Etiqueta: positiva

  • Una desvinculación sana y positiva

    redaccion@revistalideres.ec

    Relacionadas

    Los efectos económicos de la pandemia han provocado reestructuraciones internas en muchas empresas del país, lo que ha obligado a realizar reducciones de nóminas. Esta ha sido una de las principales causas de desvinculaciones en los últimos meses.

    Entre enero y el 2 de septiembre se efectuaron en el país 538 108 actas de finiquito en contratos laborales, según estadísticas del Ministerio del Trabajo. El sector de Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca es el que registra más terminaciones de contratos. Le siguen industrias manufactureras, construcción, servicios administrativos, y actividades profesionales, científicas y técnicas.

    Un proceso de desvinculación suele ser un momento crítico para una empresa y, especialmente, para el empleado, más aún en tiempo de alta incertidumbre económica como el actual. En ese sentido es clave que el despido se efectúe de la manera más sana posible, cuidando cada detalle.

    Para ello se debe cumplir con ciertos pasos, explica Mabel Ocampo Benavides, fundadora de Ikigai-Desarrollo Humano y Organizacional. Lo primero es la planificación previa, que implica conocer a fondo los antecedentes que motivan la desvinculación; definir el equipo que estará a cargo del proceso (usualmente, es el jefe inmediato con apoyo de Gestión Humana o RR.HH.), y el mensaje que transmitirá cada uno.

    En segundo lugar, se deben crear las condiciones apropiadas: el lugar, la hora y el día en que se llevará a cabo la notificación. “Siempre es útil prever el peor escenario para sostener la situación y gestionarla”, indica Ocampo. Lo recomendable, añade, es que se realice pasado el mediodía y de preferencia un viernes. Y, de ser posible, de manera presencial.

    Al momento de la notificación es clave la claridad en el mensaje: que sea una conversación directa, honesta y enfocada en los temas que motivan la desvinculación. Se debe dar oportunidad para que el afectado realice todas las consultas. Es necesaria la empatía por parte de la persona o equipo que notifica, tomando en cuenta que surgirán emociones diversas.

    Es importante, además, comunicar al resto del equipo la situación de cambio y las responsabilidades que asumirán durante la transición, hasta la contratación de un reemplazo o la redefinición de roles y funciones. Por último, sugiere la experta, se debe implementar procesos de desvinculación asistida; es decir, un acompañamiento para su próxima inserción en el mercado laboral.

    Este modelo es utilizado comúnmente cuando el despido es motivado por reestructuras. “Es una buena práctica, con un enfoque de responsabilidad social y un esfuerzo por cuidar la marca empleadora”, considera Ocampo.

    La consultora de talento humano Adecco define como “desvinculaciones positivas” a aquellas producidas por causas ajenas al desempeño del colaborador.

    En ese caso, es importante comunicarle claramente al empleado que su salida es consecuencia de un proceso de reorganización y no por resultados o productividad. De esta forma, saldrá al mercado laboral con la seguridad de que realizó un buen trabajo, explica Paúl Murillo, líder de Consultoría de Adecco Ecuador.

    “Muchos colaboradores han sido realmente importantes para las empresas. Es ahí cuando estas, a manera de agradecimiento, deben realizar un acompañamiento al extrabajador para que logre reintegrarse positivamente en el mercado laboral”, dice el especialista.

    La compañía puede brindar ese apoyo por cuenta propia, a través del área de talento humano, o recurrir a un aliado externo, experto en recursos humanos. El objetivo principal es que la persona se reinserte en el mundo laboral en el menor tiempo posible. Para ello se le debe brindar apoyo para mejorar su perfil profesional.

    En este proceso, la persona es asesorada para la búsqueda de empleo, entrevistas de trabajo o presentación de pruebas de selección de personal en las que se miden competencias laborales.

    El profesional es capacitado para reforzar sus competencias duras y blandas, y se le ofrecen instrumentos para potenciar su autoestima y empoderamiento, de manera que se convierta en un candidato altamente elegible para las posiciones que cumplen con su perfil, detalla la consultora.

    No solo el exempleado se beneficia de esto, a la empresa también le genera impactos positivos, subraya Murillo. “Generar este tipo de procesos hace que los colaboradores de la compañía sientan que esta es consciente de sus necesidades y que no está alejada. Al contrario, brinda la sensación de que la empresa y sus directivos se preocupan por el bienestar de sus empleados, incluso de quienes están siendo desvinculados”.

    En momentos en que la pandemia ha tenido un impacto importante en las empresas, provocando desvinculaciones por causas externas, incluso se puede dejar abierta la puerta para que, cuando la firma recupere su ritmo, pueda ser considerado nuevamente.

    538 108 actas de finiquito se efectuaron en el Ecuador entre enero y el pasado 2 de septiembre.

    El acompañamiento para una pronta reinserción laboral es una tendencia utilizada cuando la salida es por reestructuraciones de la empresa y no por mal desempeño. Foto: Freepik.es
    El acompañamiento para una pronta reinserción laboral es una tendencia utilizada cuando la salida es por reestructuraciones de la empresa y no por mal desempeño. Foto: Freepik.es
  • Martín Hopenhayn: ‘La última década ha sido muy positiva para A. Latina’

    Víctor Manuel Vargas Silva / EL TIEMPO (GDA)

    Una década de crecimiento económico sostenido con un único año ‘en rojo’ (el 2009), la tasa de pobreza más baja en 30 años (29%), un crecimiento del 50% en la clase media entre el 2003 y el 2009, una tasa de desempleo promedio del 6,5%, un déficit fiscal de solo un 1,8%, una tasa de inflación de menos del 6%, unas reservas internacionales que ya suman USD 766 000 millones, casi el doble de las que se tenían en el 2007. No cabe duda de que América Latina vive un momento muy especial. Y para analizarlo, EL TIEMPO (Grupo de Diarios América) entrevistó a Martín Hopenhayn, director de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

    ¿Estamos ganando la lucha contra la pobreza en América Latina?

