Etiqueta: reciclado

  • Casa construida con plástico reciclado

    Redacción Cuenca (I)
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    Hace una semana se inauguró una estructura del proyecto Vivienda Sustentable, que impulsa la Universidad Católica de Cuenca. Este inmueble, que tiene 32 metros cuadrados (m²), fue edificado con 1 200 bloques elaborados con plástico reciclado.

    Según el director del proyecto, Diego Morales, esta iniciativa empezó hace dos años y tiene dos objetivos principales. El primero es dotar de viviendas de interés social a los recicladores y el segundo reducir el impacto ambiental que genera el plástico y, por ende, alargar la vida útil del Relleno Sanitario de Cuenca.

    La etapa inicial se dedicó a los diseños y construcción de la máquina de extrusión de materia prima y la realización de las pruebas de resistencia en el laboratorio de la Universidad Católica.
    Este año comenzó la construcción de los bloques, que sirven para edificar bajo el mismo sistema de las piezas de lego. Es decir, se van enlazando entre sí.

    Morales, quien es docente e investigador de la Católica, dice que esta edificación evitó que 1,5 toneladas de plástico vayan al relleno sanitario, ríos y quebradas del cantón. “No usamos las botellas plásticas, sino las variedades con polietileno y polipropileno que, básicamente, son fundas, tinas, baldes, mesas y sillas o envases de aceite de automotor”.

    Para obtener esta materia se creó el denominado Trueque Ambiental. Morales explica que hace un mes pusieron en operación la máquina PichayBot para reciclar botellas. Estas son entregadas a los recicladores a cambio del polietileno y polipropileno. Antes de eso se realizó una masiva campaña de reciclaje con los alumnos de este centro de estudios.

    El proceso, explica Morales, consiste en triturar y lavar este tipo de plástico, luego pasa a la máquina y llega a un punto en que se derrite. Posteriormente, va al moldeado y hay diferentes alternativas de extrusión, dependiendo del requerimiento. Finalmente, va al enfriamiento y al armado.

    En el proyecto intervinieron 25 estudiantes de pregrado y posgrado de las carreras de Ingeniería Eléctrica, Arquitectura y Ambiental, y de la Maestría de Energías Renovables de la Católica de Cuenca y de Diseño y Arquitectura de la Universidad de Cuenca. Además, tres instituciones de educación superior, ocho empresas y los gobiernos parroquiales de Baños y El Valle.

    Según Morales, hay dos tipos de bloques y forman parte del cuarto prototipo que se verificó. “Tienen una resistencia cinco veces mayor al ladrillo convencional”.

    El primer bloque tiene 40 centímetros de largo, por 9 de ancho y 12 alto. El segundo 20 cm de longitud y el resto de dimensiones son las mismas del otro. Para el techo se usaron yute y caña guadúa; para las puertas y ventanas se puede emplear aluminio y para el suelo, piso flotante. “Hicimos pruebas de resistencia al agua y al fuego. El último en derretirse fue este tipo de plástico, al compararlo con otros materiales convencionales”.

    Las características
    El valor agregado. La vivienda tiene sistemas de recolección de aguas lluvia y automatización a través de la App Telegram. Además, está dotada de energías renovables.

    Máquina y costos.Tiene la capacidad de procesar una tonelada de plástico al mes. La casa vale un 30% menos que una estructura convencional.

    Otro aporte. Hicieron mesas y sillas de plástico reciclado para las parroquias de Baños y El Valle. Esta semana habrá mingas para que los habitantes donen plástico para procesar; y las parroquias, mesas y sillas.

    La estructura tiene un solo nivel y un solo ambiente. Está en el campus de Posgrados de la Universidad Católica de Cuenca. Se puede tinturar el bloque, según el gusto. Foto: Cortesía Diego Morales y Municipio de Cuenca
    La estructura tiene un solo nivel y un solo ambiente. Está en el campus de Posgrados de la Universidad Católica de Cuenca. Se puede tinturar el bloque, según el gusto. Foto: Cortesía Diego Morales y Municipio de Cuenca
  • El metal reciclado pesa en la industria

    Redacción Guayaquil

    Abastecer a la industria del hierro y al sector exportador son objetivos del área de reciclaje de metales ferrosos y no ferrosos. Este segmento obtiene la materia prima por la cadena de reciclaje tradicional o directamente de las fábricas. También, recolecta desechos de los sectores de la línea blanca, construcción, petróleo, automotriz, electrónicos y otros.

    Marco Hermina, gerente de la empresa Reciclar, con sede en Quito, comenta que hay que hacer una diferenciación entre los metales ferrosos y no ferrosos. Los primeros son residuos que se generan básicamente en la industria de la construcción, como la chatarra de hierro o las varillas.

    En cambio, los no ferrosos son los que contienen cobre, bronce, aluminio y otros metales y son residuos de perfilería; vasos de aluminio, tipo canecas; cables eléctricos de cobre; grifería… “Estos metales se recolectan en la cadena de reciclaje que comienza con los pequeños recolectores o directamente en las fábricas”.

