que me vienen cautivando desde hace 15 años y (el premio Nobel de Economía) Joseph Stiglitz hace parte de ellos, desde sus preocupaciones con ‘El malestar en la globalización’”, dice Sierra. En los ensayos también le interesan las lecturas de la realidad de filósofos como el francés André Comte-Sponville y el estadounidense Noam Chomsky.

    Entre sus títulos de cabecera menciona ‘El arte de la guerra’, del filosofo chino Sun Tzu. “Es un libro que hay que revisar cada tanto. Tiene aplicación en el ámbito empresarial, donde me muevo, soy investigador de mercado y profesor de marketing, donde se maneja mucha estrategia y Sun Tzu es un maestro de toda forma de movimiento estratégico”, dice.

    Como libros de cabecera destaca a ‘El mundo de Sofía’, la novela del escritor noruego Jostein Gaarder, que propone a través de una trama novelesca una guía básica sobre la historia de la filosofía occidental. Y destaca así mismo el libro ‘Espejos. Una historia casi universal’ del escritor uruguayo Eduardo Galeano.

    “Galeano rompe el esquema de los géneros y escribe estos relatos cortísimos en los que revisa con un juego de palabras y de conceptos la historia de la humanidad y nos la va contando de otra manera, identificando otras perspectivas,” cuenta Sierra.

    Los libros de cuentos están también entre sus predilecciones, tiene una sección en su biblioteca, desde Edgar Allan Poe a Julio Cortázar y Jorge Luis Borges. Como buen barcelonista mantiene otro estante más de cuentos, historias y ensayos de fútbol entre los que destacan títulos firmados por los exfutbolistas Johan Cruyff, Jorge Valdano o por Pep Guardiola.

    También es un lector de poesía, de autores como Mario Benedetti. Del libro ‘Rincón de haikus’, del poeta uruguayo, recuerda el brevísimo texto número 115: Cuando me entierren por favor no se olviden de mi bolígrafo.

    “En 2015 me tocó estar en Montevideo, fui al cementerio llevando un bolígrafo a la tumba de Benedetti y ubiqué el nicho por los otros bolígrafos que la gente le habían dejado”, recuerda el consultor. “En lugar de una oración, leí en voz alta ‘Táctica y estrategia’, que es mi poema favorito”.

    Mi libro de cabecera

    ‘El arte de la guerra’. El ejecutivo e investigador de mercados encuentra aplicaciones empresariales y para el mundo del marketing en el libro sobre tácticas y estrategias militares escrito por el general y filósofo chino Sun Tzu ,en el siglo V antes de Cristo.

    Iván Sierra es catedrático, consultor e investigador de mercados. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
    Iván Sierra es catedrático, consultor e investigador de mercados. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
  • Un amante de la poesía y los textos policiales

    Alexander García

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    La librería Compte, regentada por su padre -Florencio Compte Andrade- durante 64 años en Guayaquil y la propia biblioteca con la que la familia contaba en casa, hicieron de Florencio Compte un lector precoz que a los nueve años leía una obra monumental como ‘Cien años de soledad’, del escritor colombiano Gabriel García Márquez, armado claro con un árbol genealógico para no perderse y seguir la historia familiar de los Buendía.

    “Nunca hubo límites sobre lo que se podía leer o no. Y la librería de mi papá era como ‘una forma de paraíso’, como dice Borges”, cuenta Florencio Compte Guerrero, decano de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil.

    El profesor e investigador guayaquileño aprecia cierto tipo de poesía -la metafísica, dice- y el humor, a los autores que son capaces de reírse de sí mismos, además de novelas policiales, como las decenas de libros de la británica Agatha Christie. También menciona los cuentos detectivescos de Honorio Bustos Domecq, el autor ficticio de la colección ‘Seis problemas para don Isidro Parodi’ , escritos en colaboración entre los argentinos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

    Además es un seguidor de la poesía de Borges, ha releído colecciones de poemas como ‘La cifra’ y recita algunos de sus versos de memoria. “El propio Borges dice que hay dos tipos de poesía, la sonora y la poesía metafísica, aquella en la que no hay un solo referente sino que todo son conceptos, en la que se inscriben autores como Francisco de Quevedo”.

