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  • La pesca en el río es parte de la oferta

    Marcel Bonilla

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    Junto al puente de 434 metros luz que une a Esmeraldas con la parroquia Tachina, funciona un nuevo proyecto turístico que promueve la pesca y el disfrute del estuario del río.

    Riviera-Restobar es una alternativa para los amantes de los mariscos y la pesca en el río Esmeraldas, donde se capturan cuatro variedades de peces. Los dueños de esta iniciativa son seis jóvenes profesionales de distintas carreras, que se juntaron para materializar una iniciativa empresarial, que permita dar una alternativa a los turistas locales y extranjeros.

    Cerca a la orilla del afluente se termina de construir un muelle, donde acoderan las embarcaciones que llevan a las personas a pescar robalos, tascapalos, bagres y hasta corvinas, bajo del viaducto de 434 metros.

    La captura se la hace con caña de pescar o nailon, usando como cebo carnada viva como langostinos o camarón pomada. Al sitio también llegan quienes hacen pesca con arpón, para capturar robalos de hasta 25 libras.

    El área de pesca está a 100 metros del borde del río, donde se observa un área de playa, cuando baja el agua del afluente.

    La idea de pescar en canoas y no desde el puente, fue brindar mayor seguridad a los amantes a la pesca, que lo hacen desde la parte alta del viaducto.

    David Mostesdeoca, es uno de los que pescaba desde el puente, pero ahora lo hace desde una canoa con todas las seguridades. “Lo bueno es que después de la pesca podemos disfrutar de los mariscos que se venden en el local que está en la ribera del estuario”.

    Cuando hay el requerimiento de los turistas, los administradores preparan las embarcaciones con cañas de pescar para quienes deseen capturar bagres, en el estuario del río Esmeraldas, desde donde se divisa el mar.

    Las pequeñas canoas que se utilizan para la pesca son parte del servicio que prestan pescadores de la misma zona, que trabajan en asociación con los jóvenes, dueños del Riviera-Restobar.

    Paúl Arboleda, uno de los administradores del negocio, explica que la pesca es solo una parte de lo que ofrecen, puesto que tiene una variedad de cocteles y platos preparados con mariscos, para degustar junto al río.

    Los paseos en lancha que organizan por el estuario, es otra de las alternativas que se brindan, y cuentan con la guía de los mismos empresarios, que explican las bondades del estuario y la reserva de manglar de 242 hectáreas.

    Una de las particularidades del negocio es que el área de cocina y coctelería funciona en dos contenedores de 12 metros, que los socios reciclaron para dar un toque vistoso al sitio.
    Las mesas que se usan en el local también fueron recicladas de las bobinas de claves. Los bancos y las mesas que están en el malecón del río, fueron hechos con troncos de madera, que juegan con el ambiente montañoso.

    La forma como se ha concebido el negocio agrada a los turistas extranjeros, que ocupan el 40% de las visitas, y acuden para observar el estuario, sentir la brisa y ver la caída del sol. Por eso los emprendedores reciben clases de inglés para mejorar la atención a los extranjeros que acuden, para una mejor comunicación con ellos.

    Fabián Sosa, otro de los socios, explica que la inversión en el negocio asciende a USD 50 000, y se hizo con el aporte de los socios.

    La forma como se ha concebido el negocio agrada a los turistas extranjeros, que ocupan el 40% de las visitas. La brisa del río es otro atractivo. Fotos: Marcel Bonilla / LÍDERES
    La forma como se ha concebido el negocio agrada a los turistas extranjeros, que ocupan el 40% de las visitas. La brisa del río es otro atractivo. Fotos: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Un proyecto turístico junto al manglar del río Esmeraldas

    Marcel Bonilla

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    Desde la orilla se observa el verdor del mangle y los pescadores artesanales mientras reman sobre sus canoas para pescar en la desembocadura del río Esmeraldas.

    La brisa y un suave olor a naranjo se sienten a pocos metros de la reserva de manglar, donde anidan aves y es el hábitat de especies marinas como el bagre.

    Allí funciona Marina-Ecovida, un proyecto turístico inspirado en el manglar y aprovechado por nativos de la zona de Pianguapí y la isla Luis Vargas Torres.

    El manglar tiene una estrecha relación con el pueblo afro de Esmeraldas, porque es ahí donde se entretejen historias que han dado vida a leyendas y personajes históricos, explica la antropóloga Eunice Villegas, del Centro Internacional de Diversidad Cultural de Esmeraldas.

    Tras el lanzamiento del proyecto turístico hace dos meses, la acogida del sitio ha sido satisfactoria, porque ha permitido a los turistas navegar por el interior del manglar y observar pelícanos, garzas, piqueros, gaviotas y gaviotines, señala Rodrigo Albornoz, administrador del proyecto.

    Los guías nativos no solo hablan del manglar, también recuerdan las historias que identifican a los afroesmeraldeños como La Tunda y Riviel, dos de los personajes mitológicos de Esmeraldas.

    Tatiana Chacha, una de las visitantes, dice que la iniciativa permite disfrutar del manglar y conocer más de la cultura de Esmeraldas, porque durante el recorrido se puede observar a hombres con sus atarrayas y anzuelos.

    Este recorrido empieza desde la playa de Las Palmas, puede ser vía terrestre, en bicicletas, o por el mar a bordo de una lancha, hasta llegar a la desembocadura del río Esmeradas, en Tachina.

    Los dueños del proyecto han adecuado un puerto, donde se acodera una barcaza usada para el recorrido fluvial, con capacidad para 20 personas.

    Los turistas pueden degustar de un coctel de coco y conocer la belleza del río Esmeraldas.
    Entre las historias que se cuentan están el arribo de los españoles, que navegaron por ese río, y el 21 de septiembre de 1 526. El administrador del proyecto explica que la iniciativa surgió como una forma de mostrar la naturaleza expresada en el manglar, con una propuesta de cuidado a la ecología del sector.

    Por eso el proyecto turístico tiene una visión amplia de la cultura y el turismo, que deben ir de la mano aprovechando lo mítico de Esmeraldas y su gastronomía, que es parte de esta ruta turística, explica Rodrigo Albornoz.

    El viaje por el estuario termina con la degustación de una variedad de platos típicos, que se comparten a la orilla del río. Allí se degusta el tradicional tapa’o esmeraldeño, langostas al ajillo, cebiches de langostinos, concha y camarón, así como los encoca’os de cangrejo azul y de pescado.

    Martín Pineda, propietario del negocio, explica que el proyecto busca mantener la relación entre la cultura esmeraldeña y el turismo, aprovechando el manglar, y el rescate de una zona que sirve de amortiguamiento de la ciudad. Los turistas tienen pueden pasear en barcaza, recorrer en motos acuáticas y pescar en el muelle.

    La iniciativa surgió como una forma de mostrar la naturaleza expresada en el manglar, con una propuesta de cuidado al ecosistema. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    La iniciativa surgió como una forma de mostrar la naturaleza expresada en el manglar, con una propuesta de cuidado al ecosistema. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Taxistas causan colapso en tráfico de Río de Janeiro con protesta contra Uber

    Santiago Ponce

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    Unos mil taxistas provocaron este jueves 27 de julio un colapso en el tráfico en la ciudad brasileña de Río de Janeiro con una protesta contra las aplicaciones para el transporte remunerado individual de personas, como Uber, Cabify y 99 Pop.

    Los conductores de taxi se concentraron a primera hora de este jueves en varios puntos estratégicos de la segunda mayor ciudad brasileña, desde donde salieron en enormes caravanas hacia la sede de la alcaldía, en el centro de Río de Janeiro y en cuyos alrededores provocaron gigantescos embotellamientos.

    Los manifestantes presionan para que el alcalde de la ciudad, Marcelo Crivella, reglamente con normas rígidas y una mayor fiscalización el uso de las aplicaciones que permiten que vehículos particulares ofrezcan el servicio de transporte de pasajeros.

    Pese a que la protesta fue pacífica, algunos de los taxistas más exaltados llegaron a enfrentarse a la policía cuando los uniformados intentaron levantar los bloqueos con los que intentaron cerrar el tránsito por importantes vías.

    La Policía también tuvo que lanzar gases lacrimógenos para dispersar grupos de manifestantes concentrados al frente de la alcaldía y que en diferentes ocasiones intentaron bloquear el paso por la céntrica avenida Presidente Vargas.

    Igualmente se registraron incidentes con taxistas que patearon vehículos a cuyos conductores acusaban de estar afiliados a Uber, que le prendieron fuego a una barricada que montaron en una avenida del centro de la ciudad y que arrojaron puntillas a las calles para intentar perjudicar neumáticos de otros conductores.

    Según la secretaría de tránsito, hacia las 11.00 hora local (14.00 GMT), se registraban en Río de Janeiro 55 kilómetros de embotellamientos.

    El Sindicato de Taxistas Autónomos del Municipio de Río de Janeiro explicó en un comunicado que la principal reivindicación de los manifestantes es que el trabajo de los conductores vinculados a las aplicaciones móviles también sea fiscalizado.

    Los manifestantes dicen no ser contrarios a los servicios ofrecidos en aplicaciones pero quieren que esos conductores también cumplan la normas que se exigen a los taxistas, como contar coches en buen estado y de pocos años y pagar diferentes impuestos.

    Igualmente exigen que se prohíban los estacionamientos irregulares que los conductores de Uber montaron en lugares próximos a aeropuertos y centros comerciales para esperar mientras los clientes los llaman.

    Los manifestantes también exigen la prohibición de algunas plataformas, como Easy y 99, que usan las mismas aplicaciones creadas por los taxistas para ofrecer sus servicios por internet.

    El alcalde de Río, en un encuentro que tuvo la víspera con representantes de los taxistas, aseguró que estudia fórmulas para reglamentar los servicios de transporte tanto de los taxis como de los vehículos particulares.

    Pese a que varias ciudades brasileñas intentaron reglamentar o hasta prohibir Uber y otras aplicaciones de transportes de pasajeros, una decisión judicial federal determinó que los conductores particulares también tienen derecho a ofrecer sus servicios en todo el país.

    Conductores de taxis protestan hoy, jueves 27 de julio de 2017, ante la sede de la alcaldía en Río de Janeiro (Brasil). Foto: EFE
    Conductores de taxis protestan hoy, jueves 27 de julio de 2017, ante la sede de la alcaldía en Río de Janeiro (Brasil). Foto: EFE
  • El fin del Carnaval en Río de Janeiro es el principio de un nuevo negocio

    Desirée Yépez
    Redacción Revistalideres.ec

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    Cinco millones de personas participaron en el Carnaval de Río de Janeiro. Una de las fiestas emblemáticas del país carioca incluyó 977 000 turistas (casi 60 000 más que en 2014). Esto es sinónimo de aproximadamente USD 780 millones a la ciudad. Las cifras están disponibles en Bbc.co.uk.

    El fin del Carnaval es el inicio de otro negocio, el del ‘reciclaje’ de los trajes y accesorios que engalanaron el Sambódromo.

    En el artículo ‘Mercado negro con los ‘restos’ del sambódromo de Río de Janeiro’, publicado en Elmundo.es, se cuenta que para decenas de personas los ‘restos’ del ‘glamour’ serán su disfraz del año próximo o una posibilidad inesperada de emprendimiento.

    Cada uno de los trajes, de acuerdo a Eleconomista.com.mx, está valorado en cerca de
    USD 600.

    Así se entienden casos como el María Luiza Silva, recogido en Elmundo.es. Ella viajó cientos de kilómetros desde un pequeño pueblo del interior de Minas Gerais para recoger, junto a otros integrantes de su pequeña escuela de samba, kilos y kilos de disfraces desechados que, de otro modo, se convertirían en basura.

    En su testimonio comenta que pueden ganar entre USD 1 700 a USD 3 400 porque las plumas y otros materiales son caros.

    El negocio radica en la reventa de los disfraces de las 12 escuelas que participaron. Cada una con un promedio de 4 000 integrantes y un gasto que oscila entre los USD 2 y USD 5 millones.

    El negocio radica en la reventa de los disfraces de las 12 escuelas que participaron. Cada una con un promedio de 4 000 integrantes y un gasto que oscila entre los USD 2 y USD 5 millones. Foto: Bosco Martín/ EFE
    El negocio radica en la reventa de los disfraces de las 12 escuelas que participaron. Cada una con un promedio de 4 000 integrantes y un gasto que oscila entre los USD 2 y USD 5 millones. Foto: Bosco Martín/ EFE
  • El milagro del río Han

    Casas de madera a punto de desplomarse a la orilla del río Han. Tanques militares y soldados circulando en una ciudad rodeada de vegetación y discretos edificios de débiles entidad estatales.

    Esas imágenes, que podían ser de cualquier país tercermundista, corresponden de Seúl, la capital de Corea del Sur a principios de la década de los 50. Las imágenes reflejaban una sociedad devastada por lo la invasión del Imperio Japonés (1910 – 1948), y desolada por la guerra con sus hermanos comunistas del norte, que los invadieron en 1950.

    Según datos de la Agencia de Promoción de Comercio e Inversiones de Corea del Sur (Koitra por sus siglas en inglés), el ingreso per cápita era de USD 155 a inicios de los años 60, por debajo incluso de América Latina. Sin embargo, tras cincuenta años de trabajo, inversión y un claro modelo de desarrollo e industrialización, ese mismo país ahora tiene un ingreso per cápita anual de USD 22 400 y está considerado por el FMI y el Banco Mundial como una nación desarrollada. Por ello, no es una coincidencia que sus marcas estrellas como Kia, Hyundai, LG y Samsung sean mundialmente reconocidas. ¿Qué hizo Corea del Sur en 50 años para pasar de ser proveedor de alimentos como el arroz a producir tecnología como teléfonos celulares, computadoras, barcos, automóviles y acero? Cuatro factores se fusionaron para que emerja el «Milagro del río Han». En primer lugar, una sólida planificación; una fuerte inversión en educación y salud; una estrecha relación entre el Estado y las empresas privadas; y una fuerte sociedad como EE.UU.

    De acuerdo con datos de Koira, el Gobierno surcoreano delineó una planificación quinquenal desde los años 60 y definió el desarrollo de las industrias estratégicas como la siderúrgica, la química y la construcción de barcos y maquinaria. Hubo incentivos tributarios para la producción y una rígida restricción de importaciones. Además, recibió constante cooperación internacional y EE.UU. compró la mayor parte de sus productos.