    La última década ha sido muy positiva. Pasamos de un 43,9%, en el 2002, a un 28,8% (estimado) en el 2012. Pero, atención: ese 43,9% hay que compararlo también con el 40,5% que teníamos en 1980, es decir, que del 80 al 2002 la pobreza aumentó, y sobre todo del 80 al 90, cuando llegó al 48,4%.

    ¿Podríamos volver a retroceder?

    La crisis de los 80 nos pegó muy fuerte.Tanto, que nos tardamos 25 años en volver a los niveles de pobreza de 1980, es decir, hasta el 2005. Lo bueno es que esto difícilmente volverá a ocurrir, porque las lecciones fueron aprendidas y en la crisis del 2008-2009, por ejemplo, en A. Latina operaron muy bien los mecanismos de contención para evitar aumentos del desempleo y otros golpes en los sectores más pobres. Y eso se mezcló con buenas políticas macroeconómicas, que nos dieron estabilidad. Claramente, hoy estamos más protegidos que antes.

    ¿Cuáles son los países que mejor lo están haciendo en la lucha contra la pobreza?

    Hay dos formas de verlo: ver la última década o ver solo el último año. Y a veces, el último año tiene que ver con países que venían mal, tienen un giro y eso se nota mucho. Por ejemplo, Colombia, que venía bastante estancada en materia de pobreza, rozando el 50%, y logra reducirla, entre el 2002 y el 2011, del 49 al 34%. Una caída bastante importante en tan corto tiempo. Ahora, hay que decir que un 34% de pobreza está por encima del promedio latinoamericano. Y luego están los países como Chile, que año a año muestran una reducción leve de la pobreza, pero constante. Y ya van en el 11%.

    ¿Cuáles son los países de la región que más le preocupan?

    Los que mayor porcentaje de pobres tienen. Y estos son Honduras y Nicaragua. El primero tenía, para el 2010, una pobreza del 67,4%; y el segundo, del 58%. Niveles tremendamente altos y que muestran que la región está lejos de ser homogénea, como muchos creen.

    A nivel de comparación con otras regiones del mundo, ¿qué tan bien o qué tan mal estamos?

    Estamos claramente mejor que las regiones más pobres del mundo. Mejor que África, que Asia central o que el sur de Asia. Y mejor que varios países de Oriente Medio. Pero, tener 167 millones de pobres sigue siendo muy alto. Es casi un tercio de la población.

    ¿Seguimos siendo la región más desigual del mundo?

    Medido por el Índice de Gini, todavía lo somos. América Latina es la única región donde este indicador está por encima del 0,50. Pero si bien la foto es mala, la película es buena.

    ¿Por qué razón?

    Porque en el 2002 el indicador de Gini estaba en torno al 0,55, como promedio, y hoy está en torno al 0,51. Pero además, en el 2002 solo había un país por debajo del 0,50, que era Uruguay, mientras que hoy hay seis.

    ¿Los campeones de la desigualdad siguen siendo Brasil y Colombia?

    Los países con peor Gini son: Brasil, República Dominicana, Paraguay y Colombia. Pero, Colombia ha mejorado mucho: en el 2010 su índice era de 0,58, y el 2011 ya estaba en 0,55. Es decir, que en un año bajó tres puntos. Y el otro caso positivo es Brasil, que pasó de 0,65, en el 2002, a 0,55 en la actualidad. En términos generales, en este tema hay una dinámica positiva en la región.

    ¿Hay algún modelo de reducción de la desigualdad que merezca ser destacado como ejemplar?

    Brasil, una sociedad de más de 190 millones de personas que en los últimos años logró vincular crecimiento económico con reducción de la pobreza y de la desigualdad.

    ¿Cómo lo lograron?

    Conjugando varios elementos: primero, aumentado los ingresos laborales de los sectores más pobres, con una buena política de salario mínimo. Segundo, con políticas de transferencias hacia los sectores más vulnerables, que han dado buenos resultados, como el programa Bolsa Familia, entre otros. Y tercero, manteniendo lo ‘macro’ en orden, y especialmente, controlando la inflación, porque recordemos que en los 80 lo que más castigó a los pobres fue la hiperinflación.

    En términos generales, ¿estamos dando un salto hacia adelante importante, o no hay que ser tan optimistas?

    Hay un riesgo de autocomplacencia importante y para la Cepal es importante hacer una petición de cautela, porque la inversión productiva no ha aumentado al ritmo que lo ha hecho el PIB per cápita. Es decir, no ha habido un cambio sustancial en la estructura productiva con mayor valor agregado a través de, por ejemplo, mayores niveles de conocimiento y capital humano. Algo ha habido, pero estamos muy a la zaga cuando nos comparamos, por ejemplo, con el sureste asiático. La inversión en Investigación y Desarrollo está muy por debajo del 1% del PIB. Solo un país tiene una visión estratégica en este tema, que es Brasil.

    DOS IDEAS CLAVES DEL ESPECIALISTA

    Asistencialismo. «Hemos hecho un seguimiento muy fuerte a los programas de transferencias y no hemos comprobado que sean un desincentivo a la hora de buscar trabajo».

    Equidad.«Si bien la pobreza está en el 29% en la región, para las mujeres es casi 5 puntos más».