    El Censo Nacional Económico realizado en el 2010 por el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), muestra las cifras del sector: son 40 establecimientos dedicados al procesamiento de desechos de metales o plásticos. De este total, 24 corresponden al de desechos metálicos. Los 40 establecimientos obtienen ventas al año de unos USD 25,8 millones.

    Asimismo, 34 establecimientos son únicos y existen seis sucursales. Cada sitio de estos posee, según el INEC, siete trabajadores, en promedio.

    Hermina explica que los mayores compradores de metales ferrosos de la industria local son Adelca, Novacero y Andec. Entre las fortalezas del segmento, según el empresario, está la amplia estructura de acopiadores o servicio personalizado con los proveedores de los metales.

    La desventaja, cita ., está en la prohibición del Régimen de exportar metales ferrosos. “Esa situación provoca una reducción de los ingresos de la industria de reciclaje y los precios suelen estar por debajo del precio internacional”.

    Actualmente, el precio de la tonelada de metales ferrosos en el mercado local está en cerca de USD 260. Se vende compactada en pedazos pequeños y también se la comercializa en trozos grandes.

    Mario Bravo, presidente de Recynter, una firma de reciclaje ubicada en Guayaquil, indica que al año se recolectan 400 000 toneladas de metales ferrosos.

    Recynter tiene el 7% de la participación de mercado en la línea de chatarra ferrosa, según Bravo. “En relación con los metales no ferrosos existen industrias que procesan aluminio, como Cedal o Fisa, y otras que elaboran productos de aluminio y artesanos. Estos, en pequeñas escalas”.

    Bravo comenta que hasta julio vencerán los cupos de exportación para metales no ferrosos, como algunos tipos de aluminio. Por este motivo, representantes de Recynter han tenido reuniones con representantes del Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro), para seguir exportando. “Las ventas se realizarán sin dejar de abastecer a la industria nacional”.

    Roberto Morales es gerente de GreenVox, una firma de reciclaje industrial. Tiene un promedio de reciclaje de ocho toneladas al mes de Tetrapak. El 30% es el aluminio. El empresario dice que es importante fomentar el reciclaje de metales, para no depender de la extracción. “Para procesar una tonelada de metal reciclado, solo se necesita el 40% de la energía que se requeriría para producir metal virgen”.

  • Al alumno lo provee de cuadernos y lápices con material reciclado

    Redacción Cuenca

    La distribución de insumos de papelería era el trabajo de Víctor Caicedo (+) y de su esposa, Nelly Miño, quienes desde 1950 vendían en la ciudad de Ambato cuadernos, libretas, carpetas, etc.

    Debido a que las empresas disminuyeron las comisiones de estos productos, esa pareja instaló en 1976 la empresa Industrial Papelera Caicedo (Indupac), en esa misma urbe, para fabricar cuadernos.

    En la actualidad, la firma, que está a cargo de su hijo mayor, Víctor Caicedo Miño, produce cerca de 25 millones de cuadernos al año, que se comercializan con la marca Escribe. El 25% se envía a Medellín (Colombia) y el año pasado su facturación bordeó los USD 9 millones.

    Indupac requirió esfuerzo por parte de los esposos Caicedo Miño, así como una inversión inicial de 400 000 sucres (unos USD 15 000 al cambio de 1976).

    Con ese dinero adquirieron un local de 200 m² en el centro de Ambato. También una grapadora y una guillotina industrial, entre otros equipos. En la empresa trabajaban ocho personas y la facturación inicial bordeaba los 30 000 sucres (unos USD 1 100 al cambio de esa época).

    Por sus esfuerzo, la firma ha obtenido un espacio en el mercado, dice el gerente Víctor Caicedo. Las inversiones anuales promedian los USD 250 000, para nueva maquinaria y mejorar la producción.

    Igualmente, en 1991, la firma desembolsó 6 millones de sucres (USD 5 000 al cambio de ese año), para adquirir un galpón de 5 000 m² e instalar su maquinaria.

    Tras la crisis bancaria que vivió Ecuador, en el 2001, Caicedo Miño comprendió que la única forma de competir era la apertura hacia nuevos mercados. Por ese motivo viajó a Medellín (Colombia) y mostró su producto. Desde ese año envía a esa ciudad un 25% de la producción de los cuadernos Escribe.

    El resto de la mercadería de Indupac, que tiene 86 empleados, se comercializa en Ecuador. Por ejemplo, Iván Ruiz, propietario de la papelería Santa Ana (norte de Quito), señala que desde el año 2000 compra alrededor de 3 500 cuadernos Escribe al año y “se venden más rápido que otras marcas”. Él atribuye la acogida a la calidad y al precio de este producto.

    En el 2011, el Gerente creó la firma Stamp Paper, para aprovechar el papel que sobra de Indupac. Su idea fue reciclar ese material y elaborar lapiceros, lápices y colores con papel y periódico reciclado.

    Para impulsar este negocio, Caicedo invirtió cerca USD 250 000 en maquinaria para procesar el papel reciclado y dar forma a los esferográficos y lápices.

    El año pasado, la firma Air Canada (Quito) compró lapiceros ecológicos para obsequiar a sus clientes, indica la gerenta de Línea, Ana María Cajiao. “Es muy novedoso, porque son productos responsables con el ambiente y eso concuerda con la filosofía de nuestra aerolínea”.

    Lo mismo piensa la gerenta de Marketing de la Cooperativa de Ahorro y Crédito de la Pequeña Empresa en Pastaza, Blondy Silva, quien este año adquirió cerca de 5 000 lápices para regalar a sus clientes. “Este producto es un aporte para el ambiente y refleja el plan de responsabilidad social de nuestra organización”.

    Aunque Indupac y Stamp Paper son empresas distintas, tienen en común el trabajo de Víctor Caicedo. Para este ambateño es clave que las compañías se direccionen hacia productos reciclados de calidad, que aporten al ambiente y satisfagan al consumidor.

    El quiteño Édgar Castillo adquirió lápices ecológicos y dice que la mina es de buena calidad. Además, al comprar este producto evita el uso de plástico, en el caso de los esferográficos, y que talen madera para elaborar los lápices.

    Más sobre la firma

    El Directorio. Nelly Miño y sus cinco hijos, entre ellos Víctor, toman las decisiones sobre la empresa.
    El desecho. De la totalidad del desecho de Indupac se utiliza el 60% para la elaboración de lápices y esferográficos en Stamp Paper.

    LA INSIGNIA

    ‘El buen trato lleva a la estabilidad’

    Inés Cevallos / área de encuadernación

    Trabajo en Indupac desde 1978 y he aprendido a valorar mi aporte en la empresa. Me inicié en el área de encuadernación manual y por 1990, cuando los dueños adquirieron maquinaria, pasé a manejar la grapadora industrial.

    Lo que más me gusta del trabajo es la calidad humana de los jefes, que nos tratan como familia y no piensan que el talento humano es reemplazable con máquinas. Ese trato genera cariño hacia la compañía, quizá por eso es que un 80% de la nómina tiene más de 10 años trabajando aquí.

    Los jefes incentivan a la práctica del deporte y en diciembre nos envían a un paseo a la playa, que recarga las energías para continuar con nuestras labores.

  • El caucho reciclado sirve para elaborar pisos de seguridad

    Redacción Cuenca (I)

    Reciplay, que funciona desde hace tres años, es pionera en el uso de caucho reciclado para la fabricación de pisos de seguridad, que se utilizan en parques, establecimientos educativos, canchas deportivas y otros espacios. El cuencano Eddi Peña, de 42 años, aplica los conocimientos que adquirió en España, para elaborar este tipo de productos.

    Él, durante 10 años, laboró en una empresa que fabricaba esos pisos y aprendió las formulaciones, dosificación y otros parámetros necesarios para la producción. Peña retornó a la capital azuaya hace cuatro años y buscó trabajo, pero no lo consiguió. Por ello, buscó un socio que se interese por su propuesta.

    Tras algunos intentos encontró al quiteño Alejandro Cárdenas, actual gerente de Reciplay, quien aportó con los recursos. La fábrica se instaló en Quito y ahora funciona en el sector de Calderón.

    El 2013 facturaron USD 90 000 y para este año tienen previsto llegar a los 100 000. Al inicio reciclaban tres toneladas a la semana para fabricar césped sintético, pisos de seguridad y baldosas de caucho para gimnasios. En la actualidad, son siete toneladas y en los próximos seis meses subirá a 15 toneladas, asegura Cárdenas.

    Desde la creación de esta microempresa han tenido más de 30 clientes, entre los que se destacan constructores del norte del país y la Empresa Municipal de Aseo de Cuenca.

    Esta última contrató el piso de seguridad o continuo para nueve parques de la capital azuaya como El Vecino, El Escritor, Gloria Astudillo, Precolombino. En promedio fueron 50 m2, dice Peña.

    El constructor Freddy Maldonado, también utilizó este piso en cerca de 450 metros cuadrados del Colegio Sagrada Familia de Ambato. Según él, se escogió este material porque brinda seguridad a los niños en el caso de una caída. Además, -señala- su diseño es muy versátil y en el caso de este plantel se plasmaron figuras, números, letras y dibujos infantiles.

    Según Peña, el cliente define el diseño y el color. Tienen propuestas en 3D; es decir, con relieves para que los niños suban y bajen mientras juegan.

    Reciplay aplica la normativa europea EN-1177 para fabricar estos pisos. Peña señala que dependiendo de la altura del juego se define el grosor del piso, que tiene dos capas: la base inferior o elástica y la de acabado o decorativa. «El piso tiene una vida útil de 10 años y se debe realizar un mantenimiento a los tres años para recuperar el brillo».

    El negocio en breve Una patente. Reciplay patentó el encapsulamiento de color. El caucho natural es limpiado y triturado. Luego es llevado a una máquina donde es pigmentado y recibe el color deseado. El 80% del producto tiene componentes nacionales.

    75 dólares más impuestos cuesta el m2 de este piso continuo.