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  • La prevención, buena práctica empresarial

    Redacción Líderes

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    La organización de brigadas o grupos de colaboradores en las empresas que puedan responder de manera eficiente e inmediata ante desastres naturales, es una de las principales claves para proteger a los trabajadores durante siniestros. Durante y después del terremoto de 7.8 grados en escala de Richter, ocurrido el pasado 16 de abril en las costas ecuatorianas, las empresas activaron sus planes de contingencia y emergencia.

    Pero esta estrategia también debe activarse ante cualquier eventualidad, con fines preventivos. En el país existen empresas que a través de sus departamentos de riesgos o salud ocupacional cada año capacitan a los colaboradores sobre zonas seguras, primeros auxilios y otros temas afines.

    Toda esta capacitación integral se realiza por fases: en el antes, durante y después de un siniestro. Esto permite evaluar los tiempos de respuesta de los planes de contingencia y voluntarios.

    La empresa de envíos y logística DHL, por ejemplo, cuenta con una Unidad de Seguridad Médica conformada por especialistas en seguridad, salud ocupacional y médicos. A través de capacitaciones, todos los años esta unidad activa el Equipo de Brigadistas de Emergencia que está conformado por 12 colaboradores voluntarios de la compañía en las cuatro oficinas ubicadas en Quito, Guayaquil, Manta y Cuenca.

    Según voceros de esta firma del sector logístico, primero se elabora un plan de emergencias. Después se organizan capacitaciones, se enseñan los procedimientos de evacuación, zonas de riesgo; se realiza simulacros para detectar errores y mejorarlos.

    DHL también explica que todos los meses se envía información mensual a sus colaboradores para dar a conocer ‘tips’ o consejos sobre el tema de riesgos en el trabajo o desastres naturales; además utiliza señalética sobre zonas seguras, de evacuación, entre otras acciones. Además, su plan de emergencia se actualiza cada año, lo que permitió identificar tipos de emergencias que pudieran ocurrir, como: incendios, sismos, terremotos, caída de ceniza, erupciones o amenaza de bomba.

    Esta compañía, luego del terremoto que afectó a Esmeraldas y Manabí, activó su comité de crisis, integrado por la unidad de seguridad y gerentes con miras a proteger a sus colaboradores e infraestructura. En las oficinas de Guayaquil se presentaron daños menores indica DHL.

    Esta compañía, luego de este siniestro mantiene un monitoreo constante de la información oficial con respecto al terremoto. Asimismo, la firma cuenta con un equipo de respuesta ante desastres (DRT por sus siglas en inglés) que también apoya en el rescate de víctimas.

    Por su parte, Cervecería Nacional (CN), el año pasado, como parte de un proceso de homologar planes y protocolos internos, creó un manual de salud y seguridad que también lo comparten con clientes y proveedores. Este documento, ante el tema por desastres naturales, maneja cuatro instancias .

    La primera es el comité que permite la implementación del manual en todas las áreas de la empresa; la segunda instancia responde a que todas las áreas evalúen los posibles riesgos. Producto de esto, se elaboran los planes de mitigación y control de riesgos.

    La tercera acción se focaliza en el departamento de Seguridad Industrial, dependencia que monitorea y supervisa que todas las normas técnicas se cumplan. Y finalmente viene el Comité de Crisis; este activa el plan de emergencia de ser el caso.

    De manera preventiva, y acorde con todo este protocolo, Cervecería Nacional identificó 17 posibles riesgos que pondrían en peligro a sus colaboradores y al área de producción, entre los que se incluyen desastres naturales.

    Por ejemplo, durante el terremoto de hace tres semanas, luego de activarse el plan de emergencia, se establecieron líneas de comunicación en el comité respectivo. La idea era ejecutar el plan de ayuda directa para colaboradores y entidades de socorro a escala nacional, especialmente en Manabí, la provincia más afectada.

    Posteriormente se brindó asistencia a trabajadores y ayuda social a los damnificados.
    Los sellos de calidad son parte de la gestión de riesgos. La operadora de telefonía Claro, debido a las diversas actividades realizadas en el ámbito de seguridad y salud, cuenta con la Certificación OHSAS 18001 que certifica la gestión.