    Compte, quien leyó la obra íntegra de García Márquez y buena parte de autores latinoamericanos como del peruano Mario Vargas Llosa, destaca libros menos conocidos del ‘boom’ literario regional. “‘El jardín de al lado’, un libro muy divertido del chileno José Donoso , habla de un intelectual de segundo orden que durante la dictadura se autoexilia para aparecer como que es perseguido, una forma de burlarse de sí mismo. Igual de ameno es ‘Un tal Lucas’, álter ego del argentino Julio Cortázar, una especie de libro autobiográfico, con cuentos independientes que leídos en conjunto forman una suerte de novela”.

    El catedrático, formador de generaciones de arquitectos, recomienda en su rama títulos como ‘¿Quien teme al ba haus feroz?’, donde Tom Wolfe, maestro estadounidense del ‘nuevo periodismo’, hace una crítica al abandono de la originalidad en la arquitectura a causa de las modas. También pondera la fineza de los ensayos del español Oscar Tusquets, arquitecto ateo que en ‘Dios lo ve’, dice “hagamos de cuenta como que si Dios existiera y volvamos a hacer una arquitectura para enaltecer a Dios, como en el pasado”. 

    Los mejores frisos del Partenón casi no se alcanzan a ver. Y Miguel Ángel se tomó la misma molestia en tallar partes de esculturas que ahora están pegadas a una pared, apunta Compte. ¿Por qué lo hicieron?, pregunta Tusquets. Se tomaron esas molestias porque tenían una noción superior de estética y consideraban sagrado su trabajo.

    Mi libro de cabecera

    Argentinos.  Entre los libros de cabecera de Florencio Compte está el poemario ‘La cifra’, de Jorge Luis Borges. Y ‘Un tal Lucas’, de Julio Cortázar, que intercala cuentos sueltos diversos junto con capítulos sobre la vida de Lucas, álter ego del propio Cortázar.

    Florencio Compte Guerrero junto a la estantería de libros de su oficina.Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Florencio Compte Guerrero junto a la estantería de libros de su oficina.Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • El amor por la poesía surgió con la lectura

    Giovany Astudillo

    Por su afición a la lectura le surgió otra pasión: la poesía. El director del Departamento de Educación Continua de la Universidad de Cuenca, Marcelo Vázquez, ha publicado siete poemarios.

    Son textos románticos, en su mayoría, que fueron dedicados a su esposa, a sus hijos y a la unidad familiar. También, evocan las vivencias personales o problemas y otros son para sus amistades.

    El último y reciente poemario se titula ‘Entre nubes de papel’. Los anteriores fueron ‘Pensamiento’, ‘Un baúl de recuerdos y un puñado de sueños’. Tienen un lenguaje coloquial, personalista y de fácil lectura, señala Vázquez. Todos fueron apoyados por la Universidad de Cuenca.

    La lectura de los poemas del español Gustavo Adolfo Bécquer fue una inspiración para Vázquez. “Es un sentimentalista nato, que caló en mi afición”, cuenta el exgerente de la Cámara de la Pequeña Industria de Azuay. También, le gusta la poesía clásica como la de Pablo Neruda.

    Su hábito por la lectura empezó en la adolescencia cuando tenía 12 años y cursaba el primer año del colegio Rafael Borja. En ese entonces una editorial y un medio de comunicación nacional publicaban libros de literatura, que se denominaba Ariel Juvenil.

    Este economista, de 59 años, recuerda que esos textos salían cada miércoles y los adquirió todos. Era un gusto que compartía con un grupo de compañeros. Cada libro lo leía durante una semana para estar listo para el siguiente. “Me dedicaba, por lo menos, una hora al día. Cada uno tenía cerca de 40 páginas”. Eran obras clásicas de la literatura universal como ‘María’, de Jorge Isaacs.

