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  • Ecuador utiliza el SGP de EE.UU. desde hace más de cuatro décadas

    Carolina Enriquez

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    Setenta años tiene de existencia el Sistema General del Preferencias (SGP) a escala mundial. Se trata de un mecanismo a través del cual un país permite que las exportaciones de otros ingresen a su territorio con menores aranceles e, incluso, sin pagar estos valores.

    Nathalie Cely, exembajadora de Ecuador en Washington, explica que el sistema nació el 30 de octubre de 1947. “Es un acuerdo multipartes que le permite a una nación dar trato preferencial a otras en desarrollo sin que tenga que dar ese mismo trato al resto de países miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y que reclamarían el trato de nación más favorecida”.

    En el caso de los EE.UU. se oficializó dentro de su legislación en 1974 bajo el título V de su Ley de Comercio. Se determinó el acceso libre de aranceles y contingentes (cantidad fija de artículos) para aproximadamente 3 500 productos de 127 países en desarrollo.

    Christian Espinosa, expresidente de la Cámara de Comercio Ecuatoriana Americana de Quito (Amcham), explica que desde sus inicios Ecuador estuvo dentro del esquema de preferencias.

    A partir de 1975 se han producido diferentes renovaciones. Estas se han hecho al introducir la propuesta en los diferentes proyectos de ley de tipo económico, entre los que están los de protección de pequeños empleos, normas de actos comerciales y arancelarios, de deudas, entre otros.

    Espinosa dice que cuando se creó el SGP se determinó que cada país desarrollado podía tener su criterio para otorgar las preferencias por el tiempo que considerara, los productos que determinara y los países que calificaran, según las reglas de cada país. Lo que sí se fijó de forma general, para evitar discriminación, fue que la aplicación de los descuentos arancelarios debía ser igual para todos los beneficiarios.

    Algunos de los otorgantes han sido Japón, Canadá, Australia, la Unión Europea, además de los EE.UU. De hecho, Ecuador también fue beneficiario del SGP Plus de Europa, aunque salió en el 2016 debido a que se convirtió en un país de renta media alta y concretó su acuerdo con el bloque.

    Para acceder al SGP estadounidense, los países siempre han debido cumplir reglas entre las que están no ser comunistas; no haber expropiado, confiscado o nacionalizado bienes de los EE.UU.; no haber fallado en el cumplimiento de laudos arbitrales a favor de ese país, entre otras.

    En el caso de que un beneficiario deje de cumplir con estos criterios podría perder el acceso al Sistema. Sin embargo, la salida depende de temas económicos. “Si la exportación de un país a los EE.UU. es muy grande no se le aplica la preferencia; o si copa gran parte del mercado de ese país”, aclara Espinosa.

    Del esquema puede salir un país o un producto. Hay exportaciones, incluso, que estaban bajo otros esquemas de protección anteriores y no acceden al SGP.

    Este último caso, en Ecuador, es el de brócoli, alcachofas, rosas y atún pounch. El Gobierno ha desarrollado diferentes estrategias para que se incorporen al Sistema, pero hasta el momento no se ha concretado este pedido.

    De igual forma, Ecuador ha estado en riesgo de salir del esquema por presiones de empresas en EE.UU. entre las que está Chevron. El pedido para que quiten los beneficios a Ecuador sucedió en 2010, 2011 y el año pasado.

    Ecuador no fue expulsado del sistema, sin embargo, el mecanismo venció para todos los beneficiarios el pasado 31 de diciembre. Se espera que en algún momento del primer trimestre se defina si se incorpora el pedido de ampliación en un proyecto de ley económica en los EE.UU.

    Según Squiere Patton Boggs, una empresa lobbista estadounidense, el presidente de ese país, Donald Trump, espera que el SGP se renueve lo más pronto y que la ampliación sea por tres años. Eso, según Cely, facilitaría la aprobación por parte de la mayoría legislativa republicana.

    Al exportador le importa el largo plazo

    Entre los exportadores ecuatorianos existe una idea en común: que la política comercial de Ecuador con EE.UU. sea de largo plazo. Voceros del sector coinciden en que el Sistema General de Preferencias arancelarias (SGP) trae beneficios a la hora de ingresar al mercado estadounidense, pero advierten que estos son temporales y que lo importante es tener la certeza de trabajar de manera sostenible con compradores estadounidenses.

    En Ecuador, las autoridades públicas y los empresarios están a la espera de la renovación del SGP, que venció el 31 de diciembre del 2017. El ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana, anunció el pasado 28 de diciembre que Estados Unidos está dispuesto a mantener a Ecuador en el listado de países que tendrán la renovación.

    “Después de la exposición que hicimos en una reunión de la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos, y posteriormente con los asesores para el Hemisferio Occidental del presidente Donald Trump logramos mantener nuestra postura de que Ecuador cumple con todos los requisitos para mantener esta elegibilidad”, dijo el funcionario en una entrevista con Diario EL COMERCIO.

    Campana también anunció que la Cámara de Representantes y el Senado revisarán el tema del SGP el 19 de enero. “Pero independientemente de la fecha, las preferencias serán aprobadas y con carácter retroactivo. Quiere decir que el beneficio comenzaría a regir desde el 1 de enero. Productores y exportadores no corren riesgo”.

    En la actualidad se cuentan alrededor de 300 subpartidas arancelarias ecuatorianas beneficiadas por el SGP, según Daniel Legarda, presidente ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor). Esas subpartidas representan unos USD 400 millones anuales en exportaciones al país norteamericano.

    Según Fedexpor, los principales productos ecuatorianos que se benefician del mecanismo son: flores (no rosas), vegetales congelados, conservas de frutas y legumbres, procesados de madera, artículos de la construcción como cerámica o perfilería de acero, frutas como el mango, así como vegetales frescos, como yuca o quinua.

    Para Christian Riofrío, director Ejecutivo de la Asociación Ecuatoriana de Industriales de la Madera, el SGP permite ser más competitivos frente a otros países. “Nos beneficia al tener la misma moneda, la distancia no es mayor y en general nos permite entrar con menores dificultades a un mercado que no es fácil llegar”.

    El vocero de los industriales madereros añade que el sector es muy diverso y cada producto tiene mercados específicos. Así, explica Riofrío, las exportaciones de tableros aglomerados se concentran en Colombia y Perú. Mientras que el 90% de contrachapados va a EE.UU., así como muebles de cocina y en menor volumen los muebles de hogar.

    Otro producto que usa el SGP es el mango. Bernardo Malo, vocero de la exportadora Refin y miembro del Directorio de la Fundación Mango Ecuador, explica que la fruta se exporta a EE.UU. desde inicios de la década de 1990. Él detalla que es una producto agrícola que tiene un tiempo de tránsito limitado y eso complica los envíos.

    El 94% del mango de Ecuador va a EE.UU., por la proximidad y por la variedad que se genera en Ecuador y que gusta mucho en el país norteamericano.

    Malo dice que sin el SGP, cada caja de mango de 4 kilos pagaría un arancel de 26,4 centavos. “Esto nos haría menos competitivos frente a otros productores”

    Los consultados coinciden en la necesidad de que Ecuador tenga un tratado comercial con Estados Unidos, para no depender de mecanismos temporales como el SGP. El vocero de Fedexpor añade que el desarrollo del Ecuador no puede depender de mecanismos de corto plazo, que se deciden en Estados Unidos. “Se requieren mecanismos bien estructurados como un tratado comercial”.

    Al respecto, Campana se inclina por un acuerdo similar al que se logró con la Unión Europea, que no es un TLC. “En este caso, no sería un acuerdo multipartes, porque sería entre Ecuador y EE.UU. Pero permite desgravar ciertos productos en subpartidas arancelarias en un período. Pero tomará tiempo”.

    La administración de Trump pide extender el SGP por tres años

    La administración del presidente estadounidense Donald Trump impulsa una ampliación de tres años del Sistema General de Preferencias (SGP). Así lo afirma un comunicado de la empresa Squiere Patton Boggs, emitido el 2 de enero .

    Este sistema de preferencias unilaterales, que venció el pasado 31 de diciembre, permite que los productos de más de 120 países, entre los cuales está Ecuador, ingresen al mercado estadounidense sin pagar aranceles ni cumplir cuotas preestablecidas.

    Para que vuelva a estar vigente es necesario que el Legislativo de EE.UU. autorice la ampliación del esquema. Aún no existe fecha fija para el tratamiento del tema.

    Pero, la ‘lobbista’ indicó que el Gobierno de Trump espera que se realice lo más pronto posible.
    India, Brasil y Tailandia son los mayores beneficiarios del sistema de preferencias, con USD 29 billones en exportaciones a los EE.UU. en el 2016 bajo el esquema, según información de la Oficina de Comercio estadounidense.

    En un inicio el Gobierno de Trump prefirió no referirse al tema. Solo una vez que empezó el año nuevo se expuso abiertamente la posición de la Administración sobre este esquema que se considera de “larga data”.

    El ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana, indicó la semana pasada que conoce la información y señaló que es importante que exista protección por tres años para los productos del país, pero que la intención del Régimen es lograr, en el presente año, que se inicie negociar un acuerdo comercial con los EE.UU.

    El funcionario dijo que han obtenido el reporte a través de sus contactos con la embajada de Ecuador en Washington.

    El exembajador de Ecuador en EE.UU., Luis Gallegos, indicó que el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes debe tratar el tema. De lo que sabe, la ampliación se analizará como un proyecto independiente .

    El ex funcionario cree que se debería armar “una estrategia nacional, público y privada, que permita ampliar la oferta exportable para empatar con un acuerdo. Generaría mucho empleo, que tanto se necesita, y traería divisas para sustentar la dolarización”.

    Las flores de verano son uno de los productos que estaban protegidos por el SGP. Para los exportadores, quienes en semanas inician la temporada de San Valentín, el sistema es clave. Foto: Archivo / LÍDERES
    Las flores de verano son uno de los productos que estaban protegidos por el SGP. Para los exportadores, quienes en semanas inician la temporada de San Valentín, el sistema es clave. Foto: Archivo / LÍDERES
  • Fantasía épica e historia, sus preferencias

    Alexander García

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    Las sagas de novelas fantásticas formaron como lector a Xavier Ordeñana Rodríguez, que comenzó leyendo a los 15 años series como ‘El señor de los anillos’, de J. R. R Tolkien, y se enganchó con las aventuras de ‘Las crónicas de Narnia’, de C. S. Lewis o con las historias sobre ‘Harry Potter’, el niño mago. El primer libro de la saga de la británica J. K. Rowling cumplió en junio pasado 20 años desde su aparición y el director académico y de investigación de la Escuela de Posgrado en Administración de Empresas (Espae) de la Espol conserva de esa época el gusto por sumergirse en universos literarios de largo aliento.

    Aunque en los últimos quince años ha mudado en buena medida sus intereses hacía la novela histórica, incluso hacia la biografía, actualmente le sigue la pista a una saga de fantasía épica como ‘Canción de hielo y fuego’, del escritor estadounidense George R. R. Martin, en la que está basada la popular serie de televisión de HBO, ‘Juego de tronos’.

    Entre sus libros de cabecera están la ‘Trilogía del siglo’ del británico Ken Follett, que narra con historias familiares entrelazadas, los principales acontecimientos del siglo XX. Sigue a cinco familias de diferentes nacionalidades durante tres generaciones, de la Primera Guerra Mundial hasta el triunfo de Barack Obama en las elecciones de 2008. “Me gusta el componente histórico sin que sean libros meramente de historia”, dice Ordeñana, profesor investigador de economía y negocios internacionales de la Escuela Politécnica del Litoral.

    También le apasiona un autor como el estadounidense Paul Auster, del que destaca títulos como ‘La trilogía de Nueva York’ o ‘El libro de las ilusiones’, y algunas de sus novelas cortas. Son volúmenes que suele leer en inglés para practicar el idioma, además porque suele adquirir sus libros en Amazon y lee tanto en el formato físico como en el digital.

    Confiesa que leyó poco a los autores del ‘boom’ latinoamericano -su biblioteca está llena de autores anglosajones-, pero no deja de destacar las obras del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez, aunque prefiere más que la magia de ‘Cien años de soledad’ la postura realista de ‘El amor en los tiempos del cólera’ o la contundente concisión de ‘Crónica de una muerte anunciada’.

    El catedrático, especializado en economía internacional, destaca de su rama de estudio textos sobre emprendedores como ‘Originales’, de Adam Grant, con una lectura psicológica sobre cómo la inconformidad mueve el mundo.

    Cita también a títulos como ‘El economista camuflado’, de Tim Harford, en el que ha encontrado inspiración “sobre cómo observar economía en las pequeñas cosas”, o ‘El fin del poder’, de Moisés Naím, “sobre la manera como han cambiando los balances de poder en la geopolítica mundial”.

    “La lectura te cambia la visión del mundo, hay que ampliar el rango más allá de los temas de tu profesión”, dice Ordeñana, quien con tres niños siente la necesidad de transmitirles el hábito de la lectura. “Es un desafío, porque las nuevas generaciones son de gratificaciones instantáneas”.

    Xavier Ordeñana, profesor investigador de la Escuela de Posgrado. Foto: Joffre Flores / LÍDERES
    Xavier Ordeñana, profesor investigador de la Escuela de Posgrado. Foto: Joffre Flores / LÍDERES
  • Lo policíaco y el ‘boom’ marcan sus preferencias

    Alexander García

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    Fue en su juventud un apasionado ‘martiano’ como la gran mayoría de los cubanos con cierto nivel de cultura, pero también lector la literatura no autorizada en la isla.

    El cubano Fidel Márquez, doctor en ciencias económicas y rector de la Universidad Ecotec, tuvo que leer los 28 tomos de las obras completas de José Martí. En esa misma época consumía literatura poco divulgada en la isla, libros que pasaban de mano en mano casi de forma clandestina. Entre ellos estaban la ‘Rebelión en la granja’, novela satírica del británico George Orwell o toda la obra del ahora Premio Nobel de Literatura peruano, Mario Vargas Llosa.

    La niñez se le había ido leyendo en la biblioteca novelas de aventuras de Emilio Salgari, Robert Louis Stevenson o Julio Verne, jugando ajedrez y voleibol, por las tardes. La literatura latinoamericana -sobre todo los autores del ‘boom’- marcaron una etapa de su vida. Recita a autores como José Lezama Lima, Alejo Carpentier, Mario Benedetti, Guillermo Cabrera Infante, Eduardo Galeano, Gabriel García Márquez o el propio Vargas Llosa, “sin importar la tendencia ideológica, son monstruos de las letras”, dice.

    “Creo que todos los latinoamericanos debemos leer la obra de Gabo, es una obligación”, dice Márquez, economista especializado en temas como población y desarrollo, teoría económica, economía política y relaciones económicas internacionales.

    La novela policiaca está entre sus predilecciones, historias de detectives tan dispares como Hércules Poirot; de la británica Agatha Christie; Sherlock Holmes, del escocés sir Arthur Conan Doyle; o el propio Mario Conde, de su compatriota, el cubano Leonardo Padura. “En Cuba también leía a Luis Rogelio Nogueras, un escritor de novela policiaca poco conocido afuera, pero muy recomendable. También, me interesa la novela policíaca contemporánea”, explica el catedrático, que llegó al Ecotec hace una década y desde hace ocho años funge como rector. (Llegó al Ecuador en 1997, se casó con una ecuatoriana y se naturalizó tres años después. Tiene tres hijos ecuatorianos).

    “Los economistas deberíamos leer un poco más de filosofía para lograr entender porqué el mundos se comporta de la forma como lo hace. La historia de la filosofía, que es la madre de todas las ciencias, debería ser obligatoria en todas las carreras”, indica.

    En economía siempre vuelve a los clásicos: Adam Smith, David Ricardo, William A. Petri, John Maynard Keynes, Milton Friedman, Friedrich Hayek o Joseph Schumpeter. “Si no hubiera tenido amor a la lectura, no hubiera podido ser académico, quien no tenga el hábito de leer, puede tener muchos cartones pero no va a ser un profesional”, sentencia.

    La profesionalidad tiene que ver para él con la capacidad de adaptación al cambio, y los libros -la literatura- abren el camino al conocimiento de la historia y de entornos interculturales, dice. “Si usted estudia una profesión y después no sabe cómo adaptarse a las nuevas situaciones no es un profesional y no va a poder desempeñarse como tal”.

    Mi libro de cabecera

    ‘Hacia una dinámica del desarrollo latinoamericano’. El argentino Raúl Prébisch creó el estructuralismo latinoamericano, una teoría económica propia de la región. “El libro refleja los orígenes del subdesarrollo latinoamericano, que no ha variado desde los 60”.

    Fidel Márquez, rector de la Ecotec, ha sido también profesor de la UEES. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Fidel Márquez, rector de la Ecotec, ha sido también profesor de la UEES. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • La historia y la geografía son sus preferencias

    Redacción Cuenca

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    Pedro Medina, de 54 años, tiene cerca de 500 libros, revistas y textos, que están distribuidos en su departamento, oficina y en el estudio de la vivienda de su madre. En este último espacio están guardados los tres tomos de la ‘Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial’, que son sus favoritos.

    Estas publicaciones pertenecían a su padre y Medina empezó a leerlas cuando tenía 13 años, por recomendación de su hermano mayor. La historia y la geografía son dos ámbitos que le apasionan, pero, en especial, la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

    Mientras revisa estas publicaciones habla sobre las causas, alianzas que se formaron, aliados que tuvo cada bando, repercusiones… Incluso, se llevó a Italia el tercer tomo de la ‘Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial’.

    En 1984, este ingeniero eléctrico viajó a estudiar un posgrado en el Instituto Tecnológico Italiano, en San Benedetto del Tronto. “Me decían que no lo lleve porque era pesado y que lo iba a perder”.

    A Medina no le gustan las publicaciones de ciencia ficción, sino las que se refieren a la vida real. Por ello, no dudó en seguir el consejo de su hija mayor para leer el ‘Diario de Ana Frank’. De su progenitor y su hermano mayor aprendió que la lectura es una necesidad imperiosa para aumentar los conocimientos.

    Al expresidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos de Azuay tampoco le gusta leer en digital porque le apasiona el contacto con el papel. Su otra pasión son los libros técnicos y revistas especializadas con su profesión.

    Él destaca que ese gusto le sirvió para ejecutar proyectos pioneros en la capital azuaya. Recuerda que mientras fue contratado para instalar el sistema eléctrico del edificio del Banco del Pichincha, en la capital azuaya, estaba leyendo publicaciones sobre el cableado estructurado. Era 1995. “Fue el primer proyecto de ese tipo en Cuenca, solo había otro en Guayaquil”.

    Asimismo, cuando trabajaba en la instalación eléctrica y telefónica del edificio Paseo del Puente, en el Barranco del río Tomebamba, había un inconveniente. Necesitaban cerca de 200 líneas telefónicas, pero había mucha restricción para acceder, recuerda Medina. La lectura de publicaciones de la empresa Alcatel resolvió el problema. Instaló un equipo que permite, con una conexión, dar servicio para siete teléfonos.

    En la actualidad, es coleccionista de la revista trimestral IEEE. Por lo general, revisa los artículos vinculados con la iluminación, sistemas de construcción, automatización de los edificios…

    Según Medina, hay libros de otros ámbitos como la naturaleza, fauna, jardinería… que también son de su preferencia. Entre los últimos textos que revisó está ‘Cocteles con historia’, de Julio Patán, que ordena las diferentes bebidas desde la A hasta la Z. Está acompañado con información que los relaciona con personajes importantes de la humanidad como Winston Churchill.

    En la actualidad, lee ‘Cómo escribir bien’, de Hernán Rodríguez Castelo. Su objetivo es prepararse para publicar un libro porque considera que las personas deben trascender y esta es una de las formas de hacerlo.

    Pedro Medina El expresidente de la Cámara de la Construcción de Cuenca tiene más de 500 libros y revistas. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Pedro Medina El expresidente de la Cámara de la Construcción de Cuenca tiene más de 500 libros y revistas. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Las biografías del rock, entre las preferencias de un empresario

    Alexander García (I)

    La literatura del escritor peruano Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, y libros de ficción histórica como ‘El hombre que amaba a los perros’ (2009), del cubano Leonardo Padura, están habitualmente entre las lecturas de los empresarios ecuatorianos.

    Francisco Alarcón Alcívar, presidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil, adhiere también a esas preferencias, aunque dice que esos gustos escapan a la extracción social. “Son novelas sin ningún contenido político hasta donde puedo reflexionar. Y la irrupción de Vargas Llosa en la política fue muy posterior a que lo comenzáramos a leer, no solo los empresarios sino todo tipo de profesionales y de lectores”.

    La calidad de novelas como ‘Pantaleón y las visitadoras’, ‘La tía julia y el escribidor’ o ‘La ciudad y los perros’ –“esa forma vivencial de interesarte y meterte en las historias”- es sencillamente incuestionable, dice el empresario.

    Alarcón ha leído buena parte de la obra de Vargas Llosa, pocas novelas de Gabriel García Márquez -de quien destaca su obra periodística-, casi nada de Jorge Luis Borges . Y nunca lee poesía.

    El industrial reconoce que el advenimiento del socialismo del siglo XXI en Latinoamérica pudo influir en una lectura como la novela histórica de Padura, sobre el político y teórico revolucionario soviético León Trotsky y su asesino, el comunista español Ramón Mercader: la utopía socialista y la barbarie estalinista de fondo.

    El también presidente de la Federación Nacional de Cámaras de Industrias del Ecuador combina la lectura ‘ligera’ de novelas policíacas y de espionaje con la ficción que tiene cimientos históricos: un interés especial en los títulos que giran alrededor de la Segunda Guerra Mundial.

    Ha leído buena parte de las novelas de suspenso del escritor británico Frederick Forsyth y actualmente lo ocupa ‘La caída de los gigantes’ (2010), de Ken Follett, la primera parte de la trilogía del siglo, a través de la cual el escritor británico se acerca a los principales acontecimientos del siglo XX.

    “No leo todo lo que debería, pero trato de mantener un libro cerca, y de leer tres o cuatro títulos al año; en la obra de Follet son más de 1 000 páginas”, indicó el empresario, presidente Agrovanic S.A., empresa que produce entre otros productos los fideos Lonchys.

    Alarcón es un apasionado por la música, cuenta que aprendió a tocar la batería y formó una banda de aficionados luego de cursar su maestría en administración de negocios en Estados Unidos, una tarea musical que tenía pendiente y que se había prometido desde la adolescencia.

    Como melómano, el industrial es también lector de libros sobre la historia de rock y biografías de músicos, el último que adquirió fue la autobiografía del cantante estadounidense Bruce Springsteen, titulada ‘Born to run’ (2016), la figura del rock a la que más admira. Es un seguidor de lo que los estadounidenses llaman ‘heartland rock’, un rock de letras comprometidas e historias narrativas, por lo que bucea en libros sobre músicos como Tom Petty, Bob Seger o John Mellencamp.

    El empresario Francisco Alarcón Alcívar en su despacho en Guayaquil.Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    El empresario Francisco Alarcón Alcívar en su despacho en Guayaquil.Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Adiós a las preferencias

    El memo de la semana

    Este próximo 31 de julio concluye la vigencia de las preferencias arancelarias andinas (Atpdea, por sus siglas en inglés), que concedió unilateralmente Estados Unidos en 1991, a los países de este lado del continente, como un reconocimiento a su lucha por la erradicación de las drogas. Consecuentemente, a partir del 1 de agosto, los productos que ingresaban a ese mercado ya no tendrán ese beneficio.

    Flores, brócoli, atún… son parte de las casi 1 200 subpartidas nacionales que desde el próximo mes deberán pagar USD 23 millones, para ingresar donde el principal socio comercial del Ecuador. Sumada esa cifra, a los exportadores tradicionales y no tradicionales también les preocupa la eventual pérdida de competitividad.

    Para atenuar las pérdidas de estas preferencias, en la Asamblea Nacional se debate un proyecto de ley de incentivos del sector productivo. El proyecto, cuya aprobación se tiene previsto efectuar en los próximos días, tiene como objetivo compensar a los exportadores con la entrega de un Certificado de Abono Tributario. A través de este mecanismo se les permitirá pagar impuestos y también los créditos que mantengan en la banca pública.

    No obstante, más allá de esta compensación es una tarea prioritaria del recientemente creado Ministerio de Comercio Exterior, la definición de sus lineamientos estratégicos que permitan al país afianzar sus relaciones comerciales vigentes y explorar con certezas nuevos mercados para la producción nacional.

  • 2015: más publicidad en las redes sociales

    María Fernanda Cruz. La Nación de Costa Rica (GDA)

    Si todos los datos del mundo se guardaran en un gran mar, sus principales ríos serían las redes sociales. Las marcas, las empresas y los gobiernos utilizarán cada vez más su acceso a estas grandes cantidades de información de los usuarios, para perfilarlos y conocerlos mejor.

    La novedad está en las tecnologías con las que se manejará toda esa información, para darle respuesta a las grandes preguntas sobre los clientes y los usuarios, sostiene la firma Gartner.

    Lo que en realidad preocupa al sector es la vaga cantidad de profesionales capacitados para analizar datos y responder a esas preguntas. Según el Instituto Internacional de Análisis, citado por la revista Forbes, las compañías necesitarán gran cantidad de comunicadores y profesionales que puedan contar historias a partir de esos datos recopilados desde las redes sociales y otras fuentes.

    El objetivo, en muchos de los casos, será ofrecer servicios personalizados. Para ello, las empresas deberán enfocarse en analizar cada detalle de los gustos y las preferencias de sus clientes.

    Empresas como Simmachines, del costarricense Arnoldo Müller-Molina, recopilan esas grandes cantidades de información, atan cabos y predicen, de alguna manera, el futuro, el comportamiento de la gente.

    La importancia que han cobrado las redes sociales es tal que, junto a otras tendencias, ha llegado a cambiar la forma en que el mercado define su objetivo.

    «Antes, las empresas se centraban en el producto. Hoy se centran en el cliente», opina Leandro Ramírez, de Oracle.

    Aunque la orientación al cliente no es un concepto nuevo, su necesidad es mucho más evidente ahora, coinciden los especialistas de distintas firmas.

    «Las organizaciones necesitan filtrar de la mejor manera posible la gran cantidad de datos que vienen desde IoT, redes sociales y dispositivos móviles y, luego, entregar esa información a la persona correcta, en el momento correcto», dice David Cearly, vicepresidente de Gartner.

    Lo que las nuevas tecnologías depararán a la publicidad digital será una información cada vez más detallada, con segmentos más definidos, indica Alfredo Rojas, director de la agencia de publicidad Baum Digital. «Como canal de mercadeo, Facebook parece que seguirá manteniendo su reino, al menos en América Latina», indica Rojas.

    El temblor con el que irrumpió la era digital en el mercado, debilitó las estructuras de la publicidad. El relato se volvió insuficiente y la creatividad se puso, cada vez más, al servicio de un nuevo consumidor que demanda valor y utilidad.

    Esta redefinición obligó a las agencias tradicionales a crear (y ahora, a reforzar) una nueva área, sobre todo porque la publicidad digital dejó de ser un banner estático en el cabezal de un sitio web.

    El negocio digital

    En Argentina. En este país se calcula que las empresas destinan entre 12 y 35% de su presupuesto a la publicidad digital. Hace apenas un par de años, la marca estaba entre 8 y 15%, y a partir del próximo año se proyecta un crecimiento mayor.

    El mercado. Para Gustavo Buchbinder, CEO de la firma argentina Webar Interactive, «la división entre tradicionales y digitales no va a existir más, porque cada día importa menos el medio del que se hable, y más si el contenido es atractivo».