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  • La química es el eje de su carrera en firmas globales

    Redacción Quito

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    El juguete que marcó su infancia fue un juego de química que recibió de regalo. La pasión que despertó esta ciencia la conserva hasta hoy el ingeniero bioquímico farmacéutico Francisco Eguiguren.

    Nació en Loja, pero se fue con su familia a vivir en Santo Domingo de los Tsáchilas durante la época de la migración en la década de 1960. Su periplo por esa ciudad no duró mucho y se trasladó a Quito.

    Tenía 11 años y en la capital se aficionó por el programa ‘Los viajes de Jacques Cousteau’; lo que vio en televisión le llevó a interesarse por la Biología Marina y los seres vivos. Al escoger su especialidad en el Colegio Los Andes, donde se graduó, optó por químico biólogo.

    Terminó sus estudios en 1986 e ingresó a la carrera de Bioquímica Farmacéutica en la Universidad Central del Ecuador (UCE). “Era justo lo que estaba buscando. Esta casa de estudios es para mí de muchísimo respeto, con más de 300 años de historia y a la que amo entrañablemente. Mis recuerdos están en los laboratorios”.

    Una imagen de Francisco Eguiguren en un seminario sobre ISO en Dinant, Bélgica. Foto: cortesía
    Una imagen de Francisco Eguiguren en un seminario sobre ISO en Dinant, Bélgica. Foto: cortesía

    Él cree que estos eran un espacio de aprendizaje y de entretenimiento. Allí se equivocaba, descubría cosas nuevas y poco a poco se preparó para la vida profesional.

    Uno de los compañeros con los que compartió y con el que mantiene una relación de amistad es Germán Cárdenas, director de Global Consulting. “Nos conocemos desde hace 30 años y desde allí pude ver su crecimiento profesional. Creo que es una de las personas que más conoce de Buenas Prácticas de Manufactura en el país en el sector farmacéutico. Es un referente a escala nacional en el sector y bastante conocido a escala regional”, comenta.

    Una de las anécdotas que recuerda es cuando él era Jefe de Laboratorio y Eguiguren su practicante. Ambos aplicaron todo lo que habían estudiado y se dieron cuenta de que todos los esfuerzos que hicieron en los estudios valieron la pena y se volvieron profesionales responsables.

    Esto último le permitió al ingeniero lojano no solo obtener su título sino un cargo, a mediados de los años noventa, en Grünenthal del Ecuador. Empezó en el laboratorio haciendo análisis químicos de los medicamentos y luego, tras participar en un concurso de méritos, se convirtió en gerente de Aseguramiento de Calidad, tanto a escala local como regional.

    Francisco junto a su esposa Giselle Jácome en la isla de Santorini, en Grecia. Foto: cortesía
    Francisco junto a su esposa Giselle Jácome en la isla de Santorini, en Grecia. Foto: cortesía

    El desafío fue grande, dice, porque garantizar estándares de calidad de los productos es bastante delicado. “La industria farmacéutica es una de las más reguladas que existe. Las entidades estatales de control sanitario están vigilando permanentemente las operaciones de estas empresas. Apegarse al cumplimiento de las normativas para fabricar medicamentos requiere mucho esfuerzo y mucha disciplina”.

    En la empresa multinacional, Eguiguren también fue auditor corporativo. Se trata de un proceso técnico a través del cual se audita la manufactura de principios activos de laboratorios; él lo hizo en instalaciones en China, India, Europa y América Latina.

    Sus permanentes viajes le obligaron a conocer nuevas costumbres y actitudes; el choque cultural fue fuerte para él. En Italia, por ejemplo, sintió el rechazo de una empresa por tener que aceptar una auditoría hecha por alguien de América Latina, mientras que en China le parecía inadmisible que en áreas corporativas la gente escupa en los pisos. “Es un desafío manejar lo técnico y cultural sin irrespetar”, dice.

    Tras 17 años de trayectoria en la compañía alemana salió y se dedicó a la consultoría en firmas de diferentes sectores, muchas de ellas vinculadas al farmacéutico. También se involucró en la cátedra en dos universidades de Quito.

    Durante dos años estuvo enrolado en estas áreas. En 2014 ingresó a la farmacéutica internacional Pfizer, donde actualmente se desem­paña como gerente de Aseguramiento de la Calidad.

    Francisco en un encuentro en Collegeville, EE.UU, de la firma Pfizer. Foto: cortesía
    Francisco en un encuentro en Collegeville, EE.UU, de la firma Pfizer. Foto: cortesía

    Describe su experiencia en esta compañía como grandiosa por la cultura organizacional, basada en el respeto y la excelencia. El intercambio con la sociedad ecuatoriana ha sido el reto que asumió al interactuar con cámaras, entidades regulatorias, Colegio de Bioquímicos Farmacéuticos de Pichincha y convertirse en expositor.

    Asegura que está devolviéndole a la sociedad lo que esta le dio y asumiendo un nuevo reto.

    María José Andrade, oficial de la Cadena de suministro de calidad de Pfizer, cataloga a Eguiguren como un gran líder. “No es el jefe tradicional. Siempre busca que su personal se desarrolle. No le gusta quedarse con las cosas. Enseña e impulsa a tomar decisiones. Muchas de sus enseñanzas me ayudaron en un cargo en Panamá”.

    Este afán le ha llevado a pensar que en esta etapa de su vida profesional debe dedicarse a la academia y compartir conocimientos.

    Datos

    Actividades. Le gusta la música clásica, instrumental y new age. Considera que a través de los instrumentos se debe comunicar un estado espiritual.

    Deportes. No es deportista disciplinado, pero sí le ha gustado hacer bicicleta, caminar y jugar fútbol. Es hincha de Liga.

    Familia. Está casado y tiene dos hijos.

    Cátedra. En la UDLA y la UCE.

    Una firma que marca hitos mundiales

    Redacción Quito (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Pfizer es una empresa farmacéutica estadounidense. La fundaron, en 1849, los primos Charles Pfizer y Charles Erhart, inmigrantes alemanes, instalados en Nueva York.

    Su primer producto fue la santonina, un tratamiento para combatir cierto tipo de parásito de la familia de las lombrices. Gracias al éxito en el mercado farmacéutico de este químico, permitió que en menos de 10 años la empresa produjera otros productos y preparaciones médicas, destacando el bórax, el alcanfor y el yodo.

    En 1880 comenzó a fabricar ácido cítrico, que se convierte en su producto más importante. En 1942 Pfizer fue la primera industria en producir penicilina a escala industrial y en 1950 terramicina. Este fue el primer producto que llegó al público bajo el nombre de Pfizer. En 1998 lanzó otro medicamento hito para el consumidor masculino a escala mundial.

    Según la pagina web de la empresa, la multinacional desarrolla 3 000 fórmulas de medicinas con receta, productos de consumo y vacunas que llegarán a más de 175 países, incluido Ecuador (50 años), trabajando en tiempo real, con investigadores de todo el mundo a través de la creación de Centros de Innovación Terapéutica, círculos académicos y profesionales de élite en 56 plantas de manufactura en diferentes parte del planeta.

    Hace una inversión promedio de USD 7 000 millones al año para la investigación y desarrollo de medicamentos seguros y eficaces enfocados en áreas terapéuticas de alto impacto científico como salud cardiovascular, sistema nervioso, tratamiento de artritis reumatoidea, vacunas y otras áreas de la medicina en el mundo.

    Francisco Eguiguren es ingeniero en Bioquímica y Farmacia y ha trabajado en multinacionales del sector. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Francisco Eguiguren es ingeniero en Bioquímica y Farmacia y ha trabajado en multinacionales del sector. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • La química le abre mercados

    Pedro Maldonado

    Editor del Semanario LÍDERES

    Un pequeño laboratorio es el núcleo de una pyme ecuatoriana que exporta a la región y que por sus innovaciones tiene un galardón de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi). Este laboratorio es parte de los procesos de producción de Tensid-Chemie, una empresa del sector químico que nació en el 2005 y que en más de una década de trabajo ha sorteado distintos obstáculos en su camino.

    La empresa nació con un objetivo: reemplazar materias primas importadas usadas en la industria química. Así lo cuenta su fundador y gerente general, José Salinas, químico de profesión.

    Para arrancar, este empresario se conectó con la firma alemana Tensid-Chemie, de la que tomó el nombre y parte del ‘know how’ en la elaboración de químicos que se usan para limpiar equipos industriales de sectores productivos como el de alimentos y bebidas.

    El modelo de negocio es simple: la firma alemana le provee parte de los insumos y la pyme ecuatoriana elabora y comercializa los productos. En el 2005, con una inversión de USD 50 000, Salinas y dos socios montaron una planta de producción y una oficina en Guayaquil, pero el clima impidió una evolución favorable. Un socio se retiró y los que quedaban decidieron trasladarse a Quito.

    Una vez instalados en un parque industrial al norte de la capital ecuatoriana, arrancó la producción de químicos. Pero había un reto: las empresas ya tenían sus proveedores y que lo cambien por uno nuevo no era sencillo, recuerda Salinas. “Para tener clientes debía ganarme su confianza”.

    La estrategia que usó la empresa fue hacer pruebas para que los potenciales clientes conocieran sus productos. Así se ganó la confianza de Tesalia.

    Kathia Tapia, del Departamento de Compras de Tesalia Springs CBC, señala que Tensid-Chemie es muy cumplida en sus compromisos. “En los años que van trabajando con nosotros han permitido construir una relación muy sólida a largo plazo”. Tapia agrega que los precios de la empresa son competitivos en el mercado y lo más importante es que sus componentes son ecológicos. “Los productos de Tensid tienen gran eficiencia en las líneas de producción que son aplicados”.

    Tesalia fue el primer gran cliente y el inicio de puertas que se abrieron. Luego vino el gran salto con Arca Continental Ecuador, la embotelladora de Coca-Cola. “Ellos necesitaban un producto muy específico para una de sus líneas de producción que ayudara a ahorrar agua”. La empresa asumió ese nuevo desafío con éxito, tanto que recibió un reconocimiento de la Onudi, en diciembre del 2014 en Austria. El galardón del organismo reconoce las prácticas de producción más limpia adoptadas por empresas e industrias.

    Para obtener ese y otros reconocimientos en el país y afuera, la empresa que dirige Salinas ha trabajado con creatividad y esfuerzo. Uno de los obstáculos fue encontrar envases para exportar sus productos químicos. La solución fue importar estos recipientes desde Alemania. “Muchos de estos envases los reciclamos en convenio con los clientes”.

    Además, desde el principio Tensid-Chemie trabajó pensando en llegar a los mercados internacionales. Por eso desde el 2012 sus productos se exportan a Chile, Costa Rica, México, Perú y Colombia. “En la actual situación económica pensamos que la exportación es una manera de mantener el negocio”, asegura Salinas.

    Hoy en día la pyme -que también tiene reconocimientos de la Federación Ecuatoriana de Exportadores y del Ministerio de Industrias- cuenta con alrededor de 100 clientes en el Ecuador.

    Las bodegas, las oficinas y los laboratorios de la empresa se encuentran ubicadas en una planta de 600 metros cuadrados, en el norte de Quito. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
    Las bodegas, las oficinas y los laboratorios de la empresa se encuentran ubicadas en una planta de 600 metros cuadrados, en el norte de Quito. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
  • Jorge Uquillas, sus ideas innovan en la medicina

    Sebastián Angulo. Redacción Quito / LÍDERES

    Unos 40 minutos le toma llegar desde su nueva casa hasta su lugar trabajo. Desde septiembre del año pasado, Jorge Uquillas viaja en autobús -hasta que compre un auto- que lo transporta desde Ibarra al campus de Yachay, en Urcuquí (Imbabura).

    En el trayecto que conduce a este centro educativo en construcción, montañas y laderas verdes forman parte del paisaje que convencieron a este quiteño, o como el mismo se autodenomina «puembeño» (oriundo de Puembo, parroquia rural ubicada al oriente de Quito), a radicarse en la ‘Provincia de los lagos‘ .

    Pero más allá de un ritmo de vida apacible, la idea de fundar la carrera de ingeniería biomédica en el país, le convenció dejar Boston (EE.UU.).

    Uquillas, a sus 34 años de edad, es el director de los departamentos de Ingeniería Biomédica y Química de la Universidad de Yachay Tech.

    Cuando se mudó, luego de 14 años fuera de Ecuador, culminó su etapa de investigador en el Departamento de Medicina del Hospital Brigham and Women, debido a su posdoctorado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard. También, realizó otro posdoctorado en el Departamento de Ciencias de la Salud y Tecnología del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

    Uquillas, entre algunos de sus trabajos, desarrolló técnicas de vascularización en tejido óseo utilizando biorreactores, además de trabajar en ingeniería de cartílago utilizando ‘high-troughput screening‘ (método probado para la identificación de nuevas y potentes entidades químicas).

    En definitiva, el trabajo de este científico consiste en desarrollar tecnologías, equipos y terapias médicas.

    Este académico creció en medio de prótesis, rayos X y libros de medicina, debido a que su padre, Alfredo Uquillas Freire y su tío abuelo, Gonzalo Uquillas Loaiza, fueron cirujanos ortopédicos y traumatólogos.

    Gracias a esa influencia, cuando culminó la secundaria en el Colegio San Gabriel, en 1998, decidió estudiar ingeniería química en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

    Carlos Romero fue compañero de clase de Uquillas en la secundaria jesuita. Él, quien actualmente es gerente de riesgos en una aseguradora, lo recuerda como alguien «balanceado». Era un buen estudiante, pero también realizaba otras actividades. Por ejemplo, Romero lo recuerda como «un destacado billarista».

    Asimismo, en sus tiempos libres tenía una banda de rock junto con sus compañeros; él tocaba la batería e interpretaban canciones de bandas de ese género, como las de la argentina Soda Stereo, cuenta Romero.

    Su primer contacto con el mundo académico estadounidense fue cuando realizó un intercambio en la Universidad de Carolina del Norte, donde estudió química orgánica y computacional en el 2002. Un año después se graduó de ingeniero químico en la USFQ.

    César Zambrano, decano de la Escuela de Ciencias de ese centro educativo, fue profesor de química de Uquillas durante tres semestres.

    El catedrático cuenta que «no era un estudiante destacado y nunca buscó destacar». Sin embargo, dice Zambrano, identificaron su potencial para estudiar en el extranjero. De hecho, él le recomendó que ingresara en la Universidad de Purdue, Indiana, EE.UU.

    «Uqui», como le conocían en la USFQ, «fue el estudiante con la defensa de tesis más larga de su facultad, que duró cerca de dos horas y media», comenta Zambrano. Su trabajo consistía en un biorreactor para estudiar el crecimiento bacteriano.

    En el 2004, Uquillas estudió su maestría en ingeniería química y biológica en el Instituto Tecnológico de Florida (FIT, por sus siglas en inglés). Ahí desarrolló una tesis que consistió en crear un reactor bioquímico, para utilizarlo en estaciones espaciales de la NASA.

    Posterior a ello, en el 2007, el ecuatoriano hizo su doctorado en Purdue en ingeniería biomédica, con especialización en Ortopedia y Traumatología. Su disertación consistió en desarrollar tendones y ligamentos artificiales utilizando ingeniería de tejidos.

    Ozan Akkus, profesor de los departamentos de Ingeniería Biomédica y Cirugía Ortopédica de Case Western Reserve University (Ohio, EE.UU.), fue uno de sus mentores. Akkus, a través de un correo electrónico, señala que la característica más importante de Uquillas es su amabilidad. «Siempre discreto y respetuoso con todos. Él era un jugador ávido de fútbol y él todavía está involucrado en el deporte, pero en menor medida».

    Akkus, quien mira al ecuatoriano como un «invistigador dedicado», compartió con él una vivienda por un mes y gracias a ello -sostiene- que es «muy maduro, confiable, y muy ordenado».

    Cuando no está trabajando en sus proyectos académicos a Uquillas le gusta tocar la batería y percusión. También practica deportes, como la natación y el atletismo. Escucha bandas de rock progresivo como Dream Theater y lee con frecuencia a Cortázar y Benedetti.

    Sus ideas innovan en la medicina

    Su aporte. Fue el mentalizador, organizador principal, y director del Comité Científico del Primer Congreso de Ingeniería Biomédica y Modelización Matemática en Biociencias del Ecuador.

    Publicaciones. Su investigación y contribuciones científicas se han difundido en más de 25 publicaciones y exposiciones en el mundo académico.

  • Nelson Vinueza, un maestro de la química

    Sebastián Angulo. Redacción Quito / LÍDERES

    En quinto curso adquirió su amor por la química. Gracias a su profesor Jorge de la Calle, del Colegio Americano de Quito, Nelson Vinueza quiso hacer de las fórmulas, los elementos, reactivos y experimentos, su vida.

    18 años después, este quiteño se convirtió en un destacado profesor del Departamento de Ingeniería Textil, Química y Ciencias de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.).

    Y no solo eso. Vinueza es canciller del Programa de Excelencia, en el área de Análisis Químico Forense. Este es un proyecto del centro de estudios que busca reclutar a los profesores del más alto nivel en diferentes áreas.

    Su periplo por el mundo de la ciencia inició en 1996, cuando terminó sus estudios secundarios. Thomas Tamayo, quien es su amigo desde la época de colegio, lo recuerda como «un joven normal, alguien muy agradable».

    Una de las cualidades que destaca es que era «muy centrado y tenía los objetivos muy claros». Un muchacho que en los tiempos libres le encantaba jugar ecuavoley, tanto, que incluso fue seleccionado de la provincia de Pichincha.

    Cuando obtuvo el bachillerato, por un momento dudó entre la ingeniería electrónica o la química. Finalmente, se inclinó por química industrial e ingeniería química en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

    César Zambrano, vicedecano de Investigación del Colegio de Ciencias e Ingeniería de la USFQ, fue su profesor. Él comenta que era un estudiante ‘excepcional y emprendedor’.

    Uno de los recuerdos que tiene de Vinueza es que tenía su propio negocio de champú y que lo distribuía hasta en la provincia del Carchi. Gracias a su desempeño académico fue ayudante de cátedra y desde esa época ya mostraba sus aptitudes para la docencia.

    Su labor en esas funciones fue destacada, al punto que sus estudiantes lo apreciaban por su metodología a la hora de enseñar. «Era mejor que algunos profesores», comenta Zambrano.

    En el 2001 obtuvo el bachelor en ingeniería química y dos años después el de química industrial. Su siguiente meta era el posgrado. Por ello, comenzó la aplicación a varias universidades de EE.UU., como la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Texas Austin, entre otras. Pero se decidió por la Universidad Pardue (West Laffayette, Indiana).

    En ese centro de estudios, inició en el 2003 el programa de doctorado en Química Orgánica Física. Cuando cursaba el programa de estudios conoció a Herbert Brown, ganador del Premio Nobel de Química en 1979.

    En el camino para obtener su PhD estuvo bajo la tutela de la investigadora Hilkka Kenttämaa. Allí estudió la reactividad química de centro-carbono tri y tetraradicals, como una manera de mejorar el diseño de medicamentos contra el cáncer. También, completó el programa menor forense.

    A decir de Vinueza, una de las piezas claves para alcanzar sus objetivos fue Vanessa Gallardo, su compañera de carrera en la USFQ y quien se convirtió en su esposa en el 2006. Cuatro años después de su boda alcanzó su PhD y en ese mismo año fue becario posdoctoral del Departamento de Energía (DOE), en el Centro Catalítico de Conversión Directa de Biomasa en Biocombustibles (C3BIO), un centro de investigación de la Universidad Pardue.

    Durante este tiempo, el enfoque de investigación de Vinueza fue el desarrollo de nuevos métodos de espectrometría de masas (técnica para identificar compuestos desconocidos), para el análisis de la lignina y la celulosa de productos de degradación, así como bioaceite.

    Gracias a ello, recibió el Premio Multidisciplinario para Investigación Colaborativa (MARC, por sus siglas en inglés), que lo otorga el Departamento de Energía de EE.UU. (DOE).

    En el 2013 formó parte del Proyecto Prometeo, la iniciativa del Gobierno ecuatoriano para atraer a científicos destacados. En abril del año pasado se unió a la Fiscalía del Ecuador, para trabajar en el Área de las Ciencias Forenses.

    Durante seis meses estuvo encargado de la apertura de tres nuevos laboratorios de química, biología y de histopatología; los primeros en Ecuador.

    Xavier Buitrón, director de la Unidad de Infraestructura de la Fiscalía, asegura que Vinueza se encargó del diseño de los edificios para la construcción de los laboratorios. «Es alguien muy cordial y amable, abierto a cualquier persona», añade Buitrón.

    Asimismo, este PhD contribuirá para la creación de un Centro de Investigación en Textiles y Materiales Especiales en Yachay, según lo asegura Ramiro Moncayo, gerente de Desarrollo Industrial Productivo del proyecto.

    Desde el año pasado se integró a la Universidad de Carolina del Norte; en sus tiempos libres, gusta de ir al teatro, pasear o pasar tiempo con su familia. Es padre de Sofía y anhela volver al país para aportar con sus conocimientos en el desarrollo de la ciencia.

    En la Academia

    2001. Bachelor en Química Industrial en la Universidad San Francisco.

    2003. Bachelor en Ingeniería Química en la Universidad San Francisco de Quito.

    2010. PhD en Química Orgánica Física en la Universidad Pardue.

    2012. Posdoctorado en biocombustibles, becario en la Universidad Pardue.

  • Química Suiza Industrial, la industria se respalda en sus insumos especializados

    Mónica Orozco. Redacción Quito / LÍDERES

    Puede que el color de su jean o de su saco favorito se haya desarrollado en uno de los laboratorios de Química Suiza Industrial del Ecuador QSI S.A. Este es solo un pequeño ejemplo de las líneas de negocio de esta empresa.

    Por 20 años, esta firma funcionó como una unidad de negocio de la empresa Quifatex, pero en junio del 2012 sus máximos directivos decidieron que era hora de convertirla en empresa. «Lo que se buscaba es generar un mayor crecimiento», explica Hugo López, gerente general de QSI.

    La empresa provee de insumos especializados a la industria textil, agrícola, alimenticia, y a los sectores de la construcción, veterinario, agrícola y ganadera. Además, fabrica cintas adhesivas (de embalaje, por ejemplo).

    La empresa (que forma parte del grupo Quicorp, el cual tiene presencia en Latinoamérica), genera en la actualidad 157 empleos en el Ecuador. «Para la industria textil, por ejemplo, producimos el tinte que necesita para incorporar el color de moda a la prenda», explica el Gerente general.

    Para ello, la empresa cuenta con un laboratorio de espectrofotometría, que permite, entre otras cosas, medir el color, señala Wilmer Carrera, jefe del Departamento Textil de esta empresa.

    «Tradicionalmente, Ecuador ha sido un país que copia la moda, pero hoy por hoy nosotros hacemos propuestas para la industria textil, para crear nuestra propia moda. Hoy estamos en capacidad de proponer tendencias de color para el verano, para el invierto, etc.», indica Carrera. Este trabajo lo hace incluso para prendas como sombreros de paja toquilla.

    Jorge Cerón, jefe de Planta y Producción de Textiles del Pacífico, adquiere insumos por USD 20 000 y 30 000 mensuales a QSI, según la temporada. «Trabajamos más de 13 años y se han mantenido como proveedores por tener productos de excelente calidad», señala.

    Desde hace cuatro años se apoyan en QSI para, con sus insumos, producir de telas inteligentes (con filtros UV, antibacteriales, retardantes al fuego, etc.).

    Además de esto, la empresa oferta saborizantes, ciertos conservantes o aditivos para, entre otros, darle mejor contextura a un producto alimenticio; aditivos, para mejorar las mezcla de concreto para la construcción, entre otros.

    La oferta también incluye mezclas alimenticias para el sector veterinario, para el cliente de los nichos ganadero y avícola. «Hacemos formulaciones propias y personalizadas, por el tipo de cliente, en función de lo que necesite adicionar a la alimentación de los animales. Por ejemplo, fórmulas que tienen vitaminas, minerales o nutrientes para mejorar la dieta del animal», comenta López.

    La firma importa estos insumos, pero también tiene procesos de transformación local de estas materias primas. Entre el 30% y 40% de la oferta de productos se transforma localmente.

    Este porcentaje crecerá desde el primer trimestre del próximo año, explica López, pues abrirá una planta de premezcla de alimentos.

    En ello invertirá entre USD 500 000 y 700 000. Con ello, la empresa también busca aumentar el componente local de los insumos para la industria. Actualmente, este varía de entre el 30 y el 50%, según el producto. Por ejemplo, en la producción de cintas autoadhesivas puede llegar al 50%, explicó López.

    Para el 2020, la meta de la empresa es duplicar sus ventas. La estrategia principal es aprovechar las oportunidades que ofrece el cambio de la Matriz Productiva que promueve el Gobierno.

    López considera que el crecimiento de la empresa y su diversa oferta se explica por el lema que guía a la firma. «Conocemos . Solucionamos». Es decir, conocer la necesidad del cliente y ofrecerle soluciones, señala el ejecutivo.

    El mercado de QSI

    El capital de la firma. Química Suiza Industrial del Ecuador QSI S.A. es una empresa de capital suizo-peruano.

    Clientes. La empresa cuenta con un portafolio de unos 8 000 clientes.

    Diversificación. Una de las últimas líneas que incorporó la firma son los productos para la seguridad industrial. Disponen de una alianza estratégica con Kimberly Clark, para ofertar y distribuir los productos (guantes, mascarillas, entre otros de esta multinacional) a sus diferentes clientes.