    Cada año, la parte gerencial y los trabajadores de Claro asisten a capacitaciones sobre los planes de emergencia y de contingencia; y luego de esto se evalúa el nivel de conocimiento. Asimismo, como medida ante un posible desastre natural o catástrofe, también realizan simulacros y se envía boletines de seguridad con consejos para los colaboradores y familias.
    En esta etapa, también se organizan brigadas de emergencias y evacuación, guiados por líderes de piso, indicó vía correo electrónico esta firma.

    Durante un desastre, como el terremoto reciente, Claro activó frentes para atender la emergencia, como: revisión de las instalaciones de trabajo, refuerzo con los líderes de piso, comunicación entre todos los colaboradores; también puso a disposición de sus trabajadores un equipo de especialistas, compuesto por psicólogos clínicos, médicos, trabajadoras sociales y especialistas de talento humano, para atender sus necesidades básicas y de apoyo psicológico y médico, extendiendo la ayuda a sus hijos.

  • Los estudiantes aprenden con la práctica comunitaria

    Washington Paspuel  (I) redaccion@revistalideres.ec

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    Los proyectos se relacionan con el emprendimiento y el apoyo en la creación de microempresas en grupos de moradores en la Universidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil (UTEG). El centro de estudios cumple 15 años.

    Los alumnos de las carreras de Marketing, Finanzas, Comercio Exterior, Puertos y Telecomunicaciones de la Universidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil (UTEG) saben que una equilibrada combinación de estudios y prácticas relacionadas con su especialización, los preparará mejor para su vida laboral.

    Los alumnos de estas tres carreras técnicas colaboran desde el 2014 con la organización sin fines de lucro ADRA. Lo hacen en el proceso de capacitación a un grupo de madres de familia de sectores populares de Guayaquil.

    La capacitación es parte de los programas de vinculación con la comunidad, que la UTEG mantiene actualmente. Sin embargo, el que se ejecuta con las madres de familia es uno de los que mayor aporte ha logrado, por su impacto entre los destinatarios de la capacitación. “Se trata de un programa de emprendimiento microempresarial, cuyo propósito es que la madres de familia aprendan a crear una microempresa al final de la ejecución del proyecto”, refiere Mara Cabanilla, vicerrectora de la universidad, cuya sede principal se ubica en la ciudadela Urdesa, en el norte de Guayaquil.

    Las madres también participarán en cursos de autoestima y valores, con énfasis en honradez, responsabilidad, integridad, confianza y orden. Este proyecto se concentró en mujeres propietarias de pequeños negocios. A ellas se les dio el asesoramiento para que, por ejemplo, le pusieran marca a su producto, y que los oferten con una presentación más atractiva. Las primeras mujeres capacitadas consiguieron luego agruparse ­para formar microempresas.

    Este proyecto de vinculación se ejecuta en diferentes etapas, y en total han participado alrededor de 220 estudiantes universitarios.

    Otra propuesta de vinculación se consolidó a través de la participación de docentes y estudiantes de la UTEG, en un programa radial que se emite todos los sábados por la mañana. En el espacio radial sabatino, los profesores y los alumnos desarrollan temas relacionados con el emprendimiento, ofrecen ‘tips’ sobre cómo acometer en un nuevo negocio o cómo mejorar el actual, y realizan análisis de ejemplos reales de emprendimientos locales y de casos mundiales exitosos.

    El programa radial se nutre también de expositores invitados, entre ellos, de exalumnos que ya han formado sus propios emprendimientos. “Siempre buscamos que haya esta conexión con la vida real, con las empresas, con el trabajo, con actividades con las que nuestros estudiantes se van a enfrentar. Buscamos que el emprendimiento sea una opción; la primera que tenga el alumno que está en la UTEG y luego cuando salga de ella”, indica Cabanilla.

    Leonardo Chérrez, estudiante de segundo año de la carrera de Ingeniería Portuaria y Aduanera, espera vincularse pronto a uno de los proyectos que la universidad mantiene con la comunidad. El alumno oriundo de la provincia de Santa Elena ya tuvo su primera práctica laboral en una firma de asesoramiento a otras empresas en temas medioambientales.

    Como parte de sus prácticas estudiantiles, dio charlas en varias ciudades sobre la importancia del cuidado del medioambiente. “Gracias a la experiencia que ganamos en las prácticas y en la vinculación con la comunidad, los jóvenes podremos llegar con un mejor perfil a las empresas”, considera el universitario.

    Otras actividades de la UTEG de vinculación con la comunidad es un programa de desarrollo empresarial en el sector textil.

    También ejecuta un plan de incubación de emprendedores, que busca detectar a los alumnos con mayores aptitudes. A ellos se le conmina a presentar una idea de negocios, y luego se los impulsa a que su propuesta se desarrolle y se concrete en una empresa real.

    La UTEG, que nació en 1996 en Guayaquil como un instituto de Comercio, cumple este mes de junio 15 años. Como parte de sus actividades conmemorativas, las autoridades han programado charlas y exposiciones relacionadas con el emprendimiento.

    Hoy, por ejemplo, se inaugura en su campus una feria de emprendedores, con una serie de charlas con expertos. Esta se extenderá hasta el 13 de junio. El miércoles 17 se realizará un curso sobre las empresas familiares, con expositores internacionales.

    La UTEG, que está en la categoría B, cumple este mes de junio 15 años de funcionamiento. Empezó como un instituto. Fotos: Gabriel Proaño / LÍDERES
    La UTEG, que está en la categoría B, cumple este mes de junio 15 años de funcionamiento. Empezó como un instituto. Fotos: Gabriel Proaño / LÍDERES
  • Superación personal, disciplina y… negocios

    Redacción Quito

    En Quito existen unos 15 centros de entrenamiento exclusivos, para la práctica de artes marciales. Sus instalaciones no son iguales a las de un gimnasio pues no hay pesas y requieren de otros implementos específicos, como colchonetas, golpeadores, armas orientales de práctica y protecciones especialmente diseñados para que los artistas marciales no se lastimen durante el entrenamiento.

    La adecuación de estos centros, conocidos con el nombre de ‘dojos’ por quienes practican algún deporte de contacto, requiere de una inversión que de entre los USD 5 000 y 15 000, dependiendo del espacio disponible.

    «Lo más caro son las colchonetas», explica Rafael Janowitzer, dueño del dojo Club IKA ubicado desde la década de 1980 en el Centro Comercial La Y, en el norte de Quito. El dojo de Janowitzer tiene dos plantas, una de 200 m2 y una segunda de 100 m2. Cada plancha de colchoneta, conocida con el nombre de ‘tatami’, debe tener un grosor de entre 2,5 y 4 cm, para que al caer no duela.

    Cada plancha del ‘tatami’ puede costar de USD 28 a 150 por m2. La adecuación del Club IKA, por ejemplo, requirió de una inversión de USD 8 000 solo en el ‘tatami’, a esta cifra se suman otros implementos por USD 7 000.

    Con esto concuerda Leonardo Arrobo, profesor 3° dan de kempo karate y dueño del Shin Ka Dojo, ubicado en un área comunal del conjunto residencial La Maestranza (norte). Dice que invirtió más de USD 6 000 en la adecuación de su dojo. «Si bien la misión fundamental de las artes marciales no es el comercio, se debe manejar un modelo de negocio, para que se vuelva rentable y no esperar enormes ganancias al inicio», explica.

    Para volver rentable el negocio, cada dojo abre las puertas a diferentes clubes que pagan un arriendo o llegan a un acuerdo de beneficios por porcentajes.

    En el dojo de Arrobo, por ejemplo, practican ninjutsu, karate y aikido, cada grupo paga una renta de USD 100 mensuales por usar las instalaciones tres veces por semana, en turnos de hora y media por clase. Sumando a esto el ingreso de las clases de karate que dicta Arrobo, sus ingresos en el dojo pueden llegar a los USD 1 500 por mes.

    El costo promedio de la mensualidad que cada estudiante paga en las escuelas oscila entre los USD 30 y 60. No existe un target específico, pues hay estudiantes desde los 3 años de edad en adelante.

    En el dojo Sei Shin Kan se factura hasta USD 1 500 por mes y también se da apertura a otros clubes, pero manejan un acuerdo de ganancia del 50/50. La mitad de los ingresos se queda con el maestro y la otra mitad son para el dojo.

    «Los estudiantes son clientes también, pero ellos no vienen solo por un servicio, buscan las artes marciales por la superación personal, el fortalecimiento físico y la disciplina que se desarrolla con la práctica», asegura Luis Castillo, profesor 4° dan en kendo y vocero del centro Sei Shin Kan.