    Según Vázquez, eso aportó mucho a sus conocimientos literarios; por ello, cuando los profesores del colegio le recomendaban la lectura de algún texto, él ya tenía conocimiento. Con eso, logró un hábito de lectura diario, que perdura hasta la actualidad.

    Ese gusto ha buscado transmitir a sus estudiantes universitarios durante los 36 años que tiene como docente de economía, microeconomía y otras cátedras.

    A Vázquez también le gustan los textos de ciencia ficción. Tiene cerca de 100 libros vinculados con esa temática. Para él, estas publicaciones le permiten salir del trabajo diario. “Mi trabajo se centra en números, estadísticas y presupuestos, lo que da una formación esquematizada. Por eso, estos textos ofrecen otra visión social y más humana”.

    Los libros vinculados a la economía, realidad local, ecuatoriana y Latinoamericana, también, entre las preferencias de Vázquez.

    Además, tiene textos de macroeconomía, microeconomía, economía… Su intención es prepararse permanentemente. “En el caso de la realidad nacional tengo que recurrir a medios digitales y de comunicación”.

    El catedrático tiene una biblioteca amplia, que ya no cabe en los estantes de su casa, por ello los tiene guardados. Por lo general, los libros los adquiere en cada uno de sus viajes a encuentros internacionales de educación continua. “Siempre busco los libros de literatura o de economía”.

    Marcelo Vázquez fue dirigente gremial. Tiene 36 años en la cátedra. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Marcelo Vázquez fue dirigente gremial. Tiene 36 años en la cátedra. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • La filosofía y la poesía marcan sus lecturas

    Giovanni Astudillo

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    La lectura es uno de sus modos de vida a través de la cual recupera la capacidad de asombro y el reencantamiento de la existencia. Esta afición de Pablo Estrella, director del Centro de Mediación y Arbitraje de las cámaras de la Producción del Azuay, empezó en su infancia por un gusto innato y que contó con el apoyo familiar.

    La lectura se tornó en su forma de vida porque durante 40 años laboró en la Universidad de Cuenca, como profesor de Sociología del Derecho y Filosofía del Derecho en la Facultad de Jurisprudencia, de la que también fue decano.

    Para preparar las clases debía leer constantemente. “Tenía que enseñarle a pensar al estudiante sobre la relación del derecho con la sociedad… y el deber ser del derecho”. Su lectura se tornó muy amplia en torno a la sociología y, sobre todo, la filosofía que es el arte del vivir bien.

    Entre otros están los textos de los clásicos griegos como Sócrates, Platón y Aristóteles, pero también los textos de lo que denomina una filosofía vitalista. Es decir, la que permite que podamos vivir mejor. Estrella destaca a autores como José Ortega y Gasset y Fernando Savater.

    En la actualidad, prefiere los textos del francés André Comte-Sponville y, en especial, ‘La Felicidad Desesperadamente’. “Hace pensar qué mismo es la felicidad… Da conferencias, le graban y se plasman en textos y él los revisa”.

    Estrella tiene otra afición que es la poesía. Hay textos que le gustan y otros no y jamás revisa un libro de este género de forma completa. En ocasiones empieza desde la mitad del libro, se salta páginas, regresa… “La poesía no tiene una secuencia lógica para mí. Es el reinvento de la palabra”.

    Según él, uno de los libros fundamentales de poesía es ‘Hojas de Hierba’ del estadounidense Walt Whitman, quien inauguró el verso libre. Es el único texto de este autor y que tiene nueve ediciones. También, les gustan los textos del mexicano Octavio Paz. Le parece interesante como el autor vincula los mitos aztecas con la filosofía oriental y aplicados al mundo contemporáneo desde la poesía.

    En autores nacionales, él destaca a César Dávila Andrade, Jorge Enrique Adoum, Efraín Jara Idrovo y Cristóbal Zapata.

    Estrella también tiene sus creaciones. Cuando tenía 20 años participó en el concurso español Caravela con su libro de poesía ‘El retorno de la hora cero’. Ganó una mención de honor.

    Otro texto se titula ‘120 reflexiones sobre la vida’. Es una selección de sus artículos de opinión publicados en el diario El Tiempo de la capital azuaya y tienen una temática relacionada con la vida.

    Estrella admite que es un tanto caótico en la lectura. Es decir, hay textos que no puede dejarlos como ocurre con ‘La carne’ de Rosa Montero. Otros, en cambio, no le interesa seguir leyendo y los deja. Pero, por lo general, revisa varias publicaciones a la vez.
    Estrella cree que esa costumbre empezó cuando trabajó como ayudante en la biblioteca Juan Bautista Vásquez de la Universidad de Cuenca, en la época que era alumno de Derecho. “Me deslumbré con las joyas que existían”.

    Pablo Estrella prefiere las publicaciones en papel y no las digitales. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Pablo Estrella prefiere las publicaciones en papel y no las digitales. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Jaime Moreno es un apasionado de la poesía

    Giovany Astudillo

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    Su pasión por la lectura, que fue motivada por sus padres, empezó en la infancia y los resultados no tardaron en llegar. Los libros le llevaron a otro gusto: la poesía.

    Cuando apenas tenía 9 años, el actual Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cuenca publicó sus primeros poemas en Austral, un desaparecido diario cuencano. Fueron para la Virgen María. En total tiene cuatro libros de poesía y otros tantos en ­borrador.

    Tres años después publicó un folleto de cinco poemas con el apoyo del departamento Cultural de la Cruz Roja del Azuay. De esa forma inició su vínculo con esta institución, en la que ha sido desde voluntario hasta su primer vicepresidente, en la actualidad.

    Le gustó tanto la lectura y la escritura de versos que su familia prácticamente solo le regalaba libros de cuentos, historia… recuerda Moreno. A más de su familia, esta pasión también fue incentivada por el difunto arzobispo emérito de Cuenca, Luis Alberto Luna Tobar. “De él aprendí mucho y tengo mucha gratitud y afecto”.

    A Moreno, quien es abogado, le gustan desde la juventud las obras de ética, filosofía y, sobre todo, libros de historia de conflictos, porque también es especialista en Derecho en Guerra y Prevención de los efectos, por parte de la Cruz Roja. Sobre este último tema, los textos que más impacto tuvieron fueron sobre la Convención de Ginebra y ‘Guerra y Paz’, ‘El Desarme de las conciencias. Una contribución al ideal de paz’.

    También disfrutó de ‘Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu’. En la actualidad, en su departamento tiene más de 1 000 obras entre regaladas, compradas y encontradas en bibliotecas de sus familiares.

    Algunas de estas con más de un siglo de antigüedad. Fundamentalmente son textos de religión cristiana, cuentos, evangelios… Además, cuenta con textos de derecho canónico, porque durante dos años colaboró con la Arquidiócesis de Cuenca como miembro del tribunal eclesiástico, en causas matrimoniales.

    “La ventaja de leer es que uno puede expandirse y alimenta el alma. Uno puede transcender en las realidades y visiones de otros y en sus historias”.

    Al estar ligado al ámbito empresarial y gremial, Moreno también lee textos vinculados con el sector productivo, emprendimiento, economía, administración de empresas, entre otros. Le interesan esos textos porque “el rol del sector privado en la sociedad es fundamental y es la generación de riqueza y empleo permanente. Los gremios, los colegios profesionales… tienen el rol de ser organismos de presión por la vía democrática”.

    Moreno quiere que el gusto por la lectura sea transmitido. A su hijo de 10 años le motiva para que revise textos, pero no por imposición sino por sus preferencias.

    Moreno prefiere leer las noches durante 30 minutos, acompañado de un café. En ocasiones revisa nuevos textos o repasa los anteriores. Según él, hay temas que se leen por gusto y otros por necesidad, por una actualización profesional es constante.

    Jaime Moreno tiene una biblioteca con más de 1 000 títulos. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Jaime Moreno tiene una biblioteca con más de 1 000 títulos. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES