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  • El trabajador promedio de las ‘apps’, joven y sin título superior

    Diana Serrano

    redaccion@revistalideres.ec

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    Desempleados, con educación primaria o secundaria, con edades entre 18 a 30 años. Esas son las características principales del colaborador promedio de las aplicaciones móviles que operan en el Ecuador.

    Datos de empresas locales como Delivereo permiten delinear el perfil de las personas que trabajan en estos negocios. Multinacionales como Uber Eats, Glovo, entre otras fueron consultadas pero no remitieron información sobre el perfil de sus ‘asociados’.

    De todas formas, estas ‘start ups’ han encontrado en la tecnología una forma de enlazar a consumidores y negocios. El nexo entre ambos son personas dispuestas a brindar servicios de movilidad o entregas a domicilio, a cambio de un ingreso económico.

    Desde hace un año y medio, Pablo M. brinda el servicio de taxi, con la española Cabify.

    Este hombre de 36 años es bachiller y actualmente no tiene empleo, por lo cual destina alrededor de 10 horas diarias a la conducción. Él dispone de su tiempo y tiene ingresos de USD 400 al mes.

    Para otros trabajadores de aplicaciones, un servicio no es suficiente para obtener los ingresos esperados. Carlos es repartidor de Uber Eats durante los fines de semana. Al día destina 11 horas para repartir comida en Guayaquil.

    Este servidor público de 31 años también trabajó a través de la aplicación de reparto Glovo, pero se retiró porque no podía mantener horarios fijos “como la empresa me solicitaba”.

    Toni Riera, director regional de Glovo, afirma que el colaborador no busca que el trabajo por ‘apps’ sea su principal ocupación.

    Sin embargo, datos de firmas locales como Delivereo demuestran que el 40% de sus colaboradores está desempleado (ver gráfico). “La mayoría se conectan en varias plataformas para generar ingresos”, afirma la empresa.

    Además de buscar satisfacer sus necesidades económicas, Stéfano Dino-Guida, CEO de Delivereo, considera que algunos colaboradores optan por esta clase de labor, por la flexibilidad.

    El no contar con un medio de transporte no ha sido problema para quienes quieren colaboran con estos servicios.

    Estudiantes universitarios, que representan el 20% de quienes trabajan por medio de ‘apps’, usan carros de la familia o de conocidos para dar el servicio.

    Ernesto tiene 25 años y es estudiante de la carrera de Jurisprudencia. Hasta obtener su título, trabaja en su tiempo libre haciendo entregas a domicilio con Glovo. La moto con la que brinda el servicio es de un primo, quien lo inscribió en la empresa.

    A esta actividad, Ernesto destina entre tres a cuatro horas diarias, principalmente desde las 10:00. Con este ritmo de trabajo, el estudiante logra reunir USD 300 mensuales, pero la mitad de estos ingresos los entrega al propietario de la moto. “Con esa plata ya puedo ahorrar para mi tesis”.

    Cuando quedó desempleado Richard, que es gestor comercial, trabajó dos meses como conductor a través de la aplicación de Uber. Cuando se le presentaron otros negocios y con un préstamo, Richard tuvo la idea de comprar dos vehículos más para inscribirlos en la aplicación. Actualmente sus tres autos brindan el servicio con choferes contratados.

    “Las personas con las que trabajo buscaban empleo desde hace más de seis meses. Esta es una alternativa para generar dinero para ambas partes”, dice.

    Según la información de las firmas locales, uno de cada 10 colaboradores es mujer.

    La empresa nacional Tipti está incursionando en el modelo de economía colaborativa de forma paulatina. Dentro de seis meses espera contar con 300 colaboradores externos. Una de las prioridades para conformar este grupo de trabajo será la contratación de mujeres, señala el presidente de la firma Rafael Luque.

    “Dándole la oportunidad de ganar ingresos a las mujeres, ayudas a la economía del hogar y del país”, asegura Luque.

    Algoritmos y bonos cuentan en los pagos

    Un repartidor de Uber Eats recorre la avenida 6 de Diciembre, en el norte de Quito. Fotos: LÍDERES
    Un repartidor de Uber Eats recorre la avenida 6 de Diciembre, en el norte de Quito. Fotos: LÍDERES

    Llueve en Quito. Es la tarde del domingo 18 de noviembre y el reloj marca las 16:10. En el cruce de las avenidas Shyris y Gaspar de Villarroel, en el norte de la ciudad, se detiene un repartidor que trabaja para una aplicación móvil. Va en bicicleta y está empapado.

    Allí se demora un minuto para revisar su teléfono móvil y verificar la dirección a la que debe llegar para cumplir con la entrega. Toma aire y continúa pedaleando hasta su destino.

    48 horas después, el 20 de noviembre, una escena similar se observa en la avenida Mariana de Jesús, cerca de la avenida Occidental. El día está nublado y un joven carga una suerte de mochila, adecuada para llevar alimentos y otros productos. Son las 13:45 y este repartidor se baja de su bicicleta y camina, hasta llegar a una de las torres médicas del sector. Allí saluda con el guardia e ingresa para entregar un pedido.

    Estas escenas son cada vez más comunes en el país, con el incremento de aplicaciones móviles que permiten hacer entregas a domicilio en distintos puntos. Los repartidores se movilizan en bicicleta o motocicleta, esquivando la congestión, en cuestas, bajadas y en zonas planas.

    Un ‘delivery’ de Glovo camina por la avenida Mariana de Jesús, empujando su bicicleta. Foto: LÍDERES
    Un ‘delivery’ de Glovo camina por la avenida Mariana de Jesús, empujando su bicicleta. Foto: LÍDERES

    Carlos, servidor público de Guayaquil, se dedica al reparto de comida a través de la aplicación Uber Eats. Hace tres meses incursionó en esta labor, a la cual dedicaba al menos unas cuatro horas, porque era rentable, afirma.

    Al inicio Carlos tenía unos cinco pedidos diarios y, aunque tuviera menos, la empresa le pagaba ‘horas garantizadas’; es decir, un valor por el tiempo que se conectaba, independientemente del número de entregas, explica Carlos.

    Ahora el mecanismo cambió y recibe neto USD 1,75 por carrera, que es el valor mínimo en Uber Eats. Con este pago, Carlos logra reunir USD 40 al día y trabaja 11 horas diarias durante los fines de semana.

    En otras aplicaciones el valor mínimo que el repartidor recibe por pedido es de USD 1,35, en caso de que tenga bicicleta.

    Determinadas empresas usan un algoritmo que define la productividad y tiempo destinado al trabajo para definir el valor del pago. Los colaboradores de estos servicios ganan entre el 50% al 75% del valor total de las carreras o repartos que hacen.

    Las empresas reciben el resto del porcentaje por la gestión, el acceso a la tecnología y el contacto con los clientes.

    Cuando los pagos son en efectivo van directamente a los bolsillos de los colaboradores. Mientras que los ingresos a través de tarjeta de crédito los recibe la empresa, que debita el porcentaje que le corresponde y si hay un saldo, se lo entrega al repartidos o chofer.

    Empresas como Delivereo otorgan bonos a los repartidores por completar un numero de ordenes específicas en el día. “Por ejemplo, por 20 pedidos ganan USD 50 extras”, explica Stéfano Dino-Guida, CEO de la ‘start up’ ecuatoriana.

    Para ser un colaborador, entre los requisitos que exigen las empresas está contar con un RUC; para los motorizados es indispensable tener licencia de conducción y los papeles del vehículo al día, entre otros.

    Por su parte, las empresas otorgan un seguro de accidentes, que solo aplica para el momento en que el colaborador está conectado, ofreciendo el servicio.

    El Mercado

    Las ‘start ups’ de servicios de movilidad o entregas a domicilio en el país, principalmente las multinacionales, registran crecimiento en el número de pedidos del 40% por semana, aproximadamente.

    La compra de servicios ‘online’ pasó del 69% al 72% en el último año, según el informe Situación del Comercio Electrónico en Ecuador 2018, II medición, de la Universidad Espíritu Santo.

    El Gobierno  anunció en octubre que analiza una modalidad contractual para las personas que colaboran con aplicaciones móviles. El Ministro de Trabajo, Raúl Ledesma, señaló que se debe visibilizar a este tipo de trabajadores para que tengan beneficios de ley, pero de acuerdo con “el tiempo de trabajo que realicen”.

    La precarización inquieta a Europa; en China hay un ‘boom’

    El surgimiento de esta nueva forma de trabajo, con base en la economía colaborativa, genera inquietud en países europeos como España, por la precarización laboral.

    El diario digital español, El Confidencial, publicó en agosto de este año un artículo sobre la subcontratación irregular, a través de las aplicaciones móviles.

    Los colaboradores inscritos “alquilan” sus cuentas a inmigrantes indocumentados a cambio de una comisión. A fin de mes, los “arrendatarios” pagan al repartidor oficial el 30% de lo que ganan , que es entre USD 3 a USD 5 por pedido.

    Los inmigrantes aceptan esta opción porque la otra es estar en la mendicidad, afirman.

    El 20% de los colaboradores de Glovo en España tiene a esta aplicación como su único medio para ganar dinero, señala Toni Riera, director regional de la firma.

    Por lo general, este segmento está conformado por inmigrantes. Según Riera, trabajan de manera exclusiva con la ‘app’, pero “por un periodo determinado”, hasta que encuentren un empleo estable.

    En cambio, el 80% de colaboradores usan Glovo como un medio extra pagar generar ingresos.

    El experto considera que este perfil se repite en otros países de Europa, donde tiene alcance la ‘app’ e, incluso, en algunos de América Latina como Argentina.

    China es otro mercado donde se vive un ‘boom’ de las ‘apps’ para entrega de comida. En el 2017 se hicieron entregas por USD 31 000 millones y este año está previsto que la cifra crezca un 20% según iiMedia Research. El año pasado fueron 343 millones de internautas chinos los que encargaron comida en estas plataformas.

    Según Stéfano Dino-Guida, CEO de Delivereo, las personas eligen esta forma de trabajo también para manejar su tiempo. “Pueden conectarse cuando desean y las horas que desean. Nadie les dice qué hacer y generan ingresos según el tiempo que ellos escogen trabajar”.

    A escala internacional, el promedio de edad de los colaboradores es de 18 a 35 años y son hombres. En el caso de Glovo, la mayoría son estudiantes, que trabajan en su tiempo libre.

    Uber Eats
    señala que la aplicación se presenta como una opción de empleo independiente y flexible para estudiantes, amas de casa, jubilados o desempleados.

    El 60% de los colaboradores, que usan la aplicación de Delivereo para generar ingresos extras, tiene entre 18 a 30 años. César Álvarez cumple las entregas en una motocicleta. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    El 60% de los colaboradores, que usan la aplicación de Delivereo para generar ingresos extras, tiene entre 18 a 30 años. César Álvarez cumple las entregas en una motocicleta. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Nivel de morosidad está en promedio de 3,5 %, según la banca ecuatoriana

    Agencia EFE

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    El nivel de morosidad en Ecuador ha decrecido y se ubica en un promedio de 3,5 por ciento, aseguró hoy el presidente de la Asociación de Bancos Privados de Ecuador, Julio José Prado.

    «La morosidad está decreciendo», dijo en una entrevista en la televisión pública al recordar que hasta mediados del año pasado, la morosidad creció «sobre todo atado a que el Gobierno, y el sector fiscal en ese momento, no podía pagar a tiempo las deudas a proveedores y se fueron acumulando».

    Cuando el Gobierno no les paga, explicó Prado, «aumenta la morosidad, no (se) sacan créditos y (la gente) no depositan en la misma velocidad».

    «Hoy por hoy, hemos visto que todo eso está entrando ya en la norma y el nivel de morosidad en el Ecuador está en promedio del 3,5 por ciento, (que es algo) manejable», apuntó.

    Con relación a la región, valoró que su país está «bien», en niveles «totalmente adecuados».
    La tendencia decreciente en este indicador se ha registrado en la mayoría de los sectores, incluso en el consumo, en el que el año pasado se situó por encima del 10 por ciento y ahora ha entrado en «niveles más adecuados» alrededor del 7,5 por ciento, indicó.

    Banca
    Foto: Archivo Líderes
  • El ecuatoriano requiere 664 horas al año para cumplir sus obligaciones tributarias

    Sebastián Angulo

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    Al año, el ecuatoriano necesita un promedio de 664 horas para realizar pagos y trámites tributarios, de acuerdo al informe global ‘Paying Taxes 2017’, elaborado por el Banco Mundial y la firma PwC presentado hoy, martes 22 de noviembre del 2016.

    El cálculo estima el tiempo que conlleva la preparación, declaración y pago de impuestos. Además, toma en cuenta el pago de la contribución a la seguridad social, anexos del impuesto a la renta de empleados en relación de dependencia y otras declaraciones de los trabajadores.

    En el 2015 -año del que se tomaron datos para realizar el estudio– presentó un incremento de 10 horas, comparado con el 2014, según el documento.

    Ecuador está por en encima del promedio de América Latina, que llega a 564 horas anuales, “tiempo significativamente más alto que el promedio mundial y el más alto de las regiones”, según ‘Paying Taxes 2017’.

    “Ecuador sigue reflejando un sistema impositivo que es difícil de cumplir, a pesar de la disponibilidad de sistemas electrónicos para la presentación y el pago impuestos”, señala el documento.

    Pablo Aguirre, representante de PwC en Ecuador, explicó que hay varias razones para que este indicador alcance esta cifra, como los cambios normativos, los trámites (cambios en los formularios, requisitos, etc.), entre otros. Del lado de las empresas, argumentó Aguirre, también deben tener mejores sistemas que puedan obtener información útil para las declaraciones tributarias.

    Solo en Impuesto a la Renta (IR) e Impuesto al Valor Agregado (IVA), dijo Aguirre, se emplean 358 horas al año, que representan el 22% de las horas laborales al año. En promedio, el ecuatoriano utiliza 30 horas mensuales para pagar estos impuestos.

    El representante de PwC explicó que el estudio realizó el cálculo de una empresa que tiene unos 60 empleados, que no tiene transacciones de comercio exterior.

    Finalmente, el estudio realiza otra medición que tiene que ver con los procesos posteriores de la declaración del IR. En esta categoría, Ecuador alcanza 49,31 puntos sobre 100 y junto a Uruguay son los más eficientes de la región.

    A escala mundial, dice el informe, los gobiernos se centraron en mejorar sistemas electrónicos para pagar impuestos.

    En el 2015 -año del que se tomaron datos para realizar el estudio- presentó un incremento de 10 horas, comparado con el 2014, según el documento.Foto: Referencial
    En el 2015 -año del que se tomaron datos para realizar el estudio- presentó un incremento de 10 horas, comparado con el 2014, según el documento.Foto: Referencial
  • Un piso en Manhattan ya cuesta, en promedio, más de un millón de dólares

    Agencia EFE

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    Un piso en Manhattan, el distrito más caro de Nueva York, costó en promedio en 2015 USD 1,15 millones, según un informe publicado hoy, 5 de enero del 2015, y elaborado por la inmobiliaria Douglas Elliman Real Estate.

    Así, el precio por metro cuadrado en Manhattan ascendió como promedio a USD 17 600.
    Durante los últimos cuatro meses, la media incluso subió a los 2 millones a causa del aumento de ventas de los apartamentos de «ultralujo«, como los califican las propias inmobiliarias en Nueva York.

    El mayor precio se pagó por un dúplex en el número 157 de la calle 57, con vistas a Central Park, que le costó USD 100,4 millones a un comprador desconocido. «Ha sido un año extraordinario para las ventas», señaló en declaraciones al diario The New York Times la jefa ejecutiva del grupo inmobiliario Corcoran, Pamela Liebman, que reconoció que el 2015 también ha traído «bastante frustración para los que querían comprar un piso a un precio razonable».

    Los inmuebles de menos de USD 500 000 representaron solamente el 14% del total, mientras que los de más de 5 millones superaron el 20%.

    La media que un apartamento estuvo en el mercado antes de encontrar un comprador fue de 46 días.

    El estudio señala que el sector inmobiliario espera que el año 2016 siga siendo «fuerte» para las ventas y crezca «de forma sostenible». 

    En Manhattan, los compradores pueden encontrar departamentos de 'ultralujo'. Foto: AFP
    En Manhattan, los compradores pueden encontrar departamentos de ‘ultralujo’. Foto